Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Noche oscura’

“Aunque es de noche: El motivo de la noche oscura en San Juan de la Cruz”, por Mariano Delgado

Sábado, 14 de diciembre de 2024

IMG_8391


“La crisis actual de Dios es una ‘crisis de fe'”

“La experiencia mística de Juan de la Cruz se entiende entonces como un camino a través de la noche oscura (activa y pasiva) de los sentidos, como un desprendimiento radical de nuestros apegos a las cosas de este mundo, como una dolorosa superación de nuestro egocentrismo, como una búsqueda de Dios sin forma, imagen ni figura”

“Juan de la Cruz toma esta relación amorosa como matriz para la verbalización poética de su experiencia mística, que le condujo a la unidad inseparable del amor a Dios y del amor al prójimo”

“La crisis actual de Dios es una «crisis de fe». Nos resulta difícil encontrar un camino de fe responsable entre la Escila del agnosticismo creciente de muchas personas de buena voluntad y la Caribdis del cristianismo-aleluya de evangélicos y carismáticos católicos”

IMG_8395San Juan de la Cruz (1542-1591) es considerado el místico de la «noche oscura». En su estudio Saint Jean de la Croix et le problème de l’expérience mystique (París 1924), Jean Baruzi calificó la «noche oscura» como la creación más original e incluso el único auténtico símbolo de su mística. Muchos autores le han seguido. La experiencia mística de Juan de la Cruz se entiende entonces como un camino a través de la noche oscura (activa y pasiva) de los sentidos, como un desprendimiento radical de nuestros apegos a las cosas de este mundo, como una dolorosa superación de nuestro egocentrismo, como una búsqueda de Dios sin forma, imagen ni figura.

Tal interpretación se basa en parte en la prosa del propio Juan de la Cruz, que comparaba su experiencia de Dios con la ardua ascensión a una montaña por un camino angosto y oscuro. Una vez alcanzada la cima, uno se encuentra de frente con la absoluta NADA, porque Dios está ausente, oculto (Deus absonditus), pues es el completamente Otro para nuestros sentidos, que permanece oscuro y elude cualquier intento de comprenderlo o «aprehenderlo». Entonces sólo queda clamar: «¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido?»

 Los comentarios en prosa pretenden encajar la experiencia mística, que es «simbólica» en sus poemas, en el lecho de Procusto de la teología escolástica y mística. No es de extrañar que Juan de la Cruz interrumpiera su obra tras comentar sólo dos de las ocho estrofas de su poema más famoso «En una noche oscura». Pues los comentarios oscurecen en parte el rayo divino que destella en los poemas. Su experiencia de la noche oscura parece más accesible si miramos los poemas. Pues como decía Hans Urs von Balthasar, san Juan de la Cruz fue elevado a la categoría de Doctor de la Iglesia más bien como poeta que como prosista.

¡Oh noche que juntaste…! 

Su poema más famoso se caracteriza por la dinámica de un éxodo sereno y anhelante en una noche oscura hacia un encuentro estimulante que nos proporciona la experiencia de sabernos amados y nos hace olvidar todas nuestras preocupaciones. A primera vista, ésta es también la estructura de una relación amorosa humana feliz, razón por la cual el poema atrae a los lectores incluso sin una interpretación teológica. Juan de la Cruz toma esta relación amorosa como matriz para la verbalización poética de su experiencia mística, que le condujo a la unidad inseparable del amor a Dios y del amor al prójimo.

Él –que apenas llegaba a 150 cm de estatura a causa del raquitismo infantil, una enfermedad de los pobres– sabía que a partir de cierto momento de su vida fue «buscado», «tocado», «llagado» y «trocado» o transformado por Dios; y sabía que la iniciativa había partido del propio Dios, que nos amó primero (cf. Jn 15,16) y que nos busca mucho más intensamente de lo que nosotros podamos buscarle a él.

