La discreta protesta LGBT del arte contemporáneo en Rusia
“Nada es más vano que querer ser otra cosa que lo que soy por naturaleza”. Esta frase acompaña en el Museo Hermitage de San Petersburgo a un retrato del genial compositor ruso Piotr Tchaikovsky. Se trata de un retrato a tinta de la artista sudafricana Marlene Dumas. Bajo el título de ‘Grandes Hombres’ los cuadros son un homenaje a la contribución del colectivo LGBT, todo un desafío en la Rusia actual. Figuras rusas como el escritor Nikolai Gogol o el cineasta Sergei Eisenstein. Pero también internacionales como el escritor Tennessee Williams o el matemático Alan Turing. Y, el paso más arriesgado: activistas gays rusos como el periodista Anton Krasovsky, o Dmitry Chizevsky, que perdió el ojo izquierdo en un ataque homófobo, según explica la propia Dumas en la presentación.
Es un ejemplo de cómo la protesta LGBT se ha colado en Manifesta 10, la bienal de arte contemporáneo que acoge el museo y que reúne hasta octubre obras de algunos de los artistas más destacados de la escena actual. “Esperamos mostrar obras de arte sustanciales, que no remitan a provocaciones baratas”, había expresado el comisario de la muestra, Kasper König. “El conflicto podría en realidad ser muy positivo porque puede llevar al cambio”, añadió. En Manifesta 10 las provocaciones están de hecho muy medidas. La obra que quizá arriesgue más en este sentido es la pintura de la norteamericana nacida en Francia Nicole Eisenman ‘It Is So’ que muestra a dos mujeres teniendo sexo, aunque esté más insinuado que mostrado. Algunos críticos, como el periodista del Guardian Adrian Searle, han querido ver más allá y encuentran en todas las referencias a los gatos un guiño a las Pussy Riots. El arte siempre se presta a interpretaciones.
Foto: Retrato de Turing por Marlene Dumas.
Fuente: Ragap
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