Comentarios desactivados en Dos discípulas de Jesús de Nazaret
Lucas 10,38-42 José Rafael Ruz Villamil
Yucatán (México).
ECLESALIA, 16/09/19.- Sucede en una casa, la casa de Marta y María —¿y Lázaro?—, donde el Maestro, junto con los suyos y según puede inferirse, suele alojarse en busca de reposo para luego continuar la predicación itinerante del Reino de Dios. Así, la llegada de Jesús y sus discípulos pone a funcionar la dinámica de la hospitalidad que, si ya tratándose de un solo huésped resulta compleja, en el caso de un grupo de predicadores cansados y hambrientos acaba siendo harto complicada, recayendo el peso de los quehaceres en las mujeres de la casa y de los sirvientes, si los hay.
Y es que dentro de la división rigurosa de roles y espacios en el mundo mediterráneo del primer tercio del siglo I, el mundo privado del hogar es el ámbito natural de las mujeres con, además, límites inviolables que todos respetan. Así y en el caso de la hospitalidad, las mujeres se habrían de ocupar de disponer cuanto implica recibir a un huésped particularmente bienvenido: no sólo una mesa bien servida sino también un lecho confortable; de hecho, el tiempo verbal del griego utilizado para decir que Marta “recibió” a Jesús, sugiere una estancia relativamente prolongada de él mismo que, por cierto, se pone a enseñar transformando el hogar de las hermanas en un espacio de encuentro con el Padre y su Reino.
Si se añade que el rol femenino de entonces supone, también, como virtud honorable el silencio en relación con los varones a tal punto que una mujer solamente se comunica con los hombres en los momentos de la comida y, en el caso de su marido, en el lecho conyugal, la actitud de estas hermanas en relación con Jesús de Nazaret no sólo resulta inédita sino escandalosa: tanto el reproche abierto que Marta hace a Jesús, como la actitud de María en relación con él, hacen saltar por los aires el rol de la mujer, en el más puro contexto de la ruptura de roles tradicionales que el Galileo practica y propone como una parte necesaria para sacar adelante la causa del Reino de Dios, en confrontación con el conservadurismo natural de los colectivos rurales de entonces: «Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino reventaría los odres y se echarían a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino nuevo, en odres nuevos».
En este caso, el vino nuevo es el rol que María adopta al sentarse a los pies del Maestro a “escuchar su palabra”, cosa que provoca la indignación de Marta puesto que su hermana está asumiendo, explícita y abiertamente, un rol que corresponde únicamente a los varones: como que a Marta ya le resultaba suficiente pertenecer al grupo de simpatizantes de la causa de Jesús y contribuir a ella con sus bienes, sí, pero desde el rol que como mujer le es propio. De este modo, Marta al pedir al Maestro que reconvenga a María, le está exigiendo que le evite la vergüenza del deshonor que supone el cambio de rol de su hermana, y, correlativamente, que la envíe al sitio que, como mujer, ha de desempeñar. Sin embargo y en el contexto de inversión del código honor-vergüenza, tan propio de la praxis del Galileo, la mejor parte que María ha elegido y “que no le será quitada” resulta ser, según el mismo Jesús, la liberación de una tradición caduca que impone roles de sometimiento inadmisibles en el horizonte del Reino de Dios.
No son Marta y María, no, los únicos casos de discipulado femenino de que dan cuenta los Evangelios. Más bien este relato viene a mostrar lo que hubo de ser un proceso hacia el discipulado femenino más común de lo que ha querido aceptarse. Y es que el hecho de la presencia de discípulas en el movimiento de Jesús resulta incuestionable: por mencionar sólo un par de referencias, Marcos menciona: “Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén”; y Lucas da cuenta de un otro grupo en torno a Jesús: “Recorrió a continuación ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes”.
Es así que el rescatar y devolver la presencia femenina, sin límite alguno, en el discipulado actual de Jesús, resulta absolutamente necesario por pura congruencia con la decisión del Maestro por un discipulado sin restricciones de género, no sólo ni tanto en obsequio de los movimientos feministas, sino por honestidad indispensable en relación con el mismo Jesús de Nazaret que quiere una comunidad de seguidores —hombres y mujeres— en el horizonte de la más radical igualdad, con toda la cauda crítica que esto supone para algunos segmentos harto conservadores de la Iglesia y de la sociedad.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Comentarios desactivados en El «feminismo» que excluye a las trans llegó a Guatemala
Interesantísimo artículo:
Por Pilar Salazar
Ilustración: Florencia Capella
Hace unos días un conocido medio de comunicación digital en Guatemala publicó un artículo haciendo apología del “antifeminismo”. Es un escrito poco atinado, haciendo ver al feminismo (que tampoco es monolito) como un dogma, tan violento como el Islam o Judeo-Cristianismo. Mientras tanto, un grupo secreto “sororo” de mujeres al que fui invitada por una amiga, estaba poniendo reglas de membresía y durante ese proceso pusieron a votación y opinión de las integrantes (entre ellas yo, trans) si era bueno incluir a las mujeres trans. Lo que cuestionaba era si éramos o no mujeres. Me sentí molesta porque había un pensamiento en el ambiente que percibía a las mujeres trans como una amenaza.
Mi intención al escribir no es dividir ni atacar el movimiento feminista, sino visibilizar de qué manera estamos respondiendo a estos ataques en paralelo a nuestras acciones cotidianas. También vamos a coordinarnos colectivamente para no pasarnos llevando a otras compañeras de las que desconocemos (por decisión) sus luchas y que en lugar de sumar al movimiento pueden restar o dividir.
Cuesta entender que también las mujeres trans andamos en las luchas feministas, nos interesan muchas de las mismas luchas que se intersectan con las de las mujeres cisgénero.
Las radicales trans excluyentes no son feministas
Viv Smyth las llamó TERFs en referencia al “feminismo radical trans excluyente” que se refiere a las mujeres cisgénero “feministas” que piensan que las mujeres trans no son mujeres y que la lucha feminista no les pertenece. Pero voy a ser rebelde y contradecir esta conceptualización, pues en mi opinión y en la de muchas feministas, ser “trans radical excluyente” no es una característica de los feminismos sino una postura que lleva implícito el dispositivo biologicista (basarse en la genitalidad para categorizar una identidad de género).
Tiene un bagaje de lógicas cisexuales que mantienen una venda para no ver los privilegios que le dan cancha a la cis-normatividad femenina de “decidir” violentamente si las mujeres trans podemos ser mujeres y estar en los mismos espacios o no.
Es una necedad paternalista y al mismo tiempo de exclusión porque no hay espacio ni capacidad de entender que las mujeres somos diversas y que en general a esta parte de la diversidad transfemenina nos matan antes de cumplir 35 años en América Latina. Creo que justificar el desconocimiento de la lucha que llevan las mujeres trans por parte de movimientos «feministas» cisgénero ya no es un argumento válido para desentenderse y violentar. Muchas mujeres y varones trans apañamos las mismas luchas porque también nos atraviesa el aborto, acoso sexual callejero y más.
¿Quiénes son lxs sujetxs politicxs del feminismo?
Abrirse al diálogo y aceptar que no nos ha importado o que tenemos aristas que discutir es el primer paso para evitar la confrontación y división que, como lo he dicho, en algunos espacios es una posibilidad que está llegando a Centroamérica. Son las pocas ganas de hacer, por ejemplo, una pregunta tan básica como la propuesta por Paul Preciado: ¿quiénes son lxs sujetxs politicxs del feminismo?
Ya no basta con decir que para subirse al barco contra la lucha del sistema patriarcal y desarme de las opresiones hay que tener una vulva. Propongo que hablemos de interseccionalidades y nos preguntemos ¿a quiénes ataca el sistema patriarcal? Aquí hablo de cuerpos oprimidos feminizados.
El axioma de que una vulva es igual a una mujer y un pene es igual a un hombre se rompe con la transexualidad o transgenerismo, pero también al producirse la intersexualidad, por ejemplo. Y el poder disciplinatorio de la medicina occidental da la muerte a una ficción y nacimiento a otra.
Teresa de Lauretis dijo que, como la sexualidad, el género no es una propiedad de los cuerpos o algo originalmente existente en los seres humanos, sino el conjunto de efectos producidos en los cuerpos, los comportamientos y las relaciones sociales. En palabras de Michel Foucault, es el despliegue de una tecnología política compleja.
¿Tiene sentido seguir hablando de feminismo o de feminismos?
Parafreaseando a Preciado: sí, siempre que sea una forma de combatir los mecanismos específicos del control, producción de las subjetividades sexuales, raciales, estéticas, etc.
La matriz heterosexual[1] intenta reducir la multiplicidad de los cuerpos a la masculinidad y la feminidad desde la política genital, sin tomar en cuenta que los sistemas de opresión llegan hasta las periferias de los cuerpos subalternos[2]. En este punto debo decirlo, que me parece poco ético y nada sororo despotricar contra las mujeres trans al momento de defender el feminismo de los machos violentos, argumentando desde la lógica biologicista. Es importante y contracorriente de estas aristas la apertura al diálogo y a la resolución de dudas para fortalecer y no dividir lo que tanto ha costado para las feministas.
[1] Judith Butler, El género en dipusta, 1990. Estados Unidos
Comentarios desactivados en “¡Ponte de pie, no te quedes callada!”: católicas alemanas, por la igualdad en la Iglesia
El movimiento ‘María 2.0‘ organiza una segunda semana nacional de protestas
Entre el 2 y el 8 octubre, convocarán a una serie de actos para reclamar, entre otras cosas, el acceso de las mujeres a los ministerios ordenados
“Ya va siendo la hora para cambios urgentes en la Iglesia”, insisten las organizadoras
Vuelve la famosa Virgen de la boca tapada.‘María 2.0‘, el movimiento por la igualdad en la Iglesia de las católicas alemanas, vuelve a coger fuerzas. Las fieles del país germano han anunciado que convocarán a una segunda semana de acciones nacionales para superar el machismo en la Iglesia después del éxito de su boicot de las misas en mayo.
Octubre es el mes que han elegido para la nueva ronda de protestas, según informa la agencia KNA. Concretamente, entre los días 2 y 8.
No solo porque es el décimo es un mes tradicionalmente dedicado en la Iglesia a la Virgen. También, lo han elegido para coincidir con el Sínodo para la Amazonía en Roma, que empieza el día 6.
Y es que, como el Sínodo, la nueva ola de acciones se centrarán en la necesidad de una reforma en la Iglesia.
Entre otras cosas, las mujeres del movimiento ‘María 2.0’ claman por el acceso a todos los ministerios ordenados. Algo que también estará sobre la mesa aquellos días en el Vaticano.
Católicas alemanas protestan contra el veto de las mujeres al sacerdocio
“¡Encendamos el fuego María 2.0!”
El pasado mayo, las organizadoras de las acciones animaban a las fieles a no entrar en los templos -ni para comulgar, ni para limpiar, aunque fueran voluntarias- durante una semana. También organizaban sus charlas y oficios litúrgicos. Según las responsables, más de 1.000 grupos secundaron la convocatoria.
Pero este octubre, será diferente. Más que una huelga de misas, el enfoque está en los actos que organizan ellas mismas por sí mismas, bajo el lema “¡Encendamos el fuego María 2.0!”
“Ya va siendo la hora para cambios urgentes en la Iglesia”, insisten las organizadoras en su invitación a la semana.
Habrá como la última vez vigilias y recogidas de firmas, y las organizadores prevén que cientos de grupos volverán a tomar parte en las actividades.
Otro acto que han organizado al margen de la semana central de actos es una cadena humana alrededor de la Catedral de Colonia para el 22 de septiembre, con el eslogan: “¡Ponte de pie, no te quedes callada!”
También habrá una protesta por la igualdad de género en la Iglesia al margen de la plenaria de otoño de los obispos alemanes el 23 de septiembre en Fulda.
Comentarios desactivados en Pablo Puente, nuncio español, defiende que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes
“No podemos tolerar esta flagrante discriminación de las mujeres por parte de la Iglesia”, dijo Pablo Puente
El arzobispo celebró misa en Colindres, con la presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha aplaudido este domingo, durante la celebración de la misa de San Ginés, en Colindres, la reivindicación del reverendo que la oficiaba, Pablo Puente, que es arzobispo y nuncio del Vaticano en el Reino Unido, y que durante la ceremonia ha defendido que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes.
Según explica Revilla en las redes sociales, “en mitad” de la misa el oficiante “agarró el micro y dijo: mañana saldrá rumbo a Su Santidad el Papa una dura carta pidiendo que con urgencia puedan ser investidas sacerdotes las mujeres”.
“No podemos tolerar esta flagrante discriminación de las mujeres por parte de la Iglesia”, justificó el clérigo, ilustre hijo de la villa de Colindres que lleva tres décadas oficiando la misa de San Ginés, patrón de la cofradía de pescadores de la localidad.
Tras el anuncio, el presidente cántabro se puso a “aplaudir”, así como “buena parte” de los cerca de mil asistentes a la ceremonia. “Luego me fui a la Sacristía a abrazarle”, agrega en sus cuentas de Facebook y Twitter.
Como cada 25 de agosto, Revilla ha asistido a la festividad de San Ginés para compartir esta celebración con los vecinos del municipio y expresar su apoyo a la labor de los marineros.
Pablo Puente, con Revilla
Ha participado en la misa mayor que ha tenido lugar en las propias instalaciones del cabildo y, posteriormente, en la tradicional entrega de banderas a las embarcaciones locales, acto precedido por el homenaje a los jubilados de la mar.
