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Rouco presiona a los obispos para que no asistan a la “beatificación política” de monseñor Romero

Viernes, 22 de mayo de 2015
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romero-rouco-720_560x280Desde luego, hay pájaros de mal agüero que no se resignan a “morir matando”… 

La ausencia de prelados españoles avergüenza al propio Nuncio del Papa

El único representante oficial de la CEE será el sacerdote José María Gil

(José M. Vidal).- No se resigna a pasar a un segundo plano. El cardenal Rouco Varela mandó tanto y durante tanto tiempo en la Iglesia española que se sigue sintiendo como una especie de “reina madre” del episcopado. Y en calidad de tal, ha llamado personalmente por teléfono a varios prelados españoles, para disuadirlos de asistir a la elevación a los altares del arzobispo salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, por considerar que se trata de “una beatificación política”.

Y las presiones de Rouco han surtido efecto, al menos por ahora. Oficialmente, ni un sólo obispo español estará en la beatificación del Santo de América. La única representación oficial del episcopado la ostentará el secretario general, José María Gil. A no ser que algún prelado se decida a última hora a coger un avión por su cuenta con destino a San Salvador.

En círculos eclesiales se habla de “vergüenza“. Cuentan en esos mismos ámbitos que el propio Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, se quedó de piedra al leer esta mañana la nota oficial de la Conferencia episcopal. Y llamó a su presidente, el cardenal Blázquez, para mostrarle su desacuerdo con la decisión.

En los pasillos de la última Plenaria, algunos obispos comentaron su deseo de ir a la beatificación de Romero. Ésos fueron precisamente los que recibieron las llamadas telefónicas del arzobispo emérito de Madrid.

Los demás son conscientes del feo que hace la jerarquía española a la Iglesia salvadoreña y, de rebote, al propio Papa, pero creen que ya es demasiado tarde, para enmendar el error, plantarse ante Rouco y plantearse el viaje de prisa y corriendo, dado que la beatificación es pasado mañana en San Salvador.

Poco tiempo y problemas de agenda han aducido la mayoría de los prelados a los que llamó el Nuncio del Papa, para quejarse. El cardenal Cañizares fue el que se mostró más abierto a la sugerencia de Fratini y hasta podría decidirse asistir al acto.

Pero el ridículo ya está hecho. Porque monseñor Romero es el arzobispo mártir de una Iglesia hermana, vinculada con la española por ser heredera de la fe que allí llevamos, por los misioneros que desde entonces hasta ahora han dejado allí sus vidas. Entre ellos, Rutilio Grande o Ignacio Ellacuría y sus hermanos jesuitas, asesinados por la dictadura militar salvadoreña.

Romero es un mito. Romero es un símbolo. Romero es la antítesis del obispo-príncipe. Romero es un modelo acabado de la Iglesia hospital de campaña, que apuesta por los pobres y da la vida (literalmente) por ellos. Él encarna como nadie esa otra forma de ser Iglesia, enraizada en el Evangelio y en la justicia, que ha estado reprimida y, ahora, de la mano de Francisco, vuelve por sus fueros.

Ante ese icono, el episcopado español se retrata una vez más. Y es que, en la etapa eclesial anterior a Francisco (hace menos de tres años), hablar de Romero, Gutiérrez, Casaldáliga o Helder Cámara era poco menos que nombrar a “herejes” y personajes anti-Iglesia. Ahora, Romero y Cámara van camino de los altares y tanto Casaldáliga como Gutiérrez (y la Teología y la espiritualidad de la Liberación, que representan) han sido rehabilitados por Roma.

Ese giro copernicano es el que no acepta el cardenal Rouco Varela ni el grupito de prelados que todavía lo secunda. Siguen en sus trece, fieles al viejo modelo eclesial y poniendo palos, abierta o camufladamente, en las ruedas del pontificado del Papa Bergoglio. Les parece que se está pasando de rosa al elevar a los altares a los iconos de la ‘progresía’.

Otro grupo de obispos (entre ellos, los que decían en Añastro que querían ir a la beatificación) todavía se dejan condicionar por una llamada del cardenal gallego. Unos porque le deben favores. Otros, porque no se atreven a contradecirle.

Y la gran mayoría de los prelados se deja llevar por la vieja inercia del “no significarse”. Es decir, mantenerse quietos y callados, sin hacer ruido y, por lo tanto, sin subirse decididamente y con ganas al carro de Francisco.

De ahí que esta espantada del episcopado español sea una anécdota con fuerza de categoría. Un episodio con fuerza significativa, que retrata a la perfección la situación actual de la jerarquía española y lo mucho que tendrá que remar el pontificado de Francisco, para que sus reformas y su forma de vivir y predicar el Evangelio llegue a España y cuaje en la jerarquía de su Iglesia.

Fuente Religión Digital

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“Esperanza Pascual”, por Carlos Ayala

Miércoles, 15 de abril de 2015
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cssr325Y en la bendición “Urbi et orbi“,  papa tras papa, siguen olvidándose de las víctimas de la Homofobia/Transfobia que siguen siendo invisibles para esta jerarquía poco misericordiosa, lo que no nos extraña porque habría que comenzar a exigir ecplicaciones en la propia casa…  Leído en Adital :
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¿Qué significa la resurrección de Jesús? Ofrecemos tres reflexiones que nos ponen en el camino de la respuesta: la primera, tomada de los estudios teológicos de José Antonio Pagola; la segunda, sacada del pensamiento de nuestro pastor mártir monseñor Romero; y la tercera, escogida del mensaje “urbi et orbi” del papa Francisco, en ocasión de la pascua 2015. Veamos.

Según Pagola, la ejecución de Jesús ponía en cuestión todo su mensaje y actuación. Aquel final trágico planteaba un grave interrogante incluso a sus seguidores más fieles: ¿tenía razón Jesús o estaban en lo cierto sus ejecutores? ¿Con quién estaba Dios? En la cruz no habían matado solo a Jesús. Con el él habían matado también su mensaje, su proyecto del reino de Dios y sus pretensiones de un mundo nuevo. En ese contexto, la resurrección es una respuesta contundente de Dios ante aquel hecho ignominioso. Es la reacción de Dios que confirma a su querido hijo Jesús desautorizando a quienes lo han condenado.

Esto es lo primero que predican los discípulos una y otra vez: “ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de gente sin ley, pero Dios lo resucitó de entre los muertos; el Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndole del patíbulo” (Hc 2, 23-24). Por tanto, con su acción resucitadora, Dios ha confirmado la vida y el mensaje de Jesús, su proyecto del Reino de Dios y su actuación entera. Es decir, la resurrección es algo que se ha producido en el crucificado, no en la imaginación de sus seguidores. Esta es la convicción de todos. La resurrección de Jesús es un hecho real, no producto de su fantasía ni resultado de su reflexión. No es tampoco una manera de decir que de nuevo se ha despertado su fe en Jesús.

Para los primeros cristianos, por encima de cualquier otra representación o esquema mental, la resurrección de Jesús es una actuación de Dios que, con su fuerza creadora, lo rescata de la muerte para introducirlo en la plenitud de su propia vida. Así lo repiten una y otra vez las primeras confesiones cristianas y los primeros predicadores. En el mismo momento en que Jesús siente que todo su ser se pierde definitivamente siguiendo el triste destino de todos los humanos, Dios interviene para regalarle su propia vida. Allí donde todo se acaba para Jesús, Dios empieza algo radicalmente nuevo. Cuando todo parece hundirse sin remedio en el absurdo de la muerte, Dios comienza una nueva creación. Ahora bien, con esta intervención de Dios se inicia la resurrección final, la plenitud de la salvación. Jesús es solo el primogénito de entre los muertos, el primero que ha nacido a la vida definitiva de Dios. Él se nos ha anticipado a disfrutar de esa plenitud que nos espera también a nosotros. Su resurrección no es algo privado, que le afecta solo a él; es el fundamento y la garantía de la resurrección de la humanidad y de la creación entera. Jesús es primicia, primer fruto de una cosecha universal.

Por otra parte, monseñor Romero en un contexto litúrgico de pascua y en medio de una realidad social dominada por la pobreza y la represión contra los que buscaban cambios, señalaba que le daba gusto pensar que la Iglesia en la que predicaba “no era una Iglesia abstracta, por las nubes, sino una Iglesia que peregrinaba con los pies en la tierra”. Y desde ese espíritu proclamaba: “El gran inspirador de la liberación de nuestra patria y de los hombres es (…) Cristo resucitado, el que esta mañana canta la verdadera victoria sobre todas las opresiones de la tierra. Cristo que ahora colocado en la gloria del Padre, puede desafiar los poderes de Poncio Pilato y del Imperio Romano; y el fanatismo de los dirigentes espirituales de Israel, de sacerdotes y de una religión que había pervertido sus sentidos”.

Luego el arzobispo mártir planteaba una exhortación y un desafío. Su llamado: “Ojalá, los fanáticos de la violencia y el terrorismo; ojalá, los que creen que con la represión y la fuerza se van a arreglar las cosas, aprendieran que no son esos los caminos del Señor, sino éstos: los humildes caminos de Cristo por la obediencia a la ley del Señor, por el respeto y el amor, y el que ahora entrega a los hombres la verdadera liberación para que el que la quiera aprovechar”.

Y al modo de los profetas de Israel dejaba un reto a los creyentes: “¿Por qué tan poca inventiva, cristianos? ¿Por qué, poseyendo el proyecto del reino de los cielos, con la fe en Cristo Rey resucitado, se hacen esclavos de ideologías de la tierra? ¿Por qué creen que lo cristiano vale menos que lo político? ¿Por qué no tienen ustedes la audacia de dar un sentido cristiano también a la organización donde ustedes pertenecen? ¿Por qué han de ser esclavos de los otros? ¿Por qué han de perder ustedes el liderazgo que Cristo lleva por delante? ¿Por qué han de someterse a los yugos? ¡No se humillen! ¡Dicen que son liberadores y son esclavos! ¡Dicen que trabajan por reivindicaciones y se dejan subyugar! El cristiano es el más rebelde que existe, porque no se somete a ninguna ideología de la tierra, porque posee la gran libertad del liberador Jesucristo” (abril 1979).

