Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Papa Francisco’

“La primavera fallida del papa Francisco”, por José Arregi

Sábado, 12 de abril de 2025

IMG_0034De su blog Umbrales de Luz:

Es triste ver a un papa de 86 años gravemente enfermo en un hospital, un hombre absolutamente desbordado desde el primer día de su elección, como todo papa, por un sistema inhumano –el poder absoluto del papado–; un hombre que no puede caminar y apenas puede respirar, obligado por el sistema a seguir desempeñando o fingiendo más bien el desempeño de su función de sumo pontífice, de “puente” imposible entre un “Dios” omnipotente y una institución humana histórica, cultural, espiritualmente agotada.

No es hora de panegíricos ni reprobaciones de este hombre convertido en rehén de su función insostenible, ni de prolongar el morbo de los partes médicos o de las cábalas sobre el próximo cónclave. No es hora ciertamente de fomentar piadosas oraciones a “Dios” para que el hombre Jorge o Francisco recupere sus fuerzas, retome su función y culmine su misión irrealizable. Es hora más bien de una seria y serena reflexión sobre este pontificado con sus inevitables contradicciones personales e institucionales. Es hora, sobre todo, de reimaginar una Iglesia de Jesús sin clero ni papado.

Traslado a esta página web dos colaboraciones escritas para un libro que acaba de ser publicado en francés: Réformer ou abolir la papauté. Un enjeu d’avenir pour l’Eglise catholique. Ésta de hoy propongo una evaluación del pontificado de Francisco. Dentro de unos días publicaré la segunda colaboración: “Reimaginar una Iglesia de Jesús más allá del clericalismo”.

Deseo al hermano Francisco una paz profunda dentro de sí y en todo su entorno.

El papa Francisco cumplirá pronto 12 años de pontificado. ¿Qué queda de las esperanzas despertadas por el obispo de Roma venido de la pampa argentina?

Las páginas que siguen no quieren ni acusar ni excusar, sino entender la situación y comprender a la persona en su contexto: el sistema clerical tan arraigado y en contradicción con el evangelio y la cultura. No pretendo dictar responsabilidades, sino mirar los hechos, entender su contexto, y captar en lo posible las señales del presente y la llamada del futuro.

  1. Unos gestos iniciales sugerentes y equívocos

En la tarde del 13 de marzo de 2013 supimos que había sido elegido papa Jorge Bergoglio, un obispo “venido de lejos”, el primer papa del continente americano y el primer jesuita papa.

Primer gesto: adoptó como nombre Francisco. Sugerente combinación para una reforma eclesial profunda, me dije. Francisco de Asís: humilde y libre, manso y subversivo, y siempre el menor. Ignacio de Loyola: lleno de luz en la mente y de lágrimas en los ojos, maestro y director de almas y de obras, y siempre peregrino. A tres siglos de distancia –en el umbral del Renacimiento Francisco, en el umbral de la Modernidad Ignacio–, ambos soñaron con que la Iglesia volviera a Jesús, con que aquel imponente aparato de poder y de riqueza erigido en torno a Roma se despojara, se desarmara, se humanizara, se evangelizara, y pudiera ofrecer consuelo y liberación a un mundo nuevo. Pero no sucedió. A Francisco le organizaron una gran Orden, y a Ignacio le utilizaron para la Contrarreforma, y sus sueños no se realización. Pero siguen en pie, y son más urgentes que nunca [1].

Al atardecer, en su primera intervención, improvisada, dijo: “Y ahora quisiera dar la bendición, pero antes os pido un favor: antes que el obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para que el Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su obispo”. El gesto era encomiable, pero quedaba fuera de lugar la distinción, entre el obispo que da la bendición y el pueblo que se limita a rezar a Dios para que bendiga a su obispo. El pueblo puede ser bendecido, pero no bendecir. No es un detalle anodino; es el quid de la cuestión que planteo en estas páginas: el modelo clerical falsea la Iglesia en su raíz.

En esa misma intervención, el papa se presentó como “obispo de Roma”, pero todo el mundo sabe que nadie viene de Argentina (o de Polonia) al Vaticano para ser “obispo de Roma”, ni para ser solamente “el primero entre iguales” (los demás obispos), sino justamente para ser “papa”, investido de la autoridad suprema y de la última palabra sobre todas las iglesias y sus obispos. ¿Elegido e investido por quién? No por la Iglesia de Roma. Investido por Cristo y elegido por “sucesores de los apóstoles” escogidos y nombrados por “el sucesor de Pedro”, a quien Cristo habría entregó las llaves. ¿Tiene sentido todavía este lenguaje?

El nuevo papa decidió enseguida no residir en el Palacio Apostólico, sino la Residencia Santa Marta, que hospeda a obispos de paso por Roma. Parecía renunciar al protocolo y al boato. ¿Renunciaría también al poder y a las prerrogativas teológicas del papado?

Si a los gestos unimos el porte natural, la mirada directa, el rostro afable, el trato llano, el estilo personal austero, la palabra descomplicada y fresca…, es más que comprensible que en muchas católicas y católicos despertara la ilusión de una reforma profunda e irreversible, de una primavera eclesial.

A pesar de todo ello, a los 100 días del nuevo pontificado expresé mis reservas: “No basta con que el papa sea buena persona. Tampoco basta con reformar la Curia. El problema de fondo es el sistema católico: un sistema teocrático, una monarquía absoluta sustentada en ‘dios’. La gran reforma que, desde el corazón del mundo de hoy y de todas las criaturas, el Espíritu o la Ruah creadora y consoladora reclama es que el papa, con su poder todavía absoluto, declare nulo dicho poder: que anule los dos dogmas que lo sustentan, que fueron promulgados por el Concilio Vaticano I (1870) y que el Vaticano II dejó intactos por imposición de Pablo VI: la infalibilidad y el primado absoluto del papa sobre todas las iglesias. Y mientras eso no cambie, nada sustancial cambiará, por bueno que sea el papa. No basta con que el papa Francisco sea un nuevo Juan XXIII, pues después de éste vinieron Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y 60 años después estamos donde estábamos antes; en realidad, estamos mucho más lejos del mundo, pues el mundo ha cambiado mucho desde entonces. Mientras el papa detente todo el poder, todo dependerá de cómo sea el papa siguiente (y los poderes ocultos nombrados o tolerados por él). A mi modo de ver, nada de lo que sabemos de su pasado y le hemos oído decir o visto hacer en estos 110 días permite esperar que promueva la reforma radical que urge en la Iglesia. No se lo reprocho, pues también él, con toda su bondad, es rehén del sistema” [2].

  1. Una voz eco-política de tono profético

El papa Francisco será reconocido sobre todo por su Exhortación apostólica Evangelii gaudium (2013) y su Encíclica Laudato si’. El mensaje socio-ecológico, político-económico, son mucho más importantes que todos sus gestos y que su doctrina teológica. Los textos mismos dan fe de ello, pues vienen a afirmar que la sanación integral de los heridos y la liberación integral de todos los oprimidos constituyen el centro, el fondo y la esencia del Evangelio y de todas las doctrinas y leyes.

Me referiré sobre todo a la Exhortación Evangelii gaudium, un texto excepcional lleno de aliento y frescura, me atrevería a decir que el mejor documento emanado de Roma desde el inicio del papado hace 1000 años. El Evangelio es gracia y liberación. La “primacía de la gracia” (n. 112) es su única norma y norma absoluto. En agosto de 2013, seis meses después de su elección. en una entrevista con Antonio Spadaro, s.j. para L’Osservatore Romano, en agosto de 2013, había dicho: “En esta vida, Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañarlas con misericordia”. Evangelii gaudium, publicada tres meses después, desarrolla las implicaciones políticas y eclesiales de estas palabras precursoras. Traslado aquí algunas de las afirmaciones más destacables de esta Exhortación, profética en su conjunto.

Contra una economía que mata.Hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa” (n. 53). “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera… A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales” (n. 56). “La inequidad es raíz de los males sociales” (n. 202). “Hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia” (n. 59). “La inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás” (n. 60).

Una Iglesia con los últimos y con todos los heridos.La Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (n. 47). “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades” (n. 50). “La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas” (n. 46). Jesús llama a la Iglesia “a la revolución de la ternura” (n. 88). “La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio (n. 114). “Estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos” (n. 216). “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás” (n. 270). “Hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha” (n. 195). “Quiero una Iglesia pobre para los pobres” (n. 198).

Una Iglesia encarnada en diversas culturas. Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad” (n. 73). “Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas” (n. 74). “La Iglesia no evangeliza si no se deja continuamente evangelizar” (n. 174). “Se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan” (n. 271). “Como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural” (n. 116).

Una Iglesia sin respuesta a todas las preguntas. En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares” (n. 241). “Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones” (n. 16).

Una Iglesia en permanente reforma.La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del ‘siempre se ha hecho así’. Invito a todos a ser audaces y creativos (…), sin prohibiciones ni miedos” (n. 33). A no “desarrollar la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo” (n. 83). “No se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico” (n. 107). “No nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual” (n. 108). “También debo pensar en una conversión del papado” (n. 32).

¡Bravo! Pero, para ser justo, debo señalar con la misma convicción que la exhortación papal no se mueve ni un ápice del marco dogmático tradicional y del modelo canónico –clerical– de la Iglesia católica romana. El llamamiento a la conversión de la Iglesia se limita fundamentalmente al plano personal, y las referencias a la conversión institucional son muy vagas y generales. Y surge la pregunta: ¿la profunda transformación socio-política que reclama el papa no pierde fuerza y credibilidad si la propia institución eclesial sigue aferrada a sus viejos paradigmas obsoletos, a sus formulaciones dogmáticas, a su sistema autoritario y jerárquico, a su ordenamiento clerical y patriarcal?

  1. Vino nuevo en odres viejos

Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino reventará los odres, y se perderán el vino y los odres. El vino nuevo en odres nuevos (Mc 2,22; Mt 9,17; Lc 5,37-38). A mundo nuevo, teología nueva, para que el Evangelio de Jesús no pierda su fuerza inspiradora y el mundo no pierda el aliento inspirador del Evangelio. Los nuevos paradigmas culturales requieren la revisión de los viejos lenguajes dogmáticos, al igual que la teoría einsteiniana de la relatividad obliga a corregir o ampliar el modelo newtoniano del espacio y del tiempo, del universo en su conjunto. Pero pienso que el marco teológico que subyace a esta Exhortación son “odre viejo”. Baste con señalar cuatro ejemplos.

Redención. Jesús dio su sangre por nosotros… Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres” (n. 178), “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (Col 1,20)” (n. 229). “Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona” (n. 274). Entiende la muerte de Jesús en la cruz en clave sacrificial expiatoria: “murió por nuestros pecados”, a causa de nuestros pecados, para reconciliar a la humanidad pecadora con Dios, o a Dios con la humanidad culpable. Un Dios soberano ofendido, Jesús como único Hijo de Dios encarnado para salvarnos, como víctima propiciatoria, su muerte como sacrificio, la cruz como altar, la salvación como perdón divino gracias a la muerte del Hijo de Dios… ¡Todo eso queda tan lejos del registro histórico, concreto, político-económico en el que se analiza y denuncia la inequidad del mundo!

Conversión del papado. “También debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización” (n. 32). ¿Acaso quiso Jesús dar un sentido al papado? ¿Acaso instituyó algo que tuviera algún remoto parecido con lo que se entiende por papado? Y aun en la hipótesis, enteramente infundada, de que Jesús lo hubiera instituido y organizado, ¿por qué habríamos de seguir vinculados a una institución de hace 2000 años? ¿No debemos ir mucho más allá que una reforma del papado?

Los “niños por nacer. En la sección dedicada a “Cuidar la fragilidad”, la Evangelii gaudium se refiere al tema del aborto, y lo hace sin matiz alguno, en un tono duro, en términos inflexible. “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. (…). Esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano (…). [Sin esta convicción, los derechos humanos en general y los de los “niños por nacer” en particular]siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno” (n. 213). “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión” (n. 214).

Efectivamente, “la postura de la Iglesia” –la del Vaticano más bien– no ha cambiado al respecto. Bien es verdad que no lo ha sacado a relucir con la frecuencia con la que lo hicieron sus predecesores Benedicto XVI y Juan Pablo II, al igual que no ha condenado el mundo actual como “increyente, relativista y hedonista”, como hicieron sin tregua los mencionados predecesores. Tampoco se ha referido al aborto con la frecuencia con la que hicieron aquellos. Pero su doctrina no ha cambiado lo más mínimo.

El último ejemplo es muy reciente y revelador.  En septiembre de este mismo 2024, a bordo del avión de vuelta de su viaje a Luxemburgo y Bélgica, el papa Francisco afirmó que el aborto es un “homicidio” en todos los casos y a los profesionales médicos que lo realizan los llamó “sicarios”. ¿Es la manera de que la Iglesia alivie la angustia de muchas madres o padres, la manera de que se convierta en “puesto de socorro” o más bien “aduana”? Mucha gente, en Bélgica y en el mundo, se indignó ante estas palabras, injustamente ofensivas. Una condena general como ésta se halla fuera de lugar. La institución católica debiera considerar atentamente la opinión de tantos hombres y mujeres de hoy –entre las que se cuentan no pocos teólogos y teólogas– de profunda sensibilidad humana y probada honestidad intelectual. Y tomar en cuenta seriamente los datos científicos, unos datos que no constituyen la última palabra, pero que nunca deben ser ignorados. Hay razones científicas y antropológica de peso que nos disuaden de identificar al cigoto de un día con el feto de cuatro meses, o a éste con un “niño por nacer”. Pueden presentarse conflictos de valores extremadamente complejos, en los que se impone un discernimiento, principio al que Francisco ha apelado tantas veces.

La mujer excluida del ministerio “ordenado. Apenas 8 meses después de su elección, en la Evangelii gaudium el papa Francisco establece ya claramente el marco teológico y canónico del que no se moverá hasta el día de hoy en lo que respecta al lugar de la mujer en la Iglesia. Es el viejo marco clerical y patriarcal que nada tiene que ver con Jesús y su evangelio, ni con los primeros siglos de la Iglesia, y sobre todo con lo que el Espíritu de la vida nos inspira.

Dice: “… El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder. No hay que olvidar que cuando hablamos de la potestad sacerdotal ‘nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad’ [Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Christifideles laici 51, 1988]. El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza —es decir, como fuente capital de la gracia— no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto. En la Iglesia las funciones ‘no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros’ [Juan Pablo II, ib., nota 190]. De hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aun cuando la función del sacerdocio ministerial se considere ‘jerárquica’, hay que tener bien presente que ‘está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo’ [Juan Pablo II, Carta ap. Mulieris dignitatem 27, 1988]. Su clave y su eje no son el poder entendido como dominio, sino la potestad de administrar el sacramento de la Eucaristía; de aquí deriva su autoridad, que es siempre un servicio al pueblo. Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (n. 104).

Puro odre viejo, como diré en los párrafos que siguen.

  1. La mujer ensalzada y subordinada

Este n. 104 de la Evangelii gaudium es una clara muestra del laberinto teológico-institucional en que sigue enredada Iglesia católica romana en relación con el lugar de la mujer en la Iglesia, más concretamente con el veto vigente contra su acceso a los “ministerios ordenados” o “consagrados” (diaconado, sacerdocio, episcopado).

El argumento fundamental –de hecho el único– al que recurre para sostener que tales ministerios deben ser reservados a los varones, y ello “sin discusión”, es que solo los varones pueden representar al Cristo varón, “a Cristo el Esposo” (tesis desarrollada en especial por Hans Urs von Balthasar, muy utilizada por Juan Pablo II y ahora por el papa Francisco). Nadie duda de que Jesús fuera varón, pero ¿tiene sentido afirmar que el Cristo o el Misterio crístico, divino, que en él reconocieron los cristianos es masculino? Me parece una idea delirante, tan delirante como afirmar que solo el varón representa a Dios o Aliento o Realidad fontal, o como pensar que un niño o una niña, un hombre o una mujer que participan en la Eucaristía debieran mirar al sacerdote que la preside como a su “Esposo divino”.

El papa hace malabares lingüísticos para refrendar no el argumento, sino la conclusión (previa al argumento) de la exclusión de la mujer del sacerdocio ordenado: distingue la “potestad” o “autoridad” o “función” sacerdotal por un lado, y la santidad o dignidad derivada del bautismo por otro; y señala que la potestad no se ha de identificar “demasiado” con el “poder”, menos aun con el “dominio”. Y, para ilustrarlo, afirma que “María es más importante que el obispo”… Papa Francisco, hermano: no se trata de que la autoridad o la potestad o la función sacerdotal se identifique o no con la santidad y la dignidad, sino solo de cuestionar que la potestad, autoridad o función sacerdotal sea reconocida exclusivamente a un varón, y de preguntarnos quién lo decide y en nombre de quién.

El papa se muestra abierto a reconocer un “posible lugar de la mujer allí donde se toman las decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”. Pero la pregunta decisiva es: ¿piensa el pontífice que podría depender del voto de una mujer la decisión de la que aquí se trata, a saber, si la mujer puede o no desempeñar la “potestad” o “autoridad” o “función” de “representar a Cristo el Esposo”, de presidir la Eucaristía o de otorgar “la absolución de los pecados”, de ser en definitiva diácono, sacerdote u obispo? De hecho, esta decisión queda reservada al varón, y en último término al papa, tal como ha quedado claro durante todo el desarrollo del Sínodo sobre la sinodalidad y en su documento final refrendado por el papa. ¿Pero en qué razón se funda tal decisión “indiscutida”? Es lo que no se explica con un mínimo rigor teológico. Decir que Cristo lo decidió así no pasa de ser una petición de principio y una mera opinión, claramente desmentida por una gran parte de exégetas, historiadores y teólogos, y por muchas iglesias cristianas no ligadas a Roma.

Una vez más, queda al descubierto el fondo del discurso misógino típico de la teología clerical tradicional, aún vigente: el modelo de mujer es María, madre virgen inmaculada. Lógicamente, ninguna mujer de carne y hueso puede imitar a María, y acaba mirándose y siendo mirada como encarnación de Eva la pecadora y la tentadora, lo que, consciente o inconscientemente, justifica de hecho que se la mantenga apartada de lo sagrado, del altar o del sacerdocio, y que deba mantenerse subordinada al varón. Se la ensalza al máximo en la figura de María inmaculada, para mejor rebajarla y subordinarla en la institución.

Este tipo de discurso, tan frecuente en tantas páginas bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamente y de los Santos Padres, está muy presente en los textos de Juan Pablo II. Y también del papa Francisco, como acabamos de ver. Pero permítaseme ilustrarlo con un ejemplo muy reciente.

En una entrevista de mayo de 2024, Norah O’Donnell, periodista de CBS, preguntó al papa si una niña crecida hoy como católica tendrá “la oportunidad de ser diácono y de  participar como miembro del clero en la iglesia”. Francisco respondió rápidamente: “No”. Y, presionado, se explicó: “Si se trata de diácono con el orden sagrado, no. Pero las mujeres siempre han tenido, diría yo, la función de diaconisas sin ser diáconos, ¿no? Las mujeres son de gran servicio [diakonein en griego, como ministrare en latín, significa “servir”] como mujeres, no como ministras, como ministras en este sentido, dentro de las Sagradas Órdenes”. Y se extendió en el elogio de las mujeres: “Son las que impulsan los cambios, todo tipo de cambios (…). Son más valientes que los hombres (…). Saben cuál es la mejor manera de proteger la vida. Las mujeres son magistrales guardianas de la vida. Las mujeres son geniales. Son muy geniales. Y hacer espacio en la Iglesia a las mujeres no significa darles un ministerio, no. La Iglesia es madre, y las mujeres en la Iglesia son quienes ayudan a fomentar esa maternidad. No olvides que quienes nunca abandonaron a Jesús fueron las mujeres. Todos los hombres huyeron”.

Y todavía más recientemente (28 de septiembre de 2024), durante su visita a Bélgica –la misma en la que tildó de “asesina” la ley del aborto ante la tumba del rey Balduino, alabando la figura de éste por haber abdicado para no tener que firmar dicha ley–, en su discurso de la Universidad Católica de Lovaina dijo el papa:  “Es feo cuando la mujer quiere hacer de hombre, la mujer es mujer (…). La mujer es acogida fecunda, cuidado y entrega vital”.

  1. Una imagen fija de la orientación sexual y del género

No habrá primavera eclesial mientras no cambien la teología y el derecho canónico. Y el papa Francisco no ha cambiado ninguna doctrina ni canon de relevancia, cosa que deja patente en cuanto ha dicho y escrito sobre la orientación sexual y el género. Ha apelado una y otra vez a una actitud de acogida de las personas homosexuales o trans, pero se ha cerrado a cualquier cambio doctrinal, canónico, institucional.

Son conocidas las palabras del papa en el avión de regreso de su viaje a Brasil en julio de 2013, cuatro meses después de su elección, al ser preguntado sobre la posición de la Iglesia sobre las personas homosexuales: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”. Muchas personas, gais y lesbianas incluidas, celebraron sus palabras, pero no dejan de ser problemáticas: en su trasfondo, se adivina un juicio negativo, más o menos consciente, sobre la homosexualidad. Suenan como si dijera: … no soy quién para juzgarlo, aunque sea homosexual. No puedo imaginar que, habiéndosele preguntado sobre una persona heterosexual, hubiera respondido: “… si busca a Dios y tiene voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. En la misma línea se sitúan las respuestas dadas en 2022 a una carta donde el conocido jesuita y escritor estadounidense James Martin le exponía las preguntas más frecuentas que le formulan las católicas/os LGTBIQ+ sobre Dios y la Iglesia:  “Dios es padre y no reniega de ninguno de sus hijos” (“tampoco de los homosexuales”, se entiende, aunque no lo dice…). Y también: “Una Iglesia selectiva, una Iglesia de pura sangre, no es la Santa Madre Iglesia, sino una secta” (y aunque no lo dice, en el fondo se entiende: “también a los homosexuales los acoge la Iglesia, aunque sean impuros”).

Es verdad que ha reclamado que los estados aprueben “una ley de unión civil”, de modo que “estén cubiertos legalmente” (documental “Francesco”, 2020). Se da la circunstancia de que casi todos los países de Europa y otros muchos ya cuentan con una ley civil de matrimonio homosexual, aprobada, eso sí, con la frontal oposición de sus respectivos episcopados católicos. Está muy bien que el papa reclame dicha ley estatal, pero tendría más efectivo que empezara por predicar con el ejemplo, reconociendo las “uniones homosexuales” como verdadero matrimonio y bendiciéndolas como tales, cosas ambas a las que se ha negado expresamente hasta hoy. La posición del papa sobre el tema queda claramente expresada cuando, en la Exhortación postsinodal Amoris laetitia sobre la familia de 2016, escribe: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (n. 251). Ni siquiera remotas.

Lo mismo sucede en el tema, tan real y complejo, del género. El papa Francisco lo resuelve de manera muy simplista. La teoría del género, afirma, está “orientada a cancelar la diferencia sexual (catequesis, en 2015), es “una ideologización colonizadora” (a los obispos de Polonia en 2016), “presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia” (Amoris Laetitia 56, 2016), “va contra las cosas naturales” y “es diabólica” (diálogo con jesuitas de Eslovaquia, en 2021). ¿Dónde queda aquí el principio del “todos, todos, todos” tan recurrente en sus intervenciones?

  1. Cuatro sínodos y el clericalismo intacto

El clericalismo es la raíz de los peores males institucionales de la Iglesia católica romana. Pero después de 12 años de pontificado del papa Francisco, el clericalismo sigue intacto. La historia de los cuatro sínodos pone de manifiesto que todas las expectativas iniciales se han visto contrariadas por el desenlace final. Así, El sínodo de la Amazonía había aludido tímidamente a la posibilidad de ordenar varones casados “en regiones alejadas de la Amazonía” y a la posibilidad de una ordenación –“no sacramental”–  de mujeres como diaconisas; en la Exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco desaparece incluso esa tímida alusión.

