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Yo te esperaba.

Sábado, 30 de diciembre de 2023
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“Cristo es todo para nosotros”.

“Yo te esperaba, Seńor Jesús, y por fin has llegado; has dirigido mis pasos con el Evangelio, has infundido en mi boca un canto nuevo: el Nuevo Testamento”

*

Ambrosio de Milán,
Comentario al salmo XXXIX“, 3

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Fallece J. P. Meier, autor de la investigación más documentada y extensa sobre la vida de Jesús

Lunes, 24 de octubre de 2022
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57BA438F-379B-42FA-AC14-78CB5E4EBD8ADel blog de Xabier Pikaza:

El sacerdote norteamericano escribió, entre otras obras, ‘Jesús, un judío marginal’ (Verbo Divino)

Acaba de morir J. P. Meier, noticia tristísima para todos los “amigos” de la historia de Jesús. Fui compañero suyo en el Bíblico de Roma, aunque no tuvimos ocasión de relacionarnos.

Después he seguido apasionadamente su obra, que he comentado varias veces en RR y en mis libros sobre la historia de Jesus.

J. P. Meier  sido un historiador ejemplar. He discutido algunos de sus planteamientos, en especial su manera de catalogar y analizar las parábolas. He respondido a su visión del proyecto de Jesús en mi Historia de Jesús. Pero sin él y muchos como él no podríamos haber conocido la trayectoria del proyecto de Jesús. Editorial Verbo Divino ha publicado su obra sobres Jesús. Descansa en paz, sentimos tu ausencia. Sigues estando con nosotros. A mis amigos y colegas de Verbo Divino quiero dar gracias por haber publicado fielmente tu obra: He was the world’s leading scholar of the historical Jesus

  Xabier Pikaza

Compendio de su obra:

Sacerdote y teólogo católico norteamericano, nacido en New York. Estudió en la Universidad Gregoriana y en el Instituto Bíblico de Roma. Ha sido presidente de la Catholic Biblical Association y profesor de la Universidad Católica de Washington y de de la de Notre Dame. Ha escrito varios libros sobre Jesús y el Nuevo Testamento: Law and History in Matthew’s Gospel (Roma 1976); The Vision of Matthew: Christ, Church and Morality in the First Gospel (New York 1979); Antioch and Rome: New Testament Cradles of Catholic Christianity (en collaboración con R. E. Brown, Philadelphia 1983).

Es autor de la investigación más documentada y extensa sobre la vida de Jesús: A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus I-IV (New York 1991/2009; versión castellana: Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico I-V, Estella 1998-2018). Meier presenta a Jesús como pretendiente mesiánico, maestro sabio y carismático asesinado, a lo largo de una obra enciclopédica, escrita de forma clara, atractiva y apasionada que constituye, posiblemente el mejor trabajo histórico actual sobre la historia de Jesús.

Meier ha desarrollado una visión multiforme de Jesús, a quien presenta, por otra parte, como la figura más rica y variada del judaísmo de su tiempo, desde una perspectiva histórica y no dogmática. Su trabajo seguirá marcando el pensamiento cristiano de los próximos decenios.

Así resume su visión de Jesús: «Simplemente, como dato fáctico, podemos decir: ningún judío individual de los que podamos identificar, que viviera en Palestina, en aquel tiempo de cambio de era, ha encarnado en sí mismo y, ciertamente, en una carrera que sólo ha durado unos pocos años esta variedad de funciones: (1) Predicador itinerante, (2) profeta escatológico, (3) heraldo del Reino de Dios, (4) hacedor de milagros (así se le suponía), 5) maestro e intérprete de la Ley de Moisés, (6) maestro de sabiduría y tejedor de parábolas y aforismos, (7) gurú personal y líder de una banda itinerante de discípulos, varones y mujeres, (8) profeta judío de Galilea, que terminó siendo crucificado en Jerusalén por el prefecto romano, a causa de su pretensión de ser Rey de los Judíos. (9) Hijo de David…» (cf. Jesús: Un coloquio en tierra santa, Estella 2004, 107-108) (Pikaza, Diccionario pensadores cristianos)

VISIÓN DE CONJUNTO

015FAE91-EDAA-4B23-B209-7818CAAA9813Quizá el exegeta que ha estudiado de manera más completa la figura de Jesús en los últimos decenios. J. P. Meier estudió en el Instituto Bíblico de Roma (en los mismos años en que yo estudiaba), y empezó escribiendo algunos libros sobre el evangelio de Mateo y el origen del cristianismo ((Cf. Law and History in Matthew’s Gospel, Roma 1976); The Vision of Matthew: Christ, Church and Morality in the First Gospel, New York 1979; Antioch and Rome: New Testament Cradles of Catholic Christianity (en colaboración con R. E. Brown, Philadelphia 1983)), pero luego se ha centrado en la elaboración de una obra monumental sobre la vida de Jesús: A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus I-V (New York 1991/2009; versión castellana: Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico I-IV, Estella 1998-2017), en la que ha venido trabajando desde hace más de cuarenta años.

Ha publicado cinco volúmenes (uno de dos tomos) sobre:

  1. El encuadramiento histórico y las raíces de la persona de Jesús.
  2. El mensaje del Reino (con la figura de Juan Bautista) y los milagros (en dos tomos)
  3. Los compañeros y competidores
  4. La interpretación de la Ley y el mensaje del amor.
  5. Las parábolas, con su mensaje doctrinal, personal y escatológico

Le quedan (quedaban) en principio tres volúmenes

6. Los títulos de Jesús, con la experiencia de su identidad personal.7. El juicio y muerte (pasión) de Jesús8. (No parece que vaya a escribir un volumen sobre los textos de resurrección, pues ello desborda el plano del Jesús histórico, tal como él lo entiende).

 J. P. Meier no es el único que ha escrito (y ha escrito bien) sobre la historia de Jesús, pero su trabajo es quizá el más significativo e influyente de los últimos decenios, no sólo entre los católicos (lo cita con abundancia y respeto el mismo Papa Benedicto XVI), sino también entre los protestantes y los agnósticos. Él es quizá el punto de referencia básico en el estudio de la vida de Jesús, a principios del siglo XXI, de manera que quien quiera ocuparse seriamente del tema ha de ponerse en contacto con su obra. Tanto en la conclusión como en la introducción de los diversos volúmenes de su obra, todavía en curso de publicación, y especialmente en un trabajo dedicado de un modo directo a su forma de entender la vida de Jesús (Del profeta como Elías al mesías real davídico, publicado en D. Donnelly (ed), Jesús, un coloquio en Tierra Santa, Verbo Divino, Estella 2004, 63-112), J. P. Meier ha sintetizado su interpretación de la vida de Jesús, afirmando, de manera sorprendida, que no tuvo más remedio que cambiar de visión y perspectiva a medida que iba estudiando con más detención y escribiendo con más precisión sobre el tema, a lo largo de veinte años (que pueden alargarse quizá durante bastante tiempo).

F09B2B40-C4A9-4394-BB22-B5596C1B48D0Jesús ha sido (y sigue siendo) una sorpresa para J. P. Meier. Jesús seguirá una sorpresa para aquellos que decidan entrar en su vida, según los evangelios, tanto desde un punto de vista crítico (científico) como desde el punto de vista religioso (y en especial cristiano). En las reflexiones que siguen no estudio la vida de Jesús en sí, sino la forma en que esa vida ha sido interpretada por J. P. Meier a lo largo de su investigación sobre Jesús, Judío marginal, a lo largo de unos años fascinantes, que han marcado el interés de un público muy intenso, de especialistas bíblicos, de historiadores y estudiosos de la vida de Jesús. No ofrezco tampoco un resumen de la obra de J. P. Meier (cosa que podrá hacerse en otro momento), sino una introducción a la lectura de su magna obra que es, en el fondo, una introducción (quizá la mejor que puede hacerse en la actualidad) a la lectura de la historia de Jesús). Ésta es una obra que honra a una editorial como Verbo Divino, desde un punto de vista científico y cristiano, cultural y espiritual

1. Momentos básicos de la vida de Jesús y de la composición de la obra de Meier.

Estos dos momentos (Profeta como Elías, Mesías en la línea de David) marcan no sólo el itinerario de Jesús (su toma de conciencia, su despliegue profético-mesiánico), sino el ritmo de estudio y trabajo histórico de J. P. Meier, tal como él mismo lo ha venido mostrando, de un modo velado, sin revelar sus conclusiones, al final de Vol III y Vol IV (edición española: III, 651-652; IV, 657). Pero el mismo J. P. Meier nos ha ofrecido un “adelanto” de sus conclusiones en el trabajo ya citado (Jesús, un coloquio en Tierra Santa, Verbo Divino, Estella 2004, 63-112), que servirá de base para lo que sigue. J. P. Meier no ha publicado todavía el último volumen de su obra y, siendo como es, muy “obediente” a los textos, podrá ir quizá cambiando de opinión a medida que los vaya investigando con más detención. Pero ésta es, por ahora, su última visión del tema.

