El “presidente” de Gambia, que decía curar el SIDA los lunes y los martes laborales, pierde por sorpresas las elecciones y se ve obligado a huir del país.
El presidente de Gambia, Yahya Jammeh, conocido por su mano de hierro en el gobierno del país y sus feroces diatribas LGTBfobas, perdió las elecciones presidenciales después de 22 años de mandato. El vencedor fue Adama Barrow, un político que nunca ha ocupado un cargo público, que se presentaba por el Partido Democrático Unido y ha sido apoyado por una coalición de siete grupos opositores. Sin saber el talante específico de Barrow respecto a los asuntos LGTB, en principio no cabe más que felicitarse por el derrocamiento de Jammeh, quien ha hecho de la LGTBfobia uno de los rasgos distintivos de su figura y es responsable último del endurecimiento de la ya rigurosa legislación anti-LGTB existente en Gambia, hasta conseguir castigar las relaciones homosexuales con penas que pueden alcanzar la cadena perpetua.
A Yayah Jammeh le conocemos porque aunque no es un señor gracioso (bueno, me refiero a su figura de dictador africano claro, a lo mejor en persona el hombre es un no parar de chistes) nos hizo mucha gracia cuando hace un tiempo dijo que él podía curar el SIDA, pero sólo los lunes y los martes laborables. Otras cosas que Jammeh decía y que no tenían tanta gracia era que la homosexualidad es “más mortal que todos los desastres naturales puestos juntos”, que somos “alimañas” y que vamos a acabar con el mundo.
Jammeh ha dejado de ser “presidente” de Gambia y se ha largado del país. Pero claro, es un dictador, cuando un dictador “pierde” unas elecciones lo primero que hace es quejarse de que están manipuladas. Aunque sea él el que manda. Y eso que lo intentó, que justo antes de las elecciones bloqueó el acceso a internet en el país, prohibió que hubiera observadores internacionales y dijo que no habría recuento. Cosa de la que probablemente se arrepintiera al perder pero claro, es un dictador. El caso es que Yayah Jammeh perdió frente a su adversario, Adama Barrow.
Tras 22 años en el poder, Jammeh ha tenido que coger a su familia, meterla en un avión y largarse. Según parece se va a esconder en Guinea, pero no hay nada oficial por el momento y lo único que Barrow ha dicho es que “a partir de ahora vivirá en un país extranjero“.
No tenemos ni idea de cuáles son las ideas de Barrows sobre la homosexualidad pero hay que tener en cuenta que Gambia es un país eminentemente homófobo…
Un presidente ferozmente LGTBfobo
El ya presidente saliente de Gambia ha hecho de la LGTBfobia uno de los rasgos más distintivos de su figura. Sin duda, es el responsable último de la aprobación en 2014 de una ley que agravaba la consideración penal de las relaciones entre personas del mismo sexo —ya antes castigadas con 14 años de prisión— hasta alcanzar la cadena perpetua. La legislación, a diferencia de lo que ocurre en otros países, afecta indistintamente a hombres y mujeres, pues ya en 2005 se “actualizó” el Código Penal para incluir también a las lesbianas. Como es habitual cuando se aprueban leyes represoras contra las personas LGTB, de inmediato comenzaron las detenciones, que han continuado sucediéndose durante el mandato de Jammeh.
Pero Yahya Jammeh también ha destacado por sus frecuentes diatribas personales contra la población LGTB. En febrero de 2014 contábamos cómo comparaba a las personas homosexuales con alimañas. “Combatiremos a esas alimañas llamadas homosexuales o gais de la misma forma que combatimos a los mosquitos que causan malaria, si no de una manera más agresiva”, expresaba entonces Jammeh en un discurso conmemorativo de la independencia gambiana. “No aceptaremos ninguna amistad, ayuda u otro gesto que lleve como condición aceptar a los homosexuales o a los LGTB”, añadía. Unas siglas que según él “solo pueden significar Lepra, Gonorrea, Tuberculosis y Bacterias, que son todas nocivas para la existencia humana”.
No era sin embargo la primera vez que Jammeh hacía uso de la homofobia para ganar popularidad. En su discurso de Navidad de 2013, dirigido a la minoría cristiana, tachó a los homosexuales de “cáncer social”. Pero quizás más grave fue que aprovechara su intervención ante la 68ª Asamblea General de Naciones Unidas ese mismo año para pronunciar un virulento discurso de incitación al odio en el que calificó a la homosexualidad de “una de las mayores amenazas para la existencia humana” y a las relaciones entre personas del mismo sexo como “más mortales que todos los desastres naturales juntos”.
Años antes, en 2008, amenazó con decapitar a todos los homosexuales que no abandonaran el país, y en 2009 hacía un llamamiento al Ejército para detectar conductas homosexuales en su seno, que entonces también calificó de “diabólicas”. En febrero de 2012, Jammeh insistía en que los derechos de las personas homosexuales no pueden considerarse derechos humanos; y en abril del 2013, amenazó a los homosexuales que visiten su país con “arrepentirse de haber nacido”.
En 2015, en otro de sus discursos durante una gira por los territorios agrícolas gambianos, advirtió de que “si haces eso [mantener relaciones homosexuales] en Gambia, te cortaremos la garganta”. Más tarde añadió: “Si eres un hombre y quieres casarte con otro hombre en este país y te atrapamos, nadie volverá a verte, y ningún blanco podrá hacer nada al respecto”, refiriéndose probablemente a los dirigentes de la Unión Europea, que en diciembre de 2013 habían cancelado las ayudas de 13 millones de euros destinadas al país africano por su quebrantamiento de los derechos humanos y a las sanciones de EE.UU..
Comentarios recientes