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El Parlamento de Australia aprueba el matrimonio igualitario

Viernes, 8 de diciembre de 2017
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2672parliament-of-australiaEl Parlamento australiano acaba de votar a favor de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en el país y la Ley de Reforma del Matrimonio, Definiciones y Libertades Religiosas ha sido aprobada con una mayoría aplastante: solo cuatro parlamentarios de los 118 que forman la cámara han votado en contra.

Tras una maratoniana sesión en la que se han considerado 118 enmiendas, la Cámara de Representantes de Australia ha aprobado el matrimonio igualitario por casi unanimidad de sus miembros. Una a una, las proposiciones para enmendar el texto aprobado el pasado 30 de noviembre en el Senado australiano han sido rechazadas, por lo que la ley solamente tendrá que esperar a su promulgación por el primer ministro Malcolm Turnbull para que entre en vigor. Con Australia, ya son 26 los países que permiten el matrimonio a las parejas del mismo sexo.

El camino ha sido largo y lleno de escollos, pero, finalmente, la lucha por la igualdad para las parejas LGTB australianas se ha saldado con una victoria definitiva. Con la libertad de voto como premisa, las dos cámaras del Parlamento australiano han aprobado la reforma de la Ley de Matrimonio para abrir la institución a las parejas del mismo sexo con plena igualdad.

El pasado 15 de noviembre se presentaron los resultados de la consulta por correo postal convocada al respecto por el Gobierno australiano. Tras conocerse los datos definitivos (61,6 % de votos a favor, 38,4 % en contra con una participación del 79,5 % del censo), el primer ministro se felicitaba públicamente por un resultado “abrumador”. Superado el trámite que él mismo impuso para apaciguar a los sectores contrarios a la igualdad dentro de su partido, Malcolm Turnbull daba vía libre para la discusión legislativa de la medida y se mostraba convencido de que el proceso culminaría con una ley de matrimonio igualitario antes de Navidad.

EPA7493. CANBERRA (AUSTRALIA), 12/07/2017.- Los diputados Cathy McGowan (i), Adam Brandt (c) y Andrew Wilkie (d) celebran la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Parlamento en Canberra (Australia) hoy, 7 de diciembre de 2017. El Parlamento australiano aprobó hoy el proyecto de ley para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, en el último trámite legislativo para que estas uniones puedan celebrarse en el país oceánico. EFE/ Mick Tsikas PROHIBIDO SU USO EN AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA Casi de manera inmediata, su compañero de filas el senador Dean Smith presentaba un proyecto para reformar la Ley de Matrimonio de 1961, que sustituía las palabras “un hombre y una mujer” por “dos personas” donde era necesario. Smith introdujo en su propuesta una cláusula para eximir a las organizaciones religiosas de la obligación de celebrar enlaces entre personas del mismo sexo. La disposición solo afectaría a los matrimonios religiosos y no a los civiles.

El proyecto de ley del senador Smith fue aprobado en el Senado con su redacción original, por un resultado contundente de 42 votos a favor, 12 en contra, 8 abstenciones y 11 ausencias. No prosperó ninguna de las enmiendas que trataban de impedir que la igualdad respecto a la institución del matrimonio fuera completa para las parejas LGTB. No se admitió, por ejemplo, que los funcionarios pudieran negarse a casar a parejas del mismo sexo aduciendo razones religiosas.

Tras su aprobación por la cámara alta, el texto pasó a consideración de la Cámara de Representantes, donde los diputados más conservadores han tratado, una vez más, de enmendar el texto para reducir los derechos de las parejas LGTB. Enmiendas que permitirían que cualquier titular de un negocio pudiera negarse a prestar sus servicios a las parejas del mismo sexo, o que las ONG no perdieran sus subvenciones por expresar su rechazo al matrimonio igualitario (algo que ya está protegido por las leyes australianas). Ninguna de ellas ha sido respaldada por la mayoría de los miembros de la cámara baja, que finalmente han dado su aprobación al texto íntegro del proyecto de ley del senador Smith por una abrumadora mayoría de 154 votos a favor y tan solo 4 en contra.

“¡Qué día para el amor, la calidad y el respeto! Australia lo ha logrado“, ha dicho el primer ministro Malcolm Turnbull ante los diputados. Tras la votación, tanto los miembros de la cámara como los invitados se han puesto en pie con una encendida ovación y han entonado con emoción el himno We are australians.

Por norma general para que una ley australiana entre en vigor ha de ser firmada por el Gobernador General de Australia,  Peter Cosgrove, el representante en Australia de la reina Isabel de Inglaterra, firmar esta ley, algo que suele tardar unos 7 o 10 días. Pero esta ley en concreto (seguramente por su importancia y por haber sido aprobada in extremis antes de que acabe el año) lleva consigo una provisión especial que estipula que la ley comenzará a aplicarse o en la fecha en que determine el gobierno o de forma automática 28 días después de que sea firmada por el Gobernador General.

En ese momento las parejas homosexuales podrán empezar a solicitar fecha para casarse con un mes de antelación, así que se espera que las primeras bodas homosexuales en Australia se celebren a mediados de febrero. Sin embargo ahora mismo ya hay parejas homosexuales casadas de forma legal en australia. Al aprobarse esta ley Australia pasa a reconocer automáticamente todos los matrimonios gais celebrados en el exterior.

En Twitter la alegría ha sido total y absoluta. Kylie Minogue, Courtney Act, Dustin Lance Black, Ian Thorpe… hasta Los Sims se han sumado a la celebración por este momento histórico.

 

¡Felicidades Australia!

Un largo camino hacia la igualdad

La contienda política sobre el matrimonio igualitario en Australia se ha prolongado durante años, a pesar de existir una mayoría tanto social como parlamentaria favorable a la medida. Antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria al liberal-conservador Tony Abbott, fueron los laboristas los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 los laboristas incorporaban la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que sus diputados –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

matrimonio_gay_australia_copyLa impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y, tras las elecciones de septiembre de 2013, Abbott (un católico fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido eran partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que le iba a resultar complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto y ser sustituido por Malcolm Turnbull en septiembre de 2015.

Malcolm Turnbull y la obsesión por el referéndum

El liderazgo de Turnbull parecía que por fin abriría la puerta a que los diputados liberal-conservadores tuvieran libertad de voto y que el matrimonio igualitario resultase aprobado. No fue así. Pese a declararse partidario de su aprobación, el nuevo primer ministro (que renovó su cargo tras las elecciones de julio de 2016, que la coalición liberal-conservadora ganó por estrecho margen) se decantó por la organización de un referéndum sobre la materia. Comenzaba una nueva (y exasperante) batalla política. Durante este periodo, la oposición, contraria a cualquier referéndum sobre la materia, ha contado con mayoría en el Senado, por lo que las iniciativas gubernamentales fueron rechazadas en dos ocasiones: la primera vez en noviembre de 2016 y la segunda vez el pasado agosto. Adelantándose a esta situación, el ministro de Inmigración planteó ya en marzo la posibilidad de una consulta postal voluntaria y no vinculante, que no necesitaba la aprobación de una ley para su puesta en marcha. Una iniciativa que fue la que acabó por materializarse.

A partir de ahí, comenzó una demencial campaña en la que los grupos homófobos no han dudado en utilizar todo tipo de malas artes. En estas últimas semanas hemos recogido algunos ejemplos, como la campaña promovida por una web de carácter neonazi que desplegó pósteres en el centro de Melbourne con el titular “Parad a los maricones” acusando a las familias homoparentales de abusar masivamente de sus hijos. O lo que sucedió en Sídney, donde se repartieron panfletos en inglés y chino en los que tachaba a la homosexualidad de “maldición mortal” y se advertía sobre “falsas mujeres transexuales” en los baños públicos. Homofobia y transfobia de trazo grueso que se ha beneficiado de la impunidad derivada del hecho de que la consulta no haya estado sometida a las reglas de un referéndum normal. Aunque también ha tenido derivadas positivas, como el inesperado debate interno que ha tenido lugar en el seno de la Iglesia católica australiana.

Finalmente, el resultado del plebiscito fue abrumadoramente favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo. Participó un 79,5 % del censo, que apoyó la igualdad con un 61, % de votos a favor y 38,4 % votos en contra. A partir de ahí, comenzó el trámite parlamentario que ha culminado con éxito.

El matrimonio igualitario en Europa y el mundo

Con la incorporación de Australia, son 26 los países donde existe el matrimonio igualitario (entre paréntesis, la entrada en vigor de la ley):

Holanda (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), México (en vigor en algunos estados, aunque desde 2010 deben ser reconocidos a nivel nacional), Argentina (2010), Dinamarca (2012), Nueva Zelanda (2013), Brasil (2013), Uruguay (2013), Francia (2013), Reino Unido (2014 en Inglaterra, Gales y Escocia, sin que exista legislación igualitaria en Irlanda del Norte), Luxemburgo (2015), Irlanda (2015), Estados Unidos (2015), Colombia (2016), Finlandia (2017) y Alemania (2017), Malta (2017), Australia (207) y Austria (2019).

 (Podéis pinchar en el mapa para verlo a mayor tamaño).

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En Taiwán existe un mandato de su Corte Constitucional para que se legisle al respecto antes de mayo de 2019, si bien la isla no está reconocida como país por las Naciones Unidas.

Fuente Gay Star News, vía Dosmanzanas/EstoyBailando, Cáscara Amarga, AmbienteG

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El Senado australiano aprueba un proyecto de ley de matrimonio igualitario

Lunes, 4 de diciembre de 2017
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Australia-arcoiris-grande-2-300x267La apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo suma su primera victoria legislativa en Australia. El Senado aprobó el miércoles el proyecto de ley que presentó el liberal Dean Smith poco después de conocerse los resultados de la consulta postal en la que una mayoría de ciudadanos respaldó la medida. Por 43 votos a favor frente a 12 en contra y ocho abstenciones, los senadores han mostrado un apoyo transversal, liberados por fin de disciplinas de partido. Ahora la propuesta pasará a la Cámara de Representantes, donde se votará previsiblemente la próxima semana. Si todo sucede según lo previsto, el matrimonio igualitario será una realidad antes de Navidad.

La carrera de fondo hacia la igualdad matrimonial en Australia entra en su esprint final. El pasado 15 de noviembre se presentaron los resultados de la consulta por correo postal impuesta por el Gobierno australiano. Al poco de conocerse los datos (61,6 % de votos a favor, 38,4 % en contra con una participación del 79,5 % del censo), el primer ministro se felicitaba públicamente por un resultado “abrumador”. Superado el trámite que él mismo impuso para apaciguar a los sectores contrarios a la igualdad dentro de su partido, Turnbull daba vía libre para la discusión legislativa de la medida y se mostraba convencido de que el proceso culminará con una ley de matrimonio igualitario antes de Navidad.

Casi de manera inmediata, su compañero de filas el senador Dean Smith presentaba un proyecto para reformar la ley de matrimonio de 1961 sustituyendo las palabras “un hombre y una mujer” por “dos personas” donde sea necesario. Smith introdujo en su propuesta una cláusula para eximir a las organizaciones religiosas de la obligación de celebrar enlaces entre personas del mismo sexo. La disposición solo afectaría a los matrimonios religiosos y no a los civiles.

Por el contrario, el fiscal general George Brandis, perteneciente también a la formación conservadora, pretendía ampliar el concepto de “objeción de conciencia” con dos enmiendas al proyecto de Smith: la primera permitiría a los funcionarios negarse a casar a parejas del mismo sexo por motivos de conciencia, también en el caso de enlaces civiles. Una restricción que podría causar muchas dificultades a las personas LGTB para ejercer sus derechos. La otra enmienda perseguía blindar la libertad de expresión de las opiniones contrarias a la igualdad matrimonial, un derecho en cualquier caso ya reconocido por la ley australiana.