Finalmente, el anuncio de la Buena Nueva de la resurrección de Jesús nos lleva a la solidaridad con los crucificados de nuestra historia. Así lo ha expresado el papa Francisco en su mensaje pascual “urbi er orbi”. A modo de peticiones el papa ha tenido presente a muchas de las víctimas del mundo actual. Ha pedido al Cristo resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino tener el valor humilde del perdón y de la paz. Pedimos – dijo el papa – a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo

Ha pedido paz y libertad para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. Ha implorado la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas que ganan con la sangre de los hombres y las mujeres. Y para los marginados, los presos, los pobres, los emigrantes, los enfermos, los niños sometidos a la violencia y cuanto hoy están de luto; el papa ha rogado para que llegue la voz consoladora del Señor Jesús: «La paz esté con ustedes» (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y siempre estaré con ustedes».

 Carlos Ayala Ramírez
Director de Radio YSUCA

 

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La radicalidad evangélica de Óscar Romero

Martes, 24 de marzo de 2015
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a-oscar-romero-la-voz-de-los-sin-voz_560x280Retirar su causa, signo profético

“Su fe me da vida y me parece válida para mi lugar y mi tiempo”

(Rodrigo Sánchez).-La vida y el testimonio de Óscar Romero han significado para mí, como para muchos, un ejemplo vibrante de entrega y compromiso con el Reino de Dios. Estudiaba yo la secundaria cuando por primera vez escuché hablar de él, causando en mí un fuerte impacto el hecho de haber sido asesinado mientras celebraba la Eucaristía. Desde entonces he madurado en todos los aspectos y ahora que comprendo mejor la profundidad de su vida y su radicalidad evangélica me siento más atraído hacia su persona y más interpelado a seguir su ejemplo. Leer su vida y sus palabras me da vida. Dicho esto quisiera explicar porque me gustaría que Oscar Romero no fuera canonizado.

El hecho es que no me opongo a esta canonización en particular sino a todas ellas en general, pues me parece que carecen de fundamento y sentido evangélico, al menos en la forma que actualmente se desarrolla el proceso.
La doctrina de la Iglesia nos dice que todos estamos llamados a la santidad, y que todos aquellos que mueren y gozan en la presencia de Dios (que se van al cielo) son ya considerados santos. Al proclamar a determinadas personas como santos, estas se nos proponen como un ejemplo a seguir por haber vivido de forma sobresaliente en alguna o varias maneras.

Creo en la comunión de los santos y valoro la posibilidad de tener y seguir el modelo de alguna persona cuyas actitudes, pensamientos, sueños y fe me dan vida y me parecen válidos para mi lugar y mi tiempo. Por otro lado, pienso que la intención y el proceso de las canonizaciones se han tergiversado.

La historia nos dice que la Iglesia en su jerarquía ha utilizado la proclamación de santos para exponer un determinado modelo de vida cristiana acorde a sus intereses e ideas. Lo que ha sucedido es que la canonización tiene camino libre si la persona postulada se ajusta a estos valores, y en caso contrario, su proceso (si lo hay) se vuelve eterno y complicado. Óscar Romero es un buen ejemplo de esto.

Hay otras dudas que me surgen al respecto. Está visto que el proceso requiere una gran inversión de tiempo y dinero, y que aquellos postuladores o congregaciones que tienen más recursos tienen también más posibilidades de llevar a término la causa. Recuerdo a una religiosa, que a la pregunta sobre su fundador, me respondió que nunca iba a ser santo (!?) porque su congregación no tenía dinero para iniciar el proceso. Además es imposible no indignarse ante el tremendo despilfarro en las ceremonias de beatificación o canonización y su contraste con la crisis y pobreza de la mayoría de los pueblos. La reciente canonización de 500 españoles es un ejemplo de ello.

Otro aspecto importante radica en el sentido mismo de la canonización. Si la idea es proponer la vida de una persona como modelo, ¿por qué supeditar su santidad a la consecución de uno o varios milagros? En todo caso esos milagros fueron obtenidos de Dios después de muertos, así que, ¿cómo nos sería posible imitarlos en esa virtud? Parece entonces una especie de competencia entre santos, para ver quién es más poderoso, quién más cercano a Dios. Nada más alejado de la propuesta de Jesús.

Lo mismo se puede pensar de aquellos que fueron o son proclamados santos por haber tenido alguna aparición importante, y sin tener en cuenta realmente su vida. Sin duda que tuvieron que haber sido buenos cristianos, pero el haber sido elegido por Dios para ser testigo de esta o aquella aparición o revelación es precisamente don de Dios. No podemos imitarlos tampoco en este aspecto pues uno no puede indicarle a Dios a quién elegir.

Cuando alguien ha vivido apasionada y entregadamente, cuando su compromiso con Dios en el prójimo nos ha revelado un amor sin fronteras, cuando su fidelidad en la lucha por la justicia y la libertad lo lleva al sufrimiento e incluso a la muerte, entonces es su propia vida la que habla. La gente seguirá sus pasos y se identificará con su lucha. Sólo por citar tres ejemplos, Marcelino Champagnat fundó a los Hermanos Maristas en 1817. Desde entonces muchos siguieron sus pasos, se identificaron con su espiritualidad y continuaron sus sueños siempre teniendo presente a aquél que les inspiró. Hombres y mujeres de los cinco continentes no necesitaron que fuera proclamado santo (fue canonizado en 1999) para seguir su ejemplo y para compartir el regalo de su vida y carisma con todos. Muchos hemos considerado a Óscar Romero un ejemplo de santidad y ni aún la constante oposición e indiferencia de la jerarquía nos ha convencido de lo contrario. Así mismo, mis padres han sido el mayor ejemplo de vida amorosa y comprometida. Aún tengo la dicha de tenerlos conmigo pero estoy seguro que cuando vayan al encuentro del Padre no voy a necesitar confirmación alguna para venerarlos y ciertamente no iniciaré un proceso para lograr que todo el mundo reconozca en ellos lo que yo reconozco.

Desde mi manera de ver las cosas, ganaríamos mucho si dejáramos de lado estas proclamas. Si terminamos por reconocer que todos los que están en la presencia del Padre son santos (¿acaso no tenemos un día para todos los santos?) y que el legado de aquellos que hicieron algo sobresaliente hablará por sí mismo, nos ahorraríamos mucho tiempo, muchos recursos humanos y materiales para ser destinados más solidariamente. Ganaríamos también en la construcción de una Iglesia menos centralizada en la que las Iglesias locales tuvieran más atributos.

En suma, no me opongo a reconocer la santidad ni la ejemplaridad de aquellos que nos inspiran. Propongo cribar ese reconocimiento y dejarlo más auténtico, libre de sesgos y turbiedades.

En el esfuerzo por construir una Iglesia más libre y apegada al evangelio, la Iglesia Latinoamericana y en concreto aquellos alrededor de Óscar Romero se han distinguido por remar contra corriente y por romper paradigmas. Ahora muchos por esos lares afirman: “Roma confirmará lo que siempre supimos”. Y yo me pregunto por qué necesitan esa confirmación si siempre lo supieron. Por ello me gustaría ver que los que tienen autoridad para hacerlo retiraran la causa. Eso, en mi opinión, sería un signo más profético que su misma canonización.

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Romero y el escuadrón de los 500

Domingo, 22 de marzo de 2015
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1422969219_OscarArnulfoRomeroSan Romero de América

La Iglesia del país presentará a la Santa Sede el testimonio de medio millar de mártires

Un millón de fieles doblarán la población de San Salvador para la beatificación de Romero

La beatificación será el 23 de mayo. El pequeño país centroamericano hará las cosas en grande. Con el pensamiento puesto en toda América Latina

por Andrea Bonzo

Ahora que la fecha es oficial –el 23 de mayo se celebrará la esperada beatificación de Romero- El Salvador se está movilizando para hacer las cosas en grande. Empezando por el altar, cuyo proyecto fue ilustrado incluso con una foto por el vicepostulador de la causa, Mons. Rafael Urrutia. La ceremonia se llevará a cabo en la Plaza Salvador del Mundo (dedicada al patrono del país) aunque, como explicó el arzobispo de San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas, quizás el lugar elegido no tendrá espacio suficiente para contener la multitud que está prevista. “No tenemos un lugar que pueda acoger a un millón, o medio millón de personas”. Por eso el arzobispo hizo saber que las autoridades están evaluando la posibilidad de colocar pantallas gigantes para retransmitir la ceremonia en toda la ciudad.

Escobar Alas hizo también un anuncio que pocos esperaban: “Estamos recogiendo el testimonio de más de 500 hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sobre todo catequistas, que dieron la vida por su fe”, con el propósito de presentar todo en el Vaticano “para pedir que también sean declarados mártires” en un proceso colectivo, porque “son verdaderos testigos de la fe católica”.

Por otra parte es muy elocuente el simbolismo de la fecha elegida para la ceremonia aunque no sea el 24 de marzo, cuando se cumplen 35 años del asesinato (es muy poco tiempo para organizar un acto de tales dimensiones). El blog Super Martyrio, que sigue atentamente el proceso de beatificación del obispo, no deja de destacarlo: “La beatificación de Monseñor Romero en vísperas de Pentecostés será significativa como reflexión sobre la muerte de Romero”. En efecto, Pentecostés es el 40º aniversario de la primera carta pastoral de Romero, titulada “El Espíritu Santo en la Iglesia”, que en cierta forma se considera un compendio del pensamiento y de las ideas del próximo beato. La carta fue publicada precisamente en Pentecostés del año 1975, cuando Romero era obispo de Santiago de María.

Que las cosas se harán en grande lo anunció también el presidente, Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero y miembro del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ya poco después del anuncio del reconocimiento del martirio, el presidente había convocado a la nación “a la paz y reconciliación definitiva”, cosa que volvió a ratificar ayer en Twitter: “La figura de Mons. Romero une y reconcilia a toda la sociedad salvadoreña”.

Sin embargo, la mirada está puesta mucho más allá de las fronteras del pequeño El Salvador. Prima la convicción de que Romero debe ser un beato para todo el continente. “Esta beatificación es un regalo enorme para América Latina, un emblema de paz”, había anticipado el embajador de El Salvador ante la Santa Sede, Manuel Roberto López, apenas se anunció el reconocimiento del martirio. Se sumó luego el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien definió a Romero como “un símbolo de toda América”. Si el presidente Sánchez Cerén decide confirmar el propósito que manifestó en privado a los obispos salvadoreños, se enviarán invitaciones para la ceremonia de beatificación “a todos los presidentes de América Latina”.

