Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- El problema de la ética y la moral.
Las lecturas de hoy dan pie para abordar un problema que no solemos tratar en las homilías, es la cuestión de la moral y de la ética en su perspectiva de Moral Fundamental. ¿De dónde surge la moralidad en la vida?
(Al menos hoy vamos a pensar estas cosas en la brevedad de una homilía).
¿Cuál es el fundamento de la ética y de la moral?
Ética es un término griego y moral es una palabra latina; ambas significan más o menos lo mismo: “costumbre” y, por prolongación: estilos y esquemas de vida y comportamiento. De manera que, la ética y la moral configuran, ordenan los comportamientos humanos desde la perspectiva del bien y mal.
02.- ¿Cuál es el fundamento de la moral-ética? (Consideraciones)
¿De dónde le viene la moralidad a un acto, a una actitud, a un modo de vivir? ¿Por qué y desde dónde podemos decir que determinado comportamiento es bueno o malo?
+ Hasta hace no mucho tiempo todos vivíamos en un mismo universo cultural y, por tanto, también en un mismo entramado ético-moral. Comúnmente se admitía una fuente de moralidad: Dios. La ética-moral judeo cristiana tenía su fundamento en el Sinaí, en los diez mandamientos y en las pautas de comportamiento de la vida se regulaban desde ahí. Al mismo tiempo la moralidad surgía del evangelio de Jesús, del seguimiento de Jesús.
+ Pero esa cierta uniformidad moral (y cultural) ha saltado por los aires. Los cambios socio-culturales, las migraciones, las ideologías políticas, han hecho que los criterios y comportamientos hayan cambiado en muchos aspectos de la vida: trabajo, economía, sexualidad, política, familia, educación, etc.
+ Por otra parte, en nuestro contexto cultural Dios ha muerto (Nietzsche), lo hemos matado pensando que, apartando a Dios y siendo nosotros autónomos, siguiendo nuestras ideas, nuestra voluntad, llegaríamos a ser realmente libres y perfectos, para poder hacer lo que nos apetezca sin tener que doblegarnos a nadie.
+ Pero no parece que, cuando Dios desaparece de escena, el hombre no llega a ser más libre, más honrado. Al contrario, más bien parece que perdemos dignidad.
¿Es cierto que cuanta menos religión, cuanta menos ética y moral, más libre y mejor vive el hombre?
Esto no parece cierto:
- Cada minuto gastan los países del mundo casi 2 millones de dólares en armamento militar. (Desde aquí se explica la guerra Ucrania-Rusia y otras guerras).
- 700.000 niños mueren al año de hambre o de enfermedades causadas por el hambre. (En la media hora que puede durar una misa, habrán muerto de hambre 750 niños).
- Cada año se destruye para siempre una superficie de bosque tropical equivalente a la mitad de España.
- Pensemos en la violencia de género, los malos tratos, el rol de la mujer en el mundo y en la Iglesia.
+ La cuestión que se nos plantea es ¿cuál es el principio de moralidad?
+ Gran parte de la sociedad piensa que la ética y la moralidad provienen de la ley –legislación- que emanan los parlamentos. Es bueno o malo lo que dice la ley.
Pero no parece que esto sea cierto, pues no todo lo legal es moralmente bueno. El sistema económico es legal, pero profundamente injusto e inmoral.
+ La moralidad y la ética no nacen de comparar la vida, las actitudes con mis intereses ideológicos de partido y por tanto es bueno o malo, lo que favorece mi ideología, mi nación, mi cuenta corriente, mi modo de vida o mi religión. Una actitud, una legislación no es buena porque consiga votos o contribuya a lograr determinado fin político.
Incluso en el mismo mundo eclesiástico muchos (laicos y clero) pensamos que el bien y el mal surgen del cumplimiento o no de la ley eclesiástica, es decir del Derecho Canónico y no del Evangelio. Cuando en realidad el bien y el mal surgen del seguimiento de JesuCristo y -en última instancia- del mandamiento del amor desde el interior del ser humano.
+ En muchas personas flota la idea de que la moralidad es una cuestión privada, cada uno hace lo que cree, lo que le parece en su conciencia. Por eso, las cuestiones ético-morales ni se tocan y de ellas no se habla, no se enseñan, cada uno hace lo que cree.
