Una beca que puede cambiar la vida a las personas trans
Aunque hasta ahora hay pocos inscriptos para recibir la ayuda del gobierno de la provincia de Neuquén, que consiste en un aporte de $1000 mensuales y el servicio de tutoría, en la dirección de Diversidad esperan que se sumen más interesados.
Antes tenía otro nombre y una angustia que le presionaba de modo constante la boca del estómago.
La empezó a sentir a los cinco años, cuando comprendió que el pelo corto y la ropa masculina no representaban su forma de ser. Por eso, emprendió un camino sinuoso que la llevó a recibir una beca para personas trans que quieren finalizar sus estudios. En una sociedad que le da la espalda, su siguiente desafío será abrirse paso en el mundo laboral.
Ser Penélope le llevó años de frustraciones, la pérdida del hogar y de su familia, que le pidió que renunciara a su intención de tomar hormonas femeninas para convertirse en lo que ella siempre sintió que era. “Ser trans puede más que todo”, piensa ahora, luego de haber sufrido la discriminación, las cirugías insalubres y un camino forzado a la prostitución.
Desde que empezó a militar en los colectivos de transexuales, comprendió que el costado de la ruta no era el único lugar para una chica trans, por lo que decidió terminar el secundario y capacitarse en búsqueda de una salida laboral.
La primera vez no pudo soportarlo. Las risas, las miradas, su nombre anterior pronunciado con sorna por los profesores, hacer pis en la calle o aguantar hasta que le explotara la vejiga porque en un baño no la aceptaban y el otro no le correspondía. “Cuando tomás hormonas, ellas se apoderan de tus actitudes y la gente se reía de eso”, asegura.
Lejos de bajar los brazos, quiso intentarlo de nuevo. Esta vez llegó hasta primer año de la universidad pero abandonó la carrera de Servicio Social porque no era lo que le gustaba. Decidió conformarse con una salida práctica y estudió cuidados paliativos y depilación para encontrar trabajo rápido. Pero para las personas trans nada es tan sencillo. Cuando cerró el gabinete de estética que la había contratado, se quedó sin una fuente de ingresos.
“Ahora estoy estudiando gerontología y espero conseguir trabajo de eso”, se esperanza, como ignorando a una sociedad entera que prefiere no emplear a las personas con orientaciones sexuales y identidades de género diversas.
Más que una ayuda económica, recibió la beca de la dirección de Diversidad Sexual como un soplo de aliento que la envalentonó a soñar un poco más allá. Por eso, cuando termine esa capacitación, quiere seguir los estudios en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) para convertirse en locutora.
Aunque esta beca les ofrece una ayuda económica para poder dedicarle más horas al estudio, aún falta un cambio de conciencia para que las personas trans no sean discriminadas en los establecimientos escolares. Para Adrián Urrutia, director de Diversidad de la provincia, “aún está todo por hacer, pero el Estado ha dado señales fuertes de apoyo a este sector, uno de los más vulnerados“.
En ese sentido, además de la ayuda económica, la beca también prevé una tutoría para generar hábitos de estudio en personas que, en muchos casos, abandonaron la escolaridad muy jóvenes.
“Esto genera, a corto plazo, que las chicas y chicos trans no se sientan solos, pero a largo plazo tendrá repercusiones muy positivas“, destaca Urrutia. “La beca es importante porque la mayoría de las chicas no terminan ni la primaria”, señala Penélope.
Es que, al pronunciarse como trans, muchas veces son echadas de sus casas y la rutina cambia.
Las becas: un censo necesario
Aunque hasta ahora hay pocos inscriptos para recibir la ayuda provincial, que consiste en un aporte de $1000 mensuales y el servicio de tutoría, en la dirección de Diversidad esperan que se sumen más interesados. También trabajan en un relevamiento para tener datos reales de la cantidad de transexuales que hay en la zona, su realidad cotidiana y sus necesidades.
“Como el relevamiento lleva tiempo, lanzamos este programa para resolver la coyuntura, pero la idea es conocer con exactitud el grado de escolaridad que tiene el colectivo en toda la provincia“, explica Urrutia. Destaca también el compromiso de los ministros de Educación, Cristina Storioni, y de Ciudadanía, Gustavo Alcaraz, que se sensibilizaron e implementaron políticas públicas.
Estadísticas: buenas y malas después de la ley
Según un estudio realizado por la Fundación Huésped, el 60% de las mujeres trans y el 70% de los hombres abandonan el secundario. Desde la promulgación de la ley de identidad de género, 1 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 hombres retomaron los estudios.
El mismo estudio concluyó que sólo un 10% de las personas trans tiene aportes jubilatorios. Sin embargo, desde que existe la ley, el 30% de las mujeres y el 60% de los hombres retomó la búsqueda de un trabajo formal.
El desafío del mundo laboral
Si bien la educación es un paso importante, el mundo laboral es un gran desafío para las personas transexuales.
“¿Quién te va a tomar sin estudios? No me toman a mí, imaginate al resto”, se pregunta Penélope. Por eso, desde la dirección de Diversidad pensaron las becas para que se adapten tanto a la educación formal como a la capacitación en oficios, para así ampliar el espectro y facilitar la inserción laboral.
Para Urrutia, el reto es naturalizar a la persona trans como un trabajador más. “A medida que veas más carpinteros trans, más peluqueros, más oficinistas, uno lo va tomando como algo natural, como siempre debió haber sido“, aclara. Sin embargo, ese proceso lleva tiempo y un trabajo constante desde el Estado para que la ley de identidad de género tenga una aplicación real.
Urrutia explica que, si bien es importante, esta norma no implica sólo un cambio de nombre en el documento, sino un reconocimiento pleno de los derechos de las personas con identidades de género diversas.
Fuente: LM Neuquén, vía SentidoG
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