La celebración promete ser una fiesta de todo el continente, aunque solo falte el latinoamericano más famoso. “¡Allí habrá guerra entre el cardenal Amato y monseñor Paglia!”, bromeó Francisco en el vuelo de retorno de Manila. “¿Cuál de los dos hará la beatificación? Yo personalmente, no. Es normal que las beatificaciones sean celebradas por el cardenal del Dicasterio o algún otro”. Pero la incógnita ya fue develada y la ceremonia estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.

 

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“Rutilio Grande, cristiano liberador”, por Carlos Ayala

Domingo, 22 de marzo de 2015
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Pbro-_Rutilio_Grande,_SJ_2014-02-26_09-49Leído en Adital:
Este 12 de marzo se cumplen 38 años de la muerte de quien ha sido considerado el primer mártir de la Iglesia salvadoreña y cuya causa de beatificación ha sido sugerida por el propio papa Francisco. Hablamos del padre Rutilio Grande, asesinado en 1977 junto a dos campesinos: Manuel Solórzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16. ¿Quién era Rutilio Grande? Veamos cómo lo describe monseñor Romero en la homilía que pronunció durante las exequias del padre Grande, el 14 de marzo de 1977.Monseñor Romero mostró gran pena por cada uno de sus sacerdotes asesinados; y en el caso de Rutilio, ese dolor caló más hondo por la amistad entrañable que había entre ellos. Las primeras palabras de su homilía son elocuentes en ese sentido: “Si fuera un funeral sencillo, hablaría aquí, queridos hermanos, de unas relaciones humanas y personales con el padre Rutilio Grande, a quien siento como un hermano. En momentos muy culminantes de mi vida, él estuvo muy cerca de mí y esos gestos jamás se olvidan; pero el momento no es para pensar en lo personal, sino para recoger de ese cadáver un mensaje para todos nosotros, que seguimos peregrinando”. Y en seguida el arzobispo explica cuál es ese mensaje, siguiendo las enseñanzas de la Exhortación apostólica de Pablo VI, Evangelii nuntiandi, un texto de suma importancia eclesial, porque en él se plantea cómo evangelizar considerando las problemáticas y desafíos del llamado mundo moderno.Pues bien, siguiendo el espíritu y letra de ese documento, Romero recuerda que ante la angustia de los pueblos en condiciones de hambre y miseria, la Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que nazca esa liberación, de dar testimonio de ella y de hacer que sea total. Así, la Iglesia trata de suscitar que cada vez más cristianos se dediquen a la liberación de los demás. A estos cristianos “liberadores” les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doctrina social a la que no solo deben prestar atención, sino ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorías de acción, de participación y de compromiso. Rutilio, según Romero, representa un testimonio ejemplar de quien ha unificado, desde la fe cristiana, evangelización y liberación. Este es el marco para comprender su vida y su muerte.En vida, enfatiza Romero, Rutilio fue “un sacerdote, un cristiano que en su bautismo y en su ordenación sacerdotal ha hecho una profesión de fe: creo en Dios Padre revelado por Cristo su Hijo, que nos ama y que nos invita al amor. Creo en una Iglesia que es signo de esa presencia del amor de Dios en el mundo, donde los hombres se dan la mano y se encuentran como hermanos”. En vida hizo realidad el mensaje de la Iglesia plasmado en su doctrina social, que dice a todo ser humano “que la religión cristiana no tiene un sentido solamente vertical, espiritualista, olvidándose de la miseria que lo rodea. Es un mirar a Dios, y desde Dios mirar al prójimo como hermano y sentir que todo lo que hicieran a uno de estos a mí lo hacen”.

Y en la muerte de Rutilio, continúa monseñor, se puso de manifiesto su generosa y total entrega. “Es significativo que mientras el padre Grande caminaba para su pueblo, a llevar el mensaje de la misa y de la salvación, allí fue donde cayó acribillado. Un sacerdote con sus campesinos, camino a su pueblo para identificarse con ellos, para vivir con ellos”. Y luego una paradoja. Monseñor Romero, en medio de la persecución y frente al cadáver de Rutilio, anuncia una esperanza: “Hermanos, salvadoreños, cuando en estas encrucijadas de la patria parece que no hay solución y se quisieran buscar medios de violencia, yo les digo, hermanos: Bendito sea Dios que en la muerte del padre Grande, la Iglesia está diciendo: Sí hay solución, la solución es el amor, la solución es la fe”.

Monseñor Romero, pues, destaca el carácter liberador del modo de ser cristiano del padre Rutilio. Y lo hace para que, inspirados en ese amor y en esa fe del protomártir, podamos también ser cristianos liberadores. Esto es, creyentes proféticos, utópicos y comprometidos. Tres rasgos cuyos contenidos quedan planteados en una de las homilías más emblemáticas pronunciadas por el padre Grande en febrero de 1977. Terminamos recordando algunos fragmentos.

Profecía. “Mucho me temo, mis queridos hermanos y amigos, que muy pronto la Biblia y el Evangelio no podrán entrar por nuestras fronteras. Nos llegarán las pastas nada más, porque todas sus páginas son subversivas. ¡Subversivas contra el pecado, naturalmente! (…) Es ilegal ser cristiano auténtico en nuestro país. Porque el mundo que nos rodea está fundado radicalmente en un desorden establecido, ante el cual la mera proclamación del Evangelio es subversiva”.

Utopía. “Manteles largos, mesa común para todos, taburetes para todos. ¡Y Cristo en medio! Él, que no quitó la vida a nadie, sino que la ofreció por la más noble causa. Esto es lo que Él dijo: ¡Levanten la copa en el brindis del amor por mí! Recordando mi memoria, comprometiéndose en la construcción del Reino, que es la fraternidad de una mesa compartida, la eucaristía”.

Compromiso. “Hermanos míos, algunos quieren un dios de las nubes. No quieren a ese Jesús de Nazaret, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos. Quieren un dios que no les interrogue, que les deje tranquilos en su establecimiento y que no les diga estas tremendas palabras: ‘Caín, ¿qué has hecho de tu hermano Abel’?”. Este era el sentir del mártir Rutilio Grande. Que nuestro homenaje sea convertirnos en cristianos liberadores.

 Carlos Ayala Ramírez

Director de Radio YSUCA

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“Romero, 35 años después”, por José Mª Castillo

Miércoles, 18 de marzo de 2015
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cartel-del-congreso-de-la-uca_560x280De su blog Teología sin frontera:

Del 18 al 23 de este mismo mes de marzo, en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), se va a celebrar un Congreso Internacional de Teología, que recordará y analizaráEl legado de los mártires de cara al futuro”.

Intervendrán en el congreso teólogos latinoamericanos (Jon Sobrino, el obispo de Saltillo (México) Mons. José Raúl Vera, brazo derecho de Don Samuel Ruiz en Chiapas, Ricardo Falla y Rodolfo Cardenal, jesuitas), la teóloga norteamericana Melinda Roper (de la congregación de Maryknoll) y teólogos europeos (José M. Castillo, José L. Sicre, Javier Vitoria, Martha Zechmeister), completando el programa un selecto panel de testigos que compartieron con Romero su compromiso y su empeño por defender la vida y la dignidad de un pueblo masacrado por todas las violencias imaginables. Me refiero a Mons. Ricardo Urioste, la Hermana Noemí Ortiz, la actual profesora de la Universidad Sonia Suyapa Pérez y el jurista Héctor Dada.

Este congreso presenta, además, la singular actualidad de celebrarse cuando faltan pocas semanas para el 23 de Mayo, fecha que el papa Francisco ha señalado para la beatificación de Monseñor Romero. Se superan y se dejan atrás las incontables dificultades que, en la misma Curia Vaticana, ha tenido que superar el arzobispo Romero, un hombre que, ya en vida, se dio de cara con problemas muy graves para poder comunicarse (o simplemente para entrevistarse) con Juan Pablo II. Y que, años después de su muerte martirial, sus restos mortales se vieron desplazados de la catedral de San Salvador a la oscuridad de la cripta de dicha catedral, al tiempo que, en Roma, manos ocultas (que nunca dieron la cara) bloquearon el proceso de beatificación, justificando el bloqueo con la manida acusación de que Romero era comunista.

Pero la importancia de este congreso no estará en recordar, una vez más, lo que ocurrió en los años de la cruel guerra civil que tanta sangre y tanto sufrimiento causó en aquel torturado país. Lo que interesa, en este momento, es tomar conciencia de lo que estamos viviendo. Y pensar a fondo en el futuro. Los que dieron sus vidas por un futuro mejor, ¿qué han conseguido con el derramamiento de su sangre? Cuando mataron a Ignacio Ellacuría, cinco jesuitas más y dos mujeres, allí mismo en la UCA, donde se va a celebrar el congreso, yo empecé a ir aquella universidad para ayudar, de alguna manera al menos, a suplir el vacío que habían dejado los que murieron.

Y desde entonces me vengo haciendo una pregunta a la que nunca encuentro respuesta: ¿por qué ha ocurrido tantas veces, y sigue ocurriendo de forma tan provocativa, que las religiones se afanan, se preocupan y luchan con más empeño por alcanzar la felicidad de la “otra vida”, que por humanizar y hacer más soportable y más digna “esta vida”? Si encontramos caminos de respuesta a esta inquietante pregunta, daremos sin duda alguna un paso de gigante.

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Seguimos el mismo camino de Jesús y de los pobres: la persecución

Domingo, 15 de febrero de 2015
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romer_560x280Monseñor Óscar A. Romero [1].

“Debemos estar claros desde el principio de que la fe cristiana y la actuación de la Iglesia siempre han tenido repercusiones socio-políticas. Por acción o por omisión, por la connivencia con uno u otro grupo social los cristianos siempre han influido en la configuración socio-política del mundo en que viven. El problema es cómo debe ser el influjo en el mundo socio-político para que ese influjo sea verdaderamente según la fe”.

