Por Elena Corvalán
El juicio contra el cura Emilio Lamas iba a empezar el 7 de mayo pero se suspendió. La Corte de Justicia de Salta está analizando el pedido de prescripción. Mientras, sobrevivientes de sus abusos sexuales lanzaron una campaña.
La Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Salta lanzó una campaña contra la posibilidad de que la Corte de Justicia provincial disponga el cierre de la causa del cura Emilio Lamas. Lamas está acusado de abuso sexual simple y promoción a la corrupción de menores agravada por denuncia de dos personas.
Los jueces de la Corte salteña están “decidiendo si el cura será juzgado en un juicio público o será beneficiado con la impunidad por los hechos que cometió contra dos menores de edad en la década de los 90”, señaló la Red en su campaña, en la que destacó que el juicio debió haber comenzado el 7 de este mes. “Lo que decida la Corte marcará un antecedente definitivo sobre si las víctimas de pedofilia de los curas tendrán justicia y si éstos últimos serán juzgados como cualquier ciudadano por sus actos”, agregan.
Quienes lanzaron la campaña en las redes son Juan Carlos García y Carla Morales Ríos, denunciantes del sacerdote por hechos cometidos en 1991 y 1994, cuando tenían 14 y 11 años, y eran activxs participantxs de las actividades de la Iglesia Católica en el pueblo de Rosario de Lerma, ubicado en los valles de Salta. Sin embargo, como destacaron ambxs a Presentes, detrás de ellxs hay por lo menos otras cinco personas, también víctimas del cura cuando eran niñxs o adolescentes, que esperan el resultado de este proceso para avanzar con sus denuncias.
Si bien en los tribunales salteños afirman que no hay mayores novedades en el proceso, el juicio oral contra el cura fue efectivamente suspendido. El Poder Judicial de Salta destacó que quedó comprendido en las suspensiones generales de audiencias públicas que se decidieron por la pandemia del coronavirus. Sin embargo, si no mediara la Covid-19, la causa tampoco estaría en condiciones del juicio oral porque la Corte aún no resolvió un planteo de prescripción presentado el año pasado por la defensa de Lamas, a cargo del abogado José Fernández. El presidente de la Corte, Guillermo Catalano, recién llamó “a autos para resolver” el pasado 28 de abril.
Carla Morales Ríos está en Rosario de Lerma en estos días. Por razones económicas derivadas de la pandemia, tuvo que regresar a su lugar de nacimiento. Está haciendo la cuarentena obligatoria que impone el gobierno provincial a lxs “repatriadxs”. Desde su lugar de aislamiento pensó con Juan Carlos García la campaña que lanzaron para visibilizar la posibilidad de que Lamas logre un fallo que lo libre de ir a juicio.
En ese mismo pueblo sigue viviendo Juan Carlos, donde se las rebusca “como puede” después de que perdiera su trabajo en la Municipalidad local, justo luego de hacer la denuncia contra el cura, en 2018. Lxs dos cuentan a Presentes sobre el desgaste emocional, físico y hasta económico que les provoca mantener este reclamo de justicia, representados por el abogado Luis Segovia en las querellas que interpusieron en la causa penal.
“Lo que me da bronca es que después de haber pasado por todo esto se suspenda el juicio. Siento que nunca hay justicia para nosotras: para las travas, para les pobres, para les indígenas. Y después de dos años de revictimizarme al tener que volver a recordar un montón de cosas, fue como despertar a mi niñe otra vez, hacerle pasar por todo esto. No es justo”, dice Carla a Presentes.
El cura abusador Emilio Lamas
“Es recordar y volver a sentirme vulnerable”, dijo por su parte Juan Carlos, antes de relatar lo que sufrió cuando era monaguillo en la casa parroquial del paraje El Alfarcito. Allí lo llevó Lamas con la excusa de una celebración religiosa. “El premeditó todo. Y después se burlaba diciéndole quién te va a creer. Jamás me voy a olvidar de esa risa, y hoy en día entiendo que se sentía impune, hacía lo que quería”, agregó.
Carla destacó que la dificultad es mayor ahora que tiene que estar en su pueblo, donde no es fácil soportar el señalamiento. “Yo pude llevar una lucha porque no estaba en el pueblo, porque no era señalada y porque además tenía todo una red de contención”.
Además, en este tiempo “el cuerpo me ha pasado factura, he sido diagnosticada con trastorno de ansiedad, he tenido un episodio difícil el año pasado, he tenido una parálisis facial también el año pasado, he salido de urgencia para una operación de vesícula. Mi psiquiatra y mi psicóloga dicen que el cuerpo me está pasando factura”.
Juan Carlos también cuenta las dificultades de pueblo chico: “Al principio ha sido difícil salir a la calle, he recibido mucho castigo en las redes sociales, eso me afectó un montón. Porque ha sido gente vecina, gente conocida, me decían que yo lo único que buscaba era plata, fue difícil, castigaron a mi madre”.
“Todos sabían lo que pasaba”
Juan Carlos destacó que en general lxs acusadxs por abusos sexuales eclesiásticos buscan la prescripción “porque saben que las víctimas denuncian un tiempo después, porque es un golpe muy duro. Imaginate, nosotros en los años 90, donde, al cura lo idolatraban, entonces fue difícil”.
Y destacó que en su caso pidió ayuda “a todos” y nadie le creyó. Juan Carlos cuenta que en 1991 la justicia estaba al tanto de lo que estaba pasando en Rosario de Lerma porque pidió ayuda a la jueza de Menores Sylvia Bustos Rallé. Ella le respondió: bueno, su papá no quiso denunciar.
