Cuando el “Yo” es protagonista.
“La historia de los grupos humanos –incluidos los grupos religiosos– está llena de luchas por cuestiones de poder o preeminencia. Si bien la lucha era ya el modo de establecer la jerarquía dentro de diferentes especies animales, con la emergencia de la mente, se exacerbará. La mente va a dar lugar al nacimiento del yo que, progresivamente, irá ocupando un lugar cada vez más central y protagónico.
El yo vive únicamente para subsistir o, si se prefiere, para mantener la ficción de su existencia. Pero como es absolutamente vulnerable y, en última instancia, vacío, no tiene otro camino que la apropiación de todo lo que le rodea, y el recurso al poder como medio de exorcizar la inseguridad que lo atenaza. Por eso, mientras el protagonista sea el yo, todo lo demás vendrá de su mano. No habrá, por tanto, salida, sino cuando comprendamos que no somos ese yo.
Lo que llamamos “yo” es solo un “punto” pequeño dentro de una identidad más amplia, la “red” total que incluye todo. Si acallas la mente, trascenderás el mundo de las formas y percibirás la consciencia común que las contiene”.
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Enrique Martínez Lozano
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