“Como en otros lugares de América Latina después de muchos años y quizás siglos han resonado entre nosotros las palabras del Éxodo: “He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen” (Ex 3,9). Estas palabras de la Escritura nos han dado nuevos ojos para ver lo que siempre ha estado entre nosotros, pero tantas veces oculto, aun para la mirada de la misma Iglesia”.

“El constatar estas realidades y dejarnos impactar por ellas, lejos de apartarnos de nuestra fe, nos ha remitido al mundo de los pobres como a nuestro verdadero lugar, nos ha movido como primer paso fundamental a encarnarnos en el mundo de los pobres”.

“Ahí hemos encontrado a los campesinos sin tierra y sin trabajo estable, sin agua ni luz en sus pobres viviendas, sin asistencia médica cuando las madres dan a luz y sin escuelas cuando los niños empiezan a crecer. Ahí nos hemos encontrado con los obreros sin derechos laborales, despedidos de las fábricas cuando los reclaman y a merced de los fríos cálculos de la economía. Ahí nos hemos encontrado con madres y esposas de desaparecidos presos políticos. Ahí nos hemos encontrado con los habitantes de tugurios, cuya miseria supera toda imaginación, y viviendo el insulto permanente de las mansiones cercanas”.

“En ese mundo sin rostro humano, sacramento actual del siervo sufriente de Jahvé, ha procurado encarnarse la Iglesia de mi Arquidiócesis. Hemos hecho el esfuerzo de no pasar de largo, de no dar un rodeo ante el herido en el camino, sino de acercarnos a él como el buen samaritano”.

“Es una novedad en nuestro pueblo que los pobres vean hoy en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. La esperanza que fomenta la Iglesia no es ingenua ni pasiva. Es más bien un llamado desde la palabra de Dios a la propia responsabilidad de las mayorías pobres, a su concientización, a su organización -en un país en que, unas veces con más intensidad que otras, éste está legal o fácticamente prohibida-”.

“La esperanza que predicamos a los pobres es para devolverles su dignidad y para animarles a que ellos mismos sean autores de su propio destino. En una palabra, la Iglesia no sólo se ha vuelto hacia el pobre sino que hace de él el destinatario privilegiado de su misión”.

“La Iglesia no sólo se ha encarnado en el mundo de los pobres y les da una esperanza, sino que se ha comprometido firmemente en su defensa. Las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país”.

“Estos textos de los profetas Amós e Isaías no son voces lejanas de hace muchos siglos, no son sólo textos que leemos reverentemente en la liturgia. Son realidades cotidianas, cuya crueldad e intensidad vivimos a diario. Las vivimos cuando llegan a nosotros madres y esposas de capturados y desaparecidos, cuando aparecen cadáveres desfigurados en cementerios clandestinos, cuando son asesinados aquéllos que luchan por la justicia y por la paz”.

“En esta situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político, la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. No puede ser de otra manera, pues recuerda a aquel Jesús que se compadecía de las muchedumbres. Por defender al pobre ha entrado en grave conflicto con los poderosos de las oligarquías económicas y los poderes políticos y militares del Estado”.

“Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado a aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa. Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesialos pobres. De nuevo son los pobres los que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido. Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobresLa persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres. La verdadera persecución se ha dirigido al pueblo pobre, que es hoy el cuerpo de Cristo en la historia. Ellos son el pueblo crucificado, como Jesús, el pueblo perseguido como el siervo de Jahvé. Ellos son los que completan en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo. Y por esa razón, cuando la Iglesia se ha organizado y unificado recogiendo las esperanzas y las angustias de los pobres, ha corrido la misma suerte de Jesús y de los pobres: la persecución”.

*** 

[1] Recopilación ofrecida por Jaume Flaquer de textos extraídos de un Discurso de Oscar Romero para la recepción del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Lovaina (2-2-1980)y editado por la revista Selecciones de Teología. http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol20/78/078_romero.pdf

Fuente Cristianismo y Justicia

Imagen extraída de: Religión Digital

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Óscar Romero, mártir de la justicia social

Domingo, 8 de febrero de 2015
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20110318_TheMartyrsDel blog de Xabier Pikaza:

Dentro de un mes se cumplen treinta y cinco años de su asesinato (24. 03. 80), que le llegó en el momento justo, como a Jesús, después de haber recorrido tres de pasión con su pueblo y como su pueblo de El Salvador.

El pasado 3. 02. 1015 el Papa Francisco ha confirmado su martirio (in odium fidei), por odio a la fe de manera que no se necesita un “milagro” para que sea declarado beato, cosa que se hará en breve. Yo quiero presentarle aquí como mártir del compromiso social, es decir, del mensaje y camino del Reino, igual que Jesús

Con esa ocasión, retomando una postal anterior de este blog (22.03.10) y la semblanza que le dedico en el Diccionario de Pensadores Cristianos, quiero recordar de nuevo su figura. Oficialmente, Óscar Romero es ya mártir de la fe (in odium fidei), que ahora (según el Papa Francisco) se identifica con la justicia social (in odium iustitiae)

Para todos aquellos que le queremos, San Romero ha sido y sigue siendo testigo y promotor del valor de los hombres concretos y en especial de los más pequeños, en una sociedad como la nuestra, donde algunos se elevan y triunfan matando (o dejando morir) a los pobres, por motivos económicos y políticos.

Introducción

romero2Su “vida pública”, como arzobispo de San Salvador duró tres años, como la de Jesús y no dejó a nadie indiferente. Unos lo consideraban un profeta, un mártir, un luchador por la paz y el diálogo, un hombre de Iglesia; otros, por el contrario, veían en él a un revolucionario, un agitador de masas, un político frustrado que promovía la crispación, un personaje en busca de notoriedad social. Por eso le mataron los políticos e ideólogos (¡incluso religiosos!) de su tierra, con la colaboración de la Nueva Roma Imperial (USA).

El rostro amable de Romero, esculpido en piedra entre D. Bonhoeffer y M.Luther King en abadía de Westminster, Londres, junto a los «nuevos mártires» del siglo XX, invita a mantener la esperanza contra toda desesperanza.

Esta figura emblemática de la Iglesia Latinoamericana sigue estando especialmente presente en la memoria y el cariño de los más humildes de El Salvador. El recuerdo de su asesinato trae a la mente una forma equivocada de solucionar los conflictos políticos y sociales, pero también atestigua la permanente tentación de recurrir a la violencia para resolver los problemas molestos.

El recuerdo de su asesinato, unido al de la muerte de Jesús proclama la certeza y la fuerza de la esperanza que vence cualquier desesperación e impotencia; desde la vida entregada del Señor Jesús pueden mantener su dignidad los hombres y mujeres que sufren las injusticias de los poderosos o la instrumentalización de quienes siguen dominando los resortes religiosos de la vida de los pueblos.
Una memoria personal

Fui a verle hace unos años a su tumba, en la cripta de la catedral. Allí está tumbado, como en los sepulcros medievales. Una mujer de pueblo, trabajadora muy pobre, me dijo: No, eso no es Monseñor Romero. Le han hecho muy mal. Él no está muerto ahí, sino que está vivo, de pie, nos está recibiendo ¿No le ve Usted? Yo le llevo aquí, en mi camisera, Usted puede verlo. Está vivo en mi vida.

Creo que no volveré a su tumba. Él está vivo en el pueblo de El Salvador, está vivo en todos los que, de un modo o de otro, seamos cristianos o no, recordamos su memoria. Yo la quiero recordar, uniéndole al Cristo resucitado, su amigo y modelo. Gracias, Óscar Romero por haber vivido. Para recordar su trayectoria retomo y rehago y unas palabras de D. G. Groody, Globalization, Spirituality and Justice, Orbis New York 2007).

Experiencia fundante.

Ciertamente, Romero se había preocupado por los pobres a lo largo de toda su vida, pero la Conferencia de Obispos de Medellín, su experiencia del sufrimiento del pueblo en su propio país y su sensibilidad ante las injusticias que ese pueblo sufría, hicieron que se robusteciera su conversión a Cristo y a los pobres.

Unas semanas después de haber sido nombrado arzobispo, el 22 de febrero de 1977, uno de sus buenos amigos, que trabajaba mano a mano con los pobres, Rutilio Grande SJ, fue brutalmente asesinado por los escuadrones de la muerte de El Salvador . El asesinato de Grande marcó un impacto significativo en la vida de Romero, aunque Grande no fue el primero de los asesinados. De todas formas, como observa Jon Sobrino, tras este acontecimiento, cayeron las escamas de los ojos de Romero, de manera que pudo ver más claramente las estructuras de imperio, que conducían al sufrimiento injusto de la gente de su país (cf. J. Sobrino, Arzobispo Romero. Un Obispo con su Pueblo, Sal Terrae, Santander 1981).

En los meses y años que siguieron a la muerte de Grande, fueron asesinados muchos otros sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral. Entre ellos había religiosas como Dorothy Kazel, Ida Ford, Maura Clarke, y trabajadores laicos como Jean Donovan, que fueron asesinados el 2 de diciembre del 1980. Estas muertes tuvieron una gran repercusión pública, pero hubo también muchos catequistas, organizadores de asambleas de trabajo, periodistas, estudiantes, personas vinculadas al servicio médico y más de tres mil campesinos, que eran asesinados cada mes. Ellos deben ser añadidos a la lista de los iconos de justicia, aunque sus muertes hayan sido en gran parte desconocidas, no reconocidas y no publicadas. A través de estos injustamente asesinados, Romero se encontró en el centro de una guerra dirigida en contra de los pobres

Metáfora central.

La metáfora central que configuró la visión espiritual de Romero y de su sacerdocio fue Cristo crucificado y el pueblo crucificado de El Salvador. Él afirmaba lo siguiente:

Cada vez que miramos a los pobres…descubrimos el rostro de Cristo… El rostro de Cristo se encuentra entre los sacos y cestas de los trabajadores del campo; el rostro de Cristo se encuentra en aquellos que son torturados y maltratados en las prisiones; el rostro de Cristo está muriendo de hambre en los niños que no tienen nada que comer; el rostro de Cristo está en los pobres que piden a la Iglesia, con el deseo de que su voz sea escuchada

El Cristo crucificado iluminó la visión de Romero hasta que exhaló su último aliento. El 24 de Marzo de 1980, dentro de la iglesia del Hospital de la Divina Providencia, dispararon sobre Oscar Romero y le mataron mientras celebraba la misa. Imitando a la de Cristo, la misma vida y muerte de Romero fue una expresión sacramental del amor crucificado de Dios hacia el mundo, a favor del pueblo sufriente de El Salvador y de otros muchos, más allá de ese pueblo. Su brutal asesinato seguirá sembrando semillas de esperanza y de vida para todos aquellos que luchan por una mayor justicia social y que profesan la fe en un Dios liberador, cuyo amor no puede ser extinguido ni siquiera por la muerte.

