Me vienen a la mente imágenes del viaje que hicimos a Tierra Santa hace ya algunos años y en concreto el recorrido por Galilea. ¡Qué diferente es Galilea del resto del país! Una tierra verde, con colinas, agua abundante y allí abajo el lago de Tiberíades. Un paisaje que no pareciera pertenecer a un país tan lleno de desiertos, tan árido, tan seco.
No es de extrañar que Jesús se encontrara a gusto en su tierra, donde se crio, donde experimentó la armonía entre la tierra y los seres que la habitan, a pesar de la pobreza, de los escasos medios y del duro trabajo. También se encontraba a gusto lejos de los poderes políticos y religiosos por los que no sentía aprecio y criticaba duramente.
Con tantos rebaños alrededor, experimenta a Dios como pastor que cuida, que conduce, que sacia y que procura el descanso. Esa experiencia diaria de haber dado con la fuente, con el sustento, le da fuerza para convertirse él en pastor de quien se quiera acercar.
Yo también, busco cada mañana en el silencio de todo y de todos el alimento para el día, sabiendo que tanto si lo siento como si no, Dios tiene dispuesta la mesa para mí. “Me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa” (Salmo 22, 5). Mi encuentro con Él es una fiesta donde no falta nada.
Me prepara para el camino, para el seguimiento al que me invita diariamente. Mucha parte del sendero se me presenta oscuro, contradictorio. Experimento el miedo de tantas cosas: de no hacerlo bien, de estar confundida, el miedo a la soledad y a la indiferencia de tantos.
“Nada temo porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan” (Salmo 23, 4)
Tampoco temo porque sé que camino en comunidad, que no voy sola; entre todos hacemos luz y nos ayudamos a discernir cuando se presentan los dilemas y las dificultades.
Tu bondad y tu amor nos acompañan todos los días de nuestra vida; transfórmanos en esa misma bondad y compasión.
Antes que naciéramos y despertáramos,
antes que la conciencia social existiera,
la Biblia recogió tu invitación al descanso
para que gozáramos la vida y la fiesta.
Es el descanso esa reivindicación bíblica
que evoca la esencia de la vida buena:
fraternidad, armonía, felicidad,
liberación de ansiedades y agobios, paz.
A esas aguas de descanso nos conduces Tú,
día y noche, a pesar de nuestras preocupaciones,
como llevan los pastores a sus rebaños,
porque no quieres que estemos cavilando.
Y nosotros, siguiendo los anuncios
de los nuevos tiempos y nuevas costumbres,
confundimos tus aguas de descanso
con los spas, playas y balnearios.
Señor, enséñanos a descansar sanamente
sin añorar paraísos y rincones vírgenes
que sólo están al alcance de los pudientes.
Enséñanos a descansar silbando tus canciones.
Enséñanos a descansar en compañía,
con la familia, los amigos y la buena gente,
compartiendo tiempo, risas e ilusiones
y, también, dinero y bienes, aunque no se estile.
¡Déjanos disfrutar en tus aguas y espacios
de fraternidad y descanso!
Comentarios desactivados en El momento de ser profético y dar descanso es ahora
La publicación de hoy es de la colaboradora de Bondings 2.0. Yunuen Trujillo.
Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimosexto domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.
“¡Ay de los pastores! que extravían y dispersan el rebaño de mi prado, dice el Señor.” (Jeremías 23:1)
A nuestros lectores, debo avisarles: hoy tengo un fuego en mi corazón, más parecido a Jesús volteando las mesas que a mi calma habitual. Este fuego de justa incredulidad arde ante la forma en que muchos de los que actualmente pastorean nuestra iglesia engañan desde el púlpito. Quizás si te cuento lo que pasó el fin de semana pasado entenderás por qué.
Desde que me mudé de residencia, he estado buscando un nuevo hogar espiritual. Mi antigua parroquia de 20 años está ahora a una hora de distancia, lo que hace que sea más difícil asistir a misa allí. Entonces, después de una larga búsqueda, encontré una nueva parroquia que me parecía acogedora y pensé que había encontrado un nuevo hogar espiritual. La semana pasada asistí a misa allí.
La misa comenzó con un monólogo inusual del pastor sobre la violencia, que era comprensible dado el reciente intento de asesinato de un candidato presidencial. Su llamamiento a favor de vías pacíficas fue oportuno y pareció apropiado. Sin embargo, algo se sentía bastante mal, aunque no podía precisar por qué.
Intenté reenfocarme mientras continuaba la misa, hasta que llegamos a la homilía ofrecida por el diácono. “Ésta es una batalla espiritual“, declaró. Sin embargo, no se refería a la violencia reciente. Más bien, describió al mismo candidato político como líder de los cristianos en una batalla espiritual y a cualquier persona opositora como agente del mal. Continuó: “El mundo nos dice que se supone que debemos dar la bienvenida a las personas en los llamados ‘matrimonios homosexuales’ y [insertar aquí otros grupos marginados]… pero esta batalla espiritual se ganará.”
¿Esperar, qué? En un instante, una homilía contra la violencia sobre un incidente específico se convirtió en un sermón contra los homosexuales y los grupos marginados. Independientemente del partido o grupo político que uno apoye, ese es un camino lejano e injusto.
Mientras escuchaba, mi corazón se aceleró. Ese día no vine a misa para que me acosaran indirectamente. Parecía un discurso de la temporada electoral de 2014, no de 2024, especialmente después del viaje continuo de la Iglesia a través de un proceso sinodal, escuchando y discerniendo historias, incluidas las historias de aquellos que están marginados.
Entonces el diácono dijo: “¿Ves esos bancos vacíos? Están vacíos porque los católicos no hemos proclamado la verdad. Ya no debemos avergonzarnos de decir la verdad. Debemos ser valientes”. Curiosamente, estuve de acuerdo con esa última afirmación, pero dudo que mi interpretación fuera la que él pretendía.
Sentí malestar entre algunos en los bancos: jóvenes que parecían desconcertados, padres claramente incómodos, personas mayores con miedo de estar en desacuerdo. Yo estaba allí, hambrienta de un nuevo hogar espiritual, pero me quedé espiritualmente hambrienta junto con otros después de que se predicó la Palabra. Pero la verdadera fiesta, la Eucaristía, aún estaba por llegar.
Icono de María Magdalena
Después de la Comunión, mi corazón sabía qué hacer. Una idea, una voz en mi corazón que decía “sé valiente, proclama y testimonia, alimenta al hambriento, sacude el polvo“. Sentí como una especie de fuego dentro de mí que resonó con María Magdalena, cuya fiesta es mañana: del tipo que nos invita a dar testimonio incluso si la gente no nos cree o nos rechaza de plano. Tenía el toque añadido de ser algo que nunca haría.
Hacia el final de la Misa, después de que pasaron todas las partes solemnes y se leyeron los anuncios parroquiales, invitaron a aquellos que tenían cumpleaños próximos a pasar al frente. Así que lo hice. Después de decir mi nombre y recibir una bendición, me di vuelta, miré a las personas en los bancos y – con mi voz habitual, que puede ser alta, y en un tono totalmente tranquilo y respetuoso – dije lo siguiente: “Soy una persona LGBTQ , Soy católica, estoy casada por lo civil y también soy… iglesia. La paz sea con vosotros“.
Por un segundo vi sus rostros, algunos asombrados, otros sorprendidos, algunos desconcertados, algunos felices. Se escuchó un aplauso en algunas áreas y, mientras me alejaba, escuché algunos comentarios de “gracias por decir eso“. La despedida masiva continuó como de costumbre.
Las lecturas y el Evangelio de hoy nos recuerdan que el Señor es nuestro pastor, que nos da reposo, no angustia. Escuchamos que Su bondad y bondad nos siguen todos los días de nuestra vida, que los que antes estaban lejos ahora están cerca a través de la Sangre de Cristo, y que nuestro corazón debe conmoverse cuando vemos personas sin pastor.
Cuando quienes nos pastorean fallan, debemos estar ahí unos para otros y defendernos unos a otros. Debemos alimentarnos unos a otros aunque sólo sea con la reflexión, la amistad y el testimonio. Damos testimonio de quienes lo necesitan y de quienes están abiertos a escuchar. Debemos seguir compartiendo nuestras historias siempre que sea seguro, respetuoso y dentro de espacios dedicados cuando estén disponibles, pero también superando los límites dentro de las ventanas de oportunidad. No hacerlo haría que muchas personas pasaran hambre, se sintieran desesperanzadas y se extraviaran.
