El Frente Nacional es el partido que cuenta con más diputados abiertamente gais en la nueva Asamblea Nacional francesa
Hace pocos días recogíamos la noticia de que el nuevo Parlamento británico contaría con 45 diputados abiertamente LGTB de un total de 650, el mayor número en la historia del Reino Unido. También la nueva Asamblea Nacional francesa contará con el mayor número de diputados abiertamente LGTB de su historia, pero la proporción es mucho menor: 5 de 577. Los cinco, además, son hombres gais. El partido que más aporta (dos) es el Frente Nacional, formación de extrema derecha que no se caracteriza precisamente por su defensa de los derechos LGTB. Sin duda el dato merece una reflexión.
Los hechos son los que son: de los cinco diputados abiertamente gais de la nueva Asamblea Nacional, dos pertenecen al Frente Nacional. Se trata de Bruno Bilde, muy próximo a la líder de la formación, Marine Le Pen, y de Sébastien Chenu. Este último, de hecho, cuenta con un historial destacado por lo que a la visibilidad en política se refiere. En su momento fue uno de fundadores de GayLib, grupo LGTB inicialmente vinculado a la UMP (antiguo nombre de Los Republicanos) y que en 2013 se desvinculó de esta formación debido a su virulenta oposición al matrimonio igualitario y pasó a aliarse con la UDI, una formación de centro-derecha. Sébastien Chenu, ya fuera de GayLib, se unió al Frente Nacional en 2014.
Por el contrario, ha quedado fuera de la Asamblea el político gay más destacado del Frente Nacional: su vicepresidente, Florian Philippot, que aunque pasó a la segunda vuelta en su circunscripción fue finalmente derrotado por el candidato de La République en Marche !, la formación constituida en torno a la figura de Emmanuel Macron que se ha hecho con la mayoría absoluta de la Asamblea.
Los otros tres diputados abiertamente gais son Luc Carvounas (Partido Socialista), Pacôme Rupin (La République en Marche !) y Franck Riester (Los Republicanos). Riester, de hecho, es el único de los cinco que repite mandato: ya fue diputado en la anterior legislatura, y de hecho era uno de los escasos miembros de la UMP (cuando todavía tenía ese nombre) favorable al matrimonio igualitario.
Conviene precisar que este contaje de diputados abiertamente gais tiene en cuenta la información que actualmente se tiene sobre la vida personal de los nuevos representantes, que además no es precisamente abundante en el caso de La République en Marche !, la formación con más diputados (308, sin contar los 42 de sus socios del centrista MoDem), muchos de ellos desonocidos en el panorama político francés. Algunos de ellos podrían visibilizarse como LGTB en el futuro.
Un motivo para la reflexión
El hecho de que el Frente Nacional sea el que más diputados abiertamente gais haya logrado siendo un partido contrario a los derechos LGTB (su candidata a las últimas elecciones presidenciales apostaba por derogar la ley de matrimonio igualitario) es una noticia que debe llamar a la reflexión por parte tanto del colectivo LGTB como de los propios partidos políticos.
Por un lado, negar que en algunos países europeos los partidos en los que el discurso islamófobo y el rechazo a la inmigración han pasado a ocupar un papel central ejercen atractivo sobre una parte de los votantes LGTB (muy singularmente de los varones gais) sería ingenuo. De hecho, es una tendencia que ya las encuestas previas a las elecciones presidenciales francesas detectaron. Sin duda, todo ello merece una reflexión por parte de los colectivos LGTB, que quizá deberían dar más importancia a que las nuevas generaciones sepan de dónde venimos, lo díficil que ha sido conquistar derechos y lo fácil que es perderlos.
Bien es cierto que en el caso concreto de Francia se da la paradoja de que el perfil más abiertamente homófobo fue en su momento asumido por la derecha tradicional, que buscó hacer de las protestas contra el matrimonio igualitario un elemento de desgaste de la presidencia de François Hollande en beneficio propio. El Frente Nacional de Le Pen, sin embargo, se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas, y de hecho nunca ha querido hacer de su contrastada oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso. Más que dirigirse al votante socialmente conservador, la estrategia de Le Pen fue la de intentar cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. No le fue suficiente para llegar a la presidencia, pero el intento fue desde luego serio.
En cualquier caso, es una realidad que en Europa hay partidos de extrema derecha que tienen menos problema a la hora de incluir en sus listas a candidatos abiertamente homosexuales que los partidos tradicionales. Que el Frente Nacional, con un total de ocho diputados, tenga dos diputados gais, mientras que La République en Marche !, con un total de 308, tenga solo uno, tiene una explicación tristemente bien sencilla: el partido de Macron no ha querido hacer el esfuerzo de inclusión y diversidad que podría haber hecho. Algo que bien puede hacerse extensivo a otros partidos y países. Está claro que la visibilidad LGTB y los techos de cristal no conocen necesariamente de ideologías.
Fuente Dosmanzanas
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