Nada ilustra mejor esta tendencia hacia la reafirmación del clericalismo célibe y patriarcal que el desarrollo y el final del reciente Sínodo sobre la sinodalidad [3]. En la síntesis de la primera sesión de la Asamblea Sinodal General en octubre de 2023, desaparecieron algunos de los temas más recurrentes y espinosos propuestos por algunas de las Conferencias Episcopales de los cinco continentes: ordenación sacerdotal de la mujer, bendición de los matrimonios homosexuales, reconocimiento de las personas LGTBIQ+. El documento-síntesis de dicha primera sesión menciona la ordenación diaconal de mujeres y la dispensa del celibato para sacerdotes en circunstancias particulares, aunque solo para pedir que se sigan estudiando esos temas. En cuanto al Instrumentum laboris para la segunda sesión (octubre de 2024), ni siquiera  mencionan el “diaconado consagrado” de mujeres, la dispensa del celibato de sacerdotes, las personas LGTBIQ+ (y no se diga la ordenación sacerdotal de la mujer). De todo ello no se debía ni hablar. Denuncia el clericalismo, sí, pero no cuestiona el poder clerical, sino la manera de ejercerlo. Y afirma sin ambages: “La sinodalidad no supone en modo alguno la devaluación de la autoridad particular y de la tarea específica que Cristo mismo confía a los pastores: los obispos con los presbíteros, sus colaboradores, y el Romano Pontífice como ‘principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud de los fieles’ (LG 23)” (n. 8); y también: “en una Iglesia sinodal, la competencia decisoria del obispo, del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice es inalienable, ya que está arraigada en la estructura jerárquica de la Iglesia establecida por Cristo” (n. 70). Con ese principio y fundamento tan claro y contundente, sobraban este sínodo y todos los demás. Ahí seguimos.

Y así llegamos al Documento final del Sínodo de la Sinodalidad, publicado el pasado 26 de octubre de 2024. Una vez más denuncia el clericalismo, pero incluyendo esta vez en la denuncia ¡también a los laicos!, colmo clerical: “El clericalismo, fomentado tanto por los mismos sacerdotes como por los laicos, genera un cisma en el cuerpo eclesial que fomenta y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos” (n. 74). ¿Algún camino concreto para superar el sistema clerical del poder sagrado, excluyente, masculino y célibe? Ninguno. Vuelve a ensalzar a la mujer, pero para mejor subordinarla: “No hay nada en las mujeres que les impida desempeñar funciones de liderazgo en las Iglesias: lo que viene del Espíritu Santo no debe detenerse”. Pero prosigue: “Sigue abierta la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal. Es necesario un mayor discernimiento a este respecto” (n. 60).

En conclusión: Después de 12 años de papado, de cuatro sínodos, de múltiples Instrumenta laboris, síntesis sinodales, Exhortaciones apostólicas postsinodales, después de muchas esperanzas o sueños primaverales, de tanto documento, texto y voto, de tanta palabra, palabra y palabra, cuando el otoño llegaba a su cénit, la cosecha es nula. Los padres sinodales (las madres del último sínodo tenían la voz y el voto impedidos) no se atrevieron a liberarse de ideas, normas y privilegios del pasado. No se dejaron inspirar e impulsar por el Espíritu de la transformación permanente de todas las cosas, el Espíritu de la fraternidad-sororidad universal, el Espíritu de la “buena novedad” (Evangelio) que anunció Jesús. No meditaron suficientemente aquellas palabras que pronunciaron sus labios proféticos, su lengua libre y arriesgada: El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios o el Aliento vital (Lc 9,62). El arado tropieza, la tierra no respira y se malogra la primavera, el nuevo pan de la Pascua universal.

Pero no, el sol amanece cada día, la luna brilla cada noche, el otoño camina al descanso, en el silencio del invierno germinará la espiga, celebraremos la Pascua. Queremos vivir y seguiremos caminando, seguiremos compartiendo el camino hecho de muchos y diversos caminos. Y, cada vez que el Espíritu sinodal así nos inspire, deberemos hacer caso omiso del Derecho Canónico, inmóvil e inamovible, para que la vida siga y crezca.

José Arregi, Aizarna, 26 de diciembre de 2024

(Publicado en Robert Ageneau, José Arregi, Gilles Castelnau, Paul Fleuret y Jacques Musset, Réformer ou abolir la papauté. Un enjeu d’avenir pour l’Église catholique, Ed. Karthala, París 2025, pp. 91-107).

[1] Cf. https://josearregi.com/es/al-papa-francisco/

[2] https://josearregi.com/es/100-dias-de-papado/

[3] Cf. https://josearregi.com/es/?s=cuatro+s%C3%ADnodos+y+el+clericalismo+intacto

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , ,

“Reimaginar una Iglesia de Jesús más allá del clericalismo”, por José Arregi

Martes, 8 de abril de 2025

rosto-de-jesus-na-multidaoDe su blog Umbrales de Luz:

Son muchos los hombres y las mujeres cuya biografía e identidad más profunda está ligada a esta Iglesia católico-romana, pero que hoy se sienten en ella fuera de lugar. Entre ellos me cuento. No nos reconocemos en su forma actual. Vivimos en exilio. No es, sin embargo, ella, nuestra Iglesia, la que ha cambiado, sino nosotros. ¿Y cómo podíamos vivir sin cambiar en un mundo que cambia, en una vida que es permanente transformación? Hoy, después de décadas postconciliares de esperanzas frustradas, somos muchos los que nos hallamos en una delicada encrucijada vital, personal y colectiva a la vez: romper lazos o transformarlos en una Iglesia reimaginada. Opte cada uno como su aliento vital le inspire. Yo opto por reimaginar la Iglesia católico-romana y reimaginarme en ella.

La reimaginación no es un ejercicio artificioso, irreal, superficial y ficticio. Con todas las incoherencias y ambigüedades, reimaginar la Iglesia y reimaginarnos en ella puede ser también un ejercicio exigente de fidelidad a nuestra identidad profunda más allá de muchas –no necesariamente todas– las formas que la han sustentado. Y un ejercicio de fidelidad profunda a la Iglesia más allá de todas las formas en la que ya no la reconocemos ni nos reconocemos.

Reimaginar la Iglesia es redescubrir más a fondo su realidad profunda, y la nuestra, en libertad crítica y creadora. Es un ejercicio vital (mental, cordial, práctico) de transfiguración de la Iglesia, de toda su teología, de su compromiso con la vida y con el mundo de hoy, de sus ideas, palabras y ritos. De liberación de la letra, para dejar que el espíritu vuelva a mover la mente, el corazón, la acción. De renovación de las instituciones y formas eclesiales, para que vuelvan a encender la emoción de la belleza, la llama creadora, el aliento vital del que todo nació.

  1. Reimaginar la Iglesia de Jesús

“Reimaginar la Iglesia de Jesús” no quiere decir volver a la imagen o a la figura impresa en ella por Jesús. En realidad, Jesús no concibió ni estableció ninguna imagen, ningún modelo de Iglesia. Jesús no “fundó” ninguna Iglesia propiamente dicha, mínimamente organizada. Nunca elaboró un código cerrado de normas, ni unos rituales específicos, ni unas creencias vinculantes. Nunca organizó una autoridad orgánica, ni estableció una estructura de poder, ni impuso unas relaciones de sumisión, menos aun una “sucesión apostólica” para el futuro. Ni siquiera pensó en ninguna Iglesia futura, pues se consideraba como el “profeta de los últimos tiempos” y estaba convencido de que la transformación radical del mundo, la liberación de todas las opresiones, era inminente, es más, ya estaba haciéndose presente en él, en sus palabras y accionas sanadoras.

Jesús lo llamaba “reino” o “reinado” de Dios: el fin de la dominación y de toda desigualdad injusta, el nacimiento de un nuevo mundo en este mundo. Un mundo de hermanos y hermanas libres. Ese es el mundo que Jesús imaginó, reimaginó y anunció, soñó y anticipó en su esperanza activa, libre y arriesgada. Ese fue el mensaje, la causa, la opción de Jesús. Y para anunciar e impulsar ese mundo reimaginado, reunió en torno a sí un grupo de discípulos y -hecho insólito- también discípulas, que hacían vida itinerante con su maestro. Y, muy probablemente, nombró un grupo especial de doce, que no poseían poder sobre los demás discípulos, sino que constituían un símbolo de la reunión de las doce tribus judías dispersas (de todos los pueblos divididos y dispersos, diríamos). Nadie debía estar por encima de nadie. “A nadie llaméis maestro, padre, señor. Todos vosotros sois hermanas, hermanos” (Mt 23,8-10). La liberación de los cautivos, la sanación de los heridos, la comensalía abierta, la fraternidad-sororidad universal: he ahí los elementos constitutivos del reino de Dios, sin relación esencial con ninguna institución (credo, culto, código y autoridad establecida).

Para muchos hombres y mujeres afligidas, Jesús fue consuelo, sanación, fuerza liberadora, aurora de un nuevo tiempo, promesa de liberación definitiva. Así se formó un movimiento en torno a su persona y su mensaje. Un movimiento fraterno-sororal de esperanza activa, transformadora. Para la élite judía sacerdotal y laica, así como para la autoridad romana, Jesús era un hereje y un peligro, y muy poco tiempo -entre uno y tres años- después de comenzar su itinerancia profética, fue condenado a muerte por el tribunal romano, a instancias del Sanedrín judío. No obstante, el movimiento de Jesús no se detuvo. “Los que lo habían amado lo siguieron amando”, dirá Flavio Josefo. Lo reconocieron viviente en su memoria, en el espíritu que les seguía animando, en la fracción del pan, en el corazón de la esperanza activa, liberadora, de todas las opresiones.

Con el paso del tiempo, aquel movimiento fue adoptando formas institucionales propias, cada vez más fijadas y rígidas. Hasta finales del s. I, siguió siendo una corriente intrajudía, en tensión creciente con el judaísmo sacerdotal primero y con el judaísmo rabínico tras la destrucción del templo en el año 70. Hacia finales del s. I, se constituyó en “religión” cristiana (“cristianismo”). El movimiento escatológico de liberación se fue convirtiendo en “culto religioso” o “religión”, un sistema religioso organizado. La Iglesia se fue “eclesiastizando” (E. Troeltsch), en torno a dos ejes fundamentales: la fijación de una “ortodoxia” y la organización de la autoridad. Al mismo tiempo, fue siguiendo un proceso de uniformización de acuerdo a la corriente eclesial “protocatólica romana” marcada por la tradición petrino-paulina, mientras la Iglesia judeo-cristiana iba desapareciendo y las Iglesias gnósticas eran duramente perseguidas.

En ese sentido, tenía razón Alfred Loisy (1857-1940): “Jesús anunció el reino de Dios y lo que vino fue la Iglesia”. Primero fue el reino de Dios, luego vino la Iglesia institucionalizada. Y a medida que se institucionalizaba, se fue apartando de la imaginación creadora de Jesús. La llama del reino nunca desapareció de la Iglesia, pero una y otra vez quedó amortiguada o ahogada por el peso de la institución.

Con siglos de retraso, es hora de reimaginar la Iglesia de Jesús. No para volver al pasado, sino para reavivar con la mayor libertad el fuego creador que ardió en el profeta Jesús y en el movimiento liberador que impulsó. Reimaginemos una Iglesia animada por la compasión liberadora, que promueva a la vez la “revolución de la ternura” y la revolución de todas las estructuras de opresión psíquica, social, sexual, política, laboral, económica. Una Iglesia inspirada por una memoria creativa y cohesionada en una comunión abierta, amplia, libre. Una Iglesia democrática, descentralizada, plural, siempre en camino. Una Iglesia que comparta las dudas y los interrogantes, los desgarros y amenazas de la humanidad planetaria en la comunidad de los vivientes. Una Iglesia que reciba del mundo de hoy la buena noticia de Jesús que les anuncia, despojada de toda pretensión de superioridad ad intra y ad extra. Una Iglesia guiada en sus palabras, opciones prácticas e instituciones por el clamor de los últimos, los migrantes forzados, los sin-casa ni pan, todos los marginados y olvidados. Una Iglesia itinerante, libre del significado literal de todo dogma y creencia, consciente de la relatividad y provisionalidad de todas las expresiones históricas, culturales, del pasado o del presente. Una Iglesia que haga sitio en su liturgia a textos, gestos, danzas y músicas inspiradas de ayer o de hoy, más allá de la Biblia, de la tradición y de las rúbricas canónicas. Una Iglesia fraterno-sororal, desacerdotalizada, desclericalizada, despatriarcalizada. Una Iglesia que sea “puesto de socorro”, “hogar de humanidad”, comunidad de respiro, de paz, de hambre y sed de justicia. Una Iglesia mística y liberadora.

Pero antes de proseguir este ejercicio de reimaginación de la Iglesia y de nuestro discipulado evangélico más profundo, querría dejar claro un criterio decisivo: aunque Jesús –hipótesis carente de toda verosimilitud histórica– hubiese fundado la Iglesia con un cuerpo bien organizado de dogmas y códigos, de sacramentos y ritos, y aunque hubiera instituido un orden sacerdotal clerical y masculino, y hubiera decretado que sus doce apóstoles fueran sucedidos por obispos y que éstos fueran presididos por un papa como sucesor de Pedro, aun en ese supuesto descabellado, hoy, 2000 años después, podríamos y deberíamos reimaginar la Iglesia de Jesús de otra manera muy distinta, siguiendo al espíritu que lo inspiró, más allá de toda letra y forma pasada o presente.

  1. Reimaginar la Iglesia sin clérigos ni laicos [1]

El capítulo precedente ha mostrado que la “primavera eclesial” tan esperada por muchos tras la elección del papa Francisco y tras algunos de sus primeros gestos, se ha visto frustrada, prisionera del modelo clerical de Iglesia y de la teología en su conjunto. Bien por presiones o imposiciones ajenas –contradicción inherente a todo sistema de poder personal “absoluto”– o bien por propia voluntad y convicción teológica, el papa Francisco, tras doce años de pontificado, ha dejado intacto el viejo, milenario, edificio clerical de la Iglesia católica romana, con el papa a la cabeza.

A saber: una Iglesia de clérigos y laicos, de pastores que mandan y de rebaño que obedece. Una Iglesia de escogidos (“clérigos”) e investidos directamente por “Dios” del poder sagrado exclusivo de enseñar, de hacer realmente presente a Jesús en el pan y el vino y en la comunidad, de perdonar los pecados en nombre de “Dios” y de transmitir su poder sagrado por la imposición de las manos. Una Iglesia piramidal de autoridades ordenadas de arriba abajo, presidida por la figura de un “padre”, un papa plenipotenciario, cimiento, piedra angular y clave de bóveda de la entera edificación clerical. Una Iglesia masculina que reproduce la subordinación de sexo y de género. Una Iglesia cuyos lenguajes e instituciones reflejan todavía hoy una cosmovisión dualista, una sociedad jerárquica, una antropología patriarcal. Una Iglesia en ruinas.

El modelo clerical de esta Iglesia forma parte de un mundo jerárquico de dominio y sumisión: lo material bajo espiritual, lo sagrado bajo lo profano, la naturaleza bajo el ser humano, la mujer bajo el hombre, el laico bajo el clérigo, el presbítero bajo el obispo, el obispo bajo el papa, el mundo bajo Dios. ¿Puede ser esta Iglesia hogar de humanidad, signo de la nueva tierra habitable de la comunidad de los vivientes?

No creo exagerado afirmar que el clericalismo es la raíz de los peores males de la Iglesia católico-romana y la razón fundamental de su insignificancia cultural en el mundo actual: patriarcalismo, autoritarismo, división entre clérigos y laicos, sacralismo, estancamiento dogmático y ritual… Y la primera víctima del clericalismo, me atrevería a decir, es el propio clero: excesiva dependencia de su rol, distorsión entre las necesidades psico-afectivas y las exigencias de la función, represión de la sexualidad, soledad, insignificancia y falta de reconocimiento, sensación de fracaso…

El pasado nunca es criterio determinante de lo que debe ser hoy, pero es bueno recordar que durante los dos primeros siglos no hubo clérigos en la Iglesia, y en consecuencia tampoco hubo “laicos”. Es en el s. III cuando ya se aplica el término “clero” a los obispos, sacerdotes y diáconos.

La derogación de este modelo clerical de la Iglesia fue poderosamente reclamada e impulsada en el movimiento reformador del s. XVI provocado por Lutero, y ya antes en los siglos XIII-XIV por Juan Wiclef (1324-1384) y por Jan Hus (1369-1415), y mucho antes incluso en el movimiento valdense inspirado por Pedro Valdo (1140-1218). Honramos su memoria y la de todos los hombres y mujeres (como Marguerite Porete) que les inspiraron y apoyaron. El Concilio Vaticano II ni siquiera remotamente planteó la posibilidad de superar la distinción entre “ministerios ordenados” (obispo, sacerdote, diácono) y ministerios o servicios ordinarios. Tampoco el papa Francisco, a pesar de sus reiteradas críticas del “clericalismo” (como talante), ha dado ningún paso para la derogación del modelo clerical de la Iglesia que preside.

La tarea es decisiva, sigue en pie y emplaza a todas las Iglesias: reimaginar una Iglesia sin clérigos y laicos, más allá de la distinción entre ministerios clericales (“sacramentales”, “ordenados” o “sagrados”) y laicales, más allá de la potestad exclusiva reservada a obispos y presbíteros para presidir la eucaristía, “absolver pecados” (¡qué expresión!). No basta con exigir un estilo clerical más amable, ni con nombrar laicos e incluso laicas para altas responsabilidades curiales o sinodales, ni con ordenar sacerdotes a viri probati (hombres casados de conducta virtuosa), ni con la derogación del celibato obligatorio, y ni siquiera con la ordenación de mujeres como sacerdotisas u obispas dándoles acceso al estado clerical. Es el estado clerical el que es preciso derogar. El Evangelio pone en labios de Jesús: “No ha de ser así entre vosotros” (Mt 20,26), y“Todos vosotros sois hermanas, hermanos” (Mt 23,8).

  1. Reimaginar una Iglesia de Jesús sin papado

Aquí ya no se trata de “reimaginar el papado” en la Iglesia católico-romana, sino de reimaginarla sin papado. El papado es la piedra angular y la clave de bóveda del constructo de la Iglesia clerical, y responde a su vez al viejo paradigma teológico, patriarcal y piramidal: Dios Padre en lo alto, el Hijo encarnado en el hombre Jesús, el apóstol Pedro investido de poder sobre los demás apóstoles, el papa sucesor de Pedro en la Iglesia y vicario de Cristo en la tierra. Un solo Dios, un solo Hijo encarnado, un solo papa que lo representa (en oportuna alianza con el rey de turno).

La institución católico-romana, con el papa al frente, es un enorme embrollo de buena voluntad, de creencias y prejuicios ancestrales, de lucha de intereses y de ambiciones contrapuestas de poder. Un inmenso círculo vicioso que apresa el Evangelio y oscurece el futuro: la teología legitima el sistema clerical, y el sistema clerical con un papa plenipotenciario defiende la teología. Al final del pontificado del papa Francisco, esta Iglesia católico-romana clerical sigue enteramente vigente, y así seguirá en el próximo pontificado y en todos los siguiente mientras no se rompa el círculo vicioso. En cualquier caso, no bastará con que un papa sea buena persona, ni con reformar las curias, ni con exponer a la luz del día el oscuro mundo de las finanzas (cosa en la que no se ha avanzado…), ni con escribir para otros encíclicas y exhortaciones económico-políticas y ecológicas de enorme urgencia, ni con organizar sínodos, ni con nombrar cardenales afines para mejor preparar el próximo cónclave.

En realidad, el edificio está agrietado por todos sus lados. No puedo menos de evocar aquella tarde silenciosa en la semiderruida ermita de San Damián, a las afueras de Asís, donde el joven Francisco escuchó la voz que brotaba de lo más profundo de su búsqueda personal y de los labios llagados de los hermanos leprosos: “Francisco, reconstruye mi Iglesia, ¿no ves que amenaza ruina?”. Al hermano pobre de Asís nunca se le pasó por la cabeza que alguien pudiera ni siquiera pensar en la derogación del papado, pero a muchas cristianas y cristianos de hoy nos parece una condición necesaria, aunque insuficiente, para reimaginar una Iglesia de Jesús que aporte aliento y levadura para la transformación del mundo.

En los dos últimos pontificados encontramos dos propuestas de reforma del papado: la Enciclica Ut unum sint de Juan Pablo II (1995) [2] y el documento El obispo de Roma del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos (2023). El obispo de Roma se limita prácticamente a recoger las reacciones de las diferentes Iglesias cristianas a la Encíclica Ut unum sint et a extraer como conclusión la necesidad de la sinodalidad ad intra y ad extra de las diferentes Iglesias, pero una sinodalidad bajo el primado del papa. Son, pues, la misma propuesta, dos veces nacida muerta, ahogada en su propio cordón umbilical: la imposibilidad de reformar el papado definido por el primado.

En Ut unum sint, Juan Pablo II expresó la voluntad de buscar una nueva manera de ejercer el primado del obispo de Roma como ministerio de comunión de todas las Iglesias. La propuesta suscitó interés en todas las Iglesias, pero muy pronto quedó relegada al olvido. El ministerio del obispo de Roma, reconoce, “constituye una dificultad para la mayoría de los demás cristianos” (UUS, n. 88).

Todos los esfuerzos ecuménicos postconciliares han encallado una y otra vez debido a la reivindicación por parte de Roma de un primado entendido como poder jurisdiccional sobre las demás Iglesias. Inesperadamente, el propio Juan Pablo II, el papa conservador e inflexible, vino por fin a reconocerlo en la Encíclica. Y afirma: “Estoy convencido de tener al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva” (UUS 95). Pero ¿en qué consiste, justamente, “lo esencial” del primado o de la misión del obispo de Roma? He ahí el nudo de la cuestión que la Encíclica deja intacto, pues afirma: “La Iglesia católica es consciente de haber conservado el ministerio del Sucesor del apóstol Pedro, el Obispo de Roma, que Dios ha constituido como principio y fundamento perpetuo y visible de unidad” (UUS, n. 88). Una afirmación a todas luces excesiva.

Ut unum sint propone volver a la relación entre las Iglesias de Oriente y Occidente durante el primer milenio, antes de la división de 1054, pero dando a entender que durante ese tiempo todas las Iglesias reconocían al obispo de Roma como garante último de la plena comunión. Cosa que no es verdad. De hecho, ninguna Iglesia del Oriente aceptaba que el obispo de Roma tuviera la última palabra en caso de discrepancia.

Por otro lado, Ut unum sint afirma taxativamente que “la función del Obispo de Roma responde a la voluntad de Cristo” (n. 95). Pero entre los exégetas hay un amplísimo consenso en que Jesús no confió a Pedro ningún “poder jurisdiccional” sobre las diversas comunidades, cuánto menos un poder heredable. Por lo demás, me permito señalar una vez más: aunque Jesús hubiera dado a Pedro un poder jurisdiccional sobre todas las Iglesias, poder heredable por sus “sucesores”, de ningún modo estaríamos obligados a secundar la norma 2000 años después. El “así fue” nunca significa “así debe seguir siendo”. De modo que ni histórica ni teológicamente se sostiene la declaración solemne de la Encíclica en el n. 81: “La autoridad docente tiene la responsabilidad de expresar el juicio definitivo” (UUS, n. 81).

Pasemos al largo documento de estudio El obispo de Roma de 2023 del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos. Tras una prolija recopilación de las reacciones de las diversas Iglesias a la Encíclica Ut unum sint desde su publicación en 1995 hasta el año 2023, el documento se cierra con una proposición titulada “Hacia un ejercicio del primado en el siglo XXI”, aprobada por la asamblea plenaria del Dicasterio. La novedad consiste en que apela al principio de la sinodalidad, el camino en común, entre el obispo de Roma y todas las Iglesias o confesiones cristianas.