El jefe del Ejecutivo ha estado acompañado, entre otras autoridades, por el alcalde de Colindres, Javier Incera; el diputado nacional del PRC, José María Mazón; los consejeros de Pesca, Guillermo Blanco, de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, de Sanidad, Miguel Rodríguez; el patrón mayor de la Cofradía de San Ginés, José Luis Bustillo, y una amplia representación de la corporación municipal, informa el Gobierno en un comunicado.
La de hoy es la jornada central del programa de actos organizado por el Ayuntamiento de Colindres con motivo de San Ginés. El día continuará con diferentes conciertos y actividades para todos los públicos y con la entrega de premios del concurso de marmita.
Comentarios desactivados en Las ‘Religiones por la Paz’ se reafirman en su “responsabilidad compartida para el bien común”
Se comprometen en Lindau “en la cooperación multirreligiosa para la paz positiva”
“Nuestros corazones lloran frente al abuso de nuestros credos, sobre todo cuando ellos son distorsionados para alimentar la violencia y el odio”, lamentan en una declaración final compartida
“Prometemos proteger a las comunidades vulnerables y defender los derechos humanos contra las graves injusticias. Nos comprometemos en denunciar la corrupción y apoyar el buen gobierno”, aseguran
| RD/AsiaNews
“Hacer progresar el compartir de bienestar es (una cosa) concreta. Nos comprometemos en aumentar el bienestar compartido previniendo los conflictos, promoviendo sociedades justas y en armonía, el desarrollo humano sustentable e integral y protegiendo a la tierra”: es el compromiso tomado por 900 representantes de todas las religiones, reunidos del 20 al 23 de agosto en Lindau, en Alemania, para la 10ma Asamblea mundial de “Religions for Peace” (Religiones por la paz), una organización internacional e interreligiosa.
A AsiaNews, Mons. Félix Machado, arzobispo de Vasai (en Maharashtra) y miembro de la asociación ya desde sus inicios en los años 70, nos cuenta: “Fue una experiencia fantástica. Conozco a tantos participantes y ya he trabajado con muchos de ellos”.
El evento reunió a líderes religiosos, activistas y exponentes políticos de 125 países de todo el mundo. Al final, todos los representantes han votado un documento compartido. Los participantes reconocen de no “estar a la altura” delante de los desafíos que amenazan la paz y el bienestar: “Nuestros corazones lloran frente al abuso de nuestros credos, sobre todo cuando ellos son distorsionados para alimentar la violencia y el odio”. “Nuestra alianza- subrayan- honra nuestras diferencias religiosas” y está convencida que toda la humanidad tenga una “responsabilidad compartida para el bien común, que significa ocuparnos de cuidarnos unos a otros, de la tierra y de su total tejido de vida”.
Los asociados enumeran los “pesos” del mundo actual: ante todo la guerra, que “mata. mutila y destruye la vida de inocentes; la pobreza extrema, que ha creado 65 millones entre prófugos, refugiados internos y migrantes; la carrera a los armamentos; el calentamiento global, la deforestación de los bosques, el envenenamiento de los mares; la violación de los derechos humanos y del estado de derecho; pocos super ricos que poseen cuánto cuatro mil millones de personas; las “falsas noticias” que distorsionan la realidad para ocultar “verdades inconvenientes” y difundir “convenientes ilusiones”.
“Nuestras diferentes experiencias de los sagrado- evidencian- hacen claro que todos nosotros no estamos ligados a la raíz”. Por lo tanto “somo ya sea responsables y dependiente los unos de los otros y de la tierra que nos cobija”. Ellos reafirman la fundamental importancia de la libertad “que guía a través de la desesperación el nihilismo, rechaza el narcisismo del consumismo sin razón y expresa a sí misma como curación radical para todos”.
“A nuestro compromiso por insustituible importancia de de los derechos humanos-continúan- agregamos la preocupación fundamental en el cultivar las virtudes, aquellos usadas orientaciones de valor que despliegan y esculpen nuestras potencialidades humanas, comprendidas nuestras potencialidades para los estados más elevados de misericordia, compasión y amor. Para nosotros, el trabajo de ser virtuosos es difícilmente un acto solitario; sino más bien, este es un acto de ‘solidaridad’ que refuerza la tolerancia necesaria. Cultivar la virtud contrasta la ignorancia, el egoísmo individual y de grupo que mutilan la auténtica comunidad”.
En concreto, prevenir y transformar los violentos conflictos quiere decir actuar a través de la educación ya desde la infancia, “focalizándose en los valores compartidos, la literatura religiosa y las narraciones de paz”. Promover sociedades justas y en armonía, significa “acoger al otro”. “Nos comprometemos en instilar respeto, reciprocidad y solidaridad. Prometemos proteger a las comunidades vulnerables y defender los derechos humanos contra las graves injusticias. Nos comprometemos en denunciar la corrupción y apoyar el buen gobierno”.
Los participantes reafirman la voluntad de cultivar el desarrollo humano integral: promoviendo justicia, ciudadanía inclusiva e iguales oportunidades; siendo “campeones” del consumo sustentable y del progreso de la tecnología “hacia el bien de todos”; mejorando el acceso a la instrucción, promoviendo el rol de las mujeres y de los jóvenes en la sociedad y en los puestos de mando.
“Queremos estar en primera línea- afirman- en el desarrollo de imperativos morales y religiosos para obrar en el campo de cambio climático, luchando contra la degradación ambiental, como nos recuerdan nuestros hermanos y hermanas de las comunidades indígenas”.
“Guiados por los principios de nuestras tradiciones religiosas-dicen en conclusión- y en el respeto de las diferentes religiones, nos comprometemos en la cooperación multirreligiosa de sanos principios para la paz positiva”.
Comentarios desactivados en “El terrorismo no tiene religión. La religión junta a las personas, no las separa”
Mujeres reivindican en Lindau su “gran potencial” como “constructoras de la paz”
“En mi religión, Dios habla a las mujeres tanto como habla a los hombres”, explica la musulmana Mehrézia Labidi-Maiza, primera vice-presidenta de la Asamblea Constituyente de Tunisia
“Las mujeres no podemos permitirnos que nos limiten solo al consumo de textos religiosos. Tenemos que co-crear y co-interpretar estos textos por nosotros mismas”
“No hay coerción en la religión. Tanto la Biblia como el Corán tienen doctrinas parecidas sobre esto”, coinciden los nigerianos cardenal John Onaiyekan y el sultán de Soko, Muhammad Sa’ad Abubakar III
“Hay gente que se está aprovechando de la violencia en Myanmar”, denuncia el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon
“El terrorismo no tiene religión. La religión junta a las personas – no las separa”. Este ha sido el reclamo de esta mañana en el segundo día de la X Asamblea Mundial de Religiones por la Paz en la ciudad alemana de Lindau, dedicada en primer lugar a una mesa redonda sobre la “gran potential” de las mujeres como“constructoras de la paz”.
En el acto participaron Mehrézia Labidi-Maiza, primera vice-presidenta de la Asamblea Constituyente de Túnez y presidente de honor de la organización Religiones por la Paz; Layla Alkhafaji, ex-diputada iraquí, integrante de la junta directiva del Movimiento Al-Hikmah y exdirectora de Relaciones Internacionales de la Fundación Hakim; Nabila Makram, ministra egipcia de Immigración y representante del Consejo de Iglesias de Oriente Medio, y Houda Ezra Nonoo, exembajadora bareiní ante los Estados Unidos.
En total, cuatro mujeres ejemplares de las tradiciones sunita, chiita, judía y copta que compartieron sus experiencias como pacificadoras activas en la resolución de conflictos y la reconciliación.
“En mi religión, Dios habla a las mujeres tanto como habla a los hombres”, declaró la musulmana Labidi-Mehrezia. “Las mujeres no podemos permitirnos que nos limiten solo al consumo de textos religiosos. Tenemos que co-crear y co-interpretar estos textos por nosotros mismas”.
“Tener fe es una libertad, pero también un derecho y una responsabilidad – ¡y un deber!”, insistió.
Después de la mesa redonda, los asistentes a la Asamblea escucharon el trabajo de la organización Religiones por la Paz en los conflictos violentos en Nigeria y Myanmar (Birmania).
— African Council of Religious Leaders (@acrl_rfp) August 21, 2019
“No hay coerción en la religión. Tanto la Biblia como el Corán tienen doctrinas parecidas sobre esto”, coincidieron los representantes nigerianos, el cardenal John Onaiyekan y el sultán de Soko, Muhammad Sa’ad Abubakar III.
“Aunque yo no soy musulmán, defenderé su derecho de ser”, insistió Onaiyekan.
“Hay gente que se está aprovechando de la violencia en Myanmar”, denunciaron por su parte los representantes, incluyendo al cardenal Charles Bo.
Tras los actos de esta mañana, los participantes de la Asamblea participaron en el levantamiento de una escultura de madera de 7.5m de altura en forma de aro que será un símbolo permanente de la paz entre religiones en la ciudad de Lindau, en el Luitpoldpark.
Después, pusieron rumbo a una procesión interreligiosa por la ciudad con sus casi mil integrantes de 120 países de todo el mundo.
Comentarios desactivados en “La conveniencia del sacerdocio para las mujeres”, por Leonardo Boff.
La dimensión de lo femenino no es exclusiva de las mujeres, pues tanto los hombres como las mujeres son portadores, cada cual en su propio estilo, de lo masculino y de lo femenino. Tomás de Aquino en la Suma Teológica, ya en su primera cuestión, al abordar el objeto de la teología, dejaba claro que ella puede abordar cualquier tema, siempre que lo haga a la luz de Dios. En caso contrario perdería su pertinencia. Por lo tanto, en esta perspectiva, cabe preguntarse acerca del sacerdocio de las mujeres, realidad que les fue negada en la Iglesia romano-católica. Y considerar las buenas razones teológicas que garantizan su conveniencia.
El llamado “depósito de la fe”, es decir, la positividad cristiana no es una cisterna de aguas muertas. Ella se reaviva confrontándose con los cambios irrefrenables de la historia, como en el caso suscitado por el Sínodo de la Amazonia.
Así, en todo el mundo se verifica cada vez más la reafirmación de la paridad de la mujer, en dignidad y derechos, con el hombre. Comprensiblemente no es fácil desmontar siglos de patriarcalismo que implica disminuir y marginar a la mujer. Pero lenta y consecuentemente las discriminaciones van siendo superadas y, en ciertos casos, hasta castigadas. En la práctica, todos los espacios públicos y las más diversas funciones están abiertas a las mujeres. ¿Vale esto también para el sacerdocio de las mujeres dentro de la Iglesia romano-católica? En las Iglesias evangélicas, en la anglicana y también en el rabinato, las mujeres han sido admitidas en la función antes reservada sólo a los hombres.
Hasta fecha reciente la Iglesia romano-católica, en los estratos de la más alta oficialidad, se negaba a plantear la cuestión, especialmente con Juan Pablo II. Ella quedó rehén de la secular cultura patriarcal, pero no puede convertirse en un bastión de conservadurismo y anti-feminismo en un mundo que avanza hacia la riqueza de la relación hombre y mujer. El Papa Francisco tiene el mérito de plantear las cuestiones pertinentes del mundo de hoy, como la cuestión de la moral matrimonial o el tratamiento a los homoafectivos y a otras minorías.
Como afirmaba aún en el siglo pasado una feminista, A. van Eyde: «El bien del hombre y de la mujer son interdependientes. Ambos quedarán lesionados si en una comunidad uno de ellos no puede contribuir con toda la medida de sus posibilidades. La Iglesia misma quedaría herida en su cuerpo orgánico si no diese cabida a la mujer dentro de sus instituciones eclesiales» (Die Frau im Kirchenamt, 1967: 360).
La minuciosa investigación de teólogos y teólogas del más alto nivel ha demostrado que no hay ninguna barrera doctrinal ni dogmática que impida el acceso de las mujeres al sacerdocio.
En primer lugar, hay que recordar que hay un solo sacerdocio en la Iglesia, el de Cristo. Los que vienen bajo el nombre de “sacerdote”, son sólo figuras y representantes del único sacerdocio de Cristo. Su función no puede ser reducida, como sostiene la argumentación oficial, al poder de consagrar. Se puede decir que toda la vida de Cristo es sacerdotal: se presentó como un ser-para-otros, defendió a los más vulnerables, también a las mujeres, predicó fraternidad, reconciliación, amor incondicional y perdón. No sólo en la última Cena se muestra sacerdote, sino en toda su vida, es decir, fue un creador de puentes y de reconciliación.
La función del sacerdote ministerial no es acumular todos los servicios, sino coordinarlos para que todos sirvan a la comunidad. Por el hecho de presidir la comunidad, preside también la eucaristía. Este servicio (que San Pablo llama “carisma”, y son muchos) puede muy bien ser ejercido por las mujeres como se muestra en las iglesias no romano-católicas y en las comunidades eclesiales de base.
Y habría razones de las más convenientes que fundamentan tal ministerio por parte de las mujeres.
En primer lugar, la primera Persona divina en venir al mundo fue el Espíritu Santo, que asumió María para engendrar en su seno a la segunda Persona, el Hijo encarnado, Jesucristo. El Hijo solo vino después del “fiat” (el sí) de María.
Seguían a Jesús no sólo apóstoles y discípulos, sino también muchas mujeres que le garantizaban la infraestructura. Ellas nunca traicionaron a Jesús, lo cual no se puede decir de los Apóstoles, especialmente del más importante de ellos, Pedro. Después de la prisión y la crucifixión todos huyeron. Ellas se quedaron al pie de la cruz.
