Egipto: nueve detenidos en una redada homófoba en Alejandría
Nueva redada homófoba en Egipto, un país cada vez más hostil para las personas LGTB. La policía irrumpió el pasado lunes en un domicilio privado en Alejandría y detuvo a nueve hombres, acusados de “libertinaje”. Por desgracia no se trata de un caso aislado: la persecución de la comunidad LGTB va en aumento y se tema que pueda ir acompañada próximamente de medidas legales para limitar más aún su libertad de expresión, reunión y asociación.
Los arrestos fueron ordenados por el director de Departamento de Seguridad de Alejandría, Mustafa al-Nimr. La policía de la comisaría de Dekheila, un suburbio de Alejandría, había recibido el aviso de que un grupo de jóvenes “extraños” se reunían en un piso de la zona. Según la prensa local, las investigaciones llevadas a cabo revelaron que una inmobiliaria alquilaba la vivienda para la celebración de “fiestas de sexo grupal”. Una acusación probablemente inventada por las propias autoridades.
Los agentes irrumpieron en el piso ante la sospecha de que se estuvieran cometiendo delitos de “indecencia”, en cuya amplia definición incluyen las relaciones entre personas del mismo sexo. Al-Nimr había calificado esta posibilidad de “amenaza a la seguridad pública”. Para su protección, los ocupantes usaban una palabra clave para identificarse entre ellos y permitir el acceso a la vivienda. Intentaron impedir la irrupción de las fuerzas de seguridad, pero estas consiguieron entrar y detener a nueve personas.
Egipto intensificó la LGTBfobia de Estado en 2017
Si bien la homosexualidad no está explícitamente prohibida por la actual legislación egipcia (aunque podría llegar a cambiar), la policía persigue a la población LGTB con cargos como la “indecencia o libertinaje”, la “conducta inmoral” o la “ofensa a los sentimientos religiosos”. Amnistía Internacional denuncia que algunos de los detenidos han sido sometidos a exámenes anales en contra de su voluntad. La ONU considera que este tipo de exámenes son “una forma de tortura”, así como “malos tratos prohibidos por el derecho internacional”.
El pasado 2017 no fue un buen año para en colectivo LGTB en Egipto. Ese año se produjo una intensificación de la persecución LGTBfoba de Estado: en octubre nos hacíamos eco de que, hasta ese momento 57 personas habían sido detenidas, básicamente, por su orientación sexual o identidad de género, así como por el mero apoyo a los derechos igualitarios (con los cargos oficiales anteriormente referidos).
De esas 57 detenciones, según EIPR (Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales) 54 todavía están en prisión. No obstante, hay que leer las cifras con precaución, pensando que la falta de transparencia de la administración y de la justicia de Egipto puede falsear la realidad y suponer, por lo tanto, un escoyo para esclarecer si hay otros casos ocultos por razones desconocidas e incluso por supuestos intereses de las élites.
En octubre de 2017 también conocíamos la noticia de que el Consejo Supremo para la Regulación de los Medios de Comunicación (SCMR) daba la orden para prohibir todas las formas de apoyo a la comunidad LGBT en los medios de comunicación egipcios.
Un mes antes, siete personas eran detenidas por ondear banderas arcoíris durante el concierto en la capital egipcia de la banda libanesa Mashrou’ Leila, cuyo vocalista Hamed Sinno es abiertamente gay. Además de estos arrestos, el grupo musical se enfrentó a descalificaciones y de momento no volverá a tocar en el país, debido al veto del Sindicato de Profesiones Musicales egipcio (ya fue vetada en Jordania tras una campaña promovida por Dima Tahboub, portavoz de Frente de Acción Islámica). Dos de los siete detenidos quedaron en libertad bajo fianza a comienzos de este año.
Los antecedentes LGTBfóbicos ya eran preocupantes
En abril de 2016 fueron condenados once hombres egipcios a penas que oscilaban entre los 3 y los 12 años de cárcel, acusados del delito de “libertinaje e incitación al libertinaje”, que es el cargo que se utiliza habitualmente en Egipto para detener y condenar a homosexuales. Las detenciones se llevaron a cabo en septiembre de 2015, fruto de unas redadas que formaban parte de una “campaña de moralidad” con motivo de la festividad que marca el fin del Ramadán.
Un año antes (abril de 2015) nos hacíamos eco de la nueva potestad que se arroga el Estado para deportar a extranjeros LGTB. Esta medida era ratificada por un tribunal que falló en favor de la decisión tomada por el Ministerio del Interior egipcio de extraditar y prohibirle la entrada al país a un ciudadano libio, por ser gay.
En junio de 2015, dábamos cuenta de la utilización que la “Policía de la Moralidad” hacía de apps de contacto para gais y redes sociales para engañar y detener a hombres homosexuales inocentes. La última víctima: un refugiado sirio que llegó a Egipto huyendo de las miserias y de la violencia de su país, para empezar una nueva vida, y que fue humillado, detenido y condenado a un año de prisión tras caer en una trampa policial.
Incluso algunos medios de comunicación se dedican a realizar “cacerías” contra homosexuales. Al Kahera Wal Nas emitía en diciembre de 2014 un reportaje de la denostada presentadora amarillista Mona Iraqi, que servía como excusa para detener a decenas de personas, vanagloriándose de la redada a una sauna gay de El Cairo (capital de Egipto). Un tribunal los absolvería a todos posteriormente. No obstante, siguió pesando sobre ellos otra condena que no se revoca: la estigmatización social. Un problema que a menudo deriva en violencia por parte de terceros o en intentos de suicidio. Uno de los detenidos en la sauna gay de El Cairo, por ejemplo, trató de quemarse vivo, tras difundirse las imágenes en televisión en las que se le reconocía.
En noviembre de 2014 nos hacíamos eco de la condena de un tribunal de Egipto a tres años de prisión para ocho hombres por aparecer en un vídeo en el que presuntamente se representaba la celebración de “la primera boda gay” de este país. Sin embargo, los ocho acusados habían negado los cargos que se les atribuían, así como que la controvertida boda fuese una ceremonia real, ya que el matrimonio entre personas del mismo sexo no es posible en Egipto.
Ese mismo año, también informábamos de la sentencia de un tribunal egipcio que condenaba a cuatro hombres a varios años de prisión, por crear una supuesta red de prostitución homosexual, después de que la policía encontrase ropa de mujer y maquillaje en la casa de uno de ellos.
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