Pedro Miguel Lamet: No sé cómo amarte
Pedro Miguel Lamet, No sé cómo amarte. Cartas de María Magdalena a Jesús de Nazaret, Mensajero, Bilbao 2016 (376 págs).
Mi primera respuesta fue de emoción apasionada, que iba creciendo a medida que P. M. Lamet recreaba la historia de María de Magdala, maltratada por su padre y por su entorno, sin más salida que dejar su casa y mantener la vida (su vida) con la moneda de opresión y compra-venta de su cuerpo, por simple y supremo afán de supervivencia, cumpliendo el primer mandamiento de Gen 1-2: vivid… (ella no pudo cumplir el segundo, y multiplicaos, porque mujeres de su condición no tienen hijos, pues no encuentran hombre ni amor para tenerlos).
Pero no encontré un “momento interior” para escribir una reseña de esta “novela”, porque me considero amigo de P. M. Lamet (y es difícil escribir de los amigos), y porque he vivido y vivo inmerso, desde hace muchos años, en la trama religiosa y literaria de María Magdalena, la mujer que el evangelio presenta como “amiga” de Jesús, en la línea del “discípulo amigo” (varón o mujer), a quien la tradición de Juan y después el conjunto de la Iglesia ha identificado al menos veladamente con uno de los “doce” apóstoles, varones enviados a predicar el evangelio.
No tenía distancia ante Pedro Miguel ni ante su tema… y he dejado que pasaran los meses antes de ponerme a comentarla, pero ahora, de pronto (8.2,17), día internacional de la mujer trabajadora, he sentido el impulso de volver a leerla, entrando en su trama interior de mujer amante. Ciertamente, el buen trabajo define a la mujer, pero más le define el buen amor, su capacidad de ser amada.
Así he dedicado a María de Magdala, con P. M. Lamet (y en el fondo con Jesús de Nazaret) las mejores horas de esta repentina primavera de Castilla, con los prunos en flor, con los jacintos amorosos y las yemas abiertas del lilar del patio.
Una de las promesas de esa primavera 2017 ha sido de nuevo el libro de P. M. Lamet sobre María Magdalena, y quiero presentarlo, como lectura gozosa del tiempo de Pascua que llega, tiempo propicio para iniciar el camino del amor.
Esta María Magdalena de P. M. Lamet empieza diciendo no sé cómo amarte…. pero a medida que vamos leyendo descubrimos que ella sabe y que nos enseña a amar, si es que así queremos, y nos enseña a descubrir y revivir la primavera, preparando, con las flores tempranas de la imagen, la Gran Flor de Pascua, que el Cristo del Amor, a quien amamos, sin saber nunca amarle del todo, desde este lado del río de la vida.
Gracias, Pedro Miguel, por el libro… gracias contigo a al editorial Mensajero, por haberlo publicado así, de forma profesional y amorosa, para que podamos descubrir una de las caras más brillantes de ese poliedro del Amor que es el Cristo de María Magdalena, el Cristo de millones y millones de personas que decimos con ella “no sé cómo amarte”, y al decir, seguimos caminando, pues el mismo amor nos hace capaces no sólo de trabajar, sino también de vivir buscando en esperanza, atraídos por el mismo Amor.
María Magdalena, una mujer de la primera tradición de la Iglesia
Esa misma tradición de la Iglesia, a partir de Jn 19, 19, 25-27 (que recrea los datos de Mc 15, 40-41 par.) ha situado ante la cruz a las dos marías (la madre de Jesús y la Magdalena, dejando en la penumbra a la de Cleofás), y al Discípulo al que Jesús amaba (es decir, a su amigo/a). Toda la historia del mundo está resumida en esa imagen del Dios moribundo con su madre y el discípulo amigo, con Magdalena “amiga” como testigo.
Resultaría difícil, y quizá arriesgado en unos tiempos de sospecha como los nuestros, escribir una novela sobre el discípulo amigo varón, pues los datos que tenemos y el contexto judeo-helenista en el que se han transmitido, pueden abrirse a interpretaciones histórica y simbólicas, de tipo afectivo y/o religioso que hoy no comprenderíamos. Quizá no ha llegado todavía el momento de escribir una novela histórica sobre ese “discípulo amigo”, a pesar de que existen ya estudios exegéticos que ofrecen claves para trazar su posible argumento, entre ellos el espléndido trabajo de S. Vidal, Los escritos originales de la comunidad del discípulo amigo de Jesús El evangelio y las cartas de Juan, Sígueme, Salamanca 1997, reelaborado en Evangelio y cartas de Juan. Génesis de los textos joánicos, Mensajero, Bilbao 2013.
Pero ha llegado hace algún tiempo el momento de escribir la historia de María Magdalena, sea de forma novelada, como ha hecho entre nosotros D. Lamarre (=T. León), La comunidad de Magdala, Arcíbel, Sevilla 2007, sea de forma histórico-exegética, como han intentado, por ejemplo, C. Bernabé, María Magdalena. Tradiciones en el cristianismo primitivo, Verbo Divino, Estella 1994 y J. Shaberg, La resurrección de María Magdalena, Verbo Divino, Estella 2008. A diferencia de la falsa reconstrucción (estéril y plana) de D. Brown y de la mala película de Ron Howard (El código de Vinci, cf. juicio crítico incluso en elpais.com/diario/2006/06/06/opinion/1149544813_850215.html), la “historia” de María Magdalena nos sitúa ante una de las claves de la vida humana, desde la perspectiva de Jesús y de su entorno. Leer más…
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