Del blog de Xabier Pikaza:
Termina el 2015 y se abre así el 2016, con María, como Ianua/Puerta de Enero/Ianuario:
– Es la Fiesta de la Circuncisión, del Nombre de Jesús:alianza/salvación de Dios.
– Es Fiesta de Santa María, Madre de Dios y del Año Nuevo católico
El texto principal del día es el Pablo, que anuncia la llegada de la plenitud de los tiempos (Gal 4,4), diciendo que Dios envío a su Hijo, nacido de mujer (de gynaikos).
— En un plano, Pablo afirma lo más obvio: Jesús,hijo de mujer, es por eso un ser humano (cf Job 14,1; 15,14; 25,4) y ha nacido en un momento determinado (hacia el 6 a.c.), de la estirpe de Abraham.
— En otro plano, el mismo Jesús es Hijo de Dios, de manera que el mismo Dios nace de mujer, inaugurando el Año Nuevo Cristiano, que es el 2016 todos los años de la historia de los hombres, que son Historia de Dios.
Éste es el núcleo teológico de la Navidad como destaca la meditación bíblica que sigue, retomando el motivo de una postal anterior en que hablaba de las ocho navidades.
Así ofrezco a mis lectores una página de teología “dura”, y su comprensión exige cierta dedicación filológica e histórica. El Dios de Navidad está en los pesebres y cortizos, en los caminos perdidos del exilio, en los suburbios y hospitales… Pero el Evangelio de Pablo nos ayuda a entenderlo mejor.
A quienes siguen ese rastro de Dios dedico esta reflexión teológica de fin de año. Buen día 31 de Diciembre 2015 y gracias por haberme acompañado a lo largo de estos meses, con cientos de miles de lectores. Feliz 1, I, 2016.
Texto: Gálatas 4, 4-6
Cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo
a – nacido de mujer,
b – nacido bajo la ley 4,5
b’- para rescatar a los que estaban bajo la ley
a’- para que alcanzáramos la filiación
Y la prueba de que sois hijos, es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, gritando:¡Abbá, oh Padre!- por lo tanto ya no eres siervo sino hijo y si eres hijo heredero, de parte de Dios.
Cristología de Pablo. El doble nacimiento de Jesús.
Vengamos a Gal 4,1-7 Pablo está evocando todo el misterio cristiano desde una perspectiva de nacimiento liberador del Hijo de Dios. Todas las frases, todos los términos han sido cuidadosamente escogidos para indicar la novedad cristiana, abriendo dentro de la tradición del judaísmo un nuevo y fuerte contenido simbólico. Aquí no se dice lo que pasa siempre, lo que sucede al ser humano en cuanto nacido de mujer (en general) sino lo que acontece cuando nace el Hijo de Dios, a quien se define en particular como nacido de mujer.
a. La tradición sinóptica y juanea ha presentado a Jesús como hijo del hombre, en terminología muy significativa (1) que, teniendo un sentido genérico (significa simplemente un ser humano) conserva sin embargo la referencia al origen. Jesús es hijo (huios), alguien que nace; no proviene de sí mismo, ha recibido todo lo que tiene.
b. En esa línea, Jesús es hijo de lo humano, es decir, del anthropos (se dice anthropos, Adán integral, que varón-mujer, y no anêr, simple varón). Pablo no recoge de manera directa esa tradición, pero utiliza para hablar de Jesús una serie de símbolos que debeos precisar con cuidado. Lo primero que hay que distinguir es el doble nacimiento.
1. Por un lado, Jesús aparece como Hijo de Dios y Señor en la pascua, de tal manera que su nacimiento divino (mesiánico) se identifica con su resurrección (cf 1Tes 1,10; Rom 4,25; 10,9; Flp 2,20-11). En esta línea parece que la vida histórica de Jesús ha sido poco importante; su primer nacimiento ha sido normal (igual que el de todos los humanos); lo que importa y salva es su renacimiento pascual.