Teología operativa.

El eje principal en torno al cual giró la vida de Romero fue la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En ésa línea, él creyó que había sido llamado a “sentir con la iglesia”, especialmente en la medida en que ella sufre en el mundo. Romero creía que la misión de la Iglesia consiste en proclamar el Reino de Dios, que es el reino de “la paz y la justicia, de la verdad y el amor, de la gracia y de la santidad… para conseguir un orden político, social y económico que responda al plan de Dios”. (cf. R. Brockman, The Word Remains: A Life of Oscar Romero, Orbis Books, Maryknoll NY 1982, 5).

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La comisión de teólogos de la Santa Sede reconoce el martirio de Óscar Romero

Domingo, 11 de enero de 2015
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vive1_560x280El Papa podría anunciar su beatificación el 24 de marzo, en el 35 aniversario de su asesinato

Francisco quiere hacer coincidir su viaje a Centroamérica para presidir la ceremonia

(Jesús Bastante).- Paso definitivo para la canonización del obispo mártir de El Salvador. La comisión de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos acaba de aprobar, por unanimidad, la declaración de “martirio” de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa por un grupo de paramilitares.

Según adelanta el diario Avvenire (propiedad de la Conferencia Episcopal italiana), el próximo paso es que sea la propia Congregación la que confirme este juicio y, finalmente, la aprobación del Papa. En este caso, al incoarse la causa del martirio, no es preciso un milagro para la declaración de beato.

Distintas fuentes apuntan que podría ser el propio Francisco quien beatificase a Romero el próximo mes de septiembre, si finalmente viaja a El Salvador durante la gira que le llevará a Estados Unidos y algunos países de centro y sudamérica. Otras fuentes afirman que el Papa podría anunciar dicha declaración el martes 24 de marzo, coincidiendo con el 35 aniversario de su asesinato.

Curiosamente -tal vez no tanto-, el propio Francisco citó expresamente a monseñor Romero en su audiencia general del miércoles. Y es que el impulso de Bergoglio ha resultado definitivo para acabar con la paralización de un proceso que estuvo frenado en Roma desde 1998.

Su postulador en la fase inicial fue Vicenzo Paglia, actual responsable del Pontificio Consejo para la Familia. Tras más de veinte años durmiendo el sueño de los justos en un cajón, la causa se reactivó en 2012, y una vez designado como Papa Francisco, se desbloqueó definitivamente.

En más de una ocasión, Bergoglio ha citado el ejemplo de Romero, y según fuentes del episcopado salvadoreño, llegó a decir a los obispos del país que la beatificación del arzobispo mártir era prácticamente un hecho. Apenas quedan semanas para que esta noticia se confirme, y “San Romero de América” deje de ser una frase esperanzada para convertirse en una oración oficial en la Iglesia católica.

Fuente Religión Digital

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Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Lunes, 8 de diciembre de 2014
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4grm_cLeído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

 

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

 

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

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En el XXV aniversario mártires de la UCA: El “recuerdo peligroso” de Jesús, por José María Castillo, teólogo

Domingo, 16 de noviembre de 2014
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cms-image-000007343XXV aniversario de los mártires de la UCA

Ignacio Ellacuría, veinticinco años después

Redacción de Atrio: Recordando a Ellacuría y a sus compañeras y compañeros mártires

La influencia del filósofo y teólogo se mantiene en su obra 25 años tras su asesinato

“El padre Nachito decía “¡esto es una injusticia!” y entonces al ratito de eso pum, no se oyó nada”

Mártires de el salvador: ¡Prohibido olvidar!

La dictadura argentina también vigilaba a monseñor Romero

Romero será beato en 2015

En recuerdo de los Mártires de El Salvador. Leído en su blog Teología sin Censura:

El asesinato de cinco jesuitas y dos empleadas de la UCA (Universidad Centroamericana, de San Salvador), el 16 de Noviembre de 1989, coincidió, en aquel mismo año y en aquel mismo mes, con la caída del muro de Berlín. Se ha dicho que los acontecimientos de aquel momento histórico, no sólo en Europa sino también en Centroamérica, fueron “la metáfora suprema del triunfo de la libertad”. Y es que, como ha escrito Bertrand de la Grange, corresponsal de Le Monde en la Centroamérrica de aquellos días, el mundo asistió en aquel Noviembre del 89, al “derrumbe del bloque soviético (que) sentenció la lucha armada y aceleró los procesos de paz en Centroamérica”.

La coincidencia (con la pequeña distancia de pocos días) entre los asesinatos de la UCA, en El Salvador, y la caída del Muro, en Berlín, representa las dos caras de la lucha por la conquista de la igualdad y de la libertad, los dos pilares sobre los que se pueden (y se tienen) que edificar los derechos humanos y la paz en el mundo. Por la conquista de este ideal sufrieron y murieron, tanto los que cayeron en el muro de Berlín como los que fueron asesinados en El Salvador.

Por caminos opuestos, y a primera vista contradictorios, unos y otros murieron por la misma causa: la lucha por la libertad y la dignidad. A fin de cuentas, cuando se trata de alcanzar la libertad, lo mismo da que la opresión venga de la derecha o de la izquierda. En un caso y en otro, se les roba a los seres humanos lo más grande que se les puede quitar, su dignidad. Y eso es lo que se les arrebataba tanto a las víctimas apresadas por el Muro de Berlín, como a los cerca de 4.000 salvadoreños que murieron en las dos semanas de combates, entre guerrilleros, soldados y población civil, a partir del 11 de Noviembre del 89.

Se ha dicho que aquello fue la ofensiva que abrió la posibilidad de la paz, al dejar patente que la guerra no se podía decidir militarmente. En esta coyuntura, el 15 de Noviembre, fue cuando el Estado Mayor del ejército salvadoreño decidió eliminar a los “reconocidos líderes” que le estorbaban en su proyecto de seguir dominando al pueblo. En la madrugada del día 16, fueron asesinados los mártires de la UCA.

La enseñanza, que nos deja patente todo esto, es un hecho que da mucho que pensar: por el camino de la represión y la dominación, lo que hacemos es levantar muros y fronteras que nos dividen, nos separan y nos alejan. Sin embargo, por el camino de los que dan la vida porque no soportan la desigualdad y la falta de libertad, lo que hacemos es dar pasos de gigante hacia un mundo en el que será posible vivir en paz.

jesuitas-uca-720_560x280Por esto puedo asegurar que me produce una tristeza inmensa la postura ignorante y fanática de quienes se empeñan en seguir diciendo que, desde Mons. Romero hasta los jesuitas de la UCA, todos los que lucharon y murieron en Centroamérica, por el ideal de una sociedad más justa, más libre y más igualitaria, no eran sino militantes políticos de izquierdas que pretendían imponer un sistema de dominación totalitaria. ¿No se dan cuenta, quienes echan mano de ese vulgar lenguaje de tópicos manidos, que todo aquel proceso de Centroamérica ocurrió precisamente cuando se estaba hundiendo el Muro que separaba a los dos bloques, y que representaba el final de la guerra fría y del sistema totalitario impuesto por el comunismo?

Así las cosas, ¿se puede asegurar tranquilamente que Ignacio Ellacuría y los otros jesuitas (como los campesinos del Mozote y tantos miles de muertos de aquellos meses en El Salvador) fueron “los huérfanos del Muro”? A quienes se atrevan a tomar en serio semejante cuestión, yo les pregunto: ¿Y qué decimos de los que murieron por hundir para siempre el Muro de Berlín? ¿Fueron estos también enemigos de la justicia y de la libertad?

No hay cosa que me dé más pena que la gente que no piensa, porque es incapaz de pensar. Quienes piensan siempre lo que piensan otros, ésos son los que viven siempre a merced de lo que interesa a otros, no de los que les conviene a ellos. Y esto, ahora más que nunca, abunda demasiado para desgracia de todos.

De Ignacio Ellacuría, y de aquellos jesuitas, me impresiona su libertad y su coherencia. Yo mismo lo vi y lo palpé con mis manos y mis ojos, cuando, poco después de la muerte de aquellos mártires, tuve la enorme suerte de poder irme a la UCA, para echar una mano – durante 16 años – en la terea de cubrir el inmenso vacío que habían dejado aquellos testigos de sus más profundas convicciones, las convicciones del Evangelio, la forma de vida que quedó trazada en el “recuerdo peligroso” de Jesús.

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Sábado 01 de Noviembre de 2014. Todos los Santos

Sábado, 1 de noviembre de 2014
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Leído en Koinonia:

58-TodoslossantosA

Apocalipsis 7,2-4.9-14

Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lenguaYo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: “No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.” Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: “¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!” Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: “Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

Y uno de los ancianos me dijo: “Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?” Yo le respondí: “Señor mío, tú lo sabrás.” Él me respondió: “Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.”

Salmo responsorial: 23

Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

1Juan 3,1-3

Veremos a Dios tal cual esQueridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.

Mateo 5,1-12a

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cieloEn aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.”

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

1 de Noviembre de 1977
El Paisnal

Yo he querido venir con mucha devoción, con mucho cariño, a esta celebración que se está realizando en la Iglesia de El Paisnal. Fue una invitación, una invitación, una iniciativa, de las queridas religiosas oblatas al Sagrado Corazón que, en colaboración convalientes catequistas y asesoradas por la pastoral de la Arquidiócesis, están manteniendo esta llama de la fe, en este difícil ambiente de Aguilares, de El Paisnal y de todos los cantones.

Mi presencia aquí, quiere ser entonces, un apoyo a esta pastoral, a esta hora heroica, de quienes no se avergüenzan de la Iglesia en estas horas de prueba, como acaba de decir al Apocalipsis, “la gran tribulación”.