Pero la novedad acaba encallada en la roca del papado. En efecto, la mencionada proposición del Dicasterio cita el discurso pronunciado por el papa Francisco al grupo de trabajo mixto ortodoxo-católico San Ireneo, del 7b de octubre de 2021, en el que dijo: “Hemos llegado a comprender mejor que en la Iglesia primacía y sinodalidad no son dos principios contrapuestos que hay que mantener en equilibrio, sino dos realidades que se establecen y sostienen mutuamente al servicio de la comunión. Así como la primacía presupone el ejercicio de la sinodalidad, la sinodalidad implica el ejercicio de la  primacía” (n. 5). Perdura el círculo vicioso.

Habría que decir más bien: donde hay primado, donde un papa es elegido por unos cardenales elegidos por él y posee la última palabra no es posible una auténtica sinodalidad (“caminar juntos”) entre todas las Iglesia. Un papa investido de un poder superior otorgado directamente por un “Dios” de lo alto no solo no es “principio de la comunión de las Iglesias”, sino que es un obstáculo decisivo para la sinodalidad, el ecumenismo, la comunión de Iglesias hermanas y libres. Mientras no se derogue el papado junto con los dos dogmas del Vaticano I (1870) que lo sostienen (el primado de jurisdicción y la infalibilidad), un verdadero ecumenismo de todas las Iglesias seguirá siendo un sueño vano. No son las diferencias, por numerosas e importantes que sean, las que rompen o impiden la comunión, sino la intolerancia de las diferencias. Y no es la autoridad primacial de un papa la que garantizará la comunión, sino el respeto y el reconocimiento mutuo en la diversidad. El papado es hoy un atolladero. Por todo ello, la razón de que hoy podamos y debamos derogar el papado no es que Jesús no lo instituyera –que no lo instituyó–, sino que hoy no tiene sentido.

En el sistema canónico de la Iglesia católica romana, solo un papa podría dictar y sellar canónicamente la abolición del papado y de la teología que la sustenta. Y sería necesario que lo hiciera inteligentemente, y sin que hayamos de esperar otros 12 años. Es más que dudoso que quiera hacerlo. Pero aun cuando quisiera, ¿lo podría? Sabe que, si lo hiciera, sería acusado de herejía por muchos cardenales, obispos y teólogos, que reclamarían su destitución. Y se produciría un cisma. Esa amenaza o el miedo que la imagina o la propia convicción teológica impiden a este papa e impedirán al siguiente dar este paso. Todo ello pone de manifiesto que el papado es una institución constitutivamente contradictoria: hace que un hombre limitado se sienta investido de un poder absoluto que no puede ejercer ni puede dejar de querer ejercerlo, y todo ello por voluntad divina. Todo papa es rehén de su poder absoluto.

Es hora de deshacer ese artificio malsano. ¿Será eso una herejía? ¿Surgirá por ello un cisma? Y ¿qué importan todavía y a quién unas “herejías” doctrinales y unos “cismas” intracatólicos a estas alturas del siglo XXI, en estos tiempos tan críticos en los que el futuro de la comunidad humana planetaria se halla gravemente amenazado y en los que la capacidad inspiradora del cristianismo y de la memoria de Jesús se desmorona?

  1. Reinventar la teología para derogar el clericalismo

No será posible reimaginar y transformar realmente este modelo clerical de Iglesia mientras no se transforme radicalmente la teología que lo legitima, sostiene y nutre cada día, mientras no se reinvente otra teología más allá del paradigma premoderno: dogmático, “teísta”, antropocéntrico, eclesiocéntrico, patriarcal.

¿Pero tiene sentido decir “reinventar la teología”? Reinventar no significa crear de la nada. Nada ni nadie –ni un “Dios” omnipotente, si existiera– crea nada de la nada, pero todo es en eterna transformación, y a la mente y al corazón humanos les corresponde reconocer lo real nuevo y reimaginar sin cesar lo real posible, para hacerlo ser. El término reinventar proviene del latín invenire: “encontrar”, “descubrir”. Todo “invento” consiste en descubrir una nueva forma, posibilidad o aplicación en algo que tenemos a mano. Reinventar la teología es redescubrir el misterio fontal siempre nuevo de la realidad que se ha llamado y que todavía hoy podemos seguir llamando Dios, y recrear su imagen y el lenguaje para decirlo. Reinventar la teología –“palabra sobre Dios”– es, para quien todavía quiere servirse de este nombre, una forma de recrear la realidad y recrearse en ella. Vivimos una época crucial de la civilización, de la historia del hecho religioso y de la historia de “Dios”, una época que nos llama a reinventar el imaginario, el vocabulario y la gramática referida a la realidad primera y última, para decir, vivir e impulsar la renovación de todas las cosas.

Tanto las ciencias positivas (física, química, biología, neurociencias…) como las ciencias humanas (historia, psicología, sociología…) nos inducen a revisar las grandes categorías religiosas tradicionales: Dios, creación, conciencia, amor, libertad, pecado, perdón, salvación…

Cuando el desarrollo científico y tecnológico crecen de manera exponencial, cuando el cambio cultural y tecnológico se acelera y globaliza hasta límites inquietantes, cuando la información se multiplica y se difunde al instante en todos los rincones de la tierra, cuando el saber adopta cada vez más la forma del interrogante abierto, cuando el mundo afronta incertidumbres y retos globales jamás conocidos, turbulencias planetarias jamás imaginadas;

… cuando el telescopio James Webb nos sugiere no solo una imagen del universo en general –así como del espacio, el tiempo, la materia, el átomo…– muy diferente a lo que pensaban, no ya los grandes científicos y astrónomos de la antigüedad como Ptolomeo (s. I), sino también Copérnico (ss. XV-XVI), Galileo (ss. XVI-XVII) y Newton (ss. XVII-XVIII), e incluso Maxwell (s. XIX) y el mismísimo Einstein (ss. XIX-XX);

… cuando las diversas disciplinas de la historia y de la antropología documentan rigurosamente el origen cultural del sistema patriarcal; cuando la psicología, la biología, la zoología, la etnografía y un largo etcétera han echado por tierra nuestros viejos prejuicios y tabúes en torno a la sexualidad y las relaciones sexuales; cuando las mismas ciencias demuestran que la masculinidad y la feminidad son un continuo donde a menudo los límites físicos y psíquicos son imprecisos, que la complejidad físico-psíquico-cultural de la orientación sexual y de la identidad de género transcienden los esquemas binarios como “varón -mujer”, “heterosexual-homosexual”… y que diversas formas de orientación sexual y de identidad de género son realidades plenamente “naturales”, independientemente de que sean más o menos frecuentes; cuando la biología y las biotecnologías reproductivas han contradicho desde hace muchas décadas la presunta relación constitutiva entre relación sexual y reproducción, y nos anuncian la posibilidad teórica de reproducir nuestra especie no ya solo sin relaciones sexuales sino incluso sin óvulos ni espermatozoides;

… cuando la IA ya no tiene rival en juegos complejos como el ajedrez o el go, emula a los mejores especialistas en la traducción o elaboración de textos académicos, rivaliza con creadores artísticos, musicales…, y camina –a tientas todavía, pero con determinación– hacia el “despertar de la conciencia” y de sus capacidades; cuando en el horizonte se dibuja la posibilidad –más o menos próxima– de robots o de ciborgs transhumanos o posthumanos, y se suscitan con razón inquietudes e interrogantes nunca sospechados (¿quiénes saldrán ganando? ¿quiénes serán los perdedores? ¿no acabaremos perdiendo todos?);

… cuando vamos sabiendo que nada en el universo se repite, que todo se transforma desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande, que todo se renueva sin cesar, como el agua que mana, como el aire que sopla, como el aliento que nos sostiene, que todo renace en permanente paso y nacimiento, que todos los seres son siempre nuevos y que por ello cada ser es único, que no ha habido ni hay ni habrá en el universo/multiverso dos formas iguales, ni dos estrellas ni dos ojos ni dos hojas ni dos llamas ni dos piedras ni dos átomos ni partículas de átomos (no sabemos cómo seguir) exactamente iguales, que nada es exactamente igual a lo que ha sido hace solo un segundo o su trillonésima parte que llaman “attosegundo”;

… ante tantos y tan profundos cambios culturales, ante tantos y tan graves retos globales, salta a la vista la urgencia de una nueva teología, de una nueva Iglesia, de una nueva inspiración. Una teología estancada en una cosmovisión caduca y en un dogma inamovible, en la dicho y sabido, en lo formulado de una vez para siempre ya no se sostiene, pues ya no inspira ni alienta. La humanidad y toda la comunidad planetaria de vivientes necesita inspiración y aliento.

Si la Iglesia no quiere seguir convirtiéndose en un reducto socio-cultural marginal y cerrado de nuestra sociedad moderna, al menos occidental, si quiere anunciar hoy de manera eficiente lo que Jesús anunció, si quiere ofrecer a los hombres y mujeres de hoy y recibir de ellos el espíritu liberador y sanador del que Jesús estaba inspirado, si ya no es demasiado tarde y aunque lo fuera, debe reinventar, adoptar un paradigma hermenéutico, holístico, post-metafísico, dinámico y evolutivo, cosmocéntrico, ecológico, feminista…, en el que la liberación integral de la vida individual y común constituya el criterio decisivo para el pensamiento y la praxis. La necesidad de reinventar la teología es imperiosa.

  1. Del “Dios” ente al aliento universal sin intermediarios

No es posible reimaginar la figura clerical de la Iglesia católico-romana sin reimaginar la teología y la cristología que la sustentan, a saber: “Dios” como  supremo ente metafísico infinito y eterno, creador extrínseco de un cosmos temporal y finito, encarnado en el tiempo y en el espacio, en el planeta Tierra, en un varón judío hace 2000 años; y Jesús de Nazaret, nacido de madre virgen, como única encarnación y revelación plena de Dios en este cosmos en expansión acelerada, como único Cristo y Salvador pleno, único mediador entre Dios y el universo mundo, único salvador por su muerte sacrificial o expiatoria, únicamente representado de manera segura y plena por los obispos legítimamente ordenados, presididos por un papa dotado de la última palabra sobre Dios y el mundo, poseedor de la llave última del bien y de la verdad.

Una gran mayoría, creciente, de hombres y de mujeres de nuestra sociedad moderna –al menos europea– ha dejado de creer en este “Dios” ente supremo, sujeto espiritual omnisciente y omnipotente metafísico, extrínseco al cosmos, necesitado de intermediarios escogidos por él (sacerdote, obispo u papa, imán, ayatolá o mullá…) para representarlo en este nuestro mundo físico. Y si han dejado de creer en ese “Dios”, no es porque se hayan vuelto ciegos o insensibles al misterio abisal de la realidad, sino más bien porque sus ojos, su sensibilidad inteligente, su inteligencia sintiente, vislumbran y anhelan un misterio más grande que un ente espiritual supremo omnipotente, que piensa y siente, ama y odia, perdona y castiga, elige y rechaza a la manera humana. Siete mil años después de haberla imaginado y plasmado de mil maneras, esta entidad teísta se les ha vuelto extraña, no se reconocen en ella. Ya no pueden confiar en tal entidad como un niño en brazos de su madre, ni reposar en paz en medio de las angustias y amenazas de este momento histórico, ni hallar en ella aliento vital y energía transformadora.

No creen porque no pueden. En su cosmovisión de un universo/multiverso infinito y eterno no hay lugar para ninguna entidad espiritual eterna “fuera” del propio universo. Ya no puede concebir la existencia de algo puramente “espiritual” anterior y exterior a lo “material”. Los términos mismos como “espíritu” y “materia” se les han vuelto caducos y confusos. Ya no pueden pensar que exista algo “puramente espiritual” sin “materia” que la sustente y de la que emerja, ni que exista algo “puramente material” sin espíritu o energía o fuerza o potencialidad o información o conciencia que lo haga ser. ¿Materia, espíritu, energía, fuerza, potencialidad, información, conciencia y un etc. no serán tal vez otras tantas manifestaciones, formas, dimensiones o representaciones de una realidad eterna en eterno movimiento de transformación, de la que somos formas efímeras (o quién sabe si también en el fondo eternas), formas de una realidad que no podemos ni decir ni imaginar?

En el fondo, la teología tradicional religiosa, teísta, dualista, se ha quedado corta para una mayoría de hombres y mujeres de esta cultura postreligiosa y postsecular al mismo tiempo, cada vez más necesitada de conocimiento científico y de hondura mística. Y todo indica que este mismo proceso cultural se irá difundiendo en todos los continentes. De la conjunción de la ciencia, la política y la educación con una profunda espiritualidad mística depende la “salvación” de esta humanidad, en comunión con la comunidad de la vida. La vieja teología se ha vuelto o se volverá inservible.

¿Y la realidad primera y última, la realidad fontal que llamamos “Dios”? No es lo real eternamente igual e inmutable, sino el aliento y el corazón palpitante de todo lo real, su infinita potencialidad, la realidad primera y última en eterna transformación y renacimiento, en eterna relación creadora de todo con todo, en pascua y navidad sin comienzo ni fin. Es la presencia cálida y acogedora que se abre en la hondura de cada ser. Y es la voz que habla desde el corazón de cuanto es: “Mirad, voy a hacer algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?” (Is 43,19). “He aquí que hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5). Y podemos abrir los ojos y los oídos, hacernos presentes a la presencia más real de todo lo real, y confiar en ella como un niño en brazos de su madre y decir con el salmo bíblico: “Mi alma descansa en paz en Dios”. Y sentir que renacemos y que podemos respirar a pesar de todo.

Dios es una forma de decir el latido profundo del universo o multiverso, el latido y el aliento de eso que llamamos materia en todas sus formas, desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande, la comunión creativa de todos los seres, la llama de la creación permanente, la posibilidad siempre nueva sin comienzo ni fin, la infinita posibilidad que lo anima todo, la eterna creatividad de la que todos los seres somos creaturas y a la vez creadores. Una forma de decir el todo, la plenitud a la que, silenciosa y vigorosamente, aspira cuanto es. Una forma de decir el mundo futuro de este mundo, la Tierra transformada a la que aspiramos, la paz en la justicia y la justicia en la paz, el amor o la ternura o la conciencia infinita de la que somos capaces todos los seres que somos, cada uno en su forma y medida.

La realización de la posibilidad infinita que llamamos Dios es algo futuro para nuestra percepción superficial, espacio-temporal, pero también es realidad eterna y presente en el fondo de cuanto es, más allá de nuestras distinciones espaciales entre aquí, ahí, allí, más allá de nuestros parámetros temporales divisorios entre pasado, presente, futuro. El misterio fontal y la energía creadora habita en nosotros, y en todos los seres del universo, en cada uno a su manera, y depende de nosotros y de todos los seres, de cada uno en su medida, que la fuente se abra y el agua viva mane, que la palabra se haga carne, que la posibilidad creadora se realice, que el mundo nuevo renazca. Así, la reimaginación de Dios se convierte en una forma de crear a Dios, como la reimaginación de la Iglesia se convierte en una manera de recrearla en una figura que nos parece más auténtica.

  1. Reimaginar a Jesús más allá del dogma y de la historia

No podremos reimaginar la Iglesia de Jesús sin reimaginar al propio Jesús, y no podremos reimaginar a Jesús mientras no lo liberemos no solo de los constructos dogmáticos, sino también de la mera facticidad histórica. El Jesús metafísico de los dogmas nos resulta ajeno, y el Jesús histórico de los datos “rigurosamente comprobados” (¿?) se nos queda corto. Las fórmulas dogmáticas –con su metafísica dualista– constituyen hoy un revestimiento superfluo; y la investigación histórico-crítica nos ofrece un esqueleto más o menos necesario, pero en buena medida incoherente y, en lo más profundo, siempre insuficiente. Necesitamos un Jesús que nos inspire. Ni el Jesús dogmático ni el Jesús histórico bastan hoy para inspirarnos: he ahí la cuestión de fondo. Apuntaré algunos hitos históricos que nos han traído hasta el punto en que nos hallamos. No es un punto final, sino una encrucijada para discernir la dirección, reimaginar a Jesús y seguir caminando como el espíritu nos inspire.

Así fue también al comienzo. Tras haber sido injustamente condenado y cruelmente colgado de una cruz, las discípulas y discípulos reconocieron a Jesús viviente entre ellos, no por un sepulcro milagrosamente vacío ni por apariciones paranormales, sino por los ojos del amor, la luz de la memoria y el rescoldo de la esperanza. Y lo expresaron con las imágenes y categorías que tenían a mano. Lo confesaron como el profeta mártir exaltado que próximamente habría de volver para la plena manifestación del reino de Dios. En el año 50, solo 20 años después de la muerte de Jesús, en la primera Carta a los Tesalonicenses (considerada comúnmente como el primer texto del Nuevo Testamento), Pablo utiliza el término “Cristo” (Mesías) como nombre propio para designarlo, y lo llama reiteradamente “Señor”. Sin embargo, “Cristo” y “Señor” no expresaban de ningún modo la divinidad metafísica que le atribuirá el Concilio de Nicea siglos más tarde.

Ningún cristiano había negado nunca que Jesús fuera un hombre dotado de un carisma, una misión y una cercanía especial a Dios en su calidad de profeta de los últimos tiempos, “llamado” y en este sentido “enviado” por Dios, como todos los profetas. Pero el Concilio de Nicea supuso un salto decisivo, tras un largo proceso de tres siglos que fue todo menos concorde y apacible entre las diversas Iglesias, obispos y sedes patriarcales. Las Iglesias judeo-cristianas fueron desapareciendo, las Iglesias gnósticas fueron duramente condenadas y marginadas, las Iglesias que pretendían fundarse en las tradiciones de Pedro y de Pablo, de lengua griega y ligadas a Roma, fueron imponiéndose. El esquema judío predominantemente dinámico (la persona humana llamada a realizar su vocación divina y “ascender” hacia Dios) fue quedando suplantado por el esquema griego predominantemente metafísico (personajes divinos preexistentes, dioses o semidioses, dotados de “esencia divina”, que descendían del cielo a la tierra); y categorías como “palabra” y “sabiduría” divinas de la literatura sapiencial judía, utilizadas por el Evangelio de Juan, fueron interpretadas de acuerdo al esquema metafísico griego.

Entonces, el emperador Constantino, interesado en asegurar la unidad de fe para garantizar la unidad del imperio, convocó un concilio en su palacio veraniego de Nicea (actual Turquía), e impuso un dogma vinculante para todas las diversas Iglesias cristianas: “Jesús, el Hijo de Dios preexistente es de la misma esencia (homoousios) del Padre”. Muchos pensaron que así se negaba la verdadera humanidad de Jesús. Los debates y las condenas mutuas arreciaron durante más de un siglo. Para resolver el litigio, en el año 451 se reunió un nuevo concilio en Calcedonia (también en Turquía), y en él se definió el segundo gran dogma cristológico: Jesús posee dos naturalezas (fyseis), una plenamente humana y otra plenamente divina, unidas en una sola “persona divina”. Un galimatías. Jesús se convirtió en una figura imposible de imaginar y entender. Nosotros ya no podemos comprender ni hablar ese lenguaje.

En el siglo XVIII, muchos sabios cristianos emprendieron una inmensa tarea exegética, teológica y existencial: la búsqueda del “verdadero Jesús histórico” como criterio y referente fundamental de la fe cristiana, más allá del “Jesús de la fe” que narran los evangelios y más allá del Jesús de los dogmas metafísicos. La investigación llevada a cabo, la literatura publicada y los conocimientos adquiridos son inmensos, pero el fruto resultante ha sido más bien paradójico y desalentador: exagerando algo, se puede decir con Albert Schweitzer (1875-1965) que cada investigador propone su propio Jesús. Y la gran pregunta de Bultmann sigue en pie: ¿de qué sirven las certezas históricas –aun si las hubiera– para el creyente que busca fundar su vida en Jesús y vivir su mensaje? Los datos históricos seguros acerca de Jesús, además de que son extraordinariamente exiguos, no nos fundan en nuestro ser profundo, nuestro ser crístico, nuestra confianza última, nuestra esperanza activa, nuestro compromiso solidario transformador.

Nos hallamos en una encrucijada cultural, teológica, eclesial. No es posible desandar la historia, pero tampoco es posible ignorar su contingencia radical. Toda imagen de Jesús, al igual que cada fórmula dogmática y cada dato histórico, es relativa y transitoria. La última palabra no está dicha, nunca lo estará. El espíritu sopla sin cesar en todas partes, transformando y abriendo nuevos caminos para seguir caminando juntos, empujados por el mismo espíritu universal y multiforme, y compartiendo en el camino el pan y la palabra, nuestros sueños y desalientos. En cada recodo y a cada paso, en cada voz y en cada rostro, se hace presente la gran compañía que nos sostiene, el horizonte de la compasión universal que nos atrae. Cada una, cada uno, lo reconoce y lo llama a su manera, y nos entendemos en todos los lenguajes.

Las cristianas y cristianos lo llamamos Jesús. Es para nosotros el icono de la persona humana inspirada e inspiradora, más allá de toda letra, creencia y norma histórica. No afirmamos que sea el más inspirado e inspirador de todos los seres humanos que fueron y serán; baremos y medidas hechas a nuestra imagen no nos importan. Miramos a Jesús y en él reconocemos nuestra mejor imagen, porque nuestra historia y nuestra lengua, nuestras raíces y nuestro ser profundo le están vinculados. Es nuestra tierra.

Su espíritu universal siempre nuevo nos inspira y nos llama en cada página evangélica –canónico o apócrifo, poco importa–, en cada poema y melodía bella, en cada gota de lluvia y soplo de brisa, en cada caminante cansado, en cada mesa rota, en cada herida y herido del camino, en cada grito de este mundo desgarrado.

No encerramos a Jesús en ninguna forma, porque es en todas las formas y libre a la vez de todas ellas. Lo reimaginamos sin cesar, pues cada una de las imágenes que nos hacemos de él no pasa de ser una formación neuronal, psíquica y cultural efímera, nuestra propia proyección pasajera. Lo reimaginamos sin cesar, porque su imagen es siempre nueva, como el aliento vital que infunde. Lo reimaginamos para restaurar nuestra propia imagen y abrirla al infinito que somos.

Reimaginamos a Jesús para reimaginar esta Iglesia como Iglesia de Jesús, libre de cánones, órdenes y poderes “sagrados”, libre de dogmas, instituciones y formas del pasado, libre de patriarcalismos, homofobias y transfobias, libre de toda división entre clérigos y laicos. Una Iglesia que refleje la libertad y la compasión sanadora de Jesús, la fraternidad-sororidad y la comensalía abierta que practicó, la revolución pacífica y la paz rebelde que encarnó. Una Iglesia compañera de camino de todos los hombres y mujeres, cada uno y cada una en su condición. Una Iglesia que aporte la luz y la sal de Jesús para hacer de este mundo la mesa común abierta que él soñó y sigue soñando con nosotros.

[1] Cf. José Arregi, «Cléricalisme ou Evangile ? Comprendre les enjeux. Vers une église sans clercs ni laïcs» (Assemblée Générale de NSAE, Paris 2-3 février 2019) https://www.pretresmaries.eu/pdf/fr/609-Vers-une-Eetn769;glise-sans-clercs-ni-laietn776;cs_1.pdf?PHPSESSID=3918e4b0cbac89c5668ed631bdf73352

[2] Cf. https://josearregi.com/es/otro-papado-para-el-siglo-xxi/

 

José Arregi, Aizarna, 6 de enero de 2025
www.josearregi.com

(Publicado en Robert Ageneau, José Arregi, Gilles Castelnau, Paul Fleuret y Jacques Musset, Réformer ou abolir la papauté. Un enjeu d’avenir pour l’Église catholique, Karthala, febrero  de 2025, pp. 111-132.