Profeta como Elías.En el estudio que desembocó en los dos primeros volúmenes de su obra (Un judío marginal) publicados en 1991 y 1994, J. P. Meier vino a encontrarse ante el rostro de un Jesús histórico, mensajero del Reino de Dios, que él no había esperado ni buscado: «El retrato de un (1) profeta escatológico itinerante, (2) obrador de milagros, (3) proveniente del norte de Israel, vestido con el manto de Elías». ((Cf. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus II, Doubleday, New York 1994, 1039-1049 (Versión cast. Un Judío Marginal II/2, Verbo Divino, Estella 1997, 1082-1092)). Ciertamente, J. P. Meier fue descubriendo que Jesús mantuvo tensas relaciones y disputas con grupos rivales, como los fariseos y saduceos, y que elaboró y mantuvo enseñanzas importantes sobre aspectos significativos de la Ley mosaica, componiendo proverbios y aforismos, según la tradición sapiencial de Israel.

Ese Jesús trazó además algún tipo de estructura u organización para sus seguidores. Pues bien, a pesar de su variedad, todos esos rasgos, vinculados a su ministerio profético itinerante y a su mensaje escatológico, expresado a través de parábolas narrativas, pueden y deben interpretarse desde una visión de Jesús como profeta escatológico en la línea de Elías.

Mesías real davídico. Pues bien, a partir del tercer volumen (publicado el 2001) y, sobre todo, a partir del cuarto (publicado el 2009), J. P. Meier ha ido descubriendo y mostrando que la visión anterior (Jesús profeta como Elías) resulta insuficiente para entender su mensaje y camino (y su movimiento). El mismo despliegue y estudio de los textos le ha llevado a descubrir (en contra de sus intenciones) un rasgo nuevo de Jesús, que actúa como Mesías real davídico (más que como profeta) y que acaba siendo crucificado por los romanos bajo el título de Rey de los Judíos. Este paso del Jesús profeta escatológico como-Elías (maestro sapiencial, realizador de milagros), al de Jesús que actúa y se compromete como Mesías real davídico en Jerusalén forma la trama y sentido no sólo de la figura de Jesús, sino de la obra de J. P. Meier (que quiere ser fiel a esa historia).

Eso significa que no podemos hablar de Jesús como figura estática (con un solo proyecto), sino como alguien que ha desplegado su propuesta por lo menos en dos tiempos, con dos figuras distintas: Profeta como Elías, pretendiente mesiánico como David. Desde ese fondo se plantea según J. P. Meier el tema exegético e histórico central del principio del cristianismo: ¿Cómo concuerdan entre sí estos dos retratos: el de Jesús profeta y el de Jesús Mesías? ¿Cómo se puede pasar de Jesús profeta escatológico, hacedor de milagros como-Elías (una figura que, sin duda, tiene un fondo histórico) a un Jesús que actúa y muere en Jerusalén como Mesías real davídico (una figura que es también histórica)? Desde ese fondo se plantean, según J. P. Meier, dos preguntas fundamentales: (1) ¿Es cierto el Jesús histórico se consideró mesías real davídico? (2) ¿Cómo se relaciona ese Jesús mesiánico con el Jesús profeta?

El problema del origen de la visión de Jesús como descendiente davídico. La aportación de Pablo en Rom 1, 3-4. Son muchos los investigadores que han negado ese supuesto, entre ellos John J. Collins y Christoph Burger, quienes suponen que la idea mesiánica era conocida en Israel, en aquel tiempo, pero que Jesús no la aceptó a lo largo de su vida pública, de manera que la visión mesiánica ha sido una interpretación (invención) de sus discípulos, que proyectaron sobre la historia de Jesús un elemento posterior de la fe cristiana .

Pues bien, en contra de eso, estudiando uno por unos los textos en los que aparece la visión de Jesús como Mesías (hijo de David), J. P. Meier ha demostrado que esos textos sólo tienen sentido si es que, en un momento dado, Jesús mismo se entendió (y otros le entendieron) como “mesías davídico”.  J. P. Meier sabe que los datos sobre el nacimiento de Jesús en Belén son secundarios (derivados teológicos), pero él añade que su filiación davídica no es un simple theologumenon, pues ella aparece en los más diversos estratos de la tradición evangélica (anunciaciones y genealogías de Jesús, himnos…), antes de haber sido asumida por los evangelios de la infancia. Ha sido precisamente esa tradición de Jesús como “hijo de David” la que ha servido como “matriz” para el despliegue de los diversos temas de la infancia de Jesús, y en especial de su nacimiento en Belén.

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Las mujeres y el discernimiento

Miércoles, 27 de julio de 2022
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Mujeres-sinodo_2430366946_15951672_660x371“Hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión”

“El Papa señaló que discernir es uno de los tres verbos del Sínodo, que es camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesia”

“Es de valentía y hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión”

“Los textos de la Biblia judía y del Corán, referidos a la mujer, nada de parecido tienen con los Evangélicos antes indicados, tan de delicadeza femenina”

“Mucho y trascendental debió ocurrir para pasar de unos textos tan respetuosos hacia lo femenino, a la realidad, la de la Iglesia católica, de una religión muy clerical a base de varones”

I.- El discernimiento y los jesuitas:

Al inicio del proceso sinodal, en el Discurso del Papa Francisco pronunciado el sábado 9 de octubre de 2021 en el Vaticano (Aula Nueva del Sínodo), al poco de comenzar Discurso, el discernimiento ya es mencionado: “Y para comenzar un discernimiento en nuestro tiempo, siendo solidarios con las fatigas y los deseos de la humanidad”. Recordó el Papa más adelante, lo siguiente, que es esencial y que muchos parecen olvidar: “El protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo”.

Luego el Papa constató el malestar y sufrimiento de numerosos agentes pastorales, de los organismos de participación de las diócesis y de las parroquias, y también de “las mujeres que a menudo siguen quedando al margen”. El 10 de octubre de 2021, en la Homilía de la Santa Misa de Apertura del Sínodo de los Obispos, el Papa señaló que discernir es uno de los tres verbos del Sínodo, que es camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial.

No es sorprendente que un Papa que es jesuita, perteneciente a la Societatis Iesu, emplee con tanta frecuencia el sustantivo “discernimiento, que es un elemento base, decisorio, de la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, que está en sus Ejercicios Espirituales y en otros textos. Ya en la importante Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), fechada el 24 de noviembre de 2013, a meses apenas de haber sido elegido Papa (que lo fue el 13 de marzo de 2013), la palabra discernimiento aparece once veces.

Ese repetido empleo de terminología tan jesuítica, da pie pensar que el Sínodo (2021-2023) tenga en sus fases originales y de inicio una fundamental influencia e impulso por parte de la Compañía de Jesús, que si siempre estuvo muy ligada al Papado, incluso por voto especial, ahora lo está mucho más, en tiempos en los que el Papa es también jesuita (S.J.) Y la discreción de la Compañía, muy agazapada, sin sobresalir en los primeros sitiales del Sínodo, promovido –reitero- por un Papa jesuita, es prueba de prudencia ante lo que pudiera ocurrir en el futuro, acaso indeseable, y de un vital instinto de conservación por parte de la varonil y militante orden religiosa, cuyo Fundador, de cojera por herida de guerra, no quiso hijas, hermanas o madres a su lado.

Es curioso constatar la evolución radical de los jesuitas en la Historia de la Iglesia. En tiempos contemporáneos, siguiendo las directrices y mandatos del documento final de la Congregación General, la número 32, que eligió General al Padre Arrupe, los jesuitas están a la cabeza del progresismo y son su avanzadilla en el mundo eclesiástico. Antes, en anteriores tiempos, cerca del Renacimiento, y más tarde, en tiempos de la Modernidad, los jesuitas hicieron el papel de “contras”, pues fueron los protagonistas del fenómeno de la “Contra-reforma” primero (respuesta católica a la reforma protestante de Lutero, que comenzó en el siglo XVI) y de la “Contra-revolución” después en el siglo XIX, esenciales en el Papado del anti/modernista Pio IX, agrupados en torno a la revista Civiltà Cattolica, e inspiradores de la extremista encíclica Quanta Cura y Syllabus, en 1864. Es normal que los del magis (del siempre más), difíciles a clasificar por ser muy plurales, transiten con facilidad de la contra al pro, o del pro a la contra.

