Batalla de gaitas contra megáfonos entre una lesbiana y un homófobo
La libertad de expresión de la que tanto presumen muchos americanos también tiene su lado oscuro, y sino que se lo digan al predicador homófobo que siempre va a uan universidad en el estado de Florida para compartir sus opiniones sobre la homosexualidad. Y no es un spoiler si te decimos que esas opiniones no son precisamente buenas. Por suerte, el karma existe y se lo devolvió de una forma irónica, divertida y, para él, muy irritante.
Vayamos por partes: Brice Ehmig es una estudiante de cuarto de ciencias políticas en la universidad Florida Gulf Coast y durante meses ha tenido que aguantar cómo un homófobo predicador le cantaba las cuarenta por megafonía cuando acudía al campus con su novia. Vamos, que por ser lesbiana le soltaba todo tipo de improperios comparando la homosexualidad con la zoofilia y la humillaba públicamente por ir cogida de la mano de su pareja.
Así que Brice decidió usar el arma que mejor tiene: su gaita. La chica, una amante de la música desde siempre, toca la gaita a menudo y decidió utilizarla para silenciar el odio y el asco que ese hombre provocaba a todos los que atendían a la universidad sin haber pedido tener que escucharle. Aquí tienes el vídeo en el que ves cómo la chica trolea por completo la charla absurda y repetitiva que ya hemos oído un millón de veces y que no, no nos va a convencer de que estamos obrando mal si no estamos haciendo daño a nadie:
Es divertidísimo ver como el hombre intenta fingir que no le afecta en absoluto la gaita y sigue hablando y moviéndose, mientra Brice sigue tocando, de forma maravillosa, por cierto, y devolviéndole todo el coñazo que le ha dado a los alumnos. Por cierto, nada más terminar el speech, la gente empezó a aplaudir, pero está más que claro que los aplausos eran para la estudiante que decidió encararse al homófobo que viene a atormentarles cada día.
Brice lo tiene clarísimo: “he visto demasiada tragedia en el colectivo LGBTQ para dejar a un hombre con pantalones cargo decirme que soy la personificación del pecado. Soy una gaitera lesbiana y estoy muy orgullosa”.
Y la cosa no quedó ahí: cuando Brice ya no tenía más aire para tocar, llamó a su novia, se plantó delante del predicador homófobo y se dieron uno de esos besos llenos de amor y orgullo de esos que los homófobos no solo nunca entenderán, sino que nunca podrán vivir por todo el odio y obsesión que tienen con que solo puedan quererse las personas que ellos decidan. Bravo por la gaitera lesbiana, esperamos que se convierta en una tendencia y veamos a músicos del mundo silenciando los mensajes de odio de los más homófobos.
Fuente Cromosomax
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