“El Pueblo elegido”, por Gabriel María Otalora
De su blog Punto de Encuentro:
| Gabriel Mª Otalora
La tendencia natural humana es a creer que el por alguien, ya sea pueblo o persona, presupone un halo se superioridad respecto al resto. A lo largo de la historia, diferentes grupos de todas las religiones mundiales, han tenido este sentimiento de superioridad mundana para diferenciarse de los demás, e incluso despreciar o perseguirles por ello. Le pasó al pueblo judío tal como lo cuenta el Antiguo Testamento, y ha seguido ocurriendo hasta hoy, entre nosotros. Ese puntito de superioridad que tan bien le viene a la soberbia: sentirnos elegidos por ser mejores, más queridos, superiores…
¿Qué significa ser elegido por Dios? En ambos Testamentos, ser elegido significa ser llamado por Dios para una misión en particular, para trabajar responsabilidades. No se trata de privilegios o estatus, sino de la obra que Dios nos pide. El hecho de que los judíos sean el pueblo escogido de Dios significa que se les ha pedido una responsabilidad bíblica. No se trata de que Dios les quiera más; Él quiere a todos por igual, no podría ser de otra manera tratándose de Dios-Amor. Conviene recordarlo y sobre todo, vivirlo.
Ellos y ellas se enfrentaron a la incertidumbre, al peligro y al sufrimiento. No se les pidió que pensaran en sus bienes o en su reputación, sino que valoren su misión por encima de ellos mismos, como afirma el apóstol Pablo. Ayer fue el pueblo judío y sus referentes, hoy somos todos los que nos decimos cristianos los enviados a dar testimonio de la Buena Noticia (evangelizar), cada cual con sus dificultades y limitaciones, cargando con su cruz en el seguimiento. Elegidos para transmitir con el ejemplo la Buena Noticia a todos los demás.
En genérico, evangelizar con el ejemplo es transformarnos en portadores de la Buena Noticia desde el agradecimiento por tener la fe: nos ha tocado la lotería a todos, pero unos cuantos conocemos la noticia, y estamos elegidos en libertad para vivirla de manera que los demás gocen y participen de ella.
El Deuteronomio niega expresamente que la elección divina haya sido motivada por la grandeza de Israel o su perfección moral. Entonces, ¿por qué fue elegido precisamente el pueblo judío? La respuesta es que no podemos saberlo, sencillamente porque Dios no lo ha explicado, como tampoco lo ha hecho en el caso de María, Juan el Bautista y todos los demás; tampoco nos ha explicado por qué yo nací en el Primer Mundo y muchos otros millones de personas, en el Tercer Mundo. No hemos venido a entender, sino a amar (Alexis Carrel).
Lo que sí sabemos es que nosotros hemos sido llamados después de los judíos. Me reitero en que sigue habiendo quienes mencionan explícitamente que el concepto de elegibilidad del pueblo judío implica “superioridad” judía. O católica en nuestro caso, por mucho que se endulce el asunto matizando que ello se refiere a la esencia espiritual y no a una supremacía tangible y supremacista. El punto central de la elección divina no es la superioridad y quizá demasiados seguidores de Jesús andemos faltos de humildad y sobrados de arrogancia.
En el Nuevo Testamento, el término “elegido” nunca se usa para describir a los judíos como una raza. Como dice el apóstol Pablo, a través del evangelio, los gentiles son herederos junto con Israel, miembros de un solo cuerpo, y comparten la promesa en Cristo Jesús.”(Efesios 3). Los judíos de bien recuerdan que el pueblo judío no es una raza en ningún sentido de la palabra. La razón es que la herencia judía es matriarcal: alguien es judío, sólo cuando nace de madre judía, independientemente de la identidad de su padre. Obviamente, la identificación racial no puede depender tan sólo de la madre de la persona. Además, cualquier gentil que así lo desee y que esté dispuesto al compromiso que ello requiere, podrá convertirse en un miembro del pueblo judío con iguales derechos
Fuimos elegidos para “ser una luz para las naciones”. Pero en la práctica, creo que demasiadas veces nos sentimos superiores en alguna manera. Lo cierto es que todo nos ha sido regalado, incluida la fe, nos han elegido para transmitir y compartirla con aquellos que no la tienen. Igualmente podemos decir de los bienes que tenemos. Menos suficiencia, mayor agradecimiento y mejor respuesta ante el honor divino de haber sido elegidos para completar su Plan.
Comentarios recientes