Quizás no hagas lo que yo hice ese día, pero el Espíritu Santo te mostrará esas oportunidades de pastoreo: sé valiente, testifica y da descanso. Más que nunca, ahora es el momento de ser proféticos.
—Yunuen Trujillo (ella/ella), Ministerio Nuevos Caminos, 21 de julio de 2024
Donde tú dices ley, yo digo Dios. Donde tú dices paz, justicia, amor, ¡yo digo Dios! Donde tú dices Dios, ¡yo digo libertad, justicia, amor!
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Pedro Casaldáliga, Clamor elemental.
Editorial Sígueme, Salamanca 1971
***
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
– “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.“
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
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Marcos 6,30-34
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«Queridos pastores:
El Señor os pedirá un día cuentas de si el espíritu que ha animado vuestro compromiso político ha sido el del servicio o el del selfservice. Comprended lo que significa todo esto. «Haz camino a los pobres sin hacerte camino», escribía don Milani a su amigo Fabbrini. Pero cuántas veces dais la impresión de que, si no precisamente vuestro cálculo personal, sí al menos el de una parte prevalece sobre el de la comunidad. De otro modo, no se explicarían tantas luchas hasta la última gota de sangre. Cuando esas luchas tienen en su origen la carcoma del beneficio y el virus del interés, merecen un solo nombre: sacrilegio. Y es entonces cuando debería resonaros como una condena el lamento del Señor: «Sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor» (Mc 6,34)
Queridos amigos, creo que las cosas cambiarían mucho en nuestras ciudades si cada uno se aplicara a sí mismo las palabras que Jesús atribuía a su persona: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; no como el asalariado, que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. Este, cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace presa en ellas y las dispersa. El asalariado se porta así porque trabaja únicamente por la paga y no tiene interés por las ovejas» (Jn 10, 11-13). ¡Ánimo!
Escuchad lo que decía el alcalde La Pira a los concejales de Florencia el 24 de septiembre de 1954: «Tenéis respecto a mí un solo derecho: el de negarme la confianza. Pero no tenéis derecho a decirme: Señor alcalde, no se interese por las criaturas que no tienen trabajo (despedidos o desocupados), ni casa (desahuciados), ni asistencia (viejos, enfermos, niños)… Ése es mi deber fundamental. Si hay alguien que sufre, tengo yo un deber concreto: intervenir como sea, con toda la sagacidad que sugiere el amor y suministra la ley, a fin de que ese sufrimiento sea disminuido o aliviado. No existe otra norma de conducta para un alcalde en general y para un alcalde cristiano en particular».
Comentarios desactivados en “Rezar juntos y reír en común”. 16 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,30-34)
La escena está cargada de ternura. Llegan los discípulos cansados del trabajo realizado. La actividad es tan intensa que ya «no encontraban tiempo para comer». Y entonces Jesús les hace esta invitación: «Venid a un sitio tranquilo a descansar».
Los cristianos olvidamos hoy con demasiada frecuencia que un grupo de seguidores de Jesús no es solo una comunidad de oración, reflexión y trabajo, sino también una comunidad de descanso y disfrute.
No siempre ha sido así. El texto que sigue no es de ningún teólogo progresista. Está redactado allá por el siglo IV por aquel gran obispo poco sospechoso de frivolidades que fue Agustín de Hipona.
«Un grupo de cristianos es un grupo de personas que rezan juntas, pero también conversan juntas. Ríen en común y se intercambian favores. Están bromeando juntas, y juntas están en serio. Están a veces en desacuerdo, pero sin animosidad, como se está a veces con uno mismo, utilizando ese desacuerdo para reforzar siempre el acuerdo habitual.
Aprenden algo unos de otros o lo enseñan unos a otros. Echan de menos, con pena, a los ausentes. Acogen con alegría a los que llegan. Hacen manifestaciones de este u otro tipo: chispas del corazón de los que se aman, expresadas en el rostro, en la lengua, en los ojos, en mil gestos de ternura».
Tal vez lo que más nos sorprende hoy en este texto es esa faceta de unos cristianos que saben rezar, pero saben también reír. Saben estar serios y saben bromear. La Iglesia actual aparece casi siempre grave y solemne. Parece como que los cristianos le tenemos miedo a la risa, como si la risa fuera signo de frivolidad o de irresponsabilidad.
Hay, sin embargo, un humor y un saber reír que es signo más bien de madurez y sabiduría. Es la risa del creyente que sabe relativizar lo que es relativo, sin dramatizar sin necesidad los problemas.
Es una risa que nace de la confianza última en ese Dios que nos mira a todos con piedad y ternura. Una risa que distiende, libera y da fuerzas para seguir caminando. Esta risa une. Los que ríen juntos no se atacan ni se hacen daño, porque la risa verdaderamente humana nace de un corazón que sabe comprender y amar.
Comentarios desactivados en “Andaban como ovejas sin pastor”. Domingo 21 de julio de 2024. Domingo 16º de tiempo ordinario
Leído en Koinonia:
Jeremías 23,1-6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores:
Salmo responsorial: 22El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2,13-18: Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.
Marcos 6,30-34: Andaban como ovejas sin pastor.
Jr 23, 1-6
En el Primer (Antiguo) Testamento los guías políticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y el pueblo como el rebaño. La figura del jefe como pastor cobró vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El rebaño no es propiedad de los pastores sino del Señor, ante el cual ellos son sus representantes, por eso él mismo les tomará cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersión y el extravío del rebaño. El rey Joaquín con su política desatinada provocó la intervención de Babilonia. La expulsión que se menciona aquí parece referirse a la primera deportación. La intervención del Señor se justifica por tratarse de su rebaño, está desarrollada en tres tiempos: repatriación de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatológica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey davídico en quien los judíos ponen su confianza.
Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven añorando el cambio de la situación cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusión de que algún día haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado más, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden económico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad política de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la economía mundial. Hoy encontramos en el mundo más desorden, más injusticia, más desplazamiento. Que la palabra de Jeremías nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.
Ef 2, 13-18
Este texto parece ser una inserción dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserción en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derribó la pared divisoria, hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.
El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este carácter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acción de Cristo por la cual se demostró que es nuestra paz fue la eliminación de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a judíos y gentiles. Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.
A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí… El evangelio es un mensaje de carácter universal, derriba los muros sociales, políticos, económicos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.
Mc 6, 30-34
Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús le dio lástima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud.
Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.
La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento; unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando María y los familiares de Jesús se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se está enloqueciendo. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva. Leer más…
Comentarios desactivados en Dom 21.7.24. Ovejas con pastor. Cristo pan, palabra y casa (Mc 6, 30-34)
Del blog de Xabier Pikaza:
Estas son sus tres tareas. Viene en nombre de Dios y encuentra a los hombres sin pan, palabra ni hogar, en lucha de muerte. Por eso empieza a reunirles, en una casa de vida compartida, abriendo para ellos (con ellos) un camino de pan y palabra.
| Xabier Pikaza
Marcos 6,30-34
En aquel tiempo, los enviados volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma…, diciendo a sus discípulos “dadles de comer”.
Salmo 23 (22). Salmo responsorial, salmo engañoso
Jesús acepta implícitamente la primer parte del salmo…, pero rechaza explícitamente la segunda… No reúne a los suyos en el templo, sino que en sentido fuerte les expulsa del templo.., y por eso le matan los malos pastores de Israel y Roma. Gran parte de la problemática actual de la iglesia puede y debe entenderse como reinterpretación de este salmo.
PRIMERA PARTE. TÚ ERES MI PASTOR (Sal 23, 1-4).
Yahvé es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me defienden.
Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.
Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes, en medio de una tierra calcinada, reparando su cansancio y superando los peligros, a través de “senderos justos” .
– Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte) nada temo, porque tú vas conmigo ; este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.
– Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden. la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.
Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.
SEGUNDA PARTE, EN LA CASA DE YAHVÉ (23, 5-6).
Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.
Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,
Y habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.
Como he dicho, el salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente), en la mesa del templo de Jerusalén, frente a sus enemigos: Ante la mesa que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa . No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).
Este salmista del templo ya no es Jesús… que no va al templo para enfrentarse con sus enemigos, sino para expulsarles…Este es un salmo espiritualista, no es el salmo del mensaje de Jesús…
El orante ha pasado de ser “oveja” o pastor de ovejas en los caminos arriesgados de estepas orientales a ser miembro de una comunidad de culto del templo (la gran asamblea; Sal 22, 23-26), en la que ha sido admitido, quizá con la oposición de algunos miembros. Parece que en ese sentido ha de entenderse la frase enigmática “frente a mis enemigos” : Él está en la mesa, nadie podrá nunca separarle de ella, expulsarle de la compañía de Yahvé, pero éste fin del salmo advierte que en esa casa “sigue habiendo enemigos”, quizá grupos enfrentados.
