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Predicar sobre el orgullo puede ser una situación problemática para las personas LGBTQ+, pero no tiene por qué serlo.

Jueves, 3 de octubre de 2024
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IMG_3188Una homilía sobre el orgullo puede ser una experiencia tensa para las personas LGBTQ+, dada la frecuencia con la que el orgullo se enmarca como un pecado y se esgrime contra la comunidad. Pero los análisis más positivos del orgullo pueden ser fructíferos, como escribió una católica queer en U.S. Catholic.

Yunuen Trujillo, autora de LGBTQ Catholics: A Guide to Inclusive Ministry, narró su experiencia de una misa durante el Mes del Orgullo en junio pasado. Invitada por un amigo, la inquietud de Trujillo sobre las nuevas iglesias la llevó a investigar la parroquia con anticipación para ver si era amigable con los LGBTQ. Todo parecía ir bien hasta que un diácono comenzó a predicar sobre el “pecado más grande“, es decir, el orgullo, que, según explicó, había llevado a la Caída en el Edén.

Trujillo, que también es colaboradora de Bondings 2.0, dijo que el diácono predicó extensamente sobre el orgullo y el pecado durante más de 15 minutos. Ella se preocupó:

“No pude evitar preguntarme a dónde iba con la homilía. Temí que su insistencia en hablar sobre el orgullo fuera intencional y estuviera relacionada con las festividades de junio. Temí que su sermón terminara en una condena a la comunidad LGBTQ+. Mi corazón latió con fuerza durante 15 minutos y mi cuerpo activó una respuesta involuntaria de estrés de lucha o huida: “¿Debería levantarme y marcharme? Realmente no necesito esto hoy“.

Afortunadamente, el diácono cambió de tema. Trujillo señala: “Todavía no sé a dónde quería llegar con la primera parte de su homilía“. Pero, en la última, la mitad del diácono habló de que el orgullo tiene un lado virtuoso que podría ser beneficioso. Trujillo explicó:

“El orgullo virtuoso existe cuando hay conciencia de la propia dignidad. Es una victoria sobre las fuerzas sociales y culturales que buscan hacer creer a algunas personas que no son dignas del amor de Dios por pertenecer a una comunidad marginada. El orgullo piadoso es la celebración de un cambio de paradigma: ‘Ha derribado a los poderosos de sus tronos y ha exaltado a los humildes; “A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió con las manos vacías” (Lucas 1:52-53)”.

Si bien el diácono nunca mencionó a las personas LGBTQ+, Trujillo trazó paralelismos entre sus palabras y la aceptación del orgullo virtuoso por parte de la comunidad, y concluyó:

“De manera similar, cuando la comunidad LGBTQ+ celebra el Orgullo, celebra el triunfo del amor virtuoso y el reconocimiento de nuestra propia dignidad dada por Dios, un triunfo sobre la vergüenza que se nos ha dicho que aceptemos. Celebramos los pequeños pasos hacia adelante que permiten que nuestra dignidad se refleje y se aprecie en las estructuras sociales y que se respeten nuestros derechos humanos.

“Hace años, un obispo me dijo: ‘No hay necesidad de tener grupos LGBTQ+. Jesús vino para todos; todos lo sabemos’. La cuestión es que no todos lo sabemos. Los esfuerzos por excluir a los católicos LGBTQ+ han sido muy específicos durante muchos años, por lo que los esfuerzos por incluirlos tendrán que ser igualmente específicos, o más…

“La inclusión es sagrada y está bien sentirse orgulloso”.

—Robert Shine (él), New Ways Ministry, 12 de septiembre de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“El síndrome de la leche mala”, por Isabel Pavón

Viernes, 9 de agosto de 2024
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IMG_6405Leyendo un artículo que resaltaba los beneficios de tomar productos lácteos, recordé a mi amiga Isidra. Lo que son las cosas, ella arrojaba las monedas que le sobraban de comprar la leche dentro del recipiente. Ese era el truco para no perderlas cuando volvíamos de la vaquería de Cristóbal, con la lechera en una mano y nuestros seis o siete años de inocencia en la otra.

Un día le pregunté si la leche no se envenenaba con tantos microbios. Mirándome muy seria a la cara, como la que dice y no dice “hija, pareces tonta”, respondió que no, que su madre la hervía tres veces, que los bichos no soportaban tanto calor y se morían. Fue Isidra quien me enseñó que la leche de vaca no es tan limpia como la materna, que la leche de vaca lo admite todo.

Isidra era una niña con mucha ciencia y poco cuerpo. Yo la admiraba. Con aquella edad pensar resultaba agotador y me encantaba oír las explicaciones tan claras que sabía dar a mis preguntas insulsas. Para aprender de ella, procuraba imitar sus hábitos, hasta que mi madre me los echaba por tierra sin ningún escrúpulo.

En aquel tiempo, las dos íbamos a catequesis. Nos preparábamos para hacer la primera comunión. Durante una sesión la maestra nos habló de las ventajas del arrepentimiento y la práctica de la confesión. Yo, que ese día andaba espabilada gracias a que se nos había acabado la cebada (o la malta, como ustedes quieran) y tuve que   merendar café con cafeína y leche, atrapé la idea al vuelo, y quise mentalmente comparar aquella enseñanza con el proceso de desinfección de la madre de Isidra. Esto es lo mismo, me dije.

Pues bien, en mis lucubraciones infantiles, mi cuerpo era la lechera; mi espíritu la leche; las monedas los pecados; el hervor la confesión; y las tres veces que su madre repetía el calentón, las Avemarías que el sacerdote solía poner de multa cuando, en confesión, le contabas lo que habías hecho y le asegurabas estar arrepentida. (Por cierto, nunca entendí porqué había que rezar a María, cuando se ofendía Jesús. Era como pagar una deuda a quien no se la debías). Como iba diciendo, con esta solución tan sencilla le perdí el miedo a las infecciones por microbios. Llegó un  momento que no me importaba en absoluto acumular pecados en mi leche. ¡Que los hierva el cura, que para eso está disponible en su cocinilla-confesionario un rato antes de misa y no paga butano!

Sin embargo, desde que soy una mujer adulta y me confieso directamente con Dios, sin hombres que hagan de intermediarios, desde que hace años comprendí el sacrificio de Cristo en la cruz, desde  que sé que es él quien de verdad hace hervir mis pecados y limpia mi espíritu,  desde que acepté lo que tuvo que sufrir para hacer desaparecer mis infecciones, desde entonces, cada vez que le ofendo, un sentimiento de culpa me agría por dentro.

De Isidra les digo que se quedó pequeñita, pequeñita. Vaya usted a saber si fueron las bacterias. Todo se paga.

IMG_3673Publicado en Protestante Digital en febrero de 2006

Isabel Pavón

Isabel Pavón es diplomada en Religión, Género y Sexualidad en UCEL/GEMRIP. Escritora y poeta, ha recibido numerosos premios (poesía y relato) tanto España como en el extranjero.

***

Fuente Lupa Protestante

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La generosa lonchera (tartera) del niño con cinco pequeños panes y dos peces secos

Lunes, 29 de julio de 2024
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fNCYa8pD_400x400La publicación de hoy es del colaborador invitado Benjamin Oh, fundador y copresidente de Rainbow Catholics InterAgency for Ministry, un organismo que reúne a grupos católicos que apoyan a la comunidad LGBTIQA+ en Australia. También es copresidente de Equal Voices, la organización ecuménica nacional australiana LGBTIQA+.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimoséptimo domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

Hace casi dos décadas, mientras hablábamos y soñábamos con formar nuestra propia familia, mi pareja y yo nos preguntábamos qué clase de mundo compartiríamos con nuestros hijos. Las personas LGBTIQA+ de nuestra cohorte crecimos escuchando que no éramos “suficientes” porque nuestras diferencias (ya fuera nuestra orientación sexual, nuestra identidad de género o incluso el color de nuestra piel) nos convertían en personas de segunda clase. Nos hacían sentir que no había suficiente para todos.

Las lecturas de las Sagradas Escrituras de este domingo nos señalan los milagros que son posibles cuando tenemos una fe que expande nuestra imaginación para no poner límites a la providencia divina y crear un mundo generoso y hospitalario. La bondad de Dios se manifiesta a través de quienes se atreven a amar más allá de sus miedos y ser generosos más allá de sus inseguridades. Somos capaces de hacer que ocurran milagros con Dios y con nuestro prójimo.

En lugar de aceptar una distopía de escasez de bondad, las personas queer han respondido con una imaginación queer sagrada similar a la historia del Evangelio de hoy, que a menudo llamamos “los cinco panes y los dos peces”, o un título que prefiero mucho más: “el niño generoso con una lonchera de cinco panecillos y dos peces secos”.

Cuando apenas había ejemplos generosos, historias positivas o buenas noticias sobre las realidades LGBTIQA+ para las masas, las personas LGBTIQA+ vulnerables ofrecieron sus propias historias (sus realidades vulnerables vividas y su florecimiento humano básico) para calmar los corazones ansiosos y alimentar las mentes de esas personas hambrientas, limitadas, sin educación y con miedo a lo queer.

Esta historia del Evangelio coloca a un niño vulnerable como el líder silencioso. Nos pide que prestemos atención a lo que Dios hace con los ignorados y los insignificantes. La historia del milagro se centra en la vulnerabilidad y la generosidad de un niño para proponer una forma alternativa de relacionarse con Dios y la comunidad.

Jesús pide entonces a los miles que se relajen literalmente en los pastos verdes, no como extraños, sino como un grupo de ovejas, ovejas que crecieron juntas en el mismo rebaño, descansando seguras y siendo alimentadas por la providencia de Dios el pastor, como se describe en el Salmo 23. Apoyándonos en el amor ilimitado de Dios y la generosidad del prójimo, podemos expandir la pequeñez que somos y multiplicar lo poco que tenemos para el bienestar de los demás.