PALABRA DE ÁNIMO

Quiero ser mi presencia de pastor, junto a las religiosas y a ustedes, queridos catequistas, casi como la presencia del Padre Grande aquí muerto entre dos campesinos: Manuel y Nelson Rutilio. Aunque el Padre Grande, don Manuel y Nelson ya terminaron su faena, y ahora se unen a esa turba de los santos en el cielo, para que nosotros contemplemos -pastor y fieles miremos a través de estas tumbas, no sólo el Día de Difuntos, que se celebrará mañana, sino a los santos del cielo, la gran muchedumbre venida de la gran tribulación por los caminos de las Bienaventuranzas, que se acaban de proclamar en el evangelio. Para decirles, también, no sólo a las hermanas y a los catequistas, sino a los fieles, sobre todo aquellos que se encuentran un poco acobardados, miedosos, huyendo: que no tengan miedo, que vale la pena seguir estos caminos que no terminan en una tumba sino que se abren al horizonte del cielo.

Y vengo, queridos hermanos, para decirles en este ambiente donde la persecución, el atropello, la grosería de unos hombres contra otros hombres ha marcado de sangre y de humillación, a decirles el lenguaje claro de la Iglesia. Que no se confunda este lenguaje, este mensaje de esperanza y de fe de la Iglesia, con el lenguaje subversivo, con el lenguaje político de la mala ley, de los que pelean por el poder, de los que disputan las riquezas de la tierra, de los que hablan de liberaciones únicamente a ras de tierra, olvidando las esperanzas del cielo, de los que han puesto sus ilusiones en sus haciendas, en sus haberes, en sus capitales, en su poder; para decirles a todos, hermanos, que el lenguaje de la Iglesia no hay que confundirlo con esas idolatrías; y que los idólatras y los que le sirven a los idólatras no tienen por qué temer este lenguaje nítido, limpio de corazón, claro que la Iglesia predica. Leer más…

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El Papa abre la vía para beatificar al arzobispo Óscar Arnulfo Romero

Domingo, 24 de agosto de 2014
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1408483365_818743_1408484162_noticia_normalConmemoración del 34 aniversario del asesinato del arzobispo en marzo / EFE

“El principal representante de la teología de la liberación fue asesinado en 1980 en El Salvador”

Leemos en El País:

Por Juan José Dalton

El papa Francisco ha abierto la vía para la beatificación del asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, tras asegurar que no hay impedimentos en su caso y que el proceso está “en un camino normal”.

Romero, principal representante de la llamada Teología de la Liberación (una interpretación de la fe cristiana desde la perspectiva de los pobres), e incansable en la denuncia de la represión militar, fue asesinado en marzo de 1980 de un balazo, mientras oficiaba misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia para enfermos de cáncer. Un francotirador ejecutó una conspiración encabezada por el mayor de inteligencia Roberto D’Aubuisson, que en 1983 fundó el partido de derecha más importante del país, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), en el poder por 20 años. Nadie fue condenado por el crimen.

Se considera que la muerte de Romero, de 63 años, fue la gota que colmó el vaso y dio lugar a la guerra civil (1980-1992), entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército, con el apoyo de Washington.

En una conferencia de prensa al regreso de su viaje por Corea del Sur, el Papa aseguró que Romero era “un hombre de Dios” y que “el proceso estaba en la Congregación para la Doctrina de la Fe, bloqueado por prudencia. Ahora ha pasado a la Congregación para los Santos y está siguiendo el camino normal de un proceso”.

Antes de asumir la presidencia el pasado 1 de junio, el mandatario salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, viajó a la Santa Sede para tratar la beatificación de Romero, a quien se conoce como San Romero de América, el defensor de los derechos humanos.

Para ser beatificado es necesario que se le reconozca el martirio o que se le atribuya un milagro. Los mártires pueden alcanzar el primer paso previo a la santidad sin que se les atribuya un milagro. Pero éste sí es necesario para la canonización.

“Lo que me gustaría es que aclarasen cuándo hay un martirio por confesar la fe —odium fidei—, y cuándo por trabajar para el prójimo como ordena Jesús”, aclaró el Pontífice. “Este es un trabajo de los teólogos, porque detrás de él hay una larga lista. Tenemos que seguir el proceso y el Señor tiene que dar una señal. Ahora, los postuladores deben moverse, porque ya no hay impedimentos” indicó.

En El Salvador, las palabras del papa Francisco han sido acogidas con alegría

“Estamos sumamente complacidos”, aseguró el ministro de Asuntos Exteriores, Hugo Martínez, “por el interés y determinación de su Santidad y muy optimistas por el nuevo impulso a esta causa”.

Romero nació el 15 de agosto de 1917 en el municipio de Ciudad Barrios, al oriente de El Salvador. Era el segundo de ocho hermanos. Su padre, Santos Romero, era el telegrafista y empleado de correos. Fue nombrado arzobispo de San Salvador, el 3 de febrero de 1977. A finales de la década de 1970 Romero desde su púlpito denunciaba las graves violaciones a los derechos humanos que cometía el ejército salvadoreño.

Un día antes de ser asesinado, el arzobispo pidió al ejército no continuar con las masacres: “Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Hermanos, ustedes son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: No matar. […] Queremos que el Gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios que cese la represión”.

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J. I. González Faus: «Es obligatorio que la Iglesia piense cómo los objetos del culto pueden servir a los pobres» , por Javier Morán

Domingo, 4 de mayo de 2014
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obligatorio-iglesiaImagen extraída de: La Nueva España

Voces. Javier Morán. [La Nueva España] El jesuita José Ignacio González Faus, uno de los dos o tres grandes teólogos españoles, advierte de las presiones en las que se mueve el Papa Francisco y defiende que la Iglesia se desprenda de sus bienes en favor de los pobres. González Faus dictó ayer, sábado, la conferencia “De Romero a Francisco, y los pobres de Cristo”, promovida por el Comité Óscar Romero de Asturias. Monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, fue asesinado el 24 de marzo de 1980, después de que denunciase con tenacidad las injusticias de su pueblo. Y aunque antes había sido un mitrado de corte clásico, fue otro asesinato, el del jesuita Rutilio Grande (12 de marzo de 1977), el que acentuó sus denuncias en nombre del Evangelio.

González Faus, nacido en Valencia en 1933, ingresó en la Compañía de Jesús en 1950. Culminó sus estudios teológicos con el doctorado en la Facultad de Innsbruck (Alemania). Ha sido profesor en el Instituto de Teología Fundamental de San Cugat del Vallés (Barcelona), así como en varias universidades latinoamericanas. También fue responsable académico del Centro de Estudios Cristianismo y Justicia de Barcelona. Entre sus libros destacan “La humanidad nueva. Ensayo de cristología” (1974), “Acceso a Jesús” (1979), “Clamor del reino” (1982) y “Proyecto de hermano. Visión creyente del hombre” (1989). Sus últimas obras publicadas han sido “El rostro humano de Dios”, “Otro mundo es posible… desde Jesús”, “Herejías del catolicismo actual” y “El amor en tiempos de cólera… económica”.

-¿Qué es lo que va de Romero a Francisco?

-Lo que tienen ambos en común es la sintonía evangélica con el mundo de hoy. Una mirada al mundo desde los ojos del Evangelio que en Romero supuso su asesinato en El Salvador, y en Francisco, con un magisterio más amplio, supone lo contrario a una mirada puramente ejercida desde el poder religioso, que es la que tiene muchas veces la Iglesia oficial, como si se creyera la voz de Dios y fuera mucho más la de un juez que de un hermano. Y en el tiempo que va entre ambos se ha dado lo que el teólogo Karl Rahner llamó un “invierno eclesial”, es decir, que después del Concilio Vaticano II, por miedo o por la imprudencia de un lado, vino la reacción de la curia, que se supone la tenía más o menos pensada. Yo digo a veces que habíamos metido el Concilio en el congelador y a ver si ahora lo sacamos y lo ponemos un poco al baño María para que vuelva. Quizá la gran promesa de Francisco sea que saquemos la mirada evangélica del congelador.

modelo-mendigo-e1351374118361-¿Usted acaba de pedir en una carta al Papa que la Iglesia enajene bienes de culto para dárselos a los pobres?

-En esa carta no hago nada más que citar unas frases de Juan Pablo II cuando dijo que en tiempos de crisis es quizás obligatorio que la Iglesia piense en cómo los objetos del culto divino pueden servir a los pobres. Lo único que digo es que, si se hace así, se dará más culto a Dios que teniéndolos metidos donde sea.

-Hay quienes califican esas propuestas de demagógicas, porque ¿a quién se le vendería, por ejemplo, la custodia del Corpus de Toledo?

-No hablo nunca de vender, sino de enajenar, que es una palabra suficientemente vaga, y digo incluso en esa carta que se nombre a un grupo de expertos en economía que estudie a ver si con eso se puede hacer algo. A lo mejor el ejemplo de la custodia de Toledo no está bien puesto, pero hay infinidad de otras cosas, como cálices de oro y otros objetos. Lo que me hubiera gustado es ver en la Iglesia esa preocupación y, como no la he visto, pienso que si Francisco moviera a nuestros obispos y les recordara lo que dijo Juan Pablo II la Iglesia daría un ejemplo y mejor culto a Dios que teniendo esos objetos guardados en una vitrina.

-Al igual que recuerda esa frase de Juan Pablo II, usted suele citar la tradición de la Iglesia y los errores que cometió, por ejemplo, en el libro “La autoridad de la verdad. Momentos oscuros del magisterio eclesiástico”.

-También es algo que le debo a Rahner, es decir, que no descuidemos la tradición de la Iglesia porque, además de tener algunos aspectos muy lamentables, tiene unas riquezas enormes. Me he metido en la tradición de la Iglesia y creo que su fuente original, el Evangelio, es la que debe motivar a la Iglesia, y no el progresismo actual ni cosas de ésas. También me da cierto miedo que las generaciones que nos siguen, por no saber latín o por ser de otra época, crean que el mundo empieza con ellos o que la tradición de la Iglesia se reduce al siglo XIX. Pero ésa no es la tradición y me gustaría abogar por volver a lo mejor del cristianismo original.

-Con la tradición en la mano, ¿se puede ser crítico respecto a la Iglesia del presente?

