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Se paciente y persevera…

Sábado, 19 de septiembre de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

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Se paciente y persevera en la práctica de la meditación. Al principio, conténtate con avanzar sólo con pequeños pasos. Más tarde tendrás piernas que pedirán correr, o mejor, alas para volar.

Conténtate con obedecer. Nunca es fácil, pero es a Dios al que hemos elegido como nuestra parte. Acepta ser sólo una pequeña abeja en el nido; pronto se convertirá en una de esas grandes obreras hábiles para fabricar la miel. Permanece humilde ante Dios y ante los hombres, en el amor. Entonces el Señor te hablará en verdad y te enriquecerá con sus dones.

Ocurre que las abejas atraviesan grandes distancias en los prados antes de alcanzar las flores que escogieron; luego, cansadas pero satisfechas y cargadas de polen, vuelven a la colmena para cumplir allí la transformación silenciosa, pero fecunda, del néctar de las flores en néctar de vida. Haz lo mismo: después de haber escuchado la Palabra, medítala atentamente, examina sus diversos elementos, busca su significado profundo. Entonces se te volverá clara y luminosa; tendrá el poder de transformar tus inclinaciones naturales en una pura elevación del espíritu; y tu corazón estará siempre más estrechamente unido al corazón de Cristo.

*
Padre PIO

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Esa Teresa que hay en ti

Miércoles, 16 de septiembre de 2015
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teresa-de-jesc3basMagdalena Bennásar Oliver,
Mallorca.

ECLESALIA, 11/09/15.- No voy a repetir lo que sale en los medios respecto a las celebraciones  por el V aniversario del  nacimiento de Teresa de Jesús.

Tampoco voy a repetir  su biografía, muy conocida y que se puede encontrar fácilmente.

Más bien es la tarea de aprender de nuestras hermanas mayores la que me impulsa hoy a recordarnos algo de su trayectoria y experiencia.

Sin lugar a dudas Teresa es una mujer que no se conforma con el papel de la mujer ni de la religiosa de su tiempo. Esa primera pincelada de su personalidad ya nos introduce en el corazón y el intelecto de una mujer buscadora, inquieta, inconformista y también  enamorada.

En las primeras etapas de su vida adulta descubrimos una Teresa muy de su tiempo y muy innovadora en sus intereses, considerados propios de hombres, siendo la curiosidad intelectual uno de los más configuradores de la Teresa que irá emergiendo.

Teresa es capaz de trasladar ese afán de saber a su propia espiritualidad que en aquel tiempo sólo podía ser  orientada y discernida por varones.

Su búsqueda seria y difícil de su propio modo de relacionarse con Dios la adentra en jardines no descubiertos y a los que ella nos introduce e invita, desde su propio recorrido, a visitar con confianza y sosiego.

Teresa va por delante, no se amedrenta. Sigue a pesar de la enorme oposición que va encontrando en un mundo patriarcal donde la inquisición hace estragos en España. Su talante y autoridad  interior no es bien visto por la jerarquía. Ella obedece a su voz interior y busca como compañero del alma a alguien que la comprende. Será Juan de la Cruz sobre todo quien acompañará su trayectoria. Importante tomar nota aquí de la tremenda importancia de la amistad profunda como roca de sujeción ante cualquier tormenta.

¿De dónde saca la fuerza Teresa? ¿Cómo es posible que una mujer cuerda no se intimide por la reiterada sospecha  que sus experiencias religiosas  provocan entre sus consejeros y directores espirituales asignados por mandato?

Teresa saca lo de Jesús que hay en ella. De ahí su nombre “de Jesús”. La experiencia que ella tiene de la humanidad de Jesús en su oración personal es inaudita en aquellos tiempos. Le acarrea muchos problemas pero no suelta, y gracias a su perseverancia en la crisis Teresa nos regala un modo de orar nuevo, fresco y personal.

La persona de Jesús, en su humanidad, el Jesús de Nazaret tan desconocido en su tiempo, y que ella entre otros recupera, su experiencia de Cristo Resucitado van calando, van entrando y ella va acogiendo, cambiando así un estilo de rezar monótono y repetitivo por un estilo de orar personal, vivo y comprometedor por las implicaciones de conectar con el sentir de la Ruah.

Teresa nos regala, lo que aprende de Jesús: a dialogar al relacionarse con Dios. Jesús nos habla de su experiencia de Abba, de un Dios que es como un padre muy cercano, y Teresa nos revela su experiencia de mujer enamorada hasta el desmayo de un Jesús a quien ella descubre como amigo y  esposo y nos va introduciendo en una relación viva, genuina, personal con el Resucitado a través del Jesús humano.

Por ello será capaz de acuñar la frase “Orar es tratar de amistad, muchas veces, a solas, con quien sabemos nos ama”.

Dan ganas de decir “punto pelota”. Así se habla Teresa, claro y diáfano. Orar es un tema de amistad entre dos que se aman, no hay más misterio. Y como toda amistad es un proceso, con sus altibajos, con sus exigencias implícitas de confianza, fidelidad, respeto, generosidad…

Os invito a lo que me siento invitada, a sacar la Teresa que hay en mí, en ti. A recuperar terreno perdido al perder tiempo en la oración o simplemente no orar…

La invitación de Teresa, la mejor, es que descubramos esa experiencia personal y no la perdamos.

Sin prisas pero sin pausas que todo nuestro vivir, sentir vaya siendo coloreado por el Jesús de Teresa y nuestro que nos capacita para recuperar la autoridad negada también hoy todavía a la mujer en tantos sectores y no menos en la iglesia patriarcal.

No esperemos que el papa lo diga. Más bien, que cuando lo diga oficialmente, nosotras estemos detrás de la puerta con los deberes hechos y a punto para transformar la historia, eso sí con y desde la humilde experiencia de Jesús, a quien Teresa especialmente este año nos invita a volver.

Ese cambio en la iglesia que Francisco va realizando es un estímulo para salir de la apatía reinante en muchas mujeres demasiado listas para trabajar en una empresa que las rechaza.

Teresa es un modelo de persona que nos marca pauta, si queremos. La llaman la andariega porque su experiencia personal no la dejó encerrada sino que con poca salud pero con una gran fuerza interior fue recorriendo caminos llevando su mensaje y su tesoro, hasta morir.

Muchas de nosotras hoy necesitamos de su impulso, y tal vez podríamos presentarla a nuestras hijas y nietas, a la gente joven que ve una iglesia envejecida y masculina. ¿Por qué tanto silencio por nuestra parte? ¿Por qué tanta huida por disgustos con la autoridad concreta tantas veces mediocre?

Teresa nos diría una de las suyas, prefiero no hacer conjeturas, pero seguro que como buena castellana no se andaría con rodeos para decirnos que la autoridad viene de dentro, no de fuera y que nadie absolutamente nadie debería quedarse a medias.

¡Busca a la Teresa que hay en ti! y sigue sus consejos, el resto, no está en nosotras controlarlo. Dejemos que la Ruah trabaje tranquila, parece que está pasando por Roma últimamente, y eso que según el chiste “no había estado hace muchísimo”.

El problema se puede dar si eso también ocurre con nosotras que nos hemos acostumbrado a no acoger al Espíritu porque total no podemos hacer mucho. Intuyo que Teresa sacaría su carácter no débil ante mujeres preparadas que por no sentirnos aceptadas y valoradas hemos dejado de alimentar nuestra fe.

También nosotras estamos invitadas a ser andariegas hoy que puede significar buscar el cómo y el dónde, como tantas mujeres bíblicas y de nuestra propio tiempo.

Nadie ha dicho que sea fácil, pero sí que es apasionante, con lo que su nombre significa: pasión de dolor y de amor

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

¡Gracias Teresa!

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Danos el valor

Miércoles, 9 de septiembre de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

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Danos el valor
ahí donde vivimos todos los días,
de tomar una posición a favor de nuestra fe,
de no poner bajo el celemín
nuestra adhesión a Cristo,
aunque esto nos depare la ironía o el rechazo,
te lo pedimos, Señor.

Danos el valor
para abrir los ojos a las injusticias
que vienen por causa del dinero, el poder
o de la lentitud de los administradores,
y resolverlos con nuestros medios,
en el nombre de nuestra fe,
incluso si esto perjudica nuestra tranquilidad
te lo pedimos, Señor.

Danos el valor
para participar activamente
en la comunidad de la Iglesia
a la que pertenecemos,
de manera que se convierta en el lugar donde nuestra vida,
con sus conflictos y sus búsquedas,
se encuentre iluminada por nuestra fe,
te lo pedimos, Señor.

No nos dejes reposar, Señor,
mientras que nuestra fe no imprima su exigencia
en el abanicode toda nuestra vida.
Te  lo pedimos, ayúdanos a ser creyentes
en la práctica cada día.

Amen.

*

Charles Singer

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A veces…

Sábado, 5 de septiembre de 2015
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“A veces hasta un simple suspiro

puede ser una oración

*

Frère Roger+ de Taizé

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Oratioterapia.

Sábado, 5 de septiembre de 2015
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oratioterapiaUn excelente texto que publican las monjas Trinitarias de Suesa en su blog:

Docenas. Hay docenas de terapias para estar mejor, para ser más felices, para solucionar conflictos personales que se hacen comunitarios, sociales,…

Existe un porcentaje elevadísimo de personas que han hecho alguna clase de terapia. Yo entro en el tanto por ciento. Cada día hay más tipos: psicoterapia, logoterapia, auriculoterapia, risoterapia, reflexoterapia, terapias de escucha, corporales, cognitivas,de profundización, de comunicación, con personas, con animales, con cosas, con elementos naturales,… breves, más largas, más o menos intensas…, en grupo, individuales, con o sin deberes para casa…, más o menos creativas, más o menos clásicas…, más o menos caras… La variedad es increíble. El objetivo prácticamente el mismo.Algo nos pasa si necesitamos tanta terapia y tanto terapeuta. Quizás tenemos que acudir a un terapeuta para averiguar porqué necesitamos hacer terapia… No sé.

