“Philomena”: de niños robados y políticos en el armario
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Stephen Frears estrena un nuevo drama con una Judi Dench tan solvente como de costumbre
Corren los años 50 en Irlanda, las monjas convencen a una joven madre con apenas 18 años para dar a su hijo en adopción y, de paso, le hacen firmar un documento por el que se compromete a no buscarle nunca. El pequeño acaba siendo enviado a una familia en Estados Unidos. Philomena (Judi Dench) continúa con su vida en Inglaterra, se casa e incluso crea una nueva familia, pero no deja de dar vueltas a la cabeza sobre aquel hijo que perdió.
50 años después, en 2004, comienza su búsqueda con ayuda de un periodista que acaba de conocer. Su vástago, que se llama Michael Hess, se ha convertido en un abogado y político republicano, homosexual, pero dentro del armario. En el momento que contrae el VIH siente la necesidad de encontrar a su madre biológica, viaja al convento donde nació, pero todo son dificultades.
Esta es la premisa de “Philomena”, de Stephen Frears, la favorita de la pasada Mostra de Venecia, pero que tuvo que conformarse con el premio al mejor guión para Steve Coogan y Jeff Pope, que han adaptado la novela “The Lost Child of Philomena Lee”, que escribió el ex periodista de la BBC Martin Sixsmit . La película también obtuvo el Lion Queer a la mejor película de temática homosexual del certamen.
Aunque el tema central de “Philomena” es cómo marcan los excesos de la Iglesia. Aunque la película es respetuosa, muy a menudo, hilarante, se regodea en que dos personas muy diferentes, que hablan desde visiones del mundo y problemas sociales opuestos, están lleno de rabia hacia el clero.
La búsqueda de Philomena para encontrar a su hijo comienza con la decepción de que los registros de su adopción fueron misteriosamente quemados en un incendio algunas décadas antes. Las monjas que se ocupan de ello, además, la atienden con bastante poco interés. El hecho de que el hijo sea gay no parece una coincidencia, el guión también cuenta como la iglesia condena a los que se entregan, al fin y al cabo, a algo que viene de su constitución biológica que, al fin y al cabo, ha sido creada y entregada por Dios.
A pesar de lo potente de la historia, si acaso podemos achacarle a Frears una dirección poco sorprendente.
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