-Se debe ser porque es evidente que la Iglesia se equivocó muchas veces, lo que pasa es que tal vez esos errores se pueden contextualizar y decir que en su tiempo no fue un error tan grande. Pero lo terrible es que cuando una medida discutible se acepta luego se le quiera convertir en palabra de Dios. Pongo el ejemplo de los Estados Pontificios. No sé si entre Carlomagno y el Papa Adriano I estuvo bien o mal darle un poder político a la Iglesia. Lo veo oscuro, pero en aquella época era todo muy oscuro. Lo que no entiendo es que diez siglos después, cuando Italia se quiere unificar, Pío IX diga que los Estados Pontificios no son suyos, sino de Dios, y que por ello no puede cederlos. Eso no tuvo sentido. Puede que en el siglo IX fuera una medida de excepción, pero en el siglo XIX no tenía ningún sentido y hubo que quitarlo a la fuerza, por desgracia.

-En sus críticas a la Iglesia o en sus escritos ¿ha recibido alguna censura de la Santa Sede?

-Sí he tenido alguna, pero no ha llegado la sangre al río. Y en parte también porque mis superiores jesuitas se han portado muy bien conmigo, incluso en la curia general de la Compañía en Roma. Leer más…

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Juan XXIII y Juan Pablo II: canonización de dos modelos de iglesia irreconciliables.

Domingo, 27 de abril de 2014
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francisco-juan-xxiii-y-juan-pablo-iiLombardi confirma que Benedicto XVI concelebrará con Francisco en la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII

Pablo Ordaz: Santificación exprés en el Vaticano

Pablo Ordaz: Roma se prepara para la fiesta de los dos papas

Philip Pullella: La histórica canonización de dos papas divide a la Iglesia

En la ceremonia del 27 de abril, Francisco canonizará dos modelos contrapuestos de iglesia, en tal sentido podemos leer estas canonizaciones como un acto político más que religioso, visualizando las verdaderas intenciones y proyectos de la institución eclesiástica y sus dirigentes a tal grado que “donde mejor se conoce la Iglesia que se quiere es en el modelo de santos súbito que se canonizan” y donde mejor se expresa la iglesia que no se quiere es en el modelo de santos que no se canonizan como es caso del Santo del pueblo salvadoreño y Latinoamericano: Oscar Arnulfo Romero

El próximo domingo 27 de abril el papa Francisco canonizará en El Vaticano a dos de sus predecesores: los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, en una ceremonia histórica de resonancia mundial no sólo por la relevancia de ambas figuras en la historia reciente de la iglesia católica, sino también por tratarse de dos personajes claramente antagónicos, representantes de dos modelos de iglesia a todas luces opuestos; y porque la “santidad” de uno de ellos, la del papa polaco, está en el telón de juicio de la historia contemporánea, ya que al amparo de su pontificado ocurrió el mayor número de casos de pederastia clerical conocido hasta ahora en toda la historia del catolicismo.

La canonización es inminente e inevitable, pero es nuestra responsabilidad advertir a las millones de personas que hoy se alistan para enaltecer a Juan Pablo II sobre la tremenda injusticia que entraña esta apresurada canonización, al tiempo que invitarlas a la reflexión sobre el presente y futuro de la Iglesia en un contexto de exclusión y destrucción global donde sigue siendo urgente la reforma de la Iglesia inaugurada por el “papa bueno” Juan XXIII y continuada en América Latina por tantos hombres y mujeres mártires, en especial por Mons. Oscar Arnulfo Romero, canonizado por el pueblo.

¿Qué puede significar en pleno siglo XXI esta canonización? Como afirma acertadamente el teólogo José Ma. Castillo, a lo largo de los siglos de cristianismo “los intereses de la Iglesia han modificado radicalmente la imagen de la santidad”, por lo que las canonizaciones dan a conocer las verdaderas intenciones y proyectos de la institución eclesiástica y sus dirigentes a tal grado que “donde mejor se conoce la Iglesia que se quiere es en el modelo de santos que se canonizan” y donde mejor se expresa la iglesia que no se quiere es en el modelo de santos que no se canonizan.

Es decir, que detrás del interés espiritual de poner a una persona como modelo a seguir en la iglesia, la canonización entraña también intereses políticos, sociales e inclusive económicos.

Este modelo de santidad que enarbola El Vaticano en la actualidad es el resultado en gran medida del largo pontificado de Juan Pablo II, quien estableció en 1983 las normas que rigen hoy todo proceso de canonización y que, entre otras cosas, redujo a cinco años el tiempo mínimo post-mortem para iniciar un proceso de beatificación o canonización. También fue quien más santos y santas ha canonizado en toda la historia de los papas (prácticamente más que todos los papas anteriores juntos), acentuando un modelo de santo tradicional anterior al Concilio Vaticano II.

Por ello sorprende que a su lado y en la misma ceremonia de canonización sea también elevado a los altares el papa Juan XXIII, cuya sencillez de vida y apertura eclesial marcaron un antes y un después para la iglesia católica del siglo XX. ¿Por qué precisamente se va a canonizar a dos personajes que parecieran, ante los ojos de la gente común, tener una gran distancia de vida y pensamiento? ¿Por qué en la misma ceremonia? Esto parece también ser fruto del papa polaco, quien puso de moda las canonizaciones masivas, llegando a elevar a los altares a más de 100 de una sola tirada. Pero también es leída esta doble canonización como una estrategia del papa Francisco para atenuar el fervor exacerbado hacia Juan Pablo II, cuando han salido a la luz las sombras de su pontificado.

Ojalá fuera el último caso, sin embargo no es suficiente este gesto. Se hace necesario detener la canonización de Karol Wojtila. Voces acreditadas nos dan la razón. No sólo de las víctimas de su pontificado, sino de eminentes cardenales como el jesuita Carlo María Martini, que abiertamente afirmó que no era necesaria la canonización de Juan Pablo II, “bastaba sólo considerar el testimonio histórico de su dedicación seria a la Iglesia y al servicio de las almas”.

En tal sentido, hay que leer la próxima canonización de Juan Pablo II como acto político más que religioso y manifestar las razones por las que nos oponemos:

  1. Combatió la libertad de pensamiento y enseñanza en la Iglesia, silenciando o excomulgando a más de 500 teólogos/as en todo el mundo durante su pontificado.
  2. Atacó, sin conocerla, a la Teología de la Liberación llevando a cabo un proceso sistemático de desarticulación de la Iglesia de los pobres mediante la condena de sus principales representantes, la cancelación de centros de enseñanza teológica, la alianza con sectores conservadores del poder político en los países de América Latina y la promoción de experiencias eclesiales contrarias a la liberación.
  3. Su silencio ante las dictaduras militares latinoamericanas y caribeñas costó la vida de innumerables cristianos y cristianas en nuestro continente, entre ellos la de Mons. Oscar Arnulfo Romero, que un año antes de su muerte visita Roma y no es recibido ni apoyado por el papa.
  4. Negó la dignidad de las mujeres en la iglesia, al no reconocer la participación del género femenino en la toma de decisiones con liderazgos similares a los hombres, enfatizando únicamente su papel de madres-esposas y vírgenes. (Mulieris Dignitatem)
  5. Apoyó y protegió hasta su muerte a Marcial Maciel, sabiendo del dolor y abuso infligido a innumerables víctimas.
  6. Está en entredicho su participación en el encubrimiento a innumerables sacerdotes pederastas (incluyendo obispos y cardenales) al cambiarlos de residencia para protegerlos de la justicia y ocasionando con ello la multiplicación exponencial del daño a menores, a sus familias y a la iglesia misma. Pues aun aceptando que los abusos sexuales no son un comportamiento generalizado en la iglesia católica, sino casos particulares (supongamos al menos 1 sacerdote pederasta en cada una de las casi 3000 diócesis católicas que hay en el mundo), estaríamos hablando de cientos de miles de víctimas, pues se calcula que un sacerdote puede llegar a abusar de más de 100 niños gracias al sistemático comportamiento de traslado y protección del abusador por parte de la estructura eclesiástica.

Aunque El Vaticano le ha lavado las manos a Juan Pablo II, negando en todo momento que tuviera conocimiento de los casos de pederastia o sobre los abusos de Maciel, resulta poco creíble que así fuera, toda vez que desde la curia romana hubo disposiciones canónicas expresas de protección a los curas abusadores que no pudieron ser decretadas sin el consentimiento del papa. En última instancia, como han manifestado una y otra vez las víctimas, hubo en la alta jerarquía católica una sistemática voluntad de no saber. Un pecado de omisión que en la persona del papa tuvo y sigue teniendo terribles consecuencias.

Del otro lado de la moneda, un papa desconocido para la mayoría, dada la distancia que nos separa de la primavera eclesial que significó el Concilio Vaticano II. Juan XXIII, un hombre sencillo, un pastor, alguien que no anhelaba ser reconocido, ni venerado; en cambio, sí veía el mundo, y era consciente de que la iglesia no respondía ni a los anhelos, ni a los sueños, ni a la realidad del mundo, que estaba totalmente alejada y mirando hacia dentro. Abrió las ventanas del catolicismo para que entrara aire fresco. Un revolucionario, un hombre religioso, que quería conocer los anhelos, los sueños, las preocupaciones, los dolores, de aquellos millones que le habían sido confiados. Un hombre que proclamó la iglesia de los pobres, que después millones de latinoamericanos harán realidad, hasta hoy.

¿Cómo podemos valorar esta contradicción? Como reflejo de la profunda crisis de la iglesia, que se debate entre luchas de poderes al interior. Es una invitación a la reflexión y a una toma de postura consciente y crítica de parte de la grey católica, que la aleje del fanatismo religioso que se avecina con las próximas canonizaciones y la comprometa con las causas de la justicia y el bien común.

Fuente Observatorio Eclesial

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Jueves 17 de Abril de 2014. “Jueves Santo”.

Jueves, 17 de abril de 2014
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De Koinonia:

13506410035081256bea18c_passion021ª Lectura:

Éxodo 12,1-8.11-14

Prescripciones sobre la cena pascual

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.””

Salmo responsorial: 115

El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

¿Como pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. /
Cumpliré al Señor mis votos /
en presencia de todo el pueblo. R.