¿Es bueno hacer terapia? Ni idea. No es malo ni bueno, es necesitarlo o no. Y viceversa. Y no siempre. Depende, de según cómo se mire todo depende, dice la canción.

Las terapias ayudan a parar el ajetreo diario, a dedicar un tiempo a mejorar la calidad interior de nuestra vida. Obligan a hurgar en una misma, a sacudir algunas alfombras viejas, a descubrir otros muebles nuevos que no conocíamos y a pasar un trapo a parte del alma. Digo a parte, no digo a toda el alma.

Para hacer este ejercicio de “empleada de hogar” es preciso cierto silencio, algo de calma, bastante sinceridad e ir dejando de lado el pudor, mientras se adquiere la capacidad de abandono. De esta manera es más fácil investigar nuestros conflictos, reconocer su origen y buscar la solución (si la tiene), para encontrarnos más livianas, más libres, llenas de energía positiva.

Y, sin embargo, mi experiencia me enseña que las terapias tienen un techo, un tope. Ayudan hasta un punto del cual ya no pueden avanzar más. Por eso decía anteriormente que facilitan la limpieza de parte del alma. Otra parte queda sin pulir. Pero indudablemente son el comienzo de un nuevo camino. Y todo empieza por un principio.

Después de buscar, e incluso practicar, terapias y métodos que me ayudasen a crecer, a solucionar conflictos personales, a liberarme de ataduras propias y sociales, a sacudirme comportamientos adheridos con el paso de los años…, he encontrado la que mejor me va. Se llama “oratioterapia”. Es perfectamente adaptable a cualquier edad, no es excesivamente complicada y, con el tiempo, puede hacerse en cualquier momento y lugar, de hecho puede ser algo intrínseco a la naturaleza propia.

Bromas aparte, en mis prácticas terapéuticas llegó un momento en el que ya no sabía si me encontraba mejor por el ejercicio de reflexión o por el ejercicio, más intenso, de la oración.

La oración, la “oratioterapia”, exige intimidad, discreción, sinceridad, docilidad ante lo que puedas encontrarte en el avance de la “terapia”. Conlleva silencio interior, confrontación con tu propia realidad y con el yo imaginado y creado, el que se alza como un gigante pero con pies de barro.

Sentarse a hacer oración significa derramar muchas lágrimas, descubrir varios cajones revueltos y bastantes paquetes de regalos entregados en nuestro nacimiento y aún sin desenvolver.

Es un misterio. La oración es misterio, apertura a la comunicación, desarraigo. La oración es sanación, por eso es terapéutica, pero sin techo, una especie de terapia infinita, en la que avanzarás tanto como quieras avanzar, y siempre en compañía.

Comenzar un camino de oración, o retomarlo, no es sólo recitar fórmulas ya aprendidas sino que es inventar palabras nuevas, saborear frases que se han quedado vibrando en nuestra piel, que despiertan la belleza que espera tras nuestra mirada. Dejar al alma deslizarse, como la niebla sobre la ría, e ir haciéndola cálida y húmeda, fértil.

La mayor parte de las técnicas utilizadas en terapias son válidas para la oración: la relajación, las visualizaciones, la introspección, la confrontación, el ejercicio de la consciencia atenta y motivada, el descubrimiento propio, los pensamientos positivos, la aceptación,… todo entra en la “oratioterapia”, todo y más, porque aunque son elementos útiles para la oración no son en sí oración.

La oración te religa con Alguien que está en ti y más allá de ti, Alguien que te suscita preguntas y te sugiere respuestas, Alguien que te desnuda y te cubre,… Alguien que te sana, que cauteriza tus heridas, que las besa, en silencio, que no las borra pero sí las cicatriza y honra. En las heridas está escrita una parte de nuestra historia, ellas mismas son elemento constitutivo de la tinta con que se ha escrito.

La oración es como la sal: intensifica los sabores, hace los alimentos más sabrosos.

La “oratioterapia” es técnica viejísima, adaptada a lo largo del tiempo, con diferentes métodos y corrientes, con distintos maestros. Y siempre hay expertos ejercitantes dispuestos a iniciar y acompañar, por ejemplo, monjes y monjas, verdaderos terapeutas y sanadores, compañeros en el camino ajeno.

Invito, humildemente, a practicar “oratioterapia”, sin prejuicios, con absoluta desnudez, olvidando lo que creemos saber.

Acércate a alguien que ore con las entrañas descarnadas, alguien que esté reconstruyendo su vida tal y como un día la ideó Dios.

Sé tú oración, para ti y para otros. Ya sabes lo que se dice: “año nuevo, vida nueva”

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Padre, hágase tu voluntad…

Jueves, 6 de agosto de 2015
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Un precioso texto que nos dejó en el Foro el hermano Dorian:

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“Haz memoria de todo lo que hay en tu vida de rebeldía,
resistencias, rechazo de la voluntad de Dios.

Quizá lo sientes ante algunos acontecimientos de tu pasado
o ante circunstancias personales que no acabas de integrar:
tu salud, tus condicionamientos y limitaciones personales, etc.

Quizá tienes miedo a lo que Dios puede pedirte,
o ser cristianos te resulta demasiado exigente.

Siente todo eso como una carga que metes en una mochila imaginaria,
ponla sobre tus hombros y dirígete al huerto
donde Jesús estuvo orando la víspera de su pasión.

Al llegar allí busca a Jesús entre los árboles,
acércate sin ruido y quédate junto a él mirándole largamente.
Le ves postrado en el suelo y escuchas como dice:

Padre, hágase tu voluntad…

Deja que poco a poco, esa obediencia filial de Jesús
vaya derritiendo las resistencias que hay metidas en tu mochila.

Cuando sientas su impulso en el fondo de tu corazón, únete
a sus palabras y repítelas lentamente al ritmo de tu respiración,
para que ese deseo vaya haciéndose verdad en ti.”

*

Dolores Aleixandre

Jim-Ferringer1

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31.7.15 Ignacio: La meditación cristiana

Viernes, 31 de julio de 2015
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Captura_de_pantalla_2013-11-04_a_las_16.47.27_350x234Del blog de Xabier Pikaza:

Se celebra hoy la fiesta de Ignacio de Loyola (1491-1556), maestro y testigo de la meditación, el método o camino de oración (meditación) más empleado en la iglesia moderna. Con esta ocasión quiero distinguir tres formas o momentos de meditación, para desarrollar después, la última, la meditación cristiana:

1. Meditar es pensar con asentimiento interior, no en línea de ciencia objetiva (medible, instrumentalizable, igual para todos), sino de búsqueda y comunión personal, en verdad y armonía con el conjunto de la realidad.Así el que medita busca siempre su equilibrio interior: Saber por qué vive y vivirlo con asentimiento personal. En esa línea se puede situar el buen método de la meditación filosófica, que ha guiado a los grandes pensadores de occidente, desde Platón hasta Descartes y Husserl.

2. En sentido más estricto, meditar es superar todo pensamiento externo, objetivo, en una línea de interiorización oriental (yoga, budismo zen…), para adentrarse así más allá de todos los objetos y deseos en la verdad del absoluto. El que medita deja que en él piense y sea la realidad en sí, eso que algunos llamar lo divino; no se trata de pensar, sino de ser pensado más allá de todo pensamiento. No se trata de salvar el mundo, sino de salvarse uno a sí mismo del mundo.

3. Sin negar lo anterior, la meditación cristiana, tal como la formuló Ignacio de Loyola, es un pensamiento de encuentro con Cristo, esto es, un método de identificación personal con Jesús, para retomar con él (dese él) su camino mesiánico de transformación de la historia, es decir, de salvación humana. El que medita dialoga con Jesús, dejando que él le guía, para realizar así su obra mesiánica de salvación del mundo, es decir, de instauración del mundo en Cristo (instaurare omnia in Christo), según la voluntad y gloria de Dios (AMDG).

11241223_474680446042486_4323225915705169420_nEn las reflexiones que siguen, suponiendo conocidos los dos niveles previos de meditación, quiero fijarme en la de Ignacio de Loyola, para indicar de esa manera lo que significa (lo que tiene de específico) la meditación cristiana.

Buen día a todos (31.7.15). Me gustaría que fuera el día de la meditación cristiana, conforme al modelo de Ignacio de Loyola, estratega y animador de la nueva “compañía” de los amigos de Jesús. Dejo así para los lectores de mi blog tres cuestiones o preguntas radicales:

— ¿Cuál es el sentido esencial de la meditación cristiana? ¿Lo ha entendido y expuesto bien Ignacio de Loyola? ¿Son fundamentales los cuatro momentos que expone?
— ¿Cómo se relaciona la “meditación cristiana”, centrada en Jesús, y la “meditación transcendental” (sin objeto ni persona histórica) de gran parte del hinduismo y budismo?
— ¿Por qué son muchos los que actualmente parecen olvidar la “meditación cristiana”, mientras defienden, practican (e incluso a veces “venden”) un tipo más o menos fino de meditación trascendental?

Ignacio de Loyola

fue ante todo un maestro de oración. Su herencia para la Iglesia Cristiana y para la Cultura de Occidente es el desarrollo de un método de oración personal que se ha llamado y se llama Meditación Cristiana, que consta de cuatro momentos:

• Composición de lugar. Para iniciar el camino de su meditación, el orante ha de evocar y «componer» o recrear en su imaginación el encuadre de una determinada escena evangélica. De esa forma puede concentrarse enteramente en ella.

• Discurso mental. Centrado en la escena, el orante ha de pensar a fondo acerca de ella. Así discurre: organiza y elabora los diversos aspectos del misterio, para descubrir lo que ellos significan. La oración tiene pues un rasgo de razonamiento.

