Comentarios desactivados en El evento LGTBfobo de HazteOír se celebró sin cortapisas después de que la Polícia detuviera a dos activistas que protestaron e identificara al resto
El pasado 23 de febrero, tal y como había anunciado y sin ningún tipo de cortapisa, la organización ultraconservadora HazteOír celebró en un local del centro comercial ABC Serrano de Madrid su denominado “congreso internacional sobre género, sexo y educación”, y que no era otra cosa que un evento LGTBfobo del que la propia HazteOír presumía en días previos de que vulneraba la legislación. Pues bien, dos activistas que protestaron contra el acto fueron detenidos. El resto fueron identificados. El colectivo universitario RQTR se ha movilizado en su ayuda, movilización que consideramos necesario difundir.
“El I Congreso Internacional sobre Género, Sexo y Educación incumplirá todas las leyes LGTBI en vigor en España”, presumía HazteOír:
Pues bien, pese a tratarse de un evento del que ya de antemano sus organizadores anunciaron que iba a incumplir la ley se celebró sin problema alguno. Al encuentro acudieron, según HazteOír, “expertos y científicos internacionales [sic]“, habituales de este tipo de eventos y que pese su diferente pelaje tenían en común su negacionismo del principio de autodeterminación de género y su transfobia. Entre ellos, por ejemplo, Michelle Cretella, presidenta del American College of Pediatricians, un grupúsculo de pediatras ultraconservadores considerado “grupo de odio” por el Southern Poverty Law Center (SPLC, una organización estadounidense de defensa de los derechos civiles que trabaja en el ámbito de los estados del sur), Walt Heyer, que se define a sí mismo como “extransexual” o Miriam Ben-Shalom, una activista lesbiana ferozmente contraria al derecho de las personas trans a utilizar baños y otras instalaciones públicas acordes con su identidad de género.
Según el resumen que el periodista Javier García Martín hizo del evento en Madrid Diario, allí pudieron escucharse barbaridades del tipo de que las mujeres trans son hombres fetichistas que se disfrazan, que existe una conexión entre los hogares sin un padre o una madre con el consumo de drogas, que las niñas trans son en muchos casos víctimas de abusos sexuales o que las “terapias” de conversión de gais y lesbianas deberían ser tan naturales como los injertos de pelo. En definitiva, lo esperado: un ataque frontal a la dignidad de las personas LGTB, que además tenía lugar pocos días después del suicidio de un adolescente trans en el País Vasco.
Resulta cuanto menos curioso que un evento del que ya de antemano sus organizadores anunciaron que incumpliría la ley se pudiese celebrar sin problema alguno: ni la administración autonómica (recordemos que la Comunidad de Madrid tiene en vigor desde 2016 una ley autonómica contra la discriminación de las personas LGTB) ni las autoridades policiales o judiciales tomaron medidas para evitar su celebración. De hecho, un grupo de activistas que se personaron a las puertas del local para protestar fueron reprimidos tanto por la seguridad privada del evento como por agentes de la Policía Nacional que se personaron casi inmediatamente en el lugar. Dos personas fueron detenidas.
Según asegura RQTR, “la reacción, tanto de la policía como de la seguridad privada, fue brutal: se produjeron empujones, patadas y zarandeos, así como insultos y escarnios varios. Dos personas fueron detenidas y llevadas a comisaría, y la policía identificó al resto”. Los manifestantes, según este colectivo, “se enfrentan a acusaciones de coacción, desobediencia y atentado contra la autoridad, lo que conlleva multas, gastos judiciales y condenas de prisión de hasta cuatro años”.
“HazteOír habla de una ‘ideología de género’ que se está imponiendo de forma totalitaria, que atenta contra el ‘sentido común’ y las libertades individuales. Mientras tanto, por poner únicamente dos ejemplos, tan solo en Madrid se han producido 300 agresiones LGTBIfobicas en el último año, y según estudios de The William Institute más del 40% de personas trans han reportado intentos de suicidio (frente a un 4% de personas cisheteros). Todo esto es consecuencia directa de los discursos de odio que se propagan de forma más o menos explícita en todos los sectores de la sociedad, y que alcanzan su culmen con la ideología extremista de HazteOír”, expresan desde RQTR.
“Defender a toda costa la ‘libertad de expresión’ de estas agrupaciones no solo disminuye las libertades de los colectivos más marginalizados, sino que legitima y alimenta las violencias que aún a día de hoy se siguen ejerciendo diariamente sobre estas personas, llegando no solo a la discriminación, burlas y acoso, sino a suicidios y asesinatos. Ante esta profunda injusticia, hacemos un llamamiento de solidaridad y apoyo mutuo, pues consideramos que las ideologías de odio no deberían tener cabida en una sociedad democrática e inclusiva, y que solo a través de la acción colectiva conseguiremos acabar con este sistema injusto y violento”, añaden.
“Caja de resistencia” para ayudar a sufragar gastos judiciales
RQTR celebró este miércoles una asamblea en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid para solidarizarse con los activistas que fueron detenidos y/o identificados y planear futuras iniciativas de ayuda. Puedes seguirles en sus perfiles de Twitter, de Facebook o de Instagram para más información. También se ha abierto una “caja de resistencia” en PayPal (enlace) para recaudar fondos que contribuyan a sufragar los gastos judiciales que se les avecinan.
Comentarios desactivados en Pat McCrory, exgobernador de Carolina del Norte, se queja de que no le dan trabajo por haber apoyado la ley LGTBfoba del estado
El antiguo gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, ha declarado que tiene dificultades para encontrar quien le contrate, debido a que se le identifica como un fanático intolerante por haber promulgado y defendido durante su mandato la ley que permite la discriminación de las personas LGTB en su estado. La conocida como ley HB2 sigue en vigor debido al pertinaz empeño de los representantes del Partido Republicano, que cuentan con la mayoría en las dos cámaras del estado, a pesar de los esfuerzos del nuevo gobernador, el demócrata Roy Cooper, por intentar derogarla.
Tras perder las pasadas elecciones frente al demócrata Roy Cooper, Pat McCrory se dispuso a continuar con su vida laboral como consultor y asesor. Sin embargo, ha declarado que se encuentra con dificultades para conseguir contratos con empresas. Según el exgobernador, el hecho de que promulgara y defendiera hasta la saciedad la LGTBfoba ley HB2 “ha tenido consecuencias hasta el día de hoy, incluso después de dejar el cargo. La gente es reacia a contratarme, porque, ‘oh, Dios mío, es un fanático’, que es lo último que soy”.
También declara que ha intentado conseguir ser contratado por universidades para dar clases a tiempo parcial, pero se ha encontrado también con la negativa de los rectores, “por temor a las protestas de los estudiantes”. Otra de sus opciones es trabajar para la administración Trump, pero no parece haber nada claro al respecto.
Por supuesto, McCrory no se cree en absoluto responsable de la repercusión que han tenido sus decisiones políticas, sino que culpa de todo a los “grupos liberales” por haberlas denunciado. Siguiendo lo que parece ser una costumbre entre quienes defienden la intolerancia y la discriminación, el exgobernador dice que está “siendo purgado por sus opiniones”, y afirma que “si no estás de acuerdo con la Policía del pensamiento políticamente correcto sobre esta nueva definición de género, eres un fanático, eres lo peor. Es casi como si hubieras violado una ley”.
El fanatismo de la ley HB2, promulgada por el gobernador
La conocida ley HB2 de Carolina del Norte, fue promulgada en marzo de 2016, y prohíbe a los ayuntamientos y condados del estado establecer medidas de protección contra la discriminación de las personas LGTB, a la vez que deroga las ya existentes. Una de sus consecuencias es la de impedir que las personas transexuales dispongan de los aseos correspondientes a su identidad de género real en cualquier centro público, incluidos los escolares, siendo esta además la medida que con mayor virulencia se defendió cuando la HB2 fue aprobada, poniendo a las personas transexuales en el punto de mira de los fanáticos.