Pero tampoco esto es cierto porque la mayor parte de las cuestiones importantes no son meramente individuales, sino comunitarias: el asesinato, las guerras, el hambre, el trabajo, la familia, no son cuestiones que han de quedar meramente a la decisión de un individuo, fanático o no. La sexualidad, el aborto, el consumismo convulsivo occidental, la convivencia de la ciudad, la política, el cuidado de la tierra (ecología) no son meras cuestiones de mi conciencia, sino de todos.
Por tanto la ética y la moral son una cuestión comunitaria, social del ser humano que vive en un pueblo. Y estas cosas hay que enseñarlas, -en términos educativos se llama “socialización”-. Toda sociedad ha de transmitir a las nuevas generaciones su idioma, su cultura, sus valores, sus costumbres y su ética.
03. Los creadores de nuevas éticas
Las ideologías imponen su ética y su ley de tipo económico o de tipo nacional. Los medios de comunicación son los “nuevos Moisés o los nuevos Sinaí”, que imponen las pautas de comportamiento desde la tiranía de la ideología a quien sirven.
Pero las mayorías –en cuanto mayorías- no son fuente de moralidad. Ni los parlamentos, ni la banca, ni los medios de comunicación son fuente sana de moralidad. Las mayorías. La economía, la política pueden tener poder, pero no verdad, ni bien, ni belleza.
04.- La moralidad nace de ver la vida desde el ser humano y desde Dios (Ultimidad).
Dios es la ultimidad de la existencia, y -para nosotros los cristianos- esa ultimidad es Padre, con lo que ello supone de creación, vida, protección, amor y perdón: todos ellos valores éticos de gran calado.
A Moisés caminando con el pueblo por el desierto no le fueron escritos milagrosamente los “mandamientos” en dos tablas de piedra, sino que, caminando por la vida, afrontando los problemas de la vida, pensando, dialogando con los suyos y aprendiendo de la vida, fue –fueron-descubriendo las pautas de conducta que le parecían mejores para el bien de su pueblo. Después, Moisés como persona religiosa que era, Dios comprendiendo que aquellos criterios eran buenos, eran también queridos por Dios, fueron propuestos al pueblo como salidos de la propia boca divina. Son palabra de Dios.
(Es una revelación ascendente: del ser humano a Dios).
La palabra humana confrontada con lo que sea bueno para el ser humano y confrontada con la ultimidad, llega a ser Palabra de Dios.
+ Por otra parte, van surgiendo muchas cuestiones nuevas, y otras, que siendo viejas, se replantean desde modernas perspectivas antropológicas, sociológicas, psicológicas, médicas, etc. Y esas cuestiones requieren pensamiento, lucidez, trabajo, camino…
Pensemos en los problemas que plantea la genética con sus posibilidades de curación y sus peligros de manipulación; pensemos en la bioética, la fecundación in vitro, la homosexualidad, el LGBTQ, la pena de muerte, etc. Son tareas humanas: hemos de encontrar pautas de conducta que llevan a una vida más auténtica y a una convivencia más humanizadora.
Para ir concretando la ética en normas, leyes, etc., se requiere calma, pensamiento, estudio, amplitud de mente, libertad de espíritu, desinterés, bondad humana.
- El problema de la homosexualidad no está bien tratado ni resuelto por una mera ley. Hay que estudiar más el problema desde la antropología, la psicología, la medicina, la Biblia, la moral.
- Los malos tratos y los asesinatos de parejas no se van a resolver por una ley (siendo necesaria). Hay que pensar –y estudiar- un poco más en una mejor educación sexual; ¿qué podemos esperar de una sistemática concepción erótica de la vida, de los medios de comunicación?
- ¿No habrá que repensar algunos aspectos y criterios en cuestiones políticas? Porque ni la economía, ni la nación, ni el placer son criterios últimos de moralidad.
La ética judía fue naciendo poco a poco en el camino del desierto, cuando las tribus hebreas se iban constituyendo como pueblo. En el Sinaí se plasmó el decálogo.
05.- La moral cristiana.
JesuCristo sitúa la moralidad en lo profundo de la humanidad: es bueno o malo lo que sale del interior del hombre y lo que contribuye –o destruye- la construcción de una humanidad conforme al reino de Dios, o lo que es lo mismo: verdad, libertad, justicia, amor, perdón.
Para que tengamos una ética y una moral sanas habremos de mirar y pensar libre y creativamente a Dios y al ser humano.
Biblia, Espiritualidad
Ciclo A, Dios, Evangelio, Hermano, Jesús, nosotros, Salvación, Tiempo Ordinario
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