• Participación del corazón. El orante no consigue resolver con su discurso los enigmas que le ofrece el evangelio. Por eso debe introducirse en el misterio. Ya no piensa, no razona. Deja que Dios mismo hable en su hondura, al interior del corazón, y de esa forma participa en el misterio.

• Transformación de la voluntad. La oración se convierte en nuevo compromiso que brota del amor de Cristo, en actitud de entrega radical a la misión del evangelio: no soy yo quien se decide y compromete; el mismo Cristo me ama y actúa con su fuerza salvadora a través de mi existencia.

Así lo he querido desarrollar en las reflexiones que siguen, que ofrezco a mis lectores como ejemplo y guía de oración cristiana, en la línea de Ignacio de Loyola. Buena fiesta a todos en su día.

1. Principio sensible

Ignacio no ha querido fundar en la pura razón su nueva empresa (su “compañía” de voluntarios de Jesús). Sabe que la razón es importante, pero sabe que en su base están la imaginación y los recuerdos, los proyectos y deseos sensibles de la vida.

Por eso no se puede empezar por el pensamiento. La oración ha de fundarse en los principios sensibles de la vida, centrándolos en Cristo; sólo así podrá centrar y dirigir después el pensamiento. Hay otra causa. La meditación cristiana no se ocupa de problemas que se pueden resolver por la teoría: misterios inmutables y verdades eternas de la mente que supera el mundo y se introduce en lo divino. La meditación cristiana ha de enfrentarse con Jesús y con su historia, con aquellos hechos primordiales que suscitan y sostienen nuestra vida de creyentes, arraigándola en el tiempo y espacio de la tierra.

Nótese la diferencia que esto implica con respecto a métodos o técnicas que vienen del lejano oriente. Cierto tipo de yoga y otras técnicas hindúes y budistas quieren que el hombre prescinda en la oración de ese nivel sensible. Para hallarse ante el misterio, les parece necesario superar todo ese plano donde imperan las imaginaciones y deseos de la historia. Sólo en el vacío de mi propio yo interior, cuando la vida externa ya se encuentra silenciada, puede haber lugar para el misterio.

La meditación cristiana sigue un camino diferente. No trata de olvidar nuestro pasado, sino de cimentarlo en Cristo. No trata de borrar nuestros deseos, las imágenes sensibles que parecen dominar la fantasía. Quiere centrar todo eso en Cristo, concentrando nuestra fantasía y sentimiento en los aspectos más visibles y más fuertes de su historia: nacimiento, vida y pascua.

Esta opción ignaciana es teológicamente importante: Dios no se encuentra en el vacío de este mundo, sino allí donde este mundo madura como humano, en apertura hacia el amor y vida plena, en Cristo. Por eso resulta teológicamente peligroso para el cristianismo un método de tipo introspectivo, una meditación trascendental donde no exista lugar para el encuentro con el Cristo que ha venido en carne, haciéndose por tanto historia humana.

En esta perspectiva podemos enfocar el tema psicológico. La meditación trascendental del oriente pone de relieve el aspecto supracósmico de Dios. Por eso, en la oración debemos superar los rasgos que podemos llamar «categoríales», las imágenes y formas concretas de este mundo. Dios emerge en el vacío trascendente de la mente. Por eso, para orar hay que aprender a suscitar ese vacío, superando las pre-ocupaciones de este mundo. Ciertamente, este camino me parece valioso en un primer momento, como medio de lograr autodominio, de tal forma que yo sea dueño de mí mismo. Sin embargo, eso no puede llamarse todavía una oración cristiana. La meditación cristiana debe penetrar en lo sensible, en el recuerdo de Jesús y de su historia, de manera que esa historia se convierte en lugar de Dios y campo de manifestación de su misterio. La misma ley de encarnación nos pone sobre el mundo, iniciando en lo sensible aquel camino que conduce a lo divino.

Veamos un ejemplo. Supongamos que la meditación tiene por lema el nacimiento (cf. Le 2, 1-21). Partiendo del texto evangélico, el orante ha de intentar que sus sentidos y potencias se concentren en la escena: dejará que vayan emergiendo los diversos personajes en su fantasía; se adentrará en los hechos viendo, escuchando, gustando lo que allí sucede. De esa forma, la evocación del pasado se convierte en fuente de experiencia para el presente. El orante no es un simple espectador que mira desde fuera lo que pasa. En su oración se vuelve actor: penetra en la vivencia de la escena y deja que ella misma le penetre, le conforme, le transforme.

Este ejercicio de concentración sensible resulta necesario por la misma forma de actuar de nuestra mente. Nosotros pensamos sintiendo; y muchas veces dejamos que la misma sensación nos lleve y nos transporte a su capricho. Nos hallamos, sobre todo, a merced de una fantasía que va y viene, que vuela y sobrevuela sobre un mundo de fantasmas y deseos que nosotros no podemos dominar del todo. Por eso, la oración implica un ejercicio de dominio de esa fantasía: queremos concentrarla, dirigirla hacia un suceso donde pueda reposar y enriquecerse. No se trata de un control cualquiera, que nosotros ejercemos por decreto; todo lo contrario, dirigimos y centramos la atención sensible en un momento de la vida de Jesús, el Cristo.

Por eso, el mismo ejercicio de concentración implica ya un encuentro religioso. No centramos y aquietamos los sentidos sobre un dato puramente hermoso o agradable de la vida, como quieren ciertas formas de relajación sensible, psicológica. No buscamos una hermosa escena de familia, de mar o de montaña, aunque sepamos que eso pueda ser valioso en un momento, para descargar nuestra atención, como terapia de tipo psicológico. Nosotros queremos concentrarnos en el Cristo, de manera que la fuerza de su vida pueda introducirse de manera creadora y transformante en nuestra vida. Este ejercicio tiene, por tanto, dos finalidades.

Una es de tipo más metódico: para orar es necesario concentrarse, comenzando por la imaginación, por los sentidos exteriores. El verdadero orante es hombre que se esfuerza en dirigir y alimentar su actividad sensible. Por eso, en un momento determinado, sobre todo en el comienzo de la noche, cuando llega el tiempo del descanso, intenta revivir unas escenas de evangelio, llenando así su fantasía. El mismo sueño puede cargarse de esa forma del recuerdo de Jesús y su presencia en los niveles preconscientes de la mente.

Hay una segunda finalidad de tipo más teológico: el creyente es hombre que desea «ver» a Cristo. Por eso le imagina. Ciertamente, ya no conocemos a Jesús en un nivel de carne, como sabe Pablo (cf. 2 Cor 5, 16): no le conocemos con los juicios y principios de este mundo. Pero debemos conocerle en mucha hondura, a partir de la misma sensibilidad y fantasía, en un camino que nos lleva después al pensamiento y decisión creyente. En este aspecto, la oración es ejercicio de hombre pleno: no se cierra en un nivel de pensamiento; quiere encauzar, dirigir, enriquecer todos los planos de la mente, para así fundarlos en Jesús, el Cristo.

2. Reflexión intelectual

Como hemos indicado ya, ciertos métodos de oriente no sólo silencian lo sensible, sino también lo racional. Pero, ¿es posible? Juzgo que no. El hombre es pensante: Dios le ha dado la razón para discurrir, orientándose entre riesgos, arguyendo, investigando, argumentando. Por eso, la meditación cristiana no se puede cerrar en lo sensible, ni abandona de modo «trascendental» el pensamiento. Una vez que el orante se ha dejado enriquecer por la vivencia sensible de Jesús, ha de pasar de un modo riguroso al nivel del pensamiento.

Repetimos. Al hombre no le basta con vivir en el espacio de la fantasía. En un momento dado se pregunta «cómo», «por qué»: el significado y la función de los diversos personajes que intervienen en la vida de Jesús. Volvamos, por ejemplo, al nacimiento, que de un modo tan certero ha presentado Ignacio de Loyola (Ejercicios espirituales, 111-117).

Enriquecido por la fuerza de la escena, sintiéndose integrado en su misterio, con las voces, las figuras y colores de los personajes, el orante ha de pensar. Entonces se pregunta por qué actúan de esa forma los agentes del misterio: animales, pastores, José, María, Jesús, ángeles y Dios. Dentro de ese «por qué» se van centrando todas las preguntas del cielo y de la tierra: el sentido de la naturaleza (gruta) y de la historia, la existencia de los hombres y la gracia de Dios que se revela como niño, en la impotencia de un pequeño y perdido nacimiento.

Una vez que ha comenzado ya la reflexión, y la mente ha penetrado, razonando, en el sentido de la escena, se establece un proceso que pretende ser definitivo. El orante es racional y ha de pensar sin miedo. Por eso discurre de manera rigurosa: investiga, compara, interpreta. En un momento dado quiere resolverlo todo, penetrarlo y comprenderlo con su mente. De esa forma, el nivel de lo sensible queda en un segundo plano. Está allí, se pueden revivir colores y formas de la escena; pero hay algo mucho más valioso que se debe conocer e interpretar por medio de la mente.

De esta forma hemos llegado al corazón de la plegaria meditativa: desde el júbilo sensible, de las formas y colores, intentamos alcanzar el pensamiento. Orar implica pensar sobre Jesús, como lugar de manifestación definitiva de Dios. Frente a todos los intentos antirracionales, frente a todas las tendencias de la mística vacía o sensiblera, la oración se nos presenta en este plano como ejercicio intelectual.