RuPaul Charles, quizás la drag queen más famosa del mundo, dijo que “somos una extensión del poder que creó este universo. Si entendemos eso, entonces todo es posible”. En otras palabras, no creamos en los especuladores del odio, la escasez y el alarmismo que nos venden, sobre todo cuando se usa como excusa para “diferenciar” a nuestros vecinos. Cuando estamos abiertos a la sorprendente bondad de las personas y a la imaginación de Dios, pueden suceder cosas asombrosas.

IMG_6442Sabemos por los cuatro relatos del Evangelio que sobraron muchas cosas, pero que nada de eso se desperdició (Juan 6:13, Marcos 6:43, Mateo 14:20, Lucas 9:17). Este detalle contrasta con los banquetes derrochadores y las grandes reuniones de las sociedades opulentas y superficiales, donde las sobras a menudo se tiran a la basura sin rendir cuentas ni preocuparse por las personas y por la Tierra. Este relato extraño del Evangelio tiene quizás más relevancia que nunca para desafiar nuestras realidades sociales, económicas, políticas, ecológicas y espirituales actuales. Debemos vivir no solo de manera generosa, vulnerable y relacional, sino de manera consciente, sencilla y humilde, sin desperdiciar nunca las bendiciones que tenemos.

Jesús da lo que algunas personas podrían llamar un final anticlimático, pero tal vez sea la parte más radical de toda la historia. A diferencia de las personalidades egocéntricas que podemos ver en los medios de comunicación, que reivindican un papel heroico o mesiánico, dando la bienvenida a las fanfarrias y al triunfalismo de los fanáticos y aduladores, Jesús, consciente de que la gente buscaba un profeta, un solucionador de problemas, modela un tipo diferente de reino queer, retirándose a la presencia contemplativa de Dios, el soberano infinito.

La segunda lectura litúrgica de hoy se hace eco de la acción de Jesús al recordar a los seguidores que vivan “con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros por el amor, esforzándose por preservar la unidad del espíritu mediante el vínculo de la paz” (Efesios 4:1-6).

Reflexionar sobre esta historia del niño con una lonchera con cinco panecillos y dos pescados secos nos da quizás algunas ideas de qué tipo de mundo podríamos construir con todos los seres humanos y compartir con todos nuestros hijos. Podemos imaginar un mundo diferente, en el que podamos construir un reino terrenal en el que podamos arriesgarnos unos a otros sin caer en la tentación insegura del miedo, de los falsos profetas que buscan el enriquecimiento personal y de los reyes dictatoriales y extravagantes. Nuestra humanidad compartida, que se preocupa por los demás y cuida la Tierra de manera sostenible, proporcionará más que suficiente para que todos vivamos con generosidad y bondad. Si tenemos fe para conectarnos con nuestra humanidad más profunda y vivir vulnerables en relaciones para el amor y el beneficio mutuo, podríamos comenzar a reparar las fracturas de nuestro amado mundo y florecer juntos en abundancia.

—Benjamin Oh, 28 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“El gesto de un joven”. 17 Tiempo Ordinario – B (Juan 6,1-15)

Domingo, 28 de julio de 2024
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17_to_b-600x441De todos los hechos realizados por Jesús durante su actividad profética, el más recordado por las primeras comunidades cristianas fue seguramente una comida multitudinaria organizada por él en medio del campo, en las cercanías del lago de Galilea. Es el único episodio recogido en todos los evangelios.

El contenido del relato es de una gran riqueza. Siguiendo su costumbre, el evangelio de Juan no lo llama«milagro», sino «signo». Con ello nos invita a no quedarnos en los hechos que se narran, sino a descubrir desde la fe un sentido más profundo.

Jesús ocupa el lugar central. Nadie le pide que intervenga. Es él mismo quien intuye el hambre de aquella gente y plantea la necesidad de alimentarla. Es conmovedor saber que Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de sus hijos.

¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre? Los discípulos no encuentran ninguna solución. Felipe dice que no se puede pensar en comprar pan, pues no tienen dinero. Andrés piensa que se podría compartir lo que hay, pero solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos?

Para Jesús es suficiente. Ese joven sin nombre ni rostro va hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a «distribuirlos» entre todos.

La escena es fascinante. Una muchedumbre, sentada sobre la hierba verde del campo, compartiendo una comida gratuita un día de primavera. No es un banquete de ricos. No hay vino ni carne. Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado en salazón. Una comida fraterna servida por Jesús a todos gracias al gesto generoso de un joven.

Esta comida compartida era para los primeros cristianos un símbolo atractivo de la comunidad nacida de Jesús para construir una humanidad nueva y fraterna. Les evocaba al mismo tiempo la eucaristía que celebraban el día del Señor para alimentarse del espíritu y la fuerza de Jesús: el Pan vivo venido de Dios.

Pero nunca olvidaron el gesto del joven. Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos, sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartirlo. Hemos dejado la marcha del mundo en manos de un poder económico inhumano, nos da miedo compartir lo que tenemos, y la gente se muere de hambre por nuestro egoísmo irracional.

José Antonio Pagola

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“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”. Domingo 28 de julio de 2024. Domingo 17º de tiempo ordinario.

Domingo, 28 de julio de 2024
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42-ordinarioB17 cerezoDe koinonia:

2Reyes 4,42-44: Comerán y sobrará.
Salmo responsorial: 144: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
Efesios 4,1-6:Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
Juan 6,1-15: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron.

2Re 4, 42-44

La actividad profética de Eliseo tuvo lugar en el Reino del Norte. Eliseo es un profeta taumaturgo, a través de sus milagros intentó conducir al pueblo a Dios. En la liturgia de hoy se nos presenta la multiplicación de los panes. Aunque parece que no van a alcanzar para tanta gente, al repartirlos alcanza y sobra. La fuerza de este pan es más de orden espiritual: basta un poco de pan compartido con gusto y con alegría, para sentir su fuerza y su energía.

Ef 4, 1-6

Este texto es una exhortación a la unidad. Pablo desde la prisión suplica a los Efesios que vivan de acuerdo con la vocación a la que han sido llamados y se esfuercen por mantener la unidad, ya que han recibido un mismo bautismo. El reconocimiento de la paternidad de Dios nos lleva a reconocer en los demás a nuestros hermanos.

Una intachable conducta de vida corresponde a la vocación que han recibido los que antes eran gentiles. La vida digna del llamamiento a la esperanza se muestra en el hecho de que los miembros de la Iglesia guarden la unidad obrada por el Espíritu en el único cuerpo.

Se habla de la relación con la Iglesia y en la Iglesia como comunión que los abraza. La desintegración de la unidad es señal de desesperanza de los miembros de la Iglesia. Presupuestos internos para la unidad son: tener en más estima a los otros que a sí mismo, saber apreciar los dones que Dios ha dado a los demás, pensar y sentir unánimemente… Todo esto presupone apartarse de todas las formas de ambición. La humildad y la modestia desempeñan un gran papel donde hay amenaza contra la unidad. La mansedumbre, la apacibilidad, la dulzura son comportamientos con el prójimo que alejan toda clase de riñas, evitan la acritud y el sentimiento de superioridad. La paciencia es un rasgo esencial del amor, hace posible y salvaguarda la unidad de la paz.

El llamamiento que se hace a los que antes eran gentiles es un llamamiento hacia los otros, a respetar el espacio interno y externo, a permitirles que sean ellos mismos y a poderles apreciar en el amor. El Espíritu es el poder que crea y conserva la unidad y esta unidad es la que hay que guardar.

Jn 6, 1-15

Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. A veces venían de lejos, y era lógico que vinieran preparados para pasar unos días. Venían atraídos por la fama de los milagros y señales que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes. Comienza preguntándole a Felipe que con qué comprarían panes para dar de comer a la multitud. Felipe le dice que no bastarían doscientos denarios. Andrés le dice que hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero que eso no es nada para tanta gente. Es la misma pregunta que el criado le hace a Eliseo.

Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizá todo el dinero del mundo no fuese suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre… El problema no se soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo.

La dinámica del mundo capitalista es precisamente el dinero. Creemos que sin dinero nada se puede hacer y tratamos de convertirlo todo en dinero, no sólo los recursos naturales sino también los recursos humanos y los valores: el amor, la amistad, el servicio, la justicia, la fraternidad, la fe, etc. En el mundo capitalista nada se nos da gratuitamente, todo tiene su precio, todo se tasa y se comercializa. Se nos ha olvidado que la vida acontece por pura gratuidad, por puro don de Dios.

Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el momento. El milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se maravillaron después de que vieron que al alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba hambre y necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el egoísmo de los hombres y mujeres que conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás pasaran necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de la primeras comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al partir el pan se descubre la presencia nueva del resucitado.

Si somos hijos de un mismo Padre como reconoce Pablo en la lectura que hemos hecho, no se entiende por qué tantos hombres y mujeres viven en extrema pobreza mientras unos cuantos viven en abundancia y no saben qué hacer con lo que tienen. En el mundo actual es mucho el dinero que se invierte en guerra, en viajes extraterrestres, en tratamientos para adelgazar. Los que tienen el capital crean condiciones cada vez más injustas y pretenden hacer más dinero, explotando los recursos que quedan, aunque destruyan todo y acaben con las condiciones de vida sobre la tierra. Ningún ser humano debiera morir de hambre, pues la tierra tiene suficiente para albergarnos a todos. Los cristianos no debemos olvidar el compartir: ésta es la clave para hacer realidad la fraternidad, para reconocernos hijos de un mismo Padre. Cuando se comparte con gusto y con alegría el alimento se multiplica y sobra. La multitud, al ver lo que Jesús ha hecho, intenta llevárselo para proclamarlo rey pero Jesús huye solo a la montaña. Leer más…

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Jesús alimenta a su comunidad y prepara un discurso. Domingo 17. Ciclo B

Domingo, 28 de julio de 2024
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Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo pasado, el evangelio de Marcos nos presentaba a Jesús enseñando al pueblo, reunido de muy distintos lugares. Inmediatamente después, lo presenta alimentándolo mediante la multiplicación de los panes y peces. Pero este relato no se ha toma hoy de Marcos, sino de Juan, porque los cuatro domingos siguientes los dedica la liturgia a la lectura del discurso del pan de vida, que solo cuenta Juan.

