«Llegó también Simón Pedro detrás de él, entró al sepulcro y vio las vendas y el sudario»
La sábana santa es una pieza de lino que presenta la imagen de un hombre que fue flagelado, crucificado, coronado con un casco espinoso y que recibió una herida en el costado; es decir, un hombre que sufrió las mismas torturas y murió de la misma forma que describen los evangelios. Cuando Juan Pablo II fue a visitar la sábana en Turín, afirmó que es un «espejo del evangelio», pues todo lo relatado en él sobre la pasión está constatado en el hombre de la sábana.
Eran tantos los indicios que apuntaban a su autenticidad, que el fervor popular vio en ella el sudario que envolvió a Jesús en el sepulcro. Pero en 1988 llegó la decepción, pues al ser sometida a la prueba del carbono 14 en tres laboratorios prestigiosos, el resultado fue unánime: databa de una fecha comprendida entre 1260 y 1390, lo que la convertía en un fraude elaborado en aquella época tan propicia a falsificar reliquias. A mayor abundamiento, esas fechas coinciden con su primera exposición pública.
Pero estos resultados nunca se consideraron concluyentes. En primer lugar, porque contradecían las evidencias anteriores, y, en segundo lugar, porque desde el ámbito científico se admite que el carbono 14 pude haberse alterado por la radiación que hipotéticamente grabó la imagen, o por el incendio sufrido por ella en 1532, o por su permanencia a la intemperie a lo largo de siglos. También se deben considerar los remiendos de algodón de sus bordes (de donde procedían las muestran) en tareas de restauración de aquella época.
Pero vayamos por partes. Remontándonos en el tiempo, cabe reseñar que desde el s. VI están documentadas gran número de referencias a un lienzo de características similares a la sábana santa llamado Mandylión. Existe controversia sobre la imagen que representa, pues según algunas versiones el Mandylión se circunscribía al rostro de Jesús, mientras que otras afirman que abarcaba el cuerpo completo. Sí sabemos que se trasladó con gran boato a Constantinopla en 944, y que fue robado por unos cruzados franceses y llevado a Francia. Aquí desapareció su pista.
La sábana santa apareció en Lirey, Francia, en 1357, y fue donada en 1453 al duque se Saboya por Margarita de Charny. Fue trasladada a Turín en 1578.
También desde un punto de vista histórico, diremos que el lino está tejido en forma de espiga; técnica habitual en Egipto y Oriente Medio en época de Jesús, pero que no llegó a Europa hasta el s. XV. Además, el estudio palinológico (del polen) de Max Frei, establece que la sábana no puede ser original de Europa, y que tuvo que haber estado varios siglos fuera de ella; cosa imposible si fue falsificada en Europa en los siglos trece o catorce.
Pero, siendo esto importante, lo verdaderamente singular se encuentra en su análisis técnico. En 1898, un abogado italiano fotografió la reliquia y encontró que el negativo fotográfico mostraba una imagen mucho más clara y precisa que la fotografía en sí; es decir, que los colores en la imagen real están invertidos; que toda la sábana es un gran negativo que, al ser pasado por el filtro del negativo fotográfico, nos da la imagen real. Este hecho es incompatible con la hipótesis de fraude, dada la ignorancia de la técnica fotográfica en aquella época.
En 1978 se sometió a un examen exhaustivo por parte de un grupo de investigadores del STURP (proyecto de investigación del sudario de Turín) cuyas conclusiones más relevantes fueron; que la sangre que aparece adherida a ella es humana y del grupo AB (muy raro en Europa y muy frecuente en Palestina), y que la evaluación ultravioleta e infrarroja muestra que no existe ningún tipo de pintura o tinte sobre la tela.
Pero lo más extraordinario había ocurrido poco antes, pues cuando una imagen de la sábana fue sometida en 1976 al analizador de imágenes VP-8 (desarrollado para la exploración de Marte), se obtuvo una imagen tridimensional totalmente inesperada. Según comenta el ingeniero P. M. Schumacher que participó en el diseño del VP-8 y realizó la prueba, esto no había ocurrido con ninguna otra imagen (ni ocurrió después). La explicación que da Schumacher a este hecho, es que hay una correspondencia matemática entre la intensidad de cada punto de la imagen y la distancia lógica entre un lienzo y un cuerpo cubierto por él.
Pero… ¿cómo se llegó a producir esta imagen?
Ésta es la gran pregunta a la que el mundo científico todavía no ha sabido responder. Los investigadores del STURP afirman que: «La imagen es el resultado de algo que provocó la oxidación, la deshidratación y la conjugación de la estructura de los polisacáridos de las microfibras del lino. Estos cambios pueden reproducirse en laboratorio… pero no se conoce ningún método que pueda explicar la totalidad de la imagen». Para ser más claros, ni hoy en día somos capaces de reproducirla.
Pues bien. Hasta aquí el relato sucinto de los hechos relativos a la síndone (si los repasan verán que no hay ninguna conjetura). A partir de aquí la interpretación que cada uno haga de ellos. Si les soy sincero les diré que la sábana santa no condiciona mi fe, pero me desconcierta, y, sobre todo, me resulta emocionante la simple posibilidad de que estemos en posesión de un testimonio de Jesús tan extraordinario como éste.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
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Jn 20, 1-9
12 de abril de 2020
¿Cómo hablar de Resurrección en medio de esta situación que estamos viviendo? ¿Cómo entonar un Aleluya desde el drama del sufrimiento, del caos, de la muerte, de la noche de tantos duelos personales y colectivos, en un mundo paralizado y paralizante? Sobran palabras y quizá un silencio es la mejor respuesta. Pero la fe cristiana siempre ha sentido la responsabilidad de hacer una lectura creyente de los acontecimientos en un diálogo profundo con la realidad. Nuestra fe es exigente y radical porque nos pide ver más allá del drama humano. No hay más que ver la historia de Jesús y su desenlace. La fe cristiana es una posición ante la vida que no busca un consuelo narcótico, sino que sostiene la raíz de la existencia revelando que hay algo más que el drama humano y que puede ser traspasado y liberado.
El Evangelio de este Domingo inicia el penúltimo capítulo de Juan en el que se hace evidente la luz, la vida y la verdad que ha ido tejiendo todo el mensaje joánico. Narra la experiencia de tres referentes en el origen de nuestra fe: María de Magdala, Pedro y Juan. Son tres personas, pero no se representan a sí mismas porque presuponen tres prototipos de formas diferentes de acceder al mensaje de la Resurrección.
El texto ya nos sitúa en una nueva era: “El primer día de la semana” Ya no es el Sabbat el día religioso, hay una superación de la visión judía de la revelación de Dios y que va apuntando hacia una nueva Alianza entre la humano y lo Divino. María va muy de mañana al sepulcro, casi antes del amanecer. Estamos ante un símbolo que nos revela que, en el punto más oscuro de la noche, cuando la noche ya no puede ser más noche, justo el instante siguiente es ya el amanecer; nace la luz y algo nuevo asoma a la consciencia humana. El sepulcro es el símbolo de la muerte, de lo que ha perdido sentido, es el llanto y el drama humano hecho realidad. Jesús no está en la tumba vacía, sin embrago, puede ser una prueba negativa de su nueva existencia. María es capaz de leer un signo lleno de misterio y al mismo tiempo de esperanza: la piedra está quitada e interpreta que se han llevado el cuerpo de Jesús. Su reacción no es paralizante, va corriendo a contarlo y a abrir una nueva perspectiva de los hechos.
Pedro, que representa la autoridad, y Juan que representa el vínculo de amor con el Maestro, van corriendo juntos para ver qué está pasando. Dice el Evangelio que llega antes Juan, quizá porque está liberado del peso de la institución y va centrado en lo esencial que va dirigiendo su vida. Se asoma al sepulcro y no entró. Seguramente no necesitaba ya más signos que lo que su inspiración profunda le iba revelando. Pedro sí entró y comienza una descripción exhaustiva de lo que allí había. Signos, signos y signos. La mente humana necesita evidencias, necesita medir, necesita espacio, tiempo, formas, contar, separar, controlar. Pero también la mente humana es capaz de procesar una novedad que conecta con otra realidad profunda que no entra en las categorías tangibles. El evangelio de hoy nos sitúa ante una realidad que trasciende la evidencia física y la apertura a mirar de una manera diferente; nos conduce a una nueva visión de la vida. Hasta entonces, narra el Evangelio de Juan, no habían entendido que Jesús resucitaría y vencería a la muerte.
Nos encontramos ante la savia que va regando los vasos conductores del cristianismo que no se detiene en los límites humanos, sino que los amplía y trasciende. Es muy fácil creer en la Resurrección como dogma (si lo dicen los elegidos con tanta contundencia será verdad) recitarlo en el Credo, ponerlo como bandera de nuestra religión, esperar al fin de nuestra vida biológica para vivir con esa ilusión. Puede, incluso, darnos seguridad y tener cierto control en la ruta a la que vamos caminando. Lo realmente difícil es vivir la resurrección en el aquí y ahora, no vivirla como un premio sino como un nuevo modo de existencia, encontrar pequeños signos en la vida ordinaria que nos hablan de esa conexión con otra consciencia de la que también está hecho el ser humano. El Cielo y la Tierra en unidad, inseparables, la luz y la tiniebla, la muerte y la vida cohabitando en nuestro escenario vital. Un mensaje que nos habla de que la esencia humana es atemporal, no necesita signos, no tiene espacio, no tiene límites, sólo LUZ en un movimiento permanente hacia la plenitud.
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Domingo de Pascua
09 abril 2023
Jn 20, 1-9
Ante el sepulcro -el dato frío, doloroso e inexorable de la muerte-, la mente calla. Tal como señala el relato simbólico del cuarto evangelio, la mente lee que nos han “robado” al ser querido y “no sabemos dónde lo han puesto”, ni cuál ha sido su destino.
¿A dónde va la persona que muere? Si no quiere decir tonterías, la mente enmudece. La fe cristiana confiesa que Jesús resucitó de entre los muertos y que esa es la esperanza que nos aguarda a todos. Sin embargo, el Jesús del cuarto evangelio proclama la resurrección en presente: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). Lo cual significa que, ya ahora, somos resurrección y vida.
La realidad a la que apunta la metáfora de la resurrección escapa a las coordenadas espaciotemporales, es decir, no es algo que pueda suceder en el tiempo y en el espacio. Apunta a la vida, la consciencia, la dimensión profunda de lo realmente real, aquella que permanece cuando todo cambia, a la plenitud de presencia que sostiene y constituye todo este mundo de formas cambiantes. En nuestra identidad profunda, somos precisamente esa plenitud de presencia –“resurrección y vida”, en palabras del evangelio- que trasciende el espacio-tiempo, sin principio y sin final.
Lo que sucede es que el yo no se conforma con ello y se apropia de esa esperanza, erigiéndose en sujeto de la misma, hasta decir: “Yo resucitaré”. Sin embargo, lo que llamamos yo es solo una forma transitoria y fugaz. En nuestra ignorancia, soñamos con un yo eterno -al yo le encantaría perpetuarse-, sin advertir que eso es algo en sí mismo contradictorio: ninguna forma puede ser eterna.
Distintas tradiciones sapienciales invitan a aprender a “morir antes de morir”. Saben que, solo en la medida en que morimos a la identificación con el yo, encontramos nuestra verdad profunda. Lo que muere es el yo; lo que vive es la consciencia -la vida- que somos. “Morir antes de morir” significa, por tanto, reconocer que somos vida -tal como decía Jesús- y “hacer el duelo” del yo y de sus expectativas.
¿Cómo veo el hecho de la muerte? ¿Qué vivo ante ella?
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Salmo en Galicia
—Baltar, Julio de 1952—
Junto al montón de paja de mi vida,
entre el cielo y el mar
y la arboleda oscura donde braman
todas las fieras de la juventud,
he levantado un hórreo sensible
y fiel como una arqueta.
Junto al montón de paja de mi vida
— broza muerta de sol…
Aquí recogeré el mensaje nuevo
de tu boca, Señor: en la frenada
ternura de estos hombres; en el mirlo
huésped de la paloma; en el aliento
de los húmedos bronquios del paisaje;
en la lengua cartuja de esta celda
donde ya estamos solos…
¡Señor, y en la caliente
sangre del mar! ¡en el latido bronco
de este pobre muchacho incomprendido!
En el hórreo fiel nos guardaremos
un volumen reciente de Ejercicios
y los primeros versos
de Fray Juan de la Cruz…
(Sobre esta clara mesa donde escribo
duerme el Conde de Orgaz.
Sobre el benigno corazón del Greco.
…Los sentidos se visten
de negros caballeros, demacrados,
y el deseo se alarga en las antorchas
altas serenamente…
Y en los pontificales
brazos de la Prudencia
y en las manos del alma, casta y joven,
el conde muerto espera tu llamada…)
Aquí recogeré el mensaje nuevo
de tu boca, Señor…
Deshojaremos, juntos, en tu Gracia
la rosa móvil de las estaciones,
y, al fin, me llamarás,
claro, de lejos,
por la ruta del mar iluminada…
¡Al marcharnos, Señor, abrasaremos
toda esta broza muerta de mi vida,
junto a la cual te he levantado un hórreo!
*
Pedro Casaldáliga Palabra ungida,1995
***
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que habla dicho el profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.” Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.”
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
– “Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.”
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
*
Mateo 4,12-23
***
Hay que conseguir desarmarse.
Yo me afané en esa guerra. Durante años y años.
Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado,
Yo no le tengo miedo a nada, porque “el amor ahuyenta el miedo”.
