Comentarios desactivados en ¡Maravillosas familias! Homenaje a Gloria Fuertes
“En la sociedad actual nos encontramos con muchos tipos de familias. Esto es una realidad que el niño necesita entender y, para ello, nada mejor que a través de los maravillosos ejemplos que nos ofrece la Madre Naturaleza. ¡Maravillosas familias! – Homenaje a Gloria Fuertes, está dirigido a los más pequeños. En forma de pequeñas poesías, cada una de ellas refleja un tipo de familia diferente”.
En este libro, escrito por Luisa Guerrero e ilustrado por varios artistas, se manifiesta el respeto hacia todas las opciones de vida.
Está editado por la ONG para la no discriminación, que es un espacio de apoyo y difusión a iniciativas que van encaminadas a la normalización y a la aceptación de personas con diferentes orientaciones sexuales y su incorporación a la sociedad.
El libro, lleno de color y simpatía, nunca pasa de moda y pretende servir de homenaje a Gloria Fuertes, tanto por el estilo de sus poesías como por su condición de lesbiana que se sintió obligada a silenciar al público durante toda su vida. Esto le llevó a sentirse sola en muchas ocasiones como refleja un poema escrito por ella y que Luisa recoge en las últimas páginas del libro:
“Me siento sola y una como una sola luna -por ser igual a todas las mujeres y no parecerme a ninguna-, me siento sola y una en mi vacía cuna”.
Al que la autora, desde su admiración, le responde dedicándole unos versos:
“No sigas sintiéndote sola, Gloria, pues hoy aquí, a los cuatro vientos lo digo, que después de tanto tiempo calladas, por fin, estamos todas contigo”.
Y para que todos podamos disfrutar de estos maravillosos poemas, la ONG ha puesto una versión reducida a nuestra disposición. Podrás leerlo pinchando aquí.
Como se dice en la introducción al libro: “Me gustaría pensar que ella, en el cielo de las poetas, se siente feliz de leerlo”.
Porque… ¡Todas/os/es deberíamos poder elegir el tipo de familia en el que queremos vivir!
Para más información sobre el resto de los libros editados por esta organización podéis consultar su página web.
“Sin el Espíritu Santo, Dios es lejano, Cristo queda en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple organización, la autoridad un dominio, la misión proselitismo, el culto una evocación, la praxis humana una moral de esclavos…
Pero en el Espíritu Santo el cosmos es elevado a gemidos de parto del Reino, Cristo resucitado está presente, el Evangelio es potencia de vida, la Iglesia significa comunión, la autoridad un servicio, la misión es un pentecostés, la liturgia un memorial y una anticipación, la praxis humana queda divinizada”
*
Ignacio IV,
patriarca de Antioquía
***
***
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros.
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.”
*
Juan 14, 15-16. 23b-26
***
Jesús nos envía al Espíritu para que pueda llevarnos a conocer del todo la verdad sobre la vida divina. La verdad no es una idea, un concepto o una doctrina, sino una relación. Ser guiados hacia la verdad significa ser insertados en la misma relación que tiene Jesús con el Padre; significa llegar a ser partner en un noviazgo divino. Esa es la razón por la que Pentecostés es el complemento de la misión de Jesús. Con Pentecostés, el ministerio de Jesús se hace visible en plenitud. Cuando el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos y habita en ellos, su vida queda «cristificada», esto es, transformada en una vida marcada por el mismo amor que existe entre el Padre y el Hijo. La vida espiritual, en efecto, es una vida en la que somos elevados a ser partícipes de la vida divina.
Ser elevados a la participación de la vida divina del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo no significa, sin embargo, ser echados fuera del mundo. Al contrario, los que entran a formar parte de la vida espiritual son precisamente los que son enviados al mundo para continuar y llevar a término la obra iniciada por Jesús. La vida espiritual no nos aleja del mundo, sino que nos inserta de manera más profunda en su realidad. Jesús dice a su Padre: «Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí» (Jn 17,18). Con ello nos aclara que, precisamente porque sus discípulos no pertenecen ya al mundo, pueden vivir en el mundo como lo ha hecho él (cf. Jn 17,15s). La vida en el Espíritu de Jesús es, pues, una vida en la cual la venida de Jesús al mundo -es decir, su encarnación, muerte y resurrección- es compartida externamente por los que han entrado en la misma relación de obediencia al Padre que marcó la vida personal de Jesús. Si nos hemos convertido en hijos e hijas como Jesús era Hijo, nuestra vida se convierte en la prosecución de la misión de Jesús.
*
H. J. M. Nouwen, Tú eres mi amado: la vida espiritual en un mundo secular,
PPC, Madrid 2000.
Ante la cruz me llamas
en tu agonía.
Ante la cruz me llamas.
Y he aquí que tropiezo
con las palabras.
Porque si dices ante
¿no me pides, Señor,
sino que mire
frente a frente la cruz
y que la abrace?
Si te miro, Señor,
y Tú me miras,
es un horno de amor
lo que en ti veo,
y lo que veo en mí,
Señor, no es nada,
nada, nada, Señor,
sino silencio.
Un silencio vacío:
si Tú lo llenas
se habrá hecho la luz
en las tinieblas.
Y si en la cruz te abrazo
y Tú me abrazas,
el silencio, Señor,
es más palabra.
Ante la cruz, Señor,
aquí me tienes,
ante la cruz, Señor,
pues Tú lo quieres.