Esa expresión (frente a mis enemigos) puede y debe entenderse de manera afirmativa: A pesar de que tengo enemigos (personas y grupos que piensan de un modo distinto y querrían expulsarme) estoy sentado a la mesa de Yahvé y ellos deben aceptarlo (no pueden impedirlo). Pero ella conserva un rasgo muy significativo: En otros salmos, incluso en Sal 22, daba la impresión de que los enemigos eran aniquilados en la gran lucha final; aquí, en cambio, sigue habiendo enemigos, incluso al fin, en el mismo templo, pues el culto del santuario de Yahvé sigue estando dividido entre grupos enfrentados, pero sabiendo que los otros, los enemigos, no podrán expulsar nunca al orante justo.
Dios mismo ha preparado esa mesa del templo para el orante, sirviéndole en ella: Unge su cabeza con perfume, declarándole triunfador (un tipo de mesías, ungido); mantiene siempre llena su copa… Aquí se ha invertido la imagen del hombre sometido a Dios pastor (que le domestica y dirige desde fuera), pues Dios se ha convertido en servidor del hombre, le unge, le orece su vino en la copa… y así la acompaña todos los días de la vida, como muestran las dos frases finales.
– Tu Bondad/Bien y Misericordia me acompañan… No se trata ya de la bondad de Dios, sino del Dios que es Bien/Bondad. Ciertamente, él hace que todas las cosas sean buenas (como declara el relato de la creación, Gen 1); pero él mismo es quien aparece ya como Bien y como Misericordia , esto es, como bondad amorosa para el hombre.
– Y así el orante puede terminar su salmo diciendo: habitaré en la casa Yahvé | por años sin término , en el doble sentido de “volver” (de retornar al principio de Dios) y de “habitar” en el mismo Dios.
Éste ha sido y sigue siendo uno de los “salmos místicos” que ha marcado un camino de experiencia interior y de vida para los cristianos, partiendo de Jn 10, donde Jesús aparece como Dios Pastor, que no sólo guía a las ovejas, sino que las “conoce” (comparte con ellas su intimidad de amor, les ofrece su misma vida en alimento).
Pero, al mismo tiempo, pero, en otra perspectiva, la lectura de este salmo ha conservado los rasgos de un Cristo/Dios pastor que “juzga” a sus ovejas, es decir, que discierne su conducta y que puede separar a unas de otras (ofrecer salvación, declarar condena), como se dice en Mt 25, 31-46, siguiendo una larga tradición judía, que aparece no sólo en los profetas como Ezequiel, sino en muchos texto apócrifos y apocalípticos.
Éste ha sido un salmo “místico”, no sólo porque presenta al Dios de Cristo como “pastor” de los hombres, sino, sobre todo, como aquel que les invita a su mesa en el templo, ofreciéndoles su propia vida como alimento (eucaristía litúrgica y personal).
REINTERPRETACIÒN DE JESÚS. Marcos 6,30-34
Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Jesús se reúne con sus discípulos para descansa…… pero no en el templo, sino en el campo. Vienen a buscarle… como ovejas sin pastor… Jesús acoge a todos en su casa, sobre el mundo……
Necesitan palabra, Jesús les enseña… les ofrece la palabra.
Tienen hambre… les da de comer… en el campo, comida humana, física… pan y los peces, en el mundo entero…
PAN, PALABRA, CASA.
Éstas son las tres claves del evangelio, del proyecto y acción de Jesús, tal como he puesto de relieve en mi Comentario a Marcos (Verbo Divino, Estella 2012), que se centra en los tres motivos principales del proyecto de Jesús: Pan, casa y palabra (o pan, palabra, casa)
En muchos casos, el pan tiene que ser lo primero… lo más importante. Si un hombre tiene hambre tienes que darle de comer, como sabe Mt 25, pero sabiendo que no sólo de pan vive el hombre, sino también de casa (familia) y de Palabra… Un pan sin casa se seca pronto, un pan sin palabra se acaba enmoheciendo, se vuelve veneno. Por eso, el pan pide casa, y pide palabra.
LO PRIMERO ES LA CASA FRATERNA (CF. MC 3, 20-35). Los escribas de Jerusalén le juzgan endemoniado porque acoge a los posesos; sus parientes de la Iglesia judeocristiana le declaran loco. Jesús responde acogiendo en su corro (igualdad fraterna, círculo de comunicación) a los que cumplen la voluntad de Dios, haciéndolos su madre, hermana y hermano. Leer más…
El evangelio empalma con el del domingo anterior, cuando Jesús envía a los discípulos de misión.
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él entonces, les dice: “Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.” Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.
Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
A primera vista se entiende tan bien que casi da vergüenza comentarlo. Pero hay un detalle sorprendente e inexplicable: cuando Jesús y los discípulos se montan en la barca en busca de un lugar solitario, cuenta Marcos que muchos los vieron marcharse, fueron corriendo de todos los poblados y llegaron allí antes que ellos.
¿Es posible que la gente vaya corriendo desde Cafarnaúm, Betsaida, Magdala, y llegue antes que la barca a un sitio que nadie sabe cuál es? Imposible. Esto demuestra que el relato no hay que leerlo desde un punto de vista histórico (lo que ocurrió aquel día) sino simbólico.
El primer aspecto que subraya Marcos es el enorme interés de la gente por Jesús. Ya lo ha dicho antes, indicando que eran tantos los que iban y venían en su busca que no tenían tiempo ni para comer. Cuando Marcos leyese este texto en su comunidad, es posible que le obligara a preguntarse: ¿sentimos nosotros el mismo interés por Jesús? ¿Vamos corriendo detrás de él, o preferimos quedarnos cómodamente sentados en casa?
El segundo aspecto es la dedicación de Jesús a la gente. Cuando se acercan a la orilla y ve a la multitud reunida, no le dice a Pedro que vuelva mar adentro y busque otro sitio. Siente compasión de ellos porque los ve abandonados, como ovejas sin pastor. Si el primer aspecto sirve de autoexamen a la comunidad, este se dirige a sus responsables. ¿Siento compasión de la gente, o procuro quitarme de en medio cuando me van a fastidiar mi merecido descanso?
El tercer aspecto, muy importante, es que Jesús, al sentir compasión, no se dedica a hacer milagros, sino a enseñar. Y la gente parece satisfecha con eso. El viaje en busca de Jesús ha merecido la pena.
Pastores malos, pastores buenos, descendiente de David (Jeremías 23,1-6)
El texto recoge ideas típicas de mediados del siglo VI a.C., durante el destierro de Babilonia. Es el resultado de unir diversas intervenciones proféticas, muy breves y tenidas en diversos momentos. No debe extrañarnos que existan diferencias.
Por entonces era frecuente acusar a los reyes, los pastores, de haberse despreocupado del pueblo y provocar que marchara al destierro. La primera intervención de Dios se centrará en castigar a los monarcas.
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: «Vosotros dispersasteis mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor.
Pero el castigo no basta. Si los israelitas están dispersos, la siguiente intervención de Dios consistirá en reunirlos de todos los países.
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde los expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multiplique.
¿Qué ocurrirá después? Los textos proféticos difieren bastante en este aspectos, y se pueden distinguir tres tendencias: 1) Dios mismo será el rey de Israel, mentalidad que se mantiene en el Padrenuestro cuando pedimos: «Venga a nosotros tu reino». 2) Habrá una restauración de la monarquía, con buenos reyes, no como los anteriores. 3) Dios suscitará un rey maravilloso. El texto elegido por la liturgia mezcla las dos últimas ideas: en un caso se habla de “pastores”, en plural
Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá -oráculo el Señor-.
Pero la última promesa se refiere a un único descendiente de David que gobernará rectamente, practicando el derecho y la justicia.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y le pondrán por nombre: «El-Señor-nuestra-justicia.
En cualquier caso, restauración de la monarquía o rey ideal, los israelitas que escuchaban estas promesas proféticas imaginaban a un soberano poderoso y respetado, con capacidad de implantar la justicia y traerles el bienestar. Ya que esta lectura se ha elegido por su relación con el evangelio, es importante advertir cómo cambia la imagen. Jesús no es un monarca sentado en su trono; no es temido, como la mayoría de los reyes antiguos; se mueve en un ambiente sencillo, humilde, de campesinos y pescadores; y su misión principal no consiste en administrar justicia, sino en enseñar. Algo que puede parecer decepcionante, pero que a sus contemporáneos entusiasma hasta el punto de seguirlo de todas partes.