Fueron ellas las que primero, en una actitud genuinamente femenina, acudieron al sepulcro para ungir el cuerpo del Crucificado. El mayor acontecimiento de la fe cristiana, la resurrección de Jesús, fue testimoniado en primer lugar por una mujer, María Magdalena, hasta el punto de que S. Bernardo dijese que ella fue “apóstol” para los Apóstoles.
Si una mujer, María, pudo dar a luz a Jesús, su hijo, ¿cómo no va a poder representarlo sacramentalmente en la comunidad? Aquí hay una contradicción flagrante, sólo comprensible en el marco de una Iglesia patriarcal, machista y compuesta de célibes en el cuerpo de dirección y de animación de la fe.
Lógicamente, el sacerdocio femenino no puede ser una reproducción del masculino. Sería una aberración si así fuera. Debe ser un sacerdocio singular, según el modo de ser de la mujer, con todo lo que denota su feminidad en el plano ontológico, psicológico, sociológico y biológico. No será la sustituta del sacerdote. Realizará el sacerdocio a su propio modo.
Vendrán tiempos en los que la Iglesia romano-católica acomodará su paso al del movimiento feminista mundial y con el del propio mundo, hacia una integración del “animus” y del “anima” para el enriquecimiento humano y de la propia Iglesia.
Estamos, pues, a favor del sacerdocio de las mujeres dentro de la Iglesia romano-católica, escogidas y preparadas a partir de las comunidades de fe. Les corresponde a ellas darle una configuración específica, diferente de la de los hombres.
Leonardo Boff
Fuente Atrio
*Leonardo Boff es teólogo, filósofo y ha escrito con Rose-Marie Muraro, Femenino-Masculino: una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias, Record, 2010.
Comentarios desactivados en “Se hunde la Iglesia; ¿Se hunde?”, por Jorge Costadoat
La institución eclesiástica ha puesto a la Iglesia al límite de su tolerancia. Las razones están a la vista: abusos y encubrimientos. Pero hay razones que no están a la vista. Estas, en gran medida, son las causas de los fracasos evidentes del clero.
Hace ya mucho rato que la incomunicación entre la jerarquía eclesiástica y los cristianos comunes es profunda. Además, crece. El Papa Francisco ha hecho enormes esfuerzos por actualizar el Evangelio en una cultura que se dispara en todas las direcciones. Ahora intenta un cambio estructural: desea dar participación a los laicos en la elección de los obispos.
¿Será para mejor? Habrá que verlo. Si los electores son laicos clericalizados el fracaso será seguro.
Apuesto a una mejor alternativa. El Magisterium, la labor de los obispos de enseñar y discernir en el pueblo creyente la voz de Dios, de guiarlo y de mantenerlo unido, se haya desprestigiada porque las autoridades no parecen escrutar en los acontecimientos actuales, en los cambios los culturales y las vidas de los cristianos algo nuevo que pudiera servir para re comprender el Evangelio de Jesús.
La mejor alternativa, en mi opinión, es que independientemente de los procedimientos electorales para hacer que los laicos participen en la elección de los obispos, la institución eclesiástica aprenda de otros magisterios eclesiales, tradicionalmente ignorados y censurados.
Las autoridades eclesiales deben aprender del Magisterium mulierum. Me refiero al aprendizaje profundo, emocionalmente pluridimensional, resiliente, de las mujeres. Estas tienen una experiencia de Dios desde el embarazo hasta el momento tremendo, para algunas, de sepultar a sus hijos. Ellas, más que nadie, saben qué es agarrarse de Dios cuando un niño se enferma. Visitan a la tía vieja. Aguantan al marido de la depresión. En estas cristianas hay una experiencia de Dios convertida en aprendizaje que es indispensable enseñar. Las mujeres madres, esposas, profesionales, cajeras de supermercados o políticas tiene un modo de creer en Dios particular. Tantas veces los hombres lo necesitamos para atinar en lo grande y en lo chico. Lo agradecemos. Magisterium mulierum: enseñanza de las mujeres.
En estrecha relación con este, existe un Magisterium diversarum personarum: la enseñanza de los separados, de los divorciados, de los que fracasaron en un primer, segundo o tercer matrimonio, se recuperaron y volvieron a empezar. Pudieron ser tragados por el mar. Pero tuvieron la suerte de que los botara la ola. Salieron gateando por la arena. Tragando agua salada. Recogieron lo que quedó de la casa que se les desplomó: un sillón, unos libros, algunas fotos de tiempos mejores. Son los que anhelan ver a sus hijos el día que les toca. Son mucho más pobres que antes, tuvieron que aprender que se puede vivir con menos y lo enseñan a sus críos. A muchas de estas personas su fe las sacó adelante. No sabían qué era creer. Habían recibido una educación religiosa demasiado elemental. Les faltaba pasar por la cruz. ¿Cuánto necesita el resto de la Iglesia a esta gente? ¿Se les puede seguir impidiendo comulgar en misa? Basta. Los sobrevivientes de sus matrimonios tienen que mucho que enseñar. Si su Magisterium no termina modificando la doctrina oficial de la Iglesia, la Iglesia se hunde.
Este magisterio es un caso de otro mucho más amplio: el Magisterium reconstructarum personarum. Me refiero a la enseñanza de toda suerte de cristianos cuya fe en Dios los reconstruyó como personas. Traigamos a la memoria a los empresarios que se recuperaron de una quiebra, a los cesantes que tras haber caído en el alcohol se rehacen en Alcohólicos Anónimos, en los jóvenes que luchan por salir de la droga, en las víctimas de abusos sexuales que sacaron coraje quién sabe de dónde para contar su historia y exponerse a que no les creyeran. También pueden contar los pecadores a secas: sinvergüenzas, infieles empedernidos, políticos tramposos, libidinosos incontinentes, traficantes. Estos y aquellos, en la medida que su mucha o poca fe les haga ver más, ver una conversión que ni siquiera han alcanzado, ver algo que pudiera servir para que otros vivan mejor que ellos, aquilatan un saber, una verdadera sabiduría, sin la cual Jesús no habría sido el Cristo.
Los laicos elegirán a los obispos. ¿Qué laicos? La Iglesia se hunde en gran medida porque la institución eclesiástica, el Magisterio oficial, cree saberlo todo y lo enseña a peñascazos. Los laicos fidelizados por miedo a los curas no servirán de electores.
Espero que el colapso eclesial actual sea superado en la raíz. Lo será, tal vez, si el aprendizaje de todos, especialmente el de los marginados, es tomado verdaderamente en cuenta.
Comentarios desactivados en La Iglesia anglicana ordena a su primera obispa negra, Rose Hudson-Wilkin, quien dirigirá la diócesis de Dover
Rose Hudson-Wilkin ejercía desde 2010 de capellana del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, y desempeña una labor parecida para la soberana del Reino Unido
Uno de los miembros del clero “más influyentes y eficaces en la esfera pública”, según Welby
| RD/Efe
La Iglesia de Inglaterra, de la que es cabeza la reina Isabel II, ha designado a su primera obispa negra, Rose Hudson-Wilkin, que será responsable de la diócesis de Dover, confirmó este viernes Justin Welby, primado de la comunión anglicana.
La reverenda, nacida en Jamaica, expresó su ilusión por el puesto en el sureste inglés y aspiró a trabajar para que “la esperanza, el amor y la justicia sigan en el corazón de nuestras vidas juntos”.
Rose Hudson-Wilkin ejercía desde 2010 de capellana del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, y desempeña una labor parecida para la soberana del Reino Unido.
Bercow alabó hoy su “calidez” y “sentido del deber” y dijo que “se la echará mucho de menos” en su tarea de decir las plegarias diarias en el Parlamento y atender las necesidades de los diputados.
Welby declaró por su parte que la religiosa, que asumirá el nuevo cargo en noviembre, es uno de los miembros del clero “más influyentes y eficaces en la esfera pública”.
Aunque aún trabaja para mejorar su diversidad étnica, la Iglesia de Inglaterra cuenta ya con algunos obispos varones de raza negra, después del ordenamiento en 1996 del primero, John Sentamu, de origen ugandés, actualmente arzobispo de York.
Preciosa y temblorosa voz la que intuyo cuando, en el silencio, dejo emerger el misterio.
La llamada del Dios de Jesús a su pueblo, a su comunidad, a cada hija e hijo es a ESCUCHAR. El maravilloso Shemá que repiten y veneran nuestros hermanos judíos, y que estuvo en labios de Jesús miles de veces a lo largo de su vida. En sus labios sí, como buen judío que era, pero sobre todo en su vida, como un hecho.
De Jesús hablamos más de su Palabra y de sus hechos, lo que “hizo y dijo”. Cuando hablamos del “hacer” nos fijamos, en sus curaciones, sus gestos elocuentes como partir el pan, multiplicarlo, repartirlo, lavar los pies de los discípulos, devolver vida y fuerza a personas aquejadas por enfermedades todas indicativas de “ausencias”: falta de energía en las piernas, en la vista, oído, corazón, sangre…visto así impresiona.
Y lo que dijo, los textos canónicos y apócrifos, estudiados, rezados, repetidos a diario en cientos de miles de liturgias, de corazones orantes, de estudiosos enamorados de la Palabra…
De Jesús hablamos muy poco de su escucha. Jesús es Shemá en su más pura esencia. Aunque parece que habló mucho, siempre cuestiona esa etapa tan larga, antes de su Bautismo, en la que parece que vivía una vida normal, cuya guía fue, creo poder decir, la fidelidad al Shemá.
Jesús escucha a su Abba, a la realidad social y religiosa y sigue escuchando. Y porque escucha se convierte en un buscador, y encuentra a Juan en el desierto y escucha. Después de un tiempo toma una decisión y se deja bautizar por Juan, e inmediatamente es guiado al desierto a escuchar.
El motor de los movimientos de Jesús es la escucha a los textos y al latido de la vida.
Como a Él es la escucha lo que nos posibilita la entrada en el misterio. La escucha es como un sacramento que nos unge para la trayectoria. Para nuestra Pascua, nuestro paso de pequeñas o grandes esclavitudes: maneras de pensar, opiniones anquilosadas a veces inamovibles sobre Dios, las personas, la moral…hacia la empatía, que es la meta. La empatía no es un lugar físico, es un estado del alma que ha descubierto la felicidad.
Esta no consiste en estar yo bien, sino en estar en comunión con todo, en descubrir que somos uno, que estamos conectados, que somos unos de otros, que posiblemente pase por nuestros pulmones oxígeno que pasó por el resto de la humanidad, que somos polvo de estrellas, luego pertenecemos al infinito, al cosmos y disfrutamos mirando las estrellas. Somos familia.
De nuevo la salida del sol de esta mañana no he podido sino sacar la foto, igual que del niño que vi ayer, o del color cambiable del mar que estos días puedo contemplar, de paso y enamorada de su belleza.
Escuchar a todo y a todos, es una melodía infinitamente bella y dolorosa a la vez porque la empatía, la escucha, nos conduce al centro mismo del dolor, que como un imán atrae al corazón compasivo.
Si escucho oigo el grito del planeta que como hermana violada me muestra su herida, me susurra su trauma. No es el plástico, no, es el corazón plastificado de algunos que siguen violando, uno tras otro, hasta el agotamiento, a nuestra hermana, a nuestra madre tierra, de la que todos dependemos.
Si escucho, oigo el dolor infinito de nostalgia y ausencia en refugiados, en pateras y más pateras que como ataúdes en potencia cruzan nuestros mares. Y ahora, con el buen tiempo…como una procesión sin cofradías y sin joyas que la embellezcan, ahí están, de nuevo, desesperados por vivir.
¿Imaginas a tu hija o hermana o nieta embarazada cruzando sin rumbo seguro, en una pequeña embarcación, días y más días en altamar, después de haber vendido todo para llegar a un lugar donde su hija o hijo nazca y tenga derecho a lo mínimo para seguir siendo humano?
¿Te la imaginas siendo violada y maltratada por los mismos que le han cobrado todo lo que la familia tenía para costearse el viaje? Y si consigue llegar, formará parte de una población no deseada, que la mayoría todavía considera aprovechada… o será deportada, arruinada, violada y olvidada.
Escuchar es peligroso. Y es liberador. Escuchar es conectar con el latido de todo y sentir que hay que ser personas de pascua. De paso hacia, personas capaces de soltar para acoger, para abrazar y acompañar.
La vida no es un misterio para aquellos que eligen caminos seguros. Mi vida comienza a sentir el misterio cuando escucha-empatiza con la realidad y de su mano me dejo introducir en el otro nivel; el del Shemá, el de la escucha del latido de todo.
Estamos en pleno tiempo Pascual, los creyentes sabemos que ahora la comunidad cristiana católica, no todas las cristianas lo celebran así, estamos esperando Pentecostés.
Os animo a que nos hagamos mujeres y hombres de Shemá, de escucha. Dejar que se nos contagie el largo tiempo que Jesús dedicó a escuchar. Dejar que este aspecto de nuestra esencia cristiana configure más y más nuestra realidad.
Tenemos un largo recorrido por delante. Pero las cosas de Dios tienen otro ritmo al lógico. A veces irrumpen, como un viento impetuoso. A veces el susurro se prolonga tanto que parece deja de existir.
Hace unas semanas tuve que cambiar de móvil porque no conectaba si no tenía el registro que requería la geografía. Lección aprendida. Si quiero estar bajo cobertura, incluido el roaming, tengo que adaptarme. Empatizar es escuchar, no es oír de lejos, es conectar mínimo 4G. Es decir, poner de mi parte tiempo y energía para no tener una conexión intermitente y de poca calidad. Tal vez hay que conectar el wifi. Pedir ayuda, salir del articulito semanal… y abrirnos al Espíritu, en directo. Ella sí empatiza.
“Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable”
Además de la apertura a “viri probati” y mujeres, aparecen fuertes denuncias a la corrupción en la región y enciende alarmas por la inimgración a centros urbanos.
“Promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres como respuesta a las necesidades de atención pastoral-sacramental”
“Exigir a los respectivos gobiernos que garanticen los recursos necesarios para la protección efectiva de los pueblos indígenas aislados”
Fuente Religión Digital
| Luis Miguel Modino
Un fruto de un largo recorrido, así se podría definir el Instrumentum Laborisdel Sínodo para la Amazonía que este lunes, 17 de junio, se ha presentado en el Vaticano. En él, como recoge la conclusión del documento, “se ha escuchado la voz de la Amazonía a la luz de la fe (I Parte) y se ha intentado responder al clamor del pueblo y del territorio amazónico por una ecología integral (II Parte) y por los nuevos caminos para una profética en la Amazonía (III Parte)”.
A partir de este momento la Iglesia, especialmente los padres sinodales, son interpelados “a dar una nueva respuesta a las diversas situaciones y a buscar nuevos caminos que posibilitan un kairós para la Iglesia y el mundo”. Tenemos por delante poco menos de cuatro meses para el inicio de la asamblea sinodal, que se reunirá en el Vaticano de 6 a 27 de octubre. En este tiempo, cabe a los padres sinodales, sobre todo los obispos de las jurisdicciones eclesiásticas de la Pan Amazonía, siempre llamados a conocer la realidad local y la vida de los pueblos a ellos confiados, a oler a oveja, ver hasta qué punto el documento recoge las necesidades de su Iglesia local.
No podemos olvidar que este documento, que sigue el método de la Iglesia latinoamericana, ver/escuchar, juzgar, actuar, todavía es un instrumento al servicio de un proceso mayor, que irá dando pasos sucesivos en los próximos meses. Desde esa perspectiva debemos entender que en el Instrumentum Laboris no vamos a encontrar recogidos todos y cada uno de los anhelos personales. Como decía unas semanas atrás Monseñor Mario Antonio da Silva, obispo de Roraima – Brasil, y segundo vicepresidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, “el Sínodo ha de venir al encuentro, no de expectativas, sino de necesidades de las comunidades de la Amazonía”, algo que también se puede decir del Instrumento de Trabajo.
Monseñor Roque Paloschi, arzobispo de Porto Velho, Rondonia, Brasil, y miembro del Consejo Presinodal, afirma que el Instrumentum Laboris, “nos va dando algunas posibilidades para también prepararnos con nuestros grupos de sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas, ministros, y el Pueblo de Dios en general, para algunas perspectivas”. Él reconoce que “evidentemente que el documento nos va a provocar para pasos posibles para concretarlos pronto con la conclusión del Sínodo, otros pasos con los que vamos a hacer procesos y cosas que serán un horizonte hacia donde queremos caminar como Iglesia, Pueblo de Dios como Iglesia Pan-Amazónica“.
Según el arzobispo de Porto Velho, “evidentemente que el Sínodo no va atrás de curiosidades, pero intenta responder cosas concretas que necesitamos afrontar aquí en nuestra región”. Desde su condición de presidente del Consejo Indigenista Misionero – CIMI, de Brasil, él dice que “el Sínodo, desde su convocatoria, el Papa nos interpela por una relación diferenciada con los pueblos indígenas, con los pueblos originarios“. Es por eso que “nosotros tenemos que preguntarnos qué pasos estamos dando en nuestras Iglesias para que verdaderamente, los primeros habitantes de estas tierras, sean oídos, respetados y acompañados en su lucha por la dignidad, por la justicia y, sobre todo, respeto a sus culturas, a sus espiritualidades, a sus ritos, a sus lenguas. Ellos tienen el derecho de ser indígenas en su integridad“, afirma Mons. Roque Paloschi.
Monseñor Rafael Cob, también miembro del Consejo Presinodal, y obispo del Vicariato Apostólico del Puyo, en Ecuador, destaca en el documento cuatro ejes estructurales, la escucha, el diálogo, la inculturación y la profecía, todo ello en torno al eje central, que es el rostro amazónico, y empapado de la ecología integral. El obispo del Puyo destaca el trasfondo de la Evangelii Gaudium, que nos llama a una conversión pastoral, de la Laudato Sí, que nos invita a una conversión ecológica, y de la Episcopalis Conmunio, haciendo realidad una Iglesia samaritana con sus desafíos y esperanzas.
En un nuevo paso hacia lo que puede ser un verdadero cambio epocal de la Iglesia en salida que plantea el papa Francisco, el Vaticano mandató hoy al Sínodo de la Amazonía de octubre para que “se estudie la posibilidad” de la ordenación sacerdotal de hombres casados en la región y abrió la discusión para “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer”, como una forma de responder a las “necesidades” de los pueblos de la zona.
La propuesta, sobre la que el papa Francisco tendría una valoración positiva si emerge como pedido de los padres sinodales según las primeras versiones, constituye una flexibilización histórica al celibato, instituido en los dos Concilios de Letrán: el primero, en 1123, el segundo en 1139, como una forma de defender la disponibilidad total del sacerdote.
Cada una de las partes está dividida en capítulos, cuatro en la primera, que presenta “la realidad del territorio y de sus pueblos”, nueve en la segunda, que recoge “la problemática ecológica y pastoral”, y ocho en la tercera parte, que aborda “la problemática eclesiológica y pastoral”. En la segunda y tercera parte, al final de cada uno de los capítulos, se ofrecen sugerencias, todas ellas recogidas de la escucha al territorio y pueblo de Dios, llamadas a incidir no sólo en la vida de la Iglesia como de la propia sociedad amazónica, teniendo siempre como actitud fundamental la defensa profética de la Amazonía y de sus pueblos.
El Instrumentum Laboris parte de la idea de que la Iglesia sea oyente, que escuche, algo que “no es nada fácil”, pero que debe generar “una respuesta concreta y reconciliadora”, por la que la Amazonía clama. No olvidemos que ésta es una “realidad contrastante”, que está “llena de vida y sabiduría”, pero que sufre las consecuencias de “la deforestación y la destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral”. Todo ello debe llevar a un “encuentro con las culturas que inspiran los nuevos caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y profética a través de una conversión pastoral”.
La vida es el fundamento del Sínodo para la Amazonía, que en esta región se identifica con el agua. Una vida en abundancia, expresada en el “buen vivir”, pero que “está amenazada por la destrucción y explotación ambiental, por la sistemática violación a los derechos humanos”, lo que exige una defensa y un cuidado, que “se opone a la cultura del descarte, de la mentira, de la explotación y de la opresión”. No se puede olvidar que “en la Amazonía, la vida está inserta, ligada e integrada al territorio”, donde todo está conectado y se descubre “la obra maestra de la creación del Dios de la Vida”.
El Sínodo es un tiempo de gracia, de inculturación e interculturalidad, de desafíos graves y urgentes, pero también de esperanza. Al mismo tiempo, este evento eclesial quiere generar espacios de diálogo“que nos ayuden a salir de la senda de la autodestrucción de la actual crisis socio-ambiental”. Un diálogo que sea punto de partida para la misión y que tenga como interlocutores a los pueblos amazónicos, que provoque una dinámica de aprendizaje y resistencia.
El clamor de la Tierra es el clamor de los pobres, que son quienes sufren las consecuencias de la destrucción extractivista. Un clamor que viene de los pueblos de la Amazonía, a quienes no se les reconocen sus territorios y son afectados por los proyectos de “desarrollo” y la contaminación, lo que reclama con urgencia una ecología integral que paralice la destrucción de la Amazonía, algo que afecta especialmente a los Pueblos en Aislamiento Voluntario.
En la Amazonía también está muy presente el fenómeno mundial de la migración, que “ha contribuido a la desestabilización social en las comunidades amazónicas”. Eso ha hecho que la población amazónica se junte en las ciudades, donde vive entre el 70 y 80%, lo que requiere un cuidado eclesial, también de las familias y comunidades, cada vez más vulnerables. En muchos casos, eso es fruto de una corrupción que se hace presente en la región, “la que existe fuera de la ley y la que se ampara en una legislación que traiciona el bien común”, hasta el punto de que “grandes compañías y gobiernos han organizado sistemas de corrupción”. Todo esto afecta a la “salud integral” de los pueblos, “lo cual supone una armonía con lo que nos ofrece la madre tierra”, fuente de la medicina tradicional. Son conocimientos que deben ser abordados por una educación integral, que genera encuentro y aborda un mayor conocimiento sobre lo que es la ecología integral, para lo que es necesaria una conversión ecológica.
La tercera parte del documento de trabajo aborda los desafíos y esperanzas de una Iglesia profética en la Amazonía, llamada a tener un rostro amazónico y misionero, “que sabe discernir y asumir sin miedos las diversas expresiones culturales de los pueblos”, una Iglesia participativa, acogedora, creativa y armoniosa, con rostro amazónico e indígena, que reconoce las “Semillas del Verbo” y busca “un mutuo enriquecimiento de las culturas en diálogo”. Eso se expresa en una liturgia incluturada, que asuma en el ritual litúrgico y sacramental “los ritos, símbolos y estilos celebrativos de las culturas indígenas”, haciendo lo posible para que los sacramentos sean “fuente de vida y remedio accesible a todos (cf. EG 47), especialmente a los pobres (cf. EG 200)”.
Para ello, sugiere que “en vez de dejar a las comunidades sin Eucaristía, se cambien los criterios para seleccionar y preparar los ministros autorizados para celebrarla”. El documento, sin cuestionar en ningún momento el celibato, sostiene que “para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana“. Al mismo tiempo ve necesario “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”, aspectos éstos que realmente abren la posibilidad de buscar nuevos caminos para la Iglesia.
Al abordar el tema de la organización de las comunidades, cuestiona que “sería oportuno reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden”, un elemento decisivo que hace posible superar el clericalismo como instrumento de poder. Por eso, llama a “promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres”, buscando “indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural”. Al mismo tiempo, insiste en pasar de una “Iglesia que visita” a una “Iglesia que permanece”.
Los últimos capítulos abordan el tema de la evangelización en las ciudades, intentando incluir en ella a los indígenas urbanos, fomentando el diálogo ecuménico e interreligioso. Como sucede en cualquier otro lugar, el papel de los medios en la Amazonía es fundamental. Por ello, “es importante que el empoderamiento de los medios de comunicación llegue a los mismos nativos”, creando resonancia que ayude “a la conversión ecológica de la Iglesia y del planeta”, a que “la realidad amazónica salga de la Amazonía y tenga repercusión planetaria”, a amazonizar el mundo y la Iglesia. El Sínodo puede ayudar a aumentar el rol profético de la Iglesia, que genera una promoción humana integral. Por eso, se propone una Iglesia en salida, en escucha, que se pone al servicio de los que cuestionan el poder, aunque eso lleve a sus miembros a arriesgar la vida, al martirio.
No olvidemos que lo que debe mover al Sínodo para la Amazonía es ser “una expresión concreta de la sinodalidad de una Iglesia en salida, para que la vida plena que Jesús vino a traer al mundo (cf. Jn 10,10) llegue a todos, especialmente a los pobres”. Al mismo tiempo, no podemos dejar de recordar lo que ya nos decía el Documento Preparatorio, donde se insistía en que “las reflexiones del Sínodo Especial superan el ámbito estrictamente eclesial amazónico, porque se enfocan a la Iglesia universal y también al futuro de todo el planeta”. Estamos ante un evento universal, que muchos consideran decisivo en el futuro de la Iglesia y de la humanidad.
Como afirma Mons. Roque Paloschi, “vamos a pedir que el Espíritu Santo nos conduzca y que nuestra Iglesia viva la alegría de buscar estos nuevos caminos, y que podamos, al final de este Sínodo, concluir como los seguidores y seguidoras de Jesús en aquel concilio de Jerusalén, el Espíritu Santo y nosotros decidimos. Que sea el Espíritu Santo quien conduzca y que nuestras respuestas y nuestros compromisos sean verdaderamente orientados a responder a los desafíos de la evangelización de esta porción del Pueblo de Dios”.
En un giro histórico, la Santa Sede dio así el primer paso oficial para flexibilizar el celibato en términos muy precisos, a través de la ordenación de los denominados “viri probati”, como se conocía históricamente a los hombres casados con funciones sacerdotales.
De cara al Sínodo sobre la Amazonía que se celebrará en Roma del 6 al 27 de octubre, el Vaticano dio a conocer hoy el instrumento de trabajo que dentro de las “sugerencias” que propone a los participantes del encuentro está la de crear “nuevos ministerios para responder de modo más eficaz a las necesidades de los pueblos amazónicos”.
En ese marco, el documento presentado dice que, “afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”.
Entre las otras sugerencias planteadas por el documento que servirá de base a los participantes del Sínodo de octubre, que ha despertado fuertes críticas del gobierno de Brasil entre otros rechazos fuera y dentro de la Iglesia, se pide “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica”.
El “Instrumentum laboris” de este lunes, pide además “promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres como respuesta a las necesidades de atención pastoral-sacramental; su contribución decisiva está en el impulso a una auténtica evangelización desde la perspectiva indígena, según sus usos y costumbres”.
“Se trata de indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua, capaces de comunicar el mensaje del evangelio con la fuerza y eficacia de quien tiene su bagaje cultural”, agrega el documento de trabajo.