Sobre ello algo ya escribimos, aquí, en Religión Digital, cuando titulamos El jesuita con tricornio, en referencia al Padre Pirrone. confesor del príncipe Salina en la novela siciliana El Gatopardo. Y para leer un análisis detallado del papel desempeñado por los jesuitas en el largo y fundamental Papado de Pío IX, se recomienda el libro de Jean Lacouture, Jesuitas, editado por Seuil, en 1991.

II.- Peligros del discernimiento:

Es de valentía y hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión, pues puede producirse, con facilidad, una confusión entre lo que son pensamientos del discernimiento adecuados, muy aplaudidos por unos, y pensamientos de discernimiento inadecuados, de supuestas apostasías, cismas y herejías, muy rechazados por otros. Insisto en que hay que tener mucho cuidado, para no llevarse sorpresas, pues se conocen los inicios y nunca los finales en las incitaciones al discernimiento, colectiva e individualmente, siendo de evitar las tentaciones al fuego, salvo que se sea un pirómano, allí donde hay materias tan combustibles como son los dogmas y los anatemas, de tanta tradición católica, no siendo fortuito que el concilio de Latrán en 1215, que definió el dogma, fuera el de la institución de la Inquisición.

Siempre se dijo que a los alemanes y a sus aprendices, incluidos los españoles, enloquece la metafísica y, naturalmente, la teología, con sus cóncavos o picudos discernimientos, siendo esa la causa de tanta locura, de extremismo y de tantos extremistas a lo germánico, que, al igual que Goethe, hablan alemán en la intimidad, entretenidos en fuegos fatuos. Muchos consideran normal lo que ocurre ahora a los alemanes, en su Sínodo, como se consideró normal lo que les ocurrió en su exitoso Concilio, el Vaticano II, que tanto influyeron, aunque ya protestaban de todo y protestándolo todo. Algunos dirán que de aquellos polvos conciliares resultan los presentes barros sinodales. De lo que estoy seguro es que lo último nunca lo reconocerá el cardenal Kasper, que ahora, bélicamente, discursea sobre “golpes sinodales de Estado”, asunto tenebroso por venir de un germano.

Más dejemos, por ahora, los radicalismos sinodales de los alemanes y alejémonos también de los de alguna diócesis, más o menos española. Bástenos la llamada “ponderación”, nada revolucionaria de la Conferencia Episcopal Española, la  cual, en la conclusión de la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, el 11 de junio de 2022 (Asamblea Final Sinodal de la Iglesia en España), señaló que la participación sinodal había sido principalmente de personas ya implicadas en la vida de la Iglesia, mayoritariamente mujeres, y que entre los temas de más fuerte resonancia en el proceso sinodal, el primer lugar lo ocupó el papel de la mujer en la Iglesia.

III.- Ya en lo femenino:

Es normal que la llamada “Revolución feminista”, que nació en el siglo XIX  y que continúa exitosa en el siglo XXI, golpease las puertas de los tres monoteísmos, el Judaísmo, el Islam y el Cristianismo, considerados baluartes o fortalezas del llamado patriarcado, y con unos textos fundamentales, por ser palabra de Dios, de un “Dios Padre”, tachados por ser de apoteosis masculina. Surge una diferencia entre el cristianismo y los otros dos monoteísmos, pues en los Evangelios la posición de Cristo hacia la mujer no puede ser menos patriarcal y más liberadora, de profundo respeto. Emmanuelle Seyboldt, cristiana protestante y “pastora”, escribió: “Los evangelios presentan a Jesús de una manera que se pudiera calificar de feminista”.

Acaso no tanto, pero son de recordar en sentido favorable a la mujer, episodios evangélicos como el encuentro de Jesús con la mujer samaritana (San Juan, 4, 8-43), la discusión con Marta (Lucas, 10, 38-42) y ese fascinante episodio de Jesús con la mujer adultera (San Juan, 8, 1-11), en el que, sorprendentemente, Jesús escribió en la arena sin saber el qué (“Jesús, inclinándose hacia abajo, escribía con el dedo en la tierra”). Esos tres episodios están magníficamente comentados en la Edición de Antonio Piñero, Los Libros del Nuevo Testamento, editorial Trotta 2022, 2ª edición, páginas 1336 y siguientes, 835 y siguientes, y 1358 y siguientes. A esos tres “episodios”, habrá de añadirse un cuarto, que consta en los cuatro Evangelios canónicos, acerca de la presencia de mujeres, María Magdalena, María la de Jacobo y José, y la madre de los hijos del Zebedeo; un cuarto muy importantes, pues inició el relato acerca de la Resurrección del Señor, esencial en el Cristianismo.

 Mucho y trascendental debió ocurrir para pasar de unos textos tan respetuosos hacia lo femenino, a la realidad, la de la Iglesia católica, de una religión muy clerical a base de varones, denunciado por el mismo Papa y siendo conclusión de la fase sinodal diocesana la denominada superación del clericalismo. Acaso en ello haya un deseo divino, propiciador de la  sequedad vocacional, y que sin las mujeres no sea superable el galopante secularismo. Y aquí procede hacer  tres observaciones:

A).- Los textos de la Biblia judía y del Corán, referidos a la mujer, nada de parecido tienen con los Evangélicos antes indicados, tan de delicadeza femenina. La lectura en clave femenina de los textos judíos y musulmanes han de exigir interpretaciones y hermenéuticas que no precisan los textos cristianos, pues a estos bastará quitarles la roña acumulada y no esconderlos. A dicho efecto sirve de prueba el libro escrito a tres voces por la cristiana Emmanuelle Seyboldt, la judía Floriane Chinsky y la musulmana Kahina Bahloul, titulado Mujeres y dioses, publicado en Francia en 2021 y ahora es muy actual por la conclusión de la fase diocesana del Sínodo. En ese libro se trata de dar respuesta al asunto del papel de las mujeres en las tres religiones, tan marcadas por siglos de patriarcado, y ello a través del diálogo a tres, de  una mujer “pastor” en una Iglesia protestante, de una mujer “rabino” en una Sinagoga judía  y de una mujer “imán” en una Mezquita. Interesante el reportaje sobre Kahina publicado el pasado 17 de junio en ABC,  si bien la apellida indebidamente, Bahlqui.

B).- Se destaca la enorme importancia del clericalismo católico, de alguna equivalencia o parecido al clericalismo musulmán del Chiismo, y no existiendo clérigos ni en el Judaísmo ni en el Sunismo musulmán, pues ni los rabinos ni los ulemas e imanes son clérigos en sentido estricto. Es de señalar lo ocurrido en los años 1980-1990, con la llegada al poder en Irán de los clérigos chiítas encabezados por el ayatollah Khomeyni: una llegada que supuso una conquista del Poder, preocupación y ocupación primordial de hombres clérigos, y, además, una revisión fundamentalista de textos musulmanes y de prácticas, con la consiguiente apoteosis de lo masculino y un endemoniar lo femenino. Basta observar la realidad de las mujeres en Irán, hoy.

 C).- Es de juristas y de Justicia no generalizar sobre clérigos, pues unos o muchos son ejemplares y otros, en especial, los ya en la jerarquía, son del “ordeno y mando”, del abuso de superioridad y del prevalimiento, que encubren el miedo, miedo al otro sexo. Frente a ellos, a las mujeres queda no sólo el reproche, incluso el de las más altas autoridades eclesiásticas, sino también la denuncia por pisotear dignidades humanas. Y traigo a colación la reciente sentencia, de uno de Junio de 2022, la número 544,  de la Sala 2ª del Tribunal Supremo, presidida por el sabio magistrado don Manuel Marchena, discípulo, por cierto, de los jesuitas de Deusto. Y una Sentencia que cita al filósofo Rawls, recordando lo que llamó “el deber de civilidad”, que ha de estar insito en los que dicen estar sujetos al “deber de religiosidad”.

(Deberá continuar con el asunto de los cuerpos, también el de las mujeres, con la peculiaridad cristiana de un Dios encarnado, con ese texto tan peculiar que es El Cantar de los Cantares y con los monoteísmo “liberales” en el Islam y Judaísmo, regidos por mujeres)

Fuente Religión Digital

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‘Los libros del Nuevo Testamento’: la obra definitiva de Antonio Piñero, ya a la venta

Sábado, 11 de diciembre de 2021
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9788413640242Editado por Trotta, puedes conseguirla en la Tienda de RD

Compra aquí Los Libros del Nuevo Testamento. Gastos de envío gratuitos

Edición de Antonio Piñero. Colaboradores: Gonzalo del Cerro, Gonzalo Fontana, Carmen Padilla, Antonio Piñero, José Montserrat Torrents

No existe hasta la fecha una edición del Nuevo Testamento meramente histórica, efectuada con criterios estrictamente académicos, no confesionales, sin ninguna tendencia religiosa previa

No existe hasta la fecha una edición del Nuevo Testamento meramente histórica, efectuada con criterios estrictamente académicos, no confesionales, sin ninguna tendencia religiosa previa. La correcta comprensión de textos escritos hace casi dos milenios exige una labor explicativa basada en conocimientos literarios e históricos, no solo teológicos.