II
VÍA DOLOROSA
I
PARA DECIR LO QUE PASÓ AQUEL VIERNES…
…a Jesús, en cambio, lo hizo azotar y lo entregó para que fuese crucificado.
(Mt.27,26)
Para decir lo que pasó aquel viernes
en los palacios de Jerusalén y en sus afueras
no bastan las palabras.
Por eso no hay
en las avenidas del relato
-Mateo, Marcos, Juan- sino una capa
de misericordia, un leve
y condensado recuerdo a los azotes.
Para decir lo que pasó aquel viernes
en los palacios de Jerusalén: la sangre,
los insultos, los golpes, la corona
de espinas,
los gritos, la locura, la ira desatada
contra el más bello y puro de los hombres,
contra el más inocente…
para decir lo que pasó aquel viernes
solo valen las lágrimas.
II
SIMÓN DE CIRENE SE ENCUENTRA CON LA CRUZ
Al salir encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y le obligaron a que cargara con la cruz de Jesús.
(Mt. 27, 32)
Pesan los días y pesan los trabajos
y en las venas el cansancio es veneno
que apresura los pasos hacia el dulce
reposo del hogar;
los pasos hacia el dulce
abrazo del amor y del sueño.
Ni siquiera
hay espacio en el alma para el canto
de un pájaro. Tampoco para el sordo
rumor que empieza a arder
sobre el polvo en la plaza.
Viene Simón el de Cirene convertido
en pura sed, en pura
materia de fatiga.
Esa cruz
le sobreviene como un alud de asombro
y rebeldía.
Pero
entre la náusea de la sangre sabe
que siempre hay un dolor que añadir al dolor.
Entre la náusea de la sangre mira
y encuentra esa mirada como un pozo
encendido,
como un pozo
donde se funde el Galileo
con el dolor del mundo.
Apenas un instante y el abrazo
del corazón y la madera hasta la cima.
Vuelve Simón el de Cirene. Queda
una cruz en su piel.
Y una mirada.
III
MUJER EN JERUSALÉN
Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.
(Lc. 23, 27)
Mis ojos suben por las calles de Jerusalén
bajo una lluvia de dolor,
bajo una lluvia
que va a lavar el mundo.
Mis ojos suben arrimados
a la cal de las paredes
mientras todo el fragor del sufrimiento
se hace eco en mis párpados.
Puedo sentir tu sed,
la quemazón de tus rodillas rotas
sobre los filos de la tierra.
Toma mi corazón, toma mis lágrimas,
déjalas que ellas laven tus heridas
ahora que soy
mujer en Jerusalén y que te sigo.
Mis ojos se adelantan
por los empedrados de Jerusalén
para encontrar los tuyos.
Y no hay en ellos
rebeldía.
Bajo la cruz
Tú eras una antorcha
de mansedumbre. Derramabas
una piedad universal con cada aliento.
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí
(Lc.23,28)
¿Y cómo no llorar, Señor?
Déjame, al menos,
si no llorar por Ti, llorar contigo.
III
GÓLGOTA
I
EL CORAZÓN DE LAS MUJERES
Muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, contemplaban la escena desde lejos.
(Mt 27, 55)
Estirándose sobre la distancia,
el corazón de las mujeres
se hizo cruz en el Gólgota.
¡Oh corazón de las mujeres, cruciforme,
arca lúcida,
oscura estancia del amor y permanente
arcaduz del misterio!
¡Oh corazón de las mujeres,
prodigioso arroyo fiel que mana
desde el mar de Galilea hasta el Calvario!
¡Y más allá del Calvario, hasta los límites
verticales y alzados,
hasta la orilla de la fe donde se trueca
el destino del hombre!
Mujeres, con vosotras he visto
la salvación del mundo,
su rostro ensangrentado, la medida
de sus brazos abiertos,
la extensión de su abrazo,
que acerca hasta nosotros
la dádiva incansable de sus manos
abiertas y horadadas para siempre.
Y he visto su corazón de par en par,
su corazón como una cueva dulce,
su corazón, abrigo
para toda intemperie.
He visto con vosotras
los pies del redentor, nunca cansados
de venir hacia mí, también heridos
de mí, por mí, también clavados
para la eternidad.
¡Oh pies de Cristo
impresos
sobre la arena de mi corazón!
¡Oh Cristo que atrajiste
hasta Ti el corazón de estas mujeres,
déjame ahora
latir en su latido:
contemplarte.
II
STABAT MATER
Estaba la madre al pie
de la cruz. La madre estaba.
Enhiesta y crucificada,
color de nardo la piel.
En el pecho el hueco aquel
que vacío parecía.
No me lo cierres, María
que quiero encerrarme en él,
que quiero encerrarme y ver
todo lo que tú veías.
Sé tú mi madre, María,
como lo quería Él.
III
CIERRA EL CIELO LOS OJOS …
Desde el mediodía hasta las tres de la tarde la tierra se cubrió de tinieblas.
(Mt. 27, 45)
Cierra el cielo los ojos:
cae
la noche a plomo sobre el mediodía
de aquel viernes de abril en el Calvario.
No puede el cielo ser tan impasible
cuando en la cruz está muriendo un hombre,
ya solo sufrimiento y sangre,
cuando muere
el amado de Dios.
¿O acaso vuelve el rostro el cielo
también
y es abandono
lo que creían sombra?