Ciertamente, esta oración no será sólo un ejercicio del discurso, como luego indicaremos. Pero si ella no despliega este nivel, si busca su refugio en el silencio interior o el entusiasmo de una pretendida actuación de Dios que ciega el pensamiento, corre el riesgo de acabar degenerando dentro de sí misma. Volvemos de esa forma a los problemas del método. Ignacio ha presupuesto que el hombre, en su camino de realización cristiana (orante), ha de pasar por cuatro etapas. Las primeras ya las conocemos:

a) el hombre es ser senciente: sólo puede aprehender la realidad por los sentidos, permitiendo que ella le impresione y transfigure; por eso, en el comienzo de toda la oración hallamos el recuerdo y fantasía;
b) el hombre es racional: conoce comparando y discurriendo sobre aquello que impresiona sus sentidos; por eso, al situarse ante Jesús ha de pensar, en el nivel de causas, razones y sentidos. Sólo después podrán venir los aspectos ulteriores de la contemplación del corazón (más allá del pensamiento) y de la nueva voluntad que se compromete con el Cristo. Leer más…

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Qué es meditar y cómo lograrlo en un instante (un minuto o menos)

Domingo, 19 de julio de 2015
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Todos estos métodos sólo sirven si entendemos que son meros instrumentos para acercarnos al Totalmente Otro que es Dios y que es lo único importante… Si no es así, es mejor dejarlo a un lado…

20100323-martin-boroson-meditation-300x205Un video que puede ayudarnos a aquietar nuestra mente como antesala de la oración y mejorar nustra experiencia vital en este mundo. Pero es sólo una técnica, un método que nos puede servir para comenzar la oración mental que, al decir de Teresa de Jesús  no es “sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8, 5).

La auténtica meditación es clave para alcanzar nuestro máximo despertar, salud y plenitud. Nos lleva siempre un estado trascendente de nuestro SER, donde se activan la paz más profunda, la dicha, la creatividad, la alegría… y donde podemos tocar “la divinidad”.

El poder de esta meditación estriba en que un instante, un momento, puede ser tan corto como un minuto, una hora, un día… o una eternidad… Nos muestra lo relativo del tiempo.

Esta propuesta de Martin Boronson nos lleva a meditar realmente en sólo un minuto, y luego a reducir el tiempo en vez incrementarlo, hasta que llegamos a cero, es decir al NO-TIEMPO, o lo que es igual a: “LA ETERNIDAD”…. y así mantenernos por siempre en el estado meditativo, tan provechoso y favorable para nuestro SER.

La primera parte del video  está tomada de la escuela que enseña la técnica de la “Meditación Trascendental”.

La segunda parte es de Martin Boroson, autor del libro y programa “OMM – One Moment Meditation” (meditación en un instante, un minuto o menos). Su libro traducido al español es Respira. Relajación para personas ajetreadas

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“¿Teresa extraordinaria? (III)”, por Gema Juan, OCD

Martes, 14 de julio de 2015
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19115313646_834cbce141_mDe su blog Juntos Andemos:

El largo camino por el que Teresa de Jesús se fue haciendo una mujer nueva y extraordinaria supuso, también, la revelación de un Dios sorprendente e inesperado. El Dios que había transformado su vida y que hará de ella una gran mujer de Dios.

Descubrir a ese Dios, siempre presente pero no siempre percibido, forma parte de la aventura personal de Teresa y de su proceso para convertirse en la «madre de espirituales» que llega a ser, capaz de acompañar a los creyentes, de siglo en siglo.

Ella misma confesaba, en una ocasión: «Acaecióme a mí una ignorancia al principio, que no sabía que estaba Dios en todas las cosas». Y eso, a pesar de que en cuanto empieza a repensar su vida para enderezarla, cae en la cuenta de que Dios, desde el principio, la iba guiando y llamando. Decía al comienzo del Libro de la Vida: «No me parece os quedó a Vos nada por hacer». Y, mucho más adelante, en una Exclamación, insistirá: «¡Oh, qué tarde se han encendido mis deseos y qué temprano andabais Vos, Señor, granjeando y llamando para que toda me emplease en Vos!».

Al Dios todomisericordioso, del que después hablará incansablemente, lo descubre muy lentamente. Teresa creía que el tesoro del amor de Dios solo se entregaba a los buenos y eso la había paralizado en más de una ocasión. Y resumía esa creencia diciendo: «Aguardaba a enmendarme primero, como cuando dejé la oración».

Creía que tenía que ser buena para que Dios estuviera con ella, para orar, incluso para tratar con los letrados o con quienes podían darle luz en su camino. Teresa todavía veía a Dios como el que favorece y se da a los buenos y juzga y recrimina a los malos.

Y cuenta que oraba para «ganar perdones», para ganarse a Dios: «Antes que me durmiese, cuando para dormir me encomendaba a Dios, siempre pensaba un poco en este paso de la oración del Huerto, aun desde que no era monja, porque me dijeron se ganaban muchos perdones».

Después de muchas luchas interiores, tras no pocas idas y venidas, entenderá que Dios va siempre delante, dándose. De tal modo que, cuando hace memoria de su propia vida, se da cuenta de que Dios es pura Gracia. Descubre a un Dios al que no hay que ganar, con el que no hay que comerciar para tenerlo a favor, pero con el que se puede hacer «un concierto». Eso es lo que llegará a entender Teresa:

Que con el «amigo de todo concierto», solo se puede tratar de amistad, no sirven otras cosas: solo la sinceridad de corazón encuentra el acceso. Teresa llega a comprender que Dios no fuerza jamás ni se presta a cambalaches piadosos. Por eso, dirá: «Él no ha de forzar nuestra voluntad, toma lo que le damos; mas no se da a Sí del todo hasta que nos damos del todo».

Así, pero no de un día para otro, Teresa pasa de creer en un Dios al que hay que satisfacer, a creer y vivir con otro que ama y se deja amar, que quiere amigos y no súbditos. Ese gran paso le lleva a entender que Dios desea encontrar una mirada amorosa que le responda y por eso dice a quien quiera escucharla: «Mire que le mira, y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con Él».

El camino de fe que recorre la lleva a comprender que Dios quiere comunicarse, que busca a todos los seres humanos para regalarles su amor. Por eso, dirá que lo que importa es descubrir «el particular cuidado que Dios tiene de comunicarse con nosotros y andarnos rogando -que no parece esto otra cosa- que nos estemos con Él».

Teresa no dejará ya nunca de ser exigente consigo misma y con los demás. Y tal vez por ello, a veces se confunde su gran valía con algo excesivo a lo que no se puede aspirar. No es así. Ella puede decir: «Ni honra, ni vida, ni gloria, ni bien ninguno en cuerpo ni alma hay que me detenga ni quiera ni desee mi provecho, sino su gloria», y al mismo tiempo: «Soy muy ordinario reprendida de mis faltas». Como si dijera: siempre hay por delante un gran camino que hacer y estoy dispuesta. Ahí está lo extraordinario.

Teresa acompaña para abrir los ojos al amor y descubrir al «huésped divino» que jamás falta; conduce al encuentro íntimo y enseña lo único necesario para el amor: confiar y andar en verdad. Solo después de eso, se muestra firme para que nadie pierda el tesoro recibido y es desde ahí, desde donde levanta su propio vuelo.

Porque si algo hizo extraordinaria de verdad a Teresa, fue la confianza absoluta y esa amada sinceridad que unió su vida a la de Dios, sin dejar resquicio fuera. A partir de aquí, todas sus piezas encajan. Su vida se concierta con la del Dios que ha arrebatado su corazón y empieza «otra vida», la extraordinaria vida de los amigos de Dios. Escribir, recorrer mil caminos para fundar, enseñar, mover corazones, tratar con nobles y gentes sencillas, negociar, educar, responder a los teólogos… todo es –dirá– «otra vida nueva».

Con cuánta razón podía escribir: «¡Oh Señor mío y Misericordia mía y Bien mío! Y ¿qué mayor le quiero yo en esta vida que estar tan junto a Vos, que no haya división entre Vos y mí? Con esta compañía, ¿qué se puede hacer dificultoso? ¿Qué no se puede emprender por Vos, teniéndoos tan junto?».

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Meditando las Escrituras

Viernes, 10 de julio de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

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Oh, Señor Eterno,

en el momento en el que vamos a meditar las Escrituras,
concédenos sumergir allí nuestros rostros
como en una fuente inédita que aclare nuestras voces,
libere nuestras conversaciones,
nos autorice a hablar y a escuchar.

Concédenos, entre las páginas abiertas,
sentir que se agrieta la articulación de nuestro mundo,
sentir temblar las puertas de nuestro mundo,
y los ojos de repente levantados hacia nuestro mundo,
entrever su sorpresa, ver que no está acabado.

Concédenos estar intrigados,
retrasados en nuestras carreras febriles o apuradas,
en nuestra lectura demasiado rápida
no sólo de tus Escrituras sino incluso de nuestras vidas,
de nuestro tiempo y de nuestro mundo.

*

Olivier Abel

***

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La oración de las pinzas

Viernes, 10 de julio de 2015
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836186_1Mari Paz López Santos,
Madrid

ECLESALIA, 06/07/15 .- Participé hace algunos años en un curso de oración y vida monástica para laicos y laicas. Durante tres días nos adentramos en un mundo que se parecía poco al de la vida diaria de los que asistíamos.

Las charlas impartidas por los monjes sobre la vida monástica, los salmos, la lectio divina, la liturgia de las Horas (Oficio Divino) y la espiritualidad y oración monásticas complementaban sabiamente la verdadera inmersión práctica en el silencio por los claustros, el trabajo asignado a cada participante en tareas diversas, la participación en las siete oraciones del horario monástico, la meditación y oración personal, la acogida entrañable de la comunidad monástica y el sentido comunitario que, aunque mínimo pues son pocos días, se va desarrollando entre los asistentes.

Antes de que cada uno partiera para sus lugares de origen a retomar sus quehaceres cotidianos como laicos y laicas en el mundo exterior, se llevo a cabo la valoración del cursillo.

Una persona comentó de forma muy sencilla lo siguiente: “Creo que no sé orar. Me cuesta ponerme en disposición y tomar postura, con la facilidad o normalidad que algunos habéis compartido. A mí eso me cuesta. Así que creo que no sé orar. Pero cada día cuando voy a tender la ropa recién sacada de la lavadora, según voy cogiendo las pinzas y colgándola en el tendedero, voy rezando alguna oración, acordándome de quienes necesitan ayuda o sufren alguna enfermedad, pidiendo por mis hijos y mis nietos, dando gracias por las cosas que me rodean, por las que me preocupan o me hacen sufrir a mí y a los demás”.