Aplaqué la pretensión de imponerme, de justificarme a costa de los demás,
Yo no estoy en alerta, celosamente aferrado a mis riquezas.
Acojo y comparto.
No me aferro a mis ideas, a mis proyectos.
Si me proponen otros mejores, los acepto con buen ánimo.
O no mejores, más buenos.
Lo sabéis, he renunciado al comparativo…
Lo que es bueno, verdadero, real, dondequiera que sea, es lo mejor para mi.
Por eso, ya no tengo miedo.
Cuando no se posee nada, ya no se tiene miedo.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo?”
Pero si nos desarmamos, si nos despojamos, si nos abrimos al Dios-hombre que hace nuevas todas las cosas, entonces él transforma nuestro pasado ruin y nos restituye a un tiempo nuevo donde todo es posible.
*
Patriarca Atenágoras,
Iglesia Ortodoxa y Futuro ecuménico. Dialogos con Olivier Clément,
Brescia 1995, 209-211
Comentarios desactivados en “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
KÉNOSIS
Entra en picado
por aquella kenosis
que el Verbo aventuró
desnudamente,
de abismo en abismo,
hasta el foso fecundo de la muerte.
*
Pedro Casaldáliga El Tiempo y la Espera, Sal Terrae, 1986
***
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
– “Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?”
Jesús le contestó:
– “Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere.”
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía:
– “Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.”
*
Mateo 3,13-17
***
Fred, lo que quiero decirte es que eres amado, y lo que espero es que tú puedas escuchar estas palabras como te fueron dichas, con toda la ternura y la fuerza que el amor puede darles. Mi único deseo es que estas palabras puedan resonar en cada parte de tu ser: tú eres amado.
El máximo regalo que mi amistad pueda hacerte es el don de hacerte reconocer tu condición de “ser amado”. Puedo hacerte este don sólo en la medida en que lo quiero para mí mismo. ¿No es ésta la amistad: darnos uno al otro el don de “ser amados”? Sí, es la voz, la voz que habla desde lo alto y desde dentro de nuestros corazones, que susurra dulcemente y declara con fuerza: «Tú eres el amado, en tí me complazco». No es ciertamente fácil escuchar esta voz en un mundo lleno de otras voces que gritan: «No eres bueno, eres feo, eres indigno; eres despreciable, no eres nadie… y no puedes demostrar lo contrario».
Estas voces negativas son tan fuertes y tan insistentes que es fácil creerlas. Ésta es la gran trampa. Es la trampa del rechazo de nosotros mismos. En el curso de los años, he llegado a darme cuenta de que, en la vida, la mayor trampa no es el éxito, la popularidad o el poder, sino el rechazo de nosotros mismos. Naturalmente, el éxito, la popularidad o el poder pueden ser una tentación grande, pero su fuerza de seducción deriva a menudo del hecho de que forman parte de una tentación mayor, la del rechazo de nosotros mismos. Cuando se presta oídos a las voces que nos llaman indignos y no amables, entonces el éxito, la popularidad o el poder son fácilmente percibidos como soluciones atractivas. Pero la verdadera trampa, repito, es el rechazo de nosotros mismos.
*
H. J. M. Nouwen, Tú eres mi amado: la vida espiritual en un mundo secular,
Madrid s.f.
Comentarios desactivados en El Verbo se hizo hombre… se hizo clase…
“En el vientre de María el Verbo se hizo hombre,
y en el taller de José, el Verbo se hizo clase...”
*
Pedro Casaldáliga
***
Cuando se retiraron los magos, el ángel del señor se apareció en sueños a José y le dijo:
–«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes vaa buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodespara que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
-«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
-«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atacaban contrala vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá.Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dichopor medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
*
Mateo 2, 13-15. 19-23
***
La familia de Nazaret, en cuanto realidad humana asumida y renovada por la encarnación del Verbo, se transforma no sólo en un lugar donde se hace presente de modo único y especial el misterio de la Trinidad, sino también en un símbolo, en la representación más perfecta, en un icono, que hace presente, vivos y operantes el amor y la fecundidad de Dios.
Jesús, María, José, la santa familia de Nazaret, son el centro del designio salvífico de Dios, el centro de la Nueva Alianza. Pertenecen a la plenitud de los tiempos. En esta familia de Jesús, donde se refleja admirablemente la vida de comunión, de amor de la Trinidad divina, los hombres reanudan el diálogo primitivo con Dios, retoman la armonía conyugal y familiar y de hermandad.
En la familia Dei y en la ecclesia Dei que es la sagrada familia de Nazaret, primera y perfecta comunidad de la Nueva Alianza, se está ante el Padre, unidos a Jesús y penetrados del Espíritu Santo y se vive, se celebra y se anuncia el evangelio de la familia.
*
J. M. Blanquet, La Sagrada Familia icono de la Trinidad, Barcelona 1996, 713
(A Gustavo Gutiérrez, maestro espiritual en los altiplanos de la Liberación, por su itinerario latinoamericano “Beber en su propio pozo’‘).
+
“Por aquí ya no hay camino”.
¿Hasta dónde no lo habrá?
Si no tenemos su vino
¿la chicha no servirá?
¿Llegarán a ver el día
cuantos con nosotros van?
¿Cómo haremos compañía
si no tenemos ni pan?
¿Por dónde iréis hasta el cielo
si por la tierra no vais?
¿Para quién vais al Carmelo,
si subís y no bajáis?
¿Sanarán viejas heridas
las alcuzas de la ley?
¿Son banderas o son vidas
las batallas de este Rey?
¿Es la curia o es la calle
donde grana la misión?
Si dejáis que el Viento calle
¿qué oiréis en la oración?
Si no oís la voz del Viento
¿qué palabra llevaréis?
¿Que daréis por sacramento
si no os dais en lo que deis?
Si cedéis ante el Imperio
la Esperanza y la Verdad
¿quién proclamará el misterio
de la entera Libertad?
Si el Señor es Pan y Vino
y el Camino por do andáis,
si al andar se hace camino
¿qué caminos esperáis?
(Desde la Amazonia brasileña,
en tiempos de probación
y de invencible esperanza criolla).
*
Pedro Casaldáliga El Tiempo y la Espera.
Ed.Sal Terrae, 1986
***
No podéis servir a Dios y al dinero
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–“Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.”
El administrador se puso a echar sus cálculos:
“¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. “
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?”
Éste respondió: “Cien barriles de aceite.”
Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.”
Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”
Él contestó: “Cien fanegas de trigo.”
Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta.”
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.”
*
Lucas 16, 1-13
***
El testimonio de la pobreza evangélica reviste diversas formas, que van desde el compromiso para desarraigar la pobreza a poner todos los bienes a disposición de la causa evangélica; desde llevar una vida sobria a compartir la vida de los más pobres. Cada Instituto tiene su forma de pobreza. Lo importante es que no sea sólo decorativa o de sólo palabras, sino que se caracterice por la entrega y la austeridad personal.
En el sínodo sobre la Vida consagrada, impresionó la intervención del japonés monseñor Soto, que confesó cándidamente que había comprendido a fondo el valor de la pobreza leyendo esta frase de santa Clara: «Amo la pobreza, porque fue amada por Jesús». Ahí reside el significado de la pobreza religiosa.
*
P. G. Cabra, Iconos de la vida consagrada,
Sal Terrae, Santander 1999, p. 157
No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos. Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe… Es suficiente saber que ella vive en Cristo.”
*
Martín Lutero,
1483-1546
***
***
María de todos nuestros deseos
y de todas nuestras esperanzas …
Te saludo María,
madre de todos nuestros deseos de ser felices.
Eres la tierra que dice sí a la vida.
Eres la humanidad que consiente en Dios.
Eres la fruta de las promesas del pasado
y el futuro de nuestro presente.
Eres la fe que acoge lo imprevisible,
eres la fe que acoge lo invisible
Te saludo María,
madre de todas nuestras búsquedas
de este Dios imprevisto.
Del Templo donde lo pierdes,
al Calvario donde es colgado
su camino te parece una locura.
Eres cada uno de nosotros que busca a Jesús,
sin comprender bien su vida y sus palabras.
Eres la madre de las oscuridades de la fe,
tú quien observas todos los acontecimientos en tu corazón,
profundizas y meditas todos nuestros ” ¿por qué? ”
Y quien confía en el futuro de Dios, tu Señor.
Te saludo María,
madre de todos nuestros sufrimientos.
Eres la mujer de pie
al pie del hombre crucificado,
eres la madre de todos los que lloran
la inocencia masacrada y el preso torturado.
Te saludo María,
madre de Jesús y del discípulo que creyó.
Eres la madre de los Hombres y de la Iglesia,
estás en la encrucijada de la historia de la salvación
que Dios inventa desde Abraham y Moisés.
Te saludo María,
madre de todos nuestros pentecostés.
Eres, con los apóstoles,
la Iglesia que ruega y acoge los dones del Espíritu Santo.
Te saludo María,
madre de todas nuestras esperanzas.
Eres la estrella radiante de pueblo en marcha hacia Dios.
Eres el anuncio de la humanidad transfigurada,
eres el éxito de la creación
que Dios hizo para su eternidad.
*
Michel Hubaut
Oración extraída de « Cristo nuestra felicidad, aprender a orar con san Francisco de Asís y Santa Clara de Asís», Éditions Fayard, 1986
*
***
María, en su canto de alabanza, no engrandeció a Dios sólo de una manera abstracta por haber «levantado a los humildes» y haber «llenado de bienes a los hambrientos», sino que lo hizo indudablemente también porque conocía esta bajeza ante Dios mejor que cualquier otra criatura: Dios, el poderoso, en efecto, «ha mirado la humildad de su sierva», y por esa mirada proyectada sobre ella, no por su ensalzamiento, ella se alegra por «la grandeza del Señor». Si bien María era materialmente pobre, no se alegra por los dones materiales que le fueron concedidos […], sino por el don inaudito de una maternidad mesiánica, que no era tanto un don hecho a ella personalmente como un acto de misericordia hacia su «siervo Israel», que ha obtenido la «semilla de Abrahán»por la que había suspirado tanto tiempo. En su opción en favor de los pobres, María es perfectamente ella misma, no se ha alienado en absoluto en «otra María».
Sabe que ha llegado a ser Madre de una manera única e incomparable por pura gracia, y Madre no sólo de su único Hijo, sino, en él, de todos aquellos que mediante él y en él se han convertido en hijos e hijas de Dios en la Iglesia. (Y cuando aquí hablamos de Iglesia, sus confines permanecen indefinidos, porque la gracia de la redención de Cristo ha llegado, en efecto, a todos los hombres que nacieron antes que él y después de él.) «La mediación de María está ligada, efectivamente, a su maternidad, posee un carácter específicamente materno»(Redemptoris Mater 38) y, por eso, ella es el centro de la «comunión de los santos», «está como envuelta por toda la realidad de la comunión de los santos» (Redemptoris Mater 41), de esa capacidad de ser-para-los-otros en el Reino de Dios como coronamiento sobrenatural de la estupenda posibilidad ya en el plano natural, o sea, de la capacidad de poderse apoyar y ayudar recíprocamente.
*
H. U. von Balthasar, «Comentario a la encíclica “Redemptoris Mater”», en H. U. von Balthasar – J. Ratzinger, María. El sí de Dios al hombreo. Introducción y comentario a la encíclica«Redemptoris Mater», Brescia 31988, pp. 56ss, passim)
Comentarios desactivados en 1º de Mayo: San José Obrero
En la fiesta del 1º de Mayo, no podemos olvidarnos de que Jesús de Nazaret era un obrero, de estirpe de obreros, encallecidas sus manos con el trabajo diario, solidario con los que sufrían las injusticias y el desprecio, hermano de los “anawim“…
Vivías del trabajo cotidiano, fuiste un trabajador, un simple obrero; ¿tu fidelidad?: –“es José el carpintero”-, un humilde currante, un artesano.
Trabajo en el que fuiste nuestro hermano; un trabajo de honrado jornalero que en todo cuanto hace pone esmero, porque sabe que Dios usa su mano.
Patrono del trabajo y su salmista, -manos callosas y dedo vendado- enseña al hombre de hoy, tan derrotista, a vivir su trabajo ilusionado, más alegre, cristiano y optimista, más solidario y más humanizado.
*
José Luis Martínez SM
***
*
Y EL VERBO SE HIZO CLASE
En el vientre de María
Dios se hizo hombre.
Y en el taller de José
Dios se hizo también clase.
*
Pedro Casaldáliga, “Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual”,
Sal Terrae, 1984,
Dios creó al hombre no para vivir aisladamente, sino para formar sociedad. De la misma manera, Dios «ha querido santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente».
Desde el comienzo de la historia de la salvación, Dios ha elegido a los hombres no solamente en cuanto individuos, sino también en cuanto miembros de una determinada comunidad. A los que eligió Dios manifestando su propósito, denominó pueblo suyo (Ex 3,7-12), con el que además estableció un pacto en el monte Sinaí.
Esta índole comunitaria se perfecciona y se consuma en la obra de Jesucristo. El propio Verbo encarnado quiso participar de la vida social humana.
Asistió a las bodas de Caná, bajó a la casa de Zaqueo, comió con publicanos y pecadores. Reveló el amor del Padre y la excelsa vocación del hombre evocando las relaciones más comunes de la vida social y sirviéndose del lenguaje y de las imágenes de la vida diaria corriente.
Sometiéndose voluntariamente a las leyes de su patria, santificó los vínculos humanos, sobre todo los de la familia, fuente de la vida social. Eligió la vida propia de un trabajador de su tiempo y de su tierra […].
Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobreeminente laborando con sus propias manos en Nazaret.
De aquí se deriva para todo hombre el deber de trabajar fielmente, así como también ei derecho al trabajo. Y es deber de la sociedad, por su parte, ayudar, según sus propias circunstancias, a los ciudadanos para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente.
Por último, la remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.
Hoy, miércoles de Ceniza, cuando se nos imponga sobre nuestra frente la ceniza penitencial, pensemos en qué es en realidad cumplir el mandato de “Conviértete y cree en el Evangelio”… “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” que nos pide Jesús.
“Recuerda que eres polvo” ¡y algo más! ¡Ayuna del ayuno! ¡Sal del miedo! ¡Rasga las vestiduras… de los demás! ¡Echarte todavía más ceniza, no puedo!
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Pedro Casaldáliga Clamor Elemental.
Editorial Sígueme, 1971
“Para mí, Señor, no es necesario el Miércoles de Ceniza porque ni un solo día de la semana me olvido de que fui barro en tu mano. Y lo único que realmente necesito es que no lo olvides Tú”
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Dulce María Loynaz Poema LXXXIX
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Arrepentimiento no equivale a autocompasión o remordimiento, sino a conversión, a volver a centrar nuestra vida en la Trinidad. No significa mirar atrás disgustado, sino hacia adelante esperanzado. Ni es mirar hacia abajo a nuestros fallos, sino a lo alto, al amor de Dios. Significa mirar no aquello que no hemos logrado ser, sino a lo que con la gracia divina podemos llegar a ser […].
El arrepentimiento, o cambio de mentalidad, lleva a la vigilancia, que significa, entre otras cosas, estar presentes donde estamos, en este punto específico del espacio, en este particular momento de tiempo. Creciendo en vigilancia y en conocimiento de uno mismo, el hombre comienza a adquirir capacidad de juicio y discernimiento: aprende a ver la diferencia entre el bien y el mal, entre lo superfluo y lo esencial; aprende, por tanto, a guardar el propio corazón, cerrando la puerta a las tentaciones o provocaciones del enemigo. Un aspecto esencial de la guarda del corazón es la lucha contra las pasiones: deben purificarse, no matarse; educarse, no erradicarse. A nivel del alma, las pasiones se purifican con la oración, la práctica regular de los sacramentos, la lectura cotidiana de la Escritura; alimentando la mente pensando en lo que es bueno y con actos concretos de servicio amoroso a los demás. A nivel corporal, las pasiones se purifican sobre todo con el ayuno y la abstinencia.
La purificación de las pasiones lleva a su fin, por gracia de Dios, a la “ausencia de pasiones”, un estado positivo de libertad espiritual en el que no cedemos a las tentaciones, en el que se pasa de una inmadurez de miedo y sospecha a una madurez de inocencia y confianza. Ausencia de pasiones significa que no somos dominados por el egoísmo o los deseos incontrolados y que así llegamos a ser capaces de un verdadero amor.
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K. Ware, Diré Dio ogg’i. Il cammino del cristiano,
Magnano 1998, 182-185 passim).
Comentarios desactivados en “ ¿Jesús fue comunista?: El Evangelio y la preocupación por los pobres”, por Javier Sánchez
“Y Monseñor Romero, los mártires de la UCA, don Helder Cámara, Pedro Casaldáliga, Rutilio Grande…”
”No podemos entender el evangelio de Jesús y su proyecto de vida por antonomasia, si no es desde la preocupación que tiene, el Hijo de Dios, por los pobres, los sufridos, los desgraciados, los que en definitiva no contaban en su sociedad y siguen sin contar en la nuestra”
“El poder es el que da muerte a Jesús de Nazaret, justamente porque no aguanta que alguien, desde abajo, desde la llamada “exousía”, o la autoridad moral que tiene, les pueda arrebatar lo que para ellos es el sentido de su vida: el poder como opresión”
“Hace unos días, la vicepresidenta del gobierno español, Yolanda Díaz, fue recibida por el papa Francisco, y desde la derecha reaccionaria y poderosa, se tachó esa visita de ‘cumbre comunista'”
“Si ellos son comunistas, ojalá yo también lo sea, si ellos viven el evangelio desde ahí, ojala también yo sea capaz de vivirlo así. Y toda la comunidad de cristianos y cristianas”
| Javier Sánchez, capellán de la cárcel de Navalcarnero
Cuando pensamos en el Evangelio y en lo que supone la persona de Jesús, quizás, desde algunos sectores, siempre parece que nos viene a la cabeza la figura de alguien muy “angelical”, en el sentido de una persona “que no se metía en problemas de ningún tipo”, y que su objetivo era “dedicarse a las cosas de su Padre”, entendiendo precisamente por esas cosas, “las del cielo”, es decir lo que está apartado del mundo y de la vida de cada día. Pero entender así a Jesús, el Evangelio y el proyecto que El llamó “Reino de Dios”, y que le llegó a costar la vida, es no entender nada, a mi juicio, de quién es realidad Jesús de Nazaret, y cual es realmente su proyecto de felicidad para todos los hombres y mujeres del mundo.
El proyecto de Jesús, el llamado Reino de Dios, solo puede entenderse desde el texto que El mismo proclama en lo alto del monte, según el Evangelio de San Mateo (lugar típico de encuentro con Dios en el mundo judío), y en un llano, según el Evangelio de San Lucas ( entendiendo por llano el lugar donde está la persona, el ser humano, y donde en ese lugar se encuentran Dios y el hombre). Pero lo que está claro es, que en cualquiera de las dos versiones, no podemos entender el evangelio de Jesús y su proyecto de vida por antonomasia, si no es desde la preocupación que tiene, el Hijo de Dios, por los pobres, los sufridos, los desgraciados, los que en definitiva no contaban en su sociedad y siguen sin contar en la nuestra.
Los pobres y los marginados, los que nadie quiere, son los preferidos del Jesús del Evangelio, y son por ellos por los que Jesús da la vida. Por ellos es vilmente asesinado y por eso son precisamente los pobres, los que entienden el mensaje de Jesús. Y frente a ellos, los ricos, los poderosos, los que se creen los buenos y cumplidores de la fe judía, son los que no solo no lo entienden, sino que son los que precisamente lo asesinan.
El poder es el que da muerte a Jesús de Nazaret, justamente porque no aguanta que alguien, desde abajo, desde la llamada “exousía”, o la autoridad moral que tiene, les pueda arrebatar lo que para ellos es el sentido de su vida: el poder como opresión, incluso desde su mismo “sillón religioso”. Ese poder encarnado en los que detentan la fuerza a nivel civil y religioso en la sociedad judía de su tiempo: sumos sacerdotes, fariseos, escribas….Y es curioso, que ese mismo poder es el que sigue matando a millones y millones de seres humanos en todo el mundo.
Ese poder sigue haciendo que cada día la brecha entre pobres y ricos, sea cada vez mayor. Y por eso igual que a Jesús, a los que se ponen de su parte también se les martiriza y se les llega a asesinar. El poder de cualquier tipo e institución, no entiende “de lavar los pies”, sino solo entiende “de comer del fruto prohibido”, para llegar a ser como Dios, porque desde ese poder llegan a considerarse auténticos dioses, que atentan como Caín, contra aquel que quiere solo insinuar que todos somos iguales, que todos nos merecemos lo mismo, que todos somos Hijos e Hijas de Dios y que “no hay distinción entre judíos, y gentiles, esclavos y libres” ,en el lenguaje paulino de Gálatas (Gal 3, 28).
Dichosos los pobres, y Ay de vosotros los ricos, llegará a decir el Evangelio, dichosos los que lloran y son perseguidos por causa de la justicia, y ay de aquellos satisfechos que tenemos de todo. Y esas palabras le causaron a Jesús de Nazaret la entrega de la vida; el Jesús del Evangelio no puede soportar que sean los ricos los que avasallen y que los poderosos sean siempre los primeros. Por eso la comunidad lucana pone en boca de María el maravilloso himno del Magnificat, después de su visita a Isabel: “Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos” (Lc 1, 52-53). Y no entender esto, en el fondo es no entender el Evangelio, aunque vayamos a misa “todos los domingos y fiestas de guardar”. No entender esto, significa no entender la causa auténtica de la muerte de Jesús: su preocupación por los pobres y crucificados de la tierra y su crítica feroz hacia los poderosos que crean millones de desheredados cada día, en la sociedad judía de entonces y en el hoy de nuestro mundo.
Pero tuvieron que pasar muchos siglos, para que surgiera un pensador, llamado Carlos Marx, ateo como el se confesaba, que criticaba profundamente la religión y la manera de entender equivocadamente a Dios, y ese pensador creara el marxismo, para decirnos a los creyentes que había cosas que nuestro Dios no podía entender, y que a nuestro Dios seguro que le dolían: la brecha entre pobres y ricos, tan criticada por Marx, hizo que la Iglesia también se fuera preguntando en aquella sociedad de mediados del siglo diecinueve, cuál era su papel en esa sociedad dividida y dual que estábamos creando los seres humanos. Pero Marx, no fue el autor de ese pensamiento, ya lo había dicho el Evangelio, muchos siglos antes. Ya había dicho Jesús que Dios y el dinero eran incompatibles y que no se podía servir a dos señores. Ya el Evangelio de San Mateo había juzgado a aquellos que “no asistían a los pobres, los encarcelados, los hambrientos, los sedientos, los enfermos, los desnudos….”(Mt 25, 31 ss ) .
Y por eso, desde que Marx nos lo recordó, parece que todos los que se preocupan por el destino y la vida de los pobres, son tachados de comunistas, y de ir en contra del Evangelio. Esta crítica no es nueva, no es de los que ahora lo dicen. Y son tachados de ellos por los que tienen el poder y la riqueza; en tiempos de Jesús, El era tachado de blasfemo por el poder establecido, en nuestros tiempos, los que así actúan son tachados de comunistas, por los mismos que detentan el poder en nuestro tiempo.
Hace unos días, la vicepresidenta del gobierno español, Yolanda Díaz, fue recibida por el papa Francisco, y desde la derecha reaccionaria y poderosa, se tachó esa visita de “cumbre comunista”. Pero precisamente porque ha tenido que venir un papa del hemisferio sur, un papa del otro lado del atlántico, a recordarnos que la Iglesia tiene que estar al servicio de los pobres, y que solo cuando es pobre y acoge en su seno a los más pobres, es la auténtica Iglesia de Jesús. Desde el comienzo de su pontificado, así lo anuncio Francisco, en su mismo nombre , diciendo que la Iglesia es la comunidad de los pobres, es el espacio de acogida para todos. Y a lo largo de todos estos años, así lo ha ido manteniendo; su preocupación fundamental son los inmigrantes, los encarcelados, los enfermos… los que nadie quiere. En el fondo, los mismos a los que prefirió Jesús de Nazaret. De nuevo los poderosos, no lo entienden, y quizás no se atreven a asesinarlo, como hicieron con el maestro, pero si se atreven a difamarlo y a crear corrientes en su contra, por la misma razón: porque se les quita su poder, porque son criticados por hacer del poder el eje de su vida, incluso a algunos eclesiásticos, que también lo detentan hoy sí.
Es conocida la anécdota del papa Francisco, en el cónclave donde fue elegido papa: “En las elecciones, tenía a mi lado al arzobispo emérito de Sao Paulo, el cardenal Claudio Humes, un gran amigo. Cuando la cosas se iba poniendo peligrosa (iba ganando), él me confortaba, ja ja… Y cuando los votos llegaron a los dos tercios, vino el aplauso porque había sido elegido papa. Y él me abrazó, me besó y me dijo: no te olvides de los pobres. Y aquella palabra entró aquí (señalándose la cabeza). Los pobres, los pobres. Mientras continuaba el recuento, pensé en San francisco, el hombre de la paz. Y así llegó el nombre a mi corazón. El hombre de paz. El hombre pobre. ¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres…!”.
Y sin duda que está siendo el eje de su vida y su desvelo en cada momento. Por eso es criticado. Y por eso también ha sido criticada esta visita con la vicepresidenta del gobierno español, y ella misma ha dicho que con el papa le unen muchas cosas y planteamientos.
No ha sido al único que han tachado de comunista, en los últimos tiempos, incluso desde dentro de la propia Iglesia. Son conocidas las palabras del gran don Helder Cámara, obispo de Brasil, “Cuando doy pan a u pobre, dicen que soy un santo. Cuando pregunto por qué el pobre no tiene pan, me llaman comunista”. Este hombre que vivió y murió para los pobres fue tachado por eso de lo mismo, cuando lo único que hacia era llevar a cabo , a la vida de cada día el Evangelio de Jesús.
De la misma manera se hablaba del comunismo de San Romero de América, la voz de los sin voz en América latina, que fue asesinado por los poderosos de El Salvador, mientras celebraba la Eucaristía. Muchas veces dijeron que era un “obispo comunista”, incluso también le han criticado ahora al papa Francisco que lo haya canonizado. San Romero, canonizado por los pobres de El Salvador, desde el mismo momento de su asesinato, ha tenido que esperar a que venga un papa del otro hemisferio para reconocer lo que los pobres ya hicieron. Lo que la misma Iglesia le negó, es lo que ahora Francisco ha reconocido.