El poema habla de la «noche» de dos maneras. Por un lado, es la noche oscura de la salida «con ansias en amores inflamada … / estando ya mi casa sosegada». Por otro lado, es la noche del feliz encuentro, al que se acude «sin otra luz y guía / sino la que en el corazón ardía». Este guía, metáfora en última instancia de la «fe» en la noche oscura de la vida, era, sin embargo, «más cierto que la luz del mediodía». El punto culminante del poema se encuentra en la quinta estrofa, en la que se alaba especialmente la noche oscura del encuentro:

«¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!»

Incluso en una época como la nuestra, en la que sólo quedan restos secularizados o culturales del antiguo simbolismo de la fe, debería ser comprensible de qué noche oscura se habla aquí. Es la noche de Belén, la noche de la Encarnación, en la que tiene lugar «el maravilloso trueque», del que hablan los Padres y el último Concilio en Gaudium et spes 22: Dios (el Amado) se unió con la naturaleza humana (el Amado) y así, en cierto sentido, con todo ser humano.

IMG_8396Para Juan de la Cruz, esta unión es algo así como la «condición de posibilidad» de nuestra vocación divina (deificatio). Por eso nos ha dejado esta sentencia de claridad meridiana: «Lo que pretende Dios es hacernos dioses por participación, siéndolo él por naturaleza, como el fuego convierte todas las cosas en fuego» (D 106). Esta transformación es un doloroso «proceso de purificación» que a veces conduce a experiencias de la noche oscura o de la ausencia de Dios. Pero el poema trata sobre todo del misterio de la Encarnación como «núcleo» de la fe cristiana y recomienda sólo ésta (sola fide) como camino hacia Dios.

Aunque es de noche

El segundo poema con la noche como Leitmotiv o hilo conductor trata de «la fonte que mana y corre», es decir de la que fluyen las «caudalosas corrientes» de la gracia divina, «aunque es de noche». No sólo riegan «cielos» y «las gentes», sino también los «infiernos», como dice Juan de la Cruz en una estrofa atrevida. El universalismo de la salvación en la experiencia mística también da que pensar a la teología dogmática.

«Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», nos dice el libro de la Apocalipsis 21,6. San Juan de la Cruz estaba convencido de que Dios llama a todas las criaturas a hartarse de este agua, «aunque a oscuras porque es de noche». En la noche oscura de la vida, conoce esta fuente únicamente por la fe, que «que es una hábito del alma cierto y oscuro» (2S 3,1).

La fe es cierta porque sabe cómo es Dios y, por tanto, es la que mejor puede conducirnos a Él: «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Juan 4,16). La fe es, pues, «maravillosa» para quien se atreve a creer, porque –como la nube oscura y tenebrosa en el peregrinar de los hijos de Israel por el desierto– «es noche oscura, da luz al alma, que está a oscuras» (2S 3,6).

Aunque la luz de la Encarnación «brilla en la tiniebla« (Juan 1,5), la fe también es «oscura»: porque aquí en la tierra, en las condiciones de finitud, «aún es de noche» (2S 3,5), pero también porque habla de cosas «que nunca vimos ni entendimos en sí ni en sus semejanzas, pues no la tienen» (2S 3,3). Esta oscuridad de la fe forma parte también de la noche oscura o de la experiencia de la ausencia de Dios en la propia historia vital y el sufrimiento del mundo.

Aventurarse en la fe oscura

La Carta Apostólica «Maestro en la fe» (14 de diciembre de 1990), con la que el Papa Juan Pablo II abrió las celebraciones del cuarto centenario de la muerte de san Juan de la Cruz en 1991, habla de la noche oscura colectiva de nuestro tiempo, caracterizada especialmente por la experiencia de la ausencia de Dios debido a las catástrofes humanitarias y a las guerras, así como al repetido holocausto de tantos inocentes. Ante el retorno de la religión que se observa desde mediados de los años 1980, teólogos como Johann B. Metz diagnosticaron no sólo una «crisis de la Iglesia», sino también y sobre todo de una «crisis de Dios», que es también una forma sutil de su ausencia: está escondido bajo el manto del anhelo religioso-esotérico del presente, pero también en la profundidad de la historia de esperanza y sufrimiento de la humanidad.