Ella creía que no sabía orar. Para mí fue un ejemplo de lo que tiene de sencillez la oración personal desarrollada en la vida de cada uno, en los momentos más insospechados; en la falta de tiempo o en el uso de un tiempo que puede parecer que no es tiempo de oración.

¿Cómo podía decir que no sabía orar cuando lo que nos contó tenía el matiz de excelencia de la oración insertada en la vida?

Le dije que desde ese momento cada vez que tuviera que tender ropa, no sólo me acordaría de ella sino que su Oración de las Pinzas (título que le hizo sonreír) es ejemplo de que el espíritu de oración tiene muchas formas, se adapta a nuestros tiempos si el deseo de orar vive profundamente arraigado en lo hondo de la persona y clama a Dios diciéndole: “Abba” desde el silencio del corazón. Ya sea desde el monasterio o el tendedero; desde la cama del enfermo o la catedral; desde el semáforo camino del trabajo o rezando con el nieto “Jesusito de mi vida” mientras se queda dormido

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

(Dedicado a Consuelo, ahora buena amiga, que me enseñó la “Oración de las Pinzas”)

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Arranca el Ramadán: Uno de cuatro habitantes del planeta vive el Ramadán.

Domingo, 21 de junio de 2015
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Feliz-RamadánEl mes sagrado de ayuno musulmán

Uno de los cinco pilares del Islam

Según la tradición islámica, este fue el mes en el que el profeta Mahoma empezó a recibir la revelación del libro sagrado, el Corán

Un período especial en el que las puertas del Paraíso se mantienen abiertas, según la tradición

 Como hermanos en la Fe en un mismo y único Dios, como hijos de Abraham, deseamos un provechoso Ramadán que traiga frutos provechosos, especialmente a nuestros hermanas y hermanos LGTB. Que  Al-lāh (الله), Santo sea su Nombre, les proteja y abra las mentes de los responsables islámicos para dar cabida a todos y todas.

Las autoridades musulmanas de todo el mundo, también de España, anunciaron el pasado martes que el mes sagrado de Ramadán daba comienzo oficialmente  pasado jueves, después de determinar que el mes de shaaban (el octavo en el calendario islámico) se prolongará hasta el m iércoles por la noche. El muftí de Egipto, el jeque Shauqi Alam, máxima autoridad religiosa del país, anunció que el mes sagrado, durante el cual los musulmanes deben ayunar en las horas diurnas, iba a dar comienzo de forma oficial el pasado jueves.

Alam explicó que los expertos religiosos no pudieron observar esta noche en el cielo la primera franja de la luna creciente, que marca el comienzo del mes de ramadán (el noveno del calendario islámico), lo cual indica que todavía falta un día para su inicio. El muftí aprovechó esta ocasión para felicitar al pueblo egipcio y a todos los pueblos musulmanes, y pidió que este mes “traiga todo el bien y aleje la maldad de Egipto y los países árabes y musulmanes”.

Por otra parte, el Gabinete Real saudí anunció que el ramadán empezaría en Arabia Saudí el jueves, según informó la agencia oficial SPA. Asimismo, la agencia de noticias yemení, Saba, también informó de que el ramadán empezaría el jueves, según dispuso el Gobierno yemení exiliado en la capital saudí, en base a un comisión islámica que no pudo divisar la luna creciente esta noche. Por su parte, el movimiento rebelde chií yemení de los hutíes, que controla la capital Saná y varias provincias del país, aún no ha anunciado el inicio del mes sagrado. Los chiíes musulmanes suelen dar comienzo a este mes en un día diferente a la mayoría suní, más por razones políticas que religiosas.

En Siria, donde la mayoría de la población es suní pero el Gobierno es chií, el jueves fue el primer día de ramadán, tal y como anunció hoy el juez religioso primero del país, Mahmud al Maraui. En un comunicado, difundido por los medios de comunicación oficiales, Al Maraui explicó que al atardecer del pasado martes no se avistó el cuarto creciente de la luna, con lo que el mes de shaaban, previo a ramadán, tendrá treinta días que se completaron el jueves.También Jordania, Catar, el Líbano y los territorios palestinos anunciaron que el Ramadán iba a empezar el jueves.

El Ramadán es un mes de gran importancia y simbolismo para los musulmanes, en el que los creyentes se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el alba hasta la puesta del sol. Según la tradición islámica, este fue el mes en el que el profeta Mahoma empezó a recibir la revelación del libro sagrado, el Corán. El cumplimiento del ayuno es uno de los cinco pilares del islam y sólo quedan exentos las mujeres embarazadas o con la menstruación, los enfermos, los niños y los viajeros, tal y como establecen las normas religiosas.

Los musulmanes, casi un cuarto de la población mundial, han iniciado el Ramadán, un mes en el que dejan de comer y beber entre el alba y el ocaso, cambian sus comportamientos sociales y prodigan sus muestras de piedad para sentirse más cerca de Alá.

Durante el periodo que comienza, según la observación del creciente lunar en el cielo, se multiplican los ritos religiosos, la lectura del Corán y los actos de devoción y recogimiento como forma para lograr la purificación del cuerpo y del alma, sentido último del mes más sagrado.

Aparte de las cinco oraciones diarias decretadas en el islam que se practican durante todo el año, en el Ramadán se añaden ritos como Tarawih (oración especial que se hace antes de la medianoche) además de lo que se llama “tahayud” u oraciones voluntarias que se puede realizar en el último tercio de la noche.

Las mezquitas mantienen sus puertas abiertas casi todo el día y la noche para acoger a los fieles en cualquier momento que lo deseen, además de organizar diversas charlas religiosas y debates durante todo el mes.

Los ayunantes se abstienen no solo de comer y beber durante las horas de luz, sino también de fumar y mantener relaciones sexuales; además, deben evitar la mentira y la maledicencia.

Muchos musulmanes no practicantes, que toman bebidas alcohólicas o comen cerdo, ven el Ramadán como un mes de purificación en el que abandonan esas prácticas. El ambiente en los países musulmanes ayuda, porque los lugares donde se dispensan bebidas alcohólicas cierran todo el mes.

Además, los fieles intentan cambiar su comportamiento, multiplicar las acciones de bondad e incluso se notan cambios en la imagen de las mujeres, ropa más recatada y maquillaje menos llamativo.

Según la tradición musulmana, el Ramadán es un mes especial en el que las puertas del Paraíso se mantienen abiertas y las del infierno cerradas, así como los diablos se quedan encadenados, por lo que muchos fieles lo consideran un momento idóneo para que les sean perdonados y borrados todos sus pecados.

El Ramadán es también el mes donde se estrechan los lazos sociales: el iftar (ruptura del ayuno) es el momento que reúne a toda la familia alrededor de la mesa.

Los musulmanes aprovechan el mes para hacer visitas a sus familiares e incluso para resolver diferencias y reconciliarse con algún pariente.

En este mes también se prodigan los actos de beneficencia, se forman asociaciones caritativas que reparten todo tipo de ayudas a las familias precarias y se organizan banquetes colectivos en las calles cerca de las mezquitas para los ayunantes pobres o aquellos que están solos.

Por otra parte, el Ramadán es el mes de consumo por antonomasia, los gastos sobre los diferentes productos alimentarios se disparan, las pastelerías aprovechan el momento para ofrecer irresistibles y exclusivas creaciones saladas y dulces y registran inéditas colas durante todo el mes.

Es el periodo también en el que las mujeres dedican más horas a la cocina para preparar grandes cantidades de comidas y delicias específicas de este momento.

Y contrariamente a lo que aconsejan los médicos y nutricionistas, los musulmanes rompen sus ayunos con comida copiosa cargada de calorías y grasas con lo que terminan ganando peso y con problemas digestivos.

Y a pesar de que las personas enfermas o débiles y los muy ancianos son exonerados de hacer el Ramadán, muchos desafían esta autorización y los consejos de sus médicos y ayunan.

Los cambios afectan también los horarios diarios de trabajo que se reducen de 8 a seis horas en las diferentes administraciones y empresas, aunque citar la baja productividad del mes es casi tabú porque equivaldría a resaltar aspectos negativos del mes más santo.

240px-Arabic_components_(letters)_in_the_word_Allah.svgComponentes de la palabra árabe Al-lāh:
1. alif
2. hamzat waṣl (همزة وصل)
3. lām
4. lām
5. shadda (شدة)
6. dagger alif (ألف خنجرية)
7. hāʾ

RD/Agencias y Cristianos Gays

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Seréis los poetas del Universo

Jueves, 21 de mayo de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

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¿Sabéis que la oración da la agudeza a la visión,
no para lamentar
lo que habría podido ser,
sino para ver lo que será:
la grandeza y el crecimiento
de los seres y de las cosas?

¿Sabéis que la oración proporciona el poder
de no vivir a ras del suelo,
de quitar la corteza,
de transfigurar la realidad,
de percibir el aspecto real de las cosas,
su belleza última ?

¿Sabéis que la oración es
el himno a la vida,
el grito del mundo,
la liturgia de la felicidad de existir,
la palabra de los seres vivos,
la cantata de las capacidades humanas,
el canto al Dios de la vida?

¿Sabéis que la oración consiste
en llevar, en levantar hacia Dios
los dolores y las alegrías,
las angustias y las embriagueces de los vivientes?
Orar, es estar ebrio del mundo
y volverse hacia su autor.

Os convertiréis en los poetas del universo,
y vuestro poema se lo dedicaréis
a Aquél que ha creado,
para que los seres y las cosas tengan éxito totalmente.

*

Charles Singer,
Revista Prier

***

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Sus redes se rompían

Martes, 5 de mayo de 2015
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Del blog de la Communion Béthanie:

2014 con Dios llama y Vivir por el Espíritu +

En 1932, dos mujeres entregan su existencia a Dios y reciben en su oración, día día, palabras de Vida. Dos libros van a nacer de este compañerismo con Cristo, que te proponemos descubrir a lo largo de este año.