La medida fue clamorosamente denunciada por activistas y defensores de los derechos civiles, que consiguieron el apoyo de empresas y corporaciones dispuestas incluso a boicotear cualquier actividad en Carolina del Norte mientras la infame ley siguiera en vigor. Figuras del espectáculo como Beyoncé, Bruce Springsteen, Dead & Company, Ringo Starr o Cyndi Lauper cancelaron sus conciertos o donaron su recaudación a colectivos LGTB. Eventos y convenciones trasladaron su sede a otros estados, causando pérdidas cercanas a los 330 millones de dólares. Empresas y corporaciones como PayPal o el Deustche Bank cesaron en sus inversiones. 200 directivos de las principales empresas escribieron una carta solicitando al gobernador la derogación de la ley. Otras 67 apoyaron la demanda de inconstitucionalidad, presentando un documento de apoyo ante el tribunal. La propia liga de baloncesto profesional (NBA) anunció el traslado de la sede del All-Star Game, que debería celebrarse en Charlotte en 2017, si no se eliminaba cualquier discriminación a las personas LGTB de las leyes del estado. Las pérdidas económicas para el estado por esta decisión de la NBA se estimaban en 100 millones de dólares.
A pesar de ello, en los últimos intentos por parte del gobernador demócrata Roy Cooper por llegar a un consenso y derogar la ley, los representantes del Partido Republicano rehusaron finalmente votar por su anulación, a pesar de haber alcanzado acuerdos previos para ello. La ley, por lo tanto, sigue en vigor, sin que por el momento haya visos de un cambio de actitud de los republicanos al respecto.
Comentarios desactivados en El gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, reconoce finalmente su derrota en las pasadas elecciones
A pesar de que Pat McCrory se negaba a reconocer su fracaso electoral, finalmente ha terminado por admitir su derrota frente al demócrata Roy Cooper, quien asume su cargo de gobernador en enero, teniendo como uno de sus objetivos la derogación de la Ley HB2 sobre la restricción del uso del cuarto de baño a las personas transexuales.
De infarto fue el escrutinio de las elecciones que auparon a Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, pero no todos los republicanos lo celebraron de la misma manera porque, si bien ha obligado a un recuento de los votos posponiendo el final de su período como gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory perdía frente el demócrata Roy Cooper, de 59 años de edad y natural de Nashville, que firmará el cargo el 1 de enero siendo uno de sus primeros propósitos el de revocar las leyes discriminatorias contra la comunidad LGBT de su predecesor en el cargo.
El gobernador de Carolina del Norte, el republicano Pat McCrory, ha reconocido finalmente su derrota en las pasadas elecciones, tras largos días de recuento de votos en gran parte de los condados del estado. McCrory es conocido por su empecinada LGTBfobia, que le llevó a aprobar y mantener una de las legislaciones más discriminatorias de los Estados Unidos, la conocida HB2. El nuevo gobernador, el demócrata Roy Cooper, ya ha declarado su intención de “acabar el trabajo” que han hecho los electores y derogar la infame ley. No lo tendrá fácil, dado que los republicanos sí han conseguido renovar el control de la legislatura del estado.
Tras pedir recuentos en 52 de los 110 condados que componen el estado de Carolina del Norte, y cuatro semanas después de que se celebraran las elecciones el pasado 8 de noviembre, el ya gobernador cesante Pat McCrory ha reconocido la victoria de su oponente, el hasta hoy fiscal general Ray Cooper, que presentó su candidatura por el Partido Demócrata. Lo ha hecho por medio de este vídeo, en el que declara que “a pesar de las cuestiones que deben tener respuesta respecto al proceso de votación, personalmente creo que la mayoría de nuestros ciudadanos han hablado y ahora debemos hacer todo lo que podamos para apoyar al gobernador número 75 de Carolina del Norte, Roy Cooper. Estoy orgulloso de que nuestro equipo deje este estado en un lugar mucho mejor que cuando llegamos a la oficina”:
Pat McCrory se ha convertido así en el primer gobernador de Carolina del Norte en perder una reelección. Pero lo ha hecho por un estrecho margen de unos 10.000 votos de diferencia de entre los más de 4.700.000 emitidos, a pesar de la polémica que ha rodeado su mandato en los últimos tiempos. La aprobación de la ley HB2, que discriminaba a las personas LGTB y afectaba especialmente a las personas transexuales, puso al gobernador en el ojo del huracán. Una ley infame que McCrory defendió a capa y espada, aun cuando las encuestas reflejaban que el 43 % de los ciudadanos de Carolina del Norte se oponía al texto legal, que tan solo apoyaba un 32 %.
Su aprobación arrastró al estado a grandes pérdidas económicas, debido al boicot de empresas y corporaciones, con la consiguiente repercusión en el empleo. Un estudio del William Insitute de la Universidad de California estimaba que, por cada año que la ley estuviera en vigor, el estado de Carolina del Norte perdería 5.000 millones de dólares. La oposición de los principales directores ejecutivos de empresas, artistas y organizaciones deportivas ha dado un golpe a la imagen comercial de Carolina del Norte, lo que ha llevado a las empresas a retirarse de la expansión en el estado, traducido en un considerable impacto negativo sobre Carolina del Norte, tal y como advertían a los políticos de Texas que habían anunciado su intención de copiar las mismas leyes discriminatorias. Quizás por ello, el ya gobernador electo, Roy Cooper, ha declarado que “con estas elecciones, Carolina del Norte está en en el buen camino para recuperar su reputación. Acabemos el trabajo y revoquemos la HB2”. “Creo que la mayoría o todos los legisladores entienden el severo impacto económico de la Ley HB2 que está teniendo sobre nosotros y que necesitamos hacer algo al respecto”, declara Cooper en una entrevista. Un impacto que, a pesar de todo, ha sido discutido por algunos republicanos, que continúan defendiendo la ley alegando que proporciona privacidad a los menores que hacen uso de los cuartos de baño y los vestuarios en los centros de enseñanza.
El presidente de Human Rights Campaign, Chad Griffin, expresó en un comunicado que “el reinado de discriminación de Pat McCrory finalmente ha terminado. El apoyo obstinado y temerario de McCrory a la HB2 le ha costado estas elecciones, y su derrota envía una poderosa advertencia a los legisladores de todo el país de que los ataques a las personas LGTB no serán toleradas. Esperamos con interés trabajar con el gobernador electo Roy Cooper y los legisladores imparciales para derogar HB2.Ya es hora de reparar el daño infligido a la gente, la reputación y la economía de Carolina del Norte”.
“Está perfectamente claro que la gente de Carolina del Norte quiere que esta legislación desaparezca”, declara Chris Sgro, director ejecutivo de Equality North Carolina, esperando que los políticos trabajen a favor de Cooper y deroguen la ley tan pronto como sea posible.
El empecinamiento en la discriminación
La conocida HB2, fue promulgada en marzo de este 2016 por Pat McCrory, después de que las cámaras legislativas del estado, controladas por los republicanos, la aprobaran con carácter de urgencia y sin apenas discusión previa en un proceso que fue ampliamente criticado. La ley prohíbe a los ayuntamientos y condados del estado establecer medidas de protección contra la discriminación de las personas LGTB y deroga las ya existentes. En realidad, la ley perseguía acabar con la norma que antes había aprobado Charlotte, la ciudad más poblada del estado, y que precisamente amparaba a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales ante cualquier tipo de discriminación de que fueran objeto en lugares donde se ofrecen servicios, como comercios, restaurantes, hoteles o taxis. Entre esas medidas se hallaba la de permitir a las personas transexuales que dispusieran de los aseos correspondientes a su identidad de género real en cualquier centro público, incluidos los escolares.
Esta última medida fue la que se tomó como excusa para organizar con carácter de urgencia plenos en ambas cámaras del estado para aprobar la ley a rebufo de la ola de histeria que los grupos más conservadores buscan provocar alrededor del “pánico transexual en los baños”, a semejanza de lo que ocurrió el pasado 2015 en Houston (Texas), donde la campaña contra el uso de los baños femeninos por las mujeres transexuales fue feroz y vergonzosa. Una urgencia que impidió además el debate sobre el alcance de las medidas antidiscriminatorias, aprobadas en dos sesiones vertiginosas en la Cámara de Representantes y el Senado estatales. En este último, los senadores del Partido Demócrata, en minoría, abandonaron la sesión como protesta. En ambas cámaras el resultado fue abrumadoramente mayoritario.
