Varios colectivos LGTB y numerosos activistas a título personal rechazan la expulsión de dos solicitantes de asilo saharauis tras un incidente homófobo
Ya cuando publicamos nuestra primera entrada sobre el tema preveíamos que daría lugar a polémica. Así ha sido. Después de que varias asociaciones LGTB difundiesen un comunicado en el que mostraban su apoyo a la decisión de no admitir la solicitud de asilo de dos personas de origen saharaui que hicieron comentarios abiertamente homófobos e insultaron al traductor de árabe encargado de asistirlas (punto de arranque de un altercado que se saldó con la inadmisión de su solicitud), otros colectivos LGTB y activistas a título personal han dado su apoyo expreso a un manifiesto que critica la expulsión de los dos saharauis y que muestran, además, su consternación “por el hecho de que colectivos LGTB apoyen una decisión que vulnera los más básicos estándares de protección del refugiado”.
Al igual que en nuestra anterior entrada publicamos el comunicado en toda su extensión, reproducimos a continuación el manifiesto, titulado “No en nuestro nombre”, publicado en Orgullos Críticos do Sul:
En torno a 60 saharauis procedentes de diferentes campos de refugiados han pasado semanas retenidos en el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas esperando que se tramiten sus peticiones de asilo político. Decenas de ellos se han puesto en huelga de hambre en los últimos días para denunciar el trato recibido y la vulneración de sus derechos más básicos. Múltiples colectivos (Sin Papeles, Comisión Legal Sol, la Red Interlavapiés, el colectivo AGAR, Territorio Doméstico y el Observatorio de Derechos Humanos Samba Martine, entre otros) han mostrado su total apoyo al grupo y denunciado la alarmante precarización de los procesos de petición de asilo.
En este contexto se ha producido una escena que se ha saldado con la expulsión inmediata de dos de los saharauis. Según un comunicado firmado por diversas organizaciones y colectivos policiales y LGTB, algunos de los jóvenes se habrían referido al traductor de la policía utilizando la palabra “maricón” en árabe “entre risas irónicas”, sin saber que el objeto de las mismas era su propio traductor ni que este entendía lo que decían.
Cuando el traductor les recriminó su actitud se generó una discusión que prosiguió en presencia de varios policías. Los saharauis habrían aprovechado para exigir que se avanzara con sus procedimientos de asilo, tras negar “los hechos” con “actitud arrogante”, siempre según la versión recogida en el comunicado. A modo de represalia, se habría tomado la decisión de expulsar de forma inmediata a dos de ellos.
Las bolleras, maricas, bisexuales, trans y aliadas abajo firmantes queremos manifestar nuestra más firme repulsa a esta decisión. Creemos que ningún insulto homofóbico, en el caso de haberse producido, en árabe o en castellano, puede servir para justificar una decisión tan grave como la expulsión. Consideramos que incluso en el muy improbable caso de que los hechos fueran constitutivos de delito los expulsados deberían tener derecho a defenderse ante un tribunal a su debido momento, previa interposición de la correspondiente denuncia y con todas las garantías judiciales. La desproporción entre los hechos que se relatan y la decisión tomada, que implica la devolución pese a que los saharauis alegan que está en riesgo su integridad física, nos resulta profundamente obscena.
Queremos dejar constancia, además, de nuestra consternación por el hecho de que colectivos LGTB apoyen una decisión que vulnera los más básicos estándares de protección del refugiado, empezando por el Artículo 33 del Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas de 1955 de prohibición de expulsión y de devolución. Artículo este que, si bien admite como excepción la expulsión de quien “constituya una amenaza para la comunidad de tal país”, lo hace tan solo en el supuesto de que exista una condena firme por un “delito particularmente grave”, circunstancia que de forma patente no se verifica en este caso. La falta de respeto que se desprende del comunicado por el derecho de asilo reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea nos resulta especialmente lamentable dado que la población LGTB también es también, en muchas ocasiones y como bien sabemos, refugiada y peticionaria de asilo.
A todos los colectivos firmantes del comunicado les enviamos, pues, un mensaje alto y claro: no nos representan.
Nos indigna también, por último, el auge del homonacionalismo islamofóbico que se refleja en este incidente. En otras palabras, repudiamos la creciente instrumentalización de la lucha contra la LGTBfobia por parte de discursos y políticas xenófobas dirigidos contra la población de origen árabe. Si el objetivo fuera el de expulsar a la homofobia del territorio nacional, hay muchos ejemplos por los que empezar. Nos negamos a que, en nuestro nombre, se justifiquen más vulneraciones de los derechos de quienes sufren la violencia racista institucional y cotidiana, sean o no población migrante. Especialmente cuando esta se dirige contra colectivos vulnerables como las asiladas y refugiadas de cualquier credo, etnia o procedencia.
Contra la vulneración de derechos de asiladas y refugiadas,
En solidaridad con los compañeros expulsados,
En solidaridad con el pueblo saharaui,
Contra el racismo y la islamofobia,
NO EN NUESTRO NOMBRE
En el momento de publicar esta entrada, el manifiesto ha recibido la adhesión de los colectivos Ciclobollos Dykes on Bikes, Panteras Rosa-Frente de Combate á LGBTfobia, Asamblea Transmaricabollo de Sol, Respeta LGTBH, Lumagorri, Coletivo TransGaliza, Pensaré Cartoneras y ARELAS (Asociación de familias de menores Trans).
Pero también cuenta, a título individual, con el apoyo de personalidades LGTBQ del mundo del activismo, la política y la cultura, como Daniel Ahmed, Sejo Carrascosa, Beatriz Gimeno, Josué González, Eduardo Nabal, Lucas Platero, Javier Sáez o José Luis Serrano, entre otras. Cualquier persona puede adherirse, en cualquier caso, dirigiendo un correo electrónico a Orgullos Críticos do Sul.
Sin duda, el tema seguirá dando que hablar. Lo sucedido toca de una o otra forma materias sensibles, como las condiciones de acogida a las personas que huyen de conflictos terribles, la homofobia y el machismo que muchas de ellas arrastran consigo desde sus lugares de origen (ya hemos recogido, por ejemplo, noticias sobre cómo refugiados LGTB han tenido que recibir protección especial frente a la hostilidad de otros refugiados) o la utilización falaz por parte de algunos de los derechos LGTB como argumento para justificar actitudes discriminatorias hacia otros colectivos vulnerables. Y más en un contexto como el actual, que premia la defensa numantina de las posiciones de cada uno y castiga la empatía hacia los que no son y no piensan como uno mismo, o simplemente hacia los que tienen una sensibilidad diferente ante ciertas realidades aunque se compartan muchas otras.
Fuente Dosmanzanas
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