Pesa, pesa, pesa…
Pesa esta oscuridad
que hace crujir los hombros
mientras el ser se vence
inexorablemente hacia el abismo.
Esta tiniebla tiene
peso, longitud, altura,
y penetra en el alma
y duele y vela
la mirada de Dios en la distancia.
¿No hay otro modo, Señor, no hay otro modo
de morir, de vivir, que hacer a ciegas
esta larga jornada de camino?
Pues si ha de ser así, Señor, te pido
que al menos en la muerte no me falte
un bordón de plegaria: que no olvide
tu nombre dulce con el que llamarte.
IV
EL GRITO
Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito entregó su espíritu
(Mt.27, 50)
Un grito. Luego el silencio.
Y en silencio estoy aquí
mientras resucitas Tú
y resucitan los muertos.
¡Cristo, ten piedad de mí!
Hoy la Iglesia nos invita a un gesto que quizás para los gustos modernos resulte un tanto superado: la adoración y beso de la cruz. Pero se trata de un gesto excepcional. El rito prevé que se vaya desvelando lentamente la cruz, exclamando tres veces: “Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo”. Y el pueblo responde: “Venid a adorarlo”.
El motivo de esta triple aclamación está claro. No se puede descubrir de una vez la escena del Crucificado que la Iglesia proclama como la suprema revelación de Dios. Y cuando lentamente se desvela la cruz, mirando esta escena de sufrimiento y martirio con una actitud de adoración, podemos reconocer al Salvador en ella. Ver al Omnipotente en la escena de la debilidad, de la fragilidad, del desfallecimiento, de la derrota, es el misterio del Viernes Santo al que los fieles nos acercamos por medio de la adoración.
La respuesta “Venid a adorarlo” significa ir hacia él y besar. El beso de un hombre lo entregó a la muerte; cuando fue objeto de nuestra violencia es cuando fue salvada la humanidad, descubriendo el verdadero rostro de Dios, al que nos podemos volver para tener vida, ya que sólo vive quien está con el Señor. Besando a Cristo, se besan todas las heridas del mundo, las heridas de la humanidad, las recibidas y las inferidas, las que los otros nos han infligido y las que hemos hecho nosotros. Aun más: besando a Cristo besamos nuestras heridas, las que tenemos abiertas por no ser amados.
Pero hoy, experimentando que uno se ha puesto en nuestras manos y ha asumido el mal del mundo, nuestras heridas han sido amadas. En él podemos amar nuestras heridas transfiguradas. Este beso que la Iglesia nos invita a dar hoy es el beso del cambio de vida.
Cristo, desde la cruz, ha derramado la vida, y nosotros, besándolo, acogemos su beso, es decir, su expirar amor, que nos hace respirar, revivir. Sólo en el interior del amor de Dios se puede participar en el sufrimiento, en la cruz de Cristo, que, en el Espíritu Santo, nos hace gustar del poder de la resurrección y del sentido salvífico del dolor.
*
M. I. Rupnik,
di pascua. Venerdi santo,
Roma 1998, 47-53).
Llegó Jesús con ellos a un huerto llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
(Mt. 26, 36-37)
En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y la noche de Jerusalén ya no escondía
la densidad del abandono.
El Maestro lo supo,
y no un presentimiento, una certeza
comenzó a golpearle contra la soledad.
Ahora la soledad no era
aquella extensión dulce donde encontrar al Padre,
ni era
el campo de batalla donde el Hijo
de Dios fuera tentado como Hijo
de Dios.
La soledad era una fuerza
incontenible: vaciaba de luz
todas las casas del espíritu, dolía
como el frío
cuando hiela la sangre.
La soledad mordiendo
el corazón del hombre,
la soledad poniendo al descubierto
al hombre, solo al hombre.
(La soledad es una calle larga
que lleva a la tristeza).
Quiso salir de la ciudad. Bajo la luna
la espalda de los que se volvían era un incendio
que le abrasaba la memoria.
Acaso
fueran piadosos los olivos con su óleo
de intimidad donde resuena
la palabra del Padre.
¡Oh paradoja del ascenso
donde los pies se hunden
en el lodo del hombre!
¡Oh paradoja del conocimiento
donde todo es maraña de raíces!
Getsemaní no es una zarza ardiendo,
es la espesura sin piedad
donde el hombre está solo,
desnudamente solo, sin asilo,
despojado del hombre,
despojado de Dios.
Getsemaní no es óleo, es agonía,
es otra vez un campo de batalla donde el Hijo
del Hombre ha de enfrentarse
con todos los demonios del hombre:
el tedio, la amargura, la angustia, los peldaños
que van a dar al morir.
Getsemaní no es óleo. Es agonía:
y en el centro del huerto queda solo
un verdadero hombre verdadero
abrazado al silencio de Dios, pero obediente.
Fiat, Señor, digo hoy contigo,
fiat, Señor, aunque me duela.
II
NO ERA EL SUEÑO, SEÑOR…
Bajo la luna llena encanecían los olivos.
La quietud era sólida y destilaba
un plomo ardiente que invadía los cuerpos.
El silencio
se había vuelto mineral
y en la sangre aún rompían las palabras
anunciadoras y terribles
que se habían mezclado con el vino.
