José Luis Rodríguez: ser rezandero, cantaor y líder LGBTIQ+ en Tumaco
El joven rezandero y cantaor de 28 años defiende la libertad, los derechos y la vida de la población LGBTIQ+ de este municipio del pacífico colombiano.
José Luis Rodríguez nació y creció en San Andrés de Tumaco, en Nariño. Su madre es del mismo municipio y su padre era de Barbacoas. Fue criado en una familia religiosa y tradicional del Pacífico, algo muy frecuente en la comunidad del lugar.
Desde pequeño, cuenta, sintió pasión por las tradiciones afrodescendientes del Pacífico colombiano y, con esfuerzo, se convirtió a los diez años en un talentoso rezandero y cantaor en su comunidad. A la par con ese marcado entusiasmo por su cultura, también desarrolló un fuerte sentido de justicia social.
A pesar de crecer en un entorno conservador, a sus 11 años se aceptó a sí mismo como un hombre gay y, en lugar de ocultarlo, decidió vivir su vida con la cabeza en alto y con orgullo al identificarse como tal.
Desde entonces ha sido un activista que busca un mundo más digno para la población LGBTIQ+. Y, a pesar de que el camino no ha sido fácil, a sus 28 años es un reconocido líder que ha impactado la vida de muchas personas diversas del Pacífico nariñense.
Cantando arrullos y rezando a santos, con Orgullo
Desde los 11 años, este joven lucha por los derechos de la población LGBTIQ+ en Tumaco. / FOTO: Archivo Personal
José Luis creció en la casa de su madre. Era un hogar conservador, “machista”, señala él. Su padre fue asesinado cuando era niño. Crecer en Tumaco fue duro: fue víctima de agresiones físicas, psicológicas y de la negación de su familia por su orientación sexual.
Su refugio fueron las tradiciones de su pueblo. Aprendió sobre plantas medicinales, sobre medicina tradicional. María del Carmen Segura, sabedora reconocida en Tumaco, fue quien le enseñó a cantar y rezar.
“Ella me vio como una hojita de cuaderno en blanco. Al poco tiempo de que comenzó a enseñarme a rezar había un funeral al que iban asistir como 500 personas. Por eso tuve que aprenderme el rosario de memoria en dos días, porque María del Carmen dijo ‘ningún pupilo mío puede llegar a un evento sin saberse bien los rezos’”, recuerda.
A pesar de ser un rezandero y cantaor destacado, José Luis cuenta que vivió situaciones de ‘matoneo’. “Así uno fuera reconocido, la gente no dejaba de señalar a ‘la marica’», cuenta él.
Y aunque vivió rechazo por parte de miembros de su comunidad cuando niño, la sabedora María del Carmen Segura, fallecida hace seis años, nunca lo rechazó por su orientación sexual. “Tuvimos un vínculo muy cercano. Vivíamos y ella admiraba mi vocación, el cómo yo ayudaba a vestir las tumbas, cómo rezaba y cantaba. Un día me dijo: ‘mijo, para adelante, porque usted siendo el hombre que es, no importa lo que le guste, usted es grande y su don es muy fuerte’”, relata.
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