El enfoque que pide el Vaticano reconoce también que “en el campo eclesial la presencia femenina en las comunidades no es siempre valorada”.
“Se reclama el reconocimiento de las mujeres desde sus carismas y talentos. Ellas piden recuperar el espacio dado por Jesús a las mujeres, “, exige, y demanda que “se escuche la voz de las mujeres, que sean consultadas y participen en las tomas de decisiones, y puedan así contribuir con su sensibilidad a la sinodalidad eclesial”.
En junio de 2018, un documento preparatorio al Sínodo ya había introducido los pedidos de estudio de las hipótesis de ordenaciones para hombres casados y mujeres en las comunidades remotas, y había convocado a iniciar un “proceso de discernimiento” en esa dirección.
Con fuertes críticas al extractivismo, en sus 147 puntos, el documento hace hincapie también en la denuncia de que “la corrupción en la Amazonía afecta seriamente la vida de sus pueblos y territorios”.
“En las últimas décadas se ha acelerado la inversión en la explotación de las riquezas de la Amazonía por parte de grandes compañías. Muchas de ellas persiguen el lucro a toda costa sin importarles el daño socio ambiental que provocan”, denuncia el documento vaticano, que advierte que “la corrupción alcanza a las autoridades políticas, judiciales, legislativas, sociales, eclesiales y religiosas que reciben beneficios para permitir el accionar de estas compañías”.
“Hay casos en que grandes compañías y gobiernos han organizado sistemas de corrupción. Vemos gente que ocupó puestos públicos y que hoy están siendo juzgados, están en la cárcel o se han dado a la fuga”, llega a denunciar el documento.
El escrito pone además la lupa sobre las consecuencias de los procesos económicos basados en el lucro desmedido que se desarrollan en la región y el aumento de la migración ahcia centros urbanos que eso provoca.
“El movimiento migratorio, desatendido tanto política como pastoralmente, ha contribuido a
la desestabilización social en las comunidades amazónicas”, advierte el Instrumentum laboris.
En ese marco, antes de alertar por la “desestabilización” que eso supone para las familias, plantea que “las ciudades de la región, que reciben permanentemente a un gran número de personas que migran hacia ellas, no alcanzan a proporcionar los servicios básicos que los migrantes necesitan”.
“Esto ha llevado a muchas personas a deambular y dormir en centros urbanos sin trabajo, sin comida, sin techo. Entre ellas muchas pertenecen a los pueblos indígenas forzados a abandonar sus tierras“, lamenta.
Dentro de un texto que contempla por igual la descripción del estado actual de la evangelización en la zona y una férrea defensa de los derechos indígenas, se reserva un lugar para propuestas frente a los pueblos en aislamiento voluntario.
Allí, entre otros puntos, se plantea “exigir a los respectivos gobiernos que garanticen los recursos necesarios para la protección efectiva de los pueblos indígenas aislados”.
Texto íntegro del Instrumentum Labori
Lunedì, 17.06.2019
N. 0521
Pubblicazione:
EMBARGO ASSOLUTO FINO ALLE ORE 11.30 (ORA DI ROMA) DEL 17.06.2019
Sommario:
“Instrumentum laboris” dell’Assemblea Speciale per la Regione Panamazzonica del Sinodo dei Vescovi (6-27 ottobre 2019)
Testo in lingua spagnola
Traduzione in lingua italiana
Testo in lingua spagnola
AMAZONÍA: NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL
Cuando hace unos meses la ministra brasileña del Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves (que además ha sido pastora evangélica), afirmó que “los niños visten de azul y las niñas visten de rosa”, me robó el corazón. Para quienes nos dedicamos a las matemáticas sabemos que son mágicas aquellas cosas que son irreductibles, básicas, elementales… Pues un cerebro con esas características debe tener la señora Alves. ¡No me digan que no es interesante! Lo más maravilloso de todo, lo que ha acabado incluso por arrebatarme mi pequeño cerebro compuesto por más de una neurona (una lástima, nadie es perfecto), ha sido el comentario que hizo en su última predicación del domingo pasado, que venía a decir algo así como que Elsa (la princesa de Frozen) es lesbiana, y que con ella se está intentando abrir una brecha en la cabeza de las niñas de tres años para que acaben soñando con una princesa. No como la señora Alves, que cuando tenía tres años soñaba que un príncipe la venía a salvar del castillo en el que vivía recluida. Aunque a algunos nos haya escandalizado un deseo tan prematuro, me alegro de que su sueño se haya cumplido y que el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro la haya sacado del anonimato de la torre evangelical en la que vivía, y nos la haya regalado al común de los mortales para disfrutar de las afirmaciones más elementales que se pueden hacer con un cerebro humano.
Y es que, si algo tiene la heterosexualidad de Damares Alves (desconozco si es únicamente su heterosexualidad, si es la de la población evangelical, o si es una característica que azota a cualquier heterosexual), es que es muy inestable. Cualquier atisbo de diversidad, no solo la amenaza, sino que puede acabar con ella. Menos mal que la familia Alves educó a su hija Damares viendo dibujos como dios manda: Caperucita, Blancanieves o La Bella Durmiente. No cabe duda que de no haber sido así, la ministra hubiera acabado cual Martina Navrátilová dando raquetazos a diestro y siniestro. Me pregunto por qué la homosexualidad no será así… Por qué después de habernos tragado todas las películas de Tarzán no perdemos la cabeza por Jane. O incluso por qué hay personas que tras el electroshock siguen sin adquirir el estado divino de la heterosexualidad. ¿Será que la brecha que un día se abrió en nuestra cabeza después de tomar la última papilla es irreversible? ¿Será que únicamente se puede abrir esa brecha en la cabeza en niñas heterosexuales indefensas? ¿O quizás las brechas son efectivas exclusivamente en caso de cerebros elementales como el de la ministra? No lo tengo muy claro, abro aquí un debate entre mis lectoras para que compartan su opinión.
Soy uno de los padres que tuvo que llevar a sus hijas al cine para ver Frozen, que les regaló una entrada para el musical, que les compró el vestido maravilloso de Elsa (sí, ese que algún que otro compañero de clase se acabó poniendo para subir a la mesa de mi comedor y cantar, “¡Suéltalo!”). El que se sabía la banda sonora de la película de memoria porque era lo único que se podía escuchar durante meses cuando íbamos en el coche. Y por mis “bemoles” que no me había dado cuenta que aquella Elsa que en medio de la nada y envuelta por el viento y la nieve cantaba “soy la reina de un reino, de aislamiento y soledad”, era tan lesbiana como mi prima Berenice. Y es que si ahora tarareo la canción desde esta perspectiva entiendo mejor aquello de “no dejes que sepan de ti… no has de sentir, no han de saber” ¡Nuestra princesa Elsa estaba más armarizada que Jodie Foster en El silencio de los corderos! Lamentablemente el grito de “¡Suéltalo!” esconde en realidad una declaración de intenciones, una salida por todo lo alto (que triste) del armario, que acaba con una afirmación nada femenina y que ninguna mujer educada como dios manda puede hacer: “Soy libre y ahora intentaré sobrepasar los límites”. Elsa no es una lesbiana atemorizada, silenciada, atormentada, sino una mujer liberada que se asume tal y como es para gritar “ya no hay reglas para mí, ¡por fin!”. Un despropósito en toda regla, una amenaza para todas las niñas cristianas con cerebros elementales que algún día pueden llegar a ser ministras en gobiernos donde el presidente diga que una diputada no merece ser violada porque es muy fea.
Como quiero lo mejor para mis hijas, es una lástima que la iglesia evangelical de la señora Damares Alves esté en Brasil y no en Barcelona. Sin dudarlo ni un momento las llevaría hasta allí, para que escuchen esos discursos cristianos de verdad que acaban por dejar el cerebro de cualquier mujer reducido a la mínima expresión. No vaya a ser que un día vayan a decirme que son libres para tomar sus propias decisiones. ¡No quiero ni pensarlo! Estoy tan desesperado (mis hijas se hacen mayores muy rápido) que he buscado en Internet y acabo de descubrir en Wikipedia que Damares Alves ha sido pastora en la Iglesia Bautista de la Lagoinha y en la Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular (¡toma ya!). Voy a buscar si en Barcelona estas iglesias tienen alguna sucursal y, como me han dicho que cuantas más palabras tiene el nombre de una iglesia menos neuronas te dejan vivas, voy a empezar por la segunda. Iré yo primero porque últimamente el cristianismo liberal se ha convertido en un virus que infecta a iglesias de todo tipo. No vaya a ser que en vez de decirles a mis hijas que se olviden de Elsa (¡a ver si se pudre la lesbiana esta!), les digan que el cristianismo va más de ser como su hermana Ana que fue a buscarla hasta su palacio de hielo, con su amigo Kristoff y el muñeco de nieve Olaf, para decirle que volviera a casa porque quería estar con ella siempre. ¡Que estupidez! ¿Verdad? Si hubiese hecho eso seguro que se hubiera vuelto lesbiana. ¡Eso de tener más de una neurona hace decir a la gente más de una tontería! Yo me quedo con las palabras de mi querida Damares, ella si que saca partido de su cerebro.
Carlos Osma
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Comentarios desactivados en “¿Ves a esta mujer? “, por Dolores Aleixandre
De su blog Un grano de Mostaza:
La pregunta de Jesús al fariseo sigue abierta invitándonos a un cambio de mirada
Se lo preguntó un día Jesús a Simón el fariseo que, incapaz de mirar más allá de las apariencias, juzgaba con dureza a la mujer que ungía los pies de su invitado. Nos lo pregunta también a nosotros, acostumbrados a leer una y mil veces los textos evangélicos “sin contar las mujeres ni los niños”, o mirándolas como aquel ciego que, en lugar de personas, solo veía árboles en movimiento.
¿Dónde está tu hermana?
Podemos aventurar, con poco margen de error, cuál sería la respuesta a esta pregunta por parte de la mayoría de los varones contemporáneos de Jesús: “Las mujeres están allí donde deben estar, en los lugares que les han sido asignados según nuestras tradiciones y leyes. Su espacio es el interior de la casa y no deben salir de ella sin ser acompañadas por alguno de nosotros. No les está permitido hablar en público, ni dedicarse a estudiar la ley y ningún rabino las aceptará nunca como discípulas. El trato con ellas es peligroso ya que pueden contaminarnos con su impureza, como nos previene el Levítico (Lev 15,19-33). Por eso deben estar alejadas del culto, ocupar en el Templo un lugar aparte y permanecer tras la celosía en las sinagogas. Su presencia es irrelevante a la hora de comenzar la oración y tampoco están obligadas a recitar diariamente el Shema, ni a subir en peregrinación a Jerusalén en nuestras fiestas. Debe bastarles el encargo de encender las velas en la celebración doméstica del sábado y cuidar algunos detalles rituales.
Al ser emotivas e irracionales, parlanchinas y débiles, su testimonio carece de validez; les corresponde ser sumisas y procurar no caer en la vergüenza. Sobre el trato con ellas reflexionan nuestros sabios: “Por las mujeres se han perdido muchos (…); vino y mujeres extravían a hombres inteligentes” (Eclo 9,8; 19,3) “Ninguna herida como la del corazón, ninguna maldad como la de la mujer” (Eclo 25,13). Sus sentencias están colmadas de razón: “Más vale vivir en rincón de azotea que en posada con mujer pendenciera” (Pr 21,9); “Gotera continua en día de chaparrón y mujer de mal genio hacen pareja” (Pr 27,15); “La mujer iracunda deforma su aspecto y pone cara hostil como de osa; cuando su marido se sienta con los compañeros, suspira sin poderse contener” (Eclo 17,18).
Comentan también nuestros sabios que Dios se preguntó de dónde podría sacar a la mujer: no de la cabeza del ’Adam, para que ella no levante la cabeza por soberbia como las hijas de Sión (Is 3,16); no del ojo, para que no haga de lechuza (Is 3,16); no de la oreja, para que no sea indiscreta al escuchar como Sara (Gen 18,10); no de la boca, para que no sea demasiado locuaz como Miryam (Nm 12,1); no del corazón, para que no sea demasiado celosa como Raquel (Gen 30,1); no de la mano, para que no sea demasiado ávida como Raquel (Gen 31,19); no del pie, para que no sea una vagabunda como Dina (Gen 34,1); sino de una parte escondida del cuerpo, para que sea modesta. Por eso oramos tres veces al día al Santo, bendito sea, diciendo: “Bendito seas Señor porque no me has creado pagano, ni ignorante, ni mujer”.
¿Qué palabras son estas?
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea; Herodes, virrey de Galilea; su hermano Filipo, virrey de Iturea y Traconítida, y Lisanio, virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, en la Galilea de los gentiles se oyó una voz nueva que comenzó a generar un tejido sonoro: acompañaba la presencia de un galileo itinerante llegado de Nazaret y se extendía como un rumor insólito que provocaba asombro, sacudía conciencias y dejaba desvelados y expectantes. Iban dejando a su paso un rastro de sorpresa y de júbilo: estaba surgiendo algo nuevo e imprevisto, una energía poderosa que ponía en pie la esperanza de la pobre gente. Hablaban de ello, lo comentaban, lo susurraban entre ellos: en este hombre llamado Jesús, el tiempo de Dios se ha cumplido, el Reino se ha acercado. Anuncia la buena noticia de la gracia de Dios, la posibilidad de vivir la vida como una ocasión sorprendente y única. Las palabras del profeta Isaías cobraban un nuevo sentido: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en sombras de muerte, una luz les brilló” (Is 8, 23‑9,1).