Contemplar los libros del Nuevo Testamento con nuevos ojos tras el mismo tratamiento crítico deparado a cualquier otro texto de la Antigüedad grecolatina presenta a menudo un sentido diferente y más interesante si cabe.

Los autores tratan de responder a preguntas continuamente formuladas en los medios: ¿Qué hay de verdad histórica en los Evangelios? ¿Qué de ficción? ¿Añadió mucho la Iglesia primitiva de su cosecha a la tradición sobre Jesús de Nazaret de modo que esta quedó distorsionada? ¿Qué opinan al respecto los historiadores y comentaristas de las muy diversas confesiones del cristianismo?

Esta mirada, al menos relativamente nueva, sobre los libros del Nuevo Testamento puede incluso conducir a un redescubrimiento de este conjunto de obras por parte del lector, independientemente de sus creencias. Es igualmente cierto que a menudo muchas aclaraciones a textos tan antiguos, a veces tan alejados de la mentalidad general del siglo XXI, tienen un carácter puramente probable. También interesa que el lector, tras hacerse una idea de las opiniones diferentes expresadas en el comentario, se forme la suya propia independiente de la de los autores.

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Reseñas y críticas:

«La publicación de una nueva traducción al español comentada de los Evangelios que ha culminado el erudito Antonio Piñero junto a un equipo de colaboradores marca un punto y aparte, un cambio de paradigma que no debiera pasar desapercibido». (El Confidencial)

«Antonio Piñero hoy en día es reconocido como uno de los principales expertos del Nuevo Testamento a nivel mundial». (ABC)

«El filólogo Antonio Piñero es uno de los grandes referentes mundiales en cristianismo primitivo». (Faro de Vigo)

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Puedes comprar este libro, con gastos de envío incluidos, en la Tienda de RD.

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Los Libros del Nuevo Testamento. Traduccion y comentario

Editorial: Trotta
Encuadernación: Cartoné
Nº páginas: 1664
Medidas: 200mm x 300mm
Año: 2021

Precio 54,00 €

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Cristianos de base editan un Nuevo Testamento canario e inclusivo

Lunes, 19 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Cristianos de base editan un Nuevo Testamento canario e inclusivo

Portada_2330176972_15469835_667x967“Una fe personal, comunitaria, crítica, comprometida y festiva”

Los militantes de Acción Católica realizan un proyecto del Centro Teológico de Las Palmas de hace 40 años

Antonio Quintana, coordinador de la obra:“La idea surgió en junio de 2020 cuando la HOAC seguía usando el evangelio del día en peninsular y vimos necesario adaptarlo a nuestro lenguaje. La buena acogida que tuvo la propuesta nos animó a realizarla”

Publicada por Mercurio Editorial, que ha sido un éxito, ya está comprometida la segunda edición

(Mercurio Editorial).- Siete personas, vinculadas a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), a la Frater y a la comunidad Redes Cristianas de Tacoronte, han realizado el primer Nuevo Testamento canario e inclusivo, que acaba de publicar Mercurio Editorial.

“La idea de realizar este proyecto surgió en junio de 2020 cuando la HOAC seguía usando el evangelio del día en peninsular y vimos necesario adaptarlo a nuestro lenguaje. La buena acogida que tuvo la propuesta nos animó a realizarla”, expresa Antonio Quintana, coordinador de la obra, licenciado en Teología y periodista.

En esta adaptación han participado Juan Barreto, doctor en Filología Bíblica Trilingüe, Felipe Bermúdez, doctor en Teología, María del Carmen Peñate, Licenciada en Pedagogía, Juani Sosa, profesora de Formación Permanente, Roberto Perdomo, licenciado en Teología, y Águeda Vilavert, diplomada en Trabajo Social. “Nuevo Testamento. Una adaptación al lenguaje inclusivo y canario nace con el propósito de ayudarnos a vivir una fe personal, comunitaria, crítica, comprometida y festiva, que nos anime a ser personas nuevas y contribuya a la construcción de esa sociedad nueva que Padre Madre Dios quiere para nuestro mundo”, apuntan los autores en el prólogo.

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En 1981 el Departamento de Teología de las Realidades Canarias del Centro Teológico de Las Palmas (TERECA) editó Jesús, el hombre nuevo, una selección de textos evangélicos basado en una Biblia Latinoamericana. TERECA decía entonces que “a falta de una versión de los Evangelios realizada desde Canarias, y para nuestra gente -labor interesante y necesaria que algunas personas estamos intentando- nos ha parecido que esta es la más sencilla y accesible, además de seria y científica”.

Cuarenta años después se ha realizado aquel sueño. Tal publicación, que “es mejorable” según los autores, tiene como base el Nuevo Testamento de la Nueva Biblia Española, una traducción dirigida hace ya 34 años por los biblistas Juan Mateos y Alonso Schökel, en cuyo grupo estaba también Juan Barrero.

El equipo expresa que está en sintonía con lo dicho por el papa Francisco en su carta apostólica de 2020 Amor a la Sagrada Escritura: “la Biblia necesita ser traducida constantemente a las categorías lingüísticas y mentales de cada cultura y de cada generación, incluso en la secularizada cultura global de nuestro tiempo”. Los autores esperan que este Nuevo Testamento Canario ayude a vivir y dar respuestas acertadas “a las múltiples llamadas que Padre Madre Dios nos sigue haciendo a través de Jesucristo”.

Esta publicación, que tiene 526 páginas. Sus autores están satisfechos porque ya tienen comprometidos la mitad de la primera edición.

Fuente Religión Digital

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‘Jesús y el Espíritu’ de James D. G. Dunn: una de las investigaciones más importantes del siglo XX

Jueves, 19 de septiembre de 2019
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Jesus-Espiritu_2150794917_13847116_667x705Editorial Clie, 2013. Dunn: “O hay experiencia religiosa, o sencillamente no se da una verdadera fe”

Estamos ante una muy brillante investigación que se adentra en la experiencia carismática de Jesús, para después pasar a la de sus discípulos y primeros seguidores inmediatos y, finalmente, considerar lo que el apóstol Pablo pensaba de su propia experiencia y cómo enseñó a las iglesias de su radio de influencia a este respecto

Tras su lectura la conclusión no puede ser otra que recomendar la lectura de este libro como imprescindible en el campo de la pneumatología, pero también para la compresión del nacimiento de la iglesia primitiva. Un libro de 600 páginas que no tiene desperdicio

Es demasiado fácil reducir el estudio de un movimiento, cuya vitalidad original es en sí mismo evidente a una investigación de sus conexiones literarias, o a una serie de hipótesis fundadas en teorías psicológicas y sociológicas del presente… Solo cuando hayamos descubierto, en la medida en que podamos, la propia experiencia de Jesús acerca de Dios como Abba y acerca del espíritu escatológico, las experiencias de los primeros discípulos acerca de Cristo resucitado y del Espíritu de Pentecostés y sobre la participación en los sufrimientos de Cristo, solo entonces habremos empezado a apreciar la dinámica que transformó el lenguaje, las vidas y las relaciones, de tal manera que hoy tan solo podemos maravillarnos de ello. James D. G. Dunn

James Dunn es uno de los mayores eruditos del Nuevo Testamento a nivel mundial y es reconocido por muchos como el más grande experto en Pablo de Tarso. Esto se hace evidente nada más abrir uno de sus libros y comenzar a leerlo. Sin duda, es una tentación el dedicar la primera parte de esta reseña a sus muchos logros académicos y a insistir en su capacidad intelectual, pero ante un libro como el que tengo entre manos debo seguir otra línea.

Jesús y el Espíritu fue el libro que le valió el galardón de Licenciado en Teología Honoris Causa. La universidad que se lo otorgó fue la de Cambridge en 1976. 
Ante esto se comprende que la crítica teológica a nivel mundial considere este volumen como imprescindible para la comprensión de la pneumatología del Nuevo Testamento. De hecho, estamos ante una de las investigaciones más importantes del siglo XX sobre esta rama de la teología. El libro aborda la experiencia religiosa y carismática de Jesús y de sus primeros seguidores abarcando desde allí las siguientes tres décadas. Por ello, cualquier estudioso o interesado en la dimensión carismática en el cristianismo original debe tener este libro como una de sus referencias.