De Galilea y de todo el mundo (Efesios 2,13-18)
Según el evangelio, los galileos siguieron a Jesús desde todas partes. Años más tarde, el seguimiento se produjo en muchos países, y la iglesia adquirió un aspecto nuevo al estar formada por cristianos de origen judío y de origen pagano. La experiencia actual de Estados Unidos y Europa con respecto a los migrantes ayuda a comprender lo difícil que resulta sentirse unidos, iguales y hermanos los miembros de distintos pueblos.
Desde el punto de vista religioso, en el siglo I, el mayor motivo de conflicto era la Ley de Moisés, con sus mandamientos y decretos. El judío que los practicaba se consideraba «cerca de Dios». El pagano, que ni los conocía ni los practicaba, estaba «lejos». ¿Cómo podría conseguirse la unión de judíos y paganos? Para los judíos contemporáneos de Jesús y de Pablo, la respuesta era clara: que el pagano se circuncide y observe la Ley de Moisés. Pero lo que hace Jesús, según el autor de la carta, es revolucionario: en vez de obligar a observar la Ley, la anula con sus mandamiento y decretos. Al morir por todos, destruye la enemistad y hace que todos, lejanos y cercanos, tengamos acceso al Padre en un mismo Espíritu
Hermanos, ahora estáis unidos a Cristo Jesús gracias a su muerte, los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. Él es nuestra paz; el que de ambos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad; anulando en su propio cuerpo la ley, sus mandamientos y decretos. Él ha formado de los dos, en su propia persona, una nueva humanidad, haciendo así la paz. Él hizo de los dos un solo cuerpo y los ha reconciliado con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad; con su venida anunció la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca; porque por él los unos y los otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu.
Por desgracia, lo que dice este autor no siempre se cumple. En muchos conflictos políticos, económicos, sociales, entre cristianos, lo que triunfa no es la paz sino la enemistad. No somos una «nueva humanidad» sino una multitud de inhumanidades. Necesitamos ir en busca de Jesús para que él nos enseñe.
Esto del seguimiento de Jesús es una cosa muy completa. Hoy nos encontramos con que los apóstoles acaban de regresar de sus primeras “prácticas” y le cuentan al Maestro cómo les ha ido.
Probablemente recordarían muchas veces ese momento en el que compartirían mil anécdotas y en el que, en mitad de un ambiente tan familiar e íntimo, Jesús querría llevárselos a descansar.
Sí, Jesús pensó en su descanso y marcharon a un lugar tranquilo. Luego las cosas fueron diferentes, pero seguro que aquellos corazones entusiasmados y cansados sintieron el alivio que provoca que alguien vele por tu descanso.
Es seguro que cayeron en la cuenta de este detalle y también es seguro que no lo olvidaron. Y es seguro porque lo sabemos gracias a que ellos lo contaron. Lo contaron una y otra vez hasta que esta pequeña anécdota se convirtió en parte de la Buena Noticia.
Gracias al alivio y alegría que sintieron aquellos primeros discípulos podemos seguir escuchando ahora nosotras el susurro de la voz del Maestro que nos dice: –Venid vosotras solas a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Y también a nosotras se nos vuelve en cansancio más ligero porque esa es la magia del cuidado. Más allá de las medicinas, una persona enferma que se siente querida y cuidada es capaz de afrontar incluso la muerte con mejor ánimo.
Seguro que todos recordaremos alguna vez en la que alguien ha pensado en nuestro descanso. El solo hecho de saber que alguien está preocupado por nosotras nos ha dado nuevas fuerzas.
La infinita ternura de Dios siempre está pensando en nuestro alivio y descanso. Siempre quisiera llevarnos a un lugar tranquilo, pero más de una vez se encuentra asaltada por una muchedumbre que la reclama como le sucedió a Jesús.
A nosotras nos toca hacernos conscientes de esta solicitud divina tan real como cualquiera de nuestros cansancios. Sí, debemos despertar a la ternura de Dios que cuida con esmero de cada una de nosotras, que se esconde en cada repliegue de nuestra cotidianidad para acariciarnos con una brisa suave y fresca, para saciar nuestra sed o para arrancarnos una sonrisa.
Oración
Despierta, Trinidad Santa, nuestra conciencia y nuestro espíritu para que sepamos reconocer la Ternura que derramas sobre la humanidad y que alivia cualquier cansancio.
Comentarios desactivados en Jesús nos enseña a estar disponibles, más allá de toda programación.
DOMINGO 16º (B)
Mc 6,30-38
Debemos tener presente el contexto del relato. Los apóstoles acaban de volver de la misión a la que Jesús les ha enviado. Entre el envío y el regreso, nos ha contado la muerte de Juan Bautista. Terminada la misión de los doce, se vuelven a reunir y se cuentan las peripecias de la tarea que acaba de concluir. Parece ser que les ha ido bien y vienen encantados (Lc lo dice expresamente). La euforia de la gente que los busca ratifica la visión. El éxito se les sube a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada.
Aunque no sea estrictamente histórico, para entender este pasaje, debemos recordar que después de los primeros éxitos en Cafarnaún, Jesús se retira al desierto para poner en orden sus ideas. En este pasaje, son los enviados los que tienen éxito y deben ser también ellos los que se retiren a examinar su actitud vital. Marcos nos está diciendo que los discípulos necesitan una seria reflexión sobre el éxito de su misión para no equivocarse al interpretar lo ocurrido, como Jesús necesitó meditar sobre su mesianismo.
Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar. El mismo Jesús, que les empujó a una actividad febril, los lleva ahora a un alejamiento de esa misma gente para dedicarse a una reflexión seria. No se trata solo de la preocupación por su cansancio. Se trata, sobre todo, de que entiendan bien el sentido de lo que está sucediendo y no se dejen llevar por falsos espejismos. Por dos veces se dice que van al desierto, para dejar claro que necesitan una reconversión. El desierto es siempre signo de cambio profundo.
El texto griego no dice ‘lugar tranquilo’ o despoblado sino‘lugar desértico’. La diferencia es importante si tenemos en cuenta el significado que Marcos da al desierto, como lugar de lucha contra el mal. Inmediatamente después de ser bautizado coloca a Jesús en el desierto, para que allí aclare cuál va a ser su verdadera misión, superando la tentación del un mesianismo triunfalista. Después del éxito en la sinagoga de Cafarnaún y la curación de la suegra de Pedro y cuando todo el mundo le buscaba, se marcha él solo al descampado.
Se les adelantaron. Los planes van a ser frustrados por una urgencia mayor, la de la gente. En la profunda humanidad manifestada hoy, tenemos que descubrir su verdadera divinidad. El relato habla del grupo. “Los reconocieron”, “se les adelantaron”. Al incorporar a los doce a su propia misión, queda establecido el grupo como comunidad. Está hablando de las pequeñas comunidades que se constituyeron después de Pascua. La búsqueda de la gente refleja una carencia de apoyo y estímulo que posibilita la tarea de Jesús.
Como ovejas sin pastor. Es una imagen clásica en el AT. En una cultura en que la ganadería era el principal medio de subsistir, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la imagen del pastor. Siguiendo la primera lectura, Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas, las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado pastores, pero han sido tantas las falsas ofertas, hechas con tanta persuasión, que el pueblo se ha sentido indefenso ante las tales ofertas.
Le dio lástima. Hoy no le conmueve un ciego o leproso, sino la gente descarriada. La ‘compasión’ sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos que la palabra ‘lástima’ comporta. Podemos sentir lástima de una persona, pero no mover un dedo para sacarla de su situación. En todos los tiempos podemos constatar políticos y eclesiásticos que no tienen en cuenta al pueblo a la hora de tomar sus decisiones. La actitud de Jesús es el mejor antídoto contra la búsqueda del aplauso.
Y se puso a enseñarles con calma. Por encima de los planes de Jesús, está la necesidad de la gente. El texto griego no dice “con calma” sino “muchas cosas”. Del contexto se deduce que dedicó todo el día a esa tarea, pues a continuación Marcos narra la primera multiplicación de los panes, que empieza advirtiendo de que ‘se hizo tarde’. El tiempo es lo más preciado que tenemos, dedicarlo los demás es la mejor manera de responder a las exigencias del evangelio. La vocación del cristiano es ser para los demás.
Hay en esta frase un sutil mensaje que no es fácil descubrir. Todos estamos acostumbrados a programar nuestras ‘buenas acciones’. Las obras de caridad son catorce, ni una más ni una menos. Nos quedamos tan a gusto cuando cumplimos nuestra programación, pero cuando nos importunan pidiéndonos algo a destiempo nos subimos por las paredes. Jesús no enseña a estar siempre disponibles sin programaciones fáciles.