El gobernador firmó inmediatamente la ley, con lo que las normativas antidiscriminatorias para las personas LGTB existentes en los distintos municipios y condados de Carolina del Norte quedaron derogadas. Muchas de ellas llevaban años en vigor, sin que se haya producido ningún ataque a ningún menor en los baños de los centros escolares por “depredadores disfrazados de mujer”. Sin embargo, para el gobernador, “la expectativa básica de intimidad en el más personal de los lugares, un baño o un vestuario para cada género, ha sido violada por la extralimitación del gobierno y la intrusión del alcalde y el consejo de la ciudad de Charlotte”. Esa fue es la única y mendaz razón dada para no solo derogar una normativa antidiscriminatoria para todo el colectivo LGTB, sino además para impedir que puedan establecerse medidas semejantes en el futuro.
La ACLU, la más importante organización de defensa de los derechos civiles del país, consideró de hecho la ley de Carolina del Norte la más regresiva de todas las aprobadas contra las personas LGTB. El fiscal general de Carolina del Norte y ahora gobernador electo, el demócrata Roy Cooper, dejó claro por su parte que no tenía la menor intención de defender ante los tribunales la constitucionalidad de la ley si esta era denunciada.
La patente discriminación que supone la ley HB2 tuvo consecuencias inmediatas para Carolina del Norte. A parte del All-Star, McCrory también ha visto como importantes figuras del espectáculo como Beyoncé, Bruce Springsteen, Dead & Company, Itzhak Perlman, Ringo Starr o Cyndi Lauper han cancelado sus conciertos o han donado su recaudación a colectivos LGTB. Eventos y convenciones han trasladado su sede a otros estados, causando pérdidas cercanas a los 330 millones de dólares. Empresas y corporaciones como PayPal o el Deustche Bank han cesado en sus inversiones. 200 directivos de las principales empresas escribieron una carta solicitando al gobernador la derogación de la ley. Otras 67 han apoyado la demanda de inconstitucionalidad, presentando un documento de apoyo ante el tribunal. La propia liga de baloncesto profesional (NBA) anunció el traslado de la sede del All-Star Game, que debería celebrarse en Charlotte en 2017, si no se eliminaba cualquier discriminación a las personas LGTB de las leyes del estado. Las pérdidas económicas para el estado por esta decisión de la NBA se estimaban en 100 millones de dólares.
Pero quizás la mayor pérdida económica sería la retirada de los fondos federales para educación, cifrados en 4.500 millones de dólares. El pasado mes de mayo, el Departamento de Justicia requirió al estado de Carolina del Norte que suspendiera la aplicación de la ley HB2, al considerar que violaba tanto el Título VII de la Ley de Derechos Civiles, que prohíbe la discriminación en el empleo por razón de sexo, como el denominado de forma genérica “Título IX”, la ley que prohíbe a toda institución educativa que reciba fondos del Gobierno discriminar por razón de sexo (no confundir con el Título IX de la Ley de Derechos Civiles).
Transcurrido el plazo que el Gobierno estadounidense dio al estado de Carolina del Norte, el gobernador McCrory no solamente se negó a suspender la aplicación de la ley, sino que directamente demandó al Departamento de Justicia ante una Corte federal del estado, por considerar que se extralimitaba en el ejercicio de sus funciones. La respuesta de la administración federal fue rotunda: a través de su fiscal general, la afroamericana Loretta Lynch (natural, ella misma, de Carolina del Norte) anunciaba la presentación de una demanda federal por violación de los derechos civiles contra Carolina del Norte y su gobernador, Pat McCrory, entre otras instituciones del estado. Lo hacía, además, en un apasionado discurso, en el que situaba directamente esta batalla legal en el campo de los derechos civiles. La fiscal instaba a que “en lugar de ignorar a nuestros vecinos, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, aprendamos de nuestra historia y evitemos repetir los errores de nuestro pasado. Reflexionemos sobre una obvia, pero a menudo olvidada, lección: que una discriminación sancionada por un estado nunca resiste la mirada retrospectiva”.
Derogar la ley no será fácil
Además de la educación, las energías renovables y la justicia criminal, también la revocación de la ley de la restricción del uso del cuarto de baño a personas transexuales en escuelas y edificios gubernamentales, conocida como Ley HB2, es uno de los objetivos de Roy Cooper, que quizás tendrá que esperar hasta el año que viene. Y e que Roy Cooper no lo tendrá fácil: pese a perder las elecciones a gobernador, los republicanos renovaron en noviembre su mayoría en las dos cámaras legislativas del estado y tendrán mayoría a favor del veto en la Cámara y el Senado en 2017. Y aunque varios legisladores republicanos entre los que con toda probabilidad estará Cecil Brockman, que salía del armario con la intención de concienciar a sus compañeros de partido, han manifestado después de todo lo sucedido que ya no están a favor de la ley HB2, ello no parece suficiente para proceder lisa y llanamente a su derogación. Los activistas LGTB locales, no obstante, se muestran moderadamente esperanzados ante la posibilidad de que se alcance algún tipo de compromiso. Estaremos atentos a lo que sucede.
Comentarios desactivados en El multimillonario abiertamente gay Peter Thiel dona 1,25 millones de dólares a la campaña de Donald Trump
Peter Thiel, el multimillonario republicano y abiertamente gay que ya apoyó a Donald Trump en la pasada convención republicana, hará una donación de 1,25 millones de dólares a la campaña del candidato republicano a la Casa Blanca. Poco parece importarle a Thiel el grave retroceso en materia LGTB que una presidencia de Trump puede suponer. Su propio candidato a vicepresidente, Mike Pence, anunciaba hace unos días que una de las medidas que Trump tomará, en caso de ser presidente, será anular las ordenes ejecutivas federales que hacen más difícil discriminar a las personas LGTB.
La intervención de Peter Thiel en la convención republicana, recordemos, fue uno de los elementos que contribuyeron a “dulcificar” el perfil de Trump en materia LGTB. Thiel, conocido sobre todo por ser uno de los confundadores de PayPal y el primer gran inversor en Facebook (compañía de la que es uno de los principales directivos), se define como libertario, pero no ha dudado en apoyar a todos y cada uno de los últimos candidatos republicanos a la Casa Blanca pese a carecer de ese perfil. También lo ha hecho ahora, y con fuerza, con Donald Trump.
Thiel fue, de hecho, el primer orador de la historia de las convenciones republicanas que proclamó abiertamente su orgullo de ser gay y republicano. Tras esa primera frase, su intervención poco tuvo que ver sin embargo con la defensa de los derechos LGTB, a los que de hecho quitó importancia. “Cuando yo era un niño, el gran debate era sobre cómo derrotar a la Unión Soviética. Y ganamos. Ahora se nos dice que el gran debate es sobre quién usa cada cuarto de baño. Eso es una distracción de nuestros problemas reales. ¿A quién le importa?”, se preguntó entonces, en referencia a la polémica sobre la ley anti-LGTB de Carolina del Norte. Como entonces dijimos, al hacernos eco de la noticia, se trata de una pregunta bastante tramposa: es realmente a su partido al que más parece importar el tema, hasta el punto de promover de forma expresa una ley para, entre otras cosas, prohibir a las personas trans usar los baños públicos que corresponden a su identidad de género.
Thiel, por otra parte, no tuvo problema en reconocer que apoya al Partido Republicano pese a que la plataforma política aprobada en la convención de Cleveland es abiertamente anti-LGTB. “No coincido con todos los puntos que recoge nuestra plataforma. Pero las falsas guerras culturales solo nos distraen de nuestro declive económico”, aseguró, volviendo a minimizar la importancia de los derechos LGTB en el debate político.