El rumor llegó hasta las mujeres y muchas de ellas se abrieron a aquella inaudita novedad y sintieron caer las cargas que pesaban sobre sus hombros. Alguien hablaba del reino de Dios como de un espacio sin dominación, anulaba las pretensiones de superioridad masculina, no se interesaba por cuestiones de sexo o de pureza, actuaba con asombrosa libertad, se relacionaba con las mujeres a través de sus cinco sentidos: miraba de frente, escuchaba, dialogaba, no rehuía su contacto, ni sus perfumes ni su afecto. Quizá recordaron el salmo: “El día le pasa el mensaje al día, la noche se lo susurra a la noche…; como un esposo sale de su alcoba, contento como un héroe a recorrer su carrera, nada se esconde de su calor…” (Sal 19, 2. 6).
Cuando aquel hombre hablaba de Dios, incorporaba a su lenguaje las pequeñas cosas de la vida cotidiana que ellas conocían tan bien: la levadura que hundían en la masa para hacerla fermentar; el manto que se rompía si echaban un remiendo de tela nueva; el candil que encendían al atardecer para alumbrar la casa; el agua que iban a buscar cada día a la fuente; la sal con la que condimentaban las comidas; el arcón en el que guardaban cosas nuevas y viejas; el aceite de sus alcuzas, el barrer cuidadoso que les permitía encontrar una moneda perdida. Se sentían incluidas al escuchar nombrar cosas que les ocurrían cada día: una boda, una enfermedad, niños que jugaban en la plaza, un hijo que se iba de casa, una semilla de mostaza plantada en el huerto, una recién parida con su hijo en brazos.
Aquellas realidades dejaban de ser irrelevantes y se convertían en la escala que Jacob había visto en sueños y por ellas bajaban y subían los mensajes de Dios; eran la arcilla de la que aquel Maestro se servía para modelar sus palabras, la zarza ardiente en la que Dios se revelaba.
“¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!”, exclamó entusiasmada una de ellas. “Dichosos más bien quienes escuchan la Palabra de Dios y la guardan”, respondió él (Lc 11,27). Era una bienaventuranza que anunciaba un mundo de iguales y abría ante ellas las puertas del discipulado.
Es curioso que siendo la Iglesia Madre (Santa Madre Iglesia) ha dejado de lado a las mujeres, exceptuando su asignación a un papel de siervas, cuidadoras… delimitando la presencia femenina a unas tareas y roles determinados por un sistema patriarcal con mentalidad de mantener a las mujeres sumisas e invisibilizadas. La participación de las mujeres en la vida de la Iglesia está todavía lejos de ser plenamente efectiva. El empoderamiento de las mujeres en la sociedad es una corriente imparable que va ganando espacios en lugares hasta hace poco, impensables, piénsese por ejemplo en la Magistratura. Hoy día hay más mujeres jueces (no juezas) que hombres, pero… todavía hay un pero, los altos cargos judiciales siguen siendo ocupados mayoritariamente por varones. Espacios en su mayoría copados y ocupados por hombres, potenciando la desigualdad y subordinación de la mujer a mandatos masculinos. El discurso androcéntrico ha promovido la exclusión de la mujer en el campo público y una subordinación de ésta a la imaginación y necesidades de un mundo diseñado por y para hombres. Las sociedades falocéntricas se quedan sin respuesta ante el empoderamiento de las mujeres y trataron de recargar las conciencias femeninas de sentimientos de culpa y pecado, todo ello con la inestimable ayuda de estructuras jerárquicas religiosas.
El campo asignado a las mujeres era (y es) el de los cuidados y la atención del hogar, un trabajo como cualquier otro, pero que en este caso no es remunerado, puesto que no entra en la cadena de actividad laboral productiva.
Probablemente a las mujeres no les resulta tan difícil tomar la “opción por los pobres” que propugna la Teología de la Liberación, al fin y al cabo es lo que han hecho siempre; ocuparse de los sectores más débiles de la sociedad: la infancia, el cuidado de los enfermos y la ancianidad.
La civilización construida sobre la roca del poder de la fuerza física, que se organiza en torno a la capacidad de dominar y someter en demostración de poder, es la que ha invertido los términos y ha dado vuelta a los principios, imponiendo un discurso que transforma la condición biológica femenina, fuente del poder para la vida, en lo contrario; así, las funciones femeninas (embarazos, partos, crianza…) han sido tratadas como impedimentos para la participación de las mujeres en la vida social de la comunidad, relegándolas e impidiéndoles tener el mismo peso social que el varón. A modo de “compensación”, se le ha adjudicado a la mujer la magnificación de una de sus cualidades, tan sobrecargada socialmente que se ha hecho casi mítica: la maternidad.
Se exalta el valor de la maternidad acompañada del espíritu de sacrificio desinteresado por los demás. La MADRE es colocada en un altísimo pedestal, tan alto que no la deja estar en los lugares reales, pisando el suelo de la sociedad en la que participar y de la que formar parte. A nivel eclesial queda aún mucho camino por andar, a pesar de que el mensaje del Evangelio trae la Buena Noticia de la liberación de todo aquel que sufre cualquier tipo de opresión. Como dicen las autoras del texto “Mujeres jóvenes e Iglesia” (Éxodo) “Para nosotras, el Evangelio es grito de denuncia y de anuncio, es palabra que anima e interpela. Es palabra que convoca y que crea, bisturí que disecciona y capacidad para ponernos en pie y levantar nuestra voz allí donde se asienta la injusticia.” Pero, por otra parte, el relato bíblico ha transmitido durante siglos la idea de la mujer como complemento, casi apéndice del hombre, sin entidad propia o con una entidad asociada a la perdición. Eva, aliada con la serpiente es la responsable de la pérdida del “paraíso” y Adán, una víctima de ese ser desobediente que se atrevió a tener el deseo de ir más allá, que en este caso fue el deseo de saber y de acceder al conocimiento.
Eva se sintió interesada por el árbol de la ciencia, cuyo fruto contenía el conocimiento del bien y del mal. El deseo no tenía lugar en la idílica vida del Paraíso, pero el deseo, o dicho de otro modo, la capacidad de desear es el motor que impulsa el avance y la prosperidad, pues bien, el deseo según el relato bíblico fue de Eva, no de Adán.
A la Iglesia le cuesta trabajo darse cuenta de que si efectivamente los discípulos eran hombres, “Jesús, a pesar de las tensiones que pudiera provocar en su entorno, inauguró nuevas relaciones de género” tratando a las mujeres en planos de igualdad sin el prejuicio social de inferioridad de la mujer. El aspecto más revolucionario del Evangelio fue sin duda las relaciones de libertad que mantuvo Jesús con las mujeres. La paridad de las mujeres con el hombre, Jesús la defendió no sólo con palabras, sino con hechos.
Jesús ignora la situación de inferioridad de la mujer de su tiempo y la trata en un plano de igualdad, con ellas hablaba en público (algo impensable en la sociedad de entonces), recrimina a sus propios apóstoles que reprochara el gesto de la mujer que le unge los pies con perfume, diciéndoles que aquella mujer había intuido mejor que ellos lo que él representaba; defiende a la mujer que iba a ser lapidada por hipócritas que no pudieron tirar la primera piedra; entabla conversación con la samaritana pecadora por haber tenido tantos “maridos” en un interesante diálogo sobre el agua material y espiritual y perpetra la mayor de las herejías: la envía a que prepare el camino para que pudieran recibirle en su pueblo. Quizá la primera misionera de la cristiandad. Admite ser tocado por la “hemorroísa” considerada impura y rechazada socialmente; asustado por el comienzo de su vida pública (Bodas de Caná) que le llevaría a la cruz, es una mujer quien le empuja a manifestarse con el milagro del vino; curó e hizo milagros indistintamente con hombres o mujeres en una sociedad que podía impunemente disponer de la vida de las mujeres; llegó a decir que las prostitutas precederían a los sacerdotes en el Reino de los Cielos; la mañana de su resurrección se manifestó antes a las mujeres que a los apóstoles, que, muertos de miedo, estaban escondidos y fueron ellas quienes tuvieron que confirmar que Jesús no había muerto para siempre.
Jesús intuyó que la mujer es el símbolo más visible de la cara compasiva y no vengativa de Dios. Y por ello, temible y peligrosa para el poder. Jesús la defendió contra todos los poderes, por todo esto cabe pensar en Jesús como el primer feminista de la historia.
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4 de mayo de 2019, Basílica de Guadalupe (México) Beatificación de Conchita Cabrera Mari Paz López Santos
Madrid
ECLESALIA, 03/05/19.- Al conocer la noticia de la beatificación de Conchita Cabrera, me alegré mucho y pensé que me uniría a la celebración escribiendo sobre algo sobre ella.
Luego me entraron las dudas y surgieron las preguntas: ¿Qué puedo escribir sobre esta persona que conozco tan poco? ¿Qué decir de una mujer que nació y vivió en un tiempo y una sociedad tan diferente, a nivel religioso, social, cultural, al que yo he vivido y en ello sigo?
De forma muy sencilla puedo compartir mi experiencia personal, lo que me llegó de Conchita a través de otros, acercándome a una espiritualidad de la que bebí durante bastantes años.
En 1984 nos cambiamos de casa, en otro barrio de Madrid. Fuimos recorriendo las parroquias más cercanas a nuestro nuevo domicilio, pero no sentíamos sintonía. Unos amigos nos hablaron de una parroquia que quedaba cerca aunque había que ir en coche. Un domingo nos acercamos con nuestros tres niños, bastante pequeños, a la misa de doce. Sin preguntar. Fallo. En esta parroquia (1) la misa empezaba a las… ¡doce menos cuarto! Curioso.
Hubo algo que ya nos introdujo en un “estar” al que quieres volver. La iglesia es preciosa y su estructura en forma de enorme tienda de campaña circular, te adentra en la liturgia con aires de acogida, de abrazo… “la tienda del encuentro”. Pero la homilía del sacerdote (2), que celebraba me impactó. Nos impactó. Tenía un reconocible acento mexicano.
No recuerdo las lecturas, no sé de qué trataba el evangelio pero salí diciendo por dentro: “A mí esto nunca me lo habían contado así”. Volvimos con nuestros tres niños al domingo siguiente, y al otro y otro más. Empezamos a avisar a nuestros amigos cercanos del nuestro descubrimiento, y se fueron uniendo un domingo, otro y otros más… La misa de doce menos cuarto se convirtió en algo a lo que nadie quería faltar.
No era solamente el carisma de un sacerdote a la hora de comunicar, era algo más. Cuando pude asistí a otras misas, a la tarde, en días de diario, fiestas, etc. y siempre notabas un no sé qué, no te ibas de vacío. La liturgia sencilla, alegre, orante, acogedora… y la palabra Amor, de Dios, de los hermanos, a los hermanos, etc. era el lenguaje común a todas las celebraciones.
¿Quiénes son?, le pregunté un día a alguien que vi moviéndose por la iglesia como si fuera de casa. Me contó que eran Misioneros del Espíritu Santo (nunca había oído hablar de esa orden), que fue fundada por una mujer mexicana, a principios del siglo XX, que era laica, casada y madre de nueve hijos. ¡En serio, qué interesante!… es lo que pude añadir junto a mi cara de sorpresa.
Las carreras del domingo a la mañana para llegar con nuestros tres hijos a la misa de “doce menos cuarto” las recordamos con mucho humor. Y nos fuimos adentrando en la vida de la parroquia. Vinieron los tiempos de catequesis, comuniones, grupos de pastoral juvenil para nuestros hijos; mi grupo de oración, Navidades, Semanas Santas, convivencias, ejercicios, etc.
Mientras en el fondo, en lo interior, iba reconociendo esa lluvia fina de una espiritualidad que va calando; al tiempo que descubría el sendero que Dios me ponía delante para que, si quería, fuera dando pasos hacia delante en mi vida espiritual y de fe.
En algún momento pedí me recomendaran algún libro sobre la fundadora la orden, que coloquialmente llamaban Conchita, y me lo compré (3).
Y ahora sigo hablando directamente a Conchita:
¿Sabes qué pasó, Conchita? Que le di vueltas al libro, pase hojas, volví a pasarlas, me detuve cuando dices:
“Crecí como la hierba de los campos, al natural, y qué poco entendí, ¡Dios mío” tus gracias y tus favores, la predilección tan singular con que siempre has cubierto mi pobre alma… Siempre he tenido la inclinación a escribir. (…) En esa hacienda todas las noches a la oración, al oscurecer, sentía que mi alma se remontaba de la tierra buscando con anhelo a Dios; era una hora favorita en la que embargaba a mi alma algo, siempre aquel algo que yo no entendía pero que me elevaba de la tierra haciéndome buscar el cielo!…” (4).
Pero no era mi momento, el lenguaje y la forma de expresar tu profunda espiritualidad me resultaban complejos. Creo que ha sido un acierto que respetaran tus palabras sin intentar “traducirlas”, es decir, europeizarlas o adecuarlas a los modos de estos tiempos.
“El total de los escritos presentados en Roma para el proceso de beatificación de Conchita Cabrera de Armida es casi de 65.000 páginas. Estos millares de páginas escritas con su propia mano, en medio de las tareas y cuidados de la vida de familia, sin descuidar la atención de sus nueve hijos, a los que amamantó, cuidó e instruyó, nos muestras una prodigiosa actividad como escritora”. (5)
Se necesitarían varias vidas para poder adentrarse en tu patrimonio escrito. Pero lo que sí sé es que dejaste el mensaje de Dios en tu persona para que quien se acerque a ti, ya sea por escrito o a través de quienes sean fieles al carisma que transmitiste, lo hagan llegar con docilidad y transparencia. Seguro será un gran tesoro para la vida de mucha gente.