Regresó y volvió a encontrarlos dormidos, pues sus ojos estaban cargados
(Mt. 26, 43)
No era el sueño, Señor, era el espanto
lo que subía
río arriba del alma hasta los ojos:
era el espanto
de ver luchar a Dios y no hacer nada.
III
EL BESO
Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
(Mt. 26, 56)
En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y ahora
iban subiendo entre las luces,
ensayando
el más turbio, el más falso
de los besos.
¿Quién dijo que el amor era un abrazo?
Este beso no es beso, es un cuchillo
que asesina de lejos y empozoña
el corazón de muchos y lo cubre
de la callosidad del abandono.
En el puente del beso se ha cumplido
lo que dijeron los profetas, pero
Señor te pido ahora que me quites
esa suerte de puente y que me dejes
del lado del amor, en tus orillas.
IV
ORACIÓN PARA NO DORMIR
Pedro lo siguió de lejos
(Mt., 26, 58)
Oh, Señor, en esta hora
en que también se confunde
la distancia con el miedo,
si Tú me ves que me aparto
de tu agonía y que duermo
para no ver al que sufre
ni ver mi interior desierto,
mírame, que yo te sigo,
aun como Pedro de lejos.
Mírame y en tu mirada
sostenme para que el fuego
de tanto amor me despierte
siempre que me venza el sueño.
El día de Jueves Santo se celebra la memoria de la primera vez que Nuestro Señor tomó el pan y lo convirtió en su cuerpo, tomó el vino y lo transformó en su sangre. Esta verdad requiere de nosotros una gran humildad, que sólo puede ser un don suyo. Me refiero a esa humildad de mente por la que conocemos la verdad de que lo que antes era pan ahora es su cuerpo y lo que antes era vino ahora es su sangre. Por eso nos arrodillamos para honrar a Jesús en el Santísimo Sacramento. Sucesivamente, cuando se ora ante el altar de la Reserva, nos damos cuenta de cómo estamos unidos a él en el sufrimiento del huerto de Getsemaní, tan cercanos a él como María Magdalena cuando lo encontró en el huerto el primer domingo de pascua: este hecho es el que nos causa más extrañeza.
El día de Jueves Santo […] evocamos también cómo nuestro Señor, durante la última cena, se levantó y se puso a lavar los pies de sus apóstoles y, con este gesto, nos mostró algo de la divina bondad.
Jesús nos revela en qué consiste lo divino. Jesús lavó los pies de sus discípulos para mostrar las atenciones y la gran bondad que Dios tiene con nosotros. Es un pensamiento maravilloso que podría ocupar nuestra mente y nuestras plegarias.
Si esta bondad divina puede manifestársenos, ¿qué podremos hacer nosotros a cambio? ¿No deberíamos igualar esta dulce bondad suya, que rebosa amor por nosotros, y brindar la misma bondad y el mismo amor? Esto demostraría que el amor, la caridad cristiana, no es sólo una palabra fácil, sino algo que nos lleva a la acción y al servicio, especialmente al de los pobres y al de cuantos pasan necesidad.
*
B. Hume, mistero e l’assurdo,
Cásale Monf. 1999, 107s
Hoy, miércoles de Ceniza, cuando se nos imponga sobre nuestra frente la ceniza penitencial, pensemos en qué es en realidad cumplir el mandato de “Conviértete y cree en el Evangelio”… “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” que nos pide Jesús.
“Recuerda que eres polvo” ¡y algo más! ¡Ayuna del ayuno! ¡Sal del miedo! ¡Rasga las vestiduras… de los demás! ¡Echarte todavía más ceniza, no puedo!
*
Pedro Casaldáliga Clamor Elemental.
Editorial Sígueme, 1971
“Para mí, Señor, no es necesario el Miércoles de Ceniza porque ni un solo día de la semana me olvido de que fui barro en tu mano. Y lo único que realmente necesito es que no lo olvides Tú”
*
Dulce María Loynaz Poema LXXXIX
***
Arrepentimiento no equivale a autocompasión o remordimiento, sino a conversión, a volver a centrar nuestra vida en la Trinidad. No significa mirar atrás disgustado, sino hacia adelante esperanzado. Ni es mirar hacia abajo a nuestros fallos, sino a lo alto, al amor de Dios. Significa mirar no aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la gracia divina podemos llegar a ser […].
El arrepentimiento, o cambio de mentalidad, lleva a la vigilancia, que significa, entre otras cosas, estar presentes donde estamos, en este punto específico del espacio, en este particular momento de tiempo. Creciendo en vigilancia y en conocimiento de uno mismo, el hombre comienza a adquirir capacidad de juicio y discernimiento: aprende a ver la diferencia entre el bien y el mal, entre lo superfluo y lo esencial; aprende, por tanto, a guardar el propio corazón, cerrando la puerta a las tentaciones o provocaciones del enemigo. Un aspecto esencial de la guarda del corazón es la lucha contra las pasiones: deben purificarse, no matarse; educarse, no erradicarse. A nivel del alma, las pasiones se purifican con la oración, la práctica regular de los sacramentos, la lectura cotidiana de la Escritura; alimentando la mente pensando en lo que es bueno y con actos concretos de servicio amoroso a los demás. A nivel corporal, las pasiones se purifican sobre todo con el ayuno y la abstinencia.