Porque lo más espectacular de su asesinato es que, como en el caso de Jesús de Nazaret, Romero fue asesinado por el poder opresor de los mismos creyentes. A Jesús lo mató el poder judío, a Romero lo mató el poder de los falsos cristianos de la sociedad salvadoreña, que se sentían criticados por él. “ El cristiano no debe tolerar que el enemigo de Dios, el pecado, reine en el mundo. El cristiano tiene que trabajar para que el pecado sea marginado y el Reino de Dios se implante. Luchar por esto no es comunismo. Luchar por eso no es meterse en política. Es simplemente el Evangelio que le reclama al hombre, al cristiano de hoy, más compromiso con la historia” (Homilía 16 de Julio de 1977). La misma derecha poderosa que criticó y apoyó Santo de América, y que sin duda estuvo detrás de su asesinato, es la que critica ahora de cumbre comunista, el encuentro entre el papa Francisco y Yolanda Díaz.
Los “mismos comunistas” que fueron asesinados en la UCA, en El Salvador, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, simplemente por defender que los pobres tienen algo que decir, y que los ricos son los causantes de que el mundo haya crucificados. Los poderosos tampoco pudieron soportarlos, y por eso los asesinaron vilmente, junto a Elba, la mujer que los cuidaba, y su hija Celina, de 16 años. Su asesinato, como el de muchos mártires, fue por causa de la justicia y por hacer del Evangelio la norma de su vida, en todo momento.
De comunista fue también tachada la llamada “Teología de la liberación”, que surgió en la década de los 70 en el continente latino americano, y que era simplemente una manera nueva de leer el evangelio desde los pobres. “He oído el clamor de mi pueblo”, que dice el texto del Exodo, es lo que oyeron esos teólogos y teólogas que intentaron vivir esa experiencia del evangelio, a partir de la realidad crucificada y machada por el poder de los poderosos en ese continente. Teólogos como Jon Sobrino, que se salvó milagrosamente de la matanza de la UCA, ha sido calumniado y difamado, incluso desde el interior de la misma Iglesia católica.
El otro Santo de América, Pedro Casaldáliga, fallecido hace poco más de un año fue también “apodado de comunista”, por su lucha en favor de los sin tierra brasileños, y haciendo de su episcopado y de su poder como obispo, un servicio al pueblo, a los más débiles, a los más sufrientes de su diócesis. Cuando se jubiló quería “dedicarse a los más pobres”, quería ir a morir a Africa, porque él decía que allí eran aun más pobres que en su América, donde vivió siempre . La enfermedad terrible del parkinson se lo impidió, pero resulta emocionante que alguien que ha vivido como él en el Brasil pobre, diga que quiere irse con los pobres, muchos pensamos, dónde había estado toda su vida; el obispo sin anillo y sin mitra tradicionales vivió, y murió entre los desheredados, y con ellos encontró la “plena bienaventuranza y felicidad de la que habla el Evangelio”; hizo carne en su vida el proyecto de Jesús: conseguir que todos fuéramos felices, desde la igualdad y el servicio a los más débiles.
El 12 de marzo de 1977 asesinaron “a otro comunista” en la carretera de Aguilares a El Paisnal, Rutilio Grande, y su único delito fue decir y anunciar que todos somos iguales, que Dios no acepta la pobreza, y que los ricos son responsables de la pobreza de muchos seres humanos. Rutilio fue asesinado, acribillado su coche a balazos, junto a un campesino de 72 años, Manuel, y un adolescente de 15, Nelson Rutilio y un niño. Los pobres de Aquilares le recuerdan como un “hombre tremendamente humano que se comprometió con la causa y la vida de los pobres”. Fueron asesinados cuando iban a celebrar la Eucaristía en medio de su pueblo, y su asesinato tanto conmovió a Monseñor Romero que fue capaz de producir en él, el gran milagro.
Romero, amigo personal de Rutilio descubre un nuevo rostro de Dios al contemplar el cadáver de su amigo asesinado. Y desde ahí comienza una andadura nueva que le llevará a él también al martirio. Ahora “el comunista Rutilio”, va a ser beatificado por el papa Francisco; será el segundo santo salvadoreño, que el pontífice venido de América beatifique. Muchos serán también los que incluso dentro de nuestra iglesia critiquen este acontecimiento, porque el padre Tilo, como así le llamaban popularmente a Rutilio, tuvo la osadía de hacer vida el mensaje de Jesús en el Evangelio. Y de nuevo será, Francisco, el que después de más de cuarenta años, reconozca que este hombre, modesto, pobre, humilde y ejemplar sacerdote de Jesús, es modelo para los que queremos seguir al Jesús del Evangelio.
Y habrá quien siga diciendo que “de nuevo un comunista, beatifica a otro comunista, el próximo 22 de enero de 2022”. Será beatificado en la catedral de San Salvador, donde yace también Monseñor Romero, su amigo íntimo y personal, y seguramente a esa celebración, además de acudir obispos, sacerdotes y gente venida de otros países, acudirá “todo el pobrerío salvadoreño”, como llamaba cariñosamente Monseñor Romero a los pobres. El pobrerío por el que Rutilio se sacrificó, será el auténtico protagonista de la celebración, como lo fue hace más de dos mil años en aquel calvario de Jerusalén, donde fue crucificado el mártir Jesús de Nazaret.
Pero hace apenas unos días me decían lo mismo de un sacerdote jesuita, salvadoreño, discípulo de Monseñor Romero, que tiene como único lema de su vida sacerdotal y cristiana la entrega al evangelio. Miguel Vasquez, jesuita de Arcatao, en el departamento de Chalatenango, uno de los sitios más vapuleados en la cruenta guerra civil salvadoreña, me decía: “Me trasladan a Honduras, porque el obispo le ha dicho a mi provincial que yo soy más político que pastor”. De nuevo la Iglesia impoluta, que no quiere mancharse, que nunca va a ser criticada ni asesinada, es la que quiere lavarse las manos, como Pilato, en la causa de los pobres y del Evangelio.
¿Cumbre comunista la celebrada hace unos días en Roma? ¿Comunistas Jesús de Nazaret, Monseñor Romero, los mártires de la UCA, don Helder Cámara, Pedro Casaldáliga, la monjas estadounidenses asesinadas en El Salvador, los miles de catequistas salvadoreños asesinados, los maristas del Congo, Rutilio Grande, los teólogos y teólogas de la liberación, Monseñor Agrelos, Miguel Vasquez….? Si ellos son comunistas, ojalá yo también lo sea, si ellos viven el evangelio desde ahí, ojala también yo sea capaz de vivirlo así. Y toda la comunidad de cristianos y cristianas.
Ojalá que el poder establecido, desde cualquier institución, política, religiosa, militar, económica, cultural…. No tape el auténtico poder que emerge de las bienaventuranzas y del lavatorio de pies del jueves santo, porque sólo así los cristianos, me parece, entenderemos el auténtico sentido del Evangelio. “Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mateo 25, 40)
Comentarios desactivados en “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
KÉNOSIS
Entra en picado
por aquella kenosis
que el Verbo aventuró
desnudamente,
de abismo en abismo,
hasta el foso fecundo de la muerte.
*
Pedro Casaldáliga El Tiempo y la Espera, Sal Terrae, 1986
***
Así dice el Señor:
“Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”
(Lucas 3, 22)
.
“Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.”
*
(Isaías 42, 1-4. 6-7)
***
“Jesús, que no tiene pecado, se pone en fila con los pecadores, esperando ser bautizado por Juan. Cuando Jesús comienza su ministerio, elige entrar en solidaridad con la humanidad pecadora… Jesús elige el camino de la humildad. No aparece con fanfarrias como un salvador poderoso, anunciando un nuevo orden. Por el contrario, viene calladamente, con muchos de los pecadores que van a recibir el bautismo de arrepentimiento… En las tentaciones que siguieron, se hace claro cuán radical es esta elección… Es difícil creer que Dios nos revelaría su presencia divina en el hombre de Nazaret humilde y que se autodespoja. Hay tanto en mí que busca influencia, poder, éxito y popularidad. El camino de Jesús es el camino del ocultamiento, la impotencia y la pequeñez. Sin embargo, cuando entre en comunión verdadera y profunda con Jesús, descubriré que este camino pequeño es el que lleva a la paz real y a la alegría.
En esta fiesta del bautismo del Señor, rezo por el coraje de elegir el camino pequeño y seguir eligiéndolo”.
*
Henri Nouwen
Camino a casa. Un viaje espiritual
LUMEN
***
El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías.
Entonces Juan les dijo:
–Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatar la correa de las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Un día en que se bautizó mucha gente, también Jesús se bautizó. Y mientras Jesús oraba se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz que venía del cielo:
–Tú eres mi Hijo el amado, en ti me complazco.
*
Lucas 3,15-16.21-22
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Tu verdadera identidad es ser hijo de Dios. Es ésta la identidad que debes aceptar. Una vez que la la has reivindicado y te has instalado en ella, puedes vivir en un mundo que te da mucha alegría y también mucho dolor. Puedes recibir alabanzas o calumnias que llegan a ti como una ocasión para fortalecer tu identidad fundamental, porque la identidad que te hace libre ha clavado su ancla más allá de toda alabanza y de toda calumnia humana. Tú perteneces a Dios, y como hijo de Dios has sido enviado al mundo. Necesitas un guía espiritual. Necesitas personas que te mantengan anclado a tu verdadera identidad. Subsiste siempre la tentación de cortar el lazo con el lugar profundo en el que Dios te habita y de dejarte ahogar por la alabanza o la calumnia del mundo.
Mientras lo más profundo dentro de ti, donde se hunden las raíces de tu identidad como hijo de Dios, te ha sido desconocido, los que eran capaces de “tocarte” han tenido sobre ti un poder imprevisible y a menudo aplastante. Han llegado a ser parte de tu identidad; ya no podías vivir sin ellos. Pero ellos no podían desempeñar el papel divino y te han dejado, y tú te has sentido abandonado.
Pero precisamente esta experiencia de abandono es la que te ha hecho volver a tu identidad de hijo de Dios. Sólo Dios puede habitar plenamente en lo más profundo de tu alma y darte sentido de seguridad. Pero queda el peligro de que dejes entrar a otros en tu lugar sagrado, hundiéndote así en la angustia.
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H. J. M. Nouwen, La voz interior del amor, Madrid 1998
Comentarios desactivados en Navidad… hagamos Familia, vivamos “todas” las familias…
El Verbo se hizo hombre… se hizo clase…
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“En el vientre de María el Verbo se hizo hombre,
y en el taller de José, el Verbo se hizo clase...”
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Pedro Casaldáliga
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Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
–“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.”
Él les contesto:
– “¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
*
Lucas 2, 41-52
***
Esta página de Lucas es la única en todo el evangelio en la que contemplamos a los tres miembros de la Sagrada Familia actuando como personas responsables y libres. En los episodios que preceden, Jesús es un niño, que no tiene aún ninguna autonomía; en las que siguen, José ha vuelto a la sombra -probablemente la sombra de la muerte- y no aparece más.
Y bien, en esta narración los tres personajes aparecen como “buscadores de Dios”. Son apasionados y angustiados buscadores de Dios María y José, que pensaban buscar un niño perdido mientras iban tras uno en el que reside corporalmente la plenitud de la divinidad, como dice san Pablo (cf. Col 2,9); uno que, desde la eternidad, es el Verbo, que en el principio estaba ¡unto a Dios y era Dios (cf. Jn 1,1); uno que es el Señor del cielo y de la tierra (Mt 28,18).
Es un buscador del Padre Jesús que, fascinado por el templo, no sabe marcharse: se queda nada menos que tres días, encantado, interrogando y escuchando insaciablemente a los rabinos que hablaban del Dios de Israel.
Es una verdad difícil de comprender para los hombres, pero el significado más auténtico y profundo de sus casas es el de ser lugares donde, en la dulzura de afectos serenos e intensos, se debe ante todo buscar a Dios, al Dios que es la sede eterna y la fuente originaria de todo amor.
*
G. Biffi, Homilía sobre la Sagrada Familia
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Todas las Familias
El niño iba creciendo, lleno de sabiduría
(Lc 2, 22-40)
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La familia la hacen las personas que la forman, su capacidad de quererse, de amarse, de perdonarse, de reconciliarse, de estar abiertas a compartir la vida con otros familias. La familia está cambiando. Es normal. Pueden cambiar las formas de establecerse los vínculos entre las personas. Puede cambiar el hecho de que todos vivan en la misma casa o que vivan separados. Pero al final, hay un vínculo clave en la familia: el amor. Ése es el vínculo que mantiene y mantendrá viva a la familia. Ése fue el vínculo que Jesús aprendió a valorar en su familia. Allí descubrió que es más fuerte incluso que los lazos de la sangre. Por eso, luego, más tarde, habló de Dios como el Padre, el Abbá que reúne a todos sus hijos en torno a la mesa común. Y para que entendiésemos la relación que nos une a Dios nos dijo que éramos sus hijos y él nuestro Padre.
Hoy nos toca a nosotros asumir la realidad concreta de nuestras familias, con sus luces y sus sombras, y seguir partiendo de ellas para construir el reino, la gran familia de Dios. Es nuestra responsabilidad fortalecer todo lo que podamos el vínculo del amor, que rompe las barreras de la sangre, de la raza, etc. y nos une a todos en una única familia. Hoy, como a Jesús, nos toca a nosotros encarnarnos en nuestra realidad concreta y construir la familia de Dios aquí y ahora.