Trump y Pence: una opción que se prevé nefasta para los derechos LGTB
Aunque lo cierto es que Donald Trump partía de posiciones bastante menos LGTBfobas que las que defendía el que fue su principal contendiente en las primarias republicanas, Ted Cruz, lo cierto es que el ahora candidato no ha dudado en abrazar los postulados contrarios a los derechos LGTB para hacerse con el favor de la derecha republicana más conservadora. Un giro que se hizo evidente cuando Trump sugirió la posibilidad de revertir la decisión del Tribunal Supremo sobre el matrimonio igualitario proponiendo en el futuro a nuevos jueces del Supremo dispuestos a valorar de nuevo la cuestión. Declaraciones que causaron cierta sorpresa en el colectivo LGTB estadounidense, que consideraba que en el tema del matrimonio igualitario Trump era partidario de pasar página.
Semanas después Trump dio algunas esperanzas al activismo LGTB cuando defendió, al ser preguntado por periodistas sobre la ley anti-LGTB de Carolina del Norte, que las personas transexuales pudiesen hacer uso de los baños que mejor se acomodasen a su identidad de género, al tiempo que se lamentó del daño económico que generan este tipo de leyes, que considera innecesarias. Eso sí, a las pocas horas Trump arrojaba un jarro de agua fría sobre esas mismas esperanzas, al asegurar primero que debían ser los estados los que decidieran sobre esta materia, para finalmente completar el giro al apoyar abiertamente la posición de los republicanos de Carolina del Norte y de su gobernador, Pat McCrory, firme defensor de la ley discriminatoria.
De la misma forma, Trump no ha tenido problema ninguno en asumir la plataforma ideológica que los republicanos aprobarob en la convención de Cleveland, considerada la más abiertamente LGTBfoba de la historia. Los puntos incluidos en la plataforma son, a este respecto:
Sobre el matrimonio igualitario: rechazo expreso de la sentencia del Tribunal Supremo en el caso Obergefell v. Hodges, que supuso la extensión del matrimonio igualitario a todo el país. El Partido Republicano considera que las leyes federales solo deben reconocer el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y hace un llamamiento expreso a considerar la posible aprobación de una enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que “devuelva” el control de la regulación matrimonial a los estados.
Sobre la adopción homoparental: el Partido Republicano muestra su apoyo a las agencias de adopción religiosas que rechazan a las parejas del mismo sexo, argumentando además de forma expresa que los hijos criados en hogares sin un padre y una madre tienen más posibilidades de consumir drogas, cometer delitos y tener embarazos no deseados.
Defensa activa de la denominada First Amendment Defense Act (FADA), una propuesta legislativa que prohibiría sancionar, con independencia de las regulaciones antidiscriminatorias de los estados, a todas aquellas personas y negocios que que se nieguen a prestar servicios a parejas del mismo sexo en base a motivos religiosos.
Sobre las denominadas “terapias reparadoras” o “de conversión” para modificar la orientación sexual o la identidad de género, aunque no las menciona de forma expresa, el Partido Republicano defiende el “derecho de los padres” a recurrir las terapias que consideren más adecuadas para sus hijos menores“consistentes con sus valores morales, éticos o religiosos sin discriminación ni castigo”.
Sobre los derechos de las personas transgénero: el Partido Republicano expresa su apoyo a legislaciones como la aprobada hace unos meses en Carolina del Norte, que entre otras muchas importantes medidas discriminatorias prohíbe a las personas trans utilizar los baños que corresponden a su identidad de género. También muestra su desacuerdo, sin nombrarlo explícitamente con el final de la prohibición de servir en el Ejército a este colectivo, decidida por la administración Obama y confirmada recientemente, al asegurar estar en contra “de la modificación o de la rebaja de los estándares para satisfacer la agenda no militar impuesta por la Casa Blanca”.
Sobre políticas antidiscriminatorias: el Partido Republicano se opone expresamente a incluir la orientación sexual entre las categorías generalmente cubiertas por las regulaciones contra la discriminación.
La elección de Pence confirmó el giro conservador
Pero sin duda el gesto que de una forma más tajante dejó claro el giro conservador de Trump en materia LGTB fue la elección como candidato a vicepresidente de Mike Pence, gobernador de Indiana, un político cercano a la derecha religiosa que en las primarias republicanas apoyó sin fisuras a Ted Cruz. Opuesto al aborto, a la investigación con células madre, negacionista del cambio climático y cercano al creacionismo, en el año 2000, durante su campaña para ser elegido congresista, llegó a proponer que se utilizasen fondos destinados a ayudar a personas con VIH para sufragar a organizaciones que promovieran las “terapias reparadoras” entre aquellos que quisiesen modificar su orientación sexual.
No es de extrañar, pues, que su momento de mayor protagonismo como gobernador viniese precisamente de la mano de su oposición a los derechos LGTB. En marzo de 2015, Mike Pence sancionaba orgulloso una ley, aprobada por la legislatura del estado (también bajo control republicano) cuyo objetivo era impedir que entes locales o el propio estado pudiesen aprobar normativas antidiscriminatorias que afectasen a la “libertad religiosa”, eufemismo que suponía la legalización de la discriminación contra las personas LGTB. Un acto en el que Pence quiso rodearse de numerosos líderes religiosos, algunos de ellos virulentamente homófobos.
La norma, sin embargo, provocó una intensísima reacción social en su contra, que amenazaba con afectar seriamente la economía del estado y que de hecho dejó tocada su imagen. Mike Pence se vio obligado a promover una norma adicional que clarificara los límites de la ley e impidiese la discriminación en la prestación de servicios a personas por motivos de orientación sexual.
“No” a las órdenes contra la discriminación
Pence era el encargado, hace pocos días, de anunciar en una entrevista que una de las medidas que Trump adoptaría sería anular las órdenes ejecutivas que impiden discriminar a las personas LGTB, al considerar que suponen una intromisión en la libertad de los estados. Obama, recordemos, ha firmado dos importantes órdenes e tanto a las empresas que tengan o que aspiren a firmar contratos con la administración federal (firmada en 2014) como a las escuelas que reciben fondos federales (emitida hace pocos meses, como reacción a la ley LGTBfoba de Carolina del Norte, y que se encuentra en estos momentos sometida a escrutinio judicial).
El propio Trump, de hecho, acababa con cualquier esperanza de una presidencia “neutra” en materia LGTB al anunciar en septiembre que no tendría inconveniente en rubricar la FADA, y legalizar de esta forma la discriminación contra las personas LGTB en base a argumentos religiosos, si finalmente resultase aprobada por un Congreso de mayoría republicana.
Los homocon y Trump, alineados contra el islam
Es este contexto, precisamente, en el que personajes como Peter Thiel han anunciado su apoyo incondicional a Trump, el candidato por el que por otra parte la corriente homocon de gais conservadores afines al Partido Republicano siempre ha mostrado sus preferencias, y con el que comparte el argumentario que sitúa al islam (y no a la derecha religiosa estadounidense) como principal enemigo de la causa LGTB.
No es casualidad, de hecho, que coincidiendo con la convención republicana que encumbró a Trump tuviera lugar un evento de apoyo a su candidatura por parte de un grupo (ciertamente pequeño) de personas LGTB. Los dos principales oradores fueron Milo Yiannopoulos, un columnista conservador abiertamente gay, protagonista de varias polémicas en redes sociales, y la activista antimusulmana Pamela Geller. En el evento, por cierto, estuvo también presente el holandés Geert Wilders, líder del islamófobo Partido por la Libertad (PVV).
La intervención de Yiannopoulos, del que son bien conocidas sus opiniones contra el feminismo y el islam, resumió a la perfección el núcleo actual del ideario homocon: el Partido Demócrata no ha hecho nada por los gais, sino que por el contrario ha abierto el país a los musulmanes, enemigos de los derechos LGTB, y Trump es el candidato más pro-LGTB de la historia estadounidense.
