68,5 millones de personas en el mundo se han visto obligadas a huir de su hogar
Jornada ‘Infancia refugiada’, organizada por Fundación la Merced y Comillas
89.000 migrantes llegaron a España en 2018, 12.000 de ellos menores
(Comillas).- Con motivo de la semana de los Derechos Humanos, Fundación la Merced Migraciones, en colaboración con la Cátedra Santander de Derecho y Menores de la Universidad Pontificia Comillas, organizó el pasado miércoles la jornada Infancia Refugiada. De la acogida a la inclusión: hacia una solución duradera, para abordar la realidad con de los niños y niñas refugiados.
Durante esta semana las migraciones han constituido un tema central entorno a los Derechos Humanos, con la celebración, el pasado lunes en Marrakech (Marruecos), de la firma del pacto mundial sobre las migraciones propuesto por Naciones Unidas, coincidiendo con el 70 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, pero cuando hablamos de migraciones casi nunca se incluye la perspectiva de infancia, y apenas se les escucha.
Los ponentes de la jornada coincidieron en que existe una falta de visibilidad de la infancia migrante, comenzando por la inexistencia de datos fiables y verídicos. Como ha explicado Patricia Fernández Vicens, abogada experta en infancia y migraciones en la Fundación la Merced Migraciones, durante su intervención en la jornada, “no sabemos cuántos niños y niñas están llegando, no lo sabemos porque hay una parte de la infancia migrada que está totalmente invisibilizada, una consecuencia inequívoca de nuestra política europea de control de fronteras”.
Por su parte, Isabel Lázaro, profesora de Derecho en la Universidad Pontificia Comillas e investigadora del IUEM, recalcó el problema de la escasez de datos oficiales. “La dificultad radica en que la inexistencia de cifras nos impide un conocimiento de la realidad en la que nos movemos”, dijo, además de que imposibilita que el sistema se adapte a la realidad para responder a las necesidades y los derechos de estos niños y niñas, y la necesidad de entender “que la humanidad se mueve”.
“Las balsas de la muerte inundan el Mediterráneo” escriben desde @ElSalto_And a propósito del informe “Recorrido Migratorio #30añosdemuertes en el Estrecho” trabajo realizado por @andaluciaacoge, @UCOMILLAS y @porCausaorg: https://t.co/aOPNu1DFUe
— porCausa (@porCausaorg) 12 de diciembre de 2018
En este sentido, las cifras oficiales de 2018 no están cerradas todavía pero, según Francisco Ortiz de Acnur, habrá unas 55.000 solicitudes de Protección Internacional y de éstas, solo 30 contabilizadas de niños y niñas sin acompañamiento familiar, una cifra “extremadamente baja” en comparación con la cifra total, especifica Ortiz. Además, existe una doble invisibilización, porque añadido a la falta de datos “existe una imagen muy masculinizada de la migración, sobre todo hacia nuestra frontera sur, sin embargo, la cara de la migración es otra: muchas mujeres, muchas niñas, y muchas familias”, como explica Fernández Vicens.
En esta jornada, cuya apertura ha corrido a cargo de Alberto Ares, Director del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas, y Luis Callejas Rodríguez-Palmero, Director de la Fundación la Merced Migraciones, se han identificado dificultades, retos y oportunidades en la acogida, e integración e inclusión de los niños y niñas refugiados en España, y se han dado ejemplos de buenas prácticas contando con la voz de jóvenes que se vieron obligados a huir de su hogar siendo menores de edad.
Hablan los menores
Dificultades en primera persona como las relatadas por Efraín, un joven salvadoreño de 16 años que, en su inmediata llegada a España con su familia sufrió las largas colas a la intemperie para conseguir una cita para iniciar su proceso de asilo en la comisaría de Aluche, sin que las instituciones proporcionasen las plazas de acogida pertinentes, obligándoles así a dormir en la calle. También a las dificultades a las que se tuvo que enfrentar Nour tras huir de Siria con 15 años para no ser reclutado forzosamente, porque además de la dureza de la huida de su hogar, como explica, “no fue fácil dejar a toda mi familia, mis amigos, mi colegio y emprender este viaje desde Siria”. Una vez llegado a España, el proceso de acogida estuvo marcado por la incertidumbre al no tener toda la información sobre qué implicaba el proceso de asilo y por la frustración al pasar por diferentes centros de acogida hasta cumplir la mayoría de edad. “No sabía que a partir de ese momento la solicitud me ataba a España”, ha dicho Nour.
A punto de comenzar #InfanciaRefugiada. ¡Todavía estás a tiempo de venir! pic.twitter.com/stlNQKgYu8
— Comillas_IUEM (@Comillas_iuem) 12 de diciembre de 2018
Durante la jornada se han identificado retos, como la necesidad de mejora en la identificación de la edad, un sistema que hace unos años obligó a Barry, un joven de Guinea Conackry que a sus 16 años fue identificado como mayor edad, y, por ello, tuvo que vivir en la calle. Por ello, la formación a los agentes claves en materia de identificación de niños y niñas solicitantes de protección internacional supone una oportunidad de mejora.
También se han expuesto ejemplos de buenas prácticas en materia de acogida, como el proyecto MINA de Cruz Roja, a través Lucía Ridruejo, voluntaria del proyecto; o el Proyecto Solidaridad de Responsabilidades, en el que se enmarca esta jornada, que trabaja por la protección de los niños y niñas solicitantes de protección internacional ofreciendo formación, orientación y acompañamiento a los agentes implicados en los procesos de integración de infancia refugiada. Además de estos ejemplos, en materia de integración se han expuesto como buenas prácticas de participación de niños y niñas migrantes y refugiadas, el reconocimiento CAI de Unicef al Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, y el ejemplo de los Puntos seguros infancia en frontera y participación en informes de las voces de la infancia de Save the Children, haciendo hincapié en la falta de escucha como motivación inicial para desarrollar estos espacios seguros que, como explica Jennifer Zuppiroli, de Save the Children, “están hechos para escuchar a los niños y niñas”.
El proyecto Solidaridad de Responsabilidades nace en el año 2009, de la necesidad de establecer compromisos vinculados a la cooperación y al trabajo en red entre todos los profesionales y agentes clave que intervienen en los procesos de integración de los niños y niñas solicitantes de protección internacional, prestando especial atención a la infancia no acompañada y para dar una respuesta adecuada a esta realidad desde un enfoque de infancia y Derechos Humanos.
Este proyecto está financiado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea.
Alberto Ares, director de @Comillas_IUEM, destaca el compromiso de @UCOMILLAS con la protección de la infancia en la búsqueda de refugio. #InfanciaRefugiada pic.twitter.com/vtIZW3EhyX
— Universidad Pontificia Comillas (@UCOMILLAS) 12 de diciembre de 2018
Fuente Religión Digital
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