Comentarios desactivados en “Nadie puede servir a Dios y al dinero. Si servimos al dinero, matamos”
Mensaje del 40 Congreso de Teología : El neoliberalismo mata:No se puede servir a Dios y al dinero
El Congreso ha estado inspirado en las palabras de Jesús de Nazaret sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, en la afirmación de Francisco “La economía de la exclusión y de la iniquidad mata” y en la calificación de Pedro Casaldáliga del neoliberalismo como “la gran blasfemia del siglo XXI”
Analizando, observamos una miseria que crece debido, en gran parte, a la mecánica del neoliberalismo cuyo combustible es el dinero. El dinero ciego
Con la apropiación de decenas de miles de bienes a través de las inmatriculaciones, la jerarquía de la Iglesia católica española contraviene el mandato de Jesús
En la crítica al neoliberalismo seguimos la óptica de Jesús de Nazaret, que cuestionó el ‘dinero injusto’, denunció el ídolo Mammón, condenó la codicia insaciable y asesina, rechazó los intereses ilícitos y defendió el perdón de las ‘deudas’
Nuestra propuesta alternativa al neoliberalismo se inspira en la vida solidaria, el mensaje liberador y la praxis igualitaria de Jesús. Se inspira en la ‘economía de la solidaridad‘
Del 3 al 5 de septiembre hemos celebrado on line el 40 Congreso de Teología sobre“El neoliberalismo mata: No se puede servir a Dios y al dinero”, inspirado en las palabras de Jesús de Nazaret sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, en la afirmación del Papa Francisco “La economía de la exclusión y de la iniquidad mata” y en la calificación de Pedro Casaldáliga del neoliberalismo como “la gran blasfemia del siglo XXI”.
1. Hemos analizado las situaciones de injusticia estructural, pobreza extrema, desigualdades crecientes, violencia de género, discursos y prácticas de odio contra personas inmigrantes, refugiada y desplazadas. LGTBI y deterioro del planeta. Buena parte de estas situaciones son consecuencia del neoliberalismo, que es injusto en su raíz y en sus consecuencias, sobre todo en el Sur global.
2. En el mundo, las guerras, la pandemia y la devastación ambiental han aumentado en 250 millones la inseguridad alimentaria. Más de 30 países están amenazados por el hambre. Cada año mueren de hambre casi seis millones de personas. El coronavirus, que ha provocado el contagio de doscientos millones de personas y la muerte de más de cuatro millones, ha afectado con más virulencia a los sectores más vulnerables de la sociedad. A su vez, nos ha hecho tomar conciencia de nuestra fragilidad y vulnerabilidad y de la necesidad de practicar la ética del cuidado.
3. Nos hemos sentido conmovidos e indignados por el sufrimiento del pueblo afgano, especialmente de las mujeres excluidas de la educación, del trabajo profesional, y de la actividad política, por la situación de pobreza extrema de la mayoría de la población de Haití, por la desatención de los niños marroquíes en Ceuta y su utilización política, por las personas inmigrantes pobres ahogadas y por la violencia contra el pueblo palestino y otros pueblos oprimidos.
4.Hemos tomado conciencia de que las fronteras matan, pero que el silencio cómplice de lo que realmente sucede en ellas también mata. Además, al analizar críticamente la información generada por los medios de comunicación constatamos que es utilizada al servicio del poder y en contra de los pobres que buscan un horizonte de vida más digno. Ese tipo de información también mata.
5. Hemos tomado conciencia crítica, asimismo, de que las mujeres forman parte de “los bienes” intercambiables de una sociedad y de que son “objetos” regalados de unos hombres a otros. Sus cuerpos se ofertan en mercados al alza como el de la prostitución, los vientres de alquiler y la pornografía. Sexo y mercado están deviniendo más compañeros que nunca. El neoliberalismo económico en alianza con el patriarcado se convierte en neoliberalismo sexual. Tamaña alianza ha desembocado en odio hacia la vida de las mujeres con el resultado de decenas de miles de feminicidios.
6. La teo/tealogía feminista critica el neoliberalismo patriarcal como sistema de muerte contra las mujeres y llama a trabajar por la humanidad plena de las mujeres, en la óptica de Jesús de Nazaret que promete una vida digna, abundante y con justicia. Denuncia la alianza entre el neoliberalismo económico, el fundamentalismo y el patriarcado religioso, por su utilización mercantil de las mujeres. Denuncia la discriminación y la violencia de género, ejercidas por las jerarquías religiosas, nuestro caso por la jerarquía católica, que niega a las mujeres el reconocimiento de sujetos morales, eclesiales, teológicos y sus derechos sexuales y reproductivos.
Critica la teología androcéntrica construida sobre la imagen varonil de Dios, la ética represiva, que impone a las mujeres una moral de esclavas, y la estructura jerárquico-patriarcal, que las excluye de los ámbitos de decisión. Defiende la igualdad basada en la común dignidad de los hombres y las mujeres y en el movimiento igualitario de Jesús de Nazaret, donde las mujeres recuperaron la libertad y la igualdad. Reclama, asimismo, la paridad en los órganos de representación religiosa, el acceso de las mujeres al conocimiento teológico y el reconocimiento de la teología feminista.
7. Con la apropiación de decenas de miles de bienes a través de las inmatriculaciones, la jerarquía de la Iglesia católica española contraviene el mandato de Jesús de no acumular tesoros en la tierra (Mt 6,19), hace oídos sordos a la petición de que devuelva dichos bienes al pueblo y se coloca del lado del neoliberalismo que mata. Con su defensa y mantenimiento de los privilegios económicos, fiscales, educativos, culturales e incluso militares, incumple la exigencia de Jesús a sus seguidores de no llevar bolsa, ni alforja ni calzado. Con la asignación tributaria destinada solo a la Iglesia católica, que este año ha recibido la cifra récord de 301,7 millones de euros, la jerarquía se apropia de una cuantiosa suma de dinero que debería destinarse a fines sociales.
8. En la crítica al neoliberalismo seguimos la óptica de Jesús de Nazaret, que cuestionó el “dinero injusto”, denunció el ídolo Mammón, condenó la codicia insaciable y asesina, rechazó los intereses ilícitos y defendió el perdón de las “deudas”. Su compasión sanadora y subversiva la comensalía abierta e inclusiva de las personas excluidas del banquete, su denuncia de la iniquidad personal y sistémica y su esperanza activa nos siguen inspirando y animando más allá de las fronteras geográficas, étnico-culturales, religiosas, de clase, de género y de identidad sexual.
9. Nuestra propuesta alternativa al neoliberalismo se inspira en la vida solidaria, el mensaje liberador y la praxis igualitaria de Jesús, en su denuncia del poder político opresor y del poder económico explotador en alianza, y en su opción por las personas y los colectivos más vulnerables: pecadores, publicanos, prostitutas y personas fuera de la ley. Se inspira en la economía de la solidaridad, del reparto equitativo los bienes, como se pone de manifiesto en la parábola de la multiplicación de los panes y los peces, que no fue un acto de magia, pero sí un milagro, el de compartir.
10. En conclusión, nadie puede servir a Dios y al dinero. Si servimos al dinero, matamos. Queremos terminar este mensaje del 40 Congreso de Teología con la propuesta alternativa de Pedro Casaldáliga al neoliberalismo en su poema Pobreza evangélica:
No tener nada. No llevar nada. No poder nada. No pedir nada. Y, de pasada, no matar nada; no callar nada.
Solamente el Evangelio, como una faca afilada. Y el llanto y la risa en la mirada. Y la mano extendida y apretada. Y la vida, a caballo dada.
Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, para testigos de la Revolución ya estallada. ¡Y “mais nada”!
Comentarios desactivados en Agua ideal: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro…
Agua ideal
Agua redonda y cerrada,
el agua del pozo piensa.
El agua andante del río
es buena como una arteria.
La del mar… está muy lejos
para la sed de la tierra.
El torrente lleva el agua
sin saber por qué la lleva.
La fuente, en su boca clara,
la lleva como un poeta.
…Yo busco un agua sin cauces,
pero pensativa y buena.
Honda y cercana. Y sonora.
¡Señor, el agua perfecta!
Los dos bueyes hermanos
sorben pausadamente
la sangre del ocaso.
Los plátanos aplaudían
en silencio, con sus manos verdes
y aterciopeladas.
La torrentera embestía
las rocas como una vaca
de lengua turbia.
Y la tarde
se moría desangrada…
En la feria de tus viñas,
los cascabeles dorados
—de miel y de sol—, Septiembre.
Bajo el toldo de tu cielo,
¡dulce domingo del año!
*
Pedro Casaldáliga, Palabra ungida (Poemas), 1955
***
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. ( Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. ) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús
– “¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores“?
Él contesto:
– “Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.”
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:
– “Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.”
*
Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23
***
*
La lucha espiritual es un movimiento esencial de la vida espiritual cristiana. Se trata de una lucha interior, no dirigida contra seres exteriores a uno mismo, sino contra las tentaciones, los pensamientos, las sugestiones y las dinámicas que llevan a la consumación del mal. Pablo, sirviéndose de imágenes bélicas y deportivas (la carrera, el boxeo), habla de la vida cristiana como de un esfuerzo, de una tensión interior por permanecer en la fidelidad a Cristo, que implica desenmascarar las dinámicas a través de las cuales se abre camino el pecado en el corazón del hombre, para poder combatirlo en el mismo momento en que surge. El lugar de esta batalla es, en efecto, el corazón. Vigilancia y atención son la «fatiga del corazón» (Barsanufio) que permite al creyente llevar a cabo su purificación: es del corazón, en efecto, de donde brotan las intenciones malvadas y es el corazón el que debe transformarse en morada de Cristo gracias a la fe.
En este sentido, la «custodia del corazón» constituye la obra por excelencia del hombre espiritual, la única verdaderamente esencial. En esta lucha es menester ejercitarse: es preciso, en primer lugar, saber discernir nuestras propias tendencias pecaminosas, nuestras propias debilidades, las tendencias negativas que nos marcan de un modo particular; en consecuencia, Tiernos de llamarlas por su nombre, asumirlas y no removerlas y, por último, sumergirnos en la larga y fatigosa lucha dirigida a hacer reinar en nosotros la Palabra y la voluntad de Dios.
El órgano de esta lucha es el corazón, entendido en sentido bíblico como órgano de la decisión y de la voluntad, no sólo de los sentimientos. La capacidad de lucha espiritual, el aprendizaje del arte de la lucha (Sal 144,1; 18,35), resulta esencial para la acogida de la Palabra de Dios en el corazón humano. Los expertos en la vida espiritual saben que esta lucha es más dura que todas las luchas externas, pero conocen asimismo el fruto de la pacificación, de la libertad, de la docilidad y de la caridad que produce.
*
E. Bianchi, La palabra de la espiritualidad,
Milán 1999.
Comentarios desactivados en Pedro Casaldáliga: Descolonizador y liberador
‘Pedro Casaldáliga, Larga caminada con los pobres de la tierra’ de Juan José Tamayo
“Juan José Tamayo nos ofrece una extraordinaria visión de conjunto del obispo del Mato Grosso, que nos ayuda a acercarnos a su vida y su pensamiento, así como a continuar y mantener vivo su legado y la lucha de los pobres”
“No se trata de una biografía al uso, sino de una propuesta liberadora. Nos presenta a un Pedro Casaldáliga comprometido y activo, para poder continuar un legado que no acaba con su muerte, sino que sigue vivo”
“Se trata de un texto riguroso a través del cual podemos observar la vida del Obispo del Mato Grosso a la luz de sus victorias, pero también sus derrotas”
“Las causas de Casaldáliga no son solo suyas, sino toda la humanidad que debe avanzar hacia su emancipación-liberación. Aprender de Casaldáliga es aprender a caminar con todas las víctimas y marginados de la tierra”
| Javier Recio Huetos
“Con los pobres de la Tierra quiero yo mi suerte echar” José Martí.
Cumpliéndose un año del fallecimiento de Pedro Casaldáliga (1928-2020), obispo de São Félix do Araguaia, el obispo de los pobres, creo conveniente hacer un repaso al libro del profesor Juan José Tamayo. Pedro Casaldáliga, Larga caminada con los pobres de la tierra, que es un canto a la vida de este religioso revolucionario, de este obispo-poeta-profeta subversivo. Juan José Tamayo nos ofrece una extraordinaria visión de conjunto del obispo del Mato Grosso, que nos ayuda a acercarnos a su vida y su pensamiento, así como a continuar y mantener vivo su legado y la lucha de los pobres.
Juan José Tamayo es uno de los más importantes teólogos de España, así como uno de los principales conocedores de la teología de la liberación latinoamericana, con la cual está comprometido y sobre la que ha trabajado en profundidad. Él mismo es teólogo de la liberación. Este libro viene a demostrar todo esto mediante un excelente recorrido, a modo de homenaje, por la vida y las causas de Pedro Casaldáliga. No se trata de una biografía al uso, sino de una propuesta liberadora. Nos presenta a un Pedro Casaldáliga comprometido y activo, para poder continuar un legado que no acaba con su muerte, sino que sigue vivo. Mientras existan injusticias, las causas de este religioso seguirán vivas. «¿Qué queda de la teología de la liberación?», le preguntaron una vez a Casaldáliga. «Dios y los pobres», fue su respuesta.
Juan José Tamayo nos acerca a su vida y su pensamiento para poder mantener con vida su subversión, para reclamar la figura de Pedro Casaldáliga, seguir sus huellas, que no son otras que las de Jesús de Nazaret el Cristo liberador, y proseguir sus causas, sin darse por vencidos ni dar ninguna por perdida. Nos presenta a un subversivo, y reclamamos poder utilizar este término de forma elogiosa, pues eso fue Pedro Casaldáliga, un hombre comprometido con la liberación, con «fe de guerrillero y amor de revolución».