Tampoco parece importar a esta gente las cada vez menos disimulada homofobia del grueso de los seguidores de Trump, a la que hacíamos alusion hace pocos días, al referirnos a los feroces insultos hacia el periodista abiertamente gay Anderson Cooper, y que también está siendo protagonista estos días en medios LGTB estadounidenses al hacer viral una fotografía de una pegatina homófoba en la parte trasera del coche de un orgulloso seguidor de Trump:
¿Conseguirá Trump llegar a la presidencia con la ayuda de Thiel y de los homocon? ¿Si es así, con qué tipo de medidas “agradecerá” la administración Trump su contribución? El próximo 8 de noviembre comenzaremos a conocer las temidas respuestas…
Comentarios desactivados en Trump recurre a la islamofobia para atraer a los votantes LGTB
“Como vuestro presidente, haré todo lo que esté en mi mano para proteger a nuestros ciudadanos LGBTQ de la violencia y la opresión de una ideología extranjera llena de odio, creedme”. Fue la única referencia al colectivo LGTB en el discurso de aceptación de la nominación republicana por parte de Donald Trump. Una frase que está sirviendo a algunos medios de comunicación generalistas (no especialmente preocupados por el detalle cuando de la realidad LGTB se trata) para presentar a Trump como un político sensible a los derechos de este colectivo. Activistas LGTB como Michelangelo Signorile ya han alertado de lo equivocado de esta percepción.
La frase de Trump se entiende perfectamente en el contexto de de la campaña del candidato republicano, uno de cuyos ejes es atizar la islamofobia y el miedo al terrorismo de raíz islamista, al que el gobierno de Barack Obama estaría supuestamente dando alas. Si a eso unimos que la corriente homocon de gais conservadores afines al Partido Republicano nunca ha ocultado sus preferencias por Trump como candidato y ha asumido como propio el argumentario que sitúa al islam (y no a la derecha religiosa estadounidense) como principal enemigo de la causa LGTB, tenemos el escenario perfecto.
No es casualidad, de hecho, que coincidiendo con la convención republicana que se desarrolló la pasada semana en Cleveland tuviera lugar un evento de apoyo a la candidatura de Donald Trump por parte de un grupo (ciertamente pequeño) de personas LGTB. Los dos principales oradores fueron Milo Yiannopoulos, un columnista conservador abiertamente gay, protagonista de varias polémicas en redes sociales (la última de ellas, la suspensión de su cuenta de Twitter debido a sus insultos a la actriz Leslie Jones) y la activista antimusulmana Pamela Geller. En el evento, por cierto, estuvo también presente el holandés Geert Wilders, líder del islamófobo Partido por la Libertad (PVV).
La intervención de Yiannopoulos, del que son bien conocidas sus opiniones contra el feminismo y el islam, resumió a la perfección el núcleo actual del ideario homocon: el Partido Demócrata no ha hecho nada por los gais, sino que por el contrario ha abierto el país a los musulmanes, enemigos de los derechos LGTB, y Trump es el candidato más pro-LGTB de la historia estadounidense.
Peter Thiel: “orgulloso de ser gay”, pero…
El segundo elemento que ha contribuido a que los medios “dulcifiquen” el perfil de Trump a la hora de presentarlo como pro-LGTB fue la intervención como orador en la propia convención republicana del empresario abiertamente gay Peter Thiel. Thiel, conocido sobre todo por ser uno de los confundadores de PayPal y el primer gran inversor en Facebook (compañía de la que es uno de los principales directivos), se define como libertario, pero no ha dudado en apoyar a todos y cada uno de los últimos candidatos republicanos a la Casa Blanca pese a carecer de ese perfil. También lo ha hecho ahora con Donald Trump.
Thiel, justo es reconocerlo, ha sido el primer orador de la historia de las convenciones republicanas que ha proclamado abiertamente su orgullo de ser gay y republicano. Tras esa primera frase, su intervención poco tuvo que ver sin embargo con la defensa de los derechos LGTB, a los que de hecho quitó importancia. “Cuando yo era un niño, el gran debate era sobre cómo derrotar a la Unión Soviética. Y ganamos. Ahora se nos dice que el gran debate es sobre quién usa cada cuarto de baño. Eso es una distracción de nuestros problemas reales. ¿A quién le importa?”, se preguntó, en referencia a la polémica sobre la ley anti-LGTB de Carolina del Norte. Curiosa pregunta, por cierto, teniendo en cuenta que es a su partido al que más parece importarle el tema, hasta el punto de legislar de forma expresa para prohibir a las personas trans usar los baños públicos que corresponden a su identidad de género…
Thiel, por otra parte, no tuvo problema en reconocer que apoya al Partido Republicano pese a que la plataforma política aprobada en la convención de Cleveland es abiertamente anti-LGTB. “No coincido con todos los puntos que recoge nuestra plataforma. Pero las falsas guerras culturales solo nos distraen de nuestro declive económico”, aseguró, volviendo a minimizar la importancia de los derechos LGTB en el debate político.
Michelangelo Signorile: los medios no reflejan bien a Trump
Son diversos los medios LGTB, sobre todo del ámbito anglosajón, que no se dejan engañar por frases llamativas y analizan con profundidad las nefastas propuestas republicanas en esta materia (nosotros lo hacíamos hace pocos días). Pero si un artículo nos ha llamado la atención, en este sentido, es el publicado por el columnista y activista Michelangelo Signorile, editor de Queer Voices (antes Gay Voices, la “sección LGTB” de The Huffington Post). Signorile repasa la cobertura que de la convención republicana han hecho diversos medios (no necesariamente los más conservadores) y critica muy duramente la superficialidad con la que estos han tratado las referencias a la realidad LGTB, presentando a Donald Trump casi como un campeón en esta materia, que ha traído la renovación al Partido Republicano, en lugar de destacar cómo en realidad el candidato se ha plegado a las exigencias de su sector más conservador.
Signorile explica, por mencionar dos ejemplos, que ABC News destacó como “histórico” el uso de Trump del acrónimo “LGBTQ”, poniéndolo como ejemplo de la renovación que Trump suponía, mientras que CNN llegaba a asegurar que las opiniones de Trump en materia LGTB eran en realidad contrarias a las que expresa la plataforma republicana. Signorile explica a continuación que el uso del acrónimo “LGTBQ” no supone en realidad ningún problema para los conservadores, que lo aceptan como una concesión menor. Y pone como ejemplo a Tony Perkins, presidente del homófobo Family Researh Council, que tras el atentado de Orlando se alineó con las tesis de Trump y aseguró ya que ningún americano “LGBT, católico, protestante, e incluso ateo” debería “vivir con miedo” en su país. Perkins, por cierto, participó en la convención republicana y pidió abiertamente a los cristianos conservadores que votaran masivamente por Trump.
Por lo que se refiere a las opiniones de Trump, como bien explicábamos hace pocos días, si bien es cierto que no pueden equipararse en fiereza a las del que fue su principal oponente en las primarias, Ted Cruz, han ido evolucionando hacia una homofobia manifiesta. Trump ha llegado a asegurar que propondrá como candidatos al Tribunal Supremo a jueces dispuestos a revertir la sentencia que extendió el matrimonio igualitario a todo el país.
Signorile, que también explica sus controversias en este terreno con periodistas de The New York Times, acaba su artículo alertando a los medios sobre el peligro de caer en esta forma “irresponsable y superficial de informar” sobre Trump y pasar de largo sobre las políticas concretas que proponen los republicanos en materia LGTB. Solo el tiempo dirá si no es ya demasiado tarde…
Era una manifestación de condena a una ley que restringe los derechos de la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trasgénero). La ley ha generado profundas divisiones y podría costarle el puesto al gobernador Pat McCrory en las elecciones de noviembre.
Cuando firmó una orden ejecutiva tratando de atenuar el impacto de la ley, alteró a algunos de sus partidarios conservadores, que lo acusaron de “ir demasiado lejos” en respuesta a presiones. Para colmo, un tribunal federal de apelaciones emitió esta semana una opinión que amenaza partes de la legislación.
McCrory ha pasado a ser, tal vez no por iniciativa propia, el rostro público de la legislación y eso podría costarle caro: encara una reñida batalla en busca de la reelección y la legislación sobre lesbianas, gays, bisexuales y trasgéneros podría inclinar la balanza en su contra.
