Desde luego, la banalización de una realidad no es el camino más afortunado para lograr sus objetivos. ¿Qué hubiera dicho esta señora si en vez de “gai” alguien hubiera puesto “mujer”, en “Afganistan“? Hubiera puesto el grito en el cielo, naturalmente… Nosotros, para que se ilustre bien acerca de la banalización que ha perpetrado, le sugerimos que lea el final de este post… De nada, Sra. Empar…
De momento, Moliner ha guardado silencio en Twitter respecto a este tema. Bueno, ella y muchas otras personas “relevantes”… No es la primera vez que la periodista es centro de las críticas en la red social. La última vez se viralizó por reivindicar en TV3 su derecho a denunciar injusticias mientras quemaba un ejemplar de la Constitución.
El colectivo LGTB sufre una gran reprobación social en Marruecos.
El art. 489 del Código Penal marroquí castiga con penas de hasta tres años de cárcel a quien cometa “actos contra natura con individuos del mismo sexo”.
La periodista independentista catalana Empar Moliner ha hecho arder las redes sociales al publicarse un artículo suyo en el diario ARA en el que asegura que salvando las distancias, ser catalán en España es como ser gay en Marruecos. Las declaraciones están enmarcadas en la crítica que Moliner hace a la decisión del Tribunal Constitucional de tumbar el canon digital impuesto por la Generalitat a las empresas operadoras de internet.
Al margen de la intención de la analogía, el comentario no puede ser más desafortunado, por ello muchos se han encargado de recordar lo duro que es ser LGBT en cualquier parte del mundo, pero Marruecos desde luego no es un paraíso.
Para muestra, un botón. Y es que otra cosa no, pero agresiones al colectivo LGBT en todo el mundo hay a diario, y aunque no cubrimos todas porque nos resulta humanamente imposible, destacamos un par del año pasado en Marruecos, la de una pareja gay brutalmente atacada y lanzada desnuda a la calle en Marruecos o la de una pareja de lesbianas menores encarcelada por besarse en Marruecos… como veis, agresiones de la sociedad, pero también institucionales.
Y es que en Marruecos no solo no es legal el matrimonio igualitario, es que además ser gay está penalizado.
Desconocemos si la periodista y escritora, que atesora más de 77.000 seguidores en Twitter, buscaba definir a los catalanes -según su opinión- o sembrar la polémica, pero está claro que en Twitter ha conseguido más bien lo segundo: los usuarios no han dudado en saltar al campo de batalla de la red social para criticarla ferozmente. Eso sí, salvando las distancias.
El Observatori contra l’Homofobia (OCH) de Catalunya ha denunciado el posible contenido homofóbico de dicho artículo
Como vemos, en Twitter la crítica ha sido bastante cruenta, tanto desde sectores independentistas como contrarios a la independencia, ya sea de forma individual:
Como desde otros partidos políticos. El PSC había comentado que es“triste” ver cómo el diario ARA “ha permitido esta banalización del sufrimiento de muchas personas LGTBI”. Para la sección LGTBI del partido es una “vergüenza”.
Dura y constante persecución de las personas LGTB en Marruecos
Dos universitarios eran detenidos y acusados de «comportamiento inmoral» en enero en Inezgane, después de que se hiciera viral un vídeo en el que aparecían besándose, aunque apenas se les podía reconocer porque tan sólo se mostraban sus siluetas.
No podemos olvidar cómo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados para mayor escarnio. La pareja era detenida en Beni Melal, después de haber sufrido la cruel agresión . Mientras que uno conseguía huir, el otro era condenado a 2 meses de cárcel y pagar una multa de 500 dirhams, aunque sería finalmente puesto en libertad, después de admitir su condición sexual y de que su abogado solicitara la anulación de la Ley 489. Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción.
HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.
Quienes sí cumplían condena de seis meses eran dos homosexuales sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en el interior de un vehículo en Guelmim.
