Kif-Kif trae en marzo a Madrid a un imam homosexual
Foto del twitter de Samir Bargachi
Las personas procedentes de países de tradición musulmana suelen tener grandes problemas para asumir su homosexualidad y comunicárselo a su entorno. “Yo me di cuenta a los 14 años, cuando ya residía en España, y lo viví en silencio, con mucho sufrimiento, porque entre los marroquíes es un tabú”, explica Samir Bargachi, que nació hace 31 años en Nador (Marruecos), llegó a Barcelona en 2000 y se mudó a Madrid en 2008. Su inconformismo, oculto tras su voz dulce, lo llevó a crear la asociación Kif Kif (de igual a igual, en árabe) para ayudar a migrantes del colectivo LGTB [Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales].
Se centran en la protección internacional de las personas LGTB y la atención a los migrantes y refugiados de este colectivo. El asilo ya está contemplado para personas que son perseguidas por su identidad de género u orientación sexual. Hasta que llegó Kif kif, no había en Madrid ninguna entidad que trabajase estos temas. En los centros de acogida se aloja a personas transexuales con familias sirias y la convivencia no es fácil. Poseen recursos habitacionales, vivienda y mantenimiento básico para casos de emergencia social. Y luego asistencia social, apoyo psicológico, cursos de idiomas… Y dan también formación a profesionales de la Administración y ONG.
Los casos más duros que llegan a Madrid son los de Menores no acompañados del norte de África, y gente de Siria y Venezuela. En el caso de las personas transexuales de Marruecos, hay unos testimonios de violencia, de acoso, de violaciones… Mucha gente les escribe desde allí antes de intentar venir a España. También desde los centros de internamientos de extranjeros de Ceuta y Melilla, donde las condiciones son difíciles para todos, pero para las personas LGTB se convierte en un infierno, porque sufren malos tratos.
Estos refugiados se enfrentan a situaciones muy duras. Algunos han tenido que dormir en la calle porque no había sitio en los albergues. Además, los chicos jóvenes que llegan de Marruecos y Venezuela se ven obligados muchas veces a dedicarse al trabajo sexual porque no ven otra salida. Otros acaban en las drogas.
Han logrado muchísimas cosas con respecto a la homofobia en Madrid, pero tienen miedo de que se puedan echar atrás los avances por el discurso explícito de la extrema derecha contra el colectivo LGTBi. Atacan todo lo que defienden en Kif Kif: migraciones, refugio y colectivo LGTB.
La comunidad árabe tiene un grado de homofobia más alto que el conjunto de la sociedad. Kif kif trabaja desde el positivismo, aportando al debate desde la reflexión. Creen que quienes deben liderar los debates somos los propios árabes y marroquíes.
Para luchar para romper los estereotipos realizan diversidad de actividades: El año pasado hiciieron un iftar gay (la comida con la que se rompe el ayuno en Ramadán) y vinieron como 50 personas al Casino de la Reina, en Lavapiés. Sirve para conectar dos mundos, el religioso y el gay. Había personas trans vestidas al modo marroquí. La gente empezó a conversar y se contaron su vida. Lo van a volver a hacer este año. También estuvieron en las Noches de Ramadán con un punto de información arcoíris para informar sobre el colectivo LGTB. La respuesta que recibieron es muy positiva.
En marzo van a llevar a Madrid a un imam gay. Se llama Hernán Zamzam y es de Barcelona. Hay personas que tienen un problema de convivencia entre las dos realidades, ser musulmán y ser gay. Por eso apuestan por traer un referente positivo de que se pueden mezclar los dos mundos. En Reino Unido, Francia y Alemania hay comunidades musulmanas LGTB muy bien organizadas, y figuras relevantes, pero ese paso todavía falta por dar en España. En Holanda hay un centro académico musulmán LGTB.
La asociación Kif Kif, que Bargachi creó para atender al colectivo migrante LGTBi, tiene tres sedes, una en la Puerta del Sol y otras dos en Alcalá de Henares y Getafe, donde emplean 14 trabajadores. Cada año asisten a unas 800 personas de forma presencial, y contestan a unos mil correos de Marruecos.
Fuente: Entrevista de Miguel Ángel Medina para El País
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