Finalmente, ninguna de las enmiendas ha sido aceptada y el Senado ha aprobado la propuesta de Smith en su redacción original. Libres de disciplinas de partido, el apoyo de los senadores ha sido transversal. Han votado a favor 43 (14 liberales, 15 laboristas, nueve verdes y cuatro de otras formaciones), en contra 12 (seis liberales, dos laboristas y cuatro del resto de partidos) y se han producido ocho abstenciones y 11 ausencias. Una imagen simbólica del acuerdo entre diferentes grupos ha sido el abrazo entre la portavoz laborista Penny Wong, abiertamente lesbiana, y Dean Smith, redactor liberal de la propuesta (y abiertamente gay).

Tras el visto bueno del Senado, el proyecto de ley se encamina ahora a la Cámara de Representantes, donde será discutido la semana que viene. Eso sí, la cámara baja podría en teoría aprobar enmiendas a la propuesta, en cuyo caso el Senado tendría que volver a pronunciarse sobre el texto modificado. Sin embargo, no parece probable esta posibilidad y todo indica que se cumplirán las previsiones del primer ministro: tras años de lucha social y política, la igualdad en el acceso al matrimonio será una realidad próximamente en Australia.

Fuente Dosmanzanas

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“Sí” rotundo de los australianos al matrimonio igualitario. El primer ministro Turnbull prevé que el matrimonio igualitario sea realidad en Australia “antes de Navidad” 

Viernes, 17 de noviembre de 2017
Comentarios desactivados en “Sí” rotundo de los australianos al matrimonio igualitario. El primer ministro Turnbull prevé que el matrimonio igualitario sea realidad en Australia “antes de Navidad” 

australiaEl contundente “sí” que han pronunciado los australianos en la consulta por correo postal sobre el matrimonio igualitario ha generado una cascada de reacciones. En el ámbito político, el liberal Dean Smith ya ha presentado un proyecto de ley en el Senado para que se materialice la decisión de la ciudadanía. Su compañero de filas, el primer ministro Malcolm Turnbull se ha felicitado por la victoria del “sí” y asegura que la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo será una realidad antes de Navidad. Ahora, la comunidad LGTB estará muy pendiente del debate parlamentario para evitar que se cuelen enmiendas discriminatorias en nombre de la libertad de conciencia.

Tras la presentación de los resultados de la consulta por correo postal impuesta por el Gobierno australiano, comienzan los movimientos para trasladar el mandato a una votación parlamentaria, libre por fin de disciplinas de partido. Al poco de conocerse los datos (61,6 % de votos a favor, 38,4 % en contra con una participación del 79,5 % del censo), el primer ministro se felicitaba públicamente por un resultado “abrumador”. Superado el trámite que él mismo impuso para apaciguar a los sectores contrarios a la igualdad dentro de su partido, Turnbull daba vía libre para la discusión legislativa de la medida y se mostraba convencido de que el proceso culminará con una ley de matrimonio igualitario antes de Navidad.

En este sentido, y como ya había adelantado hace unos días, el senador Dean Smith ha presentado un proyecto para reformar la ley de matrimonio de 1961 sustituyendo las palabras “un hombre y una mujer” por “dos personas” donde sea necesario. Smith, que pertenece a la misma formación liberal-conservadora del primer ministro, ha introducido una cláusula para eximir a las organizaciones religiosas de la obligación de celebrar enlaces entre personas del mismo sexo. La disposición solo afectaría a los matrimonios religiosos y no a los civiles.

Por el contrario, su compañero de filas el fiscal general George Brandis pretende ampliar el concepto de “objeción de conciencia”. Ha anunciado que presentará dos enmiendas al proyecto de Smith: la primera permitiría a toda persona responsable de la celebración de matrimonios negarse a casar a parejas del mismo sexo por motivos de conciencia, también en el caso de enlaces civiles. Una restricción que podría causar muchas dificultades a las personas LGTB para ejercer sus derechos. La otra enmienda pretende blindar la libertad de expresión de las opiniones contrarias a la igualdad matrimonial, aunque no esté claro por qué sería necesario explicitar esta medida.

Habrá que estar muy pendientes, por tanto, a la tramitación legislativa. Pero hasta entonces, en las primeras horas tras la presentación de los resultados de la consulta, las celebraciones han llenado las calles de las principales ciudades australianas. Líderes políticos como la primera ministra británica Theresa May o su predecesor David Camerontambién han saludado el triunfo del “sí”. Cameron ha recordado su apuesta personal por el matrimonio igualitario en contra de la opinión de gran parte de su propia formación conservadora: una situación que guarda un importante paralelismo con la de Turnbull.

“Sí” rotundo. Los resultados de la consulta por correo postal sobre el matrimonio igualitario impuesta por el Gobierno australiano acaban de ser dados a conocer: 61,6% de votos a favor, 38,4% en contra. La participación, histórica: 12,7 millones de ciudadanos australianos se han pronunciado (un 79,5% del censo).

Años de disputa política han quedado zanjados. Según acaba de hacer público la Oficina Australiana de Estadística (ABS), y a pesar de la fortísima campaña en contra de los grupos homófobos, el “sí” ha obtenido una indiscutible victoria en la consulta postal sobre el matrimonio igualitario en Australia, con más de 23 puntos porcentuales de ventaja: 7.817.247 votos favorables, frente a 4.873.987 en contra:

referendum-australiaConsulta postal, no referéndum

A principios de septiembre se confirmaba definitivamente: el Tribunal Supremo de Australia daba vía libre a la consulta postal mediante la cual el primer ministro liberal-conservador, Malcolm Turnbull, sometía a la opinión de los australianos el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio. Una consulta voluntaria y no vinculante que ha tenido lugar entre el 12 de septiembre y el 7 de noviembre. Era la respuesta de Turnbull al segundo fracaso parlamentario de la propuesta de referéndum que pretendía organizar el Gobierno.

Tras desestimar el Supremo los recursos, la documentación se empezó a enviar a los hogares australianos a partir del 12 de septiembre. “¿Debería cambiarse la ley para permitir casarse a las parejas del mismo sexo?”, fue la pregunta elegida finalmente.

Una de las incógnitas del proceso era el nivel de participación. De hecho, los activistas LGTB temían al principio que una escasa participación, especialmente entre la población joven y más favorable al “sí”, llegase a decantar la balanza a favor de los homófobos, más movilizados en contra de la igualdad. SIn embargo, las cifras han superado todas las expectativas: 12.727.920 australianos (un 79,5% del censo) han participado en la consulta. Una participación especialmente significativa si se tiene en cuenta que el voto en esta consulta, a diferencia de otros procesos electorales en Australia, no es obligatorio. Según los datos de la ABS, ha sido mayor entre las mujeres (han votado el 81,6% de las que tenían derecho a voto) que entre los hombres (77,3%).

Por edades, los mayores de 65 años se han movilizado más (en la franja de 70 a 74 años ha votado el 89,8% de las mujeres y el 89,3% de los hombres), pero la movilización también ha sido intensa entre los jóvenes, que según las encuestas son los más favorables al matrimonio igualitario. La cifra más baja de participación, de hecho, se ha producido en la franja de varones entre 25 y 29 años años, y aún así ha sido considerable (un 68,3%).

Años de discusiones: la época Gillard-Abbott

La contienda política sobre el matrimonio igualitario en Australia se ha prolongado durante años, a pesar de existir una mayoría tanto social como parlamentaria (al menos sobre el papel) favorable a la medida. Antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria al liberal-conservador Tony Abbott, fueron los laboristas los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 los laboristas incorporaban la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que sus diputados –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y, tras las elecciones de septiembre de 2013, Abbott (un católico fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido eran partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que le iba a resultar complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto y ser sustituido por Malcolm Turnbull en septiembre de 2015.

turnbull Malcolm Turnbull y la obsesión por el referéndum

El liderazgo de Turnbull parecía que por fin abriría la puerta a que los diputados liberal-conservadores tuvieran libertad de voto y que el matrimonio igualitario resultase aprobado. No fue así. Pese a declararse partidario de su aprobación, el nuevo primer ministro (que renovó su cargo tras las elecciones de julio de 2016, que la coalición liberal-conservadora ganó por estrecho margen) se decantó por la organización de un referéndum sobre la materia. Comenzaba una nueva (y exasperante) batalla política. Durante este periodo, la oposición, contraria a cualquier referéndum sobre la materia, ha contado con mayoría en el Senado, por lo que las iniciativas gubernamentales fueron rechazadas en dos ocasiones: la primera vez en noviembre de 2016 y la segunda vez el pasado agosto. Adelantándose a esta situación, el ministro de Inmigración planteó ya en marzo la posibilidad de una consulta postal voluntaria y no vinculante, que no necesitaba la aprobación de una ley para su puesta en marcha. Una iniciativa que fue la que acabó por materializarse.

A partir de ahí, comenzó una demencial campaña en la que los grupos homófobos no han dudado en utilizar todo tipo de malas artes. En estas últimas semanas hemos recogido algunos ejemplos, como la campaña promovida por una web de carácter neonazi que desplegó pósteres en el centro de Melbourne con el titular “Parad a los maricones” acusando a las familias homoparentales de abusar masivamente de sus hijos. O lo que sucedió en Sídney, donde se repartieron panfletos en inglés y chino en los que tachaba a la homosexualidad de “maldición mortal” y se advertía sobre “falsas mujeres transexuales” en los baños públicos. Homofobia y transfobia de trazo grueso que se ha beneficiado de la impunidad derivada del hecho de que la consulta no haya estado sometida a las reglas de un referéndum normal. Aunque también ha tenido derivadas positivas, como el inesperado debate interno que ha tenido lugar en el seno de la Iglesia católica australiana.

Fuente Dosmanzanas

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Australia: diputados conservadores plantean un referéndum por correo sobre el matrimonio igualitario

Viernes, 24 de marzo de 2017
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auEl Gobierno liberal-conservador del primer ministro Malcolm Turnbull no ceja en su empeño de postergar la apertura del matrimonio para todas las parejas de Australia. Después de que la oposición tumbara en el Senado el proyecto de ley para permitir un referéndum sobre la cuestión, por considerarlo innecesario y divisivo, los de Turnbull plantean ahora que la consulta se realice por correo y de forma voluntaria. Pretenden así sortear la firme negativa de laboristas y verdes a que los derechos de una minoría se decidan en plebiscito.

Nueva vuelta de tuerca en el inacabable debate sobre la igualdad matrimonial en Australia. A la negativa de la oposición  a apoyar la convocatoria de un referéndum como quiere el primer ministro, siguió la rebelión de un grupo de sus propios diputados, harto de dilaciones, que no logró sin embargo ningún avance. La última propuesta de los liberal-conservadores es convertir el plebiscito en una consulta por correo, de carácter voluntario (el voto en Australia es obligatorio). Confían de esta manera en sortear el veto del Senado, donde carecen de mayoría. Esta forma de participación, aseguran, no necesitaría la aprobación de una ley para su puesta en marcha.

La oposición y los activistas LGTB rechazan de plano este plan, que por otra parte deja abiertos interrogantes como qué sectores se movilizarían en la votación postal o si el resultado sería vinculante también en el caso de que ganara el “no”. Para Alex Greenwich, de Australian Marriage Equality, se trata de una “estratagema desesperada” del partido de Turnbull para imponer su criterio, después de que la cámara alta tumbara el referéndum. Incluso el poder económico se ha puesto del lado de la igualdad. La semana pasada, veinte directivos de grandes empresas australianas pidieron en una carta la aprobación parlamentaria del matrimonio igualitario.