Se cumple la promesa de Jeremías. Jesús es el único pastor. Como dice Juan, él es el modelo de pastor, el único que no nos va a engañar ni se va a aprovechar de nosotros. Con todos los demás hay que tener cuidado, porque nos pueden desviar poniendo sus intereses por delante de los nuestros. Es una tentación en la que los seres humanos caemos casi siempre; incluso cuando hablamos de Dios es para ponerlo a nuestro servicio.
Hoy, más que nunca, andan las ovejas desorientadas. Si hay una característica de nuestro tiempo, es precisamente la desorientación. Es urgente distinguir el verdadero mensaje de evangelio de tanta ideología y partidismo en que hoy está envuelto. Cuando Pablo dice que derribó el muro que los separaba, no se refiere a una situación externa, sino a una actitud de fidelidad a sí mismo, que permite superar la barrera del odio. Lo que nos separa es siempre nuestro falso yo. Nuestro verdadero ser es idéntico en todos.
Cuando en el evangelio Jesús invita a los apóstoles a retirarse al “desierto”, está tratando de decirnos que solo en el silencio y en el recogimiento interior, podemos encontrar el verdadero ser y solo después de encontrarlo, podemos indicar a los demás el camino. Sin vida interior, sin meditación profunda, no puede haber espiritualidad. Sin esa vivencia no podemos ayudar a los demás a descubrir la vida que llevan dentro. Si encontramos a Dios en nosotros, llevarlo a los demás será la tarea más urgente y más fácil de nuestra vida.
El evangelio de hoy es un reconocimiento de la necesidad del silencio para recuperar la armonía interna, amenazada por el exceso de actividad en cualquier orden. El estrés que hoy padecemos se debe a que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Esta falta de tiempos tranquilos nos impide asimilar y ordenar los acontecimientos, que, de esa manera, nos pueden destrozar, como la comida no digerida y por lo tanto indigesta.
Busca en tu interior y descubre allí el verdadero guía. No mendigues más agua que se te da a cuentagotas. Busca la fuente que está siempre manando y a tu entera disposición.
El dedicarse a los demás y la dedicación a uno mismo no son dos aspectos que se puedan separar. La contemplación y la acción no pueden disociarse. Todo acercamiento a Dios lleva directamente a los demás. Si nos olvidamos de uno de los aspectos, fallaremos
«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco»
El pasaje de hoy no va de teología, ni hay simbología, ni encierra mensaje alguno, sino que se limita a presentarnos una escena entrañable de la vida de Jesús. Los doce acaban de volver de su primera misión y se mueren de ganas de compartir su experiencia. Pero están agotados, porque allí donde van se ven rodeados de muchedumbres que demandan su atención y no les dejan respirar.
Necesitan descanso, y Jesús les propone tomarse el día libre en algún sitio apartado para poder charlar tranquilamente y coger fuerzas para seguir adelante. En su travesía por el lago hacia alguna cala solitaria pueden pescar algunos peces y compartirlos alrededor de una hoguera… Estupendo plan.
Pero al llegar se encuentran el lugar lleno de un gentío que les espera y que da al traste con la excursión, con la charla y con su ansia de descanso. Y aquí Jesús muestra su talante, pues en lugar de contrariarse por ver truncados sus planes, se compadece de ellos (porque son como ovejas sin pastor) y se dispone a enseñarles…
Habían ido corriendo por la costa para no perderse ni un solo día la predicación, y allí estaban. Estaban los empecatados e impuros a quienes las autoridades religiosas habían cerrado toda vía a la esperanza, los que se sentían necesitados del Dios que predicaba Jesús, los que veían arder sus corazones cuando le escuchaban, «jamás hombre alguno habló como éste», los que buscaban sanar de alguna dolencia, los que sentían curiosidad por escuchar al profeta, los que veían en él al mesías libertador de Israel al que esperaban…
Y todo esto consecuencia del carisma de Jesús, de su increíble capacidad de fascinar a la gente, de su coraje al enfrentarse a los poderosos en defensa de los necesitados, de su capacidad de discutir de teología con escribas y fariseos y salir airoso, de su facilidad para hablarles de Dios y que le entendiesen, de su actitud consecuente con lo que predicaba, de que no hacía distinción de clases, de que no despreciaba a los pecadores, de que trataba a cada uno como al más importante de los hombres…
Para todos ellos, aquello era el reino de Dios en la Tierra, ya no había que esperar más, estaba allí, junto a ellos.
Nada de esto se entiende si partimos de ese Jesús lejano, hierático y estereotipado que tantas veces se nos presenta para poner de relieve su divinidad. Si exceptuamos a “Juan” (que lo convierte en una especie de portavoz de su teología con pocos rasgos humanos), el Jesús que se desprende del evangelio tuvo que ser una persona muy cercana y empática, capaz de arrastrar a la gente con su estilo abierto, su novedad y su personalidad.
Como solía repetir Ruiz de Galarreta: «¡Fascinante Jesús!».
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DOMINGO XVI DEL TO
(Mc 6,30-34)
La lectura de este domingo nos recuerda la necesidad de descanso y cuidado interior en nuestra vida a partir de la propia experiencia de los apóstoles y Jesús. Junto a ello, la invitación a vivir estas necesidades humanas desde una espiritualidad integradora en la que la contemplación y la acción son inseparables.
Jesús, tras un periodo intenso de trabajo, invita a los suyos a estar con él en un lugar más apartado y tranquilo. Es decir, a tomar distancia de la realidad para descubrirla con nuevos ojos y volver a ella con renovada energía y sentido. Se trata de un “distanciarse” que no es evasivo, sino que capacita para vivir con más gratuidad y hondura la vida misma y sus “trajines”.
Frente a un descanso individualista, autorreferencial o consumista, Jesús nos propone un descanso comunitario, como comunitaria es la vida y el compromiso al que nos urge el evangelio. Un tiempo para descansar buscando espacios más gratuitos y contemplativos en el que experimentar que somos mucho más que nuestras tareas, por comprometidas que sean. Un tiempo para el cuidado de la interioridad, para retomar y profundizar motivaciones.
Pero, la realidad es persistente y la contemplación y la acción no son separables, sino que están mutuamente imbricadas, de ahí la tensión entre el deseo de intimidad y descanso con Jesús de los discípulos y la realidad de las personas que les apremian con sus necesidades y búsquedas, porque como señala el texto, se sienten como ovejas sin pastor.
La compasión de Jesús, su capacidad de conmoción, de sentir con los más abatidos e invisibles, nace precisamente de su capacidad de contemplación, de ese cuidado en tensión de su interioridad en medio del ajetreo de la vida y sus quehaceres. Porque la vida cristiana es una tensión permanente, como nos señala el texto, entre el Dios que se nos da y las tareas cotidianas, entre la gente y la intimidad con Él, en la soledad del corazón.
Para vivir fecundamente esta tensión necesitamos lo que el papa Francisco llama una ecología del corazón compuesta de descanso, contemplación y compasión (Ángelus 18 de Julio del 2021). Solo oxigenándonos por dentro, desde la apertura a la gratuidad de Dios y su compasión podemos abrazar la debilidad humana empezando por la nuestra y poniéndonos a su servicio.
Aprovechemos la oportunidad que nos ofrecen las vacaciones de verano para hacer más hueco a la intimidad de Dios en nuestra vida, a cuidar más los tiempos de escucha contemplativa a la Palabra viva en la realidad de nuestro mundo y en lo profundo del corazón.
El ego se caracteriza por un afán protagónico, como si llevara inscrita en su ADN la necesidad de ocupar el centro de todo lo que se mueve. Tanto es así que, de manera espontánea, tiende a dividir la realidad en dos mitades: yo y todo lo demás (lo que no soy yo). Aparte del error dicotómico y dualista que supone, tal lectura pone de relieve el lugar, tan arrogante como equivocado, que el yo pretende ocupar en el escenario del mundo.
De cara a consolidar tal protagonismo, el ego busca, por encima de todo, hacer: realizar cosas, moverse de acá para allá, llevar la iniciativa, estar siempre ocupado… Tal afán le aporta otros “beneficios” colaterales en dos direcciones: por un lado, le sirve de excusa para alejarse de su mundo interior, no cuestionarse, ni mirar hacia dentro -esto explica el activismo e incluso la adicción al trabajo-; por otro, lo utiliza como recurso para autoafirmarse sosteniéndose en los logros que alcanza, desde bienes, estatus o poder, hasta imagen social y autocomplacencia. Ante tales expectativas, ¿cómo no priorizar el hacer y el hablar? Indudablemente, uno y otro alimentan al ego.