La purificación de las pasiones lleva a su fin, por gracia de Dios, a la “ausencia de pasiones”, un estado positivo de libertad espiritual en el que no cedemos a las tentaciones, en el que se pasa de una inmadurez de miedo y sospecha a una madurez de inocencia y confianza. Ausencia de pasiones significa que no somos dominados por el egoísmo o los deseos incontrolados y que así llegamos a ser capaces de un verdadero amor.
*
K. Ware, Diré Dio ogg’i. Il cammino del cristiano,
Magnano 1998, 182-185 passim).
Comentarios desactivados en Tuyo es todo esto, y todo es para ti
Juan de Yepes, hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, nació en Fontiveros (Ávila) en el año 1542. Tras una niñez llena de miseria, entró en 1563 en el Carmelo. En 1567, año de su ordenación sacerdotal, conoció a Teresa de Jesús en Medina del Campo y decidió seguirla en la fundación de la nueva familia del Carmelo. Fue primero carmelita descalzo en Duruelo, en 1568, y ocupó a continuación el cargo de maestro y formador.
En 1572 lo reclamó Teresa para confesor del monasterio de la Encarnación del que era priora. Fue perseguido y encerrado, entre diciembre de 1577 y agosto de 1578, en la cárcel conventual de Toledo, donde realizó una fuerte experiencia del sufrimiento y de la «noche oscura». Tras salir de la cárcel, se incorporó a la vida de la naciente Reforma y ocupó el cargo de superior en Segovia. Murió en Ubeda el 14 de diciembre de 1591. Fue canonizado por Benedicto XIII en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI el 24 de agosto de 1926.
En la Fiesta del poeta enmorado de lo Indecible, Juan de la Cruz, traemos esta preciosas palabras… Hasta su prosa es poesía. El ritmo y la cadencia lo acompañan en revestir de palabra lo indecible.
La obra de Juan es un tratado ecológico, una espiritualidad telúrica. La primera mitad del Cántico Espiritual es un canto de amor a la creación y de comunión con ella. Versos arrobadores que cantan el desposorio con la creación. La relación entrañable con el cosmos, con la madre tierra, muestra una espiritualidad telúrica admirable:
“Buscando mi amores…
¡Oh cristalina fuente…!
Mi Amado las montañas…
La música callada
la soledad sonora
la cena que recrea y enamora”.
*
Cántico espiritual
***
“Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.”
* Oración de alma enamorada
*
San Juan de la Cruz
***
Juan de la Cruz es un enamorado de Dios. Trataba familiarmente con él, hablaba constantemente de él. Lo llevaba en el corazón y en los labios, porque constituía su verdadero tesoro, su mundo más real. Antes de proclamar y cantar el misterio de Dios, es su testigo; por eso habla de él con pasión y con dotes de persuasión no comunes: «Ponderaban los que le oían, que así hablaba de las cosas de Dios y de los misterios de nuestra fe, como si los viera con los ojos corporales». Gracias al don de la fe, los contenidos del misterio llegan a formar para el creyente un mundo vivo y real. El testigo anuncia lo que ha visto y oído, lo que ha contemplado, a semejanza de los profetas y de los apóstoles (cf. 1 Jn 1,1-2).
Como ellos, el santo posee el don de la palabra eficaz y penetrante; no sólo por la capacidad de expresar y comunicar su experiencia en símbolos y poesías transidos de belleza y lirismo, sino por la exquisitez sapiencial de sus dichos de luz y amor, por su propensión a hablar «palabras al corazón, bañadas en dulzor y amor», «de luz para el camino y de amor en el caminar».
La viveza y el realismo de la fe del doctor místico estriban en la referencia a los misterios centrales del cristianismo. Una persona contemporánea del santo afirma: «Entre los misterios que me parece tenía grande amor era al de la Santísima Trinidad y también al del Hijo de Dios humanado». Su fuente preferida para la contemplación de estos misterios era la Escritura, como tantas veces atestigua; en particular, el capítulo 17 del evangelio de san Juan, de cuyas palabras se hace eco: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).
Teólogo y místico, hizo del misterio trinitario y de los misterios del Verbo Encarnado el eje de la vida espiritual y el cántico de su poesía. Descubre a Dios en las obras de la creación y en los hechos de la historia, porque lo busca y acoge con fe desde lo más íntimo de su ser: «El Verbo Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, esencial y presencialmente está escondido en el íntimo ser del alma… Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca. Ahí le desea, ahí le adora».
¿Cómo consigue el místico español extraer de la fe cristiana toda esa riqueza de contenidos y de vida? Sencillamente, dejando que la fe evangélica despliegue todas sus capacidades de conversión, amor, confianza, entrega. El secreto de su riqueza y eficacia estriba en que la fe es la fuente de la vida teologal: fe, caridad, esperanza. «Estas tres virtudes teologales andan en uno».
Una de las aportaciones más valiosas de san Juan de la Cruz a la espiritualidad cristiana es la doctrina acerca del desarrollo de la vida teologal. En su magisterio escrito y oral centra su atención en la trilogía de la fe, la esperanza y el amor, que constituyen las actitudes originales de la existencia cristiana. En todas las fases del camino espiritual son siempre las virtudes teologales el eje de la comunicación de Dios con el hombre y de la respuesta del hombre a Dios.
La fe, unida a la caridad y a la esperanza, produce ese conocimiento íntimo y sabroso que llamamos experiencia o sentido de Dios, vida de fe, contemplación cristiana. Es algo que va más allá de la reflexión teológica o filosófica. Y la reciben de Dios, mediante el Espíritu, muchas almas sencillas y entregadas.
