Absueltas las dos adolescentes marroquíes detenidas por besarse y abrazarse en su propio domicilio
Sanaa y Hajar, las dos adolescentes detenidas en Marruecos tras ser sorprendidas por un familiar abrazándose y besándose, han sido absueltas finalmente por el tribunal de primera instancia. Personas de su entorno afirman, además, que las familias de ambas han logrado conciliar sus diferencias y encarar el juicio en buena armonía. Las asociaciones LGTB, por su parte, siguen reclamando la derogación del artículo 489 del Código Penal marroquí, que castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica.
Sanaa y Hajar, de 16 y 17 años respectivamente, fueron sorprendidas por un primo de la primera cuando se encontraban en la azotea de su casa de Marrakech y estaban abrazadas y besándose. El familiar las grabó con su teléfono móvil e, inmediatamente, enseñó las imágenes a su tía, quien se escandalizó por ver a su hija con otra chica, que además parecía ser una vagabunda. La madre puso el vídeo en conocimiento de la Policía, que procedió a la detención de las dos muchachas el pasado 27 de octubre.
Sanaa fue conducida a un centro de detención para menores, pero Hajar ingresó en la prisión local para adultos. Desde las asociaciones de defensa de derechos humanos se denunció que Hajar estuvo incomunicada, que su madre no tuvo información de su estado durante más de siete horas, que fue presionada para obtener una confesión y que se negó a tomar alimentos desde que fue detenida. Ambas fueron acusadas de haber vulnerado el artículo 489 del Código Penal de Marruecos, que castiga “los actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta tres años de prisión y una sanción económica.
El hecho de que se tratara de dos menores de edad, así como el conocimiento del trato recibido durante su detención, causó gran indignación entre la comunidad internacional. Se organizó una campaña bajo el lema Free the girls, en la que se recogieron más de 100.000 firmas que exigían su liberación. Tras permanecer detenidas varios días, el 3 de noviembre fueron puestas en libertad provisional con cargos, a la espera de juicio.
El 25 de noviembre se inició el proceso judicial, que ha concluido este 9 de diciembre con el fallo del tribunal. Durante este período, según palabras del abogado de las acusadas, las familias de ambas han convivido en armonía e incluso han desayunado algunos días juntas. Antes de conocer la sentencia, el letrado, facilitado por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), expresaba su confianza en que todo concluyese satisfactoriamente para sus defendidas, con la esperanza de que quizás pudieran enfrentarse a alguna amonestación, pero quedaran libres de antecedentes penales. Su estrategia se ha basado en negar los cargos, y en aducir que entre ambas solo existe una relación amistosa.
El tribunal, finalmente, ni siquiera ha establecido una advertencia y ha absuelto a las dos acusadas de los cargos. Eso significa que la Fiscalía no ha logrado demostrar la acusación y por lo tanto no cabe declaración de culpabilidad. Un alivio para Sanaa y Hajar, pero una sentencia que no ha llegado a satisfacer completamente a los defensores de los derechos humanos. Omar Arbib, presidente de la sección local de AMDH, considera el veredicto “surrealista e incompleto”, pues el tribunal “no ha tenido el valor de decir que las dos niñas estaban exoneradas por homosexualidad”.
Desde la división para el Norte de África de Human Rights Watch se ha difundido el siguiente comunicado al respecto: “Esperamos que esta sentencia ponga final a un juicio que nunca deberían haber vivido las dos niñas. Este proceso demuestra una vez más que las autoridades marroquíes deben abolir el artículo 489, que penaliza las relaciones homosexuales”.
Recrudecimiento de la persecución a las personas LGTB
Como hemos venido informando de un tiempo a esta parte, parece darse un recrudecimiento de la persecución contra las personas LGTB por las autoridades de Marruecos, desmintiendo el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica. El artículo 489 del Código Penal marroquí, reiteramos, castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica. Y el artículo 483 establece penas de hasta dos años de prisión por “obscenidad pública”. Lo cierto es que cada vez llegan más noticias de detenciones y condenas por violar la ley.