Jesús y Eliseo

            IMG_6394Es raro que Juan coincida con los Sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) en algún relato. Este de la multiplicación de los panes y los peces es uno de los pocos casos. Y los cuatro evangelios toman como punto de referencia el milagro atribuido a Eliseo en el Antiguo Testamento. Este profeta, rodeado de una comunidad de unos cien hombres, muy pobres, recibió un día como regalo veinte panes de cebada y cierta cantidad de espigas. Teniendo en cuenta las dimensiones de los antiguos panes, no era demasiado difícil sacar un bocadillo para cada uno. Al criado le parecen pocos; pero, en contra de sus dudas, comieron todos y sobró.

En aquellos días un hombre llegó de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios el pan de las primicias, veinte panes de cebada y espigas nuevas en su alforja. Eliseo ordenó:

Dalo a las gentes para que coman».

Pero su criado replicó:

¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres?».

Él dijo:

Dalo a la gente para que coman, pues esto dice el Señor: Comerán, y sobrará».

Se lo sirvió y comieron; y sobró, como había dicho el Señor.

            El milagro de la multiplicación de los panes y los peces está calcado sobre el de Eliseo, pero aumentando las dificultades. En vez de cien personas son cinco mil (según Mc, Lc y Jn; Mt añade «sin contar mujeres y niños», lo cual obligaría a pensar en unos veinte mil). Y en vez de veinte panes, Jesús sólo dispone de cinco.

            A pesar de todo, igual que Eliseo dijo: «comerán y sobrará», los comensales de Jesús comen «todo lo que quisieron» y, para demostrar la abundancia, se recogen doce canastos de sobras de los cinco panes.

            Queda claro el poder superior de Jesús. Pero los Sinópticos añaden un detalle importante: este milagro ocurre «en un lugar desierto», y esto trae a la memoria la marcha del pueblo por el desierto, cuando Dios lo alimenta con el maná. Jesús, nuevo Moisés y superior a él, también alimenta a su comunidad (quizá por eso Mt hace mención expresa de las mujeres y niños). Jn desarrollará en el discurso posterior la relación con el maná y con Moisés.

La multiplicación de los panes y peces según Juan

Después de esto, se fue a Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima a la Pascua, la fiesta de los judíos.

Al levantar Jesús ;os ojos y ver que venía mucha gente, dice a Felipe:

“Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?”

Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó:

-”Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.”

Le uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:

“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero qué es eso para tantos?”

Dijo Jesús:

-“Haced que se recueste la gente.

Había en un lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los partió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:

-“Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.

Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía:

”Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.

Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

A pesar de las semejanzas, el relato de Juan ofrece notables diferencias con el de los Sinópticos.

  1. La indicación temporal falta en los Sinópticos: «Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.» De este modo, Jn relaciona la multiplicación de los panes con la fecha de la muerte de Jesús. Jn no cuenta la institución de la Eucaristía, pero este milagro, ocurrido en la misma fiesta, simboliza la idea de que Jesús alimenta a su pueblo.
  2. La preocupación por la gente no parte de los discípulos, sino de Jesús. En los Sinópticos, son ellos quienes se acercan a decirle que despida a la gente para que se busque algo de comer. En Jn es el mismo Jesús quien toma la iniciativa preguntando a Felipe cómo resolverán el problema.
  3. Lo anterior demuestra que los discípulos descargan la responsabilidad en el pueblo: son ellos los que tiene que buscarse de comer. En cambio, Jesús se encarga de darles de comer.
  4. Para dejar clara la dificultad del problema, Felipe indica lo que costaría alimentar a esa gente: 200 denarios. El denario era el jornal de un campesino; 200 denarios suponen una cantidad muy grande para un grupo que vive de limosna, como el de Jesús.
  5. La relación entre el milagro de Jesús y el de Eliseo queda especialmente clara en Juan, ya que, mientras los Sinópticos hablan simplemente de «cinco panes», Juan indica que son «panes de cebada», como los que regalan a Eliseo.
  6. El momento culminante difiere de manera notable. Los Sinópticos dicen que Jesús «levantando los ojos al cielo, los bendijo, los partió y los dio a los discípulos para que los repartieran a la gente». Tres acciones (alzar la mirada, bendecir, partir), pero quienes reparten el pan a la gente son los discípulos. En Jn, Jesús solo realiza una acción, dar gracias (euvcaristh,saj); pero lo más importante es que es él mismo quien distribuye el pan a todos los presentes. Es claro que se trata de un dato simbólico. Un camarero para cinco mil personas es imposible. Jn quiere indicar que, en la eucaristía, es Jesús mismo quien nos alimenta.
  7. Mateo, al contar este milagro, omite la referencia a los peces en el momento de la multiplicación, para subrayar la importancia del pan como símbolo eucarístico. Juan lo sugiere de forma distinta. La orden de Jesús: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda», la refieren los discípulos sólo a los panes, no se preocupan de los peces. Es probable que estas palabras de Jesús reflejen la práctica litúrgica posterior, cuando se pensó que el pan eucarístico no podía ser tratado como otro cualquiera.
  8. La reacción del pueblo y la de Jesús. En los Sinópticos, la gente no es consciente del milagro ocurrido. En Juan, el pueblo se sorprende de lo hecho por Jesús y deduce que es el profeta esperado, semejante a Moisés, que alimentó al pueblo en el desierto. A primera vista, extraña que identifiquen a ese «profeta que iba a venir al mundo» con el futuro rey de Israel. Pero Flavio Josefo habla de profetas que se presentaban en el siglo I con pretensiones regias, mesiánicas. La intención del pueblo es claramente revolucionaria, nombrar un rey que los gobierne distinto del César romano, un rey que los libere. Pero Jesús no comparte ese punto de vista y huye. «Mi reino no es de este mundo», dirá a Pilato.

Un milagro que continúa en un discurso

            En los Sinópticos, el milagro está cerrado en sí mismo. En Juan, el milagro supone el punto de partida para el largo discurso que se leerá en los próximos domingos. Es importante recordar este detalle al comentar el texto: se puede subrayar la preocupación de Jesús por la gente, su poder infinitamente superior al de Eliseo, el simbolismo eucarístico, la oposición de Jesús a un mesianismo político… pero hay que dejar claro que el relato es sólo la puerta a un discurso. «Ahora viene lo bueno».  El milagro de los panes sirve para presentar a Jesús como el verdadero pan de vida.

Receta para conseguir la unidad (2ª lectura: Efesios 4,1-6)

El domingo pasado, la carta a los Efesios recordaba que Dios reconcilió a judíos y paganos mediante la muerte de Jesús. Pero esa unidad puede resquebrajarse fácilmente. Nos solo entre los dos pueblos, sino también dentro de las comunidades del mismo origen. La experiencia de veinte siglos lo demuestra. Pablo, desde la cárcel, aconseja las actitudes que ayudan a mantener la unidad: humildad, amabilidad, comprensión, sobrellevarse mutuamente, esforzarse en mantener el vínculo de la paz. Así se llegará a ser un solo cuerpo y un solo espíritu, basados en «un Señor, una fe, un bautismo». Este texto recuerda, con palabras muy distintas, el gran deseo de Jesús en su despedida, según el evangelio de Juan: «Padre, que todos sean uno, como tú en mí y yo en ti». Y, en relación con el evangelio, nos recuerda que somos uno todos los que comemos el mismo pan.

 

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Domingo XVII del Tiempo Ordinario. 28 de julio de 2018

Domingo, 28 de julio de 2024
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d-xvii

Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: -¿Con qué compraremos panes para que coman estos?”

(Jn 6, 1-15)

Estos relatos de las multiplicaciones de los panes tienen un cierto peligro. Nos puede suceder a nosotras como les sucedió a aquellas gentes que comieron hasta saciarse. ¿Qué nos puede ocurrir? Que busquemos a Dios para que nos solucione la vida.

Pero la intención de Jesús es otra. Jesús está interpelando a sus discípulos:  “¿con qué compraremos panes para que coman éstos?”

Es una pregunta incómoda, hasta diría que es del todo molesta. Dan ganas de contestar como lo hizo Caín. Con otra pregunta: ¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?

Es incómoda y molesta porque quiere hacernos vivir “levantando los ojos”. Solo cuando levantamos los ojos vemos a las demás personas. Mientras llevamos la mirada baja solo nos vemos a nosotras mismas. Y si la bajamos un poquito más entonces lo que vemos es nuestro ombligo.

La contemplación asidua de nuestro ombligo nos lleva a vivir pensando exclusivamente en nosotras mismas. En “mi” felicidad, “mi” autonomía, “mi” comodidad, “mis” derechos…

Este es el motor de nuestra sociedad de consumo. La sociedad del “bien estar”. Esta sociedad necesita individuos cada vez más centrados en sus propias necesidades, cada vez más recelosos de los demás.

Nuestra vieja Europa es una antigua y virtuosa contemplativa del propio ombligo, y quienes vivimos aquí somos hijas de esta madre. Llevamos en nuestro ADN muchos genes exclusivistas. Toda una información genética que nos hace difícil vivir levantando los ojos.

A fin de cuentas eso de levantar los ojos trae consigo muchos problemas. Si levantamos los ojos vemos a quienes huyen de países en guerra, pero también vemos a quienes huyen del hambre. Al levantar los ojos vemos a un sinfín de personas utilizadas como objetos sexuales. Si vivimos con los ojos levantados vemos a los niños soldado, a los trabajadores explotados… en fin, que al levantar la mirada vemos la injusticia de nuestra propia comodidad. Y entonces se nos complica la vida.

Nos pasa como al bueno de Andrés, que ve que tiene cinco panes y dos peces, “pero ¿qué es eso para tantos?”