Es posible que al lector católico le pueda chocar la posición del autor en relación a la primacía de la experiencia del Espíritu en las comunidades cristianas primitivas en detrimento de los ministerios u oficios eclesiales, pero también al lector protestante podría sorprenderle, ya que igualmente suele creer que desde el comienzo de la Iglesia se establecieron los oficios para su organización y buen funcionamiento. Sin embargo, tal y como el autor demuestra, las iglesias helenísticas relacionadas con el apóstol Pablo no funcionaban o se dirigían de esta forma, sino que dependían de la experiencia en el Espíritu teniendo una serie de principios para que los excesos pudieran ser cortados y las diferentes experiencias ser evaluadas.

No sería hasta una segunda generación de creyentes, tras la desaparición del apóstol Pablo, que vio la necesidad de estructurar con oficios estables y reconocidos la vida de las iglesias locales en detrimento de la experiencia carismática. El cristianismo primitivo dependía del Señor resucitado y de su Espíritu, siendo todo lo demás sujetado a esto. Aquí también va unida la escasa importancia que el apóstol le concedía a los sacramentos.

Podría parecer que esta forma de entender la realidad cristiana es un auténtico coladero para que todo tipo de enseñanzas y excesos se dieran, tal y como se está viendo desde hace ya más de un siglo en movimientos pentecostales y sobre todo neopentecostales, pero el mismo apóstol colocó una serie de contrapesos, frenos y principios para identificar lo que era una experiencia genuinamente carismática proveniente de Dios. Es esta la cuestión fundamental que el presente libro pretende responder.

Estamos ante una muy brillante investigación que se adentra en la experiencia carismática de Jesús, para después pasar a la de sus discípulos y primeros seguidores inmediatos y, finalmente, considerar lo que el apóstol Pablo pensaba de su propia experiencia y cómo enseñó a las iglesias de su radio de influencia a este respecto.

Es precisamente en estas tres partes cómo se divide este volumen precedidas de una presentación y una introducción y terminando con una conclusión.

En la introducción nuestro autor considera que, o hay experiencia religiosa, o sencillamente no se da una verdadera fe. Es imprescindible que se produzca esta vivencia. Pero esto abre una serie de interrogantes: ¿qué es una experiencia religiosa? ¿Cómo reconocerla? ¿Qué características tuvo en los inicios del cristianismo? Dunn señala las dificultades que conlleva el intentar profundizar en ella y estudiarla.

Pasando a la primera parte del libro, el mismo se centra en Jesús, de su experiencia de la realidad divina en su vida. ¿Qué era para él ser inspirado por Dios? Además, ¿sirve esta experiencia sobre Dios como un modelo para los creyentes posteriores?

Para ello el autor aborda la espiritualidad del Galileo tocando en un primer momento su vida de oración, ¿qué papel le otorgaba? ¿Qué valor tuvo para él? En segundo lugar considera el sentido de filiación en Jesús, qué significaba en él el vocablo Abba. Jesús tenía conciencia de esta filiación con el Padre y fue uno de sus distintivos (p. 51). Así, sabía que poseía una especial relación con Dios, de intimidad y cercanía, sus coetáneos no usaban este vocablo para referirse a Dios. Es desde esta filiación que consideraba que era hijo de Dios, o incluso “el Hijo”, designación que merece una cauta consideración (p. 72).

Un segundo rasgo de gran relevancia es la autoridad del Galileo. Fue Käsemann quien lanzó desde aquí una nueva consideración sobre el Jesús histórico. Para él, “Jesús se sintió él mismo en una actitud capaz de supeditar con una libertad soberana y sin igual las palabras de la Ley y la autoridad de Moisés” (citado en la p. 83).

Esta conciencia de autoridad llevaba aparejada la idea de que con él irrumpía una escatología realizada en parte. Esto es algo perteneciente al Jesús histórico, tal y como el autor se encarga de demostrar con la consideración científica de textos evangélicos relacionados.

Jesús conocía que el Espíritu de Dios estaba actuando por medio de él, lo que también significaba que el Reino de Dios ya había llegado (p. 91). Era la plenitud de los tiempos mesiánicos, sus inicios, y el Maligno ya había sido vencido. “El reino escatológico de Dios se hace visible y está presente, no meramente en sus exorcismos y curaciones, sino principalmente en su predicación” (p. 109).

Finalmente, en esta primera parte del libro se considera a Jesús como taumaturgo, como hacedor de “acciones maravillosas”, algo firmemente arraigado en la tradición.

Se discute también qué tipos de milagros realizó Jesús considerados desde la medicina moderna y sus paralelos en la historia de las religiones. Dicho lo cual, hay algo de gran relevancia para diferenciar la figura de Jesús de los demás magos y taumaturgos de su tiempo: “Para él la fe era complemento necesario al ejercicio del poder de Dios, de aquí su incapacidad para realizar algún milagro en Nazaret, debido a su falta de fe (apistía, Mc 6, 6 / Mt 13, 58). La fe en el receptor es como completar el circuito para que la corriente pueda fluir. Con otras palabras, no había nada automático, nada mágico en el poder de Jesús, ni tampoco en su ejercicio o en su conciencia de él… Es esta dependencia de una respuesta, esto es, obtener la fe del pueblo, lo que distinguía a las dynámeis de Jesús de los posibles paralelos en los círculos judíos o helenísticos, donde la fe no representaba nada” (p. 131).

Otro rasgo de Jesús en este contexto es que él nunca se colocó como una persona de fe, sino que llamaba a los demás a tener fe precisamente en él, en su persona, siendo el vehículo por medio del cual el poder de Dios se manifestaba (p. 132).

El siguiente distintivo de su autoridad es su figura como maestro. Es alguien que asombraba por su forma de enseñar, la autoridad divina de la que decía ser representante y, consecuentemente, el tipo de discipulado que demandaba para aquellos que querían seguirle. No es el tipo de relación maestro-discípulo típico de la época. El discipulado rabínico consistía en aprender de la Torah en tanto que para Jesús se trataba de imitación, misión y apertura a la gracia divina.

Pero Jesús todavía era más, se presenta como profeta. Un profeta en un tiempo en donde se pensaba que la profecía ya hacía tiempo había dejado de darse, el Bautista había iniciado esta nueva era escatológica. Dicho lo cual, no era un profeta más, veía su ministerio como el cumplimiento de profecías anteriores (p. 143) y poseía el discernimiento y previsión.

¿Habló Jesús en lenguas? ¿Estaba cuerdo mentalmente o padecía de cierto tipo de paranoia y megalomanía? Por último, ¿pensó Jesús de sí mismo como que era alguien divino? Ante esto, ¿podemos hablar de la “divinidad” del Jesús histórico? Leer más…

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James Martin arremete contra la asesora espiritual de Trump, Paula White Por defender la política migratoria del presidente estadounidense citando el Nuevo testamento

Sábado, 14 de julio de 2018
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James Martin: “Me pregunto qué evangelio estará leyendo”

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(RT).- Un prominente sacerdote católicoarremetió contra la asesora espiritual de Donald Trump por defender la política migratoria del presidente estadounidense citando el Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. El reverendo James Martin criticó a la teleevangelista Paula White por afirmar que Jesús no fue un refugiado.

“Me pregunto qué evangelio estará leyendo. Jesús deja de lado muchas tradiciones: va en contra de las leyes judías, sana en el día de reposo, toca personas inmundas […] Realmente, el punto de vista de Jesús, una y otra vez, es que las leyes de Dios reemplazan a las del hombre“, aseveró Martin en el programa Anderson Cooper 360, de CNN.

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Previamente, White había descalificado a quienes “dicen cosas como que Jesús fue un refugiado”, y tildó tal afirmación como “fuera de contexto”. “Sí, [Jesús] vivió en Egipto durante tres años y medio. Pero no fue ilegal: si Él hubiese violado la ley, entonces habría sido pecaminoso y no hubiese sido nuestro Mesías”, indicó la asesora espiritual pentecostal, jefe del consejo asesor evangélico de Trump.

El sacerdote y autor jesuita criticó con dureza que White use las sagradas escrituras para justificar la política migratoria de ‘tolerancia cero’ anunciada por la Administración Trump en abril, que ha resultado en la separación de 2.000 niños inmigrantes de sus padres tras cruzar ilegalmente la frontera entre México y EE.UU.

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Pese a que Trump ordenó a finales de junio poner fin a esta práctica en un plazo de 14 días, el Gobierno de EE.UU. ha informado este lunes que no podrá ajustarse a ese lapso para reunir a las familias. “Aquí vemos a la Biblia [utilizada para] validar que los niños sean separados de sus padres, y esto, a mi parecer, es realmente espantoso”, acotó Martin.