Nada de ello ha doblegado por ahora al Gobierno. El ministro de Inmigración, Peter Dutton, reaccionó airadamente instando a los empresarios a dejarse de “tonterías políticamente correctas”. Menos beligerante pero igual de firme, el primer ministro Turnbull se reafirmó en su empeño de impedir una votación libre en el Parlamento sin que previamente se haya celebrado un plebiscito, en la forma que sea. Un compromiso con el sector más reaccionario de su partido que pretende mantener a pesar de las crecientes voces dentro de su propia formación que le piden que dé un paso adelante.

En una situación de bloqueo como la actual, en la que la oposición rechaza el referéndum por innecesario y divisivo, estos críticos reclaman que el Partido Liberal deje de ser una barrera para la igualdad matrimonial. Pero los sectores más conservadores de la formación de Turnbull no piensan ceder fácilmente. El mes pasado, el ex primer ministro Tony Abbott instaba a su sucesor a mantener su promesa de campaña y no cambiar la ley sin antes celebrar un referéndum. Otros diputados de este sector inmovilista se sumaron a su petición de “no traicionar a los votantes” e intentar convencer a los laboristas de que la consulta es la mejor solución.

La oposición, sin embargo, insiste en reclamar una votación libre de disciplinas de partido en el Parlamento para aprobar por fin la medida, toda vez que existe una mayoría clara de diputados y senadores favorables a la misma. “Qué ‘traición’ tan justa y sensata sería, primer ministro”, tuiteaba hace unas semanas el senador Derryn Hinch. El líder laborista, Bill Shorten, también opina que “no hay razones para retrasar” la decisión que debe tomar Turnbull. El primer ministro llegó a amenazar en octubre del año pasado con dejar el asunto en vía muerta en lo que queda de legislatura.

Fuente Dosmanzanas

 

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Australia: diputados conservadores exigen la aprobación del matrimonio igualitario por la vía parlamentaria

Lunes, 13 de febrero de 2017
Comentarios desactivados en Australia: diputados conservadores exigen la aprobación del matrimonio igualitario por la vía parlamentaria

turnbullTras unas semanas de relativa calma, se reactiva el debate sobre la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en Australia. El primer ministro Malcolm Turnbull, partidario de celebrar un referéndum, se enfrenta a la rebelión de un grupo de diputados de su propio partido, que exigen una votación parlamentaria libre de disciplinas de partido. Mientras, los activistas han encontrado una forma original de hacer campaña por la igualdad.

Continúa la incertidumbre en el interminable debate sobre el matrimonio igualitario en Australia. Tras la negativa de la oposición laborista a apoyar la convocatoria de un referéndum como quiere el primer ministro, ahora es un grupo de sus propios diputados el que se rebela contra los planes de Turnbull. Su objetivo es que una vez que pase la fecha prevista inicialmente para la consulta (el 11 de febrero) sin que esta se haya celebrado, los liberal-conservadores revisen su postura y permitan un voto libre en el Parlamento sobre el asunto.

En una situación de bloqueo como la actual, en la que la oposición rechaza el referéndum por innecesario y divisivo, los críticos reclaman que el Partido Liberal deje de ser una barrera para la igualdad matrimonial. Pero los sectores más conservadores de la formación no piensan ceder fácilmente. El ex primer ministro Tony Abbott ha instado a su sucesor a mantener su promesa de campaña y no cambiar la ley sin antes celebrar un referéndum. Otros diputados de este sector inmovilista se han sumado a su petición de “no traicionar a los votantes” e intentar convencer a los laboristas de que la consulta es la mejor solución.

La oposición, sin embargo, insiste en reclamar una votación libre de disciplinas de partido en el Parlamento para aprobar por fin la medida, toda vez que existe una mayoría clara de diputados y senadores favorables a la misma. “Qué ‘traición’ tan justa y sensata sería, primer ministro”, tuiteaba el senador Derryn Hinch. El líder laborista, Bill Shorten, opina que “no hay razones para retrasar” la decisión que debe tomar Turnbull. El primer ministro llegó a amenazar con dejar el asunto en vía muerta en lo que queda de legislatura.

Los activistas inician una campaña de envío de faxes

Mientras continúa el agotador debate político, los miembros de Equality Campaign han lanzado una campaña de envío de faxes a los diputados para pedirles que apoyen una votación parlamentaria libre sobre el matrimonio igualitario. Los activistas han elegido este formato para incrementar la implicación de los destinatarios con las historias que les van a hacer llegar y porque se da el caso de que cada diputado cuenta con un equipo de fax, cuyos números son públicos. Desde Equality Campaign piensan que esta táctica será más efectiva para concienciar a los legisladores más recalcitrantes e intentar hacerlos cambiar de opinión, que la de enviar grandes cantidades de correos electrónicos. Y es que no sería la primera vez que un político cambia de posición sobre esta cuestión al conocer una historia personal. Veremos si es suficiente.

Fuente Dosmanzanas

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Australia: un chico de 13 años se quita la vida en plena campaña ultraconservadora contra un plan de prevención del acoso homófobo

Lunes, 28 de noviembre de 2016
Comentarios desactivados en Australia: un chico de 13 años se quita la vida en plena campaña ultraconservadora contra un plan de prevención del acoso homófobo

3ab7cd4600000578-0-image-a-67_1480001404779El odio homófobo se ha cobrado una nueva víctima. Tyrone Unsworth, un chico de 13 años, se ha quitado la vida después de sufrir acoso homófobo durante años por parte de otros chicos de su edad en Brisbane (Australia). La noticia resulta aún más terrible si se tiene en cuenta que sucede después de que grupos ultraconservadores hayan lanzado (y con bastante éxito) su propia campaña de acoso contra el programa Safe Schools, cuyo objetivo es combatir el bullying LGTBfóbico en las escuelas.

Con sólo 13 años de edad, Tyrone Unsworth, se quitaba la vida el lunes, 21 de noviembre, después de ser víctima del acoso y la intimidación desde que tenía 5 años de edad debido a su orientación sexual, según asegura su madre, Amanda Unsworth, afirmando que en los últimos años las presiones se habían vuelto más maliciosas.  La policía de Brisbane, en el estado australiano de Queensland, está investigando el incidente.

“Tyrone terminó siendo gay y mucha gente empezó a molestarle. Era un chico muy femenino, le encantaba la moda y el maquillaje, y los otros chicos no paraban de meterse con él, le llamaban gay-boy, maricón, mariquita; así ha sido, de forma constante, desde que iba a 5º curso”, declaraba su madre, Amanda Unsworth, a The Courier Mail (Tyrone se encontraba ahora en 7º curso, el último año de la educación primaria en el sistema educativo australiano). “Quería ser veterinario o diseñador cuando fuera mayor, y su frase favorita era ‘Los palos y las piedras romperán mis huesos, pero las palabras nunca podrán hacerme daño’. Pero sí pudieron con él”, añadía. Se trata, para los que no la conozcan, de una frase hecha en inglés (“sticks and stones may break my bones but words will never hurt me”), que se usa precisamente para advertir a los niños de que no hagan caso de los insultos que reciben. A algunos quizá les suene también porque ha sido utilizada en la letra de varias canciones.

La muerte de Tyrone llega apenas un mes después de que su madre denunciara que su hijo había sido agredido físicamente fuera del recinto escolar con la estaca de una valla por otro alumno del mismo centro. Un incidente por el que Tyrone tuvo que ser ingresado en el hospital, necesitando cirugía en el rostro. Después de este incidente, la señora Unsworth se persona en el centro de enseñanza secundario de su hijo, el Instituto Aspley State, para transmitir su preocupación por el acoso al que estaba siendo sometido.

Jacquinta Miller, la directora de la Aspley State High School, la escuela a la que acudía Tyrone, ha negado por su parte tener conocimiento de que el chico estuviera siendo acosado en la escuela, asegurando que si él o su familia se hubiesen quejado se habrían tomado medidas. “No tuvimos informes sobre el acoso, la verdad es que tratamos de trabajar con las familias para resolver estos complejos problemas. Me siento tan triste y lamento que no tuviéramos la oportunidad de ayudar a este joven”, asegura Miller, afirmando que habrían tomado cartas en el asunto si la familia hubiera acudido antes a ellos. “La seguridad y el bienestar de todos los alumnos de nuestra escuela es nuestra principal prioridad y por eso no toleramos el acoso en ninguna de sus formas”, se ha permitido incluso declarar. Palabras que se nos antojan hipócritas si se tiene en cuenta que Tyrone fue salvajemente agredido por un compañero (es cierto que fuera de los límites de la escuela) hace menos de un mes, requiriendo hospitalización y cirugía después de ser golpeado en la mandíbula con el tablón de una cerca.

“Cuando salió del hospital era un chico diferente. Repetía constantemente ‘No quiero ir a la escuela, no quiero terminar de vuelta al hospital'”, declara Twiggy Jones, la abuela de Tyrone, que asegura que su nieto siempre había sido un niño feliz. El funeral de Tyrone será el 1 de diciembre, para el que su madre ha pedido a todos los que tengan la intención de asistir que vayan con ropa de colores brillantes.

La Coalición para la Seguridad en las Escuelas de Australia extendió su pésame por la muerte de Tyrone Unsworth, señalando que su caso es una prueba del impacto de la intimidación y la discriminación a la que se enfrentan todos los jóvenes LGBT en Australia. Según un informe, el 75 % de los jóvenes homosexuales, de edades comprendidas entre los 14 y los 21 años, han experimentado alguna forma de intimidación o abuso homofóbico debido por su orientación sexual, de los que un 80 % asegura haberlos sufrido en el período escolar.

Campaña ultraconservadora contra el programa Safe Schools

No se trata, por desgracia, del primer suicidio de un niño o de un adolescente LGTB que recogemos en Cristianos Gayss. Hay además otros muchos que ni siquiera saltan la barrera de los medios. Pero si en este caso la noticia nos resulta especialmente estremecedora es porque el sucidio de Tyrone coincide con una feroz campaña que los grupos ultraconservadores australianos están llevando a cabo contra Safe Schools, un programa de prevención del acoso escolar por LGTBfobia. Una polémica que por otra parte no es posible desvincular de todo del enrarecido clima de discusión sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia.

Safe Schools es un programa promovido por Safe Schools Coalition Australia que se puso en marcha en el estado de Victoria en 2010, y que se extendió a toda Australia en 2013. El programa provee de recursos sobre diversidad afectivo-sexual a las escuelas, con el objeto de garantizar un entorno seguro a los estudiantes LGTB. Sin embargo, pronto comenzó a suscitar críticas entre grupos ultraconservadores, como Australian Christian Lobby (una organización similar, por mencionar un ejemplo cercano, a la española HazteOír). Críticas que encontraron eco, por ejemplo, en The Australian, diario conservador propiedad del magnate Rupert Murdoch. Hace unos meses las críticas subieron de tono, e incluso el diputado conservador George Christensen llegó a acusar al programa en el Parlamento de Australia de exponer a los menores a material pornográfico y lo relacionó con la pederastia.

De hecho, el gobierno federal australiano, sometido a las presiones del sector más derechista de la coalición conservadora que lo sustenta, decidió finalmente someter al programa a importantes restricciones, como limitarlo a los cursos de secundaria, prohibir el uso de recursos externos y obligar a que los padres den su consentimiento firmado para que los alumnos participen. Medidas que en la práctica suponen el fin del programa tal y como fue concebido, y que ha hecho que al menos dos gobiernos, los del Territorio de la Capital Australiana (donde se localiza Canberra, la capital federal) y los del estado de Victoria, donde nació precisamente el programa, hayan decidido tomarlo bajo su control y financiarlo para asegurar su mantenimiento. Ambos territorios están gobernados por el Partido Laborista.