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“Conocerás  mañanas de éxtasis,

donde el fruto de tus oraciones y deseos más ardientes

será tal…

que no podrás sino caer de rodillas,

confuso:

Sus redes se rompían.

*

El 26 de abril, Vivir por el Espíritu.

***

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“La oración no es petición”, por Jesús Gil García,

Sábado, 2 de mayo de 2015
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0+beach+prayer.bmp*(Leyendo al obispo anglicano J. Sh. Spong)

Cuando hablamos de la oración normalmente la reducimos a la de petición. Orar es relacionarnos con Dios para pedirle que intervenga en los acontecimientos tanto personales como históricos y naturales,  y evite todos los males y contrariedades que nos acaecen. La oración así entendida supone la existencia del Dios teísta, de Dios como persona que vive en las alturas, dominando el cosmos, y decidiendo sobre los sucesos de la vida personal y de la naturaleza. Pero si prescindimos de este Dios como deidad externa ¿tiene sentido la oración? ¿podemos seguir rezando? Estas son las preguntas que se hace el obispo Spong al tratar el tema de la oración:

“Pero, ¿todavía podemos rezar si no existe una deidad teísta que pueda  contestar personalmente a nuestras oraciones? ¿Podemos rezar en este momento de exilio? La oración, ¿será una actividad que pervivirá más allá del exilio? (p.142).

La respuesta a estas preguntas parece un tanto complicada, a no ser que busquemos una alternativa a este Dios personal que vive en el cielo y que contesta a nuestras peticiones, por una parte; y que descubramos, por otra parte, otro tipo de oración diferente a la de petición.

Podemos acudir al evangelio y descubrir qué contesta Jesús de Nazaret a la petición de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar (Lc 11,1). Jesús les contesta con la conocida oración del padrenuestro: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre… Pero las circunstancias que vivimos nosotros son diferentes de las que vivieron Jesús y sus discípulos. Esta oración depende de unos supuestos que hoy no podemos admitir. Supone que Dios es una persona a la que podemos tratar como un padre. Supone que Dios es un ser que vive en el cielo. Y supone también que a este ser divino le agrada que  le tratemos como persona sagrada. Hoy no podemos seguir admitiendo todos estos supuestos sobre los que se asienta la oración que Jesús enseña a sus discípulos. Nuestro mundo ha superado estos supuestos teístas.

“Todos estos eran aspectos de un sistema de creencias teísta que, sencillamente, ya no existe. El concepto de una deidad personal que dirige los asuntos de la historia humana individual desde un lugar de ventaja sobre la Tierra, observando, interviniendo, premiando o castigando, ha muerto” (Spong p.144).

En estas circunstancias ¿es posible  hablar de la oración sabiendo que ese ser divino que llamamos Dios no habita en el cielo, y no dirige desde lo alto los acontecimientos de la historia como un ser protector de la vida humana y cósmica? Se impone la tarea de reconstruir la oración sobre unos supuestos diferentes, no teístas y acordes con la modernidad. Habrá que descubrir una nueva base  sobre la que fundamentar la oración. Una nueva forma de entender a Dios, no como deidad externa, sino como profundidad que existe dentro de cada persona, que impulsa a comunicar con la fuente de la vida, que llama a la plenitud y que empuja a la comunidad y al cuidado de los otros. Así describe el obispo este nuevo modo de entender la oración:

“La oración es la intención humana consciente de relacionarse con la profundidad de la creación y el amor y, por lo tanto, ser un agente en la creación  de la plenitud en el otro. La oración es ofrecer nuestra vida y nuestro amor a través la simple acción de compartir nuestra amistad y nuestra aceptación. La oración es mi llamado al ser del otro para después darle al otro el  valor de atreverse, de arriesgarse y de ser en una forma de ser totalmente nueva, quizás hasta en una nueva dimensión  de la vida. La oración también es mi oposición activa  a esos prejuicios y estereotipos que disminuyen el ser persona y el ser del otro. La oración es tomar la acción política correcta para construir una sociedad en la cual las oportunidades pueden ser igualitarias y nadie se vea forzado a aceptar el status quo como su destino. La oración es un reconocimiento activo de que existe un centro sagrado en cada persona que no debe de ser violado. La oración es enfrentar las exigencias de la vida, que nos hacen entender que vivimos sujetos a una amplia gama de circunstancias sobre las cuales no tenemos control. La oración no es cobardía frente a estas circunstancias, sino, más bien, la disposición para enfrentarlas con valor. La oración  es la habilidad de aceptar la fragilidad de la vida y transformarla aunque nos victimice o nos mate. La oración incluye perder la ilusión de ser el centro del universo o que nuestras vidas son tan importantes para alguna deidad externa, que esa deidad intervendrá para protegernos. La oración es una llamada a romper con la dependencia infantil para entrar en la madurez espiritual” (Spong p149-150)

Redescubrir la oración, por lo tanto, consiste en superar la huída de este mundo para encontrarnos con el Dios, deidad externa, sobrenatural,  omnipotente, protector, juez y solución de todos los problemas que afectan a la humanidad y al universo. Y centrarnos en nosotros mismos, en la profundidad de nuestro ser para vivir plenamente, compartir el amor y abrir la vida a la transcendencia. Es también lucha por la justicia humana para superar las desigualdades de cara a conseguir todas y todos la plenitud de la vida. La oración no se puede separar de la acción, Porque lo sagrado se encuentra en el centro de la vida, la oración es llamada a abrirnos a la profundidad de la vida para que se revele su profundidad. Por ello, como dice el obispo Spong, será mejor hablar de meditación y contemplación, que sugieren el cambio de uno mismo; que de oración, que alude a la idea de petición a la deidad teísta  para que intervenga en la historia y solucione los problemas que nos inquietan.

La oración es abrirse a la profundidad de la creación y el amor. Es llamada al ser del otro para que pueda realizarse plenamente. Es también oponerse a todo lo que impide la realización del otro. Es compromiso político para construir una sociedad en la que todos los seres puedan alcanzar la plenitud de la vida. Es reconocimiento de que en cada persona existe un centro sagrado que ha de respetarse. Es finalmente, tomar contacto con Dios, no como ser externo que habita en los cielos, sino como fundamento del ser, de la vida y del amor de todo cuanto existe.

*J. Sh Spong. Por qué el cristianismo tiene que cambiar o morir. Editorial Abya Yala. Quito. Ecuador 2014.

Jesús Gil García

Comunidad de Balsas.

Zaragoza. Abril 2015.

Fuente: Atrio

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17 de mayo, vigilias de oración por las víctimas de la violencia homofóbica.

Jueves, 23 de abril de 2015
Comentarios desactivados en 17 de mayo, vigilias de oración por las víctimas de la violencia homofóbica.

mercy-easter-sunday-wallpaper-backgroundPor noveno año consecutivo, en ocasión de la Jornada internacional contra la homofobia y la transfobia (IDAHOT) del 17 de Mayo, las comunidades y las organizaciones de fe y los grupos de cristianas y cristianos LGBT a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia.

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho” (Salmos 139:14), será el versículo bíblico que unirá idealmente todas las vigilias y los cultos por las víctimas de la violencia homofoba 2015

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata renovamos a las comunidades cristianas de buena voluntad y a todos los grupos de cristianas y cristianos LGBT europeos la invitación a ser, una vez más, el motor de esta iniciativa ecuménica para compartir la esperanza.

Las vigilias por las víctimas de la homofobia y la transfobia en Italia. Quando el grupo LGBT cristiano “Kairos” de Florencia (Italia) se enteró del trágico suicidio de un joven gay en Turín (ITALIA), de inmediato ha expresado su dolor y su ira. Junto con otros grupos de cristianos homosexuales, se organizaron en 14 ciudades italianas, en 2007, una serie de “vigilias de oración en memoria de las víctimas de la homofobia.” En los años siguientes, el 17 de mayo, se celebraron vigilias en un creciente número de ciudades.

Al principio fue una iniciativa apoyada por Gionata, el proyecto web acerca de fe y homosexualidad, y desde 2010 se ha convertido en un proyecto compartido por alrededor de 50 grupos del European Forum lgbt Christians Groups y tambien por muchas asociaciones y comunidades católicas, Valdenses, Metodistas, Bautistas y Veterocatolicas.

La liturgia nos ha permitido expresar el dolor y la rabia de las personas LGBT por la violencia que es necesaria abordar en un contexto religioso y desafió a las iglesias pidiéndoles de rechazar la violencia homofóbica y transfobica.

La idea se ha extendido rápidamente en Europa y América Latina. Ya en 2008 se llevaron a cabo algunas vigilias en varias ciudades de España e Irlanda, y también en Argentina, Chile, Perú y Venezuela, y en los años siguientes, incluso en Alemania, Malta y en otros países europeos ..

Para mas informaciones sobre esta iniciativa pueden visitar el sitio https://inveglia.wordpress.com/category/espanol/ , o escribir a gionatanews@gmail.com

130517-veglia-ecumenicaLas voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata

17 de Mayo 2015, a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia

Ha empezado la cuenta atrás que llevará, por noveno año consecutivo, en ocasión de la Jornada internacional contra la homofobia y la transfobia (IDAHOT) del 17 de Mayo, las comunidades y las organizaciones de fe y los grupos de cristianas y cristianos LGBT a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia.

También este año preguntamos a las comunidades cristianas y a los grupos de cristianas y cristianos LGBT que participaron en las pasadas ediciones de esta iniciativa ecuménica, si quieren contribuir a la elección del versículo bíblico que unirá todas las vigilias y los cultos de ese domingo, proponiendo uno. 