Naciste el 8 de diciembre de 1862, en San Luis Potosí (México), en una familia con posibles, recibiste educación en casa, y a los 21 años (1884) te casaste con Francisco Hermida y vas teniendo hijos (siete chicos y dos chicas), al mismo tiempo que la misión para la que has sido llamada por Dios va dando a luz las primera ramas de las Obras de la Cruz:
1895 Apostolado de la Cruz. Para laicos, sacerdotes religiosos, religiosas y obispos.
1897 Las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús. Religiosas contemplativas.
En 1901 muere tu marido, tienes que hacerte cargo de la hacienda y seguir atendiendo a tu familia. Pero tu vida interior de mística “en medio del mundo, sin ser del mundo” según decías, sigue avanzando y crecen más ramas en las Obras de la Cruz.
1909 Alianza de Amor. Para laicos.
1912 Fraternidad de Cristo Sacerdote. Asociación de sacerdotes tanto seculares como religiosos.
1914 Misioneros del Espíritu Santo, sacerdotes religiosos.
Viendo esta relación de fechas, no puedo olvidar que en el 1910 se inició la Revolución Mexicana y que el proceso de fundación tuvo que ser vivido desde lo oculto, ya que había persecuciones.
¿Cómo una mujer pudo llegar a esto? Dios te pide y tú aceptas. Es el Fiat de María, que se repita a través de la historia de la humanidad que lleva dentro, aún sin reconocerlo tantas veces, el germen de la redención… de Jesús con nosotros.
¿Cómo una laica de tu tiempo se adelantó a un tiempo futuro? Dejaste bien claro que la santidad es cosa de todos. No sólo de sacerdotes y religiosos. Los laicos y laicas llamados desde el bautismo a la santidad. Todavía quedaba bastante tiempo para que el Concilio Vaticano II hablara con claridad sobre este tema en la Constitución Lumen Gentium. Sí, creo que fuiste profeta en tu tiempo para los tiempos venideros.
Desde niña tuviste mirada contemplativa. Vivías la vida con esa sana y también costosa tensión de que lo divino y lo humano van de la mano. Fuiste una gran mística y dejaste tu testimonio como herencia para quienes siguen el carisma de la Obras de la Cruz, para la Iglesia y para la humanidad.
El evangelio del día que escribo (Mt 11, 25-30), en la segunda semana de Pascua, no ha podido ser más oportuno y motivador: “Gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien”.
Esa eres tú, Concha, te dejaste hacer, aceptando sin reservas el apapacho (6) de Dios
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Del blog de Xabier Pikaza:
No tengáis miedo, mujeres. Decid lo que habéis visto
Ante unas mujeres, creadoras de la Iglesia
El ángel de Jesús con las mujeres de pascua, mientras los hombres soldados duermen de miedo y mentira... Quiero que esa imagen presida presida mi nueva postal de la Pascua, con el nacimiento de una iglesia de mujeres.
El ángel de la pascua les dicen que vayan, que anuncien la noticia a Pedro y a los otros, que reinicien el camino de la Iglesia… Pero ellas no van, tienen miedo… (Mc 16, 1-8).
¿Qué significa eso? ¿Por qué no van? ¿Pueden y deben ir hoy todavía, el año 2020? En mi comentario de Marcos le dediqué el tema muchas páginas, que he querido retomar aquí, en plano académico y actual, para aquellos que tengan tiempo y deseo de profundizar en el tema de la pascua en el primer evangelio (Marcos), con el surgimiento de una Iglesia de Mujeres.
1- MARCOS, UN FINAL ENIGMÁTICA
El tema del final del evangelio de la pascua en Marcos es el miedo de una mujeres que no se atreven a decir a Pedro y a los otros lo que han visto, porque tienen miedo: -¿Tienen miedo de Jesús, de lo que han visto?
-¿Tienen miedo de Pedro y de los hombres de la pascua porque no serán capaces de entender y aceptar lo que ellas han visto?
Según Marcos, es evidente que las mujeres han tenido miedo… y lo siguen teniendo, porque si dijeran lo que han visto y saben, y si nosotros las escucháramos, el mundo estallaría de un gozo distinto, de una vida diferente.
Éste es el extraño y fascinante (real por imposible) del evangelio de Marcos, aquí se sigue situando (año 2010) el comienzo de la Iglesia, llamada a nacer de nuevo por la voz de una mujeres:
– Las mujeres de la Pascua de Mc 16 llegaron al sepulcro, vieron que estaba vacío y huyeron, poseídas por un pavor inmenso (tromos kai ekstasis), y no dijeron nada a nadie.
Sobre ese silencio clamoroso y pavoroso de las mujeres se asienta el evangelio de la pascua, la experiencia cristiana de la resurrección.
– Las mujeres ven lo que no puede verse (un sepulcro sin muerte) y escuchan lo que no puede decirse (¡no está aquí, ha resucitado!),recibiendo una misión que no puede cumplirse (¡decid a sus discípulos y a Pedro que les precede a Galilea!). No pueden decir ni hacer nada, simplemente huye, pues tenían miedo (ephobounto gar).
Con estas palabras, que terminan en una partícula explicativa que no sirve para explicar (gar), se cierra el evangelio y empieza la misión cristiana. Cien libros se han escrito sobre ese final, empezando por el añadido posterior de Mc 16, 9-20, que la Iglesia ha tomado como canónico, para evitar de alguna forma el “escándalo” de Marcos.
Comentario a Marcos para explicar este silencio de las mujeres
He escrito un inmenso comentario al evangelio de Marcos, más de mil páginas,para explicar si es posible este final imposible de su evangelio, este silencio clamoroso de las mujeres que ha revolucionado la historia del mundo, la pascua cristiana
En ese silencio culmina y empieza la paradoja del evangelio: Al llegar la hora definitiva, da la impresión de que las mismas mujeres fracasaron, como habían fracasado antes los Doce. También ellas se escapan, huyen del sepulcro (unir Mc 14, 50 con 16, 8) y “parece” que no van a Galilea (como les ha mandado el joven de Dios), aunque no el texto no dice que “no fueron”, sino que huyeron con miedo, sin decir nada a nadie.
Esta huida y este silencio de las mujeres que no dicen nada a nadie, porque tienen miedo constituye (con Mc 14, 3-9: la unción de Betania) un signo clave para entender el evangelio. Por eso debemos estudiarlo con cierta detención, distinguiendo los planos de lectura del texto.
2. FORMAS DE ENTENDER EL FINAL DE MARCOS
− Plano textual, primer nivel.
Mc 16, 8 afirma que las mujeres han huido (ephygon) del sepulcro con miedo, y que no han dicho nada a nadie, de manera que parece que no han cumplido la palabra de Jesús. Ellas han huido lo mismo que los Doce en Getsemaní (donde emplea la misma palabra: ephygon, 14, 50), y lo mismo que el joven desnudo de la sábana (también con ephygen, 14, 52). En los tres casos ha empleado Marcos la misma palabra (huyeron), pero en sentidos muy distintos.
Los discípulos varones de 14, 50 habían quedado marcados por el “miedo de la muerte” del Mesías, de manera que no habían podido ser testigos de la cruz. El joven de 14, 52 huye desnudo dejando su sábana inútil, porque es testigo de una “vida” que nadie puede sujetar y encerrar en un sepulcro (por eso hemos dicho que en el fondo era el mismo Jesús, presentado de un modo simbólico). La mujeres, en cambio, huyen porque tienen miedo de lo que han visto y escuchado en el sepulcro de Jesús. No les ha detenido la muerte (por eso han estado ante la cruz y han ido al sepulcro). Pero les detiene el miedo (el pavor sagrado) de la resurrección y por eso huyen.
El texto no dice que “no han dicho” a los discípulos lo que han visto, ni tampoco que “no han ido” a Galilea, sino sólo que han tenido un gran temor, un éxtasis, y que han huido del sepulcro sin decir nada a nadie (en ese momento).
En un sentido es lógico que huyan, pues tampoco ellas se hallaban preparadas para entender y aceptar la novedad cristiana, para comprender el misterio de la vida que brota de la muerte. Todo lo que pueden decir resulta insuficiente, todo lo que hagan es al fin inadecuado, pues el mensaje del Jesús pascual desborda el nivel de sus acciones y palabras.
En la raíz de la pascua sigue habiendo un principio de miedo. Las mujeres tuvieron miedo de decir a Pedro que y a los demás que Jesús había resucitado… La resurrección de Jesús es algo que no se puede decir…
− Plano histórico.
Parece claro que, de alguna forma, en contra de lo que dice externamente el texto, estas mujeres han ido a Galilea (al lugar del evangelio), contando la historia que no puede contarse (el mensaje pascual de la tumba vacía) y reiniciando allí el camino del Reino de Jesús.
Conforme al ritmo de Marcos, puede suponerse que ellas han dicho la palabra a Pedro y al resto de los discípulos, asumiendo con ellos el proyecto de Jesús, en dimensión de pascua. Por eso han sido y siguen siendo las primeras hermanas y madres de Jesús, garantes del mensaje pascual, hecho palabra que se anuncia, para volverse de esa forma “pan” multiplicado y compartido. Así podemos afirmar que, en un sentido, ellas han cumplido su misión, iniciando el “rito pascual” del perfume (14, 3-9).
Pero, afirmado eso, podemos y debemos añadir, en otro plano, que ellas no han ido todavía (en el momento en que escribe Marcos) o, mejor dicho, no han llegado al final del mensaje de pascua, no se han integrado en la auténtica Iglesia. En ese sentido, Marcos sigue queriendo que ellas (y toda la iglesia representada por ellas) vayan a Galilea, de manera que su evangelio puede interpretarse como “guía para cristianos que quieren hacer el camino de Galilea” (es decir, el camino de la historia mesiánica de Jesús, que empezó en Galilea).
Conforme al testimonio de Hech 1, 13-14, las mujeres “estaban” en Jerusalén, iniciando allí la iglesia (iglesia jerosolimitana, no galilea), con los parientes de Jesús (y los Doce). Marcos supone que hay (ha habido) en Jerusalén una iglesia vinculada a los parientes de Jesús que no ha dejado el legalismo judío, no ha entendido la novedad de la muerte de Jesús ni el sentido de su pascua (cf. 3, 20-35). Pues bien, al escribir este pasaje, Marcos puede dirigirse a esas mujeres, que han formado parte de la iglesia de Jerusalén, centrada en Santiago y José (hijos de María, hermanos de Jesús), para que salgan (ellas, con Pedro y con los otros discípulos) del entorno jerosolimitano de la tumba vacía, para iniciar en Galilea el verdadero camino de evangelio, pues sólo allí (yendo a Galilea) podrán ver a Jesús (al verdadero Mesías).
Cuando las mujeres vayan y digan a toda la Iglesia lo que es la Pascua de Jesús… cambiará el mundo. Todavía no les hemos dejado hablar. Ellas no han podido decir la Palabra, su Palabras.Ésta sigue siendo para Marcos, en este momento (hacia el 70 d.C.), la tarea pendiente de aquellos cristianos de Jerusalén que están representados por estas mujeres.
Por eso, la palabra del joven a las mujeres (y por ellas a los discípulos y a Pedro) es palabra de mandato actual, programa de refundación de iglesia, que han de retomar ellas (las mujeres, su comunidad) con Pedro y los restantes discípulos de Jesús, tras la gran catástrofe del 66-70 d.C., o mejor dicho ahora, el año 2019, el años de las mujeres de Pascua, creadoras de Iglesia.
Comentarios desactivados en Católicas alemanas inician un boicot a las misas para protestar contra el machismo y los abusos en la Iglesia
Durante una semana no limpiarán templos y realizarán sus propios ritos
“Deploramos los casos conocidos y desconocidos de abuso y lesiones de todo tipo en la Iglesia Católica Romana [y] su encubrimiento y ocultamiento por parte de los líderes de la Iglesia“, denuncian las impulsoras del movimiento María 2.0
Las feligreses exigen “el acceso de las mujeres a todos los ministerios
Las mujeres católicas alemanas han lanzado un boicot de una semana suspendiendo su trabajo voluntario en las iglesias. Su protesta ha cristalizado la furia sobre un sacerdocio de hombres y los obispos que arrastran los pies en los escándalos sexuales.
Un movimiento de mujeres católicas de base –usando el lema de la Virgen María “que debería tener su voz”– lanzó el sábado una semana de desobediencia sin servicio con el respaldo de importantes organizaciones laicas e incluso de algunos obispos.
Las mujeres planeaban celebrar ritos fuera de las iglesias, sin sacerdotes, y bloquear los servicios dentro de las parroquias hasta el 18 de mayo en al menos 50 lugares para fortalecer su llamado a que el Vaticano abra el sacerdocio a las mujeres y que abandone el celibato obligatorio.
Se dejarán sin realizar las asistencias a la misa y los comités, las tareas domésticas de la parroquia y las lecturas litúrgicas, tareas que se suelen dejar a mujeres que asisten regularmente a las iglesias. La protesta central se realizará al aire libre en Münster el domingo.
Mensaje perdido en medio de escándalo
Andrea Voss-Frick, una de los impulsoras de la huelga, dijo que el movimiento Maria 2.0 -concebido a principios de este año en una reunión bíblica parroquial de mujeres en Münster, un centro del catolicismo alemán- recibió el respaldo de mujeres en Berlín, Hamburgo y Viena.