Fuente Agencias, vía Religión Digital

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John Shelby Spong: “Sólo el 16% del Nuevo testamento fue pronunciado realmente por Jesús”

Viernes, 24 de junio de 2016
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54627_N_22-10-12-12-56-46John Shelby Spong, obispo de la Iglesia Episcopaliana de Estados Unidos, no le tiene miedo al progreso. A sus 81 años recibe en Londres la entrevista de ABC a través de Skype. Se encuentra en Europa para impartir conferencias en varios países, entre otros España. Sus «dudas» sobre los dogmas establecidos, –religiosa, social y politicamente–, le han conferido una imagen de «revolucionario» en su país natal, donde esta rama de la iglesia anglicana tiene cerca de dos millones de seguidores. Sus ideas también le han valido muchas críticas desde sectores más conservadores, que no comparten su postura.

Fiel defensor de los derechos civiles en los Estados Unidos, lleva décadas «combatiendo el seguimiento a pies juntillas de la Biblia». De ella dice que es «un libro que crece y que cambia», y que por tanto no puede entenderse como algo estático. Sus teorías, y con ellas la de la mayoría de sus colegas obispos, han desembocado en una lucha por los derechos de todos los seres humanos en igualdad y bendice el matrimonio entre homosexuales.

Pregunta.- Es usted miembro del «Seminario de Jesús», una reunión de 250 estudiosos de todo el mundo sobre la Biblia y el Nuevo Testamento. Además, participa en las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico. ¿Cuál es su aportación en este terreno?

– El «Seminario de Jesús» intenta determinar cuánto del Nuevo Testamento puede ser definido como literalmente cierto, cuántos de los dichos de Jesús fueron dichos realmente por Él. Jesús vivió entre el año 4 antes de Cristo y el año 30 de nuestra era, y el primer evangelio no fue escrito hasta el año 72, así que tenemos 42 años entre la crucifixión y la narración escrita de la historia de Jesús. Durante ese periodo de tiempo fue traducido del arameo –que es la lengua que Jesús solía usar en su conversación– y del griego, que es una lengua que ellos no hablaban. Así que no está escrito por testigos oculares, sino por la segunda generación de cristianos, que contaban la historia a la gente una y otra vez y pasó mucho tiempo antes de que lo recogieran por escrito. Es muy difícil determinar qué es lo que Jesús dijo literalmente o lo que realmente hizo. Son intentos de interpretar la vida de Jesús. Hay que leer la Biblia de un modo diferente, sin interpretaciones literales. Se puede ser cristiano sin interpretar las escrituras al pie de la letra.

P.- Propone todo un cambio en el sistema religioso establecido.

– Las interpretaciones de Jesús no pueden ser entendidas como fotografías de Jesús, no son grabaciones de Jesús. Una de las cosas que ha hecho el «Seminario de Jesús» es estudiar cada palabra que se le atribuye en el Nuevo Testamento. La conclusión del estudio, que duró 15 años, fue que sólo un 16% de las palabras atribuidas a Jesús fueron realmente pronunciadas por Él, y que el 84% restante eran interpretaciones de la Iglesia. No me puedo imaginar ni por un momento a Jesús diciendo «Yo soy la verdad» o «El que coma mi carne nunca tendrá hambre». No creo que eso fuera lo que Jesús dijo, pero es lo que la gente resumía de su experiencia con Jesús. Así que creo que tenemos un gran trabajo por delante para educar a la gente sobre lo que es la Biblia y también sobre lo que no es.

P.- Como obispo de la Iglesia Episcopaliana ha participado usted repetidas veces en las Conferencias Lambeth que cada 10 años celebra su Iglesia. ¿En qué consisten estas conferencias?

– Se reúnen obispos de todas las partes del mundo para tratar temas que están siendo discutidos globalmente. En 1988 el tema principal fue si las mujeres podían ser sacerdotes. La conclusión a la que se llegó fue que si las mujeres deseaban dar ese paso y ordenarse sacerdotes, estaba bien. En 1998, el debate se centró en el colectivo homosexual y se les terminó por dar la bienvenida y recepción a la vida en la Iglesia.

P.- ¿Y fue un debate fácil?

– Fue una de las peores conferencias, probablemente la peor a la que yo he asistido. Naciones como Estados Unidos, Escocia en particular y quizá Nueva Zelanda, tomaron liderazgo y nos empujaron a un trato más apropiado hacia los homosexuales. Sin embargo, países del tercer mundo de África, de Latinoamérica o del Sudeste de Asia fueron tremendamente negativos hacia el tema homosexual. Esto no significa que toda África comparta esta posición. De hecho, un gran obispo anglicano defendió acaloradamente a los homosexuales y les dio una abierta bienvenida a la vida en la Iglesia, pero hubo también obispos que se oponían.

P.- Algunos homosexuales aprovecharon esa «bienvenida» para entrar en el obispado estadounidense.

– A día de hoy tenemos dos obispos declaradamente gays en Estados Unidos, que han sido elegidos por sus iglesias, y son tremendamente apreciados en sus respectivas comunidades, uno en New Hampshire y el otro en Los Ángeles. Cuando yo me retiré como obispo de Newark teníamos 35 gays y lesbianas sirviendo en la vida de mi diócesis y 31 viviendo abiertamente con sus parejas. Debo decir que eran magníficos sacerdotes y nunca tuve la más mínima queja sobre el comportamiento de mis clérigos gays o lesbianas, ni sexual ni de otro tipo.

P.- Es un paso muy importante para el colectivo homosexual.

– Sí. La Iglesia de Estados Unidos está creciendo en una manera mucho más abierta. Nuestro Presidente Obama ha apoyado el matrimonio homosexual, nuestro Vicepresidente también, el partido Democrático lo mismo, y éste ha sido uno de los puntos tratados en la última campaña a las elecciones. Los Estados Unidos ya no discriminan a las personas gays y lesbianas en las Fuerzas Armadas y eso fue un compromiso de la administración Obama. Uno de nuestros senadores conservadores dijo en una ocasión que no le importaba la inclinación sexual de los soldados siempre y cuando supieran disparar. Es ahí a donde hemos llegado como nación. Sobre este tema se ha evolucionado enormemente, pero en algunas partes del sur, de donde yo provengo, las personas son mucho más conservadoras que en el área de Nueva York, que es donde vivo.

P.- ¿También se ha evolucionado en la cuestión racial?

– Creo que podemos decir lo mismo sobre las razas. Si echamos la vista atrás vemos que en el siglo XIX hubo obispos cristianos que apoyaban abiertamente la esclavitud, y se apoyaban en la Biblia para defenderla. Más tarde, cuando la Guerra Civil acabó con la esclavitud e instauramos un sistema odioso llamado segregación, tuvimos obispos cristianos apoyando la segregación enarbolando para ello la Biblia. Nos enseñaron que los homosexuales eran enfermos mentales o depravados morales, y que la Biblia lo probaba. Nos enseñaron que la mujer era por naturaleza inferior al hombre, y que la Biblia lo probaba. Finalmente, en el siglo XX también nos apoyamos en la Biblia para deshacernos de todo eso.

P.- ¿Tanto se ha avanzado en la igualdad de sexos?

– La revolución femenina nos ha ayudado a ver a las mujeres como seres humanos completos. En Estados Unidos casi tuvimos una mujer Presidente en 2008, Hilary Clinton, y fue una competidora realmente dura para el Presidente Obama. Ya no queda sino reconocer que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios, cada ser humano es amado por Dios en la persona de Jesús y que cada ser humano está llamado a ser todo lo que pueda ser.

P.- Entonces la frase «es un trabajo de hombres» le chirriará al oído…

– Soy padre de 4 hijas, y no quiero que nadie las discrimine, no quiero que nadie pueda decir a mis hijas que no pueden ser presidentas de Estados Unidos, o arzobispos de Canterbury o Papa sólo porque hayan nacido mujer. Quiero que tengan el derecho de hacer lo que sean capaces de hacer. Veo puertas abiertas a las mujeres en mi país que estuvieron cerradas para mi madre. Y no quiero que nadie diga a mis hijos o a mis nietos que ellos no van a ser capaces de ser algo. No veo ninguna razón para ignorar los esquemas del pasado, lo que debemos hacer es condenarlos. Muy a menudo no es un orgullo como cristianos ver el trato que se ha dado a las mujeres, a los gays y lesbianas, a la gente de color, etc. Hemos tratado a un montón de seres humanos de un modo muy negativo a lo largo de la historia del cristianismo. Eso no es compatible con la llamada de Jesús a amar a tu prójimo como a ti mismo, que Él mismo definió como el resumen de toda su palabra.