En este contexto, resulta más actual que nunca la invitación de Jesús: “Venid solos a un sitio tranquilo a descansar”. Descansar significa ser capaces de soltar todo aquello a lo que nos habíamos aferrado y ejercitarnos en simplemente ser. Por eso me gusta el neologismo que escuché en alguna ocasión y que habla de “descanser”: dejar de hacer para aprender a ser. Y ocurre entonces lo mismo que Juan de la Cruz aplicara al amor: “quien anda en amor ni cansa ni se cansa”.
Si el ser es genuino, no hay riesgo alguno de caer en la inactividad ni en la pereza, ya que ser es sinónimo de dinamismo. Pero, desde ahí, la acción habrá cambiado radicalmente, tanto por lo que se refiere a su origen, como a su dirección, a su motivación y al modo de desarrollarse.
La cuestión es si tenemos el coraje de detenernos, abrirnos a toda nuestra verdad y escuchar, en lo más profundo de nosotros mismos, el anhelo que nos llama a ser.
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Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco…
Los apóstoles vuelven cansados de las tareas misionales.
Jesús les dice: venid a descansar a un sitio tranquilo…
Pero no se trata de un descanso tipo vacaciones del capitalismo. Eso se llama turismo o cosa parecida.
El descanso de Jesús es vivir en paz y en calma. Se trata de descanso y serenidad personal.
El descanso de Jesús es interior, es el estar con él, que meditábamos el pasado domingo.
El capitalismo nos programa los cansancios para programarnos las vacaciones. Y las vacaciones son como los “sanfermines”. Lanzan el cohete y todo el mundo sale disparado en un vuelo low cost hacia la playa de moda o hacia un país más o menos exótico…
Viktor Frankl criticaba este tipo de “kilometradas” como una ansiedad neurótica que no descansa el espíritu, la psicología, ni el espíritu humano.
Algo de esto podemos observar también en la vida pastoral de la iglesia. La vida pastoral se ha convertido en un activismo litúrgico ritual, pero sin calma, sin presencia. Según me parece, es preferible que un cura este en una y no en cinco parroquias, y que esté presente (pastoral de presencia) en un pueblo atendiendo a los enfermos, a los niños, a los ancianos, etc… a que esté de “Herodes a Pilatos” celebrando misas. Mejor estar en calma, descansado en una comunidad, que no convertirse en trasportes litúrgicos en varias parroquias, sin estar en ninguna…
Estemos tranquilos y con serenidad en la vida: tengamos descanso interior…
El descanso nos viene de poner serenidad en nuestra vida, de “poner en orden las cosas”, la propia existencia. Descansar en alguien, en último término en Dios.
02.- El Buen Pastor
Las dos lecturas de hoy nos hablan de los pastores: de los falsos pastores y del Buen Pastor.
Es una imagen muy bíblica. Dios es el Pastor de Israel: El Señor es mi Pastor… dice el salmo 22. El Señor guía a su pueblo … El buen Pastor apacienta, guía y lleva su rebaño hacia fuentes tranquilas, hacia verdes praderas. El evangelio de S Juan aplica esta imagen a Jesús: Yo soy el Buen Pastor (Jn 10).
Es una noble tarea ser buenos pastores en la vida.
Los padres de familia y otros miembros de la familia sois buenos pastores. Un buen maestro, un médico vocacionado, algunos psicólogos competentes son buenos pastores. Algunas personas religiosas son también buenos pastores.
Sería muy noble también que políticos y sindicalistas, periodistas, medios de comunicación, juristas actuasen también guiando honradamente al pueblo y no tanto “asalariados” de los intereses de sus ideologías.
Jesús es buen Pastor que nos conoce y nos orienta en la vida. Estemos bien con Él y dejémonos guiar por Él.
03.- Sintió lástima.
¡Cuántas veces vemos en los evangelios que Jesús siente compasión, lástima de un enfermo, de quien sufre, de los marginados, del pueblo que vivía como ovejas sin pastor.
Jesús cuando ve aquellas gentes siente compasión de ellas porque, o no tenían pastores, o si los tenían era mejor que no los tuvieran: eran como un rebaño sin pastor… Y es que: todos los anteriores han sido salteadores y asalariados, (Jn 10, 8). Han sido cambistas y vendedores …
Sentir lástima, compasión es una actitud muy noble en la vida.
Hoy en día da pena que los políticos anden a la greña por si reciben o no a unos emigrantes. Se ha cambiado la compasión por los intereses políticos.
En la mentalidad bíblica se da un gran respeto por el extranjero y emigrante:
no maltratarás ni oprimirás al extranjeros, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto, (Éxodo 22,21).
Políticos que hacen la guerra y otros muchos que fabrican, venden o regalan armamento son los pastores de hoy en día, los que “guían” hoy al pueblo. ¿No andaremos también nosotros como ovejas sin pastor?
Jesús siente lástima: se acerca siempre con misericordia y bondad al ser humano, al pueblo.
Jesús no le pidió “papeles” a la samaritana, que no era judía, ni al centurión romano, no consideró ilegal a nadie…
Jesús se acerca al ser humano no por su nacionalidad, ni por su rectitud moral, ni por su riqueza o prestigio social o político…
Jesús se acerca a nosotros, a las personas, con misericordia: siente lástima. Jesús no viene con leyes y mandatos, ordenando esto o aquello, Jesús nos mira con afecto, con el corazón. Jesús lo vive todo desde la compasión. Era su manera de ser.
Jesús no pasa de largo ante el dolor, el sufrimiento, se acerca, acoge, sana, perdona. Así fue vivido y recordado por las primeras generaciones cristianas.
La cercanía, la compasión, la bondad sanan, alivian el sufrimiento. Jesús sufre con nosotros.
Jesús es el buen Pastor, quien ama, guía y llega a dar la vida por sus ovejas, por los suyos…
04.- ¿Nos sentimos queridos y guiados por el Buen Pastor?
Es sanante y cristiano sentirnos no despreciados, ni abandonados, mucho menos condenados, sino acompañados por el Buen Pastor.
Así podremos transmitir también a los demás, a las gentes sencillas, la bondad de Dios.
A veces pensamos que la gente se ha marchado de la iglesia por cuestiones doctrinales, ¿No será que en la Iglesia no se percibe la compasión y la misericordia de Dios.
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: “vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario para descansar un poco”. Pues los que iban y venían eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor y se puso a enseñarles muchas cosas (Mc 6, 30-34).
El evangelio del domingo pasado nos había mostrado que Jesús envía a sus discípulos a predicar y expulsar demonios. En este evangelio, ellos regresan para contarle a Jesús todo lo que han hecho. Él los acoge, tal vez, entendiendo el esfuerzo que supone la misión e invitándolos a descansar un poco. Alcanzan a irse en una barca a un lugar aparte, pero llega la multitud antes que ellos y ya no es posible el descanso. Jesús siente compasión de toda la gente porque los ve sin nadie que los guie y se pone a enseñarles.
Este texto es la antesala del primer relato de la multiplicación de los panes que meditaremos la próxima semana. Por ahora digamos que, para la misión, no es suficiente el envío -aunque sin él nadie puede atribuírsela. Para la misión es imprescindible mirar la realidad, comprenderla y responder a ella. Es necesario tener en cuenta a los destinatarios que, en este caso, Jesús describe como ovejas sin pastor. En otras palabras, quien realiza la misión ha de tener un oído en la realidad y otro en la Biblia, como han dicho algunos teólogos, porque hay que captar al Dios que acontece en la historia y se compromete con ella.
Digamos algo más: la misión reclama todas las fuerzas de los discípulos, todo su tiempo, toda su persona. En eso consiste la evangelización: en dar buenas noticias a la gente que tiene tanta incertidumbre, tanta dificultad, insatisfacción, necesidades vitales, situaciones difíciles. Pero no daremos buenas noticias si no conocemos las necesidades que las requieren.
La enseñanza que ofrece Jesús no tiene nada que ver con doctrinas, con temas, con mandatos, como a veces lo hacen muchos evangelizadores. Tiene que ver con las vidas de esas multitudes que necesitan una orientación, un horizonte distinto.