No tenemos, todavía, la audacia de Jesús. ¿Quién se atreve a dar las gracias y repartir lo que tiene? Nos da miedo. Miedo a hacer el ridículo y miedo a quedarnos sin lo que teníamos.

Hoy es Santa Marta. Ella también tuvo miedo a quedarse sola sirviendo. Pero el trato con Jesús convirtió su miedo en confianza. “-Sí, Señor, yo creo que tu eres el Mesías, el Hijo de Dios que tenía que venir a este mundo.” (Jn 11, 27)

Oremos

Complícamos la vida, Trinidad Santa, llena nuestros ojos, nuestra mirada con los rostros de todos tus hijas e hijos. Haznos así hermanas y hermanos. Amén.

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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La gente busca la solución de sus problemas.

Domingo, 28 de julio de 2024
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multiplicacion_panesDOMINGO 17º (B)

Jn 6,1-15

El domingo pasado nos dejaba el relato evangélico de Marcos ante la multiplicación de los panes. En su lugar, la liturgia inserta, a partir de este domingo, todo el c. 6 de Jn. Es el más largo y denso de todos los evangelios y que nos va a ocupar cinco domingos. Con diversos símbolos, nos dice quién es Jesús para nosotros, si de verdad queremos seguirlo. Partiendo de la multiplicación de los panes, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo, se trata de un proceso de iniciación catequética, que en la comunidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo o abandonar.

Como siempre en Juan, todo son símbolos. El pan es el signo del alimento espiritual. El monte es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñanza rabínica. Estaba cerca la Pascua”, no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación. Busca en Jesús la liberación, que el templo no puede darles. Proclamarle Rey es buscar seguridades. En los próximos domingos iremos viendo los demás símbolos empleados en el capítulo.

El dinero es lo que había desplazado a Dios del templo, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar. El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan. Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de un año.

El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio. La gratuidad ha desaparecido de nuestra sociedad. Seguimos ante la encrucijada de compartir gratuitamente o el egoísmo feroz, pero no tomamos la decisión definitiva. No tomar el camino espiritual es dejarnos llevar por el hedonismo, la búsqueda de placer a cualquier precio y la huida de todo dolor. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. Nuestra religión nos lleva a la esquizofrenia sistémica.

Andrés muestra una solución distinta. Habla de los panes y los peces, que descubre como algo de lo que se puede disponer. El muchacho (muchachito, doble diminutivo) representa al insignificante grupo de los discípulos. Los números simbólicos 5+2=7 indican totalidad. Todo se pone a disposición de los demás. Al ser de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo. Eliseo dio de comer a cien, con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. La propuesta de Andrés es la adecuada pero no hay medios suficientes.

Haced que se recuesten. Comer recostado era signo de hombres libres (las mujeres y los niños no contaban para nada). Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación que van a hacer del signo. El lugar (con artículo determinado) era el modo de designar el templo. Dios no está ya en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos.

Pronunció la acción de gracias (eucaristhsaV=eucaristizó). Este dato tiene mucha miga. Se trata de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo). Se reconoce que el alimento es don de Dios a todos; nadie puede apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario. Su finalidad primera, alimentar, se eleva para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio es posible el compartir.

Recoged los pedazos que han sobrado. Lo sobrado no tiene sentido de resto, desperdicio, sino de sobrante, sobreabun­dante. En la Didaché se llama al pan eucarístico “los trozos” (klasma). Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo. Recordemos que en los Hch se llama a la eucaristía “la fracción del pan”. No es pan, sino pan partido.

Llenaron doce canastas. “doce” hace referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo del pueblo que había acompañado a Moisés. Jesús es el nuevo Moisés, el profeta que tenía que venir al mundo. Se trata de un profeta como Moisés que haría los mismos prodigios que él, ahora en beneficio de sus seguidores. Solo buscan su interés y están incapacitados para reconocer la novedad de Jesús. Siguen esperando una salvación material. Más tarde se establece la distinción entre el alimento de Jesús y el maná.

Quieren hacerle rey. No han entendido nada. La multitud queda satisfecha con haber comido, no necesita ni espera nada más. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Jesús quiere liberarles, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad; ellos prefieren recibir sin comprometerse a nada. Quiere asociarlos a su obra; ellos pretenden descargar en él su responsabilidad sin compromiso alguno. La solución que Jesús propone es compartir todo con todos. La salvación no está en que alguien solucione mi problema sino en estar dispuesto a dar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es.

Se retiró a la montaña él solo. Es importante notar la doble imagen: Jesús sube a lo más alto, lo divino, mientras los discípulos bajan a lo más bajo, el mar. Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente solo, como Moisés después que el pueblo traicionó a Dios, haciéndose un ídolo. Este paralelo con Moisés muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. En ambos casos quieren adorar a Dios bajo la falsa imagen que ellos habían hecho de Él.

Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros, no puede escapar y lo hemos proclamado rey del universo. Debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: Para asegurarnos sus favores aquí abajo y, además, garantizar una eternidad dichosa en el cielo. ¡Poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás. El evangelio sigue sin estrenar.

Seguimos poniendo lo espiritual al servicio de lo material. No nos interesa lo que Dios quiere sino nuestro placer. Solo nos interesa que Dios se ponga a nuestro servicio. Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide, se produciría la mayor revolución de la historia humana. Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada. La técnica del capitalismo es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Inflexión

Domingo, 28 de julio de 2024
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SER HERMANO - MEMORIA PROFETICA DE JESUS - ESP - sin cintillo_resizeJn 6, 1-15

«Dándose cuenta Jesús … huyó de nuevo al monte él solo».

Algo muy extraordinario debió ocurrir en aquella comida insólita y multitudinaria para que sea éste el único milagro que recogen los cuatro evangelios. Vemos que Juan se vale de este relato para exponer su teología del Pan de Vida, pero nosotros queremos centrarnos en otro aspecto, y es que este episodio supuso un punto de inflexión importante en la predicación de Jesús en Galilea.

Jesús y sus discípulos están agotados por el ritmo frenético que han adquirido sus vidas y deciden tomarse un día de descanso en algún lugar solitario. Pero cuando llegan a él, son recibidos por un gran gentío que ha adivinado su destino y se les ha adelantado corriendo por la costa. Jesús se conmueve y comienza a enseñarles. El tiempo vuela, y Felipe se da cuenta de que se ha hecho tarde y no han comido ni tienen nada para darles de comer. Jesús coge unos panes y unos peces, los bendice, comen todos y todavía sobra.

Tras la comida se desatan las euforias. La multitud cae en la cuenta de que Jesús (que se ocupa de ellos, sana sus males y les da de comer) es el mejor candidato para regir sus destinos… y tratan de proclamarle rey. Llama la atención que la primera medida que toma Jesús sea embarcar a sus discípulos camino de Cafarnaúm, lo que nos hace sospechar que eran ellos los que estaban a la cabeza de todo el movimiento. Hecho esto, despide a la gente y se retira solo al monte a orar.

Esta actitud insólita desconcierta a la muchedumbre y decepciona profundamente a los que le veían como el Mesías libertador de Israel: Creíamos que era éste, pero…”. La decepción es tan seria que según nos dice Juan un poco más adelante: «A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él». Otro dato de la magnitud de la desbandada es la pregunta de Jesús a sus amigos cuando se reúne de nuevo con ellos: «¿También vosotros queréis marcharos?»

Esta crisis (la crisis galilea), le obliga a replantear su “estrategia”, y a partir de entonces parece rehuir las multitudes y centrarse en el círculo íntimo que debe seguir su obra si él es detenido por las autoridades, encarcelado o ajusticiado por ellas.

Y no le falta razón al pensar así. Poco después, sube a Jerusalén para proclamar la buena Noticia, es prendido por los levitas, condenado por el sanedrín por blasfemo, acusado ante los romanos de sedicioso, torturado y ejecutado. Los profetas mueren lapidados, pero los sacerdotes ponen todo su empeño en que sea crucificado (como los esclavos y sediciosos) para acabar no sólo con él, sino también con su doctrina.

Pero fallan. Porque aquellos hombres y mujeres en los que Jesús había puesto sus esperanzas, alentados por el Espíritu, creen en él, abrazan su misión, continúan su obra y hoy, veinte siglos después, su legado sigue presente entre nosotros.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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El milagro que necesitamos es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

Domingo, 28 de julio de 2024
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jesus-y-ninos1

DOMINGO 17º T.O. (B)

“Repartió a los/as que estaban sentados/as todo lo que quisieron(Jn 6,1-15)

En la vida hay momentos, situaciones en los que tomas conciencia de algo que está más allá de lo superficial, de lo habitual. Son espacios reveladores y también, celebrativos.

El evangelio de hoy nos recuerda la eucaristía. Cabría preguntarse si las experiencias significativas de los/as creyentes tienen cabida en el rito actual. El signo de liberación que realiza Jesús en el evangelio debería ser signo visible en cada persona y comunidad cristiana y debería rehuir, como él hizo, toda tentación de autosuficiencia, especialmente de orden político, social o religioso. Todo un aviso a navegantes.

Queremos ser pan en una Iglesia donde hombres y mujeres, en plano de igualdad, participemos en la vida y en el ejercicio de los distintos ministerios. La identidad cristiana tiene su origen en la gracia del Bautismo, que pone los cimientos de una nueva existencia. Es Dios mismo quien llama e invita a los hombres y mujeres cristianos por la fe y el bautismo, otorgándoles la Gracia de un nuevo nacimiento.

A partir de ahí, podemos avanzar y mucho, en ir descubriendo el carácter gratuito de la iniciativa de Dios, la libertad de la respuesta de todo ser humano, la vinculación definitiva del bautizado/a a Cristo y a su seguimiento. Sin miedos que paralizan y bloquean opciones liberadoras, no “marear la perdiz” en cuestiones vitales para la vida de las personas y colectivos descartados. No nos enredemos inútilmente en disquisiciones de pensamiento, de exégesis sesgadas, de controversias que al final, son las legalistas, las farisaicas, las que siguen marginando al Pueblo de Dios como lugar teológico, dinámico, en camino.