P.- Usted se sitúa en la línea de pensamiento del obispo J.A.T. Robinson, que causó impacto en los años 60 y 70 con libros como «Honest to God». ¿Qué puede decir al respecto?

– John Robinson ha sido mi amigo y mentor y he estudiado en detalle su vida. He intentado continuar con algunas de las cosas que él empezó. John Robinson no es un obispo radical, era sólo un obispo que intentaba cambiar el conocimiento contemporáneo que tenemos de la Biblia. No conozco ningún estudioso moderno que piense todavía que el evangelio de Mateo fuera escrito por Mateo, o que el evangelio de Lucas fuera escrito por Lucas, o el de Juan escrito por Juan, sino que lo fueron por comunidades que lo hicieron en lenguajes que jamás habló Jesús, y que intentan representar su conocimiento de Jesús. Esto es muy diferente a pensar que son hechos literales. John Robinson es uno de mis héroes.

P.- ¿Entonces no hay que seguir los preceptos de la Biblia a pies juntillas?

– La Biblia es un libro que crece y que cambia. Si miras a las partes más antiguas de la Biblia, Dios no parece amar a nadie más que a los judíos: abre el mar Rojo y ahoga a todos los egipcios. Sin embargo, el Nuevo Testamento dice que debes amar a tus enemigos y que debes bendecir a los que te persiguen. La Biblia es un libro cambiante y que crece, y es hora de que invitemos a nuestra gente a entender esta Biblia. La Biblia no está hecha al dictado de Dios, y esto para el fundamentalismo es un punto crítico.

P.- ¿Aprueba el uso del preservativo?

– La verdad es que no me suelen preguntar mucho sobre este tema… Creo que la única manera de proteger a las mujeres de daños biológicos es permitir que puedan llevar a cabo una planificación familiar de un modo apropiado, así que apoyo la libertad reproductiva para ellas.

P.- Hablar de libertad reproductiva, ¿incluye el aborto?

– Hablar del aborto es más delicado. Si se hiciera una planificación familiar efectiva, el aborto se reduciría automáticamente. Cuando yo era obispo de Newark, en el centro de Newark, que era una ciudad muy pobre y con un alto porcentaje de gente de color, las niñas eran carne de cañón para los abortos. Era muy fácil que se quedaran embarazadas. Por un lado, tenemos la vida de una niña embarazada de 14 ó 15 años, y por otro la de un feto que aún no ha nacido. Es una decisión que afecta a una vida, pero yo no estoy de acuerdo con el tratamiento de todos los abortos como algo malvado. Creo que el aborto debe ser seguro, legal y lo menos frecuente posible. Las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres para decidir sobre su vida, así que cualquier ley que las discrimine es equivocada. Si echamos un vistazo a Europa, los países que más ensalzan la figura de las mujeres vírgenes son los que más las discriminan. Es sólo en el norte de Europa donde ese simbolismo religioso ha quedado superado, y las mujeres han conseguido igualdad. La Iglesia tiene que empezar a cuidar su imagen y plantearse algunas cuestiones sobre si la Virgen María debe ser un icono para todas las mujeres o si es un icono impuesto por los hombres a las mujeres. Es uno de los grandes debates que tendríamos que afrontar.

Aurora Vasco

ABC (Extracto de una entrevista realizada en 22/10/2012)

Vía Fe Adulta

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“Qué se sabe de… La formación del Nuevo Testamento”, de David Álvarez, en Verbo Divino

Domingo, 31 de enero de 2016
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que-se-sabe-de-la-formacion-del-nuevo-testamento(Antonio Piñero).- De entrada, puedo ya decir que recomiendo vivamente la lectura de este libro, cuyo título es el de esta postal, del Prof. David Álvarez Cineira, (Editorial Verbo Divino Estella 2015, 287 pp. ISBN: 978-84-9073-148-2). El autor es en la actualidad Profesor de Nuevo Testamento en el “Estudio Teológico Augustiniano” de Valladolid. Y lo considero bueno porque aborda el tema de la formación del canon, la lista de libros sagrados del Nuevo Testamento, tema sobre el que en español escasean absolutamente los libros serios y bien informados, y este lo es.

Desde la época de finalización de mi tesis doctoral, en 1974, que trataba sobre el concepto que tenían los primeros cristianos de la inspiración de los profetas en general y de los autores de la Biblia en particular, y e la que me preguntaba si la noción de la inspiración había tenido mucho, poco o nada que ver con la formación del canon, me ha interesado mucho este tema. Por cierto, al final de la tesis hacía un resumen muy amplio de la historia de la investigación hasta ese momento (1974) en las pp. 339-400 del capítulo, “Cómo y por qué se formó el Nuevo Testamento” del libro Orígenes del Cristianismo. Antecedentes y primeros pasos. Editorial El Almendro, Córdoba, 1991 (con varias reediciones) que puede interesar al autor para complementar la suya, pues creo que sigue siendo interesante este resumen, aunque hay que complementarlo a partir de esa fecha. Posteriormente Julio Trebolle ha tratado el tema en su obra “La Biblia judía y la Biblia cristiana“, de Edit. Trotta, Madrid (que creo que va ya por la cuarta edición), y yo mismo en el capítulo correspondiente de la obra de varios autores Los libros sagrados en las grandes religiones: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo. El Almendro, Córdoba, 2007, capítulo “Cómo y porqué se formó el canon del Nuevo Testamento“, pp. 177-210. Así que conozco bien el tema y puedo valorar la novedad, y muy positiva, que supone el volumen de Álvarez Cineira en el panorama de la bibliografía hispana.

Hago en primer lugar una síntesis de los temas tratados y luego haré unas reflexiones finales sobre temas que pueden abordarse ulteriormente. En la primera parte de su libro, breve, unas treinta páginas, el autor aborda el tema de cómo se ha tratado este asunto desde la perspectiva de la historia y de la teología: el estado de la cuestión y las necesarias precisiones de vocabulario, concepto de “canon”, a qué llamamos Antiguo y Nuevo Testamento y qué entendemos por libros deuterocanónicos, y apócrifos.

La segunda parte, amplia y con muchísimos datos interesantes -que, debo insistir, difícilmente encontrará el lector en cualquier otra obra en español- Álvarez Cineira aborda el aspecto central de este volumen. En primer lugar introduce al lector en la tecnología del “libro” en el mundo antiguo, y en los problemas de autoría y la distribución de ellos. Luego aborda uno por uno los libros del Nuevo Testamento, comenzando por los evangelios, en una suerte de tratado que alguien podría interpretar como una “introducción al Nuevo Testamento”. Pero se equivocaría si lo entendiera así, ya que no lo es en sí -ni interesa como tal para el tema propuesto-, sino que el autor estudia los libros del Nuevo Testamento ante todo desde el punto de vista de la “recepción” de cada escrito por la comunidad de los lugares en los que se iba expandiendo el cristianismo en los primeros siglos, en qué sentido se consideraba sagrado, o normativo, y quién lo citaba y cómo.

Naturalmente, el autor trata de la composición de los libros en sí del Nuevo Testamento y de la autoría, y otras cuestiones conexas, pero como base para recopilar datos para la historia del canon. Deseo ejemplificar esto con un par de ejemplos. El primero es el caso de los evangelios. Álvarez Cineira aborda las fases de composición de cada uno de ellos y habla de la tradición oral, de cómo se sentía entre los cristianos una predilección por un evangelio determinado, cómo los cuatro evangelios preferidos por las iglesias (los cuatro actuales) sufrieron intentos de ser reducidos a uno (por ejemplo, el heresiarca Marción sólo aceptó el Evangelio de Lucas; o se intentó armonizar los cuatro en uno solo: Taciano y su armonía evangélica), o bien en otras comunidades se amplió el número de esos cuatro preferidos con otros evangelios, como el de “Pedro” o el denominado luego “Protoevangelio de Santiago”), para terminar con la cuestión de cuándo se puede hablar de un “evangelio tetramorfo” (un evangelio en realidad peor con cuatro “formas” diferentes), es decir, en qué fecha están ya bien asentados en la mayoría de las comunidades y sin demasiadas disputas.

El segundo ejemplo es el del Apocalipsis: Álvarez Cineira explica qué testimonios manuscritos tenemos de ese texto, si los Padres Apostólicos lo conocieron ya, o no, qué se pensaba de su “sacralidad” a finales del siglo II e inicios del III, cómo surgieron críticas sobre su contenido y sobre la identidad de su autor, cómo algunas comunidades lo rechazaron como sagrado y cuánto tardó finalmente en imponerse como tal.