2ª Lectura:

1Corintios 11,23-26

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.” Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.” Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Evangelio:

Juan 13,1-15

Los amó hasta el extremo

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: “Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?” Jesús le replicó: “Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.” Pedro le dijo: “No me lavarás los pies jamás.” Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.” Simón Pedro le dijo: “Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.” Jesús le dijo: “Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.” Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios.”

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.”

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Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

Queridos hermanos:

Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos.

He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel.

Un Cristo que la encarna

Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos.

1 º UNA HISTORIA DE ISRAEL

La vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. “Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua”. La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación.

Y aquella noche, mientras los egipcios lloraban a sus primogénitos que morían, los israelitas marcados con la sangre del cordero, salían de la esclavitud todas las familias para atravesar el desierto y encaminarse hacia la tierra prometida. Todos los años celebraban algo así como nuestro 15 de septiembre, la fiesta de la emancipación, la fiesta de la libertad, la fiesta en que Dios pasó salvando a Israel. Y al mismo tiempo que hacían actualidad esta fiesta del pasado, recordaban que había una alianza entre Dios y aquel pueblo, por la cual Israel se comprometía a respetar la ley de Dios y Dios se comprometía a proteger de manera especial a ese pueblo. La Pascua y la Alianza encontraron eco en fiestas que ya se celebraban entre los pastores pero que a través de estas revelaciones y de estos signos, tenían ya un sentido de profecía. La Pascua y la Alianza iban a encontrar una personificación cuando el más grande de los judíos, el nacido de Abraham, de David, de la descendencia santa de Israel, va a celebrar la Pascua.

Esta noche, Cristo Nuestro Señor, como buen israelita, con su grupo de israelitas que eran los apóstoles formando una familia, mandaron también a matar su corderito para comerlo en la noche del jueves Santo como lo comían todas las familias de Israel, recordando la vieja historia de la liberación y de la Alianza. ¡Cómo bullían en la mente de Cristo tantos recuerdos de la historia sagrada, cómo se hacían presente en la vida del Señor esta noche de emociones profundas toda la historia de Israel! No ha habido un patriota con más cariño a su pueblo, y a su tierra, y a sus costumbres, que Nuestro Señor Jesucristo. Cuando queramos ser auténticos salvadoreños miremos a Cristo que fue el auténtico patriota que vio la historia de su pueblo, que sintió como suya y como presente la esclavitud de Egipto, y vivió con agradecimiento a Dios la libertad y la alianza entre Dios y el pueblo.

Todo eso había en el corazón de Cristo esta noche de tantos recuerdos. Pero que para El significaba un misterio especial.

2º. UN CRISTO QUE SE ENCARNA

Este es el segundo pensamiento de esta noche: Cristo encarna toda la historia de la salvación. Le habla dicho Cristo a la samaritana: “Y llega el tiempo en que ni en Jerusalén ni en este monte se ha de adorar a Dios porque Dios busca adoradores en espíritu y en verdad”. Habla dicho Cristo en estos días y había sido una de las acusaciones mas graves en el tribunal de esta noche ante el Sanedrín. “Ha dicho que va a destruir el templo y que lo va a reedificar en tres días”. Y el evangelio aclara: lo que había dicho es destruir este templo que era su cuerpo porque su cuerpo era el templo donde se daba cita la alianza, la victoria de Dios, la libertad del pueblo de Israel. El era templo, víctima, sacerdote, altar. El es todo para la redención. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la gratitud del pueblo israelita a su Dios que lo ha liberado. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la esperanza patriótica de Israel, toda la esperanza de los hombres. Cristo Nuestro Señor siente esta noche que El es el cordero que quita los pecados del mundo, que es su sangre la que va a marcar de libertad el corazón del hombre que quiera ser verdaderamente libre. El es el sacerdote que eleva ya desde esta noche, la adoración al Padre y trae del Padre el perdón, las bendiciones a su pueblo. Leer más…

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Romero, el obispo mártir que puede convertirse en el primer santo salvadoreño.

Domingo, 23 de marzo de 2014
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vive1_560x280Leemos en Religión Digital:

El obispo de San Salvador fue asesinado hace 34 años

Muchos salvadoreños y latinoamericanos desde hace años llaman al arzobispo asesinado “San Romero de América”

Tras el giro dado a su causa por Francisco, podría ser beatificado en 2015

El arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, asesinado hace 34 años, fue “un gran profeta” y puede convertirse pronto en el primer santo salvadoreño gracias al nuevo giro que el papa Francisco le dio a su proceso en el Vaticano. Así lo dijo a Acan-Efe el presidente de la Fundación Monseñor Romero, Ricardo Urioste, quien durante el arzobispado de Romero fue su vicario general (segundo al mando) y cuya institución organiza homenajes por los 34 años del asesinato, que se cumplirán el lunes.

 Urioste dijo confiar en que Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador desconocido mientras oficiaba una misa en San Salvador, sea beatificado y canonizado durante el papado de Francisco, quien en abril del año pasado ordenó que se desbloqueara su proceso de beatificación, que empezó en 1994.

SALVADOREÑOS CONMEMORARÁN MAÑANA EL 32 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROMERO Romero se caracterizó por denunciar las injusticias cometidas en los años previos al conflicto armado salvadoreño (1980-1992), que ocasionó unos 75.000 muertos, 8.000 heridos y 12.000 desaparecidos.

 De acuerdo a Urioste, el primer paso hacia la santificación de Romero, para que sea venerado a nivel mundial, es que sea declarado beato, lo cual podría ocurrir antes de 2017.

 En septiembre del año pasado “estuve platicando” con el arzobispo postulador de la causa de Romero en el Vaticano, Vincenzo Paglia, quien aseguró que podría ser beatificado “antes” de los próximos tres años, relató.

 “No puedo detallar qué, pero por ciertos datos que hemos tenido (de Roma) es muy posible que sea en el 2015; no absolutamente seguro, pero es muy posible“, indicó.

 Señaló que “la beatificación es el primer paso, con el cual se dice que la persona está en el cielo y que se le puede dar culto en el país de donde él es originario, pero no universalmente”.

 El siguiente paso, “la canonización, en cambio, abre la posibilidad de darle culto en el mundo entero” como un santo, explicó.

 Urioste reconoció que no se puede establecer cuánto tiempo pasaría entre beatificación y canonización, ya que “todo depende del estudio que se vaya haciendo, aparte de que para ser canonizado (…) se necesita que haga un milagro comprobado científicamente” como tal.

P1080914 Sin embargo, destacó que el Papa “puede dispensar de ese milagro, si él lo quiere, como de hecho ha dispensado al papa Juan XXIII, que va a ser canonizado ahora en abril”, aunque “no hizo el milagro necesario”.

 El papa Francisco ha sido “fundamental” para que el proceso de Romero avance, por lo que su canonización también “podría llegar en su período”, destacó Urioste.

 Pese a que su proceso sigue en estudio, muchos salvadoreños y latinoamericanos desde hace años llaman al arzobispo asesinado “San Romero de América”.

 “Definitivamente, (Romero) fue un hombre muy santo, un hombre de mucha oración (…), que cumplió su cometido de obispo (…) igual que Jesús, un hombre muy cercano a los pobres, recordó Urioste.

 Cada año, en marzo, el magnicidio de Romero es conmemorado en El Salvador, principalmente por la Fundación Monseñor Romero.

 La celebración de este año se inició el lunes 17, con distintas actividades, y concluirá el domingo próximo con una misa en la Catedral Metropolitana, en el centro de San Salvador.

 Pero el “Día Grande” de la celebración será el sábado, cuando se celebrará la tradicional “Peregrinación de la luz” que recorrerá las principales calles de San Salvador hasta la catedral, donde los restos del obispo mártir están sepultados.

el-romero-de-cerezo Romero era “humilde” y “tímido”, pero cuando “llegaba al púlpito se transformaba”, denunciaba todas la injusticias de aquel entonces y defendía a los más pobres y desprotegidos, evocó Urioste.

 Fue “un gran profeta” que nunca tuvo miedo, concluyó.

 La Comisión de la Verdad, que investigó los crímenes cometidos durante la guerra civil, señaló como uno de los autores principales del homicidio del arzobispo al ya fallecido militar Roberto D’Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país durante 20 años (1989-2009) y que ahora está en la oposición.

 Pese a que el actual Gobierno ha pedido perdón por la muerte de Romero y le ha rendido homenajes, como denominar con su nombre el aeropuerto del país y el salón de honores de la Presidencia, su crimen sigue impune 34 años después, al igual que muchos que se cometieron en el marco de la guerra civil salvadoreña.(RD/Agencias)

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Monseñor Romero será beatificado en 2017.

Domingo, 16 de marzo de 2014
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romero_01Leemos en Religión Digital:

El 24 de marzo se cumplen 34 años del martirio del arzobispo salvadoreño

La ONU declaró el día de su asesinato como “Día Internacional de monseñor Oscar Arnulfo Romero”

 Romero fue asesinado por ser un fiel defensor de los pobres de este país, quienes eran perseguidos y masacrados por las fuerzas gubernamentales en los años 70 y 80

La conmemoración del 34 aniversario de la muerte del arzobispo salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, se dará en medio de gran expectativa ante su posible beatificación en 2017, dijo hoy la Fundación Romero.

Luisiana de Beltrán, una de las representantes de la fundación, señaló a Notimex que “hay toda una expectativa grande que monseñor Romero sea beatificado en 2017“, año en que el mártir cumplirá 100 años de su natalicio.

ÓSCAR-ROMERO-2Explicó que el cardenal de Honduras, Oscar Rodríguez Maradiaga, asesor del papa Francisco, le comentó al presidente de la Fundación Romero, monseñor Ricardo Urioste, que el Postulador Causa de la Santa Sede le comunicó que el mártir salvadoreño sería beatificado en el año venidero.

Indicó que el acercamiento del actual Gobierno del presidente Mauricio Funes con el papa Francisco también es visto como indicios y augurios que avanza el proceso para que monseñor sea beatificado.

Beltrán anunció que las actividades de conmemoración del 34 aniversario del asesinato del obispo iniciarán el lunes próximo y concluirán el día 23.

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Interesante documental sobre su vida:

Podéis ver la película copleta sobre su vida en este video:

http://www.youtube.com/watch?v=vQKNKW6WomM

General, Iglesia Católica , , , , , , ,

Recordatorio

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