El libro presenta a un Pedro Casaldáliga comprometido con la liberación de la humanidad, que trabaja incansablemente –pese a las amenazas y los intentos de asesinato– para construir la utopía del Reino en la historia. Se trata de un texto riguroso a través del cual podemos observar la vida del Obispo del Mato Grosso a la luz de sus victorias, pero también sus derrotas: “somos soldados derrotados de un ejército invencible”, acostumbraba a decir. Y, sobre todo, pues es lo principal, a la luz de sus convicciones y creencias.
A lo largo del primer capítulo se nos presenta la conversión de este religioso claretiano. Tras decidir dedicar su vida a ser misionero, llega a São Félix, en la orilla del río Araguaia, y se encuentra con una realidad dolorosa, una vida que no es vida, en la que se sobrevive a pesar de las circunstancias y en la que morir es el verbo que más se conjuga.
Juan José Tamayo nos permite acercarnos a este momento de la vida de Pedro, a su conversión, no al catolicismo, sino a la liberación y al compromiso por la justicia. En este itinerario hacia el Sur Global1, al que el autor denomina el lugar de la utopía, Pedro Casaldáliga se convierte en quien luego llegó a ser: un luchador incansable contra todos los males, un obrero de la utopía (p. 59), un teo-poeta de la liberación.
Ni las amenazas ni la enfermedad cambiaron el rumbo de Casaldáliga. Un rumbo que, como nos presenta el autor, se dirigía hacia la construcción real de la utopía entre las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. En este camino, el obispo catalán (nacido en Balsereny, Barcelona), no pretendió nunca ser el protagonista, liderar a unos colectivos humanos oprimidos que se dejaran llevar por su sabiduría. Este rumbo hacia la liberación es la caminada, el caminar con el pueblo. Nunca pretendió ser líder,, sino acompañar al pueblo, que es a quien corresponde su liberación (p.15). Se trata de una larga caminada con los pobres de la tierra, como nos lo presenta el título. Un compromiso largo y duradero durante 52 años hacia la liberación de la que nunca se apartó.
A lo largo de todo el libro Juan José Tamayo nos va presentando todos los frentes y todas las causas de Casaldáliga, unidas todas en su compromiso por la liberación. El autor nos presenta a un poeta, a un teólogo, a un político y a un místico, a un descolonizador y desevangelizador. Ninguna de ellas se nos presenta de forma excluyente, sino que se armonizan en la fe de Casaldáliga y en su compromiso con la justicia.
A través de su vida y sus poemas, Juan José Tamayo nos presenta todas sus causas y nos pide que no busquemos en su poesía ni en su fe un intento de evasión de la realidad (p. 41). En la presentación de la vida de este religioso, Juan José Tamayo nos descubre la relación entre la fe y el compromiso con lo terrenal, entre el mundo y la utopía, que siempre mantuvo Casaldáliga. Nos ofrece la imagen de un crítico incansable de la realidad, que, gracias a su fe y sus convicciones, fue incapaz de poner un mundo supraterreno hacia el que guiar todas las acciones. La utopía que tanto Casaldáliga como los demás teólogos y teólogas de la liberación proponen se encuentra en este mundo. Se trata de construir el Reino, no recetarlo más allá de la vida para poder soportar la miseria y la injusticia. Pedro Casaldáliga no quiere ser el opio del pueblo que lo adormece, sino el despertador de su conciencia crítica y revolucionaria y el pedagogo que abre el camino al pueblo para trabajar por su propia liberación.
El de Juan José Tamayo es un testimonio de memoria en el sentido benjaminiano del término memoria subversiva de las víctimas Se trata de un documento en el que nos recuerda la figura de Casaldáliga, no para llorar su pérdida ni para lamentarnos por su marcha. Juan José Tamayo nos presenta el testimonio de un camino, el del obispo del Mato Grosso, del que debemos aprender para poder seguir caminando, ya que como dice Antonio Machado, “se hace camino al andar”, y, como afirma Eduardo Galeano, la utopía sirve “para caminar”.
Las causas de Casaldáliga no son solo suyas, sino toda la humanidad que debe avanzar hacia su emancipación-liberación. Aprender de Casaldáliga es aprender a caminar con todas las víctimas y marginados de la tierra, tomando partido en la construcción de un mañana verdaderamente libre y verdaderamente justo.
1 Para la comprensión del concepto de Sur Global véase: Boaventura de Sousa Santos y María Paula Meneses (eds.), Akal, Madrid, 2014; Juan José Tamayo, Teologías del Sur. El giro descolonizador, Trotta, Madrid, 2021, 2ª ed.; Enrique Dussel, Filosofías del Sur. Descolonización y Transmodernidad, Akal, Madrid, 2015.
Comentarios desactivados en Benjamín Forcano: “Vivir como Jesús de Nazaret, le hizo pobre, libre y profeta”
En memoria de Pedro Casaldáliga : 8 agosto 2020
“Su testimonio quedo clavado en el alma de la Sociedad y de la Iglesia, tan profundo que en el futuro será como faro que haga imposible oscuridades y encallamientos del pasado y haga realidad sus sueños de una humanidad fraterna, más justa y libre”
“Su coherencia de vida, confiere a Pedro libertad profética y credibilidad universal”
“En la visita ad limina, tuvo también una sesión en que los cardenales Gantin y Ratzinger lo sometieron a examen. Casaldáliga contestó con serenidad y gran lucidez”
“Pedro es un hombre libre ante las instituciones, sean políticas o religiosas; libre ante las personas, los grupos y las ideologías”
| Benjamín Forcano, teólogo
Hiciste la belleza porque sabías que mis ojos exultarían viéndola. Me esperas en la muerte porque sabes que necesito verte.
Como si fuera ayer, va esta “memoria”en el primer aniversario de la muerte de nuestro querido Pedro Casaldáliga. Su testimonio quedo clavado en el alma de la Sociedad y de la Iglesia, tan profundo que en el futuro será como faro que haga imposible oscuridades y encallamientos del pasado y haga realidad sus sueños de una humanidad fraterna, más justa y libre.
1.- ¿Pedro Casaldáliga fue siempre el mismo?
Escribir sobre Pedro Casaldáliga cuando nos dejó en la tierra la estela luminosa de sus 92 años, es un desafío y una interpelación. Y es también un deber, un servicio a la humanidad para quienes lo hemos conocido y compartido su estilo de evangelizar en la Iglesia y en la sociedad.
Yo lo conocí, siendo claretiano como él, por los años 1967, cuando él rondaba los 39 años y yo los 32. Fecha clave porque Pedro, con su labor de 6 años en Sabadell con los obreros y emigrantes; 3 años en Barcelona como animador de comunidades cristianas y movimientos sociales; 3 años en Barbastro como formador de seminaristas claretianos y misionero en el Pirineo; 4 años en Madrid como director de la revista “El Iris de Paz” = “Revista de Testimonio y esperanza” y otras actividades; y en Guinea como impulsor de los Cursillos de Cristiandad, había como anticipado no poco de lo que el concilio Vaticano II aportó y elaboró para la Iglesia universal.
Y como remate de este período, fue elegido para asistir como delegado en 1968 al Capítulo General de los Claretianos, que se proponía asimilar la renovación decretada por el Vaticano II. Según entreveíamos, a los jóvenes nos tocó vibrar con la tarea de este Capítulo claretiano, apostando decididamente por la tendencia renovadora, pilotada por Casaldáliga, denominado en aquella ocasión como el Che de la sierra maestra claretiana. Y, como cumbre de sus deseos, Pedro decidió, acabado el Capítulo, cumplir su sueño de irse a Misiones, concretamente a la Amazonía del Brasil, al Matto Grosso.
Sin este terreno previo, no se entiende el itinerario posterior de Pedro Casaldáliga. Su excepcional modo de vivir y evangelizar no comienza con su ida al Matto Grosso. Es anterior y no hace sino confirmarse en el nuevo contexto en que le toca actuar.
La savia que lo alimentaba estaba ya dentro. Pedro lo expresa con naturalidad: “Los pobres son la niña de mis ojos. A mí siempre se me ha quebrado el corazón ver la pobreza de cerca. Me he llevado bien con la gente excluida. Soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar. Por otra parte, nunca me he olvidado de que nací en una familia pobre. Me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me pregunté que si puedo vivir con tres camisas, por qué voy a necesitar diez en el armario. Los pobres de mi Prelatura viven con dos, de quita y pon. Estoy convencido de que no se puede ser revolucionario ni profeta, ni libre sin ser pobre. Siendo pobre me siento libre de todo y para todo. Mi lema fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre”.
Si sientes la pobreza como una cuestión de justicia y decencia humana, necesariamente sentirás compasión, mostrarás amor y te rebelarás con indignación. “No podíamos ver todo eso con los brazos cruzados. Quien cree en Dios, debe creer en la dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe servir a los hermanos. El Evangelio es un fuego que le quema a uno la tranquilidad. No se puede ser cristiano y soportar la justicia con la boca callada. Jesús dice en el Evangelio que El nos juzgará el último día por lo que hayamos hecho con nuestros hermanos más pobres y pequeños”.
2.- Su coherencia de vida, confiere a Pedro libertad profética y credibilidad universal
Después de tratar y encomiar a gente eminente por su defensa de la justicia y la verdad, me resulta difícil encontrar un testimonio tan contundente como el de Pedro Casaldáliga. Pedro muestra coherencia extrema entre lo que dice y hace y por eso es creíble.
Lo llamamos el “Obispo de los pobres” y, como a él, a otros. Pero Pedro lo siente como como si le fuera algo natural: “Señor, no sé si he sabido hallarte en todos, pero siempre te he amado en los más pobres”. Y la confesión se convierte en realidad como acaso nadie puede imaginar: “Cuando me muera, advierte firme al “Movimiento de Trabajadores sin Tierra”: me enterráis junto al rio Araguaia, en la tierra, donde yo he enterrado a tantos indígenas, a tantos peones perseguidos o huidos de Haciendas y a tantos niños sin caja. “Oidlo bien: como un pobre más, siete palmos de tierra, una crucecita de palo y… la resurrección” .
A la mente, puede que nos venga ahora la fastuosidad de los entierros de Papas, Obispos incluso beneméritos, en catedrales, con mausoleos de mármol, personajes venidos del mundo entero, ceremonias ostentosas, exhibiendo indumentaria, títulos y honores. Pedro Casaldáliga no podía acceder a otra cosa que a su identidad con los más pobres, pues era su obispo.
3.- ¿Qué o quién da base a la libertad de Pedro Casaldáliga?
Digo esto, porque encuentro natural que mucha gente se pregunte: ¿De dónde le viene a Pedro la libertad de cuestionar procedimientos, costumbres , normas que no ayuden a vivir según el Reino de Dios?
Le viene, en respuesta suya, de sentirse en radical seguimiento e identificación con Jesús de Nazaret, lo cual implica adoptar el obrar mismo de Dios que se nos revela en Jesús, su hijo predilecto. Y si todos nosotros somos con Jesús hijos de Dios, debemos reconocerlo sobre todo en sus hijos más desatendidos y necesitados. Jesús en una de sus narraciones magníficas lo deja bien claro: “Os encontrareis con gente que pasa hambre, que tiene sed, que es extranjero, no tiene que vestir, está enfermo o está en la cárcel,…Os lo repito: cuanto hagáis con cada uno de estos hemanos mios más humildes lo estáis haciendo conmigo mismo” ( 25, 35-40).
El tener a Dios como Padre supone obrar como El y, en consecuencia, obrar como Jesús: “Rezar por los que os persiguen, querer a los que no os quieren , mostrar afecto a los que no son de vuestra gente, no ofender a los que os afrentan, compartid generosamente lo que teneis y no volver nunca la espalda a los que os piden” (Mt 5, 9-48).
Es engañoso, por tanto, creerse conocer a Dios y llevarse bien con él sin portarse como conviene con sus hijos. La grandeza del hombre no consiste en dominar , sino en servir y nada hay que lo aleja tanto de él como el odio contra uno cualquiera de nuestros prójimos.
El odio rebaja y degrada al ser humano, lo hace incapaz de ver su yo reflejado en el otro y de estimarlo como si se tratara de uno mismo. Nadie puede ser uno mismo si no logra aceptar al diferente, al otro y tratarlo como a sí mismo.: “Quien dice amar a Dios , a quien no ve ; y aborrece a su prójimo a quien ve; ese tal es un mentiroso”.
Quizás comprendamos ahora de dónde le viene a Pedro Casaldáliga la gran libertad de cuestionar ante quien sea cualquier comportamiento eclesiástico o civil, que no concuerde con los principios del Reino de Dios. El le ha mostrado fidelidad total y de ella no le apartará soborno ni amenaza alguna. Y es que en su testimonio está presente el espíritu mismo de Dios: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Y ahí, creyentes y no creyentes, clamarán: “Chapoo”, como me lo expresó en cierta ocasión Julio Anguita al hablarle yo de Pedro Casaldáliga.
Sólo procediendo de esta manera, se entiende que Pedro pida a la madre de Jesús que nos enseñe:
“A ese Jesús carne de su carne, más nuestro que suyo, más del pueblo que de casa, más del mundo que de Israel, más del Reino que de la Iglesia, aquel Jesús que por el Reino del Padre, se arrancó de sus brazos de madre y se entregó a la muchedumbre, sólo y compasivo, poderoso y servidor, amado y traicionado,fiel ante los sueños de su Pueblo, fiel contra los intereses del Templo, fiel bajo las lanzas del Pretorio, fiel hasta la soledad de la muerte» (Pedro Casaldáliga, p.96).
4.- Hecha suya la vida de Jesús, Pedro entra en todo y a todos con su misma libertad
Si Pedro Casaldáliga tomaba parte en todo ámbito y problema humano, era porque debía colaborar a resolverlo con la sabiduría y fuerza liberadoras del Nazareno.