Al dedicar el Cántico espiritual a Ana de Jesús, anota el autor: «Aunque a Vuestra Reverencia le falte el ejercicio de teología escolástica con que se entienden las verdades divinas, no le falta el de la mística que se sabe por amor en que no solamente se saben, mas juntamente se gustan». Cristo se les revela como el Amado; aún más, como el que ama con anterioridad, como canta el poema de «El pastorcico» .
*
Carta apostólica Maestro en la fe,
en el IV centenario de la muerte de san Juan de la Cruz, 8-10.
***
“Fuera de su nativa España, San Juan de la Cruz nunca fue un santo muy popular. Su doctrina es considerada como “difícil”, y le exige a los demás la misma austeridad intransigente que él practicó durante su vida entera. Sin embargo, un estudio más ceñido a su doctrina…, probaría que San Juan de la Cruz poseía todo el equilibrio, la prudencia y la “discreción” que caracteriza a la más elevada santidad. No es un fanático aplicado a sobrecargar a sus subordinados con fardos insoportables que acabarían por reducirlos a ruinas morales y físicas. Las exigencias que formula son inflexibles en lo esencial pero flexibles en sus aspectos accidentales. Su único propósito consiste en situar al hombre entero, cuerpo y alma, bajo la guía del Espíritu de Dios. En la práctica, San Juan de la Cruz se opuso inexorablemente al formalismo y la inhumanidad de quienes comparaba con “herreros espirituales” que martillaban violentamente las almas de sus víctimas para hacerlas calzar en algún modelo convencional de perfección ascética. Sabía muy bien que este tipo de ascetismo era uno de los más defectuosos, porque a menudo era una manifestación de incorregible orgullo espiritual. La claridad y la lógica de este carmelita español, sumada a su insuperable y experimentado conocimiento de las cosas de Dios, lo sitúan de lejos como uno de los más grandes y más confiables de todos los teólogos místicos”.
Comentarios desactivados en Chile: Ministra de las Culturas obsequia hermoso poema al Movilh
Se trata de un escrito del fallecido poeta y profesor Robinson Saavedra.
La Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés Chadwick, se reunió con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) para conocer las actividades que ambas entidades vienen realizando de manera colaborativa desde el 2005 a la fecha.
Entre puntos, se abordó el Festival de Cine Lésbico Gay, Bi, Trans e Intersex (Cine Movilh), el más grande de su tipo desarrollado en Chile, así como el evento musical Santiago Parade, el más masivo organizado por la diversidad sexual en nuestro país
Previo a intercambiar experiencias y saberes sobre ambos eventos, “la ministra de la Cultura nos sorprendió con un cálida y humana recepción, así como obsequiándonos un poema que nos llegó directo al corazón. Nos emocionó profundamente su gesto, el cual anima nuestro trabajo con la igualdad”, señaló el presidente del Movilh, Gonzalo Velásquez.
El dirigente consideró que en “27 años de lucha de nuestra organización, nunca antes una autoridad tuvo un gesto tan hermoso, amable y delicado. Esto solo viene a decirnos que la ministra jugará un importante rol justamente en un área como la cultura, donde las sensibilidades y derechos humanos son muy importantes”
En concreto la ministra obsequió un poema de Robinson Saavedra (1907-1992) poeta, profesor y autor de los libros “Poesías selección para niños” (1934), Cancionero (1938) y Cantata (1947), entre otros.
El extracto del poema obsequiado por la ministra indica:
Your arms are always open when I need a hug.
Your heart understands when I need a friend.
Your gentle eyes are stern when I need a lesson.
Your strength and love guide me and give me wings…
*
Tus brazos están siempre abiertos cuando necesito un abrazo.
Tu corazón comprende cuando necesito un amigo.
Tus ojos son severos estrellas cuando necesito una lección.
Tu fuerza y tu amor me guían y me dan alas …
*
(Adaptación de un texto de Sujal Kishor, Krupal’s Friend, Facebook)
***
[Publicado por Loquito el 8 de marzo de 2014 en anotherdaylight.wordpress.com]
Llegó Jesús con ellos a un huerto llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí, mientras yo voy más allá a orar”. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos del Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
(Mt. 26, 36-37)
En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y la noche de Jerusalén ya no escondía
la densidad del abandono.
El Maestro lo supo,
y no un presentimiento, una certeza
comenzó a golpearle contra la soledad.
Ahora la soledad no era
aquella extensión dulce donde encontrar al Padre,
ni era
el campo de batalla donde el Hijo
de Dios fuera tentado como Hijo
de Dios.
La soledad era una fuerza
incontenible: vaciaba de luz
todas las casas del espíritu, dolía
como el frío
cuando hiela la sangre.
La soledad mordiendo
el corazón del hombre,
la soledad poniendo al descubierto
al hombre, solo al hombre.
(La soledad es una calle larga
que lleva a la tristeza).
Quiso salir de la ciudad. Bajo la luna
la espalda de los que se volvían era un incendio
que le abrasaba la memoria.
Acaso
fueran piadosos los olivos con su óleo
de intimidad donde resuena
la palabra del Padre.
¡Oh paradoja del ascenso
donde los pies se hunden
en el lodo del hombre!
¡Oh paradoja del conocimiento
donde todo es maraña de raíces!