Donde hay miedo, no hay fe. La Iglesia católica que habla de Sinodalidad lo sabe muy bien, pero ¿lo practica? Jesús actúa con absoluta libertad, hace referencia a la nueva alianza basada en el amor, lo que le lleva a dar su propia vida por amor a todos, en fidelidad a su Abbá.

Leamos el evangelio de hoy con una mirada inclusiva, haciendo un ejercicio de comprensión sencillo, actual, sin tapujos.

Se marchó a la otra parte de Galilea o de Tiberíades”. El mundo pagano. Hoy diríamos la sociedad y el mundo convulso e insolidario en el que vivimos. Ante las graves crisis sucesivas (económicas, gubernamentales, sanitarias, guerras interminables…) las naciones, las instituciones, se encierran en la política del “sálvese quien pueda” y cuanto más poder y más corrupción, mejor. Urge romper esta inercia destructiva y buscar la esencia divina sembrada en cada ser humano.

“Lo seguía mucha gente… Subió Jesús a la montaña y se sentó allí, con sus discípulos y discípulas”. El ámbito donde habita la presencia de Dios: el cuerpo, portador y templo del Espíritu-Ruah, presencia viva, diálogo íntimo de amor entre lo humano y lo divino, comunión gozosa de dos amantes.

“Jesús le pregunta a Felipe: ¿con qué compraremos panes para que coman éstos? (Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer)”. Según él, no hay solución viable para dar de comer a tanta gente. Sin embargo, Andrés da la clave de una nueva perspectiva: se comparte lo que hay, aun con dudas de si alcanzará o no para todos. Lo que hacemos en casa, en los grupos, en la vida comunitaria.

“Jesús les manda sentar”, porque todos y todas estamos sentados en el mismo suelo de la fe (no en el sofá de la indiferencia y el individualismo), y en la misma mesa (no unos en el salón y los/as más, en el sótano), donde Él se da por entero, con un amor incondicional que no sabe de distinciones de género, raza, cultura, orientación sexual, creencias, estado social… sino mentes, manos y corazones abiertos que se abren al único mensaje válido: el pan del amor.

“Sólo los hombres eran unos cinco mil”. Los sinópticos puntualizan que se sentaron por grupos de cincuenta y de cien. Es decir, comunidades cristianas, realización histórica concreta de la comunión, que es un don del Espíritu-Ruah, y signo visible de la liberación humana. Pero cabemos “todos, todos, todos”, como dice Francisco, también las mujeres y los niños… es decir, ¡todas, todas!

El milagro que hoy necesita el mundo es la multiplicación de la solidaridad y el amor.

“Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo hizo con los peces. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos/as: Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada”. Es decir, para que la comunidad cristiana sea ejemplo fiel de la invitación y misión al servicio del Reino de Dios.

El proyecto del Reino en su visibilidad eclesial se realiza en el signo del servicio o diaconía: liberación, amor-caridad, educación; se vive en el signo de la comunión o koinonía, comunidad, fraternidad-sororidad, unidad, comunicación; se proclama en el signo de la palabra o “kerigma”: anuncio, evangelización, predicación, enseñanza, homilía; se celebra en el signo de la liturgia: eucaristía o acción de gracias, oración, sacramentos, celebración… ¿Cuándo será visible para las mujeres?

Todo ello nos habla de una Iglesia-signo, sinodal, de aquellos que somos sus seguidores/as, cercana a los hombres y mujeres de hoy, no clerical, ni centrada en sí misma, sino abierta al proyecto del Reino en vías de realización, solidaria con la pobreza y la marginación, profética, fraterna-sororal, festiva y abierta al futuro. “Donde nadie sea impuro/a, discriminado/a o etiquetado/a”.

“La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este sí que es el Profeta que había de venir al mundo”. Pero Jesús se retiró otra vez a la montaña, él solo”.

Frente a la tentación de seguir siendo sordos y ciegos a su Palabra, nos queda la denuncia profética y el anuncio del Reino. Celebramos la festividad de María Magdalena, “apóstol de los apóstoles”, fiel seguidora, discípula, primera testigo de la resurrección del Señor, el Cristo de la Pascua, y predicadora de su mensaje.

¡Ruega por nosotras!

¡Shalom!

Mª Luisa Paret

Fuente Fe Adulta

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Un mundo nuevo

Domingo, 28 de julio de 2024
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IMG_6332Domingo XVII del Tiempo Ordinario

Domingo 28 de julio de 2024

Jn 6, 1-15

El relato llamado de la “multiplicación de los panes” constituye una parábola preciosa del mundo que anhelamos, un mundo diametralmente opuesto a la situación en la que hoy nos encontramos. Por tanto, la cuestión que plantea la parábola podría formularse de este modo: ¿cómo pasar de la situación de un mundo fracturado, dividido, injusto y extremadamente desigual a otro mundo solidario, justo, equitativo e igualitario?

Y la respuesta parece ser solo una: tal paso únicamente podrá darse cuando se produzca una transformación de la consciencia en el ser humano. Más en concreto, en la medida en que podamos pasar de una consciencia de separatividad a la consciencia de unidad.

Todo estado de consciencia nos hace ver la realidad de una manera determinada, que condiciona, de manera necesaria y decisiva, nuestro modo de relacionarnos y de actuar. La consciencia de separatividad, mental y egoica, se caracteriza por ver la realidad como una suma de objetos separados, que el yo pretende hacer girar en torno a sí mismo. El resultado es un individualismo atroz y excluyente. Tal vez, en esa consciencia quepan los seres más cercanos y queridos, con quienes el yo hace una excepción, asumiendo sus necesidades y aspiraciones como propias. Pero el círculo de los “iguales”, en la consciencia de separatividad, es siempre extremadamente reducido; son muy contados los que caben en él.

Al crecer en la consciencia de unidad, ese círculo se amplía más y más, hasta abrazar toda la realidad. Desde esa consciencia se advierte que todo ser humano es no-otro de mí. Ahora bien, el paso de aquella consciencia de separatividad, errónea y egoica, a la consciencia de unidad precisa de un requisito imprescindible: desidentificarse del propio yo, trascenderlo, hasta llegar a experimentar que no soy el yo que había creído ser, sino la consciencia (o vida) que somos todos.

Si personalizamos la parábola, la cuestión podría tomar estos términos: ¿voy dando pasos para superar la consciencia de separatividad y vivir en la consciencia de unidad?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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¿Multiplicar los panes?: Solidaridad

Domingo, 28 de julio de 2024
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65cdf97de52eb_loavesfish1170Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Nota previa

         San Juan sitúa en la Última Cena el mandamiento del amor y el lavatorio de los pies, pero la Eucaristía: Yo soy el pan de vida, lo ubica S Juan en el capítulo 6º de su Evangelio: en el relato de la multiplicación de los panes: Yo soy el pan que ha bajado del cielo.

02.- Memoria de la multiplicación de los panes.

         Sea como fuere, el relato -el acontecimiento- de la multiplicación de los panes, quedó muy grabado en la mente y en el corazón de los primeros cristianos, pues aparece seis veces en los cuatro evangelios.

         Jesús se preocupa de las necesidades, de los enfermos, de los marginados, en el caso de hoy del hambre de aquella multitud que había acudido a escucharle. La gente, el ser humano necesita comer, en el amplio sentido del término alimentarse.

v 5. Estaba cerca la Pascua de los judíos. No es un dato cronológico, sino teológico. La Pascua de los judíos ni alimenta ni salva. La gente no sube ya a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús el alimento y la liberación que ni el templo ni la religión pueden dar.

Necesitamos comer: pan, cultura, higiene, medicina, fe. espíritu, etc…

03.- ¿De dónde sacaremos dinero para comprar pan?

         Esta pregunta, ¿de dónde? Es constante en el evangelio de S Juan:

         La samaritana (Jn 4,11) le pregunta a Jesús: ¿De dónde vas a sacar tú agua?

         El maestresala de las bodas de Caná le dice al novio: De dónde has sacado este vino nuevo? (Jn 2,9)

         Jesús le dice a Nicodemo: El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. (Jn 3,8).

         El pan de vida no viene del dinero o de la compra abundante, que no sacia, sino que el pan de vida viene del corazón, de la buena relación y solidaridad entre los seres humanos. El pan de vida es un don, una gracia (gratuidad) del Señor.

04.- La multiplicación de los panes no es magia.

         Era evidente que Jesús ni sus discípulos podían comprar pan para toda aquella gente.

Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre en el mundo, porque para resolver el problema del hambre (crisis, tercer mundo, Grecia, etc.) se necesita algo más que dinero: se necesita querer a los demás: solidaridad y buena voluntad.

La multiplicación de los panes es multiplicar el trabajo, acoger a los emigrantes, a los que pasan en pateras. En la tierra hay alimento, medicinas y medios de educación para todos, incluso sobra si es que no acaparamos y los laboratorios no especulan con las vacunas, etc…

Había un muchacho que tenía cinco panes y dos peces. Pero el muchacho no se los queda para él: los reparte.

v 8    Jesús propone una solución distinta a la del comprar. Habla de los panes y los peces que tiene el muchacho y que pone al servicio de los demás, sus pocos panes y peces son algo de lo que se puede disponer. El muchacho(en griego: siervo) pone su poca comida al servicio de los demás, como la pobre viuda del evangelio que echa “veinte céntimos” en el cepillo del Templo: todo lo que tenía para vivir. Es como José, el hermano menor vendido por sus hermanos mayores, que luego será quien alimente a su familia y al pueblo.

El hambre del tercer mundo, el paro se resuelve cuando nadie acapara lo suyo habiendo otros que pasan hambre.

Decía D Ricardo Alberdi que mientras exista paro y hambre en el mundo es más que discutible que lo que decimos que es nuestro, lo sea.