“Quedó en una posición incómoda”, dice Chris Cooper, profesor de ciencias políticas de la Western Carolina University. “La orden ejecutiva probablemente no cambie mucho la política. Pero corre el riesgo, haga lo que haga, de alienar al votante promedio de Carolina del Norte”.
En una entrevista con el programa “Meet the Press” de NBC el domingo pasado, el gobernador dijo que trata de mantener un delicado equilibrio en un tema muy divisivo, en el que se percibe “grandes diferencias entre los ejecutivos de las empresas y la gente de la calle”.
Luego de sancionar la ley a fines de marzo, recibió fuertes críticas de la comunidad empresarial. Deutsche Bank suspendió la adición de 250 plazas de trabajo y Paypal reconsideró su decisión de abrir un centro de operaciones con 400 empleados en Charlotte. La industria turística dijo que perderá millones de dólares por la cancelación de convenciones y otras conferencias.
Chrisi LaCivita, principal asesor de McCrory en su campaña de reelección, rechaza la idea de que el gobernador esté en aprietos. Dijo que se lo cuestiona porque es uno de los principales blancos de los demócratas en un estado donde no hay favoritos para las elecciones presidenciales de noviembre. Su rival en la contienda por la gobernación es el procurador general demócrata Roy Cooper, quien se ha negado a defender la ley sobre la comunidad LGBT en los tribunales. “Si alguien piensa que todo esto no es política, vive en una cueva”, sostuvo LaCivita.
McCrory se hizo fama de republicano moderado, pro empresarial, que prioriza el desarrollo económico por sobre cuestiones sociales. Pero las cosas comenzaron a cambiar en el 2013, cuando sancionó una ley que requiere identificación para votar. El año pasado sancionó una ley sobre inmigración que restringe las políticas sobre identificaciones y sobre las tácticas de la policía.
Ahora McCrory trata de satisfacer a los empresarios sin generar el repudio de los sectores conservadores en temas sociales.
“Si se juega por un sector, se complican las cosas porque es muy difícil dar marcha atrás, y corres el riesgo de alinear a la gente que te apoyó mucho cuando sancionaste la ley”, expresó Charles Bullock, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Georgia.
El martes el IV Circuito del tribunal de apelaciones apoyó los argumentos de un adolescente trasgénero de que una escuela de Virginia había violado las leyes al prohibirle usar el baño de varones. Las leyes de Carolina del Norte estipulan que los estudiantes trasgéneros de escuelas y universidades públicas deben usar los baños del sexo que aparece en su certificado de nacimiento.
Otros estados del sur han aprobado o consideran aprobar legislaciones que restringen los derechos de la comunidad LGBT. Pero en ninguno ha habido una reacción tan fuerte como en Carolina del Norte.
McCrory tendrá otra prueba importante el lunes que viene, cuando sesione de nuevo la legislatura estatal, que podría considerar un pedido suyo de en su orden ejecutiva de que se elimine unas cláusulas de la ley que anulan el derecho a demandar por discriminación laboral en tribunales estatales.
“Su fuerza como gobernador dependerá en parte por la reacción de la legislatura a su propuesta”, opinó Ferrel Guillory, director del Programa sobre la Vida Pública de la Universidad de Carolina del Norte.
La decisión de McCrory de aprobar o vetar la legislación sobre LGBT estuvo rodeada de mucho simbolismo, aunque pocas consecuencias prácticas, ya que los republicanos tienen una mayoría a prueba de vetos, que les hubiese permitido aprobar la ley sin el visto bueno del gobernador.
Comentarios desactivados en “Hay cosas más importantes que un espectáculo de rock”: Bruce Springsteen cancela un concierto en Carolina del Norte por su ley antiLGTB
Una vez más, por encima de preferencias musicales, Bruce Springsteen muestra su inmensa calidad humana. Mediante un comunicado hecho público en su página web, el boss ha anunciado la cancelación del concierto que este domingo tenía previsto dar en Carolina del Norte como protesta por la ley antiLGTB que acaba de aprobar ese estado:
Como sabéis mis seguidores, este domingo toco en un concierto en Greensboro, Carolina del Norte. Como también sabéis, Carolina del Norte acaba de aprobar la HB2, conocida en los medios como ley “de los cuartos de baño”. La HBs, oficialmente Ley de Seguridad y Privacidad en las Instalaciones Públicas, dicta cuáles son los baños que a las personas transgénero se les permite usar. Tan importante como eso, la ley ataca el derecho de los ciudadanos LGTB a denunciar cuando ven violados sus derechos humanos en sus lugares de trabajo. No existe ningún otro grupo de ciudadanos de Carolina del Norte que tenga que soportar esta carga. Desde mi punto de vista, se trata de un intento de las personas que no soportan el progreso que nuestro país ha hecho reconociendo los derechos humanos de todos los ciudadanos de revertir ese progreso. En este preciso momento hay muchos grupos, empresas y personas individuales en Carolina del Norte trabajando activamente para darle la vuelta a esta situación tan negativa. Teniendo esto en cuenta, siento que es el momento de que yo y mi grupo mostremos solidaridad con estos luchadores por la libertad. Por ello, y con las más absolutas disculpas a nuestros seguidores de Greensboro, hemos cancelado el concierto previsto este domingo, 10 de abril. Hay cosas que son más importantes que un espectáculo de rock, y la lucha contra el odio y los prejuicios, que está teniendo lugar mientras escribo, es una de ellas. Es lo máximo que ahora puedo hacer para dejar oír mi voz en contra de los que siguen empujandonos hacia detrás, en lugar de hacia delante.
La ley a la que hace referencia Springsteen, fue promulgada la pasada semana por el gobernador de Carolina del Norte, el republicano Pat McCrory, después de que las cámaras legislativas del estado, controladas por los republicanos, la aprobaran con carácter de urgencia y sin apenas discusión previa en un proceso que ha sido ampliamente criticado. La ley prohíbe a los ayuntamientos y condados del estado establecer medidas de protección contra la discriminación de las personas LGTB y deroga las ya existentes. En realidad, la ley perseguía acabar con la norma que antes había aprobado Charlotte, la ciudad más poblada del estado, y que precisamente amparaba a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales ante cualquier tipo de discriminación de que fueran objeto en lugares donde se ofrecen servicios, como comercios, restaurantes, hoteles o taxis. Entre esas medidas se hallaba la de permitir a las personas transexuales que dispusieran de los aseos correspondientes a su identidad de género real en cualquier centro público, incluidos los escolares.
Esta última medida fue la que se tomó como excusa para organizar con carácter de urgencia plenos en ambas cámaras del estado para aprobar la ley a rebufo de la ola de histeria que los grupos más conservadores buscan provocar alrededor del “pánico transexual en los baños”, a semejanza de lo que ocurrió hace unos meses en Houston (Texas), donde la campaña contra el uso de los baños femeninos por las mujeres transexuales fue feroz y vergonzosa. Una urgencia que impidió además el debate sobre el alcance de las medidas antidiscriminatorias, aprobadas en dos sesiones vertiginosas en la Cámara de Representantes y el Senado estatales. En este último, los senadores del Partido Demócrata, en minoría, abandonaron la sesión como protesta. En ambas cámaras el resultado fue abrumadoramente mayoritario. El gobernador firmó inmediatamente la ley, con lo que las normativas antidiscriminatorias para las personas LGTB existentes en los distintos municipios y condados de Carolina del Norte quedaron derogadas. Muchas de ellas llevaban años en vigor, sin que se haya producido ningún ataque a ningún menor en los baños de los centros escolares por “depredadores disfrazados de mujer”. Sin embargo, para el gobernador, “la expectativa básica de intimidad en el más personal de los lugares, un baño o un vestuario para cada género, ha sido violada por la extralimitación del gobierno y la intrusión del alcalde y el consejo de la ciudad de Charlotte”. Esa fue es la única y mendaz razón dada para no solo derogar una normativa antidiscriminatoria para todo el colectivo LGTB, sino además para impedir que puedan establecerse medidas semejantes en el futuro.