2. Pues bien, el mismo Pablo, situándose en otra perspectiva, ha interpretado aquel nacimiento histórico de Jesús (su venida a la historia) como un acontecimiento salvador, situándose así en una línea teológica que ha sido más elaborada por Juan, según parece.
Jesús, hijo de Adán, de David, de Abraham
Aquí nos situamos en esta segunda perspectiva, ofreciendo un primer análisis de tradiciones. Entramos en un campo difícil de estructure u organizar, de tal manera que nuestro planteamiento será sólo inicial (y quizá sólo aproximativo). Pero juzgamos que es necesario para entender el lugar que puede ocupar una mariología dentro del esquema general de Pablo (y del conjunto de la teología cristiana).
– Pablo no presenta a Jesús sólo como hijo o descendiente de Adán (que lo es, en un nivel) sino también como antitipo de Adán (como un nuevo Adán, que viene de Dios). Por eso, frente al primer ser humano (Adán de la tierra) que es principio de muerte, ha presentado Pablo al segundo ser humano que es fuente de vida, que viene del cielo (de Dios) (1 Cor 15,22); frente al primer Adán que pertenece a la tierra (Adam de la ‘Adamah o tierra roja) está el segundo/último Adán que es Cristo, como Espíritu vivificante, como nueva realidad que proviene de los cielos (1Cor 15,44-48).
En ese nivel superior, Jesús no es descendiente del Adán antiguo, no proviene de su genealogía de muerte (siendo, sin embargo, en otro plano, un hombre del mundo, un Adán de la tierra). En esta perspectiva es claro que Pablo no puede definir a Jesús solamente como un “hijo del hombre” (hijo de Adán), pues de esa forma le haría esclavo del pecado y de la muerte.
Cristo es el Segundo Adán, el Hombre definitivo, que viene de Dios para superan el camino antiguo de la humanidad (cf Rom 5). Pues bien, al decir que este Jesús, último Adán, es pneuma dsôopoioun o vivificante (1 Cor 15,45), Pablo está asumiendo una terminología que Gen 3,20 atribuía a la mujer en cuanto Eva, Jawah o donadora de vida. Los LXX le llaman la dsoê (Vida), madre de todos los dsôntôn (vivientes).
La mujer de Gen 3, 20 en Donadora de Vida, es la Viviente
El Jesús de Pablo es en un plano más alto el Viviente, el donador de vida.
Frente al viejo Adán de muerte (que simboliza y contiene la humanidad caída), surge el último Adán que es Jesús, asumiendo y cumpliendo en su vida los rasgos vivificadores de la E¬va/Madre del principio.
De esa manera se ha esbozado una línea de interpretación cristológica de tipo materno/femenino que la teología ha desarrollado poco, que yo sepa:
frente y contra el antiguo Adán de muerte ha surgido
Cristo el verdadero Adán de vida
que posee elementos muy cercanos a la Eva/madre (vida-vificadora) del principio de la historia humana (2) .
– Dentro de la perspectiva nacional israelita, Pablo ha presentado a Jesús como hijo de David según la carne (Rom 1,3). Esa fórmula, de nuevo con la terminología de semilla/descendencia/esperma (zara, sperma)) nos sitúa en el centro de la esperanza mesiánica de los judíos.
Veremos después que Abrahán es padre de Jesús kata pneuma, es decir, en plano de fe, en perspectiva de apertura universal. David,en cambio, sólo ha sido padre sólo en un nivel de historia, de humanidad que pasa, es decir kata sarka (según la carne) Sólo quien supera el plano davídico, de mesianismo nacional, y descubre la acción de Dios en la pascua entiende el verdadero nacimiento de Jesús que es Hijo de Dios por la resurrección (3).
– Más que como Hijo de David, Pablo ha presentado y definido a Jesús como hijo de Abrahán, , en perspectiva de espíritu y no de carne, precisamente en el contexto donde prepara los símbolos fundantes de Gal 4,4.
Ciertamente, Jesús es Hijo de David según la carne (Rom 1, 3), pero él es sobre todo Hijo de Araham por la fe.
