Por qué dirán “Nosotras parimos, nosotras decidimos” cuando quieren decir “nosotras parimos, vosotros decidís”
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En un sorprendente y sórdido giro de los acontecimientos, el histórico eslogan feminista “Nosotras parimos, nosotras decidimos” se ha convertido en un alegato en favor de la gestación subrogada. Decía Groucho Marx que “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros” y como el humorista estadounidense, parece que para la Asociación por la gestación subrogada no es problema apoderarse de este lema por el que muchas mujeres han muerto en favor de sus intereses. ¿Por qué dirán “Nosotras parimos, nosotras decidimos” cuando quieren decir “nosotras parimos, vosotros decidís”?
Nosotras parimos, nosotras decidimos
Nunca he estado embarazada. Nunca he tenido que verme en la disyuntiva de tener que pensar en un aborto, en seguir adelante o en dar a un potencial retoño en adopción. Pero sé que me gustaría poder decidir sin que nadie lo hiciera por mi. Después de todo, es mi cuerpo.
El cuerpo de la mujer parece pertenecer a muchas personas salvo a una: a ella misma. Y en este debate encontramos agentes esperados como las instituciones y otros tan bizarros y anacrónicos como la iglesia.
No hace falta que te lo diga: abortos ha habido siempre y los seguirá habiendo, aquí y en Lima. Cuando un aborto es legal, los plazos y procedimientos se llevan a cabo con la seguridad y garantía que proporciona un estado de relativo bienestar: con pruebas médicas, controles rutinarios, intervenciones… a coste cero, lo que permite que cualquier mujer pueda acceder a ellos.
Pero, ¿qué pasa cuando el aborto no es legal? Clínicas clandestinas a precios desorbitados, vuelos express a X (inserte aquí una capital de estado a la que desplazarse SI PUEDES PAGAR EL BILLETE Y EL PROCEDIMIENTO)… Esta explicación no es nueva y no por ello no pierde su validez porque las mujeres seguimos encontrando muchas piedras en el zapato.
Sin embargo, la sensación de ser una vasija andante no nos abandona.
Por qué está mal que uséis el lema Nosotras parimos, nosotras decidimos
Tras esta introducción obvia pero necesaria, vamos a lo de ayer, cuando la Asociación por la gestación subrogada inicia una campaña apropiándose del lema “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Seguimos con obviedades: ser padre o madre no es un derecho. Tampoco es una obligación.
Y si quieres ser padre o madre pero no puedes por el motivo que sea, siempre te quedará la adopción. Sí, es un proceso largo y repleto de pruebas que seguramente no sea el mejor del mundo. Una buena idea sería luchar por agilizarlo aumentando los recursos destinados a tal fin. Hay muchos niños en el mundo que necesitan una familia.
Por otro lado, es lógico que haya muchas pruebas para verificar la idoneidad de los potenciales padres/madres. Normal, no le van a dar un bebé a cualquiera, ¿no crees? Estás adoptando a una persona que ya ha llevado una vida difícil, así que mejor asegurarse de que va a un hogar estable en todos los sentidos.
Ahora bien, imaginemos que vas a obviar a todos esos niños que necesitan una familia. No. Tú quieres un niño o una niña y lo quieres tener desde el minuto cero de su existencia. Además quieres que tenga tu ADN, porque tú eres Daenerys Targaryen de la Tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, madre de dragones, Khaleesi de los Dothraki, Reina de los Ándalos y los Rhoynar…y claro, en tu unicidad y exclusividad en el mundo, es normal que quieras prolongar tu legado.
A día de hoy, la seguridad social cubre la reproducción asistida bajo ciertos requisitos, pero no la gestación subrogada. En el primer caso, el procedimiento afecta única y exclusivamente a los potenciales padres/madres. Pero en el segundo, entra en escena una tercera persona más.
No es que done un óvulo o esperma, es que va a ceder su vida y su cuerpo durante 9 meses, con las posteriores consecuencias. Y las habrá. No hablamos de complicaciones, sino de un embarazo y parto normal, con sus efectos a medio, corto y largo plazo:
– Alteración del metabolismo de los hidratos de carbono, que puede acabar en una diabetes gestacional (con dieta o tratamiento, que es la insulina) y se asocia con mayor riesgo de padecer diabetes tras acabar el embarazo.
– Depresión post-parto.
– Problemas musculoesqueléticos (tendones con mayor facilidad para la rotura, esguinces con infinita facilidad…).
– Hemorroides.
– Varices en las piernas y varices vulvares por la dificultad para el retorno venoso.
– Lumbalgias muy frecuentes.
– Vómitos, sobre todo en el primer trimestre pero que pueden llegar a ser muy incapacitantes.
– Problemas de encías (gingivitis) y pérdida de piezas dentarias.
– Insomnio.
– Alteraciones del estado de ánimo y de la libido.
– Estrías
– Acidez.
– Manchas hiperpigmentadas en la piel de la cara.
– Necesidad de ponerse vacunas (tosferina y gripe).
– Múltiples visitas a la matrona, médico, obstetra… unos cuantos análisis de sangre y orina.
– Preeclampsia.
– Evidentemente riesgo de aborto y de legrado si no es posible químicamente.
– Síndrome de Sheehan (un infarto de la glándula pituitaria por hemorragia post-parto).
– Hemorragias post-parto que requieran transfusión de sangre.
– Episiotomías, desgarros perineales. Posible incontinencia urinaria o fecal.
– Alteraciones de la coagulación en el embarazo y mayor riesgo de trombosis y tromboembolismos (pulmonares y en miembros inferiores).
– Anemia durante el embarazo (muy frecuente y que obliga a tomar hierro).
– Estreñimiento
Algunos son reversibles. Otros no.
En resumen: va a perjudicar su vida para ayudarte a ti. Salvando las distancias, son como las donaciones en vida. En la organización nacional de trasplantes son muy claros:
(…)garantizar los derechos de ambas partes, la libertad en las decisiones, voluntariedad, gratuidad y altruismo
Le puedes donar a un familiar, pero también puedes donar a un desconocido y alargar su vida considerablemente gracias a empeorar la tuya. Eso sí, gratis. Volviendo a los vientres de alquiler, es como cuando Phoebe de Friends se ofreció a ser el vientre de los hijos de su hermano. Ojo a la frase que dice cuando tiene a los trillizos entre sus brazos:
Pero, ¿qué pasa si no es gratis y hay intereses económicos detrás? Pues que vas a encontrar muy pocas mujeres con una situación económica solvente y estable que se ofrezcan a este procedimiento para unos desconocidos. Y si te dicen que sí, probaremos suerte y les pediremos un riñón, por si las moscas.
Las que si que te van a decir que sí serán mujeres con problemas económicos, que necesitan el dinero y están dispuestas a correr ese riesgo por una buena suma de dinero. Es lo que tiene la desesperación. Como dice Rodrigo Rato, “Es el mercado, amigo”. La ley de la oferta y la demanda. Menos mal que no hay leyes que permitan ese mercadeo con órganos o con personas.
¿Y sabes por qué? Porque si necesitas el dinero, entonces no estás decidiendo libremente. Nosotras parimos y vosotros decidís.
*Gracias a La Birgisdóttir por su asesoramiento médico
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Fuente AmbienteG
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