Todos los versículos que lleguen dentro del próximo 30 de enero  de 2015 serán posteriormente votados y elegidos públicamente en la primera semana de febrero en la página web de las vigilias https://inveglia.wordpress.com/category/espanol/

El versículo bíblico más votado será el que unirá idealmente todas las vigilias y los cultos por las víctimas de la violencia homofoba 2015.

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata renovamos  a las comunidades cristianas de buena voluntad y a todos los grupos de cristianas y cristianos LGBT europeos la invitación a ser, una vez más, el motor de esta iniciativa ecuménica para compartir la esperanza.

Para mayor información acerca de la iniciativa podéis escribir a gionatanews@gmail.com o bien visitar la página web de las vigilias https://inveglia.wordpress.com/

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata

Los versículos que, en los años pasados, han unido las vigílias y los cultos para recordar las víctimas de la Homofobia y Transfobia:

2014> “Por tanto recibios los unos a los otros, como también Cristo nos recibio’, para gloria de Dios” (Romanos 15:07)

2013> “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva si el castigo. De donde el que teme , no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4: 18)

2012> “El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas” (1 Juan 2:9)

2011> “Y les dijo: Vosotros sabeis cuanto abominable es para un varon judio juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mi me ha mostrado Dios que a ningun hombre llame comun o inmundo ” (Hechos 10:28),

2010> “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulacion,o angustia, o persecucion, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Romanos 08:35)

2009>”En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva si el castigo. De donde el que teme , no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4: 18)

2008> “Tengo un sueño” de Martin Luther King

2007> “De modo que si alguno esta’ en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron e aqui todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17).

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Cristianismo (Iglesias), General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , ,

Disciplinas espirituales

Domingo, 29 de marzo de 2015
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Paulo Trollo

Imagen: Paulo Trollo

ECLESALIA, 20/03/15.- En el evangelio que abría el tiempo de Cuaresma, Jesús nos invita a practicar de corazón las disciplinas espirituales de la oración, el ayuno y la limosna. Suena un poco raro hablar de disciplinas en pleno siglo XXI, como si el tema fuera medieval. No falta quien se ríe de todo esto, incluso entre creyentes, pero son un camino presente en todas las tradiciones religiosas y necesario para el crecimiento integral del cristiano.

La palabra “disciplina” viene de la misma raíz que “discípulo”. En su sentido más etimológico podríamos definirla como una práctica sistemática propuesta por un maestro a un discípulo para alcanzar la perfección en algún aspecto de su vida. Hay disciplinas deportivas, artísticas, científicas… Desde la óptica cristiana, ser discípulo de Cristo es seguirle, escucharle, amarle y practicar las disciplinas que nos propone.

El problema es que las disciplinas clásicas están muy denostadas debido a que fueron convertidas en la Edad Media por la Iglesia en leyes y obligaciones impuestas a los fieles (¡y a los infieles!) a la fuerza. Disfrazadas como penitencias, se presentaban como imprescindibles para obtener el perdón de Dios. Pero podemos redescubrirlas desde la libertad y el amor. Así veremos que son un regalo para nosotros, no para ganarnos el amor de Dios (que nos ama incondicionalmente), sino para celebrar el amor de Dios. Para agradecer su amor, quiero ser más libre, más justo, más amoroso.

En esta perspectiva, las tres disciplinas espirituales de la Cuaresma, oración, ayuno y limosna, encuentran su relación con las tres dimensiones del amor: a Dios, al prójimo y a uno mismo.

La oración nos ayuda a amar a Dios. La práctica de la oración y de todas las disciplinas asociadas a ella, como el silencio, la soledad, la reflexión, la “consciencia plena”, la meditación bíblica, la escritura de un diario personal, la participación en la liturgia de la comunidad, la lectura de un libro teológico,… me preparan y me ayudan a ponerme a tiro de la acción de Dios en lo profundo de mi ser. Cuando oro, conozco y amo más a Dios, intuyo su paso en mi día a día, alimento mi vida interior, soy menos superficial, me fijo más en lo que se me regala, doy gracias por estar rodeado de belleza aún en medio de la más terrible situación, empatizo con los que sufren, recargo mis pilas para ayudarles, soy consciente de mi debilidad y pequeñez a la vez que de mi maravillosa dignidad de hijo o hija de Dios.

La limosna nos ayuda a crecer en el amor al prójimo. Esta no es simplemente rascarse el bolsillo para dar unas monedas al pobre que está a la puerta del supermercado. Dar limosna es hacer todo aquello que me lleva a salir al encuentro del otro en sus necesidades: ser más consciente de la injusticia y la violencia, servir a otros, visitar al enfermo, restañar heridas afectivas, encontrar tiempo para hablar con nuestra familia de algún asunto que venimos postergando, fijarme más en lo bueno que hay en los demás, regalar piropos y alabanzas, ser miembro o voluntario de una oenegé… Es decir, no quedarme con dar, sino dar-me.

Finalmente, el ayuno nos lleva a amarnos más a nosotros mismos. Hay muchos tipos de ayuno, desde el que busca fines terapéuticos hasta políticos (Gandhi) o solidarios (Manos Unidas). El reto del ayuno espiritual es que, para ser efectivo, necesitamos encontrar de qué tenemos que ayunar o abstenernos. Para muchos, el ayuno clásico de la comida seguirá siendo un gran medio, pero para otros el ayuno difícil y preciso será, por ejemplo, dejar de ver tanto la televisión, apagar algunos días el móvil, librarse de una adicción o afecto desordenado, controlar la lengua y no hablar mal de otros, recuperar tiempos de silencio… En definitiva, el ayuno y la abstinencia nos llevan al autocontrol y la autoestima y son sinónimos de desengancharse, desintoxicarse, desconectar, desapegarse, desprenderse… Es decir, hacer todo lo que me lleve a ser una persona más equilibrada, autónoma y libre… que tiene más tiempo para amar a Dios y al prójimo.

¿Quién dice que todo esto está trasnochado? Justo al contrario: donde desaparecen la fe y la espiritualidad, brotan miles de escuelas de autoayuda que siguen ofreciendo las mismas soluciones antiguas disfrazadas o maquilladas como novedades. Véase en cualquier librería cuánto ocupa hoy la sección de Religión y cuánto la de Autoayuda o “Nueva Era”

No se trata de estar mirándonos al ombligo. Justo lo contrario: si queremos cambiar las estructuras injustas, si queremos enfrentarnos al mal sistémico, si creemos que otro mundo es posible, tenemos que empezar por nosotros mismos. Ayunar, dar limosna y orar…, tres sencillas propuestas para ser mejores. Si, además, se practican sin darnos importancia, mejor. No es preciso ir publicando en Facebook o el WhatsApp cada pequeño paso adelante. De hecho, nos dice Jesús: “Vuestro padre, que ve en lo secreto, os recompensará…”

JUAN YZUEL SANZ, juan@ciberiglesia.net
ZARAGOZA.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Felicidades Teresa.

Sábado, 28 de marzo de 2015
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El 28 de marzo de 1515  nacía la gran Teresa de Jesús, andariega, amante del Jesús humano, fundadora de comunidades de mujeres libres, apasionada  de la libertad, maestra de oración…  Con ella reivindicamos nuestro lugar en la Iglesia.

 

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“Sí, que algún día ha de haber,

Rey mío,

que se conozcan todos.

No hablo por mí,

que ya tiene conocido el mundo mi ruindad,

y yo holgado que sea pública,

sino porque veo los tiempos de manera que no es razón

desechar ánimos virtuosos y fuertes,

aunque sean de mujeres *

Cuando os pidiéremos honras, no nos oigáis,

Señor mío,

o dineros, o cosa que sepa a mundo;

mas para honra de vuestro Hijo,

¿por qué no habéis de oír,

Padre Eterno,

a quien perdería mil honras y mil vidas por Vos?

No por nosotras, Señor,

que no merecemos nada,

sino por la sangre de vuestro Hijo y sus méritos. ”

*

(Camino de Perfección 4,1 Codice del Escorial)

***

*Nota: Tradúzcase la palabra “mujeres” por Homosexuales,(gays, lesbianas, transexuales, intragénero…, divorciados vueltos a casar…

***

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Dom 22. 03. 15. “Como grano/cruz de trigo… Morir dando vida”

Domingo, 22 de marzo de 2015
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sembrador van goghDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 5 cuaresma. Jn 12, 20-33. Avanza la cuaresma, y este evangelio nos sitúa ante una experiencia radical de muerte por amor, como grano de trigo…

Esta es una experiencia universal. Sólo el trigo que “entrega” su vida es fecundo: se vuelve semilla y da fruto de espigas, se transforma en alimento (pan compartido…).

Así lo supieron todas las religiones, al menos desde el tiempo del neolítico, los grandes cultos dedicados al “misterio” de la vida. Así lo ha sabido Jesús y lo ha dicho no sólo en la eucaristía, sino en la imagen de fondo de este evangelio del domingo:

‒ El mismo Jesús es el grano de trigo al que matan y entierran, asesinan y expulsan, los violentos del mundo. Pero Jesús, trigo de amor hecho “persona”, muere como semilla fecunda de vida, diciendo “éste es mi pan, comed…”.

La Cruz de Jesús, grano de trigo, es el lugar de amor más hondo. Ciertamente, le han matado los enemigos de la vida, pero él ha muerto por amor a la vida, de manera que en su muerte ha venido a revelarse la gracia creadora de Dios, a quien él llamaba Padre.

Dios es grano de trigo, Trinidad de Vida. Si él se dejara matar con los asesinados, víctima universal, por amor fecundo de vida, no sería el Padre de Jesucristo, el más pobre y pequeño, siendo así al más grande, la máxima riqueza, la Vida que triunfa en (por) la muerte.

‒ La Cruz de Jesús, grano de trigo, es la revelación (demostración, presencia) del amor del Padre, el secreto y sentido superior del Universo, aquella Realidad originaria que los creyentes descubren y veneran como Espíritu Santo.