Fuente Dosmanzanas/Universogay

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Australia: la oposición laborista rechaza la propuesta de referéndum sobre matrimonio igualitario

Sábado, 15 de octubre de 2016
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9427869_thumbBill Shorten

Continúa la situación de bloqueo en el interminable debate sobre la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en Australia. El líder de la oposición laborista, Bill Shorten, anunció este martes el rechazo de su grupo a la pretensión del primer ministro de celebrar un referéndum en febrero del año próximo. El Gobierno liberal-conservador amenaza con un encallamiento del asunto en lo que queda de legislatura.

Como avanzábamos el mes pasado, la contienda política sobre el matrimonio igualitario en Australia está llevando el asunto hacia una situación de impasse, a pesar de existir una mayoría tanto social como parlamentaria favorable a la medida. El primer ministro Malcolm Turnbull presentaba ante la Cámara de Representantes un proyecto de ley para autorizar la convocatoria de un referéndum en febrero de 2017. La pregunta propuesta era: “¿Debería cambiarse la ley para permitir a las parejas del mismo sexo casarse?”.

La oposición laborista, que ya había mostrado su descontento con la celebración de una consulta “cara y divisiva”, confirmó este lunes su voto negativo a la propuesta de plebiscito cuando esta llegue al Senado. Los Verdes, que cuentan con 9 senadores, ya habían anunciado que votarían en contra y, como los de Shorten, son partidarios de la tramitación directa por el Parlamento. El líder laborista advirtió de los efectos dañinos, en particular para los jóvenes LGTB, la campaña de un referéndum sobre sus derechos. Si se celebrara la consulta, el Gobierno tendría que subvencionar con la misma cantidad de dinero a los partidarios del “sí” y del “no”. El otro temor de los partidos de la oposición, así como de los activistas LGTB, es que la movilización de los sectores homófobos de la sociedad australiana junto con una escasa participación provocaran una victoria del “no” en la votación.

El primer ministro no ha adelantado si proseguirá la tramitación de la propuesta de referéndum en la cámara alta, dada su probable derrota. Turnbull ha advertido, eso sí, de la posibilidad de que todo el proceso legislativo hacia la igualdad matrimonial entre en vía muerta durante el resto de la legislatura si no se permite la consulta. Y es que el acuerdo entre laboristas, verdes y otros grupos en el Senado, donde la coalición de Gobierno carece de mayoría, haría fracasar sus planes de someter la medida a votación popular.

Ahora, el principal partido de la oposición (que hasta hace pocos años mantenía una posición ambivalente sobre una posible aprobación del matrimonio igualitario) continuará presionando al primer ministro para que permita un voto libre de los proyectos de ley sobre la materia que ya se han presentado en la Cámara de Representantes. Un empeño que se antoja complicado, toda vez que el referéndum fue la solución de compromiso a la que llegaron los partidarios (entre los que se encuentra el propio Turnbull) y los detractores de la igualdad LGTB en el seno de la coalición liberal-conservadora. La consulta, sin embargo, cuenta con el rechazo mayoritario de la sociedad australiana, a tenor de una encuesta reciente. Seguiremos con atención los acontecimientos.

Fuente Dosmanzanas

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La mayoría de los australianos apoya el matrimonio igualitario, pero no la celebración de un referéndum al respecto

Martes, 11 de octubre de 2016
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34630_matrimonio-igualitario-australiaEn una reciente encuesta, la mayoría de los australianos se declara favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero muestra su oposición a que se apruebe mediante un referéndum, pues creen que el cambio legislativo debe efectuarse únicamente por vía parlamentaria. Otras encuestas revelan que el apoyo al matrimonio igualitario es mayoritario entre miembros de todas las confesiones religiosas. Pero el empecinamiento del primer ministro Malcolm Turnbull en la celebración de un plebiscito el próximo mes de febrero está llevando el asunto a una situación de impasse.

El pasado mes de septiembre se publicaba una encuesta en la que el 62 % de los participantes de declaraba a favor de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en Australia. En contra se mostraba el 32 %, mientras que el 6 % se abstenía de opinar. Pero los porcentajes cambiaban cuando se preguntaba cuál era la vía que consideraban idónea para aprobarlo. Tan solo el 39 % creía que era necesario un referéndum, tal como propone incansablemente el primer ministro Malcolm Turnbull, mientras que un 48 % apoyaba la estricta vía parlamentaria, que es por lo que aboga la mayoría de la oposición. El 13 % restante se mostraba indeciso.

Una encuesta anterior revelaba que el apoyo al matrimonio igualitario es mayoritario entre los australianos de todas las confesiones religiosas. Entre los cristianos, el 53 % se declaraba favorable y el 41 % opuesto. El 62 % de los miembros de otras confesiones se mostraba a favor, frente al 30 % contrario. El porcentaje era mayor aún entre quienes no pertenecen a ninguna religión: un 67 % de partidarios a la igualdad LGTB y un 24 % opuestos.

Lo cierto es que este apoyo mayoritario al matrimonio entre personas del mismo sexo también se da entre los propios miembros del Parlamento australiano, aunque los intereses partidistas puedan llevar el asunto a una situación de impasse de difícil solución. El primer ministro, el liberal-conservador Malcolm Turnbull, se sigue aferrando a la convocatoria de un referéndum al respecto, que tendría lugar en febrero del próximo año, al ser la solución de compromiso a la que se aferra para mantener el apoyo de sus correligionarios, divididos entre partidarios y opuestos.

La oposición de laboristas y verdes, por su parte, se plantea bloquear la convocatoria de plebiscito en el Senado, donde son mayoría, mientras presentan proyectos de ley en el Parlamento, vía que creen idónea. Alegan para ello que, además de ser su labor como parlamentarios, así se ahorraría el coste de la consulta popular —estimado en 160 millones de dólares australianos (unos 108 millones de euros)—, y además se evitaría la confrontación entre australianos y la creación de un clima en el que los sectores más visceralmente homófobos acaparasen toda la atención. También existe el temor de que la movilización de esos sectores homófobos, junto con una escasa participación, se pueda traducir en un voto negativo en el referéndum.

Kylie Minogue no se casará hasta que todas las parejas puedan hacerlo

Entre los australianos partidarios de la aprobación del matrimonio igualitario está por cierto la conocida cantante Kylie Minogue, que no ha dudado en prestar su apoyo a la campaña Say I Do Under promovida por los colectivos LGTB.

Kylie ha declarado además que no contraerá matrimonio con su novio, el actor inglés Joshua Sasse, hasta que todas las parejas australianas, incluidas las del mismo sexo, puedan ejercer ese derecho.

Miles de australianos salen a la calle para apoyar el matrimonio igualitario

Miles de de personas han expresado este fin de semana en las calles de Melbourne y Sidney su respaldo a la legalización directa del matrimonio igualitario y contra el plan del Gobierno australiano para someter la cuestión a un referéndum previo.

A lo largo del fin de semana las calles de Melbourne y Sidney se han llenado de color y proclamas a favor del colectivo LGTB, mostrando que la mayor parte de la población del país está a favor del matrimonio igualitario.

Es más, las movilizaciones ciudadanas apoyan una legalización directa de este tipo de uniones y se han mostrado en contra del plan del Gobierno australiano que quiere someter la cuestión a un referéndum previo cuya fecha se situaría en el mes de febrero de 2017.

Los defensores del matrimonio igualitario alegan que el plebiscito sobre la legalización convocado por la coalición conservadora que se encuentra en el Gobierno australiano supondría un fuerte gasto para las arcas del país (se ha estimado un coste de unos 100 millones de euros), además de que podría incentivar un contra-movimiento homófobo.

Las manifestaciones vuelven a poner de manifiesto la división entre la política y la población australiana respecto a esta cuestión. Las uniones del mismo sexo están viviendo un segundo empuje tras las masivas manifestaciones que se produjeron en 2015 alentadas por el trabajo del activismo.

Las movilizaciones se han llevado a cabo sin ningún tipo de contratiempo. Miles de personas se reunieron de manera pacífica con un mensaje apoyado por la mayoría de la población. Y es que según las últimas encuestas, el 72% de lxs australianxs esta a favor de la legalización del matrimonio igualitario.

Fuente Dosmanzanas/Redacción Chueca

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Australia: la obstinación del primer ministro por el referéndum pone en peligro la aprobación del matrimonio igualitario

Sábado, 3 de septiembre de 2016
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turnbullMalcolm Turnbull

El debate político sobre el matrimonio igualitario en Australia está llevando el asunto hacia una situación de impasse. Mientras el primer ministro Malcolm Turnbull se aferra a la convocatoria de un referéndum, la oposición pierde la paciencia y presenta sus propios proyectos de ley para aprobar la medida por la vía parlamentaria sin la dilación y los costes que conlleva la consulta.

Interminable juego de ping-pong en la política australiana sobre la igualdad matrimonial. Las elecciones del pasado julio revalidaron la victoria de la coalición liberal-conservadora del primer ministro Turnbull, si bien con menor margen del esperado: el Senado, de hecho, quedó en manos de la oposición. En cuanto logró formar Gobierno, Turnbull rompió su promesa de celebrar el referéndum sobre la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo antes de fin de año, relegándolo para comienzos del año que viene. Y ello a pesar de la alusión del vicepresidente estadounidense Joe Biden, durante una visita al país austral, a pasar de las palabras a los hechos en materia de derechos LGTB.

La falta de avances sobre una medida que cuenta con un amplio respaldo de la sociedad australiana (a tenor de todas las encuestas) y con una mayoría de parlamentarios a favor está llevando a la impaciencia a los activistas y a la oposición. Los Verdes, que cuentan con 9 senadores, anunciaron la semana pasada que votarían en contra del proyecto de ley del grupo liberal para autorizar el referéndum sobre el matrimonio igualitario. En su lugar se mostraron partidarios de la tramitación directa por el Parlamento. Cuando los laboristas, el principal grupo de la oposición, también mostraron su rechazo a la consulta, los de Turnbull amenazaron con hacer encallar el asunto durante el resto de la legislatura. Y es que el acuerdo entre laboristas, verdes y otros grupos en la cámara alta haría fracasar los planes del primer ministro de someter el asunto a votación popular.

La situación en los últimos días es de incertidumbre. El líder laborista Bill Shorten calificó el plebiscito el domingo pasado como la segunda mejor opción, sin descartar por tanto dar su apoyo finalmente al Gobierno en su empeño. Al mismo tiempo, acusaba a Turnbull de debilidad por no ser capaz de imponer la libertad de voto en su grupo parlamentario debido a la división entre favorables y contrarios a la medida y a su precaria mayoría de solo un diputado en la Cámara de Representantes. A pesar de que el primer ministro está a favor del matrimonio igualitario, la celebración del referéndum es la solución de compromiso a la que se aferra para mantener el apoyo de sus correligionarios. El portavoz del Gobierno, por su parte, tampoco descartó eliminar la disciplina de voto de su grupo parlamentario, al tiempo que calificaba a los laboristas de ser “los malos” por oponerse a la consulta.

9427869_thumbBill Shorten

El plebiscito es innecesario, caro y divisivo”, argumenta Shorten. “Hay una vía mejor y más rápida para hacer realidad la igualdad matrimonial. El Parlamento debería hacer su trabajo y pactar una ley de igualdad matrimonial, sobre la que todos los partidos tuvieran libertad de voto”. Las estimaciones de los costes que conllevaría la celebración de la consulta varían entre los 160 millones de dólares australianos (unos 108 millones de euros) que contempla el presupuesto en vigor hasta los 250 millones (168 millones de euros) que estiman otras fuentes. Pero el verdadero temor de los laboristas, así como de los activistas LGTB, es que la movilización de los sectores homófobos de la sociedad australiana junto con una escasa participación se tradujeran en un voto negativo en el referéndum.