Su caminar en este planeta tierra, iba a estar señalado por las palabras y acciones de cada lugar y momento, siempre al estilo de Jesús para lograr esa gran familia de hermanos e hijos de Dios.
El desafío es permanente en un mundo donde todos tratamos de abrirnos camino buscando que se nos reconozca y se nos reserve un puesto en la sociedad. Nadie viene a este mundo por sí mismo ni para sí solo. Somos dependientes y desde esa dependencia nacemos, nos necesitamos y nos relacionamos y nos aceptamos.
La aceptación supone que somos portadores de una misma naturaleza, que somos capaces de conocerla y cuidarla en nosotros mismos y en los demás, secundando la norma universal de “Tratar a los demás como nosotros queremos que nos traten”. La vida de todos es tan digna como la nuestra, sujeto de unos mismos derechos y obligaciones.
Por tanto, se sea varón o mujer, joven o viejo, blanco negro, europeo, americano o asiático, trabajador de una u otra profesión, constituimos una comunidad humana universal , que descarta cualquier tipo de exclusión o discriminación. Todos somos ciudadanos, con la dignidad y derechos que nos son propios, siendo creyentes o ateos. Pero, lo que en modo alguno se puede admitir es la pretensión de quienes , idólatras del dios dinero, se dedican a sacrificar en su altar, miles y millones de vidas para superar la frustración de su egoísmo y codicia y la desesperación de su malograda vida.
5.- Algunos hechos relevantes del vivir “libre y pobre –pobre y libre” de Pedro
Creo interpelante recordar ahora algunos hechos en los que Pedro manifiestó de maneras relevante su libertad profética:
-La innovación ritual y programática de su Consagración episcopal
– El no ir a Roma para hacer la visita “ad limina”
-La acogida del equipo expulsado de la Congregación claretiana
-Su viaje a Nicaragua para apoyar la Revolución Sandinista.
A)- Inusual la celebración de su Consagración episcopal
Pedro Casaldáliga llegó ilusionado al Matto Grosso, consciente de que llegaba a un lugar donde le tocaría mostrar la fuerza liberadora del proyecto de Jesús. Llegó en 1968 y a los cuatro meses, se propuso visitar y conocer el lugar y condiciones de vida de la gente entre quienes iba a realizar su misión. Pasaron casi tres años y ya tenía en su mano el mapa de lo que pronto iba a ser su Prelatura: un territorio de 150.000 km. , 1/3 de España, con fincas de hasta 700.000 hectáreas.
Le quisieron nombrar obispo y él se negaba, pero muchos amigos le obligaron a que aceptara para poder trabajar más y mejor para el bien de todos.
En pocos días, logró tener a punto el Documento “Una Iglesia en conflicto con el latifundio y la marginación social”.
Y sobrevino lo que acaso nadie esperaba: la alarma, el escándalo y la persecución. Gobierno, Policía y hasta el mismo Nuncio le pideron que no lo publicara en el extranjero. Pedro acababa de dar puntilla a la complicidad histórica de una Iglesia con los poderosos de este mundo. Hasta cinco veces estuvo a punto de ser expulsado del país. Pero el Papa Pablo VI lo defendió: “ Tocar a Pedro es tocar al Papa”. Y se evitó la expulsión.
En su consagración episcopal, Pedro Casaldáliga dejo bien plasmado su programa pastoral, expresado en una celebración que sobrepasó todo ritualismo tradicional.
Poéticamente anunciaba:
Tu MITRA será un sombrero de paja; el sol y la luna; la lluvia y el sereno; el pisar de los pobres con quien caminas y el pisar glorioso del Señor.
Tu BÁCULO será la verdad del Evangelio y la confianza del pueblo en ti.
Tu ANILLO será la fidelidad a la Nueva Alianza del Dios Liberador y la fidelidad al pueblo de esta tierra.
Tu ESCUDO la fuerza de la esperanza y la libertad de los hijos de Dios.
Tus GUANTES el servicio del amor.
B) Negación de ir a Roma para realizar la “Visita ad limina”
Pedro consecuente consigo y la tarea eclesial que le correspondía, decidió no hacer la “Visita ad limina” para ver al Papa, que los obispos tienen que hacer por prescripción canónica cada cinco años. El lo explicó: tales visitas no cumplen con su objetivo de informar al Papa sobre los problemas de cada diócesis, se reducen a un despliegue de ceremonias más o menos ostentosas. Y añadía ademá: Yo soy un pobre y los pobres no viajan.
Pedro cumplió su palabra, jamás viajo a España, ni siquiera cuando murió su madre, (cuya noticia yo le trasmití). Lógicamente, de Roma le llamaron la atención, le enviaron un delegado y él admitió que si el Papa lo deseaba, él lo haría sin demora. Luego resulta que tardaron más de dos años en recibirlo. Y sabiendo la repercusión que iba a tener, determinaron que la difusión fuera nula o lo menos posible, que llevara sotana, y se abstuviera de hacer declaraciones públicas.
Pedro se había hecho preceder con una carta al Papa, donde ponía en acción su corresponsabilidad episcopal, mencionándole una serie de puntos que debía acometer para transformar la Iglesia y hacerla fiel seguidora de Jesús. Tuvo también una sesión en que los cardenales Gantin y Ratzinger lo sometieron a examen. Casaldáliga contestó con serenidad y gran lucidez.
Posteriormente, con una dureza ajena a este encuentro, oficiales de la Curia mandaron a Casaldáliga un documento de unos 10 puntos controvertidos, para que los firmase. Casaldáliga los rechazó argumentando que no era eso lo que él y el Papa (incluidos los dos cardenales) habían acordado. Y la cosa terminó ahí, sin más instigación.
C) Pedro Casaldáliga, sin dudarlo acogió al equipo claretiano expulsado de la Congregación
Muchos teólogos hubieron de afrontar represión y censura debido a la involución instaurada por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Yo formaba comunidad claretiana con otros cinco compañeros más, creada expresamente por nuestros superiores para enseñar, difundir y asegurar la renovación del concilio Vaticano II.
Publiqué por entonces el libro “Nueva Etica Sexual” que, tras unos años de pacífica circulación, fue sometido a examen por Roma, dictando después de largo proceso, sentencia de prohibición del libro y del autor. Los cinco compañeros se solidarizaron conmigo y asumimos juntos la decisión de no tolerar la disolución de la comunidad. Al no aceptar dicha disolución, tuvimos que emprender una serie de recursos que anulara la orden dada. La decisión, tomada en última y máxima instancia, nos expulsaba de la Congregación.
Esto suponía que seguíamos siendo sacerdotes, pero teníamos que buscar un obispo benévolo que nos acogiera. Dentro de España vimos que no era nada fácil que un obispo acogiera a un grupo de seis, en tales circunstancias. Y, dado que con Pedro, además de claretiano, teníamos intensa y convergente relación, procedimos a exponerle con tiempo si nos acogía en su Prelatura, llegado el caso. Producida la sentencia, teníamos asegurada ya su respuesta, que me comunicó en persona cuando lo visité. Fueron éstas sus palabras: “Mira , Benjamín, por el amor que os tengo, contad incondicionalmente conmigo hasta la muerte. Soy vuestro obispo”. Y, desde entonces, se incrementó y reforzó la red inmensa de amigos y colaboradores que, en España sobre todo, habíamos construido. Eramos, en palabras suyas, “La trinchera teológica de la Prelaturas en el Primer Mundo”.
D) Su solidario e incondicional apoyo a la revolución sandinista
AL igual que Een los anteriores puntos, tengo ser breve. Pedro, no viajaba ni salía del Brasil según tenía decidido, pero viajar a Nicaragua era una prueba de su libertad profética. No le eran favorables los aires de la política internacional, del superconservador Papa polaco Juan Pablo II, ni por supuesto la posición de los obispos de Nicaragua. Pero, Pedro, en conciencia y en fidelidad al Evangelio, tenía que hacerse presente para apoyar la revolución sandinista, -revolución la más “pura” de la historia-, también la primera que se hacía con la Iglesia y no contra la Iglesia, y así poder ejercer en medio de ella la pastoral de la Frontera y de la Consolación.
Vivo e interpelante es el libro que escribió “Nicaragua combate y profecía”.
Lo dedica a todo el pueblo nica: “Digo en voz alta lo que en conciencia no podía dejar de decir. Y a cuantos creen en el Dios de la Vida y de la Liberación les pido que oren también -además de actuar- para que el Reino siga aconteciendo en Nicaragua” .
“Una reciente señal de la envergadura del fenómeno nicaragüense es que su sola y estimulante presencia ha motivado a salir de Brasil por primera vez en 18 años, al obispo y poeta Pedro Casaldáliga, quien ejerce una incansable labor evangelizadora. Durante dos meses se integra a una tierra que se puebla de hombres y mujeres que, aun discrepando sobre el cielo, coinciden sobre el suelo y sin violencia ni mayores desgarramientos convierten aquella tierra de nadie en tierra de todos” (Mario Benedetti).
“Pedro Casaldáliga prolonga la estirpe de ciertos padres de nuestra fe latinoamericana. Igual que aquellos en su tiempo, también Pedro en el nuestro es incomprendido, mal visto, obligado a justificarse ante las más altas esferas de la Iglesia. Y en el caso de que Nicaragua sea invadida –ha prometido Pedro- volverá a ella , para consolar y estar en la frontera , para dar vida s sus hermanos , como Dios manda” (Leonardo Boff).
6.- El lema de Pedro: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre.
“Mi lema, escribe Pedro, fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre”.
En el sistema eclesiástico, la libertad brilla por su ausencia. Educa para la obediencia, no para la libertad. Quizás por eso, Pedro deja escrito: “Si me bautizas otra vez, un día…; di a Dios y al mundo, que me has puesto el nombre de Pedro-Libertad”.
Pedro es un hombre libre ante las instituciones, sean políticas o religiosas; libre ante las personas, los grupos y las ideologías; es la palabra libre, el gesto en rebeldía , la osadía que bebe en la fuente del Espíritu, que es viento y fuego y revienta estructuras y cadenas.
Es difícil manipular a Pedro. El es él, y porque es él antes que todo, su relación con las cosas y con las personas es de extremo respeto, delicadeza y libertad. Trata a todos y a todas exactamente igual, se entrega entero en cada encuentro y quien se relaciona con él sale convencido de que fue tratado como alguien muy especial y único.
Si Pedro es libre es porque a la vez es pobre. Lo tiene muy claro: la actitud ante los pobres define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre es encontrarse con Dios. Por tanto, quien no toma en serio al pobre, no puede encontrarse con Dios: “Quien cree en Dios, debe creer en la dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe servir a los hermanos. El Evangelio es un fuego que le quema a uno la tranquilidad. No se puede ser cristiano y soportar la justicia con la boca callada. Jesús dice en el Evangelio que El nos juzgará el último día por lo que hayamos hecho con nuestros hermanos más pobres y pequeños”.
“Si vivir es convivir, todos y todas debemos ser reconocidos como personas en la radical dignidad de la raza humana. La más esencial tarea de la Humanidad es humanizarse-. Humanizar la Humanidad es la misión de todos, de todas, de cada uno y de cada una de nosotros. La ciencia, la técnica, el progreso solamente son dignos de nuestros pensamientos y de nuestras manos, si nos humanizan más. Y esto nos compromete a transformar el mundo juntos.
El pequeño mundo del propio corazón, del propio hogar, de la vecindad y de el gran mundo de la política y de la economía y de las instituciones. Otra ONU es posible, y necesaria. La paz y el diálogo son necesarios entre las religiones para que haya paz en el mundo. Un diálogo generador de humanidad. Es hora, pues, de creer en plural unidad en el Dios de la vida y del amor y de practicar la religión como justicia, servicio y compañía. Un Dios que separa la humanidad es un ídolo mortífero”.
Su radicalidad por la pobreza y libertad, la tiene escrita Pedro en estos versos:
No tener nada. No llevar nada. No poder nada. No pedir nada. Y, de pasada, no matar nada; no callar nada. Solamente el Evangelio, como una faca afilada, y el llanto y la risa en la mirada, y la mano extendida y apretada, y la vida, a caballo, dada. Y este sol, y estos ríos, y esta tierra comprada, para testigos de la revolución ya estallada. ¡Y mais nada!
Su radicalidad le ha llevado a decir: “El teólogo Karl Rhaner escribía : En el siglo XXI un cristiano, o será místico o no será cristiano. Que conste que yo considero a Rhaner como el mayor teólogo del siglo XX. Sin embargo, creo, con la más estremecida convicción evangélica, que hoy, ya en el siglo XXI, un cristiano o cristiana, o es pobre y/o aliado o aliada visceralmente de los pobres, o no es cristiano, no es cristiana. Ninguna de las famosas notas de la Iglesia se mantiene en pie si se olvida esta nota fundamental, la más evangélica de todas: la opción por los pobres”.
Pedro siendo distante, extranjero y prójimo se hace hermano universal.
“Cuando los tiempos actuales perturbados hubieren pasado, cuando las desconfianzas y mezquindades hubieren sido engullidos por lo vorágine del tiempo, cuando miremos para atrás y consideremos los últimos decenios del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, identificaremos una estrella en el cielo de nuestra fe, rutilante, después de haber parado nubes, soportando oscuridades y venciendo tempestades: es la figura simple, pobre, humilde, espiritual y santa de un obispo que, extranjero, se hace compatriota, distante se hace prójimo y prójimo se hace hermano de todos, hermano universal: Don Pedro Casaldáliga” (Leonardo Boff, p. 103).