Este es en el centro de la disyuntiva que enfrenta dos realidades:
— la ley (judaísmo nacional, cumplimiento de los ritos alimenticios y sociales)
— la promesa, entendida aquí como libertad frente a la ley.
Esa promesa está simbolizada en Abrahán y su descendencia o esperma. Pues bien, para Pablo, ese esperma o semilla, ha de entenderse en singular y se refiere al Cristo (Gal 3,16) (4)
El esperma del que proviene Jesús
Hemos aludido ya al motivo del esperma o semilla vital de Abrahán ecomparándola al esperma o descendencia de Eva, la madre (cf Gen 3,1 y Gen 12,7).
–Jesús, es, por un lado, esperma de Eva (es su descendiente, vencedor de la serpiente).
–Por otro lado, Pablo le presenta como sperma de Abrahán, su verdadero descendiente.
Todo el argumento de Pablo se dirige a mostrar que Jesús es hijo de Abrahan por la fe y no por las obras, es hijo según el espíritu (kata pneuma) y no por descendencia puramente carnal o ley del mundo, conforme a la ley de los judíos “legalista” que se cierra en las normas de su pueblo (Gal 4,29).
La filiación de Abrahán sitúa a Jesús en un plano de surgimiento de fe, desbordando el nivel de genealogía nacional.
Así podemos afirmar que Abrahán pertenece a la historia israelita lo mismo que David (es padre del pueblo), pero su figura no queda limitada al plano de la carne (es decir, al nivel de la herencia nacional), sino que él puede presentarse como verda¬dero padre de Jesús, en una línea abierta a la mariología (5). Aahora podemos resumir los motivos.
a) Sabemos por un lado que Jesús no es hijo de Adán en el sentido de “heredero”, portador de su “espíritu”, sino que, siendo en un plano heredero de Adán, Jesús es su antagonista (segundo o último Adán); eso significa que, en un sentido estricto, Jesús no nace para quedar cerrado en el camino de la humanidad pervertida, condenada a la muerte; no brota de la semilla del varón dominador que actúa en línea de carne (de violencia).
b) Ciertamente, en un plano, Jesús es hijo de David, pero tenemos que añadir que que es hijo según la carne, es decir, en plano de este mundo viejo. Eso significa que no está “determinado” por el mesianismo davídico, que pertenece el mundo de antiguo de violencia de la historia. Jesús no es mesías en el plano nacional y militar del mesianismo davídico(6).
c) Jesús, en cambio, es verdadero hijo de Abrahán: brota en ámbito de fe, por gracia de Dios, es decir, según el Espíritu, en la línea de eso que Rom 1,3-4 ha presentado como centro del misterio pascual. Jesús nace de la fe (es decir, nace en un plano de gracia)…, naciendo en este mundo. En esa línea, Pablo le vincula con Abrahám, el creyente
Eso significa que el nacimiento mesiánico (salvador) de Jesús ha de entenderse en un plano de resurrección (es decir, de superaciòn del puro mesianismo político, que acaba en la muerte). Solamente allí donde podemos aplicar al nacimiento humano de Jesús los principios de la pascua (la gratuidad y la fe, el don de Dios que supera los límites de egoísmo nacionalista de la carne) puede elaborarse de una mariología.
Gal 4,4: nacido de mujer, nacido del Espíritu.
Llegamos así al tema de fondo de Gal 4,4: ¿en qué plano ha de entenderse la mujer que da a luz a Jesús? Si pertenece al ámbito de la carne (al viejo Adán o al rey David del mesia¬nismo nacional judío de Rom 1,3-4), la madre de Jesús sería sólo una figura más dentro del mundo de muerte: una madre como otras, en línea de egoísmo, de violencia y muerte.
La madre de Jesús sólo puede ser significativa para el cristianismo si es que ella sobrepasa ese nivel de carne (de pura descendencia davíca) y nos sitúa en el plano de la vida (dsoe, pneuma) es decir, en el ámbito o plano de gracia (de Espíritu) que Jesús ha venido a suscitar con su pascua… La Madre de jesús se sitúa en el nivel de Eva, la portadora de Vida (según Gen 3, 20). Leer más…
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