Así las cosas, los grupos de la oposición han movido ficha esta semana presentando varios proyectos de ley sobre matrimonio igualitario, que el laborista Shorten espera consolidar en uno solo común. La situación, por tanto, sigue siendo incierta: mientras que el portavoz verde Adam Bandt cree que antes de fin de año se podrían celebrar las primeras bodas entre personas del mismo sexo, los liberales del primer ministro Turnbull persisten en sus planes de llevar a cabo la consulta popular en febrero del próximo año. Los activistas de Australian Marriage Equality, a la vista del panorama, han mantenido contactos con representantes de todos los partidos parlamentarios para pedirles que trabajen juntos para encontrar cuanto antes una solución al bloqueo.

Fuente Dosmanzanas

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Biden, vicepresidente de Estados Unidos, espolea al Gobierno australiano por el matrimonio igualitario: “Hablar es fácil”

Miércoles, 27 de julio de 2016
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Joe_Biden_smileDurante una visita oficial al país, el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden ha animado al Gobierno de Australia a pasar de las palabras a los hechos en lo que se refiere a la igualdad LGTB. El viaje de Biden se produce pocas semanas después de que la coalición liberal-conservadora liderada por Malcolm Turnbull ganara las elecciones por la mínima con su promesa de celebrar un referéndum sobre el matrimonio igualitario.

El panorama político se aclara en Australia tras un periodo de incertidumbre por los ajustados resultados de las elecciones federales del pasado 2 de julio. El sistema electoral preferencial, vigente en el país, complica el escrutinio, por lo que hasta el 11 de julio no se conoció el ganador de las elecciones. Finalmente, la Coalición Liberal-Nacional del actual primer ministro logró una ajustada mayoría absoluta con 76 de los 150 escaños de la Cámara de Representantes australiana (14 menos que en la anterior legislatura).

La visita oficial del vicepresidente estadounidense Biden llegó, por tanto, con la situación política ya encarrilada. El mandatario norteamericano pronunció en Sídney un inesperado discurso a favor de la igualdad LGTB. Biden alabó la reciente aprobación de sendas normativas en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria para anular las condenas por homosexualidad de la época en la que estaba penada.

El vicepresidente de Estados Unidos mostró su “orgullo” por las conquistas alcanzadas en su país durante la presidencia de Barack Obama y, en referencia a los lazos con Australia, añadió: “Además de compartir los mismos valores, entendemos que hablar es fácil”. Una alusión que se puede leer como un acicate al Gobierno australiano para que no demore más la adopción de medidas como el matrimonio igualitario con la promesa de un referéndum. En ese sentido se puede entender también la referencia a “defender nuestros valores, hacer realidad los cambios que queremos ver en el mundo”.

turnbullY es que la reelección de Turnbull significa que los planes para celebrar dicha consulta siguen adelante. Los laboristas habían pedido una votación parlamentaria, alertando contra lo costoso y divisivo que resultaría un referéndum, cuando además los representantes partidarios del matrimonio igualitario ya eran mayoría en ambas cámaras del Parlamento de la anterior legislatura. El líder laborista Bill Shorten prometió, unos días antes de las elecciones, que la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo sería la primera medida de un Gobierno presidido por él.

Pero el primer ministro ha tenido que lidiar con la parte de su partido más reacia a la igualdad LGTB y el compromiso alcanzado fue el referéndum. El pasado mayo se hizo pública una partida presupuestaria de 160 millones de dólares australianos (unos 104 millones de euros) para cubrir los costes del mismo. Turnbull afirmaba, a pocos días de las elecciones, que convocaría la consulta antes de fin de año y que hará campaña por el “sí”. Tras conocerse su reelección, matizaba sus palabras y se comprometía a que la votación se celebre lo antes posible.

Fuente Dosmanzanas

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El primer ministro australiano anuncia que el referéndum sobre el matrimonio igualitario se celebrará antes del fin de año

Sábado, 25 de junio de 2016
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turnbullSe confirma lo que ya adelantó el fiscal general de Australia, pero el Gobierno no acababa de aclarar: el referéndum sobre la introducción del matrimonio igualitario se celebrará antes de fin de año si el gobernante Partido Liberal del primer ministro Malcolm Turnbull gana las elecciones del próximo 2 de julio. La oposición laborista sigue oponiéndose a la consulta y reclama su aprobación por la vía parlamentaria.

Sin grandes novedades en Australia. La discusión sobre el matrimonio igualitario sigue siendo incierta, porque a pesar de que los representantes partidarios del matrimonio igualitario ya son mayoría en ambas cámaras del Parlamento, el primer ministro Turnbull sigue apostando por la consulta no vinculante como paso previo para iniciar el trámite. El Senado, por su parte, ya hizo el año pasado una petición formal para no demorar más el tema. El pasado mayo se hizo pública una partida presupuestaria de 160 millones de dólares australianos (unos 104 millones de euros) para cubrir los costes del referéndum.

El pasado mes de marzo, el fiscal general, George Brandis, afirmaba que el plebiscito se celebraría en este año, “al poco tiempo de iniciarse la andadura del nuevo Parlamento”. Si el resultado fuera afirmativo, como apuntan las encuestas, Brandis no tiene duda de que el legislativo aprobaría rápidamente el matrimonio igualitario. Solo un día después, la portavoz de Gobierno matizaba las palabras del fiscal general y aseguraba que el primer ministro mantiene sus planes de plantear el referéndum tan pronto como sea posible tras las elecciones, pero en cualquier caso ya en 2017.

A pocos días de las próximas elecciones, Turnbull confirma el anuncio del fiscal general: si es reelegido primer ministro, convocará la consulta antes de fin de año. Durante su participación en un programa de televisión, una espectadora le inquirió sobre la necesidad de celebrar el referéndum, recordando el coste de la medida y el hecho de que el papel de los representantes elegidos al Parlamento es el de aprobar leyes.

El primer ministro se escudó en la diversidad de opiniones en el seno de su Gobierno y en el conservador Partido Liberal, al que pertenece, para seguir adelante con el plebiscito. “Soy el primer ministro pero no soy el dictador”, afirmó, para justificar la medida como un equilibrio entre los partidarios (como el propio Turnbull) y los detractores del matrimonio igualitario. El gobernante añadió que el referéndum tendría lugar a la mayor brevedad tras las elecciones y que hará campaña por el sí.

Por parte de la oposición laborista, se mantiene la postura contraria a la consulta. La portavoz Penny Wong aseguró que si su partido asume el Gobierno tras las elecciones, presentará un proyecto de ley para abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo, son un referéndum previo. El líder de los laboristas Bill Shorten advirtió del carácter divisivo de un plebiscito de este tipo, que podría fomentar la homofobia, e instó al primer ministro a permitir una votación libre en el Parlamento. Veremos lo que ocurre en un escenario en el que se prevé un resultado ajustado para los distintos partidos y coaliciones, con bajadas de los mayoritarios y fuertes subidas de los emergentes.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Tony Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que luego destronó a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd). Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y, tras las elecciones, Abbott (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto y ser sustituido por Malcolm Turnbull.

Funte Dosmanzanas

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El fiscal general de Australia anuncia un referéndum sobre el matrimonio igualitario antes de fin de año

Sábado, 12 de marzo de 2016
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Australia-arcoiris-grande-2-300x267Nuevo rifirrafe en la carrera de obstáculos hacia el matrimonio igualitario en Australia. El fiscal general George Brandis aseguró el sábado pasado que el referéndum anunciado sobre la medida se celebraría a finales de este año, justo después de las elecciones generales del próximo otoño. El primer ministro Malcolm Turnbull, aunque se posiciona a favor, ha rechazado comprometer una fecha concreta. La oposición, mientras tanto, sigue pidiendo la aprobación de la igualdad matrimonial mediante la vía parlamentaria.

La discusión sobre el matrimonio igualitario en Australia ha pasado de la pugna entre partidarios y detractores al debate sobre su aprobación por plebiscito o por votación parlamentaria. Un importante paso adelante en el que ha sido decisiva la sustitución, en septiembre del año pasado, del homófobo Tony Abbott por el actual primer ministro Turnbull, favorable a la igualdad. La situación, con todo, sigue siendo incierta: a pesar de que los representantes partidarios del matrimonio igualitario ya son mayoría en ambas cámaras del Parlamento, el jefe del Gobierno sigue apostando por el referéndum no vinculante como paso previo para iniciar el trámite. El Senado, de hecho, ya hizo el año pasado una petición formal para no demorar más el tema.

Buena muestra del clima de incertidumbre es el cruce de declaraciones de este fin de semana. El sábado, el fiscal general (que en Australia suele ser un miembro del Gobierno) afirmaba que el plebiscito se celebraría en este año, “al poco tiempo de iniciarse la andadura del nuevo parlamento”. Si el resultado fuera afirmativo, como apuntan las encuestas, Brandis no tiene duda de que el legislativo aprobaría rápidamente el matrimonio igualitario. El fiscal general mostró su apoyo al mismo: “Tratar a las personas LGTB con igualdad es, creo, uno de los valores fundamentales de la sociedad australiana moderna”.

Solo un día después, la portavoz de Gobierno matizaba las palabras de Brandis y declaraba que el primer ministro mantiene sus planes de plantear el referéndum tan pronto como sea posible tras las elecciones, pero en cualquier caso ya en 2017. El líder de la oposición laborista Bill Shorten ha criticado la división en el seno del Gobierno sobre la cuestión, mientras que el responsable de Los Verdes Richard Di Natale volvió a pedir la tramitación del matrimonio igualitario por la vía parlamentaria antes de los comicios. Turnbull, que ha sido el primer jefe del Gobierno en asistir al Mardi Gras de Sídney (uno de los principales eventos anuales de la comunidad LGTB en Australia), no parece tener intención de cambiar su posición.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que ahora ha destronado a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd). Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y tras las elecciones Abbott (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto.

Sin embargo, la parálisis en la tramitación del matrimonio igualitario en Australia continúa, y la oposición pierde la paciencia. El nuevo primer ministro Malcolm Turnbull, que había despertado esperanzas por su posición favorable, no ha cambiado sin embargo los planes de su predecesor de posponer la decisión hasta la celebración de un referéndum sobre la igualdad matrimonial en 2017. Y ello a pesar de las voces que alertan de lo costosa y divisiva que sería una consulta de esta naturaleza, que califican de innecesaria. Por ello, el Senado australiano le pidió a finales del pasado 2015 que no se demore más y tramite ya un proyecto de ley en el Parlamento con libertad de voto para todos los diputados. Esperemos que el cada vez más claro y evidente apoyo de todos los sectores de la sociedad australiana a la tramitación inmediata de una ley de matrimonio igualitario dé sus frutos, y la igualdad de derechos de la población LGTB no sufra más dilaciones.

Fuente Dosmanzanas

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La mayoría de los diputados y senadores de Australia votaría a favor del matrimonio igualitario

Sábado, 6 de febrero de 2016
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Australia-arcoiris-grande-2-300x267Según Australian Marriage Equality, los representantes políticos australianos partidarios del matrimonio igualitario ya superarían a los contrarios en ambas cámaras del Parlamento, por lo que, de instarse un proyecto de ley al respecto y permitir la libertad de voto, el matrimonio entre personas del mismo sexo sería aprobado por mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. El primer ministro, Malcolm Turnbull, insiste, sin embargo, en la fórmula del referéndum, que tendría lugar en 2017, aunque cada vez hay más críticas a ese procedimiento, que se contempla como inútilmente oneroso y divisorio entre la población. Entre los críticos, la mayoría de los votantes del distrito electoral que representa el propio Turnbull, que en un 63 % se declararan partidarios de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en vía parlamentaria.

