Ex líder de terapia de conversión acusado de abusar sexualmente de un adolescente
Ron Charles Brookman, (Foto: documental The Cure)
Un ex practicante de terapia de conversión en Sydney fue acusado de delitos sexuales contra un adolescente.
Ron Charles Brookman, quien dirigió el grupo de terapia de conversión Living Waters Australia desde 1999 hasta su cierre en 2014, compareció el martes en la corte acusado de agredir indecentemente a un niño de 13 años.
Según The Sydney Morning Herald, las presuntas ofensas tuvieron lugar en 1989, mientras Brookman se desempeñaba como ministro en Newtown Mission Uniting Church.
Se inició una investigación histórica sobre abuso sexual infantil en octubre de 2018, que terminó con el arresto de Brookman en enero.
Al comparecer ante el tribunal, Brookman negó los cargos en su contra.
Además de dirigir el grupo conocido como el practicante de terapia de conversión más notorio de Australia, Brookman fue miembro de la Coalición Nacional contra el Matrimonio Homosexual, testificando contra el matrimonio entre personas del mismo sexo ante el Parlamento de Australia en 2012.
Le dijo al Parlamento sobre los esfuerzos para introducir el matrimonio entre personas del mismo sexo: “Una de las otras preocupaciones reales es para los niños … Mi preocupación allí es que los niños pequeños que están desarrollando su sexualidad estén expuestos a la enseñanza de la homosexualidad. Hay un elefante en la sala de estar aquí desde el punto de vista de que los niños tienen el derecho de hacer una progresión natural hacia la heterosexualidad sin tener estas otras posibilidades”.
Brookman había afirmado: “Durante más de 30 años fui homosexual y no deseé nada más que encontrar un compañero masculino con el que pudiera compartir el resto de mi vida. Experimenté la gracia durante muchos años y muchos consejos que permitieron la transformación de mi sexualidad en heterosexualidad”.
La Iglesia Unida dijo que Brookman fue removido “de todas las formas de ministerio”, y agregó que toma muy en serio su “responsabilidad de proteger a los niños y las personas vulnerables“.
En 2018, un hombre habló sobre sus experiencias de terapia de “cura” gay por parte de la organización de Brookman, Living Waters. El hombre, conocido solo como Chris, escribió: “Cada semana, los miembros hablaban sobre sus ‘pecados’ y aprendíamos sobre las razones espirituales y experimentales por las que nos habíamos ‘vuelto homosexuales’. Estaba tan avergonzado y lleno de culpa que permanecí completamente célibe durante años. La llamada ‘terapia de conversión’ causa depresión, autodesprecio e incluso suicidio. Recé a Dios pidiéndole que me sanara o me matara. Estaba tan deprimido que quería morir. El trauma asociado con esa parte de mi vida todavía me afecta“.
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Las últimas noticias acerca de este esperpento de las falsas “terapias” fue que la asociación española Abogados Cristianos se querella contra Ignacio Aguado por hacer pública la multa a la coach de terapias para personas LGTBI, y que, ante la protesta ciudadana, el Ministro de Educación de Israel se retractaba de su apoyo a las terapias de “curación” para gays.
Una tendencia creciente a la prohibición
En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en esta dirección. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, que se discutió en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar»una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que naufragó con la convocatoria de elecciones anticipadas.
En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
En EE.UU., California fue el primero en hacerlo en 2012, no sin controversia. Le siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014) y más tarde se sumaron los estados de Oregon, Illinois, Vermont, Nuevo México, Rhode Island, Nevada, Connecticut, Washington, Hawái, Maryland, Delaware y New Hampshire, Nueva York, Colorado y Massachusetts, cuyo texto entró en vigor el pasado 8 de abril tras la firma del gobernador republicano Charlie Baker.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Y el pasado 8 de mayo, la Cámara de Representantes de Maine aprobó el proyecto de ley 1025 por 91 votos a favor (de demócratas, independientes y cinco republicanos) frente a 46 en contra (todos ellos republicanos). Su tramitación continuó en el Senado, donde salió adelante el día 21 de mayo por 25 votos afirmativos (de los demócratas y cinco republicanos), frente a 9 contrarios (todos republicanos).
Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
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Fuente Pink News/Cristianos Gays
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