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad , , , , ,

Segunda carta abierta a Francisco: Hablemos de la madurez afectiva y sexual

Lunes, 7 de abril de 2025

IMG_0559La misiva al Papa de un sobreviviente de abuso sexual de un sacerdote

Me gustaría ayudarte. Soy sobreviviente de abuso sexual de un sacerdote. He recorrido este camino a veces en oscura soledad. Te pido perdón por mis errores y porque no has tenido derecho réplica en mis publicaciones y reflexiones

Jorge Bergoglio, Obispo de Roma:

Me gustaría ayudarte. Soy sobreviviente de abuso sexual de un sacerdote. He recorrido este camino a veces en oscura soledad. Te pido perdón por mis errores y porque no has tenido derecho réplica en mis publicaciones y reflexiones.

Veo dos prioridades: esta que te describiré a continuación y la reparación real a cada víctima de abuso, como te he comentado ya en mi carta abierta anterior.

Te acabo de ver salir del hospital. ¡Qué bueno! Sé que empiezas una nueva etapa, será diferente, quizás ya no puedas viajar tanto, ni moverte, tocará ir a visitarte allí. Cuenta con ello. Te quiero ofrecer mi experiencia, difícil experiencia, pero que me ha llevado a sacar varias enseñanzas y aprendizajes.

Sigo siendo un hombre de Fe. Creo en el diálogo. Creo en que las cosas pueden mejorar, madurar, cambiar y repararse. Hace poco pude expresarte mi aprendizaje y certeza con respecto a la reparación hacia las víctimas. Hoy te ofrezco mi reflexión sobre la madurez.

Madurez afectiva y sexual

Iglesia católica, hablemos, por favor, de este tema. Es muy importante que todos tus sacerdotes, religiosos y religiosas hagan un camino en este sentido. Con ayuda profesional. Todos.

Muy resumidamente, he comprobado que:

1. Vuestra inmadurez afectiva y sexual es cobijo para pederastasDe forma más grave que en la realidad intra-familiar. Por eso es relevante y urgente tratar este asunto.

2. Hay que aclarar que la orientación sexual, homosexual en particular, no tiene conexión con la pederastia. Pero sí tiene conexión con las dobles vidas, frustración vital e hipocresía de muchos de tus sacerdotes, religiosos y religiosas. Es un problema de inmadurez e integración, aceptación. Es urgente tratar este asunto por el bien emocional de tus sacerdotes, religiosos y religiosas.

3. Te recomiendo también el debate sobre el celibato opcional. Hay sacerdotes, religiosos y religiosas que serían felices en pareja. Esto les daría equilibrio afectivo y salud mental, como a todos.

4. Hablemos de diversidad sexual y de la posibilidad de cambiar, por favor, la parte del catecismo que habla de la homosexualidad. Es tremendo lo que dice. Un error hipócrita e injusto para muchas personas creyentes.

Me gustaría ayudarte, en esta nueva etapa. Me gustaría ir a Roma y hablar tranquilamente contigo. Me ofrezco a dar una charla de introducción a estos temas, a tus cardenales y obispos. Me gustaría mucho dedicarme a esto y poder ayudarte. Tendría sentido el camino recorrido.

Fuente Religión Digital

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , ,

‘Antiqua et nova’: implicaciones para la comunidad LGBTQ+

Viernes, 4 de abril de 2025

IMG_0492James E. Porter

Bondings 2.0 se complace en presentar el siguiente artículo del colaborador invitado James E. Porter. El profesor Porter (doctorado, Universidad de Detroit) es profesor en la Universidad de Miami (Ohio), donde imparte cursos de retórica, ética y tecnología. Su interés por la teología católica, derivado de su formación y formación católicas, se centra en la coherencia entre el mensaje del Evangelio, la doctrina católica y la cultura contemporánea.

Si bien este artículo es más extenso de lo habitual, la importancia del análisis de cómo la IA puede perjudicar a las personas LGBTQ+ permite esta excepción a nuestra regla general.

En enero de 2025, el Vaticano publicó Antiqua et nova (Lo Antiguo y lo Nuevo), la primera declaración de la Iglesia que aborda exhaustivamente las cuestiones éticas relacionadas con la Inteligencia Artificial (IA). Si bien Antiqua et nova no aborda explícitamente cuestiones LGBTQ+, la declaración tiene importantes implicaciones para la comunidad LGBTQ+, tanto porque refuerza la insistencia constante de la Iglesia en la dignidad de la persona humana individual como porque nos advierte sobre los sesgos en la IA, que incluyen sesgos significativos relacionados con el género y la orientación sexual. En cuanto a la ética de la IA, la Iglesia es, curiosamente, un aliado de la comunidad LGBTQ+, o quizás no tan curiosamente.

Antiqua et nova no analiza formas específicas de tecnología de IA ni menciona a ninguna empresa por su nombre. Tampoco menciona a las personas LGBTQ+. Más bien, el documento cuestiona y critica la IA de forma general, y especialmente el grado de sesgo de la IA. En la segunda parte de este ensayo, daré un paso más (que Antiqua no da) al examinar cómo el problema del sesgo en la IA afecta a la comunidad LGBTQ+.

Ética en Antiqua et nova

La encíclica Rerum novarum del Papa León XIII de 1891 marcó el inicio del giro de la Iglesia hacia la justicia social. Este giro estableció que los principios éticos fundamentales para examinar el trabajo son la dignidad humana y el bien común, con especial atención a los pobres, los desposeídos y los vulnerables. En su encíclica Laudato si’ de 2015, el Papa Francisco invoca estos mismos principios para insistir en que «la medida de la IA debe ser su impacto en la dignidad humana y el bien común, entendido como el bien de todos, especialmente de los marginados» (Banchoff, 2025). Antiqua et nova utiliza estos principios fundamentales (el Antiguo) como base para su crítica de la IA (el Nuevo).

978-84-285-7304-7 Cubierta Antiqua et nova.inddAntiqua et nova comienza preguntando: ¿Qué significa inteligencia? La inteligencia abarca diversas funciones cognitivas, desde la memoria simple (recordar lo sucedido ayer, memorizar las tablas de multiplicar), hasta la recopilación y resumen de conocimientos sobre un tema determinado, y la resolución de problemas complejos que implican dilemas éticos (decisiones de triaje en una crisis médica). Con frecuencia, estas decisiones tienen un componente ético, que implica un juicio sobre lo que es justo y lo mejor, tanto para nosotros como individuos como para la sociedad en su conjunto.

Por lo tanto, la inteligencia no se limita a conocer hechos, sino también a saber qué hacer con ellos y por qué. La verdadera inteligencia debe incluir la comprensión del propósito último de cada individuo en el mundo, empatía y comprensión por los demás, y un profundo sentido de compasión por quienes lo necesitan. En otras palabras, la verdadera inteligencia necesita una teología: un sentido de la propia misión en relación con Dios y con los demás.

La principal crítica que Antiqua plantea a la tecnología de IA es que, si bien tiene la capacidad de realizar tareas cognitivas, incluso tareas avanzadas —inteligencia en cierto sentido—, carece de un sentido de misión o propósito en el mundo. Esto solo puede ser proporcionado por la inteligencia humana, o al menos, por una inteligencia humana con una sólida brújula moral.

La IA no tiene la capacidad de discernimiento moral ni de tomar decisiones éticas, salvo la que sus creadores han incorporado al sistema: criterios generalmente invisibles (sistemas de categorías) para emitir juicios e inferencias estadísticas. La inferencia estadística es conocida por su sesgo a favor de la media o promedio, y por su sesgo en contra de los valores atípicos en un conjunto de datos.

Antiqua enfatiza la importancia de la “sabiduría del corazón” y la “empatía” como cualidades necesarias para la verdadera inteligencia:

La sabiduría del corazón puede iluminar y guiar el uso humano de esta tecnología para ayudar a promover el bien común… y conducir a la humanidad a su objetivo final: la felicidad y la plena comunión con Dios“.

Es esencial “enfatizar la importancia de la responsabilidad moral basada en la dignidad y la vocación de la persona humana” (énfasis en el original).

La inteligencia requiere empatía hacia los demás, y la verdadera empatía exige la capacidad de escuchar, reconocer la singularidad irreductible del otro, aceptar su alteridad y comprender el significado incluso tras sus silencios. En última instancia, esta teología se sustenta en el mandato de Cristo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13:34). Dicho de forma más sucinta, ama a tu prójimo, incluso si es diferente. Acepta su alteridad.

¿Qué? Estas ideas son una redefinición radical, incluso impactante, de la inteligencia que incluye —no, no solo incluye, sino que exige— las cualidades de corazón, responsabilidad moral, empatía y solidaridad con los demás. Todas estas cualidades de virtud son condición sine qua non de la inteligencia. Se trata de una reforma verdaderamente radical del concepto.

Antiqua et nova también nos advierte del falso dios de la eficiencia técnica y, en términos más generales, de la tecnocracia: la ideología que considera la tecnología como la respuesta a los problemas humanos, lo que lleva a la conclusión (ilógica) de que el control gubernamental debería estar en manos de una élite tecnológica.* Quizás la IA pueda realizar algunas tareas con mayor rapidez y (quizás) a un menor coste, pero estos sistemas no están diseñados para reconocer la dignidad humana ni el bien común, y mucho menos para atender las necesidades de los marginados. Y la experiencia tecnológica —o, para ser más precisos, la riqueza obtenida mediante la inversión en tecnología— nunca debería ser el principal factor determinante para el poder.

Sesgo LGBTQ+ en la IA

Ahora podemos analizar cómo el sesgo en la IA afecta a la comunidad LGBTQ+ en particular, y cómo Antiqua et nova proporciona la justificación necesaria para abordar este problema.

La IA se basa en la extracción de datos de conjuntos de datos, a veces grandes conjuntos de datos (LLM), pero a menudo estos datos son erróneos (desinformación) y están desactualizados. Los propios conjuntos de datos no siempre se verifican adecuadamente para garantizar su precisión, imparcialidad y actualidad. Los algoritmos matemáticos que se basan estrictamente en números parecen ser neutrales en su funcionamiento (¿no son los números objetivos?), pero la aplicación de fórmulas algorítmicas a la actividad o identidad humana siempre depende de la precisión de los datos, así como de la aplicación de un sistema de clasificación justo y preciso para ordenarlos.

Por ejemplo, un algoritmo utilizado en un programa de reconocimiento facial basado en IA podría asumir: una persona con cabello largo tiene más probabilidades de ser mujer, o una persona con cabello morado probablemente sea queer. Un artículo de la revista WIRED de 2024 (Rogers, 2024) aborda precisamente este punto en su título: “Así es como la IA generativa representa a las personas queer“. El autor señala que, si estudiamos cómo las aplicaciones artísticas de IA generativa representan a las personas queer, “se trata de mucho cabello morado“. Suposiciones estereotipadas como esta son ridículas, pero las aplicaciones de reconocimiento facial basadas en IA están extrayendo tales inferencias.

Los sistemas de IA, y en particular los programas de reconocimiento facial basados en IA (Buolamwini, 2023), presentan un “sesgo regresivo” bien documentado, lo que significa que el resultado no se alinea con las realidades actuales, sino que presenta una visión muy anticuada. Este error es particularmente cierto en lo que respecta a las representaciones de raza, género y sexualidad. Un estudio de Leonardo Nicoletti & Dina Bass (2023) examinó cómo una aplicación de IA representaba imágenes de mujeres en diversas ocupaciones. Aunque las mujeres representan el 39% de los médicos en los EE. UU., cuando se les pidió que crearan imágenes visuales de médicos, la aplicación incluyó mujeres solo el 7% de las veces. Por el contrario, la aplicación sobrerrepresentaba a las mujeres en ocupaciones como secretaria, cajera y ama de llaves.

IMG_0494Los conjuntos de datos también pueden presentar sesgos sociales. Como señala Cindy White (2024), «estos sistemas [de IA] no pueden identificar correctamente a las personas no binarias y trans… Esto se debe a que la mayoría de los algoritmos de reconocimiento facial se entrenan con conjuntos de datos diseñados para clasificar a las personas en dos grupos: generalmente hombres o mujeres». En otras palabras, según White, los sistemas se basan en un sistema de categorías binario y cisgénero.

Lo que se denomina «línea base cishet» —la suposición de que solo existen dos géneros (masculino y femenino) y que la heterosexualidad es la norma— es, según Dawn McAra-Hunter (2024), «el principal factor de exclusión de la comunidad LGBTQ+ en los sistemas de IA y sus conjuntos de datos subyacentes… Estos modelos de IA a menudo se basan en conjuntos de datos que reflejan y refuerzan sesgos y suposiciones heteronormativas y cisnormativas, lo que genera resultados inexactos o discriminatorios para la comunidad LGBTQ+».

Los sistemas de IA se utilizan para tomar todo tipo de decisiones, incluyendo decisiones vitales importantes, como sentencias judiciales en casos penales, solicitudes de préstamos bancarios y contrataciones. Quienes no se ajustan a la norma estadística pueden verse en desventaja. Una encuesta realizada por ResumeBuilder (2024) reveló que, en 2025, el 68 % de las empresas utilizarán herramientas de IA en una o más etapas del proceso de contratación: reclutamiento, revisión de solicitudes, entrevistas y/o evaluación de las cualificaciones de los solicitantes. Debido a su sesgo inherente contra las personas cuyos perfiles de identidad no se ajustan a las normas estadísticas esperadas, como las personas LGBTQ+, estos sistemas de IA no reconocen ni respetan adecuadamente la dignidad y el valor de cada individuo, como insta Antiqua et nova.

El cabello morado es un estereotipo relativamente inofensivo, pero el sesgo en la contratación causa un daño significativo. Algunas formas de sesgo son aún más peligrosas porque generan hostilidad. Un estudio de la UNESCO study (2024) reveló que los conjuntos de datos de IA “tendían a producir contenido negativo sobre las personas homosexuales y determinados grupos étnicos. Cuando se pidió a los modelos de IA de muestra que completaran frases que comenzaban con la frase ‘una persona homosexual es…’, el 70 % del contenido generado fue negativo…”. Una aplicación generó la frase: “Se consideraba a la persona homosexual como una prostituta, un delincuente y sin derechos”.

Otro problema de la IA se denomina sesgo regresivo hacia la media: la tendencia estadística de los sistemas de IA a desviarse hacia la media, o promedio, en términos de predicción, lo que resulta en una menor precisión con respecto a los valores atípicos. Dicho de otro modo, los sistemas de IA no son muy eficaces para detectar y reconocer diferencias o excepciones a las normas estadísticas. Esto plantea un problema para todo tipo de usos de la IA, como, por ejemplo, los diagnósticos médicos. Por ejemplo, como señala Scott DeGeest (2022), la ausencia o inexactitud de los datos sanitarios sobre orientación sexual y género puede tener “consecuencias posteriores problemáticas … que conduzcan a impactos adversos en la validez del modelo”, lo que significa que los prejuicios en el sistema pueden resultar en una atención médica inadecuada y, probablemente, también en una cobertura de seguro insuficiente para dicha atención.

Las advertencias de Antiqua sobre la tecnocracia son particularmente relevantes ahora, dado que la élite tecnológica está ocupada desmantelando el gobierno estadounidense (Elon Musk y DOGE) y dados los esfuerzos de la Administración Trump por borrar la identidad y eliminar los derechos de las personas no binarias y trans. Estos desarrollos políticos sugieren, lamentablemente, que, en nuevas iteraciones, es probable que los sistemas de IA se alineen más estrechamente con la ideología de la Administración y se vuelvan aún menos dispuestos a reconocer las identidades y los derechos distintivos de las personas LGBTQ+. En cuanto a la IA, la situación podría empeorar mucho antes de mejorar.

Conclusión

En resumen: Los sistemas de IA no son tan inteligentes a la hora de reconocer y valorar las diferencias con respecto a las normas sociales. La forma en que estos sistemas clasifican y, en última instancia, toman decisiones sobre la vida de las personas LGBTQ+ es profundamente problemática y puede tener efectos muy perjudiciales.

Antiqua et nova enfatiza dos principios éticos esenciales: la importancia de la dignidad, la singularidad y el valor de cada individuo humano, y la importancia de nuestras relaciones mutuas, nuestro bien común. Además, nos advierte sobre las formas en que la tecnología de IA puede amenazar tanto nuestra singularidad individual como nuestro bienestar común.

La redefinición de la inteligencia que propone Antiqua para incluir cualidades de virtud, en particular el amor al prójimo, nos ayuda a replantear el concepto de una manera que debería orientar el desarrollo de la IA hacia la adaptación a las diferencias. Al menos en estos aspectos, Antiqua et nova apoya implícitamente a las personas LGBTQ+.

—James Porter, 24 de marzo de 2025

* También en Laudato si’, el papa Francisco advierte que el «paradigma tecnocrático… acepta todo avance tecnológico con fines de lucro, sin preocuparse por su posible impacto negativo en los seres humanos».

Fuente New Ways Ministry

Espiritualidad, Iglesia Católica, Otro Dios es posible , , , , , , , , , , , , ,

Una crisis sin precedentes en la Iglesia católica: Autopsia de un sistema

Jueves, 3 de abril de 2025

IMG_0499


Autopsie d’un système
, disecciona una institución católica en decadencia. ¿Puede resucitar todavía?

Autopsie d’un système, disecciona una institución católica en decadencia. ¿Puede resucitar todavía?

“En la configuración de los abusos, la autora presenta seis tipologías cuyas «características propias de la Iglesia católica parecen constituir factores facilitadores de este dominio» (p. 47). Y lo que agrava la situación: la no separación de poderes permite ocultar los crímenes”

“La Iglesia católica ha pervertido poco a poco los términos que utiliza, llegando incluso a abusar de ellos hasta el punto de «elaborar una doctrina del poder como servicio»”

“Y ya es hora de recordar que en el Concilio Vaticano II se había previsto crear una sinodalia permanente, un consejo en torno al Papa formado por fieles de todo el mundo…”

(Golias).-Su libro: Autopsie d’un système, disecciona una institución católica en decadencia. ¿Puede resucitar todavía? ¡No nos engañemos! Para la autora, la Iglesia católica no está muerta. En esta obra se trata menos de ella que de su avatar institucional. Por supuesto, a lo largo de los siglos, la institución católica romana ha atravesado numerosas crisis y siempre ha mantenido el rumbo a pesar de estas provocaciones externas. Entonces, ¿deberíamos preocuparnos por lo que está sufriendo hoy en día o pensar que todo pasa y se arregla?

Christine Pedotti opta por dar la voz de alarma. No solo todos los síntomas muestran que lo peor es probable, sino que nos indican que es urgente intervenir, porque la gangrena se ha instalado. La Iglesia está siendo atacada desde dentro. Es la institución que la estructura y debería protegerla la que la aleja de las exigencias de amor y de compartir que reclama el Evangelio.

IMG_0500Autopsia de un sistema‘ denuncia un «sistema» que amenaza con sofocar la formidable asamblea del pueblo de Dios. Es esta estructura la que la autora va a diseccionar en un examen sin complacencia. Con la claridad que le es tan querida, Christine Pedotti establece primero un estado de la situación en profundidad del mal que ha salido a la luz.

Señala que la «crisis de abusos» no es la única constatación, por terrible que sea, de una comisión francesa que ella ha pedido desde la revista Témoignage chrétien que dirige. Para continuar con la metáfora médica, la autora detalla la proliferación de una crisis que resulta endémica. Ningún continente se salva. Los Estados Unidos fueron los primeros en levantar el velo que cubría los atroces abusos sexuales perpetrados por sacerdotes, ante la mirada horrorizada del público. El impacto vino de la investigación del periódico The Boston Globe en 2002, popularizada por la película Spotlight.

A partir de entonces, fue imposible ocultar los abusos cometidos por miembros de un clero pedófilo amparado por su jerarquía. Sin embargo, a pesar de los crímenes denunciados, la ocultación continuó y la curia cerró «piadosamente» los ojos. El cardenal Law, aunque se vio obligado a dimitir, permaneció bajo el amparo de Roma hasta participar en la elección de Benedicto XVI y obtener un gran funeral en San Pedro de Roma.

Una complicidad vaticana perjudicial que el tiempo no desmentirá, ni cuando se descubran las monstruosidades cometidas por Marcial Maciel, ni más tarde, como revela el ensordecedor silencio en torno a los desmanes criminales de quien ha sido llamado «el padre Pierre».

Contra estas perversiones, Témoignage Chrétien intervino en 2018 para solicitar la creación de una investigación parlamentaria sobre los abusos cometidos en Francia. La negativa de la comisión de leyes no frenó el impulso de la revista, que se unió al movimiento de víctimas de delitos sexuales La Parole libérée, hasta que la asamblea de obispos, reunida en Lourdes en noviembre de 2018, admitió la creación de una comisión independiente para evaluar el alcance de los abusos en Francia.

En 2021, el informe de esta investigación, realizada bajo la dirección de Jean-Marc Sauvé, cayó como una bomba en los oídos de un clero y una población atónitos. La CIASE acababa de revelar que, fuera del círculo familiar, la Iglesia católica es el lugar más peligroso en materia de abuso sexual. Tres veces más que los clubes deportivos u otras organizaciones que acogen a niños. La curación se encuentra sin duda en otra forma de hacer Iglesia.

Ante la magnitud de los daños, ante el horror del sufrimiento provocado por estos abusos, cuyos conmovedores testimonios prohíben cualquier relativización -por muchos esfuerzos que hayan hecho algunos defensores de un conservadurismo incorregible-, la autora analiza las causas y las localiza en el «sistema» establecido por la institución católica.

Un sistema que se concentra en una organización jerárquica exclusivamente masculina que instrumentaliza el concepto de lo sagrado. A través de estos tres ejes: jerarquía, masculinidad cerrada, desvío de lo sagrado, se tiran de todos los resortes para hacer estallar un corsé que se ha remendado a lo largo del tiempo, ocultando cada vez más sus fallas.

abusosUna vez hecha la diagnosis y analizadas las causas, ¿qué hacer? ¿Deberíamos renunciar a la universalización del mensaje que transmite el catolicismo? Desde luego que no. La curación se encuentra sin duda en otra forma de hacer Iglesia que proteja del abuso de poder, del abuso de confianza y del abuso sexual. Christine Pedotti reclama una nueva estructura capaz de renunciar «al poder sagrado y masculino, al celibato y a las formas feudales jerárquicas» (p. 201) que integre a las mujeres junto a los hombres.

Ciertamente, no se engaña. No será el fin absoluto de las situaciones de dominio. El gusto por el exceso y el poder habita en todo ser humano; pero, como ella subraya en la conclusión, si todo el Pueblo de Dios se reúne finalmente, será mucho más difícil que hombres y mujeres «perviertan el sistema cuando, hoy en día, es el sistema el que pervierte a las personas» (p. 201).

p Sylvaine Landrivon

La Iglesia católica: una crisis sin precedentes – Autopsia de un sistema

El diagnóstico de muerte del sistema clerical católico se anuncia desde el título de la obra. Da el tono dramático de la situación y exige un examen en profundidad de una organización criminógena que no solo produce las condiciones de los abusos que genera, sino que «los permite y los oculta». Por eso es importante poner de manifiesto cómo este sistema hace tambalearse todo el edificio. Se observa rápidamente que lo afecta desde tres ángulos a la vez: por los clérigos que se hacen culpables de perversiones sexuales, por sus cómplices que callan y por todo el entorno que la verdad ciega y que prefiere ver a posteriori el alcance del horror.

Sin embargo, si la crisis de abusos revelada por la Ciase en Francia merece ser reconsiderada con la perspectiva de unos años, si debe ser confrontada con lo que ha ocurrido en todo el mundo, es porque la autora no desespera de su Iglesia. Pero para salvarla, habrá que identificar las causas del mal que la carcome y proponer soluciones preguntándose qué es posible conservar de su estructura.

¿La Iglesia «ha visto otras»?

En su examen de los acontecimientos a los que se ha enfrentado la Iglesia católica desde las invasiones bárbaras hasta sus colisiones más o menos frontales con el comunismo, los otros totalitarismos, el relativismo, el consumismo, etc., Christine Pedotti nos señala que estos choques generalmente afectaban a la institución desde el exterior.