No cabe duda de que la Virgen María está en el cielo. Cómo ocurrió no lo sabemos. Y, ya que el Espíritu Santo no nos ha dicho nada acerca de esto, no lo podemos hacer artículo de fe… Es suficiente saber que ella vive en Cristo.”
*
Martín Lutero,
1483-1546
***
***
María de todos nuestros deseos
y de todas nuestras esperanzas …
Te saludo María,
madre de todos nuestros deseos de ser felices.
Eres la tierra que dice sí a la vida.
Eres la humanidad que consiente en Dios.
Eres la fruta de las promesas del pasado
y el futuro de nuestro presente.
Eres la fe que acoge lo imprevisible,
eres la fe que acoge lo invisible
Te saludo María,
madre de todas nuestras búsquedas
de este Dios imprevisto.
Del Templo donde lo pierdes,
al Calvario donde es colgado
su camino te parece una locura.
Eres cada uno de nosotros que busca a Jesús,
sin comprender bien su vida y sus palabras.
Eres la madre de las oscuridades de la fe,
tú quien observas todos los acontecimientos en tu corazón,
profundizas y meditas todos nuestros ” ¿por qué? ”
Y quien confía en el futuro de Dios, tu Señor.
Te saludo María,
madre de todos nuestros sufrimientos.
Eres la mujer de pie
al pie del hombre crucificado,
eres la madre de todos los que lloran
la inocencia masacrada y el preso torturado.
Te saludo María,
madre de Jesús y del discípulo que creyó.
Eres la madre de los Hombres y de la Iglesia,
estás en la encrucijada de la historia de la salvación
que Dios inventa desde Abraham y Moisés.
Te saludo María,
madre de todos nuestros pentecostés.
Eres, con los apóstoles,
la Iglesia que ruega y acoge los dones del Espíritu Santo.
Te saludo María,
madre de todas nuestras esperanzas.
Eres la estrella radiante de pueblo en marcha hacia Dios.
Eres el anuncio de la humanidad transfigurada,
eres el éxito de la creación
que Dios hizo para su eternidad.
*
Michel Hubaut
Oración extraída de « Cristo nuestra felicidad, aprender a orar con san Francisco de Asís y Santa Clara de Asís», Éditions Fayard, 1986
*
***
María, en su canto de alabanza, no engrandeció a Dios sólo de una manera abstracta por haber «levantado a los humildes» y haber «llenado de bienes a los hambrientos», sino que lo hizo indudablemente también porque conocía esta bajeza ante Dios mejor que cualquier otra criatura: Dios, el poderoso, en efecto, «ha mirado la humildad de su sierva», y por esa mirada proyectada sobre ella, no por su ensalzamiento, ella se alegra por «la grandeza del Señor». Si bien María era materialmente pobre, no se alegra por los dones materiales que le fueron concedidos […], sino por el don inaudito de una maternidad mesiánica, que no era tanto un don hecho a ella personalmente como un acto de misericordia hacia su «siervo Israel», que ha obtenido la «semilla de Abrahán»por la que había suspirado tanto tiempo. En su opción en favor de los pobres, María es perfectamente ella misma, no se ha alienado en absoluto en «otra María».
Sabe que ha llegado a ser Madre de una manera única e incomparable por pura gracia, y Madre no sólo de su único Hijo, sino, en él, de todos aquellos que mediante él y en él se han convertido en hijos e hijas de Dios en la Iglesia. (Y cuando aquí hablamos de Iglesia, sus confines permanecen indefinidos, porque la gracia de la redención de Cristo ha llegado, en efecto, a todos los hombres que nacieron antes que él y después de él.) «La mediación de María está ligada, efectivamente, a su maternidad, posee un carácter específicamente materno»(Redemptoris Mater 38) y, por eso, ella es el centro de la «comunión de los santos», «está como envuelta por toda la realidad de la comunión de los santos» (Redemptoris Mater 41), de esa capacidad de ser-para-los-otros en el Reino de Dios como coronamiento sobrenatural de la estupenda posibilidad ya en el plano natural, o sea, de la capacidad de poderse apoyar y ayudar recíprocamente.
*
H. U. von Balthasar, «Comentario a la encíclica “Redemptoris Mater”», en H. U. von Balthasar – J. Ratzinger, María. El sí de Dios al hombreo. Introducción y comentario a la encíclica«Redemptoris Mater», Brescia 31988, pp. 56ss, passim)
Comentarios desactivados en “Tierra Nuestra, Libertad”: “Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”
“Tierra Nuestra, Libertad”.
Esta es la Tierra nuestra:
¡La libertad,
humanos!
Esta es la Tierra nuestra:
¡La de todos,
hermanos!
La Tierra de los Hombres
que caminan por ella
a pie desnudo y pobre.
Que en ella nacen, de ella,
para crecer con ella,
como troncos de Espíritu y de Carne.
Que se entierran en ella
como siembra
de Ceniza y de Espíritu,
para hacerla fecunda como a una esposa madre.
Que se entregan a ella,
cada día,
y la entregan a Dios y al Universo,
en pensamiento y sudor,
en su alegría
y en su dolor,
con la mirada
y con la azada
y con el verso…
¡Prostitutos creídos
de la Madre común,
sus malnacidos!
¡Malditas sean
las cercas vuestras,
las que os cercan
por dentro,
gordos,
solos,
como cerdos cebados;
cerrando,
con su alambre y sus títulos,
fuera de vuestro amor
a los hermanos!
¡Malditas sean
todas las cercas!
¡Malditas todas las
propiedades privadas
que nos privan
de vivir y de amar!
¡Malditas sean todas las leyes,
amañadas por unas pocas manos
para amparar cercas y bueyes,
hacer la Tierra esclava
y esclavos los humanos!
¡Otra es la Tierra nuestra, hombres todos!
¡La humana Tierra Libre, hermanos!
*
Pedro Casaldáliga
Tierra nuestra, libertad,
Editorial Guadalupe, Buenos Aires 1974, 151 pp
***
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
– “¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?”
Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe contestó:
– “Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.”
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
– “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?”
Jesús dijo:
– “Decid a la gente que se siente en el suelo.”
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
– “Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.“
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
– “Éste sí que es el Profeta que tenía que venir la mundo.”
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
*
Juan 6,1-15
***
***
Pienso en ti, muchachito de Galilea, de quien Juan no nos ha transmitido palabra alguna, pero ha inmortalizado tu gesto. Caía ya poco a poco la noche sobre la colina. Había allí una muchedumbre rumorosa y festiva a la que te habías unido para escuchar a aquel ¡oven rabí llamado Jesús. Un rabí que no hablaba como los otros y que parecía incapaz de decir «no» a quien le pidiera que le curara. Estabais lejos de todos los pueblos. Y de repente te encontraste con Andrés, completamente inquieto y agitado, que parecía andar buscando algo. Tú te diste cuenta en seguida de que debía tratarse de comida. Tu alforja contenía aún cinco panecillos que tu madre te había cocido la víspera y dos pescados que había cogido tu hermano de noche.
Y diste, a tu vez, todo lo que habías recibido. No diste de lo que te sobraba, sino todo lo que te hacía falta para alimentarte aquel día. ¿Te diste cuenta, después, de la relación que había entre los panecillos que diste a Andrés y aquellas cestas llenas de pan sobre las que se precipitó la multitud exuberante? ¿Notaste cómo se parecían extrañamente aquellos panecillos que no se agotaban nunca a los que tu madre te había preparado? ¿Quién se acuerda de ti hoy? Pero yo te bendigo, muchachito de Galilea. Tú eres para mí como una pequeña imagen del mismo Señor.
En esa otra pascua ahora cercana, será él el niño que ofrecerá «en su miseria cuanto tenía para vivir», su misma vida, para saciar el hambre de una multitud. Lo dará todo, sin cálculos, en la hora en que caerá la noche sobre un mundo desierto. Y el Espíritu, a través de las manos de otros Andrés y de otros Felipe, multiplicará el pan a lo largo de la noche de los tiempos. Ya no se morirá de hambre sobre las colinas desiertas y pobladas de muchedumbres hambrientas
*
D. Ange, Le nozze di Dio dove I povero é re,
Milán 1985.
Yo, pecador y obispo, me confieso de haber llegado a Roma con un bordón agreste; de sorprender el Viento entre las columnatas y de ensayar la quena a las barbas del órgano; de haber llegado a Asís, cercado de amapolas.
Yo, pecador y obispo, me confieso de soñar con la Iglesia vestida solamente de Evangelio y sandalias, de creer en la Iglesia, a pesar de la Iglesia, algunas veces; de creer en el Reino, en todo caso -caminando en Iglesia-.
Yo, pecador y obispo, me confieso de haber visto a Jesús de Nazaret anunciando también la Buena Nueva a los pobres de América Latina; de decirle a María: «¡Comadre nuestra, salve!»; de celebrar la sangre de los que han sido fieles; de andar de romerías…
Yo, pecador y obispo, me confieso de amar a Nicaragua, la niña de la honda. Yo, pecador y obispo, me confieso de abrir cada mañana la ventana del Tiempo; de hablar como un hermano a otro hermano; de no perder el sueño, ni el canto, ni la risa;
de cultivar la flor de la Esperanza entre las llagas del Resucitado.
*
Pedro Casaldáliga, Todavía estas palabras. 1994
*
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió:
– “Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.”
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
*
Marcos 6, 7-13
***
El mensaje y la actividad de los mensajeros no se distinguen en nada de la de Jesucristo. Han participado de su poder. Jesús ordena la predicación de la cercanía del Reino de los Cielos y dispone las señales que confirmarán este mensaje. Jesús manda curar a los heridos, limpiar a los leprosos, resucitar a los muertos, expulsar los demonios. La predicación se convierte en acontecimiento, y el acontecimiento da testimonio de la predicación.
Reino de Dios, Jesucristo, perdón de los pecados, justificación del pecador por la fe, todo esto no significa sino aniquilamiento del poder diabólico, curación, resurrección de los muertos. La Palabra del Dios todopoderoso es acción, suceso, milagro. El único Cristo marcha en sus doce mensajeros a través del país y hace su obra. La gracia real que se ha concedido a los discípulos es la Palabra creadora y redentora de Dios.
Puesto que la misión y la fuerza de los mensajeros sólo radican en la Palabra de Jesús, no debe observarse en ellos nada que oscurezca o reste crédito a la misión regia. Con su grandiosa pobreza, los mensajeros deben dar testimonio de la riqueza de su Señor. Lo que han recibido de Jesús no constituye algo propio con lo que pueden ganarse otros beneficios. «Gratuitamente lo habéis recibido». Ser mensajeros de Jesús no proporciona ningún derecho personal, ningún fundamento de honra o poder. Aunque el mensajero libre de Jesús se haya convertido en párroco, esto no cambia las cosas. Los derechos de un hombre de estudios, las reivindicaciones de una clase social, no tienen valor para el que se ha convertido en mensajero de Jesús. «Gratuitamente lo habéis recibido». ¿No fue sólo el llamamiento de Jesús el que nos atrajo a su servicio sin que nosotros lo mereciéramos? «Dadlo gratuitamente». Dejad claro que con toda la riqueza que habéis recibido no buscáis nada para vosotros mismos, ni posesiones, ni apariencia, ni reconocimiento, ni siquiera que os den las gracias. Además, ¿cómo podríais exigirlo? Toda la honra que recaiga sobre nosotros se la robamos al que en verdad le pertenece, al Señor que nos ha enviado. La libertad de los mensajeros de Jesús debe mostrarse en su pobreza.
El que Marcos y Lucas se diferencien de Mateo en la enumeración de las cosas que están prohibidas o permitidas llevar a los discípulos no permite sacar distintas conclusiones.
Jesús manda pobreza a los que parten confiados en el poder pleno de su Palabra. Conviene no olvidar que aquí se trata de un precepto. Las cosas que deben poseer los discípulos son reguladas hasta lo más concreto. No deben presentarse como mendigos, con los trajes destrozados, ni ser unos parásitos que constituyan una carga para los demás. Pero deben andar con el vestido de la pobreza. Deben tener tan pocas cosas como el que marcha por el campo y está cierto de que al anochecer encontrará una casa amiga, donde le proporcionarán techo y el alimento necesario.
Naturalmente, esta confianza no deben ponerla en los hombres, sino en el que los ha enviado y en el Padre celestial, que cuidará de ellos. De este modo conseguirán hacer digno de crédito el mensaje que predican sobre la inminencia del dominio de Dios en la tierra. Con la misma libertad con que realizan su servicio deben aceptar también el aposento y la comida, no como un pan que se mendiga, sino como el alimento que merece un obrero. Jesús llama «obreros» a sus apóstoles. El perezoso no merece ser alimentado. Pero ¿qué es el trabajo sino la lucha contra el poderío de Satanás, la lucha por conquistar los corazones de los hombres, la renuncia a la propia gloria, a los bienes y alegrías del mundo, para poder servir con amor a los pobres, los maltratados y los miserables? Dios mismo ha trabajado y se ha cansado con los hombres (Is 43, 24), el alma de Jesús trabajó hasta la muerte en la cruz por nuestra salvación (Is 53,11).
Los mensajeros participan de este trabajo en la predicación, en la superación de Satanás y en ¡a oración suplicante. Quien no acepta este trabajo, no ha comprendido aún el servicio del mensajero fiel de Jesús. Pueden aceptar sin avergonzarse la recompensa diaria de su trabajo, pero también sin avergonzarse deben permanecer pobres, por amor a su servicio.
*
Dietrich Bonhoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento,
Sígueme, Salamanca 1999, pp. 136-138.
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