Y aún tenemos grabadas en la retina otras terribles imágenes, las de un intento de linchamiento de una mujer transgénero en Fez, ocurrido en junio pasado. Ocurrió lo mismo: solo gracias a que el vídeo se viralizó y desencadenó un escándalo que trascendió las fronteras de Marruecos, acabaron con una dos de los agresores fueron condenados a cuatro meses de prisión, y ello pese a que el propio ministro de Justicia; Mustafá Ramid, llegó a insinuar entonces que las personas LGTB son culpables de las agresiones que reciben.
Agresiones que ocurren en un contexto en el que, como hemos venido informando de un tiempo a esta parte, parece darse un recrudecimiento de la persecución contra las personas LGTB por las autoridades de Marruecos, desmintiendo el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica. El artículo 489 del Código Penal marroquí, recordemos, castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica. Y el artículo 483 establece penas de hasta dos años de prisión por “obscenidad pública”. Y lo cierto es que cada llegan más noticias de detenciones y condenas por violar la ley. Hace pocas semanas nos hacíamos eco de la condena a 18 meses de prisión a dos jóvenes por cometer “actos con un individuo del mismo sexo” por un tribunal de Tiznit, al sur de Marruecos. Y poco antes, en enero, dábamos cuenta de la detención de dos jóvenes marroquíes por haber difundido un vídeo en el que se besaban en un lugar público.
También en el pasado año 2015 tuvimos conocimiento de varias condenas en Marruecos, en aplicación de ese artículo. En el mes de junio se produjo la detención de Lahcen y Mohsine, otros dos hombres que se besaron, fotografiaron y dieron muestras de afecto ante la Torre Hasán, uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes. A pesar de conseguir más de 71.000 firmas de personas todo el mundo pidiendo su liberación, ambos fueron condenados finalmente a cuatro meses de cárcel y una sanción económica.
Ese mismo mes, se denunció la detención de 20 hombres homosexuales en Agadir, acusados de “difundir la corrupción”. Según el colectivo Aswat, no serían las únicas detenciones por ese motivo llevadas a cabo en ese año, que formarían parte de una campaña de arrestos dirigida por el Gobierno marroquí contra la población homosexual masculina para reafirmar su posición en el debate público sobre la despenalización de la homosexualidad.
Un mes antes, tres hombres más fueron condenados a la pena máxima, tres años de cárcel. Tras recibir una denuncia, la Policía capturó a dos de los hombres mientras mantenían relaciones sexuales en el centro de trabajo de uno de ellos. Al ser interrogados, informaron de que se habían conocido a través de un tercero, que finalmente también fue detenido y condenado.
La situación actual en Marruecos contrasta marcadamente con su posición histórica como refugio para hombres homosexuales, cuando eran perseguidos en Europa, el año pasado era España la que concedía asilo a 77 personas homosexuales. Actualmente, el problema no sólo afecta a la ley, sino a los valores sociales imperantes tan fuertemente conservadores y reaccionarios, que rechazan las relaciones homosexuales y no tienen piedad para denunciar aunque se trate de personas menores de edad y de su propia familia, como es este caso. El Gobierno marroquí, encabezado por el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), exclulía de la actual reforma del Código Penal los artículos más polémicos que tienen que ver con las libertades individuales y sexuales, como los que castigan la homosexualidad, el adulterio y las relaciones extramaritales.
Aunque quizás el caso que más expectación ha causado es el de dos menores de Marrakech, Sanaa y Hajar, denunciadas por un familiar que decía haberlas sorprendido dándose un beso en una azotea que, tras ser encarceladas durante varios días eran puestas en libertad a la espera de juicio quedando finalmente liberadas sin cargos. También en Marrakech era detenido un ciudadano español de 70 años de edad, a quien habían sorprendido en la habitación de su hotel manteniendo relaciones sexuales con un ciudadano marroquí, si bien ponían en libertad al ciudadano español tres días después, nada se ha sabido de su compañero.
Fuente El Diario/La Vanguardia/Cristianos Gays, vía AmbienteG
Foto | La Vanguardia
General, Homofobia/ Transfobia.
Art. 489, Cataluña, Diario ARA, Empar Moliner, Homofobia/Transfobia, Observatori Contra l'Homofòbia (OCH), PSC
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