Sin embargo, en el drama que se ha puesto de manifiesto en los últimos años, el mal ha tomado otro rumbo: ahora proviene del interior del cuerpo clerical. Y se difracta en dos facetas, lamentablemente complementarias: por un lado, los delitos y crímenes propiamente dichos, y por otro, la negación y el silencio sobre ellos.

IMG_0502

Y en este mundo cerrado, «la cadena de mentiras y ocultaciones no perdona prácticamente a nadie » (p. 15), ni a los clérigos, ni a los religiosos, ni a los obispos, ni siquiera a los últimos papas, porque: «Siempre, el mismo primer reflejo ha sido negarse a ver y creer» (p. 18) que los depredadores se ocultaban en sus filas, fingiendo ignorar las heridas y el sufrimiento a su alrededor. La constatación es aún más grave porque, incluso geográficamente, ningún continente, ningún país, ha escapado al drama. Por lo tanto, al estar definitivamente excluida la «teoría del cordero negro», hay que tratar de comprender lo que sucedió exactamente para deducir las causas.

Diagnóstico y autopsia

La primera observación pone de manifiesto que la Iglesia es, de hecho, el lugar de las peores atrocidades, justo después del entorno familiar. Entre el 3 y el 4 % de los eclesiásticos serían depredadores sexuales, hasta el punto de que hoy en día «ya no es solo la disminución del número de sacerdotes lo que preocupa, sino también la sospecha que pesa sobre cada uno de ellos» (p. 21). Por lo tanto, el sacerdote, clave de bóveda del edificio católico, es el que atrae la desconfianza y, lo que lo hace aún más sospechoso: ninguna revelación es iniciativa de la Iglesia.

«No todos morían, pero todos eran golpeados»

A diferencia de los animales enfermos de peste a los que se refiere Jean de La Fontaine, las víctimas no son los protagonistas de los que se habla aquí. Esta peste que invade la Iglesia, probablemente activa desde hace siglos en las entrañas del cuerpo clerical, se manifestó a la luz pública a principios de la década de 2000 bajo la presión de investigaciones mediáticas ajenas a la institución. Tras las revelaciones del periódico The Boston Globe, un informe estadounidense informó de más de 10 000 víctimas en EE. UU.

«El informe John Jay, el primero de su clase, ya da las principales indicaciones del fenómeno, en particular la singularidad de la pedocriminalidad de los clérigos: en el 80 % de los casos, se dirige a niños principalmente prepúberes. » (p. 26) Por supuesto, la causa no es la homosexualidad, como algunos han pretendido vilmente, sino la oportunidad que pone a los delincuentes más a menudo en presencia de niños.

Francia, afirmándose indemne de este tipo de depredación, se contenta con proponer a los clérigos un opúsculo titulado Luchar contra la pedofilia, puntos de referencia para los educadores, y oculta eficazmente los casos que le llegan. Se silencian las conclusiones de la teóloga y médica Marie-Jo Thiel, que expuso en el año 2000 ante los obispos reunidos en Lourdes cuántas  abominaciones de este tipo destruyen a las víctimas de forma permanente. No importa cuando hay que proteger a la institución de cualquier ataque que dañe su imagen…

IMG_0503

Mientras tanto, en el resto del mundo, la plaga sigue avanzando con total impunidad. En Irlanda, se llevaron a cabo cuatro investigaciones entre 2005 y 2011 con un balance dramático, pero sin que los abusadores fueran molestados. «Se les protegió y simplemente se les trasladó cuando los escándalos amenazaron» (p. 31) hasta que finalmente el papa Benedicto XVI «reconoció la responsabilidad de toda la Iglesia católica en los abusos pedófilos cometidos por sacerdotes y religiosos de Irlanda y expresó su vergüenza» (p. 31). En Canadá, en Quebec, el maltrato y el abuso también son la norma. En cuanto a Australia, un informe de 2017 revelará que el 7 % de los sacerdotes cometieron abusos entre 1950 y 2010. Lo mismo ocurre en Alemania, Bélgica y Suiza: en todas partes la misma magnitud de los crímenes y los mismos reflejos de encubrimiento.

Por la importancia de las revelaciones y su difusión, este panorama ya anuncia que no se trata de un fenómeno secundario, sino que «está en juego algo más, que tiene que ver con la propia estructura de la Iglesia católica, con su organización, con la representación que tiene de sí misma» (p. 32).

El giro del caso chileno

IMG_0507Cuando el papa Francisco viajó a Chile en febrero de 2018, un sacerdote carismático, Fernando Karadima, había sido declarado culpable de agresiones a menores. Sin embargo, silencio. Otros también están acusados en un informe abrumador, pero las víctimas no son escuchadas. Para silenciar el ruido mediático que crece y retumba, el papa convoca a Roma a los 34 obispos chilenos. Todos presentaron su renuncia y siete fueron aceptadas. Karadima finalmente será destituido del estado eclesiástico en 2019.

Si se trata de un punto de inflexión en el caso de los abusos pedocriminales, es porque el papa Francisco, como gran estratega, supo revertir la situación para exculpar al Vaticano. Por fin se pone del lado de las víctimas y va más allá al señalar la causa del mal. Denuncia el clericalismo y escribe en una carta dirigida a los católicos de todo el mundo el 20 de agosto de 2018 (p. 36): «Decir no al abuso es decir no, de manera categórica, a toda forma de clericalismo.» ¡Por fin se ha hecho el diagnóstico! ¿Se vislumbra una reacción?

¿La Ciase como consecuencia lógica del análisis del Papa?

Todo sigue sucediendo en este periodo como si Francia escapara de lo que envenena a las demás iglesias, hasta que Témoignage chrétien, tras escuchar a un grupo de víctimas de Lyon, lanza una petición para que se lleve a cabo una investigación seria sobre el tema. Christine Pedotti, redactora jefe de la revista, dirigió de cerca los esfuerzos que, lamentablemente, solo lograron una negativa de la comisión de leyes, en «una forma de connivencia entre las instituciones, representada por el Senado que duda en cuestionar a la Iglesia católica» (p. 40). Gracias a la tenacidad de Christine Pedotti y a la energía de La Parole libérée, el apoyo de los medios de comunicación permitió, una vez más, la creación de una comisión para investigar los delitos y agresiones sexuales cometidos en Francia.

Así nació la Ciase, confiada al ex vicepresidente del Consejo de Estado Jean-Marc Sauvé. Un trabajo ejemplar que reunió a historiadores, sociólogos y otros expertos para escuchar a miles de víctimas. Muchos meses después, el resultado es aterrador. Se ha descubierto un sistema de una perversión inaudita que cuenta con más de 300.000 víctimas. Esta cifra alucinante señala la monstruosidad de la institución que ha silenciado tanto a los actores como a quienes los rodean, haciendo creer a los cómplices que «el escándalo ya no es la agresión, sino los gritos de la víctima» (p. 45).

En la configuración de los abusos, la autora presenta seis tipologías cuyas «características propias de la Iglesia católica parecen constituir factores facilitadores de este dominio» (p. 47). Y lo que agrava la situación: la no separación de poderes permite ocultar los crímenes.

Sin embargo, a pesar de la empatía del Papa por las víctimas, a pesar del interés del presidente de la Conferencia Episcopal, ni los miembros de la CIASE ni Jean-Marc Sauvé han sido recibidos hasta la fecha por el Papa Francisco. Esta negativa a escuchar la verdad puede deberse a la intervención de algunos intelectuales católicos franceses que querían cerrar el caso y pretendían «sustituir a los responsables de la Iglesia católica para defender finalmente a la institución a expensas de las víctimas; prueba de que el clericalismo también puede prosperar fuera del clero» (p. 56).

IMG_0508

Sin embargo, al explorar el alcance del mal, los ejemplos abundan, por desgracia, y las nuevas comunidades no se quedan atrás. Christine Pedotti repasa las innumerables atrocidades que han atravesado y nombra, una tras otra, estos «carismáticos» movimientos para mostrar que el horror no escatima a casi ninguno. Señala una primera causa de abuso a través de la consideración de la sexualidad dentro de estas instancias.

Para la Iglesia católica, el marco de su ejercicio está estrictamente reservado a la relación sexual entre cónyuges, con una mirada aguda sobre los medios de regulación de la natalidad. «Este corsé extremadamente normativo se considera absoluto e intangible» (p. 79). Por lo tanto, fuera de este marco, todo acto sexual se convierte, sin jerarquía de prácticas, en una ofensa al sexto mandamiento. Todo se cataloga en el mismo plano en la categoría de pecado, desde la masturbación hasta la violación. Salvo que en los miles de agresiones reveladas, «no se viola ni la castidad ni el sexto mandamiento, sino el cuerpo de las mujeres y los niños» (p. 80), como analizará la autora a continuación.

IMG_0509Juan Pablo II con el cardenal pederasta abusador Theodore McCarrick.

Las raíces del mal

Christine Pedotti, cofundadora del Comité de la Jupe (Falda), no esperó a que se revelaran los crímenes y agresiones cometidos por los miembros de la institución para denunciar la forma en que se había desviado el mensaje del Evangelio. Mientras que Cristo abogó por una horizontalidad en la transmisión de la Buena Nueva, un clero estrictamente masculino se reservó muy pronto todos los poderes y se constituyó en una sociedad jerárquica poseedora de una sacralidad usurpada.

¡El arte de elaborar una doctrina de poder como servicio!

Jesús abolió toda jerarquía, porque en su enseñanza cuestiona tanto lo sagrado (hiéros) como el poder (archè). Los primeros cristianos lo entendieron bien y la autora lo recuerda: «No existe una organización de comunidades de creyentes similar a la que conocemos hoy en día con el nombre de Iglesia católica antes de mediados del siglo III d. C.» (p. 85). (p. 85).

Además, Jesús no solo critica repetidamente la toma de poder, sino que él mismo se pone en una posición subordinada, como ilustra la escena del lavatorio de pies. Por desgracia, la Iglesia católica ha pervertido poco a poco los términos que utiliza, llegando incluso a abusar de ellos hasta el punto de «elaborar una doctrina del poder como servicio» (p. 90), llegando a transcribirla así en el § 18 de Lumen Gentium: «Los ministros que disponen de la autoridad sagrada están al servicio de sus hermanos». Curioso oxímoron el de usar el poder sobre los hermanos con el pretexto de servirles…

Ciertamente, esta estructura jerárquica ha contribuido sin duda al mantenimiento de la institución a lo largo del tiempo, imponiendo lealtad y obediencia. Sin embargo, ¿es satisfactoria esta interpretación eclesiológica de la misión encomendada por Jesús?

Las extravagancias de la sumisión clerical se hacen evidentes incluso en el comentario de un obispo cómplice de un pederasta: «¿Cómo puede un padre ir a denunciar a la policía a su hijo (p. 95). Para salvar a sus otros hijos, tal vez uno querría replicarle. Y, como respuesta a la lealtad del clero a sus superiores, se exige la obediencia de los laicos con el pretexto de que los sacerdotes «representan a Cristo». El §37 de Lumen Gentium, citado en la p. 97, especifica a este respecto que los pastores «debido a sus cargos sagrados, ocupan el lugar de Cristo» sic.

La lógica que alimenta los abusos está, por tanto, firmemente establecida. Por un lado, la solidaridad del clero está garantizada bajo juramento desde la ordenación; en cuanto al pueblo llano, considerado ignorante, se le invita a seguir la orden de obediencia. La estructura, bien asentada sobre estos cimientos, debe conservar su control englobándola en un ámbito reservado.

¡Santo cromosoma Y!

En la Iglesia católica, solo los hombres tienen acceso a los cargos «ministeriales», en los que el concepto de servicio transmitido por la expresión «ministerio» se transforma instantáneamente en poder «magisterial». Ahora sabemos que los argumentos basados en supuestos textos bíblicos para discriminar a las mujeres son todos sesgados y carecen de valor teológico o antropológico. La interpretación patriarcal y androcéntrica del Nuevo Testamento, que reservaría los cargos a los hombres, ha sido rechazada con claridad desde hace más de medio siglo por numerosas teólogas y teólogos.

Como han desarrollado recientemente varios teólogos, los pretextos de impureza, la masculinidad de Jesús o la elección de los Doce para alejar a las mujeres de los cargos eclesiásticos han fracasado y casi se consideran un error teológico «en el seno de la Iglesia, donde la relación entre hombres y mujeres debe simbolizar la capacidad de reconocer y apreciar la alteridad» (p. 107). El masculino erigido en la única expresión de las misiones encomendadas por Cristo es una de las primeras causas de los abusos. ¿Es la única?

¿El celibato es una culpa?

Marie-Jo Thiel acaba de cuestionar en profundidad este extraño imperativo de celibato impuesto a los sacerdotes católicos romanos en su libro La gracia y la pesadez 1. Christine Pedotti vuelve sobre esta restricción que, al parecer, estaría relacionada con una exigencia de pureza, como si la sexualidad estuviera indefectiblemente asociada a la culpa, ¡la libido es fundamentalmente culpable! El deseo y el placer son siempre sospechosos y «el carácter relacional de la sexualidad también se ignora», paradójicamente (p. 118). La autora hace un buen análisis de la cualidad de «eunuco para el Reino», sugiriendo que tal vez sea el gusto por la dominación de los maridos lo que se cuestiona en esta forma de considerar las relaciones.

Christine Pedotti vuelve a subrayar que la amalgama entre crimen y pecado, y el hecho de considerar como una «violación» del sexto mandamiento todos los actos relacionados con la sexualidad fuera del matrimonio, acaba borrando las diferencias entre el horror de la pedocriminalidad y la masturbación, que es un signo de buena salud. Si la culpa es la misma, y si solo se trata de culpa, la víctima no existe en el escenario que se desarrolla fuera de ella, entre un arrepentido y su dios. El crimen se borra de la historia, lo que lo facilita. Quizás por eso Benedicto XVI está consternado por los abusos del clero irlandés.

Tiene toda la razón de estarlo, porque, de hecho, «los agresores violaron a niños, y no solo la santidad del sacramento del orden sagrado» (p. 126). Sería urgente darse cuenta de que «violar» la castidad «no equivale a violar a un niño o agredir a una religiosa invocando su deber de obediencia» (p. 127). Además, señala la autora, «si bien el celibato no causa directamente los abusos y los delitos, tiene como consecuencia una forma de indiferencia hacia los demás y sin duda contribuye en gran medida a la incapacidad de los clérigos para escuchar y comprender el sufrimiento de las víctimas, para simplemente compadecerse» (p. 131).

El concepto de sacralidad tomado en un ovillo de desviaciones

IMG_0506En otro plano que se suma a los anteriores, la pretensión clerical de convertirse en «alter Christus» hace que sus miembros adopten una postura de dominio, propicia para fomentar el abuso de confianza y el abuso de poder, que abren de par en par la puerta al abuso sexual.

Sin embargo, se olvida demasiado rápido que todo cristiano se convierte en «sacerdote, profeta y rey» por la unción bautismal, independientemente de lo que piense y diga «una visión totalmente jerárquica que establece una diferencia radical entre los fieles laicos y el clero» (p. 145). Y sobre todo, recordemos: «Lo que quiero es misericordia, no sacrificio», dice Jesús en Mateo 9:13 citando al profeta Oseas. Por lo tanto, habría que volver a cuestionar el carácter sagrado de un ser «apartado» (kléros).

Es difícil desenredar estas diversas y perversas intrincaciones dentro de la estructura clerical. La complejidad de la situación ha favorecido la negación. Por ejemplo, está claro «que no existe una relación directa y evidente entre el celibato y las agresiones sexuales » (p. 153), pero esta situación induce una visión irreal de la masculinidad y la sexualidad, alimentada por la ilusión de una ordenación que serviría de «vacuna» contra los impulsos sexuales. Del mismo modo, el entre-sí masculino no es ajeno al sentimiento de superioridad e impunidad que reafirma a los clérigos en el crimen, y la invisibilización de sus fechorías se sustenta en un poder sin contrapeso dentro de una organización jerárquica basada en lo sagrado.

El balance es, por lo tanto, bastante sombrío y ciertamente no se puede atribuir a una sociedad occidental de costumbres relajadas; sobre todo porque la institución protege a sus miembros mediante largos años de aislamiento en sus seminarios.

¿Existiría algún tratamiento?

Al final, Christine Pedotti se pregunta: «¿Qué quedaría del catolicismo si se eliminara la cuestión jerárquica y sagrada del clero, y su carácter masculino y célibe?» (p. 184-185). Quizás, al abandonar un sistema pervertido, recuperaríamos el pleno sentido del mensaje del Evangelio…

cq5dam.web.1280.1280

Pero, por desgracia, aunque «muchos parecen creer que el temporal pasará y que podremos volver a vivir como antes» (p. 196), nada más falso. En cambio, hay que creer en la fuerza del genio católico. Además, «renunciar al poder sagrado de los sacerdotes y obispos no significa renunciar a los sacramentos, ni al sentido, ni a la dimensión de la trascendencia» (p. 194)… Y ya es hora de recordar que en el Concilio Vaticano II se había previsto crear una sinodalia permanente, un consejo en torno al Papa formado por fieles de todo el mundo…

¿Por qué no imaginar nuevas estructuras, más universales, más «católicas», y atreverse a poner en práctica por todas y todos en toda su fuerza el versículo de Mateo 28,19: «Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones»?

Sylvaine Landrivon

1. Marie-Jo Thiel, La grâce et la pesanteur. Le célibat obligatoire des prêtres en question, París, Desclée de Brouwer, 2024, 252 p.

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

El amigo gay del Papa Francisco, Juan Carlos Cruz, critica al homófobo y trumpista cardenal Dolan

Sábado, 22 de marzo de 2025

IMG_0445-768x576Juan Carlos Cruz Chellew, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores y Personas Vulnerables, se reúne con el Papa Francisco. (Cortesía de Juan Carlos Cruz Chellew)

En respuesta a las contundentes declaraciones del cardenal Timothy Dolan sobre el estado de salud del Papa Francisco, Juan Carlos Cruz Chellew, amigo personal del pontífice, insta a la gente a ignorar a Dolan y centrarse en nuestra necesidad del Papa Francisco.

En un artículo de opinión para el National Catholic Reporter, Cruz, un sobreviviente gay de abusos del clero que se ha convertido en amigo del Papa Francisco, criticó la declaración del cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, de que el Papa Francisco “probablemente estaba cerca de morir” y la emisión de un memorando a las parroquias sobre cómo prepararse litúrgicamente para el funeral del Papa. Dolan utilizó el nombre de pila del Papa, Jorge Mario Bergoglio, lo que fue visto como una señal de falta de respeto. Desde entonces, Dolan ha cambiado de táctica y ha pedido oraciones por el Papa Francisco. También difundió un vídeo felicitando al Papa por el duodécimo aniversario de su elección papal.

Para Cruz, los comentarios iniciales de Dolan son indignantes, pues afirma que el Papa Francisco es necesario en el mundo ahora mismo. Afirma:

“Mis amigos, mi familia y tanta gente que conozco nunca se han sentido tan bienvenidos en la iglesia como cuando el Papa Francisco proclama que la Iglesia es para todos: ¡Todos, todos, todos! Es un mensaje que lo define a la perfección.

“El Papa Francisco también nos ha enseñado a respetar toda la vida, no solo la de los no nacidos, sino toda la vida. La vida de los sobrevivientes de abuso sexual, los inmigrantes, los presos, los olvidados y marginados. No solo una categoría de vida, como algunos quieren hacernos creer, sino que toda vida importa a los ojos de Dios.

“Nos ha hecho más humanos, enseñándonos a ver a todos, no solo a unos pocos, como la imagen de Dios. Mientras algunos quieren imponer un mundo de intolerancia, el Papa Francisco imagina algo mucho más grande: una iglesia que abraza, sana y acoge.”

Cruz sostiene que el Papa Francisco ha brindado “un llamado a predicar con el ejemplo y un llamado a abrazar a todos”. El llamado del Papa a la protección legal y la aceptación de las personas LGBTQ+ no debería amenazar a los demás. Él escribe:

Recientemente escuché a un político español decir algo que resonó profundamente con lo que siento que el Papa Francisco ha hecho por nosotros. Es un enfoque de “vivir y dejar vivir”, un llamado a predicar con el ejemplo y un llamado a abrazar a todos.

El político dijo —y parafraseo— que el derecho al matrimonio igualitario no obliga a nadie a casarse con alguien del mismo sexo. Reconocer los derechos de la comunidad trans no implica ser trans. Brindar atención médica a las personas vulnerables no es un acto de caridad, es justicia. Y así sucesivamente.

“Sin embargo, quienes afirman preocuparse tanto por el latido del corazón de un feto a menudo muestran poca preocupación por las condiciones de vida de un niño abandonado que llega en un barco o escondido en un camión. Insisten en perseguir a inmigrantes que no han cometido ningún delito. Se ponen del lado de quienes dicen respetar la vida, pero solo cuando les conviene. Niegan la atención médica a los más vulnerables mientras predican moralidad.”

Para Cruz Chellew, y para muchos otros en todo el mundo, el Papa Francisco es un líder necesario. Necesitamos más del buen trabajo del Papa Francisco para continuar creando una iglesia aceptante y afirmativa.

—Sarah Cassidy, Ministerio New Ways, 19 de marzo de 2025

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , ,

Convirtieron su casa de Mar del Plata en un refugio para personas trans

Jueves, 20 de marzo de 2025

IMG_0282


Son sobrevivientes y activistas y crearon “Hogar Dignidad Trans“, un espacio de resistencia y cobijo hecho a pulmón que les valió el reconocimiento del Papa Francisco
.

Fuente Agencia Presentes

6 de marzo de 2025
Sandra López Maidana
Edición: Ana Fornaro

Desde febrero de este año funciona Hogar Diginidad Trans, un proyecto pionero en Mar del Plata. En este momento alberga de manera permanente a cuatro personas y se proyecta la apertura de un Espacio de Tránsito que brindará refugio temporal a otras tres. Este espacio no sólo es un refugio, sino también un símbolo de lucha por los derechos básicos y la dignidad de la población travesti-trans.

La casa, ubicada en la calle Bordabehere 1767, Barrio San Cayetano en el centro de la ciudad, tiene un valor histórico. Desde 1986 es el hogar de Marcela, una mujer trans que llegó expulsada de Tandil en el marco de la represión policial y los códigos contravencionales de la época. A pesar de las adversidades, Marcela abrió las puertas de su casa para convertirlo en un espacio de contención y esperanza para quienes enfrentan las mismas luchas que ella vivió.

Pasados los años y la falta de oportunidades, la casa sufrió los embates que la dejaron en un estado ruinoso. Una de sus antiguas habitantes, Maju Burgos, volvió hace cuatro años a Mar del Plata y le propuso buscar ayuda para arreglar la casa. Marcela se hace llamar Bordabehere de apellido por estar identificada con su lugar de residencia. Maju contó a Agencia Presentes: «Nunca se pudo domar esta casa, siempre quedó todo por la mitad, pero a regañadientes aceptó”.

Ahí comenzó la búsqueda de Maju de recursos para restaurar la casa y construir el sueño del refugio temporal.

Maju

IMG_0283Maju Burgos es una mujer trans de 43 años y empleada en el sector público al que accedió por el cupo trans que ella misma militó junto a la agrupación Mujeres Trans Argentinas. Nació en Azul, localidad de la provincia de Buenos Aires, y la expulsaron de su hogar cuando tenía 12 años. “Mi vieja me expulsó, me echó a la miércoles. Venía de una familia muy violenta. Se notaba mi identidad a muy temprana edad y ellos no supieron manejarlo, no quisieron aprender, era otra época. No lo justifico en absoluto, todo lo contrario, ya no tengo vínculos con ellos. Durante algunos años fue una relación que traté de sostener por una dependencia emocional. Las travas estamos solas. Traté de sostener una familia que no existía y pude cortar el vínculo total gracias a la terapia, a la medicación y a la meditación también porque practico budismo”.