La Iglesia y la humanidad habremos de aprender a poner a disposición de los hambrientos lo que tengamos, aunque sólo sea “cinco panes de cebada y un par de peces”.

5 panes y dos peces: 5+2: 7. Siete es número de plenitud. Hay alimento de sobra para todos.

         Es muy difícil enseñar a compartir cuando únicamente sabemos comprar con ansiedad. Los criterios hondamente insolidarios, que rigen nuestras sociedades difícilmente resolverán el problema del hambre.

El milagro de la multiplicación de los panes consiste en liberarnos de nuestra indiferencia ante quienes mueren de miseria y hambre y compartir el pan con quienes lo necesitan.

Cuando somos solidarios, hay pan para todos, incluso sobra.          Llenaron doce canastas, que hacen referencia a las doce tribus de Israel, es decir: todo el pueblo.

  1. v 10 Jesús mandó que se sentaran (recostaran) todos.

Las verdes praderas del Reino es una evocación mesiánica del salmo 22: en verdes praderas me hace recostar. Comer recostadoera signo de personas libres. La solidaridad crea personas que viven en común y libres. La Eucaristía -cuando es tal- crea fraternidad. El cristianismo no crea “clases sociales”, estamentos, no quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase.  Todos vosotros sois hermanos, (Mt 23,8).

05.- Multiplicar los panes es Eucaristía.

         Hoy hemos comenzado a leer el cp. 6º de san Juan, que seguiremos leyendo durante un mes, más o menos. Es un largo texto que nos habla de la multiplicación de los panes, después pasa al pan de vida: Yo soy el pan de vida.

Este capítulo sexto de Juan nos habla de la Eucaristía:

Jesús alzó los ojos, tomó el pan, dijo la acción de gracias: “habiendo dado gracias y lo repartió.”.  Es la Eucaristía. Se trata de conectar la comida y la solidaridad con el ámbito del Señor. Es la Eucaristía. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso al alimento, bien necesario

         Es la Eucaristía.

         Baste por hoy terminar con que: la solidaridad, multiplicar los panes es Eucaristía y la Eucaristía nos ha de llevar a la solidaridad.

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“ De nuestra colaboración depende que el pan se multiplique y todos queden saciados”, por Consuelo Vélez

Domingo, 28 de julio de 2024
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De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del domingo XVII del Tiempo Ordinario 28-07-2024

A Jesús no le interesa los motivos de los que están allí. Lo que Él ve, es la necesidad de la gente

Jesús los hace recostar, lo cual es signo de comensalidad y los panes y peces alcanzan para todos y, aún sobra

Sería muy fácil dejarse llevar por las multitudes, buscando reconocimiento y privilegios. Para Jesús este no es el camino.

Multiplicar el pan de la novedad y la reforma eclesial para que la iglesia pueda ser casa de todos.

Después de esto se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.

Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: ¿dónde vamos a comprar panes para que coman éstos? Se lo decía para probarle porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco. Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero ¿qué es eso para tantos? Dijo Jesús: Hagan que se recueste la gente.

Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recojan los trozos sobrantes para que nada se pierda. Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.

Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo (Mc 6, 1-15).

Este domingo se interrumpe el relato del evangelio de Marcos y se introduce el evangelio de Juan que seguiremos durante varios domingos. Juan dice que está próxima la Pascua, lo cual implicaría que Jesús fuera a Jerusalén, pero, por el contrario, Jesús está en Galilea con los suyos. Para Juan ya no son tan importantes las referencias judías, él las remplaza por el mismo Jesús. Las multitudes lo siguen por lo signos que ha realizado, pero más adelante, el evangelio va a decir que lo siguen por el pan que los ha saciado. Por tanto, no es un seguimiento discipular, exactamente, es más bien, la coyuntura de encontrar en Jesús alguien que les está transformando las situaciones, concretamente curando enfermos, realidad que para los judíos significaba exclusión de la mesa del reino. Pero a Jesús no le interesa los motivos de los que están allí. Lo que él ve es la necesidad de la gente. Por eso, Jesús entabla un diálogo con Felipe preguntándole dónde van a comprar más comida para saciar el hambre de todos. La respuesta es preocupante: solo hay cinco panes y dos peces. Pero Jesús los hace recostar, lo cual es signo de comensalidad y los panes y peces alcanzan para todos y, aún sobra.

Este signo hace que muchos lo reconozcan como el profeta que había de venir al mundo. Sin embargo, otros lo quieren hacer rey, es decir, no entienden la predicación de Jesús, ni las obras que realiza. Y, a veces no hay argumentos que valgan. Tal vez por eso, Jesús se retira al monte, esta vez él solo, para mantenerse fiel a la misión encomendada. Sería muy fácil dejarse llevar por las multitudes, buscando reconocimiento y privilegios. Pero para Jesús este no es el camino. Su fidelidad al reino que anuncia lo hace aceptar el fracaso con sus seguidores y esperar que el reino de su fruto, muy por encima de las propias fuerzas.

Contemporáneamente este pasaje se interpreta como la capacidad que tiene la fraternidad/sororidad de hacer multiplicar los panes y peces, no como actos milagrosos y extraordinarios, sino como posibilidad de mover el corazón de los seres humanos para que nadie pase necesidad. Y esta interpretación es perfectamente válida. En nuestro mundo actual hace falta poner el mensaje de este día en acción hacia tantos proyectos tan urgidos de realización. Multiplicar el pan signo de la justicia social. Multiplicar el pan, aceptando la pluralidad cultural y religiosa de nuestros pueblos, signo de la inclusión en la diversidad. Multiplicar el pan de la igualdad fundamental de todos en la Iglesia. Multiplicar el pan de la novedad y la reforma eclesial para que la iglesia pueda ser casa de todos. En otras palabras, urge multiplicar el pan de la justicia y el bien. La llamada está hecha por parte de Dios, de nuestra colaboración depende que el pan se multiplique y todos queden saciados.

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Saciado

Martes, 23 de abril de 2024
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Del blog Nova Bella:

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Fui a beber a los pozos del deseo
y pasé por encima de la vileza del pecado…

*

Ibn Suhayd

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

David, pecador y creyente.

Sábado, 17 de febrero de 2024
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     [La historia de David] llena de sensatez, no es lejana para nosotros, porque David es un gran modelo para todos los tiempos. Nos enseńa cómo a partir de pequeńas desatenciones puede entrar el hombre en graves dificultades, y si no mantiene la mirada fija en Dios cae en errores cada vez más grandes para cubrir los precedentes. Dios, sin embargo, es rico en misericordia e interviene para ayudarnos a volver a encontrar lo mejor de nosotros, a volver a encontrar lo que el Espíritu ha puesto como don en nuestro corazón: el amor a la verdad, a la justicia, a la lealtad.

        Nos reconocemos en David porque en cada uno de nosotros está el corazón malvado del que procede el desorden. Por eso nos invitan el salmo 50 y el relato [del segundo libro de Samuel] a reflexionar en serio: no podemos presumir de estar exentos de la culpa sólo porque no seamos reyes o no tengamos el poder de David. Es nuestra condición humana la que se encuentra en un destino de desorden y, por eso, corre el riesgo de convertirnos, al menos en las pequeńas circunstancias, en prisioneros de nosotros mismos, incapaces de reconocernos y de confesarnos pecadores. Sólo la gracia de Dios, continuamente invocada y acogida, vuelve a ponernos cada día en la verdad.

   [Reflexionemos] sobre todo el contexto de la historia de Betsabé y de Urías, preguntándonos en la oración por qué los libros sagrados han querido contar tales acontecimientos y otorgar tanto espacio a la descripción de este pecado de David y tanta importancia a la sucesión (cf. 1 Reyes). Sólo así nos será posible comprender la figura de David en todo su significado y, en consecuencia, comprender la historia de la salvación, comprender que en el rostro de Cristo resplandecen la luz de Dios y la esperanza de los hombres.

*

Carlo María Martini
David, pecador y creyente,
Editorial Sal Terrae, Santander 1996.

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Pecado original o pecado en el origen

Viernes, 8 de diciembre de 2023
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Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Dos motivos en esta fiesta.

    Celebramos hoy la fiesta de María Inmaculada.

    Y en nuestras diócesis en este día de la Inmaculada se celebra también el día del Seminario.

    Dos palabras sobre ambas cuestiones:

02.- María Inmaculada

El 8 de diciembre de 1854 el papa Pío IX proponía a la Iglesia el dogma de la Inmaculada Concepción.

* Las palabras del dogma son:

La Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano.

Dios estaba con María según le dijo el ángel: El Señor está contigo.

*  María Inmaculada:

El mal existe desde el comienzo: a esto le llamamos pecado original. El pecado existe y existirá siempre donde esté el ser humano (inteligente y libre) por aquello de que la libertad es una capacidad muy hermosa, al mismo tiempo que muy débil y difícil.

Adán y Eva, sean quienes fueren los primeros humanos, hicieron el mal, pecaron. Adán y Eva es -somos- la humanidad bajo el signo del mal. Por un tipo de humanidad, Adán y Eva, surgió el mal, el  pecado en la historia.

Por otra humanidad: la de Jesús y María sobreabundó la gracia y el bien, que dice San Pablo. María es la antítesis de Eva, como Jesús lo es de Adán. A pesar de los pesares: odios, pecado, guerras, muerte, estamos en una historia de gracia y salvación:

Dios estuvo presente en la vida de María: el Señor está contigo. Y por la misericordia de Dios no hubo pecado en María. En este sentido podríamos entender a María como Inmaculada, sin pecado en su vida

María entregó su vida y su persona, su libertad al designio salvífico de Dios.

03.- Día del seminario.