Desde ese fondo he querido retomar algunas reflexiones anteriores y, partiendo del evangelio de Jn 12, grano de trigo, he desarrollado una sencilla meditación sobre los trece sentidos de la Cruz de Trigo, sobre el Dios que es amor concreto, encarnado y glorificado.

Imagen: Sembrador. Texto escrito el 20 3 15, día del gran eclipse de sol en el hemisferio norte.

Evangelio del domingo. El grano de trigo: Jn 12, 20 ss

Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda infecundo;
pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo se pierde,
y el que se aborrece a sí mismo en este mundo
se guardará para la vida eterna.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra
atraeré a todos hacia mí…

Esto lo decía dando a entender
la muerte de que iba a morir.

TRECE SENTIDOS DEL AMOR CRUCIFICADO Y VENCEDOR QUE ES DIOS

1. Un dios “sumo poder”, pero sin cruz, no sería Dios

Ese es un Dios “todopoderoso”, pero incapaz de amar. Como elementos distintivos suyos podernos citar la inmutabilidad, la contemplación de sí mismo y la capacidad de imponerse a los otros. Por inmutabilidad se entiende aquella autoi-suficiencia interna por la que ese Dios supera todos los cambios, los afectos, las pasiones. Lo es todo y por lo tanto nada necesita. Mirándose descubre su propia perfección y descubriéndola se goza y se complace en ella. Nada necesita, no puede amar.

Ese Dios sería como una esfera que se cierra inexorablemente sobre sí misma, apareciendo ante los hombres como un poder que les subyuga y esclaviza. Para un número considerable de nuestros contemporáneos, Dios se entiende de esa forma, como Señor egoísta que nos impone la vida (con su sufrimiento), pero sin tocar ni con un dedo la carga de dolor de la existencia humana (como dice Jesús en Mt 23).

2. El Dios de la Cruz, amor que se entrega

Frente al señor de la esfera presentan los cristianos el signo de la cruz como expresión de una vida en la que Dios se define, en antítesis respecto a lo anterior, como proceso originante de amor creador. De esa forma aparece como origen y sentido de una vida que se tiene sólo en la medida en que se regala. Es como el grano de trigo, que sólo da fruto muriendo. Si Dios no quisiera morir como grano de trigo para que nosotros vivamos, él no sería Dios, ni nosotros humanos.
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Dios aparece de esa forma como la misma unión (Comunión) de amor, que vincula al Padre con el Hijo: es el regalo del Padre que ofrece su vida al Hijo, es la confianza del Hijo que responde, es el Espíritu Santo.
Pues bien, en perspectiva humana, es decir, en este mundo concreto, si Dios es amor (si quiere seguir siendo Dios) él ha entrar en la cruz de la historia de los hombres, dejándose crucificar por la violencia de los poderosos, para así mostrarse divino, no para imponerse de un modo violento a sus “enemigos”, sino entrando como amor intenso en la misma Cruz de la Historia humana.

3. El amor en Cruz, ley suprema de todo el universo

Los cristianos confesamos que Dios expresa su misterio (se realiza) humanamente en la historia de los hombres, como han visto los profetas de Israel, pero no como un imperio más fuerte que los otros (Asiria, Babilonia, roma…), en plano de violencia, sino en gesto de amor que todo lo asume y todo lo transforma. Por eso decimos que Dios es amor, y amar es estar dispuesto a sufrir con (y por) los otros, abriendo así en ellos (con ellos) un camino de Vida.

Eso significa, en un sentido muy profundo, que en esta vida, la cruz pertenece al misterio de Dios, no como sufrimiento masoquista, sino como entrega plena, amor generoso, regalo de de vida, para que todos puedan vivir de esa manera. Dios no es la Cruz que se impone sobre los demás, no es la cruz sádica del que quiere sufrir y hacer sufrir, sino el gesto de aquel que camina a Paso de Hombre (como Dice San Juan de la Cruz), la Cruz para liberar a los crucificados, para acompañar a los que sufren, y así liberarles, iniciando un camino de resurrección.

4. Cruz, símbolo del Padre Dios que da su vida al Hijo.

Dios es Padre que sale sí mismo y que regala todo su ser al Hijo, dándose plenamente en amor (dándole su “naturaleza” divina, como dice el Credo). Ser Padre significa así ponerse en manos del mismo Hijo, ponerse en sus manos, para compartirlo todo. Dios no clausura para sí riqueza alguna, no conserva egoístamente nada. Por eso se entrega a Jesús (en Jesús), introduciendo su amor más alto en la dureza de la vida humana. Leer más…

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Angustia y oración. Domingo 5º de Cuaresma. Ciclo B

Domingo, 22 de marzo de 2015
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si el grano de trigo muere germina y da frutoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

La primera lectura, de tono profundamente optimista, anuncia una nueva alianza entre Dios y el pueblo. Todo tendrá lugar de forma fácil, casi milagrosa, sin especial esfuerzo para Dios ni para nosotros. En cambio, las dos lecturas siguientes ofrecen una imagen muy distinta: la nueva alianza entre Dios y el pueblo implicará un duro sacrificio para Jesús. Un sacrificio que le sumerge en la angustia y le mueve a rezar al Padre. Esta trágica experiencia se recuerda hoy en dos versiones distintas: la de Juan, y la de la Carta a los Hebreos, que recoge el famoso relato de la oración del huerto de los olivos contado por los evangelios sinópticos.

Oración en el templo (evangelio)

El cuarto evangelio enfoca el relato de la pasión de manera peculiar, bastante distinta a la de los sinópticos: no acentúa el sufrimiento de Jesús sino el señorío y la autoridad que demuestra en todo momento. Por eso no cuenta la oración del huerto. Pero unos días antes sitúa una experiencia muy parecida de Jesús en la explanada del templo de Jerusalén.

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:

-Señor, quisiéramos ver a Jesús.

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:

-Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hambre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.

Entonces vino una voz del cielo:

-Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:

-Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

El evangelio comienza y termina en tono de victoria. El triunfo inicial se concreta en el deseo de algunos de conocer a Jesús (es secundario que se trate de “gentiles”, paganos, como dice la traducción litúrgica, o de “judíos de lengua griega” residentes en otros países que han venido a celebrar la fiesta de Pascua). Y ese triunfo, reflejado en el interés de unos pocos, alcanza dimensiones universales al final: “atraeré a todos hacia mí”.

                  Pero este marco de triunfo encuadra una escena trágica: Jesús es consciente de que para triunfar tiene que morir, como el grano de trigo, tiene que ser “elevado sobre la tierra”, crucificado. Ante esta perspectiva confiesa: “me siento agitado”, angustiado. E intenta superar ese estado de ánimo con la reflexión y la oración. Ante todo, procura convencerse a sí mismo de la necesidad de su muerte: igual que el grano de trigo tiene que pudrirse en tierra para producir fruto. Sin embargo, los argumentos racionales no sirven de mucho cuando uno se siente angustiado. Viene entonces el deseo de pedirle a Dios: “Padre, líbrame de esta hora”. Pero se niega a ello, recordando que ha venido precisamente para eso, para morir. En vez de pedir al Padre que lo salve le pide algo muy distinto: “Padre, glorifica tu nombre”. Lo importante no es conservar la vida sino la gloria de Dios.

Oración en el huerto (Carta a los Hebreos)

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

El relato de los evangelios sinópticos es muy conocido: Jesús marcha al huerto de los olivos la noche en que será apresado. Sabe que va a morir, siente profunda angustia, y por tres veces reza al Padre pidiéndole que, si es posible, le evite ese trago amargo. La Carta a los Hebreos no se detiene a contar lo ocurrido. Pero recuerda lo trágico del momento cuando afirma que Jesús rezó “a gritos y con lágrimas”, cosa que no menciona ninguno de los evangelios. Y lo que pedía (“pase de mí este cáliz”) lo sugiere al decir que suplicaba “al que podía salvarlo de la muerte”.

Sin embargo, el final de la lectura es optimista: Jesús salva eternamente a quienes le obedecen. En medio de este contraste entre tragedia y triunfo, unas palabras desconcertantes: “en su angustia fue escuchado”. Quizá el autor piensa en el relato de Lucas, que habla de un ángel que viene a consolar a Jesús. Pero quien conoce el evangelio advierte la ironía o el misterio que esconden estas palabras: Jesús es escuchado, pero muere.

El templo y el huerto

Es evidente la relación entre las dos lecturas. En ambos casos Jesús se siente agitado (Juan) o angustiado (Hebreos). En ambos casos recurre a la oración. En ambas lecturas, la palabra final no es la muerte, sino la victoria de Jesús y, con él, la de todos nosotros. Pero, dentro de estas semejanzas, hay una gran diferencia con respecto a la oración de Jesús: en el evangelio, se niega a pedir al Padre que lo salve, sólo quiere la gloria de Dios, por mucho que le cueste; en la Carta, Jesús suplica “a gritos y con lágrimas” para ser salvado de la muerte.

                  La ciencia bíblica actual tiende a considerar estos relatos dos versiones distintas de la misma experiencia de Jesús. Pero durante años y siglos estuvo de moda la tendencia a armonizar los datos del evangelio. En esta postura, los relatos ofrecen dos momentos sucesivos de su experiencia humana y religiosa.

                  En un primer momento, ante la angustia de la muerte, se refugia en la reflexión racional (he venido para morir como el grano de trigo) y se niega a pedirle al Padre que lo salve. Al cabo de pocos días, cuando la pasión y muerte no son una posibilidad sino una certeza, reza con gritos y lágrimas, sudando sangre (como añade Lucas): “Padre, si es posible, pase de mí este cáliz”. Una reacción más humana, pero perfectamente compatible con lo que cuenta Juan.

A las puertas de la Semana Santa, la experiencia y la reacción de Jesús son un ejemplo excelente que nos anima en nuestros momentos de angustia y desánimo, y nos mueve a agradecerle su entrega hasta la muerte.

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