IMG_8394La crisis actual de Dios es una «crisis de fe». Nos resulta difícil encontrar un camino de fe responsable entre la Escila del agnosticismo creciente de muchas personas de buena voluntad y la Caribdis del cristianismo-aleluya de evangélicos y carismáticos católicos. San Juan de la Cruz nos recomienda asumir el riesgo de una fe «cierta», pero también «oscura» como camino hacia Dios. Ésta no es capaz de responder a preguntas como la que el teólogo Romano Guardini reservó para Dios mismo en la hora de su muerte: «¿Por qué, Dios, para la salvación los terribles rodeos, el sufrimiento de los inocentes, el pecado?»

En la noche oscura de nuestras vidas, el místico de Fontiveros, como quien dice uno de nosotros tocado por la gracia de Dios, nos invita a «confiar» en un Dios que es «amor» y que será justo con todos, combinando el amor y la misericordia.

* Mariano Delgado es Catedrático de Historia de la Iglesia y Director del Instituto para el Estudio de las Religiones y el Diálogo Interreligioso de la Universidad de Friburgo en Suiza así como Decano de la Clase VII (Religiones) de la Academia Europea de Ciencias y Artes de Salzburgo.

Espiritualidad , , , , ,

Perdido

Miércoles, 23 de agosto de 2023
Comentarios desactivados en Perdido

Del blog Nova Bella:

1-NB-04.28-1-257x300

Casi me pierdo en esa noche oscura,

soñando en las alturas pero desperté. 

*

Mario Batistella

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Verdaderamente libres

Miércoles, 18 de diciembre de 2019
Comentarios desactivados en Verdaderamente libres

Del blog Amigos de Thomas Merton:

6a00d8341c734753ef010536a9efc1970c-800wi

“Vivamos en Cristo, totalmente abiertos a su Espíritu, sin preocuparnos de la seguridad institucional, libres de toda preocupación por estructuras ideales que nunca serán construidas, y conformémonos con la Noche Oscura de la fe, la única en la que realmente estamos seguros, porque somos verdaderamente libres”.

*

Thomas Merton

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Cosas de la noche (III): Mudanzas”, por Gema Juan OCD

Domingo, 8 de febrero de 2015
Comentarios desactivados en “Cosas de la noche (III): Mudanzas”, por Gema Juan OCD

15228888315_c6aa709fdf_mDe su blog Juntos Andemos:

Mudanza y seguimiento son dos palabras que están profundamente unidas desde que Jesús de Nazareth dijo que «el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Algunos exegetas dicen de Él que fue un itinerante perpetuo y, como poco, los evangelios reflejan que no se instaló por mucho tiempo en ningún lugar, tras comenzar su vida pública.

Juan de la Cruz entendió claramente que instalación y seguimiento no podían ir juntos. No por un afán caprichoso o por inconstancia, sino por la necesidad evangélica de vivir desprendidos para poder servir. Y vio también la dificultad de muchos creyentes para mudar y desinstalarse.

Desde el comienzo de sus escritos, mientras va explicando el camino de seguimiento –o «de la unión», como lo llama él– habla de la necesidad de desinstalarse. Sin duda, porque tenía conciencia de que el seguimiento, como «la vida solo se conserva cambiando, en una cadena de transformaciones misteriosas que no rompen la identidad»*.

Y Juan habla rápido y claro. Para mudar, lo primero es dejarse mover. Si el Cántico Espiritual comienza con una herida que hace salir: «Habiéndome herido / salí tras ti clamando», en el primer libro de la Noche insiste en que es Dios el mudador: el que hace pasar a una nueva etapa, el que «comienza a llevar por estas soledades del desierto», el que «desteta», como gráficamente explica.