Malcolm Turnbull, miembro del Partido Liberal y primer ministro de Australia desde septiembre de2015, parece hallarse atado, en lo que respecta al matrimonio igualitario, por los compromisos de su antecesor y correligionario, el claramente LGTBfobo Tony Abbott, que bloqueó una y otra vez cualquier intento por aprobarlo. Poco antes de su cese, Abbott planteó la celebración de un referéndum en 2017, tras las nuevas elecciones, propuesta que muchos vieron como un mecanismo más de dilación.

Esa es la medida que sigue defendiendo Turnbull, a pesar de que siempre se había mostrado partidario del derecho al matrimonio de las parejas del mismo sexo, apoyo que creó grandes expectativas dentro del colectivo LGTB tras su nombramiento. Por ello, la presión para que cambie su opinión y utilice la vía parlamentaria para aprobarlo se incrementa día a día. Por ejemplo, el pasado mes de noviembre de 2015, el Senado, cámara donde la oposición es mayoritaria, le hizo una petición formal al respecto.

La presión es tanto política como social. Australian Marriage Equality, grupo que lucha por la aprobación del matrimonio igualitario, comunicaba los resultados de un estudio, según el cual habría una mayoría de representantes políticos en ambas cámaras que votarían a favor de la igualdad de derechos para las parejas del mismo sexo. Siempre se había sospechado que, de darse libertad de voto, existiría esa mayoría, pero ahora se ofrecen datos concretos. Sumando las declaraciones públicas efectuadas por los representantes, más otras recogidas confidencialmente por Australian Marriage Equality, en la Cámara de Representantes votarían a favor del matrimonio igualitario 76 de los 150 diputados. En el Senado, lo harían 41 de los 76 senadores. Y estas serían las cifras más conservadoras.

Son cada vez más las voces que critican un plebiscito que sería oneroso para arcas públicas australianas, pues su coste se calcula en 160 millones de dólares australianos (104 millones de euros, 113 millones de dólares estadounidenses). También se estima que empañaría la próxima campaña electoral, en vez de ser un asunto ya zanjado y fuera del debate político. Además, se teme que se cree un innecesario clima de división, alentado por la minoría social LGTBfoba. Los propios votantes del distrito electoral del primer ministro Turnbull se muestran ampliamente partidarios no solo de la aprobación del matrimonio igualitario, sino de que se efectúe mediante trámite meramente parlamentario. Así lo consideraba el 63 % de los electores del distrito de Wentworth, donde concurre Turnbull, según las últimas encuestas.

Rodney Crome, director de Australian Marriage Equality, estima que “Malcolm Turnbull sabía desde el principio que el referéndum es un intento caro y divisivo de retrasar el matrimonio igualitario, y ahora está claro que sus propios electores están de acuerdo con eso. La postura actual del primer ministro de apoyar el plebiscito está fuera de sintonía con su electorado, y sus votantes quieren que dé un vuelco a la política de Tony Abbott de retrasar el matrimonio igualitario”.

El líder de la oposición, el laborista Bill Shorten, afirma con contundencia que Turnbull está simplemente dando largas al asunto, y que “a quien queremos en el tema del matrimonio igualitario es el viejo Malcolm Turnbull, no al nuevo Malcolm Turnbull”.

Desde el ala más conservadora del Partido Liberal, figuras como Eric Abetz y Cory Bernardi han afirmado que, dado que el referéndum no sería legalmente vinculante, no se debería legislar el matrimonio igualitario aunque los ciudadanos australianos lo votasen favorablemente. El propio ex primer ministro Tony Abbott ha viajado hasta los Estados Unidos para ofrecer una conferencia en defensa de la familia tradicional, invitado por Alliance Defending Freedom, un grupo fuertemente LGTBfobo que no solo aboga por la derogación del matrimonio igualitario en los Estados Unidos, sino que incluso propone que se vuelva a penalizar la homosexualidad.

El primer ministro Turnbull ha tenido que salir al paso de las declaraciones de Abetz y Bernardi, asegurando que “si la mayoría de las ciudadanos con derecho a voto votan a favor de ello en el referéndum, se legalizará el matrimonio entre personas del mismo sexo”.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que ahora ha destronado a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd). Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y tras las elecciones Abbott  (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto.

Sin embargo, la parálisis en la tramitación del matrimonio igualitario en Australia continúa, y la oposición pierde la paciencia. El nuevo primer ministro Malcolm Turnbull, que había despertado esperanzas por su posición favorable, no ha cambiado sin embargo los planes de su predecesor de posponer la decisión hasta la celebración de un referéndum sobre la igualdad matrimonial en 2017. Por ello, el Senado australiano le pidió a finales del pasado 2015 que no se demore más y tramite ya un proyecto de ley en el Parlamento con libertad de voto para todos los diputados. Esperemos que el cada vez más claro y evidente apoyo de todos los sectores de la sociedad australiana a la tramitación inmediata de una ley de matrimonio igualitario dé sus frutos, y la igualdad de derechos de la población LGTB no sufra más dilaciones.

Fuente Dosmanzanas

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Australia: el Senado pide al nuevo primer ministro que no posponga más la aprobación del matrimonio igualitario

Viernes, 20 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en Australia: el Senado pide al nuevo primer ministro que no posponga más la aprobación del matrimonio igualitario

turnbullSigue la parálisis en la tramitación del matrimonio igualitario en Australia, y la oposición pierde la paciencia. El nuevo primer ministro Malcolm Turnbull, que había despertado esperanzas por su posición favorable, no ha cambiado sin embargo los planes de su predecesor de posponer la decisión hasta la celebración de un referéndum sobre la igualdad matrimonial en 2017. El Senado australiano le ha pedido que no se demore más y tramite ya un proyecto de ley en el Parlamento con libertad de voto para todos los diputados.

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario habían conseguido ablandar el corazón de Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el pasado agosto el primer ministro liberal-conservador conseguía que los diputados y senadores de su coalición avalasen, por 66 votos contra 33, su decisión de oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario en el Parlamento, pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus filas.
Dado el juego de mayorías existente hoy en Australia, ello ponía fin a la esperanza de ver aprobado el matrimonio igualitario durante la presente legislatura. El anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios partidos, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, quedaba así en agua de borrajas. Abbott imponía además la tesis (contraria a la opinión que el mismo defendía meses atrás) de que todo cambio en la materia debería producirse mediante un referéndum, convocado en una fecha por definir pero en cualquier caso posterior a las próximas elecciones generales de 2017.

Apenas un mes después de aquello, el liderazgo de Abbott se desplomaba. En pocas horas, y prácticamente por sorpresa, Abbott se veía obligado a convocar una votación entre sus parlamentarios para decidir sobre su liderazgo. Malcolm Turnbull daba un paso adelante, dimitía como ministro y retaba a Abbott, con éxito: 54 parlamentarios le apoyaron, frente a 44 que permanecieron fieles a Abbott. El nuevo primer ministro, favorable a que los liberales tengan libertad de voto para apoyar el matrimonio igualitario, ha decidido sin embargo adherirse a la hoja de ruta de Abbott y mantener el referéndum como paso previo para aprobar la medida.

Mientras tanto, el Senado (controlado por la oposición) ha aprobado una moción para pedir a Turnbull que no posponga el proceso hasta 2017 e inicie ya la tramitación parlamentaria, toda vez que las encuestas dejan claro que una amplia mayoría de australianos es favorable al matrimonio igualitario. Los senadores de la oposición argumentan que no está justificado mantener a miles de parejas y familias en la incertidumbre legal, cuando la solución está en manos del primer ministro y prácticamente se reduce a que este otorgue libertad de voto a sus correligionarios.

Los australianos no quieren otra encuesta de opinión sobre este asunto, quieren que el Parlamento legisle”, afirmaba el senador de Los Verdes Robert Simms, que calificaba la opción del referéndum de “divisiva y costosa”. El activista Erin McCallum, de Australian Marriage Equality, aseguraba por su parte que si se permitiera un voto libre de disciplina partidista en la Cámara de Representantes, solo haría falta convencer a seis diputados para conseguir la mayoría necesaria. “Sabemos que es una meta alcanzable si nos unimos y alzamos nuestras voces”, aseguró.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que ahora ha destronado a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd). Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y tras las elecciones Abbott  (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero el empeño contribuyó a la gran bajada de popularidad que finalmente acabó por costarle el puesto.

Fuente Dosmanzanas

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Los liberales australianos se deshacen por sorpresa del homófobo Tony Abbott y colocan a un primer ministro favorable al matrimonio igualitario

Martes, 15 de septiembre de 2015
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turnbullInesperada pero excelente noticia la que se acaba de producir en Australia, donde por tercera vez consecutiva el partido gobernante se desembaraza de un primer ministro debido a su baja popularidad. La víctima es en esta ocasión Tony Abbott, que había hecho de su oposición al matrimonio igualitario una de sus señas de identidad. Le sustituye en el cargo Malcolm Turnbull, hasta ahora ministro de Comunicaciones, en lo personal favorable al matrimonio igualitario y que en el pasado se ha mostrado partidario de que diputados y senadores voten libremente sobre la medida. Los colectivos LGTB australianos, sabedores de que su oposición frontal al matrimonio igualitario ha sido una de las razones –no la única– del descrédito de Abbott, vuelven a tener esperanza.

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario habían conseguido ablandar el corazón de Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el pasado agosto el primer ministro liberal-conservador conseguía que los diputados y senadores de su coalición avalasen, por 66 votos contra 33, su decisión de oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario en el Parlamento, pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus filas. Dado el juego de mayorías existente hoy en Australia, ello ponía fin a la esperanza de ver aprobado el matrimonio igualitario durante la presente legislatura. El anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios partidos, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, quedaba así en agua de borrajas.

Abbott imponía además la tesis (contraria a la opinión que el mismo defendía meses atrás) de que todo cambio en la materia debería producirse mediante un referéndum, convocado en una fecha por definir pero en cualquier caso posterior a las próximas elecciones generales.

Apenas un mes después de aquello, el liderazgo de Abbott ha acabado por desplomarse. Los motivos son variados. Sin duda uno de los principales es la pobre percepción de la marcha de la economía, pero no hay duda ninguna de que el desgaste que a los liberales les está suponiendo el apoyar la posición ultramontana de Abbott sobre el matrimonio ha contribuido también. En pocas horas, y prácticamente por sorpresa, Abbott se veía obligado a convocar una votación entre sus parlamentarios para decidir sobre su liderazgo. Malcolm Turnbull daba un paso adelante, dimitía como ministro y retaba a Abbott, con éxito: 54 parlamentarios le apoyaban, frente a 44 que permanecían fieles a Abbott.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que ahora ha destronado a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd) . Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y tras las elecciones Abbott  (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero su empeño le ha costado el puesto.

Expectación ante el próximo futuro

El cambio acaba de producirse, y aún es pronto para calibrar su alcance en materia LGTB. Malcolm Turnbull aún no se ha pronunciado sobre cuáles son sus intenciones sobre el matrimonio igualitario, y si respetará lo decidido en agosto. Lo que sí es seguro es que entonces ministro de Comunicaciones fue uno de los que con más ahínco defendió que los liberales tuvieran libertad de voto, asegurando que si así fuera él votaría a favor. Nosotros mismos recogíamos en abril una declaraciones suyas en ese sentido, cuando aún nada de lo que ha sucedido ahora era previsible.

