Proyecto Ámbar, PROYECTO ÁMBAR: proyecto de inserción sociolaboral dirigido al colectivo trans de la Comunidad de Madrid.
En la comunidad de Madrid se ha creado el programa Ambar, dedicado exclusivamente a conseguir empleo a las personas transexuales. Se calcula que de cada 10 transexuales 8 están en paro solo en Madrid, unas cifras altísimas, que demuestran la marginación que sufre esta parte del colectivo.
Pedro Bogo, director de Ambar, pone en contacto a los demandantes de empleo con una serie de empresas afines al proyecto, que aseguran entornos laborales libres de discriminación. También proporcionan formación gratuita. Entre las firmas participantes está Pantene, que comercializa productos para el cuidado del cabello; Corta Cabeza, una cadena con seis peluquerías en la capital; Workshop Experience, una escuela de fotografía, y El Corte Inglés. En seis meses, la iniciativa ha empujado el itinerario profesional de 50 usuarios. Y se han firmado una treintena de contratos de diversa duración. Distintos recursos sociales de la región ya han comenzado a derivarles casos. “Calculamos que, en la Comunidad de Madrid, ocho de cada diez personas transgénero está en paro. Es una cifra brutal, que las condena a la marginación”, anota Bogo.
Este desempleo tan arraigado tiene un doble efecto, añade el pedagogo. Por un lado, aboca a las personas transexuales a la economía sumergida. Por otro, las invisibiliza, porque quedan expulsadas de la vida pública. Bella Adriniegas, afirma que: “Puedes suavizar la voz en la entrevista, ir arreglada y bien vestida, pero el problema llega a la hora de entregar los papeles necesarios. Puede desconcertar mucho que figuren unos datos masculinos. Y te acaban apartando del proceso de selección. Cuando estás en pleno proceso de aceptación, es muy complicado proyectar una imagen de seguridad en ti misma. Te sientes insegura y vulnerable, dos emociones que es aconsejable no mostrar a la hora de buscar un trabajo”, cuenta Bella.
Algunas personas trans utilizan la vestimenta, el comportamiento y la gestualidad para vivir según su género sentido. Otras, además, toman hormonas o incluso pueden someterse a una cirugía que transforme su cuerpo. En la región no existe un recuento oficial, pero las cifras del Programa Madrileño de Información y Atención LGTBI pueden servir de orientación: por allí pasaron el año pasado 3.000 trans. Además, una de cada cinco peticiones recogidas por dicha oficina tiene que ver con dudas sobre la asistencia sanitaria a este colectivo. La ley de identidad y género aprobada en la Asamblea de Madrid en 2016 reconoce que se trata de ciudadanos socialmente vulnerables. Pero solo ahora comienzan a implementarse planes que garanticen su derecho al empleo, como el desarrollado por la Fundación 26 de diciembre.
“Vamos ganando en reconocimiento social”, asegura Susana Fernández, de 53 años. Ella vivió una época que vinculaba a conciencia transexualidad y hampa. Trabajó dos décadas en el sector financiero, donde por miedo al despido nunca pudo confesar que se sentía una mujer de los pies a la cabeza. La prejubilación y una enfermedad hicieron que se atreviera a revelar aquel secreto. Vació el armario entero y lo llenó de nuevo con vestidos y blusas. “Ambar me ha dado la posibilidad de reciclarme laboralmente, formándome en ámbitos desconocidos para mí. Quiero aprovechar este nuevo comienzo para quererme más y mejor”, declara. Su nueva traza ha despertado, por sorpresa, comprensión entre los suyos. Y ahora espera que la situación política que se vive en la Comunidad de Madrid, donde el gobierno de PP y Ciudadanos está en manos de Vox, no borren esa tolerancia del mapa de Madrid.
Fuente Fundación 26 de Diciembre
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