Marine Le Pen plantea eliminar el matrimonio igualitario en Francia
Con el Frente Nacional en plena campaña de pinkwashing conservador, Le Pen presenta un documento con propuestas de gobierno que se cargan los derechos de las parejas homosexuales así, a la francesa.
Sin decirlo abiertamente, pero sin dejar lugar a dudas: la candidata del Frente Nacional (FN) a la presidencia de Francia, Marine Le Pen, quiere derogar el matrimonio igualitario. Así lo ha dejado escrito en un documento con 144 compromisos que pretende promover si gana las elecciones que se celebrarán entre abril y mayo de este año. La favorita en los sondeos para la primera ronda también mantendría la prohibición del acceso a los tratamientos de reproducción asistida a las mujeres solteras y a las parejas de lesbianas.
Que Le Pen va de la mano de los homófobos y los retrógrados de la Manif Pour Tous no es ninguna sorpresa. Pero hasta ahora ella, que presumiblemente se disputará la presidencia del país con Macron (el candidato al que la derecha acusa de tener un “affaire” gay), no había dicho nada concreto sobre si tenía pensado eliminar o no el matrimonio igualitario que se aprobó en Francia en 2013 bajo el gobierno socialista de Hollande, aunque sí lo hizo su sobrina Marion Maréchal-Le Pen.
El Frente Nacional, el partido de Le Pen, lleva un tiempo intentando hacer algo que, curiosamente, es lo mismo que lleva tiempo intentando hacer el PP en España: una campaña de pinkwashing de tomo y lomo. El partido ha rebajado sus ataques al colectivo LGTB e incluso ha utilizado el terrorismo islámico para crear miedo entre el colectivo por la homofobia de los extremistas. Por supuesto también tienen su ristra de gays conservadores (a lo Maroto) que se están encargando de decir todas esas cosas que suelen decir Maroto, Llopart y compañía.
Coomo se ve, la extrema derecha francesa se posiciona contra el mantenimiento de la igualdad en el acceso al matrimonio de cara a las próximas elecciones. Mantiene, eso sí, un perfil bajo: en el documento con 144 “compromisos presidenciales”, Le Pen no se atreve a hablar abiertamente de la derogación del matrimonio igualitario. Más claramente se expresa sobre la perpetuación de la exclusión de las mujeres solteras y las parejas de lesbianas a la reproducción asistida (PMA en sus siglas en francés). En el punto 87 de este programa resumido, la candidata escribe:
Frente a las presiones de autoridades supranacionales, mantener la prohibición de la gestación subrogada y reservar la reproducción asistida como respuesta a los problemas de esterilidad. Crear una unión civil (PACS mejorado) que reemplazará las disposiciones de la ley Taubira, sin efectos retroactivos.
Justo después la propuesta de Le Pen es la de crear una “unión civil” mejorada, que reemplazará a la ley Taubira (nombre con el que se conoce a la ley del matrimonio igualitario) y lo hará sin efectos retroactivos. Porque Le Pen tampoco quiere meterse ahora en el berenjenal de decirle a los gays y lesbianas que ya se hayan casado que ahora sus matrimonios no son válidos, pero sí que pretende impedir que las parejas homosexuales se sigan casando.
Es decir, Le Pen es partidaria de regresar a la situación previa a la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en 2013, lo que ella llama “ley Taubira” por la entonces ministra de Justicia, Christiane Taubira. La medida regresiva no afectaría a los enlaces que hubieran tenido lugar durante el periodo de vigencia de la ley de matrimonio igualitario. La actualmente eurodiputada del FN propone una versión “mejorada” del Pacto Civil de Solidaridad, una ley limitada de parejas con derechos inferiores a los de las casadas que existe desde 1999. Para que pudiera poner en práctica este retroceso sin antecedentes en Europa, eso sí, Le Pen necesitaría reunir también una mayoría parlamentaria a su favor en las elecciones legislativas de junio.
Como en otras ocasiones hemos comentado, el Frente Nacional de Le Pen se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas contra el matrimonio igualitario, y nunca ha querido hacer de su oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso. Y más que en el votante ultracatólico, Le Pen quiere cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. Algo que explicaría su reticencia a hablar abiertamente de la derogación del matrimonio igualitario en el programa resumido que ha dado a conocer.
Esto haría que Francia diera un paso atrás en la igualdad ante la ley y se plantara justo antes de 2013, cuando las parejas del mismo sexo tenían permitido formar una unión civil, pero no un matrimonio (aquí lo importante no era sólo el nombre, eran también los derechos y obligaciones del mismo). Lo que no queda claro es exactamente qué mejoras quiere añadir a las uniones civiles, aunque huele a movimiento desesperado por equipararlas al matrimonio pero sin llamarlo matrimonio.
En cualquier caso, Le Pen es la segunda candidata que muestra su oposición a esta medida. Tras la nominación de François Fillon como candidato de la derecha de Los Republicanos, dos de los tres candidatos más probables a pasar a la segunda vuelta se han expresado contra la igualdad matrimonial. Fillon apuesta por una “reescritura de la ley Taubira” que eliminaría la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo. Al igual que Le Pen, se muestra a favor de perpetuar las actuales restricciones en el acceso a la PMA. La candidatura de Fillon, por fortuna para los derechos LGTB, ha perdido fuelle en las últimas semanas tras el estallido de varias controversias que implicarían un trato de favor a miembros de su familia.
Mientras que el candidato conservador pierde apoyos, el centrista Emmanuel Macron ha ido ganando posiciones y amenaza con desbancarlo de la segunda posición. El hasta ahora militante socialista y ministro de Economía entre 2014 y 2016 es sin duda el menos hostil a los derechos LGTB de los tres candidatos con posibilidades reales de llegar a la segunda vuelta. Como comentávbamos más arriba, su ascenso ha provocado una campaña de indisimulados tintes homófobos contra él, al que han acusado de ser el candidato del “lobby gay”.
Y así los gays y las lesbianas puedan pagar los mismos impuestos que los heterosexuales, pero no utilizar el mismo nombre para su “unión”. Cosa totalmente lógica y nada homófoba, claro.
La derecha de siempre.
Comentarios recientes