Investigadores estadounidenses presentan una vacuna experimental contra el VIH con buenos resultados en animales
Prometedor avance en el largo camino en busca de una vacuna contra el VIH. Según han dado a conocer investigadores del National Institute of Allergy and Infectious Diseases de Estados Unidos (NIAID), estos ya dispondrían de una vacuna experimental capaz de inducir la producción de anticuerpos neutralizantes frente a numerosas cepas del virus en animales de laboratorio. La primera fase de los ensayos en humanos podrían comenzar en 2019.
La historia de la lucha contra el VIH ha conocido grandes éxitos, especialmente en lo tocante al tratamiento combinado con antirretrovirales. El tratamiento permite hoy día convertir la infección en una condición crónica con la que convivir con normalidad, hasta el punto de que las personas con carga viral indetectable ni siquiera la transmiten a sus parejas sexuales. Sin embargo, hasta el momento no ha sido posible disponer de una vacuna que permita acercarse al objetivo ideal de erradicar la infección. Solo ha habido avances parciales en el campo de las denominadas «vacunas terapeúticas», es decir, de la posible utilización de vacunas como tratamiento en personas ya infectadas, y ni siquiera en este campo se ha dado aún el salto desde la investigación a la realidad clínica.
Recientemente, sin embargo, se han conocido resultados que parecen prometedores, de la mano de investigadores del NIAID dirigidos por el doctor Peter D. Kwong. El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, muestra cómo una vacuna experimental es capaz de neutralizar al menos el 31% de las 208 cepas distintas de VIH identificadas en todo el mundo. La vacuna se basa en un antígeno muy concreto, el «péptido de fusión del VIH», una cadena de aminoácidos que se localiza en las espículas de la cubierta del VIH, común a la mayoría de las cepas, que el sistema inmunológico identifica fácilmente cuando se le presenta aislado y contra el que este genera abundantes anticuerpos neutralizantes, un tipo específico de anticuerpos especialmente efectivos contra el virus.
Localizar y depurar este péptido no ha sido tarea fácil y ha requerido numerosos ensayos en ratones. Una vez conseguido, la vacuna se probó en animales más complejos, como cerdos de Guinea y monos, y se vió que el resultado se mantenía más allá de la barrera entre especies. El próximo paso, como en todos los ensayos clínicos, será comprobar su seguridad en un número limitado de voluntarios, algo que está previsto suceda en la segunda mitad del año 2019. Una vez que se compruebe que la administración de la vacuna es segura, se pasará a evaluar, en ensayos más amplios, su eficacia.
Conviene ser prudentes: siempre lo destacamos cuando nos hacemos eco de este tipo de noticias. Hablamos de una vacuna que está en fase experimental, de la que aún no se dispone de datos en humanos y de la que, si ojalá todo fuera bien, no se dispondría hasta dentro de varios años. En cualquier caso, es una buena noticia de la que nos felicitamos.
Fuente Dosmanzanas
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