Parecería poco congruente que siguiera adelante con las intenciones de Abbott de resolver el tema con un referéndum de fecha incierta, sobre todo cuando parece claro que esa ha sido una de las cusas de su desgaste. Todo es posible, no obstante, en un país cuya clase política –a izquierda y a derecha– ha demostrado durante años ser mucho más homófoba que sus propios votantes.

Fuente Dosmanzanas

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Jarro de agua fría: la opinión del primer ministro se impone y Australia no aprobará el matrimonio igualitario

Sábado, 15 de agosto de 2015
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35000_537831El primer ministro Abbot con miembros de la coalición gobernante

Australia seguirá negando a las parejas del mismo sexo su derecho a contraer matrimonio, tal y como le primer ministro Tony Abbott lleva años defendiendo. Sorprende especialmente que un país en el que las encuestas arrojan un apoyo muy mayoritario al matrimonio igualitario, su clase política esté demostrando ser tan hostil a la igualdad, a izquierda y a derecha del espectro político. Y es que las dos personas que en los últimos años han regido de forma preferente los destinos del país, la laborista Julia Gillard y el liberal Abbott, se han mostrado especialmente batalladores contra el matrimonio igualitario. 

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario han ablandado el corazón de Tony Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el primer ministro liberal-conservador ha conseguido que los diputados y senadores de su coalición avalen su política y decidan, por 66 votos contra 33, oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus propias filas.

Dado el juego de mayorías existente actualmente en Australia, en la práctica ello impide la aprobación de cualquier iniciativa en ese sentido. El reciente anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios de los partidos representados en la Cámara de Representantes, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, queda así en agua de borrajas. Tony Abbott ha cerrado la puerta a cualquier avance sobre la materia en lo que resta de legislatura, y de hecho ha declarado que un cambio en la definición del matrimonio en la próxima legislatura deberá producirse mediante referéndum, y no mediante una discusión en el Parlamento (contradiciendo, por cierto, la opinión que el mismo defendía unos meses atrás).

Una sociedad favorable… con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de septiembre de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía firmemente, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto (curioso criterio el de los políticos homófobos, partidarios o contrarios a la libertad de voto según les convenga…). Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también -otro más- por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Por el momento, sin embargo, lo ha conseguido.

De poco han valido las iniciativas del senador liberal demócrata David Leyonhjelm, que quiso presentar un proyecto de ley de matrimonio igualitario, al considerar que los “verdaderos liberales” debían dar su apoyo al proyecto. Acabó por rendirse a la evidencia. Tampoco el pronunciamiento del Senado de Australia, que hace unos meses hizo un llamamiento a Abbott para que permitiera el voto en conciencia. Ni los múltiples apoyos al matrimonio igualitario surgidos de la sociedad civil australiana, incluyendo al primer representante de confesión musulmana en el Parlamento australiano o al director ejecutivo de Qantas, la compañía aérea más importante del país. Ni las recientes movilizaciones en las principales ciudades australianas, de las que dábamos cuenta esta misma semana.

Por el momento, Australia se configura como el gran borrón de este año 2015 en la lucha a favor de la igualdad de las personas LGTB y en la primera gran victoria de las fuerzas homófobas en un país de tradición occidental en tiempos recientes.

Fuente Dosmanzanas

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Australia se moviliza por el matrimonio igualitario ante su posible tramitación parlamentaria en las próximas semanas

Miércoles, 12 de agosto de 2015
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b7339_536816El pasado mes de julio,  avanzábamos la iniciativa parlamentaria para la aprobación del matrimonio igualitario en Australia. En las próximas semanas, se prevé que el Parlamento someta a debate y a votación el proyecto de ley, en el que han participado representantes liberales, laboristas, verdes e independientes. Un proyecto que, sin embargo, cuenta con la oposición del primer ministro, el liberal Tony Abbott. Ante este panorama político, miles de activistas y ciudadanos de todo el país han participado en distintas manifestaciones, a lo largo del fin de semana, para visibilizar el apoyo a la igualdad. El aeropuerto de Canberra, de capital privado, se ha iluminado con los colores del arcoíris y luce el lema de la campaña nacional de Australian Marriage Equality: #WeCanDoThis. El recinto aeroportuario recibe así a los diputados federales que llegan a la capital para debatir sobre el matrimonio entre personas homosexuales.

Las calles de Sídney, Hobart, Brisbane, Melbourne o Perth han acogido, entre otras ciudades, distintas marchas y acciones en favor del matrimonio igualitario. El activismo LGTB de Australia, consciente de lo mucho que se juega en estos momentos, se está movilizando para visibilizar sus reivindicaciones y concienciar a los parlamentarios de cara al debate y a la votación de la ley que permitiría las uniones entre personas del mismo sexo. En los últimos años, la sociedad australiana ha evolucionado, mayoritariamente, hacia posturas inclusivas e igualitarias. Si en 2004 solo un 33 % de la población era partidaria de las bodas entre personas homosexuales, en la actualidad el apoyo ha ascendido hasta el 72 %.

En declaraciones a ‘Same Same’, un medio LGTB australiano, los organizadores de la marcha de Sídney aseguraban que si “ganamos la igualdad de matrimonio en Irlanda y en los Estados Unidos, también podemos ganar aquí”. Por su parte, los activistas de Brisbane advierten de que “si todos los años de campaña nos han enseñado algo es que no hay garantías cuando se trata de los grandes partidos y tenemos que mantener la presión”. Precisamente, por este último motivo (ejercer presión) se han sucedido este fin de semana las marchas igualitarias en distintas ciudades del país. En todas ellas, se ha leído un manifiesto y los participantes han recorrido los centros de los cascos urbanos, elevando sus mensajes por la inclusión legislativa.

Antes de que finalice agosto, está previsto que la Cámara de Representantes de Australia (el equivalente al Congreso de los Diputados) aborde el proyecto de ley sobre el matrimonio igualitario, en el que han participado representantes de las distintas fuerzas políticas australianas (liberales, laboristas, verdes e independientes). Cabe recordar que el primer ministro, Tony Abbott, perteneciente a la Coalición Liberal-Nacional, no ha escondido su oposición a la ley igualitaria. Todavía está en el aire si su postura contraria condicionará el voto de los ministros del Gobierno o, si por el contrario, estos votarán en libertad de conciencia. Para que el texto legislativo obtenga la luz verde es necesario que sea aprobado por la Cámara de Representantes y ratificado, posteriormente, por el Senado. Si la propuesta de ley consigue llegar a la Cámara Alta (Senado), según los últimos cálculos de The Guardian, el resultado podría llegar a depender de tan solo dos votos.

Guiño del aeropuerto de Canberra

aeropuerto-de-Canberra-por-la-igualdadAl activismo LGTB de Australia también se ha sumado el respaldo de otros sectores sociales como el empresarial. Uno de los apoyos más sonados ha sido el del aeropuerto de la capital política del país. El recinto aeroportuario se ha engalanado con los colores de la bandera del arcoíris (emblema LGTB), en forma de luces nocturnas, y ha instalado, con grandes letras, el lema de la campaña nacional de Australian Marriage Equality: #WeCanDoThis. Es su forma de dar la bienvenida a los diputados que, en las próximas semanas, tendrán la posibilidad de conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

El aeropuerto es una institución de capital privado, controlado por la familia Snow. Uno de los hermanos, Tom Snow, contrajo matrimonio el año pasado con su marido Brooke Horne en Nueva Zelanda. En la actualidad, la pareja tiene tres hijos. Stephen Byron, director gerente del aeropuerto, defiende que con estas acciones pretenden mostrar su rechazo a la discriminación “ridícula” en contra de las parejas del mismo sexo. Byron ha instado al parlamento a actuar y a que sea “cuanto antes, mejor”, ya que se trata de “un problema que trasciende a la política”.

El activismo LGTB, por su parte, ha alabado esta iniciativa. En palabras de Rodney Croome, uno de los integrantes de Australian Marriage Equality , “el respaldo de las empresas, que normalmente no se involucran en temas sociales, muestra la fuerza de la sensibilidad en la comunidad australiana en el apoyo de la igualdad de matrimonio”. Además, Croome ha añadido que empresas como esta “saben que el matrimonio igualitario no es solo lo que hay que hacer, sino que también es popular entre su personal y clientes”.

Batalla entre partidarios y detractores en TV

Como suele pasar en casi todas las sociedades que plantean avanzar en los derechos de las personas LGTB, en Australia no han faltado las voces representativas de los grupos más reaccionarios. En junio publicábamos la hilarante noticia de una pareja australiana que amenazaba con divorciarse en caso de aprobarse el matrimonio igualitario. Una historia que se convirtió en viral y que fue respondida con toca clase de memes y respuestas humorísticas. Incluso se creó un grupo de Facebook para celebrar su divorcio. No obstante, es digno de mención el hecho de que muchas parejas australianas se niegan a oír textos LGTBfobos en sus bodas, como recogimos hace una semana en dosmanzanas.

La última acción de los sectores conservadores ha sido la puesta en marcha de una campaña de televisión homófoba. Marriage Alliance asevera que “la aprobación no es tan simple como piensa”. Asimismo, plantean preguntas de la siguiente calaña: “¿cómo va a afectar a los niños?”, “¿cómo va a afectar a la educación sexual en las escuelas?” o “¿qué derechos puede perder usted?”. Dos canales, Chanel 7 y Chanel 10, se han negado a emitir el spot de Marriage Alliance, mientras que Foxtel y Chanel 9 la han aceptado en espacios muy selectivos. A continuación, podéis ver el vídeo del citado anuncio homófobo:

En el extremo contrario, Australian Marriage Equality también ha desarrollado una campaña de televisión, que no ha contado hasta el momento con el impedimento de ningún canal. Para mantener su continuidad, la organización LGTB ha abierto, en una página de financiación colectiva, una llamada a las donaciones ciudadanas. El objetivo es recaudar 20.000 dólares australianos (en el momento de publicar esta noticia se habían obtenido 9.575). En el spot en favor de la igualdad aparecen rostros populares en Australia tales como los de Hugo Weaving, Julia Morris, Julie Goodwin, o de jugadores del St Kilda y el Hawthorn, entre otros. Os dejamos con los spots de Australian Marriage Equality:

Fuente Dosmanzanas

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Nueva iniciativa parlamentaria para aprobar el matrimonio igualitario en Australia

Lunes, 6 de julio de 2015
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australia gayLa larga batalla por la igualdad LGTB en Australia toma de nuevo impulso al calor de los últimos y cruciales avances en Irlanda y Estados Unidos. Diputados de casi todos los grupos presentes en la Cámara de Representantes, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora de Gobierno, presentarán el próximo mes de agosto un proyecto de ley de matrimonio igualitario. Ahora está en manos del primer ministro la decisión de permitir su tramitación.

El debate sobre este asunto viene de lejos: antes de las elecciones de septiembre de 2013 fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno al matrimonio igualitario. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su congreso nacional de 2011 el partido lo incorporaba a su ideario.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como jefe del Gobierno se caracterizó también por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones el liberal Tony Abbott se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho el propio Abbott reconoció que resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.