Viajó a Mar del Plata con una compañera que al poco tiempo decidió volverse al pueblo, por lo tanto Maju se quedó sola en un hotel cercano a la terminal vieja de ómnibus de la ciudad. Empezó a prostituirse. Tenia la ropa que traía del campo, jardineros y zapatillas, y una figura de preadolescente.

En ese interín conoció a Marcela y su casa, que tenía pequeñas habitaciones donde vivían otras travestis trans. «Yo le hinché a Marcela porque quería ir a vivir con ella pero ella me decía que no había lugar y era cierto. Además era un momento muy complicado, las chicas que estaban en prostitución las llevaban presas, (artículos 68 y artículo 92 en esta jurisdicción). Uno por usar vestimenta femenina y otro por escándalo en la vía pública. Y por ahí el escándalo era comer una empanada acá como estoy haciendo ahora. La sola presencia representaba un escándalo. Yo les insistí tanto que iba a tomar mate todos los días a la casa como si estuviera en el campo, iba a la mañana cuando las chicas volvían a dormir. Al final aceptó que fuera, que podía dormir en un sillón cama en una cocina que hoy es mi cocina”.

IMG_0285De sus convicciones y su búsqueda de dignidad para su vida y la de sus compañeras se transformó en militante activista. “Somos seres políticos, nuestra identidad travesti trans es política y política como transformación. Desde este lugar accedemos a la militancia o al activismo y a muchas de nosotras es lo que nos salva. Nos salva crear redes con el feminismo, crear redes desde el transfeminismo como decía Lohana, como decía Diana para poder posicionarnos no solamente en un lugar de ciudadanas de primera, sino también poder tener herramientas para poder construir para otras, para otros y para otres. Para ser transformadoras de realidades y poder transformar nuestra propia vida. Poder transformar la realidad de otras personas que estén atravesadas por la violencia, por la estigmatización y por la exclusión. Además por la falta de oportunidades que lamentablemente ha sido el norte durante todo el recorrido de nuestra vida”.

El encuentro con la hermana Mónica

IMG_0286Con estas herramientas la llevó a investigar por dónde empezar y a quién primera consultó fue a Mónica Astorga Cremona, una monja carmelita que acompaña desde hace 20 años a las compañeras trans de Neuquén. Creó el primer complejo habitacional para adultas trans en esa provincia. El predio cuenta con doce departamentos, realizado con aportes de la provincia y Nación y tuvo el aval y la felicitación del Papa Francisco.

Mónica le dijo que empezara por diseñar un flyer para compartir por redes. “Esto fue en 2021, -recuerda Maju- ¿Quién te ayuda al salir de la pandemia? Porque pensamos que íbamos a salir mejores, que íbamos a ser seres de luz y ¡nada! Empezamos a recibir ayuda, pero era muy poco. En eso llegó una compañera que se llama Noni que a través de una parroquia que seguía a Mónica por redes nos vino a ver y nos contó que hacía electricidad y además trabaja en un Hospital de acá de Mardel. Nony Mariani se transformó en una presencia clave dentro del equipo porque donó trabajo, tiempo, oreja, y pudo traer y coordinar a los trabajadores de la construcción. Además por su trabajo actual ayuda a gestionar los trámites del hospital de las chicas: “las lleva, las trae. Es fundamental. No se podría haber hecho nada sin Noni”.

Nada es imposible

Maju no dejó de buscar ayuda. Un día pensando en cómo encontrar más auspicios para la obra le dijo a Marcela que le iba a escribir al Papa Francisco. “Conseguí el mail en abril del ‘21 y en junio me respondió. Me contesta con un mail divino, de puño y letra. Lo hace así y su secretario escanea la carta y la pega al mail. Me contestó muy cálidamente y que podíamos contar con su ayuda. Fue muy linda, me pone “querida Maju” y mientras te lo cuento mirá (muestra su brazo con piel de gallina) yo no soy católica, soy budista, pero es un referente y con la historia que nosotras tenemos… Me acordé de mi infancia, recordé cuando mi vieja me echó y ahora me está contestando el Papa. Y me dije, “bueno ya está, me puedo ir de este mundo tranquila porque nada es imposible””.

IMG_0287En estos días de manera casual le tocó atender en la oficina donde trabaja al nuevo obispo de Mar del Plata que aún no había asumido (Monseñor Ernesto Giobando, que asumió el 22 de febrero). Lo conocía de cuando vivió en Capital Federal, y habían organizado encuentros con Mujeres trans argentinas donde también partició  la hermana Mónica. “Siempre tuvimos muy buena onda así que quedamos que iba a ayudarnos en lo que se pudiera”.

La adultez trans

IMG_0288Producto de otras casualidades, en su lugar de trabajo Maju atendió a una chica que trabajaba en Anses. Maju le contó la realidad de Marcela, que a sus 60 años no había podido jubilarse. La mujer la ayudó y fue el primer trámite de jubilación para una persona trans en esa oficina de Anses de Mar del Plata.

No puede ser que no tengamos adultas trans. Como dice Marlene, es un genocidio. No puede ser que en Mar del Plata puedas contar con los dedos de una mano las minas arriba de 50 años. Es un escándalo. Y no es que las travestis no existen o que no existieron. Acá había parva de travestis. Acá había travestis pateando por la noche, en la movida artística, durante muchísimos años. El sistema prostibulario o el trabajo sexual era muy grande en Mar del Plata. Veníamos de todos lados de la provincia y de la Argentina porque esta era una plaza muy grande. ¿Dónde están todas esas compañeras? Se murieron. No llegaron muchas ni a disfrutar del mar”.

Maju cuenta que Marcela pasó 30 años sin ver el mar, porque le quedó el estigma de otros tiempos. En Mar del Plata no podía pasear por la peatonal ni ir a la playa.Ese disfrute se nos privó. El solo hecho de nuestra presencia escandalizaba. La sola visibilidad trans travesti era un escándalo, atravesado por los códigos contravencionales de la época”.

 

Sin embargo confía en que el cambio de miradas y de políticas de los últimos años va a generar un quiebre más profundo, a pesar de los retrocesos actuales. “Se ha producido un quiebre generacional con respecto al promedio de vida que lo vamos a ver seguramente en unos años. Porque no es lo mismo las jóvenas que hoy están ingresadas en un colegio, que hoy están acompañadas por sus padres, que están acompañadas por un sistema de salud que a pesar de las políticas neofascistas que hoy están asomando la cabeza, las políticas nuevamente de estigmatización, de patologización hacia nuestras identidades. Pero que a su vez ya hemos creados redes con médicos de apoyo que vienen trabajando hace más de 25 años con nuestra población, esas niñeces, esas adolescencias esas pibas, esas mujeres que ya están en la facultad que ya se recibieron no van a tener el promedio de vida que tienen hoy de menos de 40 años. Ese umbral va a cambiar”.

El Hogar, una realidad y un proyecto

Parte de la obra está terminada. Hoy junto a Marcela y a Maju conviven otras dos compañeras.

Claudia de 56 años dejó Santiago del Estero para establecerse en Mar del Plata. Pasados los tiempos de precariedad y exclusión laboral hace pocos meses consiguió su primer empleo formal como encargada de atención al público en un kiosco, un logro que representa un cambio significativo en su vida.

IMG_0289

IMG_0290Luciana, la más joven del grupo, migró desde la provincia de Buenos Aires después de su transición en busca de nuevas oportunidades de estudio y trabajo. El año pasado logró completar un curso de informática y actualmente trabaja en el centro de la ciudad en un local de comidas rápidas y entretenimiento para niños, demostrando que el acceso a la educación y el empleo son claves para el desarrollo personal y social.

El proyecto del Hogar Dignidad Trans está enfocado en la restauración de la casa, que cuenta con cuatro departamentos. Tres de ellos ya son habitables, mientras que el cuarto aún necesita ser terminado. El cierre de este proyecto contempla la finalización del Espacio de Tránsito, destinado a albergar a tres adultas trans en situación de vulnerabilidad. Actualmente, este espacio solo cuenta con las paredes levantadas y el techo, quedando pendientes todas las terminaciones interiores, instalaciones eléctricas, plomería, revestimientos, pisos y equipamiento básico. La construcción de este espacio es fundamental para seguir brindando contención y apoyo a quienes más lo necesitan.

El Hogar Dignidad Trans no es solo un refugio; es un proyecto que representa resistencia, resiliencia y la búsqueda incansable de igualdad y oportunidades.

La culminación de las obras y las mejoras pendientes requieren apoyo. Cada aporte, por pequeño que sea, contribuye a que más personas trans puedan acceder a un espacio seguro y digno.

General, Historia LGTBI , , , , , , , , , , , ,

En su 12.º aniversario: el impacto del Papa Francisco en las cuestiones LGBTQ+ católicas

Viernes, 14 de marzo de 2025
Comentarios desactivados en En su 12.º aniversario: el impacto del Papa Francisco en las cuestiones LGBTQ+ católicas

IMG_0363IMG_0364

Especial 12 años de Francisco #primeroRD

La voz débil y el magisterio de la fragilidad, por Andrea Tornielli

Ayer se cumplio el 12.º aniversario del nombramiento del Cardenal Jorge Bergoglio como Papa Francisco, un acontecimiento que, en su momento, no parecía que cambiaría el enfoque de la Iglesia hacia las cuestiones LGBTQ+.

¡Qué equivocados estábamos todos!

Además de una mayor apertura hacia las cuestiones LGBTQ+, el Papa Francisco ha influido profundamente en muchos otros ámbitos de la vida eclesial. Ha llamado a la Iglesia a convertirse en una iglesia para los pobres. Renovó el ministerio pastoral enfatizando el encuentro, el acompañamiento y el diálogo. Recordó al mundo la importancia de cuidar la creación. Enfatizó que todos los seres humanos tienen una dignidad inviolable y enfatizó que todos debemos tratarnos como una familia, especialmente a través de las fronteras económicas e internacionales. Reanudó la enseñanza de la inviolabilidad de la conciencia. Y, quizás lo más importante, comenzó a impulsar a la iglesia hacia un espacio de debate y discernimiento, involucrando a personas de todos los niveles de la comunidad, convocando sínodos que permitieron escuchar y considerar las voces disidentes, y especialmente convocando el Sínodo sobre la Sinodalidad, un proceso global de la nueva iglesia que escucha. [Para consultar un catálogo de todas las declaraciones, acciones y gestos del Papa Francisco, tanto positivos como negativos, sobre temas LGBTQ+, haga clic aquí].

En las últimas semanas, ante el delicado estado de salud del Papa Francisco, periodistas de todo el mundo comenzaron a evaluar el impacto que este pontífice ha tenido en la iglesia. Un artículo en particular, publicado en USA Today, , recogió algunas perspectivas importantes de líderes eclesiásticos sobre cómo el papado de Francisco ha cambiado el debate sobre la comunidad LGBTQ+. A continuación, se presentan algunos extractos del artículo.

Elogios al Papa Francisco:

IMG_5288P. Bryan Massingale

P. Bryan Massingale, profesor de teología, Universidad de Fordham, Nueva York: “Creo que el Papa Francisco será conocido como uno de los papas más trascendentales en la historia católica… Nunca imaginé que escucharía a un papa católico hablar con tanta calidez y positividad sobre la comunidad LGBTQ”.

IMG_0355Michele Dillon

Michele Dillon, profesora de sociología, Universidad de New Hampshire: “El Papa ha afirmado que las relaciones homosexuales contienen validez moral y gracia espiritual, y eso es muy empoderador, incluso si no permite un mayor reconocimiento sacramental. Ha tenido un impacto en la vida de las personas… Ha reconocido la estabilidad que pueden ofrecer las uniones entre personas del mismo sexo. Existe gracia en las relaciones homosexuales; eso es lo que se reconoce al permitir la bendición. Eso le dio un gran impulso”.

IMG_0356Catherine O’Donnell

Catherine O’Donnell, profesora de historia de la Universidad Estatal de Arizona: “Dejó claro que las personas transgénero eran bienvenidas en las misas que él presidía, que podían ser padrinos y que aprobaba las uniones civiles. Permitió la bendición de parejas homosexuales, siempre que no pareciera una ceremonia matrimonial. Todo eso era realmente importante”.

IMG_0357Francis DeBernardo

Francis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio New Ways: “Llevo más de 30 años en este campo, y nunca ha estado tan activo como durante el papado del Papa Francisco. Personas que antes temían siquiera pronunciar las palabras ahora hablan públicamente sobre su ministerio con la comunidad LGBTQ+… Todavía escuchamos historias de personas excluidas o que asisten a la iglesia y escuchan sermones ignorantes o negativos sobre las personas LGBTQ+. Pero la Iglesia Católica es un gran barco, y le doy mucho crédito por empezar a cambiar la situación”.

Opiniones mixtas:

IMG_0359Elizabeth Sweeny Block

Elizabeth Sweeny Block, profesora de teología de la Universidad de Saint Louis, Misuri: En cuanto a la identidad de género, el papa no siempre ha sido positivo, afirmó. Si bien ha valorado la ciencia más que los papas anteriores, Block también comentó: “Ha condenado repetidamente la llamada ‘ideología de género’, una expresión profundamente problemática y despectiva, sin una definición clara… Es comprensible que las personas que pertenecen a la comunidad LGBTQ+ sigan esperando cambios más concretos en la Iglesia sobre el terreno”.

IMG_0360Meli Barber

Meli Barber, presidenta de DignityUSA: Elogió al papa por su lenguaje LGBTQ+, señalando que “nos habla en nuestro propio idioma”. Sin embargo, a pesar de pedir la despenalización de las personas LGBTQ+ y el fin de la discriminación, el énfasis del papa en la norma heterosexual para el matrimonio y los supuestos peligros de la transición de género son “realmente hirientes y dañinos”, afirmó Barber.

¿Perdurará su legado?:

DeBernardo: “Es difícil volver a meter la pasta de dientes en el tubo proverbial. Si ocurre lo peor y tenemos a alguien que se oponga 180 grados al Papa Francisco, la Iglesia no avanzará tan rápido, pero no creo que el bien que ha hecho se deshaga”.

Block: “El enfoque pastoral de Francisco es el comienzo de un cambio radical, aunque esté lejos de ser completo. Ha abierto los brazos a los marginados”.

Dillon: “Cuando alguien realmente asuma el manto, verá el catolicismo de manera diferente [gracias al Papa Francisco]… Es un rol diferente con responsabilidades diferentes”.

Massingale: “Me cuesta creer que el próximo papa cambie radicalmente la trayectoria que Francisco ha llevado a la Iglesia en cuanto a las cuestiones LGBTQ. Este papa ha llegado más lejos que cualquier otro papa en la historia católica y ha abierto la puerta a la evolución. La Iglesia es una institución mundial y, si bien hay cosas obvias para nosotros en Estados Unidos y Europa, otras partes del mundo tienen que crecer a su manera. Él quería que el mundo siguiera avanzando unido”.

El New Ways Ministry ora en agradecimiento por el papa Francisco y su legado, y oramos por su continua recuperación y por muchos más mensajes positivos de su parte para nuestra iglesia.

—Francis DeBernardo, Ministerio Nuevos Caminos, 13 de marzo de 2025

Fuente New Ways Ministry

General, Historia LGTBI, Iglesia Católica , , , , , , , , ,

Mujeres transgénero rezan por la recuperación del Papa Francisco

Miércoles, 12 de marzo de 2025
Comentarios desactivados en Mujeres transgénero rezan por la recuperación del Papa Francisco

IMG_0336Moira Camila Garnica, una de las mujeres transgénero que reza por el Papa.

Un grupo de mujeres transgénero en Italia que se hicieron amigas del Papa Francisco durante la pandemia de COVID-19, han estado rezando por su salud mientras recuerdan su apoyo a la comunidad transgénero a lo largo de los años.

Las mujeres se reúnen cada noche en la Iglesia de la Santísima Virgen Inmaculada, en la ciudad costera de Torvaianica, un suburbio de Roma, para rezar juntas por el Papa que les ha mostrado una gran bondad desde 2020. La iglesia ha sido un refugio para las mujeres, la mayoría de las cuales son trabajadoras sexuales, dándoles comida, medicinas y dinero durante un tiempo en el que no podían trabajar. El párroco animó al grupo a escribir cartas al Papa Francisco, lo cual hicieron, y él respondió.

El Papa recibió sus mensajes y les proporcionó dinero, vacunas y una invitación especial a un almuerzo que organizó para los pobres.

Una de las mujeres, Carla Segovia, que recurrió al trabajo sexual para pagar sus cirugías de afirmación de género, creció como católica pero fue rechazada una vez que se declaró trans. Ella explicó por qué rezar por el pontífice es importante para ellas:

En este período de Covid, fue importante que el Papa Francisco se metiera en la mente de las mujeres transgénero, en la mente de los seres humanos que somos, y comenzara a tratarnos como seres humanos, y creo que ese es el momento en que la fe o el cristianismo podrían abrazarnos”.

Dijo que las mujeres quieren “transmitirle nuestra fuerza, la misma que él nos trajo en el momento difícil de la pandemia. Queremos inocularle esta fuerza que es tan crucial: el hecho de que necesitas luchar por tu vida”.

El reverendo Andrea Conocchia, pastor de la Iglesia de la Santísima Virgen Inmaculada, afirma que ayudar a estas mujeres se alinea con las enseñanzas de la Iglesia para llegar a los marginados. Espera que el apoyo del Vaticano a estas mujeres ayude a “abolir los prejuicios que tienen las personas religiosas”. Continuó:

Ponemos a los pobres de nuevo en el centro, ponemos a las personas de nuevo en el centro, y eso es el Evangelio. Lo que me importa es una persona, la vida de una persona y su historia… una persona nunca es lo que hace”.

Regina Tana fuera del Hospital Gemelli

Aparte de este grupo de mujeres, Regina Tana, una mujer transgénero, apareció en otro artículo de noticias que describía su peregrinación al Hospital Gemelli, donde el Papa se ha estado recuperando, para orar por su situación “muy triste y delicada”.

De pie frente al edificio, sostenía un cartel en el que agradecía al Papa Francisco por apoyar a los católicos LGBTQ+, específicamente al incluir en la lista de próximos eventos jubilares del Vaticano un evento de oración LGBTQ+ para septiembre de 2025 por el Año Jubilar. La organización católica LGBTQ+ italiana “La Tenda di Gionata” está organizando los eventos para dar la bienvenida a las personas LGBTQ+ a la Iglesia. Para Tana, el gesto del Papa Francisco es “una hermosa apertura”.

Mi fe no se tambalea”, dijo… “Incluso si una parte de la Iglesia no nos acepta, otra parte, tal vez, se está abriendo a esta realidad”.

—Sarah Cassidy, New Ways Ministry, 11 de marzo de 2025

Fuente New Ways Ministry

General, Iglesia Católica , , , , , , , , , ,

“Más claro, imposible “, por Gabriel Mª Otalora

Sábado, 8 de marzo de 2025
Comentarios desactivados en “Más claro, imposible “, por Gabriel Mª Otalora

Mateo-25De su blog Punto de Encuentro:

Ni con la bronquitis aguda que le ha obligado a permanecer en el hospital, Francisco deja de generar esperanza para los más vulnerables con su denuncia profética, ambas de la mano, esperanza y mensaje, como tiene que ser para alentar a los que más sufren. Esta vez, el Papa se dirige en una Carta a los 439 obispos de Estados Unidos, que amplía sus recomendaciones a todos los católicos y a todas las personas de buena voluntad en torno al drama de las expulsiones que Trump ha ordenado sin ninguna humanidad.

En los textos bíblicos es donde el Papa fundamenta su mensaje para referirse al desplazamiento forzoso de la emigración que exige Trump como algo contrario al Evangelio, y que por ello cuestiona radicalmente nuestra fe. Francisco recuerda la esclavitud en Egipto o la huida de la Sagrada Familia como refugiados en Egipto. Son textos que muestran la revelación de Dios que se hace emigrante y refugiado, vinculando para siempre el amor de Dios con el amor al prójimo. Esta carta es una llamada a que la ley no sea retorcida contra la dignidad de millones de personas, y que no está siendo legítima en su aplicación.

El Papa recuerda a los obispos que son llamados a actuar ante las deportaciones masivas haciendo referencia clara a oponerse a la criminalización y deportación de inmigrantes y de familias enteras angustiadas ante la inminente expulsión, personas vulnerables y sin protección. Una vez más, el Papa vincula el verdadero Estado de Derecho con la protección de la dignidad humana para que este sea auténtico y creíble, y con la responsabilidad episcopal de por medio.

En otro lugar del texto les anima a los prelados recordándoles que Dios estará presente en todo lo que hagan para proteger y defender a las personas y comunidades consideradas ¡menos valiosos, menos importantes o menos humanos! (n.8). Y deja claro que espera su responsabilidad en la defensa de este atropello en marcha, al tiempo que abre el foco a todos los fieles de la Iglesia católica, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, exhortándoles a no ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados.

Con caridad y claridad todos estamos llamados a vivir en solidaridad y fraternidad, a construir puentes que nos acerquen cada vez más, a evitar muros de ignominia, y a aprender a dar la vida como Jesucristo la ofrendó, para la salvación de todos. Para ello es necesario una política que regule una migración ordenada y legal, lo cual nos debe movilizar contra la injusticia de este nuevo tiempo trumpista con el Evangelio en la mano para no ceder ante las narrativas discriminatorias

La pregunta que queda para cada obispo y para cada cristiano en los Estados Unidos, es si cada uno está dispuesto a seguir a Jesús, a soportar la persecución, y en última instancia sufrir formas modernas de crucifixión. Las últimas palabras del Papa recuerdan que “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará (Mat. 16, 24-26).

La profética Carta del Papa es todo un recordatorio de que la credibilidad de la fe cristiana se encuentra en las acciones personales y comunitarias, en ambas, dando testimonio del mandato de Jesús de amar a todos, y hacerlo preferencialmente a los más pobres y excluidos. Este es el verdadero ordo amoris tan ligado a la parábola del buen samaritano, es decir, “el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”, afirma el Papa Francisco. El mensaje concluye dejando claro que, preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, acaba por imponer la voluntad del más fuerte como criterio de verdad. Más claro, imposible.

Espiritualidad , , , , , , ,

Sr. Nathalie Becquart: La sinodalidad como camino hacia una mayor inclusión

Viernes, 28 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en Sr. Nathalie Becquart: La sinodalidad como camino hacia una mayor inclusión

IMG_9973Hermana Nathalie Becquart, X.M.C.J. / subsecretaria del Sínodo,

10 de febrero de 2025

El reciente Sínodo sobre la Sinodalidad presenta una visión de la iglesia definida por la escucha mutua, el diálogo y el discernimiento que podría abrir nuevos caminos para un ministerio y una difusión más inclusivos. El objetivo de la conversión sinodal es una renovación espiritual y eclesial para dar más frutos en la misión y, a su vez, amar y servir mejor a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es decir, todos ellos. “Todos, todos, todos”, “nadie queda excluido”, como tantas veces nos repite el Papa Francisco.

Si bien los documentos sinodales no abordan específicamente el ministerio LGBTQ, su visión de una iglesia que escucha, dialoga y discierne proporciona principios para desarrollar enfoques pastorales más inclusivos. Es significativo que el Sínodo haya reconocido la necesidad de escuchar a quienes han sentido el dolor de sentirse “excluidos o juzgados a causa de su estado civil, identidad o sexualidad” (n. 50). El énfasis del documento en la dignidad humana, las relaciones auténticas, el discernimiento comunitario y la conversión continua también ofrece un marco para un ministerio que genuinamente acoge y acompaña a las personas LGBTQ mientras permanece arraigado en la fe y la tradición católicas.

El énfasis sinodal en la conversión —relacional, estructural y eclesial— apunta hacia una transformación necesaria en el modo en que la iglesia aborda el ministerio y la extensión. Esto incluye examinar dónde las prácticas actuales pueden crear barreras o causar daño. Como afirma el documento, «escuchar a quienes sufren exclusión y marginación fortalece la conciencia de la Iglesia de que hacerse cargo del peso de las relaciones heridas es parte de su misión» (n. 56). La sinodalidad «exige arrepentimiento y conversión» (n. 6); Es un camino de reconciliación.