¿Cuáles son las necesidades de nuestros contemporáneos? ¿Qué necesitan las personas hoy en su vida concreta para que el evangelio sea una palabra de liberación y esperanza? Estamos muy preocupados porque se van alejando más y más personas de la Iglesia, pero no tomamos en serio las reformas urgentes que se precisan en “sujetos, estructuras, procesos y acontecimientos sinodales” como se está diciendo en el sínodo de la sinodalidad, para responder a los desafíos actuales. Conviene, entonces, agradecer la confianza que el Señor ha tenido al enviarnos en misión, pero, también, pedir la sensibilidad adecuada para escuchar el clamor de las gentes y no pasar de largo, ignorándolo. Por el contrario, responder con todo lo que podemos, con los mismos sentimientos que tuvo Cristo, siempre dispuesto a atender a las multitudes que le siguen.
(Foto tomada de: https://matrimoniosnazaret.com/jesus-el-primer-evangelizador/)
El pastor gay Aaron Musser, recién ordenado, dice que predicar vestido de mujer es “una reflexión teológica sobre la alegría“.
La Iglesia Luterana de San Lucas en Chicago compartió con orgullo fotos del predicador Aaron Musser predicando a un grupo de niños mientras usaba una peluca rubia, vestido blanco y maquillaje.
Fueron tomadas el tercer domingo de Adviento, cuando Musser eligió leer un libro religioso sobre la Alegría para celebrar el “domingo de la alegría” (Gaudete). “Es una oportunidad para que ensayemos cómo podría ser una vida de alegría. Es un ensayo general”, dijo Musser en un post en Facebook.
“Predicar en el arrastre es una reflexión teológica sobre la alegría: la alegría se desborda tan abundantemente que no puede evitar darse a conocer. Tejiendo el tema del día, la teoría queer y los textos del leccionario, ‘ensayaremos con vestuario’ de alegría “.
La iglesia dijo que quería que todo el mundo “llevara prendas y accesorios que le hicieran sentir al 100% la mejor versión de sí mismo”.
Pastor Aaron Musser vestido de drag (Facebook / Iglesia Luterana de San Lucas de Logan Square)
En una publicación en la página de Facebook de la iglesia, Musser explicó con más detalle por qué decidió ir a la iglesia. “Ha sido muy difícil saber cuál será esa alegría, porque hace mucho tiempo que algunos de nosotros no estamos alegres. Han sido un par de años difíciles y agotadores. Y decidí que en lugar de deciros, ‘así es como quiero que estéis alegres’, mientras nos preparamos para este ensayo general, pensé en ponerme un vestido como han hecho tantos que me han inspirado”, dijo.“
“Decidí seguir su ejemplo, mostrando que la liberación de las leyes opresivas despeja el camino de la alegría. Pero permitirse sentir la alegría puede dar miedo. No estaba seguro de cómo me trataría el mundo exterior cuando me vieran esta mañana. La alegría es difícil de sentir, es vulnerable. Pero, ¿no es tan hermosa?”.
El pastor, que se ordenó en verano, tiene un historial de hablar abiertamente en defensa de la comunidad LGBT+. En su página personal de Facebook, afirmó que “la homosexualidad es sagrada”, así como “hermosa y un derecho”.
Los comentarios bajo las fotos de Musser mostraban el apoyo de muchos asistentes a la iglesia, calificando el acto del pastor de “hermoso” y “auténtico“.
“¡Sí! ¡La alegría es liberadora y vulnerable! ¡Como lo es el Evangelio de Jesús! ¡Gracias por mostrarlo tan bellamente y por vivir lo que predicas! Estás guapísima”, comentó una persona.
“¡Estas fotos irradian alegría como un faro que nos llama a la santidad del Adviento!”, respondió otro. “¡Estoy seguro de que su mensaje en persona irradia la misma alegría!”.
Una tercera calificó el acto como “uno de los servicios más inspiradores a los que ha asistido en mucho tiempo”. Resumió su estado de ánimo con una conmovedora proclama: “¡La alegría viene de muchos sitios, pero la alegría sólo puede venir cuando te permites ser liberado! La alegría es LIBERACIÓN”.
Desgraciadamente, a pesar de las muestras de apoyo, el pastor también fue calificado de “enfermo“ por los críticos.
“Hemos congelado los comentarios en este post por el momento”, declaró la iglesia en Facebook. “Agradecemos todo el cariño y os animamos a seguir rezando por la plena inclusión, afirmación y justicia para las personas LGBTQIA+ en la iglesia”.
Esto se produce poco después de que el pastor de Indiana, Craig Duke, perdiera su trabajo por aparecer vestido de mujer para el programa We’re Here de la HBO.
Donde tú dices ley, yo digo Dios. Donde tú dices paz, justicia, amor, ¡yo digo Dios! Donde tú dices Dios, ¡yo digo libertad, justicia, amor!
*
Pedro Casaldáliga, Clamor elemental.
Editorial Sígueme, Salamanca 1971
***
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
– “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.“
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
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Marcos 6,30-34
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«Queridos pastores:
El Señor os pedirá un día cuentas de si el espíritu que ha animado vuestro compromiso político ha sido el del servicio o el del selfservice. Comprended lo que significa todo esto. «Haz camino a los pobres sin hacerte camino», escribía don Milani a su amigo Fabbrini. Pero cuántas veces dais la impresión de que, si no precisamente vuestro cálculo personal, sí al menos el de una parte prevalece sobre el de la comunidad. De otro modo, no se explicarían tantas luchas hasta la última gota de sangre. Cuando esas luchas tienen en su origen la carcoma del beneficio y el virus del interés, merecen un solo nombre: sacrilegio. Y es entonces cuando debería resonaros como una condena el lamento del Señor: «Sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor» (Mc 6,34)
Queridos amigos, creo que las cosas cambiarían mucho en nuestras ciudades si cada uno se aplicara a sí mismo las palabras que Jesús atribuía a su persona: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; no como el asalariado, que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. Este, cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace presa en ellas y las dispersa. El asalariado se porta así porque trabaja únicamente por la paga y no tiene interés por las ovejas» (Jn 10, 11-13). ¡Ánimo!
Escuchad lo que decía el alcalde La Pira a los concejales de Florencia el 24 de septiembre de 1954: «Tenéis respecto a mí un solo derecho: el de negarme la confianza. Pero no tenéis derecho a decirme: Señor alcalde, no se interese por las criaturas que no tienen trabajo (despedidos o desocupados), ni casa (desahuciados), ni asistencia (viejos, enfermos, niños)… Ése es mi deber fundamental. Si hay alguien que sufre, tengo yo un deber concreto: intervenir como sea, con toda la sagacidad que sugiere el amor y suministra la ley, a fin de que ese sufrimiento sea disminuido o aliviado. No existe otra norma de conducta para un alcalde en general y para un alcalde cristiano en particular».
Comentarios desactivados en “Rezar juntos y reír en común”. 16 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,30-34)
La escena está cargada de ternura. Llegan los discípulos cansados del trabajo realizado. La actividad es tan intensa que ya «no encontraban tiempo para comer». Y entonces Jesús les hace esta invitación: «Venid a un sitio tranquilo a descansar».
Los cristianos olvidamos hoy con demasiada frecuencia que un grupo de seguidores de Jesús no es solo una comunidad de oración, reflexión y trabajo, sino también una comunidad de descanso y disfrute.
No siempre ha sido así. El texto que sigue no es de ningún teólogo progresista. Está redactado allá por el siglo IV por aquel gran obispo poco sospechoso de frivolidades que fue Agustín de Hipona.
«Un grupo de cristianos es un grupo de personas que rezan juntas, pero también conversan juntas. Ríen en común y se intercambian favores. Están bromeando juntas, y juntas están en serio. Están a veces en desacuerdo, pero sin animosidad, como se está a veces con uno mismo, utilizando ese desacuerdo para reforzar siempre el acuerdo habitual.
Aprenden algo unos de otros o lo enseñan unos a otros. Echan de menos, con pena, a los ausentes. Acogen con alegría a los que llegan. Hacen manifestaciones de este u otro tipo: chispas del corazón de los que se aman, expresadas en el rostro, en la lengua, en los ojos, en mil gestos de ternura».
Tal vez lo que más nos sorprende hoy en este texto es esa faceta de unos cristianos que saben rezar, pero saben también reír. Saben estar serios y saben bromear. La Iglesia actual aparece casi siempre grave y solemne. Parece como que los cristianos le tenemos miedo a la risa, como si la risa fuera signo de frivolidad o de irresponsabilidad.
Hay, sin embargo, un humor y un saber reír que es signo más bien de madurez y sabiduría. Es la risa del creyente que sabe relativizar lo que es relativo, sin dramatizar sin necesidad los problemas.
Es una risa que nace de la confianza última en ese Dios que nos mira a todos con piedad y ternura. Una risa que distiende, libera y da fuerzas para seguir caminando. Esta risa une. Los que ríen juntos no se atacan ni se hacen daño, porque la risa verdaderamente humana nace de un corazón que sabe comprender y amar.