La ACLU, la más importante organización de defensa de los derechos civiles del país, consideró de hecho la ley de Carolina del Norte la más regresiva de todas las aprobadas contra las personas LGTB, denunciando además que la norma ponía en peligro los más de 4.500 millones de dólares de fondos federales que Carolina del Norte recibe para subvencionar centros escolares, y que están condicionados a que en los mismos no exista discriminación por razón, entre otras, de la orientación sexual o identidad de género. El fiscal general de Carolina del Norte, el demócrata Roy Cooper, dejó claro por su parte que no tiene la menor intención de defender ante los tribunales la constitucionalidad de la ley si esta es denunciada.
PayPal cancela una inversión millonaria
Ya desde un principio expresaron su repulsa a la ley la Liga de Municipios de Carolina del Norte y empresas como Red Hat, Dow Chemical, Apple, Siemens, Microsoft o AT&T. Pepsi Cola, compañía que precisamente nació en Carolina del Norte, ha pedido también la derogación de la ley. Wells Fargo, importante empresa de servicios financieros, expresaba también su opinión contraria de una forma especialmente original: adornando su rascacielos de Charlotte con los colores de la bandera trans coincidiendo con el Día Internacional de la Visibilidad Trans.
Una primera consecuencia negativa para la economía de Carolina del Norte ha sido de hecho la decisión de PayPal de cancelar la inversión de 3,6 millones de dólares para desarrollar un nuevo centro global de operaciones en Charlotte que hubiera supuesto la creación de hasta 400 puestos de trabajo. La compañía de pagos online buscará una localización alternativa. Por otra parte, diversas administraciones públicas de otros lugares de Estados Unidos ya han anunciado que, salvo necesidad insalvable, dejaran de sufragar gastos de viaje a sus empleados para cualquier acto que tenga lugar en Carolina del Norte.
El temor a este tipo de repercusiones económicas ha sido lo que de hecho ha conseguido el veto de otros gobernadores a legislaciones parecidas en estados como Indiana, Dakota del Sur, Georgia o Virginia. No ha sido posible sin embargo en Mississippi, cuyo gobernador sancionaba su propia ley LGTBfoba esta misma semana. Veremos lo que sucede con los proyectos en marcha en muchos otros estados.
Comentarios desactivados en “Arreglen esto ya”… La reacción social contra la ley homófoba de Indiana fuerza al gobernador a anunciar cambios inminentes
“Arreglen esto ya”. Era el titular que ocupaba el martes la portada de Indianapolis Star, el diario local más importante del estado. Un ruego a los legisladores de Indiana para que pongan remedio a la situación abierta por la aprobación de una ley que da carta blanca para discriminar a las personas LGTB argumentando motivos religiosos. Y es que la reacción social ha sido tal que el gobernador Mike Pence, que hace pocos días sancionaba la ley rodeado de líderes religiosos, algunos de ellos virulentamente homófobos, ha anunciado ya su retoque. La tormenta ha llegado también a Arkansas, otro estado cuya legislatura acaba de aprobar una ley muy similar, y donde el gobernador se niega ahora a sancionarla hasta que no quede claro que no podrá usarse para discriminar a las personas homosexuales.
El editorial de Indianapolis Star no era otra cosa que la expresión de la gran inquietud que ha cundido en Indiana ante la inesperada (para muchos) reacción contra la ley. Como comentamos hace pocos días, ya en el mismo momento de aprobarse comenzaron a desatarse las alarmas: la llamada al boicot al estado de Indiana, que el actor George Takei (Star Trek) impulsaba en Twitter con el hashtag #BoycottIndiana, se convertía casi inmediatamente en Trending Topic. Marc Benioff, presidente de la tecnológica Salesforce, anunciaba la cancelación de aquellos programas que supusieran a sus trabajadores la necesidad de viajar a Indiana. Gen Con, una de las principales convenciones mundiales de juegos (juegos de rol, cartas, estrategia, etc.), y que el año pasado atraía a casi 60.000 visitantes a Indianápolis, avisaba por carta a Pence de que se estaba planteando marcharse del estado. Otros líderes empresariales, sin llegar a amenazar directamente con el boicot, expresaban su contrariedad en Twitter. Era el caso de Max Levchin, fundador de compañías como Affirm, HVF, Slide o PayPal, o del presidente de Apple, Tim Cook.
Precisamente fue la actitud de Cook la que acabó de precipitar la situación. El presidente de Apple no se limitó a su tuit inicial, sino que el domingo 29 de marzo publicó un artículo de opinión en The Washington Post en el que alertaba de los peligros que este tipo de leyes suponen al abrir la puerta a la discriminación. El artículo no descubría nada nuevo, pero el hecho de que su autor sea el presidente de una de las marcas más influyentes del mundo -quizá la que más en este momento- hizo que diera la vuelta al mundo. “Tim Cook se pasa al activismo y alerta del ‘peligro’ de las nuevas leyes contra los gays en EEUU”, llegaba a titular El Mundo, ejemplo de un medio español que hasta entonces no se había hecho eco de lo sucedido. El final del artículo de Cook marcaba además el rumbo a seguir. “Esto no es una cuestión política. No es una cuestión religiosa. Se trata de como los seres humanos nos tratamos entre nosotros. Oponerse a la discriminación supone valor, pero cuando las vidas y la dignidad de tantas personas están en juego, es la hora de que todos seamos valientes”, finalizaba el texto.
Llegados a este punto, los anuncios de boicot y cancelaciones de viajes y actos se precipitaban uno tras otro: EMC, Cloudera, Amazon, el sindicato AFSCME (el más importante sindicato de empleados públicos del país), la Mid-American Conference (subdivisión regional del deporte universitario), etc. Diferentes organismos públicos anunciaban también que no financiarían desplazamientos a Indiana, entre ellos las ciudades de Denver, Oakland, San Diego, San Francisco, Seattle o Washington D.C. (la capital federal) y los estados de Oregón y Vermont. La preocupación cundía y la presión sobre los legisladores republicanos que han promovido la ley aumentaba. Finalmente, el gobernador Mike Pence anunciaba el martes la inmediata aprobación de una legislación adicional que clarificará los límites de la ley e impedirá, supuestamente, la discriminación en la prestación de servicios a personas por motivos de orientación sexual. Pence aseguraba que la intención de la ley no había sido la de “crear un permiso para discriminar” pero aceptaba que así se había interpretado, “no solo aquí en Indiana sino en todo el país, y tenemos que afrontarlo”.
Y en Arkansas el gobernador exige retoques antes de sancionarla
Pero el “efecto Indiana” se ha hecho ya sentir también Arkansas, otro estado cuya legislatura, también bajo control republicano, acaba de dar su visto bueno a una ley similar. Y si hace solo unos días el gobernador Asa Hutchinson se mostraba dispuesto a refrendarla tal cual había sido aprobada, ahora exige que se modifique para incluir garantías antidiscriminatorias. “Lo que es importante desde la perspectiva de Arkansas es alcanzar un correcto equilibrio. Y en segundo lugar, trasladar la idea de que este no es un estado que no reconoce la diversidad en los lugares de trabajo, en la economía y en nuestro futuro”, declaraba en una conferencia de prensa en la que anunciaba su nueva posición.
En definitiva, y a la espera de conocer ambas modificaciones legislativas, a los sectores homófobos que han impulsado estas leyes puede haberles salido mal la jugada, consiguiendo como resultado final la implementación de una normativa antidiscriminatoria que antes no existía con carácter estatal ni en Indiana ni en Arkansas.
Seguiremos atentos a lo que suceda, que más allá de las fronteras de estos dos estados será un buen indicador de la fuerza de las posiciones homófobas en los Estados Unidos, a punto de perder la batalla del matrimonio igualitario a nivel federal pero empeñadas en trasladar la batalla al ámbito local.
Comentarios desactivados en Indiana, estado republicano, aprueba una ley que permitirá discriminar a personas LGTB con argumentos religiosos
El sector más conservador del Partido Republicano se niega a aceptar las sucesivas derrotas en su batalla contra el matrimonio igualitario en Estados Unidos y se ha lanzado a promover una serie de iniciativas de corte homófobo en varios de los estados bajo control republicano. El primero de sus éxitos es el de Indiana, un estado cuyo gobernador, Mike Pence, ha sancionado una ley, aprobada por la legislatura del estado, cuyo objetivo es impedir que entes locales o el propio estado puedan aprobar normativas antidiscriminatorias que afecten a la “libertad religiosa”.