Getsemaní no es una zarza ardiendo,
es la espesura sin piedad
donde el hombre está solo,
desnudamente solo, sin asilo,
despojado del hombre,
despojado de Dios.
Getsemaní no es óleo, es agonía,
es otra vez un campo de batalla donde el Hijo
del Hombre ha de enfrentarse
con todos los demonios del hombre:
el tedio, la amargura, la angustia, los peldaños
que van a dar al morir.
Getsemaní no es óleo. Es agonía:
y en el centro del huerto queda solo
un verdadero hombre verdadero
abrazado al silencio de Dios, pero obediente.
Fiat, Señor, digo hoy contigo,
fiat, Señor, aunque me duela.
II
NO ERA EL SUEÑO, SEÑOR…
Bajo la luna llena encanecían los olivos.
La quietud era sólida y destilaba
un plomo ardiente que invadía los cuerpos.
El silencio
se había vuelto mineral
y en la sangre aún rompían las palabras
anunciadoras y terribles
que se habían mezclado con el vino.
Regresó y volvió a encontrarlos dormidos, pues sus ojos estaban cargados
(Mt. 26, 43)
No era el sueño, Señor, era el espanto
lo que subía
río arriba del alma hasta los ojos:
era el espanto
de ver luchar a Dios y no hacer nada.
III
EL BESO
Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
(Mt. 26, 56)
En la piedra del miedo
se habían afilado las traiciones
y ahora
iban subiendo entre las luces,
ensayando
el más turbio, el más falso
de los besos.
¿Quién dijo que el amor era un abrazo?
Este beso no es beso, es un cuchillo
que asesina de lejos y empozoña
el corazón de muchos y lo cubre
de la callosidad del abandono.
En el puente del beso se ha cumplido
lo que dijeron los profetas, pero
Señor te pido ahora que me quites
esa suerte de puente y que me dejes
del lado del amor, en tus orillas.
IV
ORACIÓN PARA NO DORMIR
Pedro lo siguió de lejos
(Mt., 26, 58)
Oh, Señor, en esta hora
en que también se confunde
la distancia con el miedo,
si Tú me ves que me aparto
de tu agonía y que duermo
para no ver al que sufre
ni ver mi interior desierto,
mírame, que yo te sigo,
aun como Pedro de lejos.
Mírame y en tu mirada
sostenme para que el fuego
de tanto amor me despierte
siempre que me venza el sueño.
“Para mí, Señor, no es necesario el Miércoles de Ceniza porque ni un solo día de la semana me olvido de que fui barro en tu mano. Y lo único que realmente necesito es que no lo olvides Tú”
Soy el soplo del viento, soy la lluvia en tus ventanas
Yo soy las corrientes de aire que hacen que las puertas golpeen
Yo soy los crujidos del entarimado que lleva la noche
Soy el gato que pasa silenciosamente bajo el haz luminoso de una farola
Soy las primeras nieves, soy la luna que alumbra el mar
Soy los olores del invierno, soy el estruendo de las olas contra el muelle
Soy el grito de las gaviotas, yo soy la espuma sobre las rocas
Soy tus dedos que se estremecen
Soy el agua viva que corre contra el casco de tu bote resbalando
Yo soy los perfumes de Genet y d’Agent en primavera
Yo soy los bancos de arena que descubren
Yo soy la tormenta, el sol que se abre entre las nubes
Soy las gotas en tu rostro, yo soy la vida a tu alrededor
*
FAUVE ≠ 2XGM
***
No es la canción más conocida de Fauve, y sin embargo, como es bella, plena de poesía, y fiel a su costumbre, con esta pasión por la vida que mueve montañas, incluso en la oscuridad absoluta. La rabia de vivir y la poesía, eso es lo que me gusta de las obras de Fauve.
(para la parte poética citada en relieve, será necesario esperar al final de la pieza 🙂 )
Fuente Foto: uno de los numerosos autorretratos de Gaspard Noël entre su impresionante obra que puede consultarse en su sitio, http://www.gaspardnoel.fr/
Comentarios desactivados en Tuyo es todo esto, y todo es para ti
En la Fiesta del poeta enmorado de lo Indecible, Juan de la Cruz, traemos esta preciosas palabras… Hasta su prosa es poesía. El ritmo y la cadencia lo acompañan en revestir de palabra lo indecible.
La obra de Juan es un tratado ecológico, una espiritualidad telúrica. La primera mitad del Cántico Espiritual es un canto de amor a la creación y de comunión con ella. Versos arrobadores que cantan el desposorio con la creación. La relación entrañable con el cosmos, con la madre tierra, muestra una espiritualidad telúrica admirable:
“Buscando mi amores…
¡Oh cristalina fuente…!
Mi Amado las montañas…
La música callada
la soledad sonora
la cena que recrea y enamora”.
*
Cántico espiritual
***
“Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.”
I hold tightly to the cold, unsure of anything but its numbing grip, but the unstoppable advance of your gentle, easy touch melts away such concerns
Soporto firmemente el frío,
Incierto de todo salvo en su manera de entumecer,
pero el avance imparable
de tu tacto, ligero y simple,
pone fin a toda preocupación.
Comentarios desactivados en Madrid rinde homenaje a su ilustre vecino Miguel Hernández
El madrileño distrito de Chamberí rinde homenaje al poeta en el 75º aniversario de su muerte. Fue vecino del barrio ya que residió en una pensión de la calle Vallehermoso durante su estancia en Madrid entre los años 1935 y 1936.
