Los médicos de Tunez toman una medida oficial contra los exámenes anales
El Consejo Nacional de la Orden Médica decreta que los propios médicos deben informar a la gente que tiene el derecho de rechazar someterse los exámenes anales para determinar si son o no homosexuales.
Las relaciones entre personas del mismo sexo están prohibidas y penadas con hasta tres años de cárcel por el artículo 230 del código penal de Túnez. Con el objetivo de determinar si una persona es o no es homosexual, desde hace al menos nueve años, las autoridades obligan a los sospechosos a pasar un examen anal, que aunque esté realizado por personal sanitario, no deja de ser considerado como una tortura para quienes se ven obligados a pasar este «trámite». El Consejo Nacional de la Orden Médica decreta el pasado 3 de abril que los propios médicos deben informar a la gente que tiene el derecho de rechazar someterse esta prueba, condenando esta prácitca que consideran injustificada e inhumana.
«Los médicos tunecinos han dado un valiente paso en la oposición al uso de estos tortuosos exámenes», declara Neela Ghoshal, investigadora de derechos del colectivo LGBT para Human Rights Watch, aunque advierte que puede haber personas que se sientan obligadas a dar su «consentimiento» para que les realicen esta prueba bajo determinadas circunstancias. «Para asegurarse de que las pruebas anales forzadas en Túnez terminen de una vez por todas, la policía debe dejar de solicitar los exámenes y los tribunales deben negarse a admitir sus resultados como prueba», explica la activista.
Algunos activistas, como Peter Tatchell, opinan que se necesitan menos palabras y más acciones, porque «aunque la decisión del consejo médico tunecino de oponerse a las pruebas anales coercitivas sea un movimiento positivo, no va lo suficientemente lejos (…). Las pruebas anales para determinar la homosexualidad, independientemente de si son forzadas o con consentimiento, no son fiables ni éticas. Son condenadas, con razón, por las autoridades médicas de todo el mundo».
Existen testimonios de exámenes anales desde el año 2008, pero no se sabe con exactitud en qué momento comienzan a realizarse, pero una serie de casos relacionados con personas prominentes, como el cineasta Karim Belhaj, han llamado la atención sobre esta práctica. En diciembre del año pasado, dos hombres fueron arrestados y obligados a pasar la prueba, pero a pesar de dar negativo como homosexuales, fueron igualmente sentenciados a ocho meses de prisión el mes pasado.
Los exámenes anales resultan dolorosos y humillantes para el individuo. Consisten en introducir el dedo por el ano, con la ayuda de vaselina, para introducir después un tubo con la intención de confirmar si hay restos de esperma en el interior. «Me sentí como un animal, porque sentía que no tenía ningún respeto. Sentí que me estaban violando», declara una de las víctimas que se han visto obligadas a someterse a esta rpueba contra la que HRW y otras organizaciones han estado presionando desde el año 2015 para que el Consejo Médico tomara una decisión al respecto.
«Es hora de que el mundo diga un rotundo no al uso de exámenes anales forzados en todas partes (…). Es alentador ver a los médicos de Túnez liderando el camino. Los consejos médicos de todo el mundo, así como las agencias de aplicación de la ley y otros órganos gubernamentales, deberían seguir su ejemplo», reclama Ghoshal. A pesar de que el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas ha condenado la práctica de exámenes anales forzados para probar la homosexualidad, todavía se practican con relativa frecuencia en países como Túnez, Camerún, Egipto, Kenia, Turkmenistán, Uganda y Zambia.
El incremento de la hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos
La persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte.
Los activistas luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con hasta tres años de prisión. Una legislación que se ha aplicado también a mujeres transexuales.
Fuente Universogay
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