Finalmente en esta segunda parte el autor aborda expresamente el tema “El canon del Nuevo Testamento”: ¿cómo se formó históricamente? ¿Qué testimonios tenemos acerca de las listas de libros sagrados de los cristianos desde finales del siglo II o inicios del siglo III y qué polémica hubo entre la mayoría y los heterodoxos? ¿Qué criterios se utilizaron para elegir los libros sagrados entre los seguidores de Jesús? Como se ve, están tratados los temas principales.

En la última parte trata Álvarez Cineira de las “cuestiones abiertas en el debate actual respecto al “canon”: por ejemplo, qué extensión debe tener? ¿Se puede modificar el número de escritos que lo componen? ¿Hay un núcleo dentro del canon que es intocable, es decir, hay un canon dentro del canon? ¿Cómo se entiende hoy el tema complejo “Escritura, tradición e inspiración? Y concluye el libro con una bibliografía comentada, en la que desgraciadamente hay muy poco escrito originalmente en castellano.

En general estoy bastante de acuerdo con el autor a lo largo de este interesante libro. Pero echo en falta un tratamiento más en profundidad de algunas cuestiones básicas, que he planteado ya en otros lugares y momentos:

• ¿Hubo o no una Gran Iglesia petrina que impulsara la formación del canon del Nuevo Testamento acogiendo en su seno las diversas corrientes?

• O por el contrario, ¿no hubo una Gran Iglesia petrina, ni estrictamente judeocristiana, porque pereció en las convulsiones de las guerras Judíos-Roma entre el 66 y el 135 d.C.?

• ¿No habría que postular que el canon actual está formado en torno a una Gran Iglesia de cuño paulino, tal como entendieron al Apóstol sus seguidores paganocristianos?

• ¿Podría defenderse que los cuatro evangelios, incluido el de Juan, tienen una concepción del Cristo celestial que se parece mucho más a la de Pablo que a la de Pedro?

• ¿Cómo se explica que el libro de los Hechos de los apóstoles solo trate de Pedro hasta el cap. 12 -junto con la figura de Saulo/Pablo desde el cap. 8- y a partir de ahí sea Pablo el único representante de lo apostólico?

• ¿Cómo se explica que haya -además de los evangelios de cuño teológico paulino- 14 cartas de “Pablo” (no se entra aquí en la cuestión de si son toda auténticas o no, sino que se atribuyen a Pablo) por 7 de todos los demás apóstoles? ¿Cómo se aclara que entre esas siete hay dos, 1 2 Pedro, cuya teología es netamente paulina?

• Cómo se explica que en la cristología del autor del Apocalipsis haya tantos contactos con el Evangelio de Lucas, muy paulino, y ese mismo autor progrese notablemente en la consideración del Cristo celestial como divino, progresando en la línea marcada por Pablo?

Creo, pues, que a pesar de lo bueno que es este libro de Álvarez Cineira, en su segunda edición podrían abordarse éste y otros temas por el estilo, con lo que los lectores pueden tener más materia aún -que ya se les ofrece bastante- de reflexión.

Para leer todos los artículos del autor, pincha aquí:

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“La religión puede hacer el bien mejor y también el mal peor”, por Leonardo Boff

Miércoles, 11 de noviembre de 2015
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9713576-principales-religiones-del-mundo--cristianismo-islam-el-judaismo-el-budismo-y-el-hinduismo_560x280 Leído en Koinonia:

Todo lo que está sano puede enfermar. También las religiones y las iglesias. Hoy particularmente asistimos a la enfermedad del fundamentalismo contaminando a sectores importantes de casi todas las religiones e iglesias, inclusive de la Iglesia Católica. A veces hay una verdadera guerra religiosa. Basta seguir algunos programas religiosos de televisión especialmente, de tendencia neopentecostal, pero también de algunos sectores conservadores de la Iglesia Católica, para oír que condenan a personas o de grupos de ciertas corrientes teológicas o satanizan a las religiones afrobrasileras.

La mayor expresión del fundamentalismo guerrero y exterminador es el representado por el Estado Islámico que hace de la violencia y del asesinato de los diferentes, expresión de su identidad.

Pero hay también otro vicio religioso, muy presente en los medios de comunicación de masas especialmente en la televisión y en la radio: el uso de la religión para reclutar gente, predicar el evangelio de la prosperidad material, sacar dinero a los feligreses y enriquecer a sus pastores y auto-proclamados obispos. Tenemos que ver con religiones de mercado que obedecen a la lógica del mercado que es la competencia y el reclutamiento del mayor número posible de personas con la máxima acumulación de dinero líquido posible.

Si nos fijamos bien, en la mayoría de estas iglesias mediáticas el Nuevo Testamento raramente es mencionado. Lo que predomina es el Antiguo Testamento. Se entiende el por qué. En el Antiguo Testamento, excepto los profetas y otros textos, se resalta especialmente el bienestar material como expresión del agrado divino. La riqueza gana centralidad. El Nuevo Testamento exalta a los pobres, predica la misericordia, el perdón, el amor al enemigo y la solidaridad ilimitada con los pobres y caídos en el camino. ¿Dónde se oye, hasta en los programas católicos, las palabras del Maestro: “Felices vosotros, pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”?

Se habla demasiado de Jesús y de Dios como si fuesen realidades disponibles en el mercado. Tales realidades sagradas, por su naturaleza, exigen reverencia y devoción, silencio respetuoso y unción devota. El pecado que más se da es contra el segundo mandamiento: “no usar el santo nombre de Dios en vano”. Ese nombre está pegado en los vidrios de los automóviles y en la propia cartera del dinero, como si Dios no estuviese en todos los lugares. Y Jesús para acá y Jesús para allá en una banalización desacralizadora irritante.

Lo que más duele y escandaliza verdaderamente es que se use el nombre de Dios y de Jesús para fines estrictamente comerciales. O peor, para encubrir desfalcos, robo de dineros públicos y blanqueo de dinero. Hay quien tiene una empresa cuyo título es “Jesús”. En nombre de “Jesús” se amasan millones en sobornos, escondidos en bancos extranjeros y otras corrupciones que atañen a los bienes públicos. Y esto se hace con el mayor descaro.

Si Jesús estuviera todavía entre nosotros, sin duda haría lo que hizo con los mercaderes del templo: tomó el látigo y los puso a correr además de derribar sus puestos de dinero.

Por estas desviaciones de una realidad sagrada, perdemos la herencia humanizadora de las Escrituras judeocristianas y especialmente el carácter liberador y humano del mensaje y la práctica de Jesús. La religión puede hacer el bien mejor pero también puede hacer el peor mal.

Sabemos que la intención original de Jesús no era crear una nueva religión. Había muchas en aquel tiempo. Tampoco pensaba reformar el judaísmo vigente. Quería enseñarnos a vivir guiados por los valores presentes en su mayor sueño, el reino de Dios, hecho de amor incondicional, misericordia, perdón y entrega confiada a un Dios, llamado “papá” (Abba en hebreo) con características de madre de bondad infinita. Él puso en marcha la gestación del hombre nuevo y de la mujer nueva, eterna búsqueda de la humanidad.

Como lo muestra el libro de los Hechos de los Apóstoles, el Cristianismo inicialmente era más movimiento que institución. Se llamaba el “camino de Jesús”, realidad abierta a los valores fundamentales que él predicó y vivió. Pero a medida que el movimiento fue creciendo, se convirtió inevitablemente en una institución con reglas, ritos y doctrinas. Y entonces el poder sagrado (sacra potestas) pasó a ser el eje organizador de toda la institución, ahora llamada Iglesia. El carácter del movimiento fue absorbido por ella. Por la historia sabemos que allí donde prevalece el poder, desaparece el amor y se desvanece la misericordia. Eso es lo que por desgracia pasó. Hobbes nos advirtió de que el poder sólo se asegura buscando más y más poder.

Y así surgieron iglesias poderosas en instituciones, monumentos, riquezas materiales e incluso bancos. Y con el poder la posibilidad de corrupción.

Estamos presenciando algo nuevo que hay que saludar: El Papa Francisco nos está recuperando el cristianismo más como movimiento que como institución, más como encuentro entre las personas y con el Cristo vivo y la misericordia sin límites que como disciplina y doctrina ortodoxa. Ha puesto a Jesús, a la persona en el centro, no el poder, ni el dogma, ni el marco moral. Con eso permite que todos, aun los que no se incorporan a la institución, puedan sentirse en el camino de Jesús en la medida en que optan por el amor y la justicia.

*Leonardo Boff, columnista del JB online y teólogo.

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