El autor de Perito en lunas eligió Chamberí para vivir en Madrid. Miguel Hernández se instaló en el número 96 de la calle Vallehermoso, en una pensión que se encontraba muy cerca de las antiguas instalaciones de Espasa-Calpe donde trabajaba como colaborador de José María Cossío. Gracias al impulso de la Mesa de Cultura del Foro Local de Chamberí y en cumplimiento de una iniciativa aprobada en el Pleno del distrito, la Junta Municipal ha programado todo un abanico de actividades en homenaje al escritor que falleció en 1942. 75 años después de su muerte, los vecinos del barrio le rendirán homenaje recordando y recitando sus poesías.
El viernes 20 de octubre, Paco Damas y su grupo van a poner música y voz a los poemas deMiguel Hernández. Mediante su trabajo titulado Tristes guerras compartirán piezas que hablan de la vida, la libertad, la tristeza y, por supuesto la alegría. Otro concierto con recial poético será el día 27, a cargo del guitarrista Miguel Pinto acompañado por las voces recitadoras de Andrea Navas y Enrique Gracia.
Además, una sesión de cine-fórum propone El documental: Miguel Hernández cuyo contenido indaga en su trayectoria vital y compromiso político. La historiadora Patricia Alonso de Agustín lo presentará y moderará una charla-coloquio posterior, el día 23.
Las conferencias: Miguel Hernández, una vida llena de palabras y Miguel Hernández vs. Federico García Lorca, los días 25 y 30 de octubre, nos acercarán aún más al conocimiento de su vida y obra.
Todos los espectáculos del centro cultural Galileo son de entrada libre hasta completar aforo. Es una ludoteca que funciona en el Galileo con diversas actividades dirigidas a niños y niñas de 4 a 12 años. Durante los viernes y sábados del mes y el 31 de octubre, Espacio 107 trabajará en dar a conocer a los pequeños la poesía de Miguel Hernández.
Bajo el lema Chamberí con Miguel Hernández, 2017 y organizado por la Mesa de Cultura del Foro Local de Chamberí, tendrá lugar un recital poético en el que los vecinos y vecinas le recordarán y rendirán homenaje de la mejor manera, dando voz a sus versos. Será en la calle Fuencarral, próximo a la glorieta de Quevedo, el domingo 22 de octubre, de 11 a 14 horas. Por ser domingo, el tráfico se cierra en el tramo comprendido entre las glorietas de Quevedo y Bilbao.
En el mismo lugar, ese mismo día, se habilitará un área infantil con hinchables, juegos familiares y taller de poesía para los más pequeños incidiendo en la figura del escritor.
Déjame sólo un poco de mí mismo
para que pueda llamarte mi todo.
Deja subsistir este poco de mi voluntad para
que pueda sentirte por todos lados,
y venir a tí en todas las cosas, y os ofrecer
mi amor en todo momento.
Deja subsistir sólamente este poco de mí
para que no pueda esconderte jamás.
Deja sólamente esta pequeña atadura
subsistir para que yo esté unido a tu voluntad,
y por donde tu designio se transmita en mi vida:
Es el apego de tu amor.
*
Rabindranath Tagore,
La ofrenda lírica.
Tagore, grand poeta indio, chantre de la inmanencia en las cosas simples de la vida, es también el descubridor de Kabir y propuso su traducción desde 1922.
Aunque tarde, traemos hoy este pequeño homenaje a Federico García Lorca y a la Rambla de Barcelona, víctimas ambos de la intolerancia asesina pero que tambien vivieron, viven y vivirán, plenamente la Libertad. Lo ofrece el blog de la Comunidad Anawim de Zaragoza:
Camilo Nazario y Maite en la primera manifestacion gay 1977 Foto de Marta Sentis
El pasado sábado se cumplían 81 años del asesinato de Federico García Lorca. Con la sombra alargada de los atentados en Barcelona y Cambrils sobre nosotros es inevitable recordar las palabras del poeta:
“Como una balanza, la Rambla tiene su fiel y su equilibrio en el mercado de flores, donde la ciudad acude para cantar bautizos y bodas sobre ramos frescos de esperanza y donde acude agitando lágrimas y cintas en las coronas para sus muertos. Estos puestos de alegría entre los árboles ciudadanos son como el regalo del ramblista y su recreo, y aunque de noche aparezcan solos, casi como catafalcos de hierro, tienen un aire señor y delicado, que parece decir al noctámbulo: “Levántate mañana para vernos; nosotros somos del día”
La calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante en brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: la Rambla de Barcelona.”
*
Federico García Lorca
***
La primera foto está extraída del blog L’Armari Obert y su artículo Ramblas de Barcelona, una historia LGTB, en la que vemos al pintor de Cantillana José Pérez “Ocaña” inmortalizado por Ventura Pons en su documental “Ocaña, retrat intermintent“. Su imágen paseando con Nazario y Camilo .
“La poesía es lo más. Es un misterio absoluto. Quien escribe poesía es un elegido. Poesía es decir lo máximo con lo mínimo. Es emocionar, alegrar, mejorar. Es un agua benéfica que por donde pasa te moja. La poesía ayuda, acaricia y, sobretodo pellizca. Hay que ser poeta en todo y para todo.”
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