Activistas reclaman el compromiso de Canadá para reasentar a 300 personas refugiadas afganas LGTBI “listas para volar”
Una entidad que defiende a las personas LGTBI+ afirma que una asociación formal con el gobierno canadiense ayudaría inmediatamente a evacuar a 300 refugiados afganos que están “listos para volar” pero “atrapados” en los países vecinos.
Pero hasta ahora, la respuesta del gobierno ha sido vaga y poco clara, dice Devon Matthews, director de programas de Rainbow Railroad, una entidad mundial sin ánimo de lucro que ayuda a las personas refugiadas LGTBI a ponerse a salvo, incluso mediante la reubicación de emergencia.
“Ciertamente estamos en comunicación con ellos. Pero lo que estamos buscando es un ‘Sí’ realmente sólido y afirmativo a la petición que tenemos para poder continuar el trabajo que estamos haciendo, y eso, todavía no lo hemos recibido”, dijo a NCM.
La petición, explica Matthews, es bastante sencilla. A través de su campaña “Safe Way Out”, la entidad se encarga de todo el trabajo preliminar: identificar, verificar y clasificar los casos, así como apoyar a las personas refugiadas mientras se finalizan sus trámites. En este momento, no están pidiendo fondos.
“Realmente sólo necesitamos la vía y el mecanismo y el compromiso del gobierno canadiense para permitirles la entrada en Canadá y ofrecerles opciones de reasentamiento una vez que estén aquí”, afirma.
Cuando se le preguntó si se comprometería con la asociación, un portavoz del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (IRCC) dijo que “Rainbow Railroad no es un socio de remisión en este momento”.
Cuando se le preguntó por los 300 afganos que, según Matthews, están listos para volar, el portavoz Aidan Strickland señaló que “en Afganistán nos enfrentamos a obstáculos que no estaban presentes en otros esfuerzos de reasentamiento a gran escala”, que están “planteando retos importantes para el flete de vuelos”, como las recientes inundaciones en Pakistán. “Además, cada país establece sus propios requisitos de entrada y salida y determina cuándo y si estos requisitos se modifican”, escribió Strickland. “La ausencia de condiciones estables y las circunstancias siempre cambiantes en torno a los requisitos de documentación de salida afectan a nuestra capacidad de trasladar a las personas con rapidez”, continuó Strickland
“Para cada persona y familia que quiera viajar, debemos considerar si tiene los documentos adecuados y la capacidad para hacerlo. Seguimos trabajando individualmente con cada persona y grupo para verificar que tienen los documentos necesarios, y cooperamos con las autoridades de los países vecinos para facilitar el paso seguro y el viaje hacia Canadá.”
Strickland afirma que el departamento también ha “añadido más empleados y recursos” en Pakistán, y está “tramitando las solicitudes lo más rápidamente posible, tanto a distancia como digitalmente, a través de nuestra red de funcionarios de visados globales.”
Hasta ahora, Canadá ha acogido 14 vuelos fletados con refugiados afganos procedentes de Pakistán desde principios de año y más de 19.000 refugiados afganos desde la toma del poder por los talibanes hace un año.
En “triple riesgo”
Hasta la fecha, Rainbow Railroad ha ayudado a evacuar a más de 250 afganos LGTBI+, aunque Matthews afirma que, hasta el 15 de septiembre, 5.547 se han puesto en contacto con ellos pidiendo ayuda.
Los 300 que están “listos para volar” son personas que han conseguido salir de Afganistán y se encuentran actualmente en los vecinos Turquía, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos.
Pero como estos países también criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, siguen siendo “inseguros… y necesitan opciones de protección a largo plazo”, afirma Matthews. “Siguen estando en peligro, sólo que por personas diferentes en un contexto diferente”, dice. “Así que no hay ningún lugar al que huir”.
Los abusos pueden consistir en no recibir un trato justo por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (que es quien primero remite a los refugiados a Canadá); o incluso en que se les impida el acceso a un alojamiento seguro o a opciones de acampada, explica Matthews.
Un informe de enero de Human Rights Watch descubrió que los afganos LGTBI+ que se encuentran actualmente en países vecinos también corren el riesgo de enfrentarse a la pena de muerte, como en Irán. Lee el informe aquí.
Además, pueden ser devueltos para que se enfrenten a abusos a manos de los talibanes, ya que muchos “tienen visados caducados o de corta duración o llegaron sin visado, no tienen perspectivas realistas de prolongar su estancia legalmente y no pueden establecerse de forma permanente en el lugar donde se encuentran”, afirma el informe.