Destetar, desarrimar, desapropiar, desamparar… utiliza una infinidad de verbos para hablar de la necesaria mudanza. Y para advertir de que, casi siempre, mudanza y noche se dan la mano, porque los cambios remueven el suelo en que se ha hecho asiento.

Pero, al mismo tiempo, Juan hace lo posible para que no se pierda la perspectiva del camino, para que, en medio de la oscuridad, la luz del seguimiento vaya iluminando todo. La mudanza forma parte del discipulado. Por eso, recordará que Jesús pide libertad para seguirle –la renuncia a barcas y redes propias– en todos los aspectos de la vida. El abandono que pide es una mudanza, un cambio de intereses, acentos y del modo de conducir las propias apetencias.

Cada seguidor debe tomar la decisión por sí mismo, pero Juan no se cansa de recordar que «hasta que Dios lo hace», la persona no acaba de realizar la verdadera mudanza. Si «no le envían el exceso de calor» necesario para moverse, no se decide a salir de donde está. Y el calor que mueve es el amor, por eso dice que «muda como amante» y «muda en amor», para cambiar el «modo de recibir y obrar».

Con esta idea por delante, será muy claro con quien quiera hacer este camino: es necesario «que arroje todos los dioses ajenos… las extrañas aficiones y asimientos… estar muy en pie y desarrimada, según el afecto y sentido». Es imprescindible abrir el corazón, sincerarse, dejarse limpiar, como el leproso de los evangelios. Y dejar «el viejo entender» para vivir «un nuevo entender de Dios en Dios… y un nuevo amar a Dios en Dios».

De todo eso habla Juan cuando trata de «cuán necesario sea al alma ir a Dios en esta noche oscura». Dios mueve, pero la persona «ha de ir», ha de hacer mudanza, sin huir de la oscuridad que produce el cambio. Que, además, será diferente para cada quien, pues se muda «según el afecto», según dónde se está instalado.

En todo caso, para avanzar en el seguimiento, «para aprovechar en el camino espiritual [es necesario] mudar estilo y modo de oración», es decir, dejar atrás lo que se va adquiriendo y comprendiendo. No convertir las ideas sobre Dios en cómodos sillones sino en pistas de despegue. No permitir que las cosas, del tipo que sean, retengan. Mudar es relativizar sin negar ni rechazar lo que se va descubriendo, es andar con soltura ante Dios y ante los demás.

Juan hila fino, porque sabe que en el seguimiento se juega el cristiano su autenticidad, y advierte de un peligro próximo a la instalación: el de no asentar en nada ni comprometerse con nadie, por no parar de buscar el propio gusto en todo. Y así dice que hay a quienes se «les acaba la vida en mudanzas de estados y modos de vivir», simplemente por no tolerar la oscuridad, por no aceptar las renuncias que abren la puerta de la mejor libertad.

A las mudanzas de la vida, Juan las llama «noche», porque el camino por donde se hacen suele ser oscuro. Pero siempre advierte que es una noche transformadora, que la mudanza no es un simple preludio del siguiente cambio, es mucho más, porque en ella se hace viva la experiencia de ser hijos de Dios y por eso habla de «recibir el espíritu de Dios en pura transformación».

La mudanza puede ser costosa y la noche muy oscura pero, sobre todo, es una «noche dichosa y amable» porque va iluminando lo que más desea el corazón humano: vivir en la plena armonía, «en la interior bodega», en la comunión más profunda y liberadora.

Por eso, se puede llegar a exclamar con Juan: «Múdese todo muy enhorabuena, Señor Dios, porque hagamos asiento en ti».

* La cita pertenece a J. I. Gonzáles Faus, en «Calidad Cristiana», Sal Terrae, Santander 2006, 379.

Ni el evangelio ni Juan de la Cruz reducen la necesidad de mudanza al ámbito personal. Para una reflexión en clave de comunidad eclesial, remito a otra obra del autor citado: «Otro mundo es posible… desde Jesús», capítulos 10 y 14, especialmente.

Espiritualidad , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.