Comentarios desactivados en “Andaban como ovejas sin pastor”. Domingo 18 de julio de 2021. Domingo 16º de tiempo ordinario
Leído en Koinonia:
Jeremías 23,1-6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores:
Salmo responsorial: 22El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2,13-18: Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.
Marcos 6,30-34: Andaban como ovejas sin pastor.
Jr 23, 1-6
En el Primer (Antiguo) Testamento los guías políticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y el pueblo como el rebaño. La figura del jefe como pastor cobró vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El rebaño no es propiedad de los pastores sino del Señor, ante el cual ellos son sus representantes, por eso él mismo les tomará cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersión y el extravío del rebaño. El rey Joaquín con su política desatinada provocó la intervención de Babilonia. La expulsión que se menciona aquí parece referirse a la primera deportación. La intervención del Señor se justifica por tratarse de su rebaño, está desarrollada en tres tiempos: repatriación de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatológica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey davídico en quien los judíos ponen su confianza.
Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven añorando el cambio de la situación cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusión de que algún día haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado más, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden económico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad política de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la economía mundial. Hoy encontramos en el mundo más desorden, más injusticia, más desplazamiento. Que la palabra de Jeremías nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.
Ef 2, 13-18
Este texto parece ser una inserción dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserción en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derribó la pared divisoria, hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.
El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este carácter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acción de Cristo por la cual se demostró que es nuestra paz fue la eliminación de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a judíos y gentiles. Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.
A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí… El evangelio es un mensaje de carácter universal, derriba los muros sociales, políticos, económicos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.
Mc 6, 30-34
Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús le dio lástima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud.
Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.
La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento; unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando María y los familiares de Jesús se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se está enloqueciendo. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva. Leer más…
Comentarios desactivados en 18.7.21 (Dom 16). El Señor es mi pastor. Un salmo de libertad.
Del blog de Xabier Pikaza:
Así dice el último versículo del evangelio de hoy (Mc 6, 30-34): “Jesús vio a la muchedumbre, y tuvo compasión porque eran como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles con calma” (6, 34). Había planeado descansar con sus amigos en un sitio apartado, pero al llegar y ver a la gente tiene compasión.
Eran como ovejas sin pastor. Estaban de tal forma oprimidos y engañados que no podían reaccionar; necesitaban alguien que les ayudara a pensar por sí mismos, a tomar una decisión de de rechazo del engaño y la opresión, a iniciar un camino creador de libertad.
Ciertamente, los hombres no son ovejas mansas, incapaces de cambio de acción (comunión) liberadora. Pero los malos pastores les habían oprimido de tal forma que necesitaban un impulso de ruptura, y ese impulso se lo dio Jesús, enseñándoles ante todo a pensar por sí mismos
Jesús se compadece. Quería descansar, pero las ovejas oprimidas, cegadas, expulsadas piden su ayuda y él responde. No son así, les han hecho así. Podían ser distintas, pero se lo impiden los poderes de un poder de opresión. Por eso, él renuncia al reposo y abre para todos, en pleno campo, su casa de enseñanza, su “universidad” contra el sistema.
La primera libertad y misericordia es la enseñanza. Acoger y abrir los ojos de los cegados, oprimidos, descartados, para que ellos mismos puedan tomar las riendas de su vida y liberarse. No se ofrece libertad desde fuera; se enseña a los oprimidos, para que ellos mismos se liberen.
| X. Pikaza Ibarrondo
Un salmo para la pedagogía de la libertad
Conforme a la lectura de hoy, Jesús vino a enseñarnos libertad. Éramos “ovejas” oprimidas, explotadas; quiso iniciar con (par) nosotros un camino de liberación. Así dice el evangelio:
Jesús dijo a sus discípulos: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado… Pero al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma (Mc 6, 30-34).
Es un texto de vacación de verano… cuando muchos van y quieres descansar separados, en mar o montaña. Así quiso ir Jesús, tomando unas vacaciones con sus amigos. Pero llegó la gente, queriendo libertad, y él empezó a enseñarles…
Sobre esa enseñanza de Jesús vengo tratando con frecuencia en este portal. Hoy prefiero pararme en el “salmo responsorial” de la misa, Sal 23 (liturgia 2), salmo clásico del Cristo pastor. Hay que adaptarlo a nuestras circunstancias, recrearlo, sentirlo, cantarlo.
Quizá alguno quiere hacerlo.Yo le ofrezco una lectura reposada que le podrá servir para entenderlo mejor y aplicarlo a su propia circunstancia. No olvide el lector que éste es un salmo de unos dos mil cuatrocientos años. Hay que adaptar y precisar matices (cambiar circunstancias…). Pero puede aplicarse a la vida cristiana. Por eso se canta en la misa:
Salmo 23 (22). El Señor (Yahvé), la casa de los hermanos liberados
Este breve salmo, atribuido lógicamente a David, pastor y rey, a quien la tradición atribuye el orden sagrado del templo de Jerusalén, tiene dos motivos básico, conectados entre sí de un modo histórico y religioso.
(a) 23, 1-4. Yahvé (el Señor) aparece como pastorque protege, guía y alimenta al rebaño (a su pueblo, al orante) en los caminos fuertes, peligrosos, de trashumancia en oriente.
(b) 23, 5-6. El mismo Señor/Yahvé aparece vinculado a un templo (una casa), que es, evidentemente la de Jerusalén donde unge al orante yle ofrece una mesa de misericordia, en la que podrá mantenerse por siempre como triunfador (en frente, en contra de los enemigos).
Es muy posible que este salmo sea la oración de un “devoto”, un creyente, a quien han acusado sus enemigos, persiguiéndole y queriendo expulsarle del culto de los fieles del templo; pero se ha defendido, y puede mantenerse en el templo, confesando a Yahvé como su Dios, tanto en su entorno anterior de trashumancia (como oveja de un rebaño protegido por Dios), como en su contexto posterior (actual) de presencia y culto en el templo.
De un modo implícito, este salmo evoca el arco histórico de la identidad israelita, en sus dos momentos fundamentales.
(a) En un primer momento, el orante se identifica como “oveja” de un rebaño guiado y defendido por Dios, no sólo en la etapa de los patriarcas (Jacob pastor), sino a lo largo de los tiempos de trashumancia por un tipo de desierto, desde la salida de Egipto hasta su establecimiento en torno a Jerusalén. (b) En un segundo momento, este salmo nos sitúa ante la comunidad de creyentes liberados, reunidos en torno al templo de Jerusalén, donde Dios mismo aparece como “anfitrión”, en la casa sagrada que acoge a sus devotos, les unge, les llena de gloria y les “alimenta”, de forma que ellos pasan de ser ovejas de su rebaño (cf. Is 40, 11; Ez 34, 21-22; Sal 95,7) y huéspedes y amigos de su casa.
Este paso de la religión trashumante del Yahvé pastor y su rebaño a la religión establecida del Yahvé/Elyon, Dios del templo con sus fieles, que comparten la mesa y oración (y más tarde el libro de la Ley), constituye la clave de la historia de Israel, y aparece aquí resumida en esta espléndida oración, de tipo simbólico muy hondo, que se divide en dos partes:
a)Dios el Pastor que debe “liberarnos”, abriendo una historia de liberación arriesgada en la que seguimos empeñados.
b) Dios el Amigo que nos reúne en su casa, la casa de todos, para compartir la mesa del amor, vencidos ya los enemigos.
a. Dios Pastor que libera
1 Yahvé es mi pastor, nada me falta:2 en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas 3 y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre. 4 Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:tu vara y tu cayado me defienden.
b. Dios Amigo que reúne en su casa.
5 Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos;me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa. 6 Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,Y habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.
Entre el pasado de los patriarcas-pastores y el presente de los devotos del templo queda un largo transcurso de historia simbólica (conquista de la tierra, monarquía de Jerusalén, quizá exilio…), que el salmo no necesita precisar, pasando como hace la etapa de pastores (promesa) a la etapa de fieles/levitas de un templo.
Tú eres mi pastor
La imagen primera es del “pastoreo liberador”, una imagen que ha seguido vive en el mundo rural hasta tiempos recientes: La humanidad logró una madurez antes impensable cuando logró domesticar algunos animales (cf. Sal 8; Gen 2), de forma que, en vez de ser cazador fortuito de venados silvestres, se convirtió en pastor de animales domésticos (perros y caballos, vacas, ovejas…) a los que cuidaba y guiaba, para mantenerse de ellos.
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