La ley aprobada en Indiana pertenece a las llamadas leyes “de restauración de la libertad religiosa”, vigentes en más de una veintena de estados del país, que blindan las creencias religiosas frente a otras posibles normas legales. La última de ellas fue la aprobada hace un año en Mississipi. De hecho, existe una norma similar a nivel federal, que fue aprobada en 1993 con la unanimidad de demócratas y republicanos y sancionada por el entonces presidente, Bill Clinton. Una norma, por cierto, que jugó un papel clave en la polémica sentencia del Tribunal Supremo que por 5 votos a 4 dio el pasado año la razón a Hobby Lobby, una cadena de tiendas propiedad de un multimillonario evangélico que reclamaba su derecho a no costear una serie de tratamientos anticonceptivos como parte del seguro médico de sus trabajadoras, como obligaba la reforma sanitaria de Obama. El Supremo falló a favor de Hobby Lobby, considerando que dicha obligación violaba la libertad religiosa de sus propietarios y que el Gobierno federal estaba obligado a buscar otra solución para que las empleadas de la empresa pudieran acceder a contraceptivos.
La de Indiana, sin embargo, es la primera de estas leyes que podemos considerar producto directo de la reacción contra el impulso judicial al matrimonio igualitario en Estados Unidos, que de aquí a junio libra su batalla final ante el Tribunal Supremo. Indiana es, de hecho, uno de esos estados a los que el matrimonio igualitario ya ha llegado como consecuencia de una decisión judicial. En septiembre de 2014, un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones del 7º Circuito, con sede en Chicago, fallaba por unanimidad que la prohibición del matrimonio igualitario en los estados de Indiana y Wisconsin violaba el derecho al debido proceso y a la igual protección garantizados por la 14ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. Lo hacía además con una sentencia en la que uno de los juristas más prestigiosos del país, Richard Posner, ridiculizaba los argumentos contrarios a que las parejas del mismo sexo puedan casarse. Pocas semanas después, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos rechazaba las apelaciones de los contrarios al matrimonio igualitario en Indiana (y en otros cuatro estados), dando de esa forma validez a lo que la justicia federal había dictaminado en el nivel inferior.
La reacción homófoba no se hizo esperar, cristalizando en el proyecto de ley ahora aprobado, que no busca otra cosa que reforzar legalmente a todas aquellas personas e instituciones que se niegan a aceptar las relaciones entre personas de su mismo sexo, permitiéndoles discriminarlas alegando motivos religiosos. Una pareja del mismo sexo, por ejemplo, podría no ser atendida por el propietario de un negocio si este alega que ello entra en contradicción con sus creencias religiosas, sin que ninguna norma local o estatal contra la discriminación se lo pueda ya impedir. Algo que niegan los promotores de la ley (que en ningún momento se refiere expresamente a la las personas LGTB o a la homosexualidad) pero que a ningún observador se escapa.
El proyecto, pese a la polémica generada, fue finalmente aprobado por el Senado de Indiana por 40 votos a favor (todos republicanos) y 10 en contra (todos demócratas) y por la Cámara de Representantes por 63 votos contra 31 (todos los votos favorables fueron republicanos. De los votos contrarios, 26 fueron demócratas y 6 republicanos). El gobernador republicano, Mike Pence, firmó de forma casi inmediata la ley rodeado de religiosos, una imagen que simboliza de una forma perfecta lo sucedido:
El gobernador de Indiana Mike Pence (sentado) en una ceremonia privada para firmar una enmieda en la ley de libertad religiosa el jueves, 26 de marzo de 2015.
Lo sucedido en Indiana ha tenido una gran repercusión a nivel de todo el país, provocando reacciones de profundo desagrado e incluso llamadas al boicot al estado de Indiana, que el conocido actor George Takei (Star Trek) impulsaba en Twitter con el hashtag #BoycottIndiana, que en pocas horas se convertía en Trending Topic en Estados Unidos. Además, Varias estrellas de Hollywood protestan contra la ley antigay de Indiana: Miley Cryrus o Asthon Kucher son algunos de los famosos que se han pronunciando en contra esta nueva normativa que discrimina claramente a los homosexuales. Numerosos rostros conocidos se han posicionado tajantemente en contra de la misma. Esta normativa –conocida como “Ley de restauración de la libertad religiosa”– permite utilizar las creencias religiosas como defensa para que, por ejemplo, determinados negocios se opongan a dar servicio a homosexuales y lesbiana
La estrella pop Miley Cyrus ha sido otra de las celebrities que ha encabezado esta cruzada contra el gobernador de Indiana, Mike Pence. La cantante subió una fotografía a su perfil de Instagram en la que escribió: “Eres un estúpido… El único lugar que tiene más idiotas que Instagram es la política… ¡Necesitamos hombres heterosexuales más fuertes luchando por la igualdad entre hombres y mujeres! ¿Por qué el ‘macho’ teme amar mucho?”.
Asthon Kutcher también ha expresado su indignación apoyando a una empresa de software que se ha unido al boicot comercial promovido al estado de Indiana. “¿Indiana?, ¿en serio? Bravo Salesforce por posicionarte… Espero que más compañías sigan tu ejemplo… ¿Indiana, también vas a permitir que los establecimientos cristianos prohíban la entrada de judíos?, ¿o viceversa?, ¿libertad religiosa?”, ha publicado en su Twitter.
Otro de los actores que se ha pronunciado ha sido James Van Der Beek que también ha mostrado su disconformidad en las redes sociales. “Decimos que amamos este país por sus libertades, pero quieren denegar a los gays las mismas libertades que disfrutamos, suena muy hipócrita (…) La libertad es el derecho a elegir la forma en cómo vivir, no el derecho a elegir la forma en que todos los demás viven. Recuerdo a Jesús diciendo ‘No juzgues y ama al prójimo como a ti mismo’. No le recuerdo diciendo que está genial discriminar”, ha escrito la estrella de Dawson crece.
La actriz Sophia Bush, el guionista Dustin Lance Negro, la cantante Audra McDonald, o Mara Wilson han sido otros de los famosos que han criticado duramente esta nueva legislación.
Marc Benioff, presidente de la tecnológica Salesforce (con sede en California) ya ha anunciado en Twitter la cancelación de aquellos programas que supongan la necesidad de que trabajadores de la compañía viajen a Indiana. Por su parte, Gen Con, una de las principales convenciones mundiales de juegos (juegos de rol, cartas, estrategia, etc.), y que el año pasado atraía a casi 60.000 visitantes a Indianápolis, ya había anunciado en una carta enviada por su presidente Adrian Swartout al gobernador Pence que se plantearía abandonar Indiana si la ley llegaba finalmente a buen puerto.
Otros líderes empresariales, sin llegar a amenazar tan directamente con el boicot, han expresado su contrariedad por lo sucedido en Indiana. Es el caso de Max Levchin, fundador de compañías como Affirm, HVF, Slide o PayPal, o del mismísimo presidente de Apple, Tim Cook.
Asimismo, en la ciudad de San Francisco, el alcalde anunció que ningún funcionario viajará a Indiana a cargo de erario público debido a la legislación “discriminatoria” contra gays, lesbianas y transexuales.
Hay que recordar que la amenaza a la economía local fue precisamente la que impidió hace poco más de un año que una ley muy similar viera la luz en Arizona (fue aprobada por la legislatura del estado, pero la entonces gobernadora Jan Brewer, también republicana, decidió finalmente vetarla).
Está por ver qué sucederá ahora en Arkansas, otro estado cuya legislatura, también bajo control republicano, acaba de dar su visto bueno a una ley similar que está ya solo pendiente de la firma del gobernador. Las expectativas desde luego no son buenas. El gobernador Asa Hutchinson ya ha anunciado que la refrendará, argumentando que no se trata de una ley distinta a la ya vigente en otros muchos estados, “de Illinois a Connecticut”.
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