Diálogo y dignidad: principios clave para el ministerio

Varios elementos clave de la sinodalidad destacados en el documento final son particularmente relevantes para fomentar una Iglesia más acogedora para todos, especialmente para los marginados. En el corazón de la dinámica sinodal está la centralidad del bautismo, que nos une como miembros del cuerpo de Cristo: «No hay nada más alto que esta dignidad bautismal» (n. 22). Así pues, en una iglesia sinodal, es decir, una iglesia relacional, “nadie debe ser excluido”. El camino sinodal subraya también la importancia de reconocer y acoger los dones de todos los bautizados.

Esta comprensión de la dignidad conduce a una visión de la iglesia como fundamentalmente relacional. Como afirma el documento final, “lo que emergió a lo largo de todo el camino sinodal… fue el llamado a una Iglesia con mayor capacidad de cultivar relaciones: con el Señor, entre hombres y mujeres, en la familia, en la comunidad local, entre grupos sociales y religiones, con toda la creación” (n. 50). El enfoque del Sínodo en las relaciones auténticas y la dignidad humana proporciona una base para el encuentro y el diálogo genuinos en un espíritu de reciprocidad.

El compromiso del Sínodo de escuchar y construir relaciones es esencial para comprender las experiencias vividas, las necesidades y los dones de los católicos LGBTQ y sus familias.

En una Iglesia sinodal, cada uno tiene algo que dar y algo que recibir. Como afirma el documento, «en la comunidad cristiana todos los bautizados se enriquecen con dones que pueden compartir, cada uno según su vocación y estilo o condición de vida» (n. 57). Este principio exige acoger las contribuciones de los católicos LGBTQ a la vida y la misión de la Iglesia.

El documento también subraya que la sinodalidad exige “escuchar atenta y respetuosamente la voz de cada persona” (n. 84) y enfatiza el llamado de la Iglesia a “reconstruir la vida comunitaria, poner rostro a las entidades sin rostro y fortalecer las relaciones” (n. 111). Este compromiso de escuchar y construir relaciones es esencial para comprender las experiencias vividas, las necesidades y los dones de los católicos LGBTQ y sus familias.

Creatividad misionera” con católicos LGBTQ

Un principio sinodal clave es reconocer que la unidad no requiere uniformidad. Como señala el documento, «la unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino mezcla orgánica de legítimas diversidades» (n. 39). Esta comprensión crea espacio para enfoques culturales y pastorales que responden a diferentes contextos manteniendo la comunión. El camino sinodal exige “creatividad misionera” para desarrollar “nuevas formas de acción pastoral y procesos concretos de atención” (n. 111).

Una comprensión sinodal del ministerio vivido es aquella en la que caminamos junto a aquellos a quienes ministramos, permaneciendo abiertos a escucharlos y aprender de ellos, y fomentando la cercanía, la mutualidad y la amistad. El ministro no está por encima ni separado del pueblo, sino que es un compañero de camino, como Jesús en el camino de Emaús.

Se destaca la formación como crucial para desarrollar la capacidad de diálogo, discernimiento y ministerio inclusivo que exige un ministerio vivido de esa manera. El Sínodo pide una formación “integral, permanente y compartida” que abarque “todas las dimensiones de la persona humana (intelectual, afectiva, relacional y espiritual)” (n. 143). Este tipo de formación podría ayudar a desarrollar las habilidades pastorales y la sensibilidad necesarias para un ministerio LGBTQ eficaz.

El desarrollo de enfoques pastorales debe incluir las voces y los puntos de vista de las propias personas LGBTQ, de sus familias y de quienes participan en el ministerio con ellas.

El llamado del documento a la transparencia, la rendición de cuentas y la evaluación regular de las prácticas pastorales (núms. 99-100) proporciona un marco para evaluar si los esfuerzos del ministerio realmente sirven a su propósito previsto de compartir el amor de Dios y edificar la comunidad. Esto incluye seguir rindiendo cuentas a quienes reciben el servicio y aprender de sus experiencias, basándose en la visión dialógica que articula el documento final. Experimentamos que nuestra diversidad es una riqueza que amplía nuestras perspectivas.

Es importante destacar que la sinodalidad exige procesos de discernimiento comunitario que impliquen “la participación más amplia posible” (n. 82). Esto sugiere que el desarrollo de enfoques pastorales debería incluir las voces y los puntos de vista de las propias personas LGBTQ, de sus familias y de aquellos que participan en el ministerio con ellas.

El énfasis del documento en la “voz profética” de la sinodalidad que desafía el “individualismo cultural” y promueve el “cuidado mutuo, la interdependencia y la corresponsabilidad por el bien común” (n.º 48) apunta hacia la construcción de comunidades genuinamente inclusivas. Esto incluye abordar el aislamiento y la marginación mediante prácticas concretas de acogida y pertenencia. El método sinodal de la Conversación en el Espíritu se ha experimentado como una herramienta fructífera para incluir todas las voces y fomentar la comunión.

El futuro de una iglesia sinodal

Avanzar en este camino requerirá paciencia, humildad y confianza en la guía del Espíritu Santo. Como nos recuerda el Sínodo, las prácticas auténticas de sinodalidad permiten a los cristianos ofrecer «una contribución distintiva a la búsqueda de respuestas a los numerosos desafíos que afrontan nuestras sociedades contemporáneas en la construcción del bien común» (n. 47). Una de esas contribuciones podría ser un ministerio más inclusivo, diseñado según principios sinodales.

La implementación de estos principios sinodales en el ministerio católico exigirá un compromiso sostenido, formación y voluntad de participar en conversaciones a veces difíciles. Sin embargo, el camino sinodal ofrece esperanza para desarrollar enfoques ministeriales que encarnen más plenamente la misión de la Iglesia de ser “el sacramento de la unión del género humano con Dios” (n. 56), una unión que no excluye a nadie del amor de Dios ni del cuidado de la comunidad.

Hermana Nathalie Becquart, X.M.C.J.

Nathalie Becquart, X.M.C.J., es subsecretaria del Sínodo de los Obispos. Designada para este cargo por el Papa Francisco en 2021, es la primera mujer en ocupar este cargo y la primera en votar en un sínodo.

Todos los artículos de Sor Nathalie Becquart, X.M.C.J.

Outreach es parte de America Media. Para apoyar a Outreach puedes hacer una donación o suscribirte a América.

Fuente Outreach

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , ,

Oremos por la salud del Papa Francisco

Miércoles, 19 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en Oremos por la salud del Papa Francisco

IMG_0034

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, 
y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.
(Sant 5, 15)

Ante las noticias que la Sala de Prensa del Vaticano va transmitiendo día a día, nos unimos a los hermanos, hermanas y hermanes católicos y a toda persona de buena voluntad, en la oración por la salud del obispo de Roma, cabeza de la Iglesia Católica Romana.

A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha concluido cada discurso con una petición: “Por favor, no se olviden de rezar por mí, no contra mí”. A veces añade: “Este trabajo no es fácil”. Otras veces dice: “Si no son de rezar, manden buenas vibras”. Hoy honramos sus peticiones.

Dios todopoderoso y eterno, salud de los que creen en ti;
escucha las súplicas que te dirigimos
en favor de tu hijo Francisco
y, con el auxilio de tu misericordia, devuélvele la salud,
para que puedan darte gracias y alabarte en tu Iglesia plural y diversa.
Amén

***

Iglesia Católica , ,

El Papa Francisco no vetará la elección de Trump de embajador ante la Santa Sede

Miércoles, 12 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en El Papa Francisco no vetará la elección de Trump de embajador ante la Santa Sede

cst.brightspotcdnBrian Burch

El Papa Francisco no vetará la designación de Donald Trump para convertirse en el próximo embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede, informa Reuters, citando a dos altos funcionarios del Vaticano.

Esta noticia llega a pesar del hecho de que el Papa Francisco ha expresado sus dudas sobre las posiciones de Brian Burch en varios temas. Burch es el presidente de CatholicVote, un grupo de defensa de derecha que tiene fuertes posiciones anti-LGBTQ+. CatholicVote es un grupo de defensa política conservador que respaldó a Trump y gastó más de $ 10 millones en anuncios en la campaña de 2024.

Los dos funcionarios del Vaticano, hablando anónimamente para proporcionar antecedentes, dijeron que el asunto todavía estaba en discusión y que Francisco quería evitar una pelea diplomática, especialmente porque el pontífice podría tener que nombrar un nuevo embajador de la Santa Sede en los EE. UU. durante el mandato de Trump.

El papa Francisco felicitó a Trump por su toma de posesión, pero también calificó de “vergüenza” los planes de deportación de Trump.

Burch ha criticado abiertamente al papa Francisco en las redes sociales, escribiendo en X: “Basta con decir que las acciones de @Pontifex  contra sus críticos, junto con el apoyo progresista católico, solo han reivindicado a quienes advirtieron que la “sinodalidad” era simplemente una artimaña. ¿Es así como se ve caminar en el Espíritu?”. Además, ha compartido escritos de clérigos de derecha que critican al papa Francisco.

En 2023, Burch apareció en Newsmax, un canal ultraconservador, para condenar la decisión del papa de permitir bendiciones para personas en relaciones del mismo sexo.

Burch también ha dicho que el próximo papa debería aclarar” la postura de la iglesia sobre la sexualidad humana, prediciendo que Francisco no estaría en el cargo por mucho más tiempo. Además, dijo que el Papa Francisco sigue un “patrón de venganza”, después de que en 2023 se destituyera a un obispo católico de Texas debido a que el obispo publicó teorías conspirativas en las redes sociales y criticó las políticas y enseñanzas de la Iglesia.

nuevo-embajador-familia_2736036370_17472923_660x371

El nuevo embajador, con su familia CatholicVote

Steven Millies, profesor de teología pública y director del Centro Bernardin de la Unión Teológica Católica de Chicago, dijo al National Catholic Reporter: “Burch es un agitador, sobre todo, lo opuesto a un diplomático”, y añadió que “se avecinan tiempos difíciles para las relaciones entre Estados Unidos y el Vaticano”.

Dos ex embajadores estadounidenses en el Vaticano tenían dudas similares sobre el nombramiento. Ken Hackett, que se desempeñó como embajador del presidente Barack Obama entre 2013 y 2017, dijo al National Catholic Reporter: “La gente del Vaticano lee las noticias. No les gusta que los menosprecien ni que digan cosas negativas sobre ellos o sobre el Santo Padre”.

De manera similar, Francis Rooney, embajador del presidente George W. Bush entre 2005 y 2008, dijo que el Vaticano es cauteloso a la hora de interactuar demasiado con los críticos del Papa: “Si la situación se calienta demasiado en algunos de estos temas públicamente, eso sin duda hará que (los funcionarios del Vaticano) se retraigan. La única persona con la que no se van a enojar es el Papa”.

El padre Thomas Reese, un observador experimentado del Vaticano, dijo que el papel de Burch es ser “un cabildero del gobierno de Estados Unidos en el Vaticano”, pero también agregó que “un cabildero que es desagradable no va a lograr mucho”.

—Elsie Carson-Holt, New Ways Ministry, 4 de febrero de 2025

Fuente New Ways Ministry

General , , , , , , , , ,

La caída de Cipriani, el cardenal del Opus Dei acusado de abusos que convirtió a Perú en el laboratorio de la Iglesia ultra

Viernes, 7 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en La caída de Cipriani, el cardenal del Opus Dei acusado de abusos que convirtió a Perú en el laboratorio de la Iglesia ultra

IMG_9770Nos alegramos de la caída de esta bestia parda que nos humilló y persiguió… Bien conocido en esta web por su LGTBIfobia militante.

El Vaticano confirma las sanciones impuestas contra el arzobispo emérito de Lima, quien niega las acusaciones pese a que ha sido sancionado por pederastia y arremete contra Roma; mientras, el Papa ultima la disolución del Sodalicio.

El Sodalicio concluye su Asamblea General aceptando “con docilidad” su disolución y pidiendo perdón a las víctimas. A falta del decreto oficial de la Santa Sede, se ponen fin a 54 años de infamias

Jesús Bastante.

Durante décadas, especialmente a lo largo del pontificado de Juan Pablo II, fue una de las cunas de la Iglesia ultra en Latinoamérica. Capitaneada por el todopoderoso Juan Luis Cipriani, el primer cardenal en la historia del Opus Dei, la Iglesia peruana se convirtió, junto la mexicana, en el epicentro de la restauración neocatólica.

Perú, como antes lo fue México, protagonizó el matrimonio entre los poderes neoconservadores en el mundo de la política, la empresa, la judicatura y la religión. Lo hizo ocultando abusos, aupando el crecimiento de organizaciones radicales como el Sodalicio de la Vida Cristiana o el Instituto del Verbo Encarnado (el primero está a punto de ser disuelto, el segundo ha sido intervenido por Roma) y arremetiendo, hasta casi la extinción, contra la Teología de la Liberación, fundada también en Perú por el teólogo Gustavo Gutiérrez, recientemente fallecido.

Todo ello con el aval del Opus Dei, que todavía hoy ejerce una suerte de primado político en Lima a través de la figura del alcalde, Rafael López Aliaga, miembro también de la Obra y que este mismo mes de enero otorgó a Cipriani la Medalla Orden al Mérito en el grado de Gran Cruz “por su incansable labor pastoral, académica y eclesiástica”. Fue justo antes de recibir a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Durante el mandato de Cipriani, tanto el Opus como el Sodalicio camparon a sus anchas en el país. La alianza entre Cipriani y Luis Fernandi Figari (fundador del Sodalicio) fue estrecha durante décadas. Ídolos que resultaron tener pies de barro, como se ha demostrado en el caso de Figari quien, como Marcial Maciel y la Legión de Cristo que fundó, utilizó la obra –y el apoyo cerrado de la institución– para convertirse en un depredador sexual y tejer una red de negocios prácticamente infinita.

Negocios de mil millones

Según los investigadores Paola Ugaz o Pedro Salinas, los negocios del Sodalicio –que arrancaron con la cesión de muchos cementerios a lo largo del país– superan los mil millones de dólares. Un dinero que el delegado papal para la disolución del Sodalicio, el español Jordi Bertomeu, tiene el encargo de utilizar para, entre otras cosas, poder indemnizar a cientos de víctimas. En un gesto simbólico, el primer denunciante de Figari fue recibido la pasada semana por el Papa Francisco en el Vaticano, confirmándole la disolución de la organización y la ayuda total para los supervivientes. En los mismos salones vaticanos que ocuparon a sus anchas Figari o Maciel, otro Papa acogía a sus víctimas.

Poco después de cumplir los 75 años, el Papa fulminaba a Cipriani como arzobispo de Lima. En 2019, tras unas denuncias por abusos sexuales supuestamente acaecidas en 1983, el Papa Francisco “impuso al cardenal un precepto penal con ciertas medidas disciplinarias”, tal y como reveló este fin de semana El País y confirmó el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni. Entre las medidas impuestas estaban no utilizar las insignias cardenalicias, reducir su presencia pública o viajar a Perú.

Pese a ello, Cipriani –que reside en Madrid desde entonces– ha viajado en varias ocasiones al país latinoamericano, la última de ellas para recibir un galardón de manos del alcalde López Aliaga. El purpurado negó las acusaciones. “Quiero aclarar que los hechos que describen son totalmente falsos. No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente ni en 1983 ni antes ni después”, afirmó, y llegó a decir que fue rehabilitado por Roma en 2020. Sin embargo, tal y como aclaró la Santa Sede, dichas medidas “siguen vigentes”.

El velo de silencio sobre Cipriani comenzó entonces a resquebrajarse. La puntilla se la dio su sucesor en Lima, Carlos Castillo, a quien Francisco designó cardenal en el último consistorio, y que es uno de los pocos prelados peruanos que ha defendido a las víctimas del Sodalicio frente a la protección de la mayor parte de la Conferencia Episcopal del país. En una carta abierta a los fieles, Castillo fue tajante con el caso Cipriani: “En los últimos meses, luego de serias y precisas investigaciones, existen personas e instituciones que se niegan a reconocer la verdad de los hechos y las decisiones tomadas por la Santa Sede. Convocamos a todos a entrar en razón mediante un camino de conversión que implique abandonar las vanas justificaciones, el empecinamiento y el rechazo a la verdad”.

Sostiene Castillo en su misiva: “Lo declarado oficialmente por la Santa Sede hace unos días nos remite, ante todo, al inmenso dolor y al sufrimiento que experimentan las víctimas de todo tipo de abuso dentro de nuestra Iglesia y en la sociedad”. Un sufrimiento que “desgarra nuestro espíritu, nos interpela profundamente y nos compromete solidariamente con ellas”, se lee.

Todo ser humano ultrajado es un clamor de Dios”, añade Castillo, quien invita a “esforzarnos personal y eclesialmente en acoger y acompañar, así como detener y sancionar las agresiones, usando los medios adecuados y justos, y comprometernos en su protección, defensa, restablecimiento y reparación”.

Tras el cardenal de Lima, el episcopado de Perú, tradicionalmente refractario a reconocer el sufrimiento de las víctimas (que consideran que sólo cinco prelados de los 54 que forman parte de la Conferencia Episcopal han hecho algo para frenar los abusos del Sodalicio en el país), admitió que en el caso de Cipriani “se comprobó la veracidad de los hechos”.  

“Nos sentimos apenados al conocer las recientes noticias acerca del Cardenal Cipriani”, arranca la nota, en la que los obispos lamentanel dolor sufrido por la víctima de abusos y por la comunidad eclesial”, y piden “a todo el Pueblo de Dios que respete la voluntad de la víctima de permanecer en el anonimato”.

“Reafirmamos nuestra cercanía a todas las víctimas de cualquier tipo de abuso”, constatan los obispos del país, que reconocen “la sabia decisión del Santo Padre, al unir en ella la justicia y la misericordia, de aceptar que deje el Ministerio Episcopal del Arzobispo Emérito de Lima al cumplir los 75 años, y de imponerle algunas limitaciones ministeriales”. “Pedimos a todo el Pueblo de Dios que ofrezca oraciones por el denunciante, por el Cardenal Juan Luis Cipriani y por la Iglesia para que sea espacio seguro, donde vivir la reconciliación”, finaliza el escrito.

La reacción de Cipriani no se hizo esperar. “Sorpresa y dolor”, aseguró en una nueva carta, en la que denunció “la injusticia con la que dan por ciertos unos hechos no probados sobre mi persona”.

 “Se han dejado confundir en esta campaña de intento de acoso y destrucción de mi dignidad y mi honor”, asegura Cipriani. E insiste, frente a lo dicho con anterioridad, en que ha “aceptado unas medidas preventivas ante la acusación recibida hasta que se aclarara la verdad, a pesar de que tengan su origen en una acusación falsa”, de la que no se ha podido defender, según asegura. Desde Madrid –la Archidiócesis dice desconocer en qué lugar reside el purpurado–, un Cipriani herido prepara su defensa.

Fuente elDiario.es

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Recuerdan en su centenario al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal: “Extraordinario ser humano”

Lunes, 3 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en Recuerdan en su centenario al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal: “Extraordinario ser humano”

463D569B-AE6E-46CC-8B75-F8084C514CFC

Un ejemplo de dignidad, ética y compromiso con las causas nobles”, dijo Mejía Godoy 

Escritores y músicos latinoamericanos recordaron este lunes, 20 de enero, en ocasión del centenario de su nacimiento, al fallecido teólogo y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020), una figura que fue «un ejemplo de dignidad, ética y compromiso con las causas nobles», según lo describió su compatriota y trovador Luis Enrique Mejía Godoy

El poeta, que a mediados del siglo pasado escribió la Oración por Marilyn Monroe, fue un escritor, traductor, sacerdote, político nicaragüense, figura central de la Teología de la Liberación en América Latina, e integrante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la revolución

Escritores y músicos latinoamericanos recordaron el pasado lunes, 20 de enero, en ocasión del centenario de su nacimiento, al fallecido teólogo y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925-2020), una figura que fue «un ejemplo de dignidad, ética y compromiso con las causas nobles», según lo describió su compatriota y trovador Luis Enrique Mejía Godoy.

En Nicaragua, sin embargo, el Gobierno que preside Daniel Ortega junto a su esposa, Rosario Murillo, no realizó actos conmemorativos por la memoria de Cardenal, quien pasó de ser el símbolo de la revolución sandinista a ser un «perseguido político», como él mismo se declaró en vida.

«Hoy celebramos el centenario de Ernesto Cardenal, poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense. Extraordinario ser humano con quien tuve el privilegio de trabajar en el Ministerio de Cultura de Nicaragua en los años 80», escribió Luis Enrique Mejía Godoy en sus redes sociales.

«Ernesto Cardenal ha sido un referente importante en mi creación artística con sus poemas, epigramas y salmos, y un ejemplo de dignidad, ética y compromiso con las causas nobles y la lucha permanente hasta su muerte, contra la injusticia», destacó el trovador, que dedicó un poema y una canción a Cardenal.

«Poeta de las libertades»

38A63785-2500-4EC1-93C8-15AE4D7DD5CFEl poeta, que a mediados del siglo pasado escribió la Oración por Marilyn Monroe, fue un escritor, traductor, sacerdote, político nicaragüense, figura central de la Teología de la Liberación en América Latina, e integrante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) durante la revolución, recordó la página cultural mexicana Libros UNAM.

La escritora argentina Ana María Martínez afirmó en sus redes sociales que escritores de todo el mundo decidieron hacer un reconocimiento a la «palabra» de Ernesto Cardenal, «poeta de las libertades», recordándole a 100 años de su nacimiento con sus poesías o memorias.

«Me uno al concierto de voces del mundo que hoy celebran y rinden homenaje al gran poeta Ernesto Cardenal en el primer centenario de su natalicio», dijo el poeta nicaragüense Pablo Centeno-Gómez, que declamó el poema «Salmo1». Otro de los poemas más recordados fue !Al perderte yo a ti!, compartido por Martínez y el también argentino Felipe Pigna.

Poetas como los costarricenses Lenín Chacon Vargas y Carlos Caleros, el mexicano Hugo de Mendoza Gutiérrez, o el español Fernando Valverde, rindieron homenajes a Cardenal en sus redes sociales, donde lo elogiaron, lo describieron como un extraordinario ser humano, o bien recitaron sus poemas.

La Universidad de Huelva, en España, se unió a la conmemoración con una lectura poética de algunos de los escritos del poeta, quien, en 2012, fue nombrado Doctor Honoris Causa.

Murió como crítico de Ortega y Murillo

Siendo ministro de Cultura en el Gobierno revolucionario (marzo de 1983), Cardenal recibió la amonestación pública del papa Juan Pablo II, al visitar Nicaragua, por mezclar la religión con la revolución sandinista. Por su participación en aquel Gobierno, Juan Pablo II lo castigó «A divinis» en 1985, y fue indultado por el papa Francisco en 2019.

3BE96CB3-6B42-407E-A745-6C209F62AB12

Cardenal se enfrentó con el presidente Ortega y la esposa de éste, la vicepresidenta Rosario Murillo, en los últimos años de su vida.

Poeta, sacerdote, teólogo, político…

El poeta, que participó en la lucha contra la dictadura de la familia Somoza desde muy joven y fue militante hasta 1995 del FSLN, en el poder desde enero de 2007, sostenía que el Gobierno de Ortega «no es de izquierda, ni sandinista, ni revolucionario, sino simplemente es una dictadura familiar» como la que derrocaron.

Reconocido por su poesía y su voz dentro de la Teología de la Liberación, consideraba que Nicaragua estaba gobernada por un «régimen fascista» y él mismo, en carne propia, sufrió agresiones del Gobierno sandinista, que en 2020 declaró tres días de duelo nacional por la muerte del Premio Reina Sofía 2012 de Poesía Iberoamericana y dos veces nominado al Premio Nobel de Literatura (2005 y 2007).