    En nuestras diócesis vascas, en este día de la Inmaculada celebramos el día del seminario.

tres apuntes y tres conclusiones elementales:

  1. seminaristas. En estos momentos en nuestra diócesis hay 1 seminarista y 1 diácono, que están estudiando en Pamplona. En estos momentos y por decisión del Obispo Munilla el seminario de San Sebastián está en Pamplona.
  2. clero. Hoy en día en nuestra diócesis hay alrededor de 60 presbíteros con menos de 75 años y otros tantos que sobrepasamos los 75 años. (Guipúzcoa ha perdido cerca de 700 presbíteros en 50 años).
  3. Si no hay presbíteros es porque no hay cristianos, o hay presbíteros en la misma medida en que hay cristianos.
  4. El clero en nuestra diócesis somos un grupo sociológicamente no solamente jubilado, sino más bien anciano. ¿Alguna institución funciona con una media de 70 años en su “mandos intermedios”?
  5. Previsiblemente el vacío de clero existente no se va a llenar en las próximas décadas con el número de seminaristas (1 + 1) existentes en nuestra diócesis.
  6. Con tales datos, es imposible pretender una pastoral como hace 30 o 40 años, mucho menos una pastoral de presencia en el pueblo, en las parroquias, etc.

(Si no somos buenos, que no lo somos, al menos seamos inteligentes).

04.- Recordemos para seguir soñando.

    Líneas o modos ministeriales se dieron diversos en la historia de la Iglesia: profetas, maestros, quienes aconsejaban, quienes servían las mesas, los siete elegidos, etc, la predicación de la Palabra. Incluso se sabe que hubo mujeres diaconisas y ministerios femeninos en la Iglesia.

¿Por qué no podrían hoy recuperar aquellas formas ministeriales e incluso abrirse nuevos ministerios en la Iglesia?

Nosotros hemos conocido una gran Escuela / Movimiento sacerdotal de Vitoria (proveniente de San Sulpicio de París, cardenal Bérulle, Concilio de Trento). Estilo y escuela sacerdotal que ha dado excelentes sacerdotes.

¿Se repetirá ese modelo sacerdotal u otro?

Pueden darse otros modelos y convivir diversos tipos ministeriales.

    En la época del NT, en las comunidades de San Pablo (comunidades carismáticas) era impensable una crisis vocacional, no existía carencia de seminaristas, porque los criterios para los ministerios eran atender las necesidades de la vida de la comunidad en comunión eclesial.

    La llamada (la vocación) la hacía la comunidad cristiana, la Iglesia.

Cada comunidad (iglesia local) había de atender sus propias necesidades y asumir las tareas de esa comunidad: profetas, doctores, maestros, jóvenes, incluso viudas.

Al final del NT pasado el año 100, en las cartas Pastorales: 1 y 2 Timoteo y Tito, aparecen los diáconos, presbíteros y epískopos, pero querer compararlos con los actuales ministerios es una  extrapolación y un anacronismo.

    Desde todas las perspectivas: neotestamentaria, histórica, pastoral, teológica, etc.,los ministerios y servicios en la Iglesia pueden cambiar.

¿Por qué no se dan pasos hacia nuevas formas ministeriales?

    De todos modos, siendo un problema serio la escasez de presbíteros, el problema de fondo es la “pérdida de identidad” y disolución del cristianismo.

    Creo que es más grave el futuro del cristianismo que el futuro de los curas.

Allá por los años conciliares decía JM González Ruiz que la Iglesia nació sin curas (desde luego sin curas tridentinos) y el evangelio se expandió  en las gentes y pueblos del Imperio romano.

    No tenemos recetas ni respuestas fáciles. Hay quien tiene las respuestas exactas, lo que ocurre es que las preguntas y problemas ya son otros.

    Que María, la madre, nos recuerde al Hijo.

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El ultra cardenal Müller: Las reflexiones sinodales sirven para prepararnos ante la aceptación de la homosexualidad

Miércoles, 8 de noviembre de 2023
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Conference for priests at the Pontifical Lateran University in Rome March 11. Pictured: Bishop Gerhard Muller of Regensburg, Germany. (CNS photo/Paul Haring)Cardenal Gerhard Müller (CNS photo/Paul Haring)

El National Catholic Register ha querido conocer la visión del sínodo que tiene uno de sus participantes más inusuales: el cardenal alemán Gerhard Müller, que se teme lo peor de lo que nos queda por venir.

No dicen abiertamente lo que quieren decir. No pueden decir abiertamente: «Queremos contradecir la Palabra de Dios». Pero están introduciendo una nueva hermenéutica con la que quieren reconciliar la Palabra de Dios con estas ideologías anticristianas”, declara el exprefecto para la Doctrina de la Fe al vaticanista Edward Pentin. “Pero no podemos reconciliar a Cristo y el Anticristo. Esta ideología homosexual, ‘LGBT’ es, en esencia, una ideología anticristiana. Es el espíritu del Anticristo el que habla a través de ellos.

Comparándolo con otros sínodos en los que ha participado, Müller encuentra que este sínodo está en cierto modo ‘trucado’, lo que ha punta a un resultado preordenado. “En sínodos anteriores eran los obispos los que guiaban todo. Su organización y aportes no vinieron desde arriba. En sínodos anteriores, todos los obispos en el plenario podían hablar de lo que quisieran. Ahora todo está guiado, está preorganizado y es difícil hablar en el Pleno porque el tiempo disponible es corto y, según las reglas, sólo se puede hablar una vez y sólo durante tres minutos”.

Otro de los aspectos desconcertante es ese énfasis en que todo lo que allí se decía procedía del Espíritu, entendemos que Santo, lo que llevaba a igualar las contribuciones de los doctos con las de los iletrados. “Eran las voces del Espíritu Santo, como si fuéramos principiantes en el estudio de la teología. Era como en el seminario o en la universidad, pero un sínodo no es una escuela para principiantes – sin embargo, nos hablaban como si […] los obispos no supieran mucha teología. Muchos obispos allí entendían teología y no podían hablar”.

Y pone un ejemplo: “Uno de los oradores asignados […] habló de un familiar que era bisexual, que se suicidó, y la conclusión era que la Iglesia debe estar abierta, no a estas personas sino a la ideología. La ideología tiene la culpa. Pero no podemos resolver cuestiones y problemas teológicos a través de las emociones. Esto es solo hablar emocionalmente del Espíritu Santo y nos han dicho que no debemos entrar en controversias, que no es posible hablar en contra de algo o seremos estigmatizados como enemigos del Espíritu Santo”.

Pero no hablan expresamente del Espíritu Santo, sino del «Espíritu», lo que lleva a Müller a recordar la Primera Carta de San Juan cuando, en el capítulo cuarto, al principio, dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios, y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios”.

“Algunos oradores también hablan de apertura y definen qué es la tradición, que “no sería estática, sino dinámica”. Pero al final, todas estas reflexiones llamadas sinodales pretenden prepararnos para aceptar la homosexualidad. Sólo esto: No hubo mención de Jesucristo [o] de la Revelación divina, de la gracia de las personas humanas creadas a imagen y semejanza de Dios, y de Dios como meta de nuestra existencia humana. Todo está patas arriba para que ahora tengamos que estar abiertos a la homosexualidad y a la ordenación de mujeres. Si analizamos todo, se trata de convertirnos a estos dos temas”.

Fuente The National Catholic Register

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“Matrimonio homosexual: Ni delito, ni pecado”, por Juan Masiá sj

Lunes, 20 de febrero de 2023
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leandro-barreto-matrimonio-gayDe su blog Vivir y pensar en la frontera:

“¿Quién soy yo para no bendecirles?”

Si le preguntamos a Francisco si bendeciría ese matrimonio, seguro que nos contesta: Canónicamente no podría, pero… ¿Quién soy yo para negar una bendición evangélica, pastoral y misericordiosa, a esa pareja que da fe con su amor del amor Dios?

Cuando Papa Francisco se opone a las leyes que criminalizan la homosexualidad y no se opone a las leyes que admiten el matrimonio homosexual, algunos obispos homófobos protestan, en nombre de su creencia en la supuesta pecaminosidad de toda relación homosexual.

 Con razón Francisco se ve obligado a hacer varias aclaraciones:

  • 1) Hay que aclarar: la orientación homosexual como tal no es delito ni mal moral o injusticia, sino una condición de la persona.
  • 2) Pero insisten los  homófobos en argüir contra Francisco, (con citas doctrinales de Catecismo o CDF), diciendo:  “esa relación es pecado”. Y se ve obligado Francisco a aclarar: Hay que distinguir, ante todo, entre delito y pecado.
  • 3) Pues no, señor, siguen sin conformarse los obispos homófobos  y  siguen arguyendo contra Francisco, apoyados en la supuesta ” doctrina tradicional de la iglesia”. Y tiene que hacer Francisco la tercera y más decisiva aclaración y precisión: Sí, efectivamente, esos textos que ustedes citan son doctrina tradicional (que yo no cambio por decreto, sino caminando hacia el cambio por la vía de la sinodalidad…), pero… en esa tradición de la iglesia y en la de la Biblia  ha habido, hay y habrá necesidad siempre de evolución, revisión y reinterpretación… , actualmente la práctica pastoral de acoger en la Iglesia a personas que hasta ahora eran discriminadas es un modo de preparar la evolución y revisión de la doctrina,   ( se faltaba y se falta gravemente contra la caridad hacia esas personas, hay que llamar a conversión a los homófobos…).
  •  Por cierto, se están debatiendo de cara al Sínodo estas cuestiones,  hasta el mismo obispo emérito Ratzinger (q.e.p.d.) ya tuvo que reconocer el error de la la iglesia al confundir los problemas de la condición homosexual con los de agresiones sexuales o pederastia y por eso llevó cuidado de que en el catecismo se evitase esta confusión.
  •  La teología moral revisionista desde el Vaticano II ya viene más de medio siglo aclarando esta confusión, rechazando toda agresión sexual y poniendo el criterio para evaluar la moralidad de una relación sexual, no en la heterosexualidad u homosexualidad, ni tampoco en si es  extramatrimonial o intra matrimonial), sino en los criterios de amor y justicia, consentimiento libre,  y respeto a la dignidad y derechos de la persona)
  • El paso mayor de cambio en la doctrina fue la tajante afirmación de oponerse a cualquier discriminación por razón de la condición homosexual. Hasta ahí se llegó en el Catecismo. Comparado con lo anterior, un paso grande. Pero ante la situación actual el paso  diminuto del catecismo en la evolución de la doctrina (comparado con la tradición discriminadora durante siglos) es todavía muy insuficiente. Tendrá que ser modificado, tanto lo que dice el catecismo como las más recientes declaraciones de la CDF sobre este tema (!Qué difícil lo tiene el amigo y hermano Cardenal Ladaria! Oremus ad invicem).
  • Admitir en la practica pastoral la acogida de esos matrimonios civiles y la bendición de esos matrimonios en la iglesia es la manera de preparar el camino para que llegue (como siempre con retraso) la evolución de la doctrina a nivel de sus expresiones magisteriales y canónicas
  • Si le preguntamos a Francisco si bendeciría ese matrimonio, seguro que nos contesta: Canónicamente no podría, pero… ¿Quién soy yo para negar una bendición evangélica, pastoral y misericordiosa, a esa pareja que da fe con su amor del amor Dios?

