Asesinan a puñaladas a transgénero y prenden fuego a su casa en Santa Lucía
Fue la noche del jueves. Mónica vivía sola y según sus vecinos era muy solidaria. Le habrían robado un televisor y dinero.
Todo quedó reducido a cenizas en el humilde lugar donde mataron y quemaron a Mónica.
Era de piel blanca, pelo rubio más abajo de los hombros y se llamaba Mónica, aunque el nombre con el que nació fue Raúl Ortiz y tenía 53 años. La noche del jueves la encontraron calcinada y atada a la cama en su casa de Pasaje 1754 al 2200, en el barrio Santa Lucía del oeste profundo de la ciudad. Al practicarle la autopsia, el cuerpo develó que le habían asestado siete puñaladas.
Alrededor de la una de la madrugada los vecinos de ese corto pasaje escucharon gritos y varios tiros, “unos cinco o seis” según dijeron algunos de ellos. Luego hubo corridas y minutos después otro tiro, único, que rompió el silencio de la noche. Después la calle se llenó de humo negro y todos salieron a ver que pasaba. Entonces caminaron hasta el portón verde de “La Moni”.
Un vecino aseguró que “después de los tiros escuchamos gente que corría y muchos gritos. Claro, era la gente que fue a la casa de Moni para apagar el fuego. Uno sacó los autos que tenía y otro entró a la casa porque el fuego era en la pieza”.
Ayuda vecinal. La casa es humilde y no desentona con las demás del pasaje. Con una puerta de chapa y un portón verde del mismo material. En el garaje había un Volkswagen Gol rojo y una Ford EcoSport gris. Mónica vivía en el barrio desde hace ocho años, cuando llegó desde el “barrio La Cerámica”, según contó un vecino.“Usaba calzas y era muy común. Una muy buena persona, muy querida y respetada”, aseguró.
Con el fuego en los techos de la vivienda, algunos vecinos se acercaron con una hidrolavadora y baldes. Entonces pudieron paliar un poco el fuego hasta la llegada de los bomberos. A esa hora las llamas habían afectado la habitación y un patio interior, pero no se expandieron por el resto de la casa. Cuando los rescatistas ingresaron se toparon con Mónica calcinada y con las manos atadas sobre la cama.
Primero se creyó que el fuego había sido la causa de la muerte, pero la mañana de ayer, mientras se realizaba la autopsia de Ortiz en el Instituto Médico Legal, los forenses encontraron que el cuerpo tenía al menos siete puñaladas en la zona del cuello, el tórax y el abdomen, que afectaron órganos vitales.
Mónica tenía un perro “cruza de Pitbull y Dogo” al que también encontraron calcinado y se presumió que los tiros fueron para detener al animal. “Era muy guardián y muy loco ese perro”, dijo un vecino.
Si bien los pesquisas descartaron en un primer momento que faltaran objetos de la casa, los vecinos cercanos admitieron que faltaba “un televisor led de 32 pulgadas y algo de plata”. Al parecer de otros, “cobraba un juicio en cuotas por una demanda que le ganó a Ferrocarriles Argentinos por un accidente” que sufrió en el paso a nivel que ingresa a esa zona del barrio Santa Lucía. “Se compró un sommier la semana pasada, tenía los dos autos y en la casa había plata”, dijo un conocido.
La casa es de material y está bastante despintada, da a la calle y se accede fácilmente por una puerta y un portón. Los vecinos dijeron que “la puerta estaba abierta y un muchacho que vive enfrente sacó los autos del garaje para que no se incendien y los estacionó en la puerta”. En la vereda, en tanto, quedaron restos de la cama calcinada y ropas esparcidas.
Creyente y querida. Las creencias espirituales de Mónica eran variadas: “Tenía una estatua de San La Muerte de casi un metro en la cocina y también practicaba umbanda. Pero, cada uno hace su vida”, dijo otro vecino. Y recordó que la víctima vivía de un negocio en el que “vendía cosas, más cerca del centro“.
La cuadra estaba conmocionada y se cuentan varias historias de la vida de Mónica. “Era alta, rubia y andaba siempre con calzas, era un buen vecino”, dicen algunos. Otros dijeron conocer una parte más oscura de la vida de Ortiz. Sostienen que “era prestamista de armas y dinero”, y que no le faltaban enemigos. Que cuidaba el barrio y que al parecer, “en el negocio“, tenía algunos socios con los que últimamente mantenía algunas diferencias. En ese marco recordaron que en los últimos días tuvo varias discusiones; una en la zona de las vías que están a no más de 200 metros del pasaje, y otro entredicho con algunos conocidos, algo que ella habló con allegados.
Por otro lado Mónica era muy respetada en el barrio. Fue una militante política ligada al Peronismo y no era raro encontrar en su casa a niños del barrio que buscaban cajas con alimentos.
Uno de sus tantos conocidos del barrio, Roberto, dijo: “Era un buen vecino, de más joven dicen que hizo la calle, pero ya no. Lo que necesitabas él te ayudaba. No se metía con nadie y no recibía gente extraña en su casa. Venía una piba que hacía las cosas de la casa y cada vez que cumplía años la fiesta duraba tres días. Le gustaba la música regatón y era una persona feliz”. El caso se investiga en la Fiscalía de Homicidios a cargo del turno de Ademar Bianchini.
Fuente La Capital
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