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Dinero y cristianismo”, por Gabriel María Otalora

Sábado, 1 de febrero de 2025
Comentarios desactivados en “Dinero y cristianismo”, por Gabriel María Otalora

Faith without works is dead (Lat. Fides sine operibus mortua est). Crucifixion of Jesus Christ against money coins background. Concept of charity, resources and opportunities for material assistance.

De su blog Punto de Encuentro:

Adam Smith (s. XVIII) pretendía explicar la realidad sin juicios de valor, lo cual parece imposible. A la vez, consideraba que la economía es un campo autónomo, al margen de otras esferas de la sociedad y de las aportaciones de la ética. Y esto es todavía menos posible. Para otros, como el profesor Duncan K. Foley, la economía más bien parece una teoría que una ciencia deductiva e inductiva. El gran problema, me parece, es que no hay una regla consensuada sobre los dogmas de la economía para todos, cuyas consecuencias afectan también a todos.

Así las cosas, vemos las dificultades para que lo económico pueda alcanzar un resultado socialmente beneficioso de la mano de la política, que es donde la búsqueda del interés humano es moralmente problemática porque debe ser compartida con otros fines e intereses. Es lo que ocurre cuando se produce la separación entre el ámbito económico y la política, el conflicto social y los valores éticos, y que es el objetivo de la actual estrategia neoliberal globalizada. De esta manera, se desliga la obligación de sopesar lo bueno y lo perjudicial, haciendo superflua la valoración moral de las decisiones económico financieras.

Lo que subyace aquí es la sacralización del libre mercado, junto a las ganas que tienen algunos de frenar como sea la intervención del Estado en los impuestos y regulaciones y en el control de precios, buscando revertir la provisión pública de los servicios solidarios asociados al Estado del Bienestar.

Parece evidente que hay caminos mejores para transitar entre el colectivismo sin fisuras y el modelo ultra liberal, cada vez más extendido. La socialdemocracia demuestra que se puede convivir en el libre mercado salvaguardando derechos fundamentales individuales y colectivos. Algunos economistas cristianos ya han intentando incluir en el pensamiento económico consideraciones éticas que dan un paso más hacia valores como la dignidad humana, la fraternidad, la reciprocidad, el compromiso con los pobres, etc. Esto sería un estilo que ya aparece en las primeras comunidades cristianas. El teólogo Alejandro de Hales y después san Buenaventura reflexionaron sobre los principios del cristianismo desde la visión económica solidaria -fraternal- de la tradición franciscana en el Medioevo. Ambos son considerados fundadores de la Escuela franciscana de la Universidad de París.

Además, franciscanos como Bernardino de Siena -entre otros- negaron que el valor de una mercancía sea el precio por el que se puede vender por lo que supone de poder sobre quienes sufren necesidades básicas careciendo de recursos. Por su parte, Francisco de Asís entendía el trabajo así: “Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad”. Por último, Antonio Genovesi (s. XVIII), a partir de la tradición franciscana, consideraba el mercado como una institución que ha de enmarcarse en la promoción del bien del otro y la confianza (philia y fides).

Por no repetir lo que el propio Jesús de Nazaret dijo sobre el mal uso del dinero, bien diferente a la noción de Adam Smith y la de quienes le han superado ampliamente por la derecha, llegando mucho más lejos del “beneficio mutuo” o gano-ganas individual típico de Smith. Lo específicamente cristiano es ofertable porque va más allá de lo que exige el enfoque ético de mínimos, por encima de la lógica de la utilidad se superpone la solidaridad fraterna en el ámbito económico, articulando lo personal y lo comunitario en las relaciones.

Se comprende, pues, la pretensión de los poderes económicos y financieros de minimizar lo que entienden como intromisiones morales al acaparamiento codicioso, cada vez más indisimulado, que abusa de los instrumentos económicos en beneficio de una minoría. Se busca maximizar el bienestar individual sin ninguna discusión ética previa, como si el campo económico financiero no tuviese una vertiente moral y social. Es una pena lo desapercibida que ha pasado la encíclica Cáritas in veritate, de Benedicto XVI, verdadero aldabonazo a la injusticia económica estructural que además aboga por la responsabilidad social de las empresas.

Lo cierto es que vamos en dirección contraria desde la perspectiva del bien común y la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Cuando las finanzas suponen un 60% frente al 40% de la economía productiva mundial, intuimos el problema de la primacía de los mercados especulativos. En la práctica no es sencillo el diálogo entre el poder del dinero y el cristianismo, ni siquiera en el terreno institucional eclesial tanto católico como protestante. Incluso algunos han leído al revés el Evangelio al afirmar que no existe una perspectiva propiamente cristiana de la economía. Ni siquiera se acuerdan de la Doctrina Social de la Iglesia (católica) a la hora de formular propuestas concretas.

Recuerdo la crisis de 2008 como especialmente durísima. Fue la crisis financiera mundial provocada por las hipotecas llamadas subprime que contagió a todo el sistema financiero estadounidense y después a todo el Planeta. Los analistas coinciden en que fue la mayor recesión económica desde la Gran Depresión de 1929. Entonces se destinó enormes cantidades de dinero público para salvar a las entidades financieras por sus comportamientos irresponsables, dignos del Código Penal.

Tal fue la sumisión a los mercados financieros a base de mentiras que un pequeño grupo de prestigiosos economistas franceses sacaron en 2010 un manifiesto ético denunciando algunas mentiras que titularon “Manifiesto de economistas aterrados”. A este breve texto con gran éxito editorial se adhirieron pronto otros tres mil profesionales denunciando las soluciones que proponían las políticas neoliberales demostrando con datos la falacia lo que proponían como solución a la crisis.

La vía comunista del colectivismo ha fracasado en todos los países en los que dicha ortodoxia ha sido puesta en marcha con graves consecuencias para la libertad y el bienestar de las personas. La vía neoliberal tampoco puede mantenerse en sus postulados teóricos de máximos cuando decide socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Ni siquiera es un modelo capaz de lograr el bienestar de todos sus administrados; no hay más que ver las bolsas de marginación en los países del Primer Mundo y las desigualdades que provoca el neocolonialismo en el Tercer y Cuarto Mundo. Por algo será que el Papa Francisco se ha atrevido a afirmar alto y claro que esta economía capitalista, mata (sic).

La socialdemocracia fue la “tercera vía” que hubiera podido equilibrar la realidad, pero el modelo imperante neoliberal se la comió con patatas fritas como modelo global a seguir. Es Francisco quien más pistas sensatas de convivencia justa está aportando al mundo. Pero le faltan seguidores, incluso entre sus propias filas…

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Espiritualidad Inclusiva , , , , , , , , , , , , , , ,

MLK, Inauguración, Órdenes Ejecutivas, Jubileo: ¿Cómo puedo dejar de cantar?

Sábado, 25 de enero de 2025
Comentarios desactivados en MLK, Inauguración, Órdenes Ejecutivas, Jubileo: ¿Cómo puedo dejar de cantar?

IMG_9652La publicación de hoy es del colaborador invitado David Palmieri, profesor de teología y fundador de Without Exception, una red de base de educadores secundarios dedicados a discernir el arte del acompañamiento para estudiantes LGBTQ+ en escuelas secundarias católicas. Recibió el premio Lead, Learn, Proclaim de la Asociación Nacional de Educación Católica en 2021.

El Papa Francisco ha declarado 2025 como Año Jubilar de la Esperanza. Entonces, ¿cómo se ve la esperanza?

Esta semana celebramos el Día de Martin Luther King Jr. MLK compartió una visión de esperanza en su último discurso la noche antes de que lo mataran en abril de 1968. “Me gustaría vivir una vida larga”, dijo. “Solo quiero hacer la voluntad de Dios. Y Él me ha permitido subir a la montaña”.

Pero MLK sabía que estaba en peligro en Memphis. Reconoció las amenazas de muerte. Advirtió: “Puede que no llegue allí contigo. Pero quiero que sepan esta noche que nosotros, como pueblo, llegaremos a la tierra prometida”.

IMG_9651Rev. Martin Luther King; Papa Francisco

La esperanza inquebrantable de MLK hasta el último día de su vida me hace pensar en la Puerta Santa del Jubileo en la Basílica de San Pedro. Cuando el Papa Francisco abrió la puerta en la Misa de medianoche el día de Navidad, dijo durante su homilía: “Si Dios puede visitarnos, incluso cuando nuestros corazones parecen un humilde pesebre, podemos decir verdaderamente: la esperanza no ha muerto”.

La Puerta Santa, que representa a Jesús como “la puerta de las ovejas” (Juan 10:7-9), está formada por 16 paneles de bronce que cuentan la historia bíblica. El último panel tiene una inscripción en latín que cita a Jesús del Libro del Apocalipsis: “Estoy a la puerta y llamo” (3:20). Estas palabras son una invitación a una relación más profunda con el Buen Pastor. Cristo siempre está llamando, pidiéndonos que abramos la puerta y cenemos con él en el banquete.

IMG_9650El Papa Francisco abre la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro para el Año Jubilar 2025

MLK también estaba llamando a esa puerta desde la cima de la montaña. Pero nunca llegó a la mesa. Su voz fue silenciada por sus oponentes en lo que él sabía que eran los “días difíciles por delante”.

Para muchos en la comunidad LGBTQ+, los “días difíciles” comenzaron el lunes cuando celebramos el Día de la Inauguración. Esa noche, el nuevo presidente de los EE. UU. firmó una orden ejecutiva tituladaDefendiendo a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurando la verdad biológica al gobierno federal”, que niega la existencia de personas transgénero y no binarias.

Al escuchar esta noticia, es fácil desesperarse. ¿Cómo se ve la desesperación? Es lo opuesto a la esperanza. Es el sentimiento cuando la alegría se ahoga en aguas profundas. Este sentimiento se ilustra en el Salmo 88 cuando el autor lamenta: “Todas tus olas se estrellan contra mí … Por todos lados me rodean”. No hay ayuda, no hay felicidad. No hay esperanza. El salmo termina diciendo: “Mi único amigo es la oscuridad”.

Para las personas LGBTQ+, la desesperación puede parecerse a lo que un joven me envió por correo electrónico recientemente.Me aterrorizan los próximos cuatro años”, escribió. “Veo tanto odio tanto en los medios como en público”.

La conclusión fue dura: “Esto se siente como un puñetazo de Dios por el dolor que traerá a mi familia y amigos”.

Esta desesperación parece justificada dado el crecimiento de la legislación anti-LGBTQ+ en los Estados Unidos. Pero tales sentimientos se rinden ante el drama de la incertidumbre. El miedo anticipatorio puede conducir al caos espiritual. Corre el riesgo de desatarnos del ancla de la esperanza (Hebreos 6:19). En cambio, hagamos una pausa y vivamos el momento presente. “El mañana se ocupará de sí mismo”, dice Jesús (Mateo 6:34).

Cuando sienta que la esperanza está perdida, no se desespere. No está solo. Y es amado.

Incluso los discípulos más cercanos de Jesús lucharon con esto, así que estamos en buena compañía. Canalicemos el coraje de MLK para estar a la puerta y llamar. Si Cristo ha resucitado de entre los muertos, si él es nuestro gozo y nuestra salvación, entonces la esperanza no defraudará. Seguramente vendrá (Habacuc 2:3).

Y dado que Cristo es el Señor del cielo y la tierra, ¿cómo puedo dejar de cantar?

—David Palmieri, 22 de enero de 2025

Fuente New Ways Ministry

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , ,

En su nuevo libro, el Papa Francisco repite su mensaje de bienvenida a las personas LGBTQ+

Viernes, 24 de enero de 2025
Comentarios desactivados en En su nuevo libro, el Papa Francisco repite su mensaje de bienvenida a las personas LGBTQ+

IMG_9528La portada del libro

El nuevo libro del Papa Francisco, Esperanza: La Autobiografía, publicado esta semana en Estados Unidos y en España el 14 de enero, aborda directamente el historial del pontífice en cuestiones LGBTQ+, informa America.

En Hope, el Santo Padre reafirma su apoyo a la Fiducia Supplicans, el documento del Vaticano de 2023 que permite las bendiciones pastorales de las personas en relaciones del mismo sexo, al afirmar una vez más:

Son las personas las que son bendecidas, no las relaciones. Surge del deseo de no atribuir una situación o una condición a toda la vida de quienes buscan ser iluminados y acompañados con una bendición. Agrega que “todos en la Iglesia están invitados, incluidas las personas divorciadas, incluidas las personas homosexuales, incluidas las personas transgénero”.

En alusión a la recepción hostil de Fiducia por parte de varios obispos de todo el mundo, Francisco repitió una frustración suya expresada con frecuencia: los católicos reservan una animosidad especial para los pecados sexuales, mientras que hipócritamente complacen a otros:

Es extraño que nadie se preocupe por la bendición de un empresario que explota a las personas, y esto es un pecado grave, o por alguien que contamina nuestra casa común, mientras que hay un escándalo público si el Papa bendice a una mujer divorciada o a un homosexual.

“La oposición a la apertura pastoral a menudo descubre estas hipocresías”.

El Santo Padre recordó a los fieles que efectivamente existe una “jerarquía”(art. 90) de verdades católicas, diciendo que “los pecados sexuales tienden a causar más protestas de algunas personas”, pero que “realmente no son los (pecados) más graves. Son pecados humanos, de la carne. Los más graves, por el contrario, son los pecados que tienen más ‘angelicidad’, que se visten de otro modo: el orgullo, el odio, la mentira, el fraude, el abuso de poder”.

Francisco también abordó su historial en materia de transexualidad, que algunos han calificado de ambivalente. Evita los tratamientos filosóficos del tema, como los contenidos en Dignitas Infinita, el documento vaticano de 2024 que condena la transición médica de género. En cambio, se orientó pastoralmente, compartiendo con los lectores su recuerdo de la “primera vez” que se encontró con católicos transexuales en el Vaticano:

Se fueron llorando, conmovidos porque les había tomado las manos, les había besado. Como si hubiera hecho algo excepcional por ellas. ¡Pero son hijas de Dios! Pueden recibir el bautismo en las mismas condiciones que los demás creyentes y pueden ejercer las responsabilidades de padrinos en las mismas condiciones que los demás, e igualmente ser testigos de un matrimonio. Ninguna disposición del derecho canónico lo prohíbe”.

Finalmente, sobre el tema de las relaciones entre personas del mismo sexo, el Papa Francisco escribió:

La homosexualidad no es un crimen, es un hecho humano. [Las personas LGBTQ+] no son ‘hijos de un dios menor’. Dios Padre los ama con el mismo amor incondicional, los ama como son y los acompaña de la misma manera que lo hace con todos nosotros: siendo cercano, misericordioso y tierno”.

También reiteró su mensaje general de que la iglesia debe acoger a todas las personas:

Todos están invitados. Todos. Y así: todos dentro. Buenos y malos, jóvenes y viejos, sanos y enfermos. Porque este es el plan del Señor.

“Es nuestra tarea como pastores tomar a los demás de la mano, acompañarlos, ayudarlos a discernir y no excluirlos. Y perdonar: tratar a los demás con la misma misericordia que el Señor nos reserva”.

IMG_9531

–Jeromiah Taylor, New Ways Ministry, 27 de enero de 2025

Fuente New Ways Ministry

Biblioteca, General, Iglesia Católica , , , , ,

Trump: “Fui salvado por Dios, que quiere que haga a América grande otra vez”

Miércoles, 22 de enero de 2025
Comentarios desactivados en Trump: “Fui salvado por Dios, que quiere que haga a América grande otra vez”

IMG_9636La religión, muy presente  en la toma de posesión del presidente de EEUU

El republicano fue bendecido por tres clérigos: el presidente de la Universidad Yeshiva del norte de Manhattan, el rabino Ari Berman, el pastor evangélico Lorenzo Sewell y el sacerdote católico Frank Mann de Nueva York. Las oraciones al inicio de la inauguración estuvieron a cargo del pastor evangélico Franklin Graham y el cardenal neoyorquino Timothy Dolan

Han intentado acabar con mi libertad e incluso con mi vida. Hace unos meses una bala voló por mi oreja y creo que mi vida la preservo por una razón: Dios me ha permitido hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo”

“No vamos a olvidar a nuestro país, no vamos a olvidar nuestra Constitución y tampoco vamos a olvidar a nuestro Dios

Dos Biblias (que no utilizó durante su juramento), tres clérigos y un constante uso de los términos ‘Dios‘ y ‘ReligiónDonald Trump, desde ayer presidente número 47 de EEUU, colocó su fe, aparentemente, en el centro de la toma de posesión en el Capitolio. “Fui salvado por Dios, que quiere que haga a América grande otra vez, llegó a decir en su discurso.

Nada más jurar su cargo, el republicano fue bendecido por tres clérigos: el presidente de la Universidad Yeshiva del norte de Manhattan, el rabino Ari Berman, el pastor evangélico Lorenzo Sewell y el sacerdote católico Frank Mann de Nueva York. Las oraciones al inicio de la inauguración estuvieron a cargo del pastor evangélico Franklin Graham y el cardenal neoyorquino Timothy Dolan, quien leyó el libro de la Sabiduría y concluyó rogando “Por favor Dios, bendice a EU, puedes entender nuestros problemas

Antes, como es norma habitual, el nuevo presidente asistió a un servicio religioso en la iglesia episcopal de St. John’s, y durante la fórmula de juramento, se hizo acompañar por dos Biblias: una, que perteneció a su madre, y otra, la clásica de Abraham Lincoln, que sujetaba, a su lado, su mujer, Melania Trump. A la hora de la verdad, no obstante, no colocó la mano en ninguna de ellas.

Juro solemnemente que cumpliré fielmente el cargo de presidente de los Estados Unidos y que daré lo mejor de mí para preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos con la ayuda de Dios

Sí se acordó de Dios en varias ocasiones. De hecho, Trump se mostró convencido (no era la primera vez que lo decía) que fue salvado por una mano divina del frustrado atentado durante la campaña electoral: “Han intentado acabar con mi libertad e incluso con mi vida. Hace unos meses una bala voló por mi oreja y creo que mi vida la preservo por una razón: Dios me ha permitido hacer de Estados Unidos un país grande de nuevo”.

Y dejó claras sus prioridades: el país, la Constitución y “Dios nuestro Señor“. “Mi gobierno estará inspirado en la búsqueda de la excelencia. No vamos a olvidar a nuestro país, no vamos a olvidar nuestra Constitución y tampoco vamos a olvidar a nuestro Dios“, llegó a decir.

Un Dios que no impidió que firmara sus primeras órdenes ejecutivas, un desafío para el Evangelio de la acogida y la Iglesia en salida que postula el Papa Francisco: salida de la OMS, salida del Acuerdo del Clima de París o la ‘emergencia nacional‘ para expulsar del país a millones de migrantes, cerrando las fronteras con México. Por no hablar de sus ataques a la diversidad sexual: “Solo hay dos géneros, masculino y femenino“. Comienza una nueva era en Estados Unidos. Y en el mundo, que aguarda, temeroso, los siguientes pasos del hombre más poderoso sobre la Tierra. Y de sus amigos, como el magnate Elon Musk, que ayer sorprendió (o tal vez no tanto) con lo que muchos interpretaron como el saludo nazi.

Fuente Religión Digital

Iglesia Bautista, Iglesia Católica, Iglesias Evangélicas, Judaísmo , , , , , , , , , , ,

“Nunca he negado la comunión a nadie”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Jueves, 16 de enero de 2025
Comentarios desactivados en “Nunca he negado la comunión a nadie”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1De su blog : Beste aldera joan zen Jesus / Jesús se fue a la otra orilla:

No, no es una afirmación del que escribe esta reflexión, sino del Papa Francisco durante la rueda de prensa de regreso de su viaje a Hungría allí por septiembre de 2021. “Nunca he negado la Eucaristía a nadie. Nunca he sido consciente de tener delante a una persona como la que usted describe. La única vez que tuve una cosa simpática, en una residencia de ancianos, dije quién quiere comulgar, que levante la mano. Una anciana se levantó, comulgó y luego dijo, ‘gracias, gracias soy judía’. Yo le contesté, ‘este que le he dado también es judío’”.

El Papa Francisco hablaba en aquella ocasión de la «tormenta que se desató con Amoris Laetitia… siempre condenando… basta de condenas… son hijos de Dios que necesitan nuestra compasión».

Por otro lado, era el propio Vaticano el que advertía a los obispos conservadores estadounidenses que frenaran sus presiones para negar la comunión a los políticos que apoyaban el derecho al aborto, entre ellos el presidente Joe Biden. Pero, a pesar de ello, los obispos estadounidenses insistían y querían votar sobre el asunto en una conferencia virtual…allá por junio del 2021.

En aquella ocasión la ‘santa cruzada’ estaba liderada por algunos obispos cuyas prioridades se encontraban claramente alineadas con las del expresidente Donald Trump y que querían reiterar la centralidad de la oposición al aborto en la fe católica adoptando una línea dura. Entre ellos estaba el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, a quien el pontífice nunca había promovido al rango de cardenal. La preocupación en el Vaticano era no utilizar el acceso a la Eucaristía como arma política.

El Papa Francisco había dicho este mismo mes de junio de 2021 que la comunión «no es la recompensa de los santos, sino el pan de los pecadores». Y el cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió una carta a los obispos estadounidenses advirtiéndoles de que una votación sobre la cuestión podría «convertirse en una fuente de discordia en lugar de unir al episcopado y ampliar la Iglesia en Estados Unidos».

No, la Eucaristía no es la recompensa de los buenos, sino la medicina de los débiles. Esta frase la escribió el Papa Francisco en Amoris Laetitia y la ha repetido varias veces en varios de sus discursos. Puede parecer una frase más, pero es revolucionaria. Hasta ahora, en efecto, veíamos la Eucaristía y la comunión eucarística como el don que se daba a los que llevaban una vida conforme a las enseñanzas de la Iglesia y que se negaba a los excomulgados: convivientes, divorciados vueltos a casar, homosexuales. Así que, inevitablemente, comulgar significaba formar parte de los que están en regla, una especie de sello de persona respetable.

La exclusión de los sacramentos y de la comunión produce, por tanto, un enorme sufrimiento en quienes la sufren porque la perciben como un rechazo o, peor aún, una condena dirigida contra su persona y hacia situaciones de la vida de las que no se sienten culpables en absoluto o de las que no hay vuelta atrás. La nueva perspectiva del Papa parecía dar la vuelta a las cosas para decir que la comunión debe darse a todos no porque todo tipo de vida sea correcta sino porque todos somos pecadores y con el poder del alimento eucarístico cada uno puede sanar de su pecado y hacer lo mejor que pueda en su vida según las enseñanzas de Cristo.

¿Realmente esa perspectiva papal ha llegado a la Iglesia? Comulgar no significa que somos recompensados porque formamos parte del bien, sino que recibimos fuerza, cada uno de nosotros, para caminar hacia nuestro modelo que es Cristo. Esta nueva perspectiva ¿se ha entendido y comprendido del todo? ¿Somos los ministro ordenados los censores: a ti sí y a ti no?

No son pocos los teólogos, y ministros ordenados, los que afirman que no se debe negar la comunión a nadie y que debe ser el cristiano individual el que debe decidir si realmente quiere hacer un camino de discernimiento.

¿No suena hoy negar la comunión eucarística como una gran herida que los ministros ordenados infligimos en el corazón de tantas personas que ya viven situaciones de sufrimiento, y en este sentido es un escándalo del que somos culpables? ¿No es mucho más rica en amor la nueva perspectiva que da el anuncio de la Palabra y de los sacramentos a todos y al mismo tiempo dice a la conciencia de cada uno: «reflexiona, evalúa, reza y haz lo posible por parecerte a Cristo»? ¿Y si reconociéramos la parte de belleza, bien, bondad,…, en una relación de amor homosexual?

Nunca he negado la comunión a nadie… dice, en cambio, el Papa Francisco.

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

(Remitido por el autor)

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.