“Mi papá era un hombre de trabajo, del ferrocarril, no tenía muchos estudios y evidentemente éramos pobre nosotros, entonces para él decía: encarar todo esto va a ser muy difícil”, explica Juan Carlos. Al final de su vida le pidió perdón y lo animó a denunciar para que “siguiera buscando la paz”.
“De una u otra manera la justicia sabía que este sacerdote me había violado y que estaba cometiendo delito no solo conmigo, sino también con otros chicos. Porque Emilio Lamas violó a cinco chicos acá en Rosario de Lerma”.
Esta campaña es para que la gente se exprese y “la justicia vea que no están ellos solos entre cuatro paredes a la hora de votar, sino que toda una sociedad los está observando para ver qué veredicto van a dar”.
La justicia es colectiva
Carla y Juan Carlos comparten haber nacido en hogares católicos. Sus madres son fervientes creyentes y llevaron a sus hijxs a la Iglesia. Esas madres tuvieron también que realizar un esfuerzo grande para separar sus creencias de la institución eclesiástica.
Luego de que Juan Carlos García denunciara a Lamas, la madre de Carla hizo declaraciones públicas sobre el abuso que había sufrido su hija 25 años atrás. “Ella ha hecho todo un proceso para poder hablar, porque si no hubiese sido por ella yo no hubiese hablado”, sostuvo Carla. Por eso siente que “ella también espera justicia”.
Para Carla, la única vez que hubo justicia para las travestis fue en el fallo contra el travesticidio de la defensora de derechos humanos Diana Sacayán. Aquel fue un logro colectivo y ahora tanto Carla como Juan Carlos entienden que su causa es también mayor que una acción personal.
“Yo creo que lo mío no solamente es para mí, creo que es por mucha gente. Hay muchas chicas que me escriben todo el tiempo, mucho más cuando yo revuelvo el avispero con este tema, que muchas no pueden hablar, o no hablan porque ya su abusador murió o su abusador está dentro de la familia, y entonces sienten que en mi lucha está la de ellas. Me encantaría decirles que hablen pero cada una tiene su propio proceso. A mí me llevó 25 años poder hablar, me llevó más de diez años poder darme cuenta del abuso, me llevó más de 16 años poder convencer a mi familia”.
Presiones de la Iglesia
Juan Carlos insiste en lo difícil que es transitar este proceso, y resalta la persecución que sufrió dentro de la misma Iglesia “para que no hablara, para que me fuera de la Iglesia, fue muy duro”; hasta recibieron la visita del obispo Julio Blanchoud, fue “difícil para mí que venga un monseñor, que mi mamá salga llorando de la reunión diciendo con los curas no nos metamos. Ella analfabeta, viejita, enferma, entonces es un dolor, no puedo dejarlo así”.
Dijo que no quiere que otras víctimas “pasen el proceso que yo he pasado”. Por eso les dice que está bien si no quieren “dar la cara”, pero insiste para que denuncien. “Les digo, preparensé, porque hay que denunciar, si no, nunca se va a saber la verdad y ustedes van a estar así, un día bien, otro día mal, un día alegre, un día triste”.
Solxs pero acompañadxs
Carla destacó que cuando pensaron en esta campaña la llamaron desde organizaciones para acompañarlxs. “Pero con mi comunidad trava hemos aprendido a llevar nuestra propia voz, porque no me gusta el tutelaje, y yo cuando hablo, hablo desde mi ser trava, desde mi ser pobre, desde mi ser indígena, desde mi ser consumidora de cannabis y desde ser abortera, desde ser feminista, y no sé si a todas esas organizaciones que quieren acompañar, quieren a alguien que hable de estos temas. Desde la colonización para acá nuestros pueblos siempre han sido los que han sufrido, siempre han sido los que no han tenido justicia. Y la Iglesia está hermanada con esa colonización”.
Juan Carlos también dimensiona el poder de la Iglesia, y considera que el resultado de esta causa es fundamental para que otras víctimas se animen a pedir que se investiguen los delitos que sufrieron. “Ellos dependen también de mi causa para denunciar, o sea que también siento esa responsabilidad que al mismo tiempo me fortalece porque no estoy solo”.
Y adelantó que si reciben un fallo en contra buscarán “más recursos para seguir peleando, porque la única vía que tengo hoy en día es seguir peleando porque no solo está mi causa, ahora están estos otros chicos a la espera espera y estoy soltando mis últimos recursos”.
La referente en Salta del Plenario de Trabajadoras, Gabriela Cerrano, advirtió que “si hay un fallo a favor de Lamas será un grave antecedente para que los curas salteños con causas de hace más de 20 años no puedan ser juzgados. Si es a favor de las víctimas, será un paso adelante en la lucha contra la impunidad de la Iglesia”. Cerrano recordó que la justicia de Salta ya ha tomado decisiones a favor de curas acusados por abusos sexuales. El juez Adolfo Figueroa, de la sala IV del Tribunal de Impugnaciones, revocó la elevación a juicio al sacerdote Agustín Rosa Torino. Días después dictó la prescripción de las causas por abuso contra el actual capellán de la Universidad Católica de Salta, Mario Aguilera.
La campaña de la Red invita a publicar acciones y pronunciamientos con los hashtags:
#NoalpuntofinaldelacausadelcuraLamas#Justiciaparalasvíctimas y #ReddeSobrevivientesdeAbusosEclesiasticosdeSalta
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Fuente Agencia Presentes
General, Iglesia Católica
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