Si bien en numerosas ocasiones se han procesado a hombres homosexuales, el caso de Sanaa y Hajar sería el primero relacionado con una pareja de lesbianas, con el agravante de que ambas son menores de edad.
En junio de este año, fueron juzgados dos jóvenes por mantener relaciones sexuales en el interior de un vehículo y fueron condenados a 6 meses de prisión, en un “juicio” exprés y sin una defensa digna (ningún abogado quiso representarles).
El pasado mes de abril, dos jóvenes fueron sorprendidos en la cama por un grupo de hombres que habían irrumpido en su vivienda, fueron brutalmente agredidos, y, con el rostro ensangrentado y desnudos, llevados a la calle para su humillación pública. No podemos olvidar el cómo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados. La Policía, en vez de perseguir a los agresores, detuvo a las víctimas, que fueron juzgadas y condenadas a penas de hasta 4 meses de prisión por practicar la homosexualidad. Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción. HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.
En febrero nos hacíamos eco de la condena a 18 meses de prisión a dos jóvenes por cometer “actos con un individuo del mismo sexo” por un tribunal de Tiznit, al sur de Marruecos. Y poco antes, en enero, dábamos cuenta de la detención de dos jóvenes marroquíes por haber difundido un vídeo en el que se besaban en un lugar público.
También en el pasado año 2015 tuvimos conocimiento de varias condenas en Marruecos, en aplicación de ese artículo. En el mes de junio se produjo la detención de Lahcen y Mohsine, otros dos hombres que se besaron, fotografiaron y dieron muestras de afecto ante la Torre Hasán, uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes. A pesar de conseguir más de 71.000 firmas de personas todo el mundo pidiendo su liberación, ambos fueron condenados finalmente a cuatro meses de cárcel y una sanción económica.
Ese mismo mes, se denunció la detención de 20 hombres homosexuales en Agadir, acusados de “difundir la corrupción”. Según el colectivo Aswat, no serían las únicas detenciones por ese motivo llevadas a cabo en ese año, que formarían parte de una campaña de arrestos dirigida por el Gobierno marroquí contra la población homosexual masculina para reafirmar su posición en el debate público sobre la despenalización de la homosexualidad.
Un mes antes, tres hombres más fueron condenados a la pena máxima, tres años de cárcel. Tras recibir una denuncia, la Policía capturó a dos de los hombres mientras mantenían relaciones sexuales en el centro de trabajo de uno de ellos. Al ser interrogados, informaron de que se habían conocido a través de un tercero, que finalmente también fue detenido y condenado.
También en años anteriores,nos hemos hecho eco de diversas detenciones a personas homosexuales. En mayo de 2013 publicábamos la condena a cuatro meses de cárcel a dos jóvenes detenidos en “delito flagrante” cuando se encontraban en el interior del coche de uno de ellos. En mayo de 2014 seis hombres fueron condenados a penas que oscilaban entre uno y tres años por cometer “actos contra natura”. En octubre de ese mismo año informábamos de que un británico de 69 años era condenado a cuatro meses de prisión por homosexualidad (aunque, finalmente, fue puesto en libertad).
Y es que, como dijera el joven marroquí Hamza (en el vídeo de la campaña que el colectivo Aswat lanzó para concienciar de la homofobia social marroquí) “ser homosexual en Marruecos es algo muy difícil, porque tienes que lidiar a diario con los estereotipos sociales preconcebidos, que no aceptan diferencias, especialmente el ser gay”.
La situación actual en Marruecos contrasta marcadamente con su posición histórica como refugio para hombres homosexuales, cuando eran perseguidos en Europa, el año pasado era España la que concedía asilo a 77 personas homosexuales. Actualmente, el problema no sólo afecta a la ley, sino a los valores sociales imperantes tan fuertemente conservadores y reaccionarios, que rechazan las relaciones homosexuales y no tienen piedad para denunciar aunque se trate de personas menores de edad y de su propia familia, como es este caso. El Gobierno marroquí, encabezado por el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), exclulía de la actual reforma del Código Penal los artículos más polémicos que tienen que ver con las libertades individuales y sexuales, como los que castigan la homosexualidad, el adulterio y las relaciones extramaritales.
Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays
Comentarios recientes