La presentación de un proyecto de ley de matrimonio igualitario por parte del senador liberal-demócrata David Leyonhjelm (que finalmente no fue sometida a votación) y la aprobación de una moción de los Verdes pidiendo la libertad de voto precipitaron los acontecimientos. Partidarios y opositores al matrimonio igualitario se movilizaban, y la organización Australian Marriage Equality conseguía reunir más de un millón de correos electrónicos para los parlamentarios del Partidos Liberal y de su socio minoritario, el Partido Nacional (con el que está coaligado a nivel federal), pidiéndoles un voto en conciencia. El pasado mes de abril, el ministro de Comunicaciones australiano, Malcolm Turnbull, aseguraba que antes de que acabe el año se debatirá en el Parlamento el matrimonio igualitario y que los diputados que sostienen al Gobierno liberal-conservador dispondrán de libertad de voto.

La decisión, en manos de Tony Abbott

Poco después de conocerse el resultado del referéndum irlandés, el líder del opositor Partido Laborista, Bill Shorten, anunció la presentación de un proyecto de ley sobre esta materia, sin que se admitiera su votación en el Pleno. Por esas fechas, además, el primer ministro Abbott establecía las condiciones para permitir el voto en conciencia a sus representantes: “Si nuestro Parlamento tuviera que tomar una decisión en un asunto como este, quiero que la iniciativa pertenezca al Parlamento, no a ningún partido en particular”.

Y esa es precisamente la labor que ha desarrollado un grupo de trabajo que aúna a representantes liberales, laboristas, verdes e independientes, los cuales han alcanzado un acuerdo para someter un proyecto de ley de matrimonio igualitario a consideración del Parlamento el próximo mes de agosto. Se trata de la primera vez en la que parlamentarios liberales copatrocinan una iniciativa de este tipo, pero sus esfuerzos se topan con la reticencia del primer ministro. Pese a que la iniciativa cumpliría los requisitos establecidos para permitir el voto en conciencia de los miembros de su partido, Abbott no quiere facilitar su tramitación. Las presiones de los representantes del ala más conservadora (que califican la jugada de “emboscada) y las prioridades de su agenda, centrada en la economía y la seguridad, son algunos de los motivos que explican esta actitud.

La clave  para desbloquear el asunto está en el comité que se encarga de seleccionar los proyectos de ley que serán sometidos a votación, un órgano que se encuentra bajo control del Gobierno y que ha sido el responsable de que el proyecto de Shorten no alcanzara la fase de discusión por el Pleno. Solo el primer ministro tiene en sus manos permitir que se vote el nuevo texto, fruto de un consenso multipartito. Según un recuento de los representantes de los diversos partidos que han expresado públicamente su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo a fecha de mayo, se estaría tan solo a un voto para lograr la mayoría en la Cámara de Representantes (la cámara baja del Parlamento australiano), y ya se contaría con una mayoría en el Senado (la cámara alta). La incógnita reside en quienes aún no se han pronunciado, pero las perspectivas parecen favorables. Seguiremos atentos a los próximos movimientos…

Fuente Dosmanzanas

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Nuevos apoyos al matrimonio igualitario en Australia

Viernes, 8 de mayo de 2015
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australia gayEd Husic, primer representante de confesión musulmana en el Parlamento australiano, ha comunicado su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo tras un largo proceso de evolución personal. También lo ha hecho Alan Joyce, el abiertamente gay director ejecutivo de Qantas, la principal compañía aérea de Australia, que ha abogado por la igualdad LGTB en un apasionado discurso durante un encuentro con empresarios, cuyo objetivo era precisamente reforzar el apoyo al matrimonio igualitario en el medio corporativo.

Ed Husic, de origen bosnio, se convirtió en 2010 en el primer representante de confesión musulmana en el Parlamento de Australia. Miembro del Partido Laborista, su elección coincidió con el mandato de su correligionaria Julia Gillard, opuesta firmemente al matrimonio igualitario, que durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista, en teoría mayoritarios, trasladaran su criterio al Parlamento.

En 2012, Husic fue uno de los pocos en su partido en votar en contra de una propuesta al respecto. Aun así, el representante siempre ha afirmado que sus creencias religiosas no han interferido con su actuación política. Ahora esa afirmación parece corroborarse, pues su postura sobre la igualdad de derechos para las personas LGTB ha cambiado. En unas declaraciones efectuadas recientemente, explicaba su cambio de postura:

Siempre había mantenido la postura de que en el área que represento no había un ambiente propicio para cambiar la ley del matrimonio. Por eso no había votado a favor previamente. Sin embargo, las personas que quieren ese cambio, decepcionadas con mi postura, se dirigieron a mí para decirme que ese cambio significaba mucho para ellos. Como su representante, me preguntaban: “¿por qué no puedes apoyarnos en lo queremos hacer con nuestras vidas?” Estos casos me hicieron reflexionar profundamente sobre el tema y en que, si no había ninguna razón lógica para evitar ese cambio, ¿por qué mantenerme en mi postura?

En última instancia, el gobierno debe servir para potenciar que la gente persiga lo que es importante para ellos en la vida. Por eso voy a apoyar el matrimonio igualitario en cualquier votación futura sobre este asunto.

Husic, sin embargo, se opone a la propuesta que la vicepresidenta de su partido, Tanya Plibersek, ha planteado para el próximo congreso del Partido Laborista, que tendrá lugar en julio, en el sentido de hacer obligatorio el voto a favor del matrimonio igualitario para todos los diputados laboristas. Ed Husic, junto a otros, opina que es mejor convencer que forzar.

Apoyo desde el sector empresarial

Quien tiene claro su apoyo al matrimonio igualitario es Alan Joyce, director ejecutivo de Qantas, la compañía aérea más importante de Australia. Abiertamente gay, Joyce trata de promover el apoyo a los derechos LGTB en el medio corporativo. Este martes participó en una reunión organizada por Australian Marriage Equality con ejecutivos de grandes empresas y corporaciones australianas, como  SBS, Carnival Cruises, Virgin Mobile, St George o ASTRA, a la que también acudieron representantes de Google, Boston Consulting Group, NAB, American Express, Deloitte, Macquarie Bank y Westpac.

Joyce no dudó en hablar de su experiencia personal como hombre gay, poniendo como ejemplo el hecho de que su pareja de más de 15 años, Shane Lloyd, no pudiera contraer matrimonio con él en Australia, su propio país, pero sí en Nueva Zelanda o Gran Bretaña, cuyas nacionalidades también comparte. En su discurso, emotivo y apasionado, explicó:

Como un hombre gay que dirige la mayor marca icónica en el país, creo que Australia es una meritocracia. Soy irlandés, y soy gay, y dirijo esta empresa. Y si pensamos en la historia de este país, que fue uno de los primeros en dar el voto a las mujeres, nuestra naturaleza progresista está fallando de alguna manera en este asunto. Mi pareja tiene tres pasaportes: de Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Australia. Yo tengo dos pasaportes: uno irlandés y otro australiano. Ahora bien, si el referéndum en Irlanda logra la victoria (y hay gran apoyo allí), entonces la única nacionalidad con la que no podremos casarnos será la nuestra, la australiana. ¡Es terrible! En Qantas, todos mostramos al unísono nuestro apoyo al matrimonio igualitario.

Estos dos apoyos parecer ser representativos de una tendencia de estos últimos tiempos en Australia. Aunque el primer ministro, el conservador católico Tony Abbott, se opone expresamente al matrimonio entre personas del mismo sexo, tanto desde la oposición como desde su propio partido cada vez son más las voces que lo defienden. Recientemente, el propio ministro de Comunicaciones del gobierno de Abbott, Malcolm Turnbull, aseguraba que antes de finalizar este año el matrimonio igualitario será debatido en el Parlamento australiano y que los diputados que sostienen al gobierno liberal-conservador dispondrán de libertad de voto.

Fuente Dosmanzanas

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El ministro de Comunicaciones de Australia asegura que el matrimonio igualitario se debatirá antes de finalizar el año

Viernes, 24 de abril de 2015
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australia gayEl ministro de Comunicaciones de Australia, el liberal Malcolm Turnbull, ha declarado, en un foro organizado a las afueras de Sídney, que antes de finalizar este año el matrimonio igualitario será debatido en el Parlamento australiano y que los diputados que sostienen al gobierno liberal-conservador dispondrán de libertad de voto. Una petición, la de que se permita el voto en conciencia, repetidamente efectuada tanto por los miembros de los partidos pro-LGTB en la oposición como por la propia ciudadanía australiana, que recientemente hizo llegar más de un millón de correos electrónicos a sus representantes en el Parlamento.

Todos los observadores dan por seguro que, en el momento en que los diputados liberales tengan libertad de voto, el matrimonio igualitario será una realidad en Australia. Precisamente el pasado 26 de marzo, el senador liberal demócrata David Leyonhjelm decidía no presentar a debate el proyecto de ley que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuya tramitación inició el pasado mes de noviembre, al no garantizarse que existiese el voto en conciencia. Apenas una semana antes, el mismo Senado, a iniciativa de los Verdes, había instado al Gobierno de Tony Abbott a que diera libertad de voto a sus correligionarios. Sin embargo, Abbott, un católico conservador opuesto al matrimonio igualitario, sigue sin reconocer ese derecho a los miembros de su partido.

Por ello han destacado las declaraciones del componente más veterano del Gobierno australiano, el ministro de Comunicaciones Malcolm Turnbull, efectuadas durante la celebración de un foro a las afueras de Sídney el pasado 16 de abril. Acompañado de Fiona Scott, miembro local del Partido Liberal, Turnbull fue interrogado sobre el matrimonio igualitario y los recientes acontecimientos en el Senado australiano. Turnbull aseguró a los allí presentes que el proyecto de ley que permitirá el matrimonio entre personas del mismo sexo será debatido antes de que finalice el año, y que los diputados y senadores liberales que sostienen al Gobierno de Tony Abbott gozarán de libertad de voto al respecto. Fiona Scott, por su parte, aseguraba que intentaría reflejar el punto de vista de sus votantes cuando se debatiera este asunto en el Parlamento.

Según Wayne Chilver, activista LGTB presente en el foro, Scott pidió al público presente que alzara su mano si apoyaba el matrimonio igualitario. Lo hicieron entre un 70 y un 80 % de los asistentes. Para Chilver, “fue genial ver ese fuerte apoyo en una audiencia que es una muestra representativa de la comunidad”, por lo que espera que Fiona Scott“escuche a los foros de la comunidad como esta y vote por el matrimonio igualitario cuando llegue el momento”.

Como señalábamos anteriormente, aunque en este momento no es posible asegurar un resultado, todo apunta a que si a los liberales se les permite votar en conciencia una parte significativa de ellos apoyará el matrimonio igualitario. Junto al voto de la que en buena lógica debería ser la mayoría de los laboristas (y de los Verdes, que tienen solo un voto en la Cámara de Representantes pero disponen de 10 escaños en un Senado de 76 miembros) debería bastar para inclinar la balanza.

Hay que tener además en cuenta que desde septiembre de 2012, última vez que se votó el tema, la coyuntura internacional ha cambiado mucho en países con los que Australia mantiene estrechos vínculos. Además de los avances experimentados en Estados Unidos, el matrimonio igualitario ha sido aprobado con un gran consenso en la vecina Nueva Zelanda (que de hecho se ha convertido en destino preferente de las parejas australianas del mismo sexo) así como en Inglaterra y Gales y Escocia. Irlanda celebrará un referéndum al respecto el próximo mes de mayo.

En Australia, la vía de los estados, que los partidarios del matrimonio igualitario también han intentado, está definitivamente cerrada. El Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se ubica Canberra, la capital federal, aprobó de hecho una ley de matrimonio igualitario en octubre de 2013, pero fue inmediatamente recurrida ante el Tribunal Supremo, que le dio la razón al Gobierno federal en diciembre de ese mismo año. El alto tribunal dejaba abierta eso sí la puerta a un posible cambio en la legislación matrimonial siempre que fuera a nivel federal.

Fuente dosmanzanas

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