Aunque reconoce que todas las personas refugiadas se enfrentan a “una situación desesperada”, Matthews afirma que los miembros LGTBI corren un “triple riesgo porque son miembros de múltiples comunidades oprimidas que necesitan un apoyo especializado y comprensivo”.
Incluso antes de los talibanes, los afganos LGTBI+ solían ser condenados al ostracismo por sus familias y su comunidad. En el último año, dice Matthews, se ha producido “una verdadera escalada de amenazas, salidas públicas y violencia, incluso a nivel comunitario”.
El informe de HRW descubrió que las personas se han enfrentado a abusos “por parte de familiares, vecinos (sic) y parejas sentimentales que ahora apoyan a los talibanes o que creían que tenían que actuar contra las personas LGTBI cercanas a ellos para garantizar su propia seguridad”.
Por eso Matthews dice que sus casos necesitan tanto “priorización” como “especialización”. “El objetivo es que todas las personas que están siendo oprimidas dentro de estas comunidades reciban el acceso y las oportunidades que merecen”, afirma. “Pero las personas LGTBI+ se enfrentan sistemáticamente a amenazas continuas incluso después de huir (porque)… suelen huir a un país donde siguen siendo criminalizadas”.
Respuesta inadecuada
En 2019, el gobierno canadiense se asoció con Rainbow Refugee, otra entidad de asentamiento centrada en las personas LGTBI, para crear la Asociación de Asistencia a Refugiados Rainbow, “que apoyará a más canadienses en el patrocinio privado de refugiados LGTBI”, según un comunicado de prensa. Consulta el comunicado de prensa aquí. El programa proporciona “costes de puesta en marcha y 3 meses de apoyo”, afirma el sitio web.
Strickland afirma que “más de 200 personas refugiadas de la comunidad LGTBIQ+ han llegado a través de esta iniciativa. “En 2021, la asociación se amplió una vez más en respuesta a la crisis de Afganistán, proporcionando 150 plazas adicionales para las personas refugiadas LGTBI+ entre 2022 y 2024”, escribió Strickland.
Matthews aplaude el esfuerzo y reconoce su importancia, calificándolo de “buen complemento” con “algunos casos que ciertamente (entran) en esa… programación”. Sin embargo, añade, en última instancia, esa asociación es “inadecuada” para hacer frente a la situación inmediata a la que se enfrentan los afganos.
Por ejemplo, en el marco de esa asociación, se tarda entre uno y tres años en tramitar los expedientes, lo que “no es una solución eficaz para la necesidad inmediata de la emergencia que estamos viviendo”.
Además, el hecho de centrarse en las personas refugiadas con patrocinio privado deja la carga de su reasentamiento en gran medida en las entidades de asentamiento. Eso puede costar entre 20.000 y 25.000 dólares por refugiado, explica Matthews, “y eso sólo cuando están en Canadá, por no hablar de los costes en el extranjero. Así que necesitamos que ambos compromisos se produzcan a la vez, porque sirven a comunidades diferentes”, subraya.
Más allá del simbolismo
En agosto, las personas refugiadas pertenecientes a la comunidad LGTBI+ encabezaron el Desfile del Orgullo de Calgary como mariscales por primera vez en la historia del evento.
Boban Stojanovic, director de los Servicios LGTBI+ del Centro para Recién Llegados, dijo que el acto contribuyó a dar “visibilidad y atención” a personas que a menudo son estigmatizadas dentro de sus propias comunidades étnicas a causa de su orientación sexual.
Matthews reconoce la importancia de esas “victorias, en sí mismas”, ya que “ayudan a que la gente sienta que puede verse a sí misma en esos movimientos”.
Pero subraya que la inclusión debe ir más allá de los gestos simbólicos si quiere conducir a un “cambio sistémico fundamental y transformador”; de lo contrario, es mera “palabrería”.“Si vamos a celebrar y defender a la comunidad en un movimiento del Orgullo en Canadá, también tenemos que celebrar y defender a la comunidad mientras se encuentra en tuaciones extremas y en peligro en el extranjero”, afirma Matthews. “En realidad, (necesitamos) profundizar en los lugares en los que este trabajo es más difícil de realizar y conseguir compromisos allí, porque eso será lo más transformador”.
The Penticton Herald
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