Vida personal
La vida personal empieza con la capacidad de romper los contactos con el medio, con la capacidad de recuperarse, de volver a poseerse a sí mismo para dirigirse a un centro y alcanzar la propia unidad. Sobre esta experiencia vital se fundamenta la validez del silencio y de la vida retirada, que hoy es oportuno recordar. Las distracciones que esta civilización nuestra nos ofrece corrompen el sentido de la quietud, el gusto del tiempo que transcurre, la paciencia de la obra que madura, y hacen vanas las voces interiores que muy pronto sólo el poeta y el religioso sabrán escuchar.
Nuestro primer enemigo, dice G. Marcel, es lo que nos parece «completamente natural», lo que cae por su propio peso, según el instinto o la costumbre: la persona no es ingenuidad.
Sin embargo, también el movimiento de la reflexión es asimismo un movimiento de simplificación, no de complicación o de sutilezas psicológicas: va al centro, y nos va directo, y no tiene nada que ver con la interpretación morbosa. Con un acto se compromete, con un acto se concluye .
*
J. Conieh,
Emmanuel Mounier,
Roma 1976, pp. 113ss
***
Comentarios recientes