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James Martin: “Francisco no zigzaguea sobre el tema LGBTQ”

Sábado, 11 de febrero de 2023
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EFt0kSKXoAA8lyJEl jesuita defiende al Papa tras declarar que la homosexualidad “es pecado”

El papa Francisco no está tomando un “curso en zigzag” sobre el tema LGBTQ. Así lo asegura el jesuita estadounidense James Martin, abanderado del acercamiento eclesial y pastoral a este colectivo, en declaraciones al portal suizo Kath

Martin asegura que no está decepcionado por el hecho que el Papa no sea más explícito sobre las reformas en esta cuestión. “Y creo que a menudo pasamos por alto las reformas que el Santo Padre ya ha implementado”, señala el religioso, recordando que Francisco se pronunció recientemente a favor de despenalizar la homosexualidad

El papa Francisco no está tomando un “curso en zigzag” sobre el tema LGBTQ. Así lo asegura el jesuita estadounidense James Martin, abanderado del acercamiento eclesial y pastoral a este colectivo, en declaraciones al portal suizo Kath, recogidas por Katholisch.

Salía así al paso de unas declaraciones del Papa sobre el tema de la homosexualidad que causaron confusión. “El Papa Francisco dejó claro desde el comienzo de su pontificado que quería dar una mano pastoral a las personas LGBTQ”, dijo Martin, y recordó la emblemática frase de Francisco “¿Quién soy yo para juzgar?” sobre los homosexuales.

 No está decepcionado con Francisco

Martin asegura que no está decepcionado por el hecho que el Papa no sea más explícito sobre las reformas en esta cuestión. “Y creo que a menudo pasamos por alto las reformas que el Santo Padre ya ha implementado”, señala el religioso, recordando que Francisco se pronunció recientemente a favor de despenalizar la homosexualidad.

“Es el primer Papa en hacer eso y es un gran paso adelante”, subraya Martin, quien está siempre en la diana de los grupos más críticos con el Papa precisamente por apoyar el cambio de lenguaje y actitud con respecto al colectivo LGTBQ.

Francisco reformó muchas cosas a través de sus palabras y gestos, visitando a algunos refugiados, lavando los pies de los prisioneros y reuniéndose con personas transgénero, dijo el jesuita estadounidense. “Recuerden que Jesús enseñó con palabras y hechos. También lo hace el Papa”.

Martin: No cuestionar la enseñanza de la Iglesia

Tampoco él cuestiona la enseñanza de la Iglesia, recalcó Martin, aunque sí lanzó una advertencia: “Sin embargo, debemos tener cuidado de cómo esta enseñanza de la Iglesia es escuchada por aquellos a quienes está destinada, porque, según aseveró, la Iglesia todavía tiene algo que aprender sobre la sexualidad humana y está llamada a escuchar, especialmente con respecto a las personas LGBTQ.

Martin intercambia regularmente puntos de vista sobre este tema personalmente o en forma de cartas con Francisco. De hecho, a finales del pasado mes de enero, el Papa le explicó en una carta manuscrita a Martin sus declaraciones de entrevistas anteriores sobre el tema de la homosexualidad, enfatizando que los actos homosexuales, como todos los actos sexuales fuera del matrimonio, son pecado.

“No es un delito. Sí, pero es un pecado”

En la entrevista, el Papa se pronunció en contra de la criminalización de la homosexualidad y dijo: “No es un delito. Sí, pero es un pecado. Está bien, pero primero distingamos entre un pecado y un crimen”. La declaración había dado lugar a discusiones, ya que la enseñanza de la Iglesia describe la homosexualidad como “objetivamente desordenada”, pero solo los actos homosexuales se consideran pecados. No quedó claro a partir de la entrevista escrita si la declaración del Papa era simplemente una objeción retórica a su declaración real, a la que respondió, o si él mismo representa esta posición.

Fuente Religión Digital

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Faustino Vilabrille: “El pecado no ofende a Dios absolutamente en nada”

Viernes, 10 de febrero de 2023
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Cordero-Dios_2524557525_16369123_660x371Leído en su blog:

“La idea del pecado, asociada al mismo tiempo a la del infierno como castigo del mismo por ser una terrible ofensa a Dios, fue uno de los mas grandes martillos, usado durante siglos por la Iglesia oficial para mantener a sus fieles sumisos, dominados, obedientes y dóciles”

“La muerte de Jesús no fue cargar con nuestros pecados como víctima propiciatoria de un ser humano ofrecida a Dios para reparar las graves ofensas de los hombres a Dios”

“El infierno no es una venganza de Dios, ni un castigo reparador, pues Dios no necesita ser reparado de nada”

Cuenta el Evangelio de hoy que Juan Bautista, al ver a Jesús que se acercaba exclamó: “este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

La idea del pecado, asociada al mismo tiempo a la del infierno como castigo del mismo por ser una terrible ofensa a Dios, fue uno de los mas grandes martillos, usado durante siglos por la Iglesia oficial para mantener a sus fieles sumisos, dominados, obedientes y dóciles. Nada más lejos de Jesucristo y su mensaje, porque:

– El pecado es simplemente el mal que hacemos, a nosotros mismos, a los demás o a la creación, o el bien que dejamos de hacernos a nosotros mismos, a los demás o a la creación.

– El pecado no ofende a Dios absolutamente en nada.

Dios no necesita ningún sacrificio reparador de nadie.

 – La muerte de Jesús no fue una ofrenda a Dios por los pecados del mundo.

– La muerte de Jesús no fue cargar con nuestros pecados como víctima propiciatoria de un ser humano ofrecida a Dios para reparar las graves ofensas de los hombres a Dios.

– La muerte de Jesús no fue una víctima sacrificada exigida por Dios para sentirse reparado de las ofensas de los hombres. Esto sería ser un dios, cruel, tirano, justiciero, vengativo, sádico…, que exige ser expiado. Ya el Salmo 39 lo predecía así: “Tu no quieres sacrificios ni ofrendas; no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios”. El sacrificio por el sacrificio, o sea, el sufrimiento por el sufrimiento es absurdo: no tiene sentido, solo tiene sentido en función del servicio a los demás, como fue el caso de Jesús y de tantas personas que dan lo mejor de si mismas al servicio de los demás, y en especial de los más empobrecidos, enfermos y necesitados.

El infierno no es una venganza de Dios, ni un castigo reparador, pues Dios no necesita ser reparado de nada. El miedo a Dios fue un invento de los hombres. La muerte de Jesús fue un asesinato tramado por las “autoridades” religiosas y políticas, confabuladas contra El, por defender a los oprimidos y denunciar a los opresores religioso-políticos del pueblo, que vivían a costa del pueblo al que “imponían grandes cargas a los demás sin mover ni un dedo para ayudarles, que banqueteaban espléndidamente a costa del pueblo, que se hacían llamar señores”.

Jesús dice: “quien me ve a mi ve al Padre”. Por tanto, Jesús es la verdadera imagen de Dios. Dios es lo que vemos en Jesús.

¿Qué vemos en Jesús? Preocupación por los enfermos, por lo hambrientos, por los marginados, por los débiles, por los despre-ciados, por los indefensos, por los vulnerables.

¿Qué vemos en Jesús? Bondad, ternura, compresión, perdón, fraternidad, amistad, sensibilidad, delicadeza, acogida.

 ¿Qué vemos en Jesús? Hambre y sed de justicia, de paz, de igualdad, de solidaridad, de verdad, de vida, de amor.

¿Qué vemos en Jesús? Honradez, lealtad, misericordia, nobleza, sinceridad.

Todo eso es lo que vemos en Jesús. Por tanto, todo eso es Dios. Todo eso es lo que debemos ser nosotros. Jesús mismo dice: “yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia”. Nuestra misión en este mundo es luchar con El y como El para que haya vida en abundancia para Todos los Seres Humanos y para Toda la Creación.

Por tanto, quitar el pecado del mundo es quitar las injusticias, el hambre, las guerras, la corrupción, la violencia, el odio, los malos tratos, los abusos, los engaños, las mentiras, las desigualdades, los miedos, todo aquello que hace sufrir al Ser Humano o a la Creación. Todos esos males son el pecado que vino a quitar Jesús del mundo, que ahora es misión nuestra eliminar. Creer en Jesús es seguirlo a El para hacer en este mundo lo mismo que El hizo.

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Jesús lo sintetizó todo en un único mandamiento promulgado por primera vez en la historia de la humanidad, que El formuló así: “un mandamiento nuevo os doy,  que os améis unos a otros”, y lo repite: “este es mi mandamiento, que os améis unos a otros”. Donde hay amor, no hacen falta leyes. Donde no hay amor, no hay leyes que valgan.

Y nunca mejor dicho: Un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino

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