El impulso se produjo al darse cuentas las organizadoras de que el pronunciamiento del Vaticano y las enseñanzas de esperanza de la Iglesia “no se aprecian en absoluto” en medio de abusos y encubrimientos, dijo Voss-Frick.
“Señal importante”
El viernes, dos grupos nacionales -la Liga de Mujeres Católicas Alemanas (KDFB) y la Comunidad de Mujeres Católicas de Alemania (KfD)– describieron la convocatoria de la huelga como una “señal importante” e instaron a los obispos a no ignorarla.
La presidenta de LA KDFB, Maria Flachsbarth, dijo que los casos de abuso y encubrimientos por parte de los sacerdotes habían llevado a la Iglesia a una profunda crisis y pérdida de credibilidad. Las mujeres en huelga quieren mostrar cuánto significan para ellas la Iglesia y su “Buena Nueva” evangélica, dijo Flachsbarth, quien también es parlamentaria federal y miembro del partido Demócrata Cristiana (CDU) de la Canciller Angela Merkel.
“Sin las mujeres, no ocurre nada”
“Sin las mujeres no ocurre nada”, dijo Thomas Steinberg, presidente del Consejo Central de Católicos Alemanes (ZdK) en la convención de laicos de dicho Consejo en Maguncia el pasado viernes.
El ZdK votó para seguir un “camino sinodal” en conversaciones con la Conferencia de Obispos Católicos Alemanes (DBK) para abordar lo que Steinberg describió como décadas de frustración acumulada por la falta de reformas en las estructuras de poder y la moral sexual.
Los cambios serán inevitables, dijo Steinberg, quien predijo que, en el proceso, las mujeres tendrían al menos la licencia para convertirse en diaconisas y los hombres casados se convertirían en sacerdotes. “Nunca antes había experimentado yo una situación en la que la indignación se extendiera hasta el centro de nuestras iglesias”, dijo Steinberg.
La gota que colmó el vaso
Al recordar los orígenes de la revuelta, Elisabeth Sikora dijo a la revista teológica progresiva Publik-Forum que abandonó un oficio religioso en Sauerland, al este de Colonia, cuando un pastor invitado instó a la congregación a “poner la otra mejilla”.
“El predicador ni mencionó el abuso, ni siquiera con una palabra”, dijo Sikora. “Una vez más, simplemente debemos aceptarlo todo, ¡sin ninguna confrontación con los crímenes que han ocurrido!”
En ese momento, el Papa Francisco convocaba a su sínodo especial en Roma sobre cómo ponerle fin a décadas de abusos que han explotado en escándalos en todo el mundo.
María con cinta
Sikora encontró el sitio web Maria 2.0 de las mujeres disidentes en la Iglesia de la Santa Cruz de Münster. La web representa a una Virgen María silenciada con una cinta, y lleva una petición en línea dirigida directamente al Papa y citando el llamado bíblico de Jesús de Nazaret a “hombres Y mujeres”. “Deploramos los muchos casos conocidos y desconocidos de abuso y lesiones de todo tipo en la Iglesia Católica Romana [y] su encubrimiento y ocultamiento por parte de los líderes de la Iglesia”, comenzaron los solicitantes de María 2.0, antes de exigir “el acceso de las mujeres a todos los ministerios”.
El único papel de Maria
La representación de Maria 2.0, callada con una cinta – una de una serie pintada por Lisa Kötter de Münster – fue condenada el viernes por la doctora retirada Christiane Bigalke, quien dijo que, sin embargo, era una defensora de la igualdad femenina en la iglesia.
“Ella [la Virgen María] apenas debería decir mucho; debería dar a luz a Jesús. ¡Ese era su papel!”, dijo Bigalke a la radio pública Deutschlandfunk. “Usar a Mary -sí, ahora suena muy descarado- como portador de mensajes, ¡eso es lo peor!”
No es previsible, dice el obispo de Osnabrück
Apoyando a Maria 2.0 el sábado, Franz-Josef Bode, el obispo de Osnabrück y el presidente de la Comisión de Mujeres de la iglesia alemana, dijo que lamentaba que el domingo 12 de mayo las mujeres no participaran en misa. “Pero uno debe ser muy perceptivo de la impaciencia de muchas mujeres en la Iglesia Católica. Detrás de esto hay una herida muy profunda, que en la Iglesia no se sienten aceptadas en relación con sus esfuerzos”.
Bode agregó que en el futuro previsible no veía ninguna posibilidad de que el sacerdocio se abriera a las mujeres. Sin embargo, los obispos alemanes han establecido una ‘cuota rosa’ del 30% de los altos cargos en la Iglesia para las mujeres para 2023.
Comentarios desactivados en Espiritualidad femenina migrante
Una espiritualidad alternativa
Yolanda Chávez
Los Ángeles (USA).
ECLESALIA, 26/04/19.- Las relaciones íntimas con Dios tienen lugar en la realidad humana y trascienden toda certeza racional, social o política. En la experiencia de migrar se descubren atajos, shortcuts, puntos de encuentro escondidos donde una puede entregarse completa al indescriptible Misterio. Estos atajos pueden llegar a ser conocidos únicamente por quien ha migrado.
No es casualidad que hayan sido mujeres migrantes quienes con sus experiencias, tejieron el entramado que reveló a la humanidad un gran plan de salvación.
A Agar por ejemplo, una certeza racional, social y política la expulsó al desierto de la incertidumbre. Caminó sola con su hijo por ese desierto… quien haya cruzado las candentes moles arenosas con el espíritu herido por el dolor de no pertenecer, sabe lo que esto significa.
Hasta ese momento el destino de esta mujer lo habían decidido otros sin tomarla en cuenta, fue puesta en una situación donde las posibilidades de encontrar la muerte eran muy altas. De pronto se vio allí peregrinando con su hijo, sin agua y sin pan, expuestos a cualquier cosa. Ella sabía que en esa travesía se podía perder la vida. Pero ¿resistiría ver apagarse la vida que ella había dado a luz? la vida de su hijo, un niño frágil que lloraba asustado, cansado, sediento y hambriento, a punto de morir.
En esa realidad de hostilidad y muerte Agar tomó por primera vez en su vida una decisión: no iba a dejar que su hijo muriera sin cruzar las fronteras de la dubitación, del desierto de la incertidumbre. ¡Se resistió!
Fueron precisamente la incertidumbre, la aridez de la hostilidad, la soledad, la sed, el hambre y la desolación quienes le descubrieron el atajo escondido que la condujera al Dios con que tuviera un encuentro íntimo. Experiencia que culminó con una generosa promesa cumplida: “Haré tan numerosa tu descendencia, que no la podrás contar” (Gn 16, 10).
Y efectivamente; la relación profunda entre Dios y una mujer migrante dio lugar a una numerosa descendencia. Una mujer “indocumentada” es el primer personaje bíblico en ver a Dios y atribuirle un nuevo nombre. Le llamó El-Roi-Dios: veo al que me ve (Gn 16:13). A pesar de la vulnerabilidad de sus circunstancias por el contexto cultural y social que la había echado al desierto, no toleró el destino de muerte que los demás le habían impuesto a ella y a su hijo. La experiencia con Dios le dio a esa mujer una determinación que la llevó a realizar acciones bien concretas para cuidar la vida de su hijo.
El-Roi-Dios- Amor encuentra caminos alternativos cuando la intolerancia intenta detener su flujo. Establece puntos de encuentro para la intimidad que rompen el tiempo, los muros, las fronteras, los espacios racionales, sociales y políticos. De allí que la gran capacidad de amar que tienen las mujeres que cruzan desiertos se agudice en las inhóspitas circunstancias de los días oscuros donde todo parece imposible. Fue en esas mismas circunstancias que Agar encontró agua en el desierto para su hijo y evitó que muriera, de la misma forma las mujeres inmigrantes desarrollan la habilidad de optimizar los recursos durante los duros días sin trabajo por las redadas, los arrestos y las deportaciones, para preservar la existencia, para continuar con la procreación. Siguen amando para que el amor siga retoñando y floreciendo contra corriente, siguen sembrando fe, confiando; siguen generando esperanza, sonriendo; saben cómo encontrar esos caminos alternativos, esos atajos o shortcuts escondidos que las llevan al amante encuentro con el Misterio de Dios para seguir engendrando y gestando vida, a pesar de todos los obstáculos que a the huge evil mind se le puedan seguir ocurriendo. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Comentarios desactivados en “Sin lugar a dudas las mujeres se sienten excluidas en la Iglesia católica”, por Lidia Rodríguez.
La profesora de Teología de la Universidad de Deusto Lidia Rodríguez ha considerado necesario terminar con la discriminación de la mujer en la Iglesia católica, como hicieron hace mucho otras iglesias cristianas, que tienen sus “arzobispas”, “obispas”, “diaconisas” y pastoras.
Rodríguez (Valencia, 1968), quien ha intervenido en Pamplona en el ciclo de conferencias organizado por el Foro Gogoa, ha afirmado en una entrevista con Efe que la mujer en la Iglesia católica se siente discriminada y ha apuntado que en algunos casos se está silenciando la corriente teológica feminista.
Doctora en Teología Bíblica por la Universidad de Deusto, Rodríguez es presbítera ordenada de la Unión Bautista y ha desempeñado labores pastorales durante quince años en la Comunidad Cristiana Evangélica de Bilbao.
Sus últimas publicaciones están dedicadas a la relación entre Biblia y cultura y a la exégesis feminista del Antiguo Testamento.
ENTREVISTA
¿Las mujeres se sienten excluidas en la Iglesia católica?
Sin lugar a dudas, sobre todo las que han estudiado Teología, que han estudiado Biblia, mujeres que por ejemplo son profesoras de religión en centros de primaria y de secundaria, mujeres que están trabajando en las diferentes diócesis.
Pero no es ésta una realidad muy conocida…
Sí se han levantado muchas voces críticas con la situación de las mujeres dentro de la Iglesia católica y, de hecho, no es extraño hoy leer a mujeres teólogas feministas católicas. Lo que sucede es que en muchas ocasiones ese discurso no llega de forma generalizada y en algunas ocasiones incluso hay ‘cierres’ de lugares de conferencias o no se promociona el asistir a este tipo de actos.
¿Quiere decir que se trata de silenciar a las teólogas feministas?
En algunos contextos y en algunos círculos sí, en otros no. Es injusto hacer una especie de ‘enmienda a la totalidad’. Hay facultades de Teología donde se acoge el discurso feminista sin dificultad, hay diócesis que promocionan a mujeres y hay otras que no. El panorama es bastante diverso. El futuro de las mujeres depende muchas veces de en qué diócesis están trabajando, quiénes son esos obispos, esos decanos de facultades o de institutos de teología.
¿Ocurre esta discriminación en todas las Iglesias cristianas?
El patriarcado ha marcado siempre la subordinación de las mujeres en todos los sectores, en el económico, en el intelectual y, por supuesto, en el religioso y en todo el mundo cristiano también. Ahora bien, hay tradiciones eclesiales donde sí que hay una sanción dogmática oficial en contra del sacerdocio presbiterado para las mujeres, pero en otras tradiciones cristianas, no.
Por un lado, las Iglesias orientales ortodoxas siempre han mantenido la figura de las mujeres diaconisas y ahora se están reivindicando desde su propio pasado, desde su propia tradición, porque siempre han existido.
En la Iglesia católica está sucediendo algo muy parecido, hay una serie de estudios que se han presentado al Papa Francisco acerca de las diaconisas de la Iglesia antigua para reivindicar esa figura.
Sin embargo en las Iglesias protestantes es muy variable la situación. Por ejemplo, la Iglesia anglicana tiene arzobispas y obispas, la Iglesia luterana también, en muchísimos grupos protestantes hay pastoras, y ahí encontramos diferencias bastante notables.
¿Hay visos de solución a este problema?
Si en la Iglesia católica ya hay unos textos que marcan la prohibición explícita de la ordenación de mujeres, va a ser bastante complicado, va a tardar mucho tiempo en que realmente haya un cambio de esa oficialidad, de esa dogmática oficial.
En otras tradiciones cristianas, hay un debate interno, que en muchos casos ya se ha resuelto, a favor del ordenamiento eclesial de las mujeres. Es decir, se ha normalizado su presencia.
¿Es necesario un Concilio Vaticano III para tratar este asunto?
Para esto y para otras muchas cosas, como lo que tiene que ver con la actualización del pensamiento teológico general y por supuesto en relación a las mujeres, pero también el diálogo interreligioso o el encuentro entre culturas. Hay muchos aspectos que necesitan el famoso ‘aggiornamento‘ (“actualización” en italiano) que pregonó el Vaticano II.
La priora de una de las órdenes religiosas más grandes y más importantes de Alemania ha cuestionado públicamente que la Iglesia católica solo admita a hombres al sacerdocio. “Sería simplemente natural que las mujeres fueran sacerdotes y no puedo entender las razones que se dan acerca de por qué no”, ha declarado sor Ruth Schönenberger, responsable del convento de las Hermanas Benedictinas Misioneras de Tutzing.
“Me sorprende que la presencia de Cristo haya sido reducida al sexo masculino”, afirmó la religiosa en una entrevista con la web de los obispos alemanes, katholisch.de, y recogida por La Croix. “Aquí en Tutzing, nosotras también tenemos teólogas altamente cualificadas: la única cosa que las falta es la ordenación sacerdotal, nada más”, añadió Schönenberger, de 68 años y priora de Tutzing desde 2015.
La monja -superiora de setenta religiosas en Tutzing y dos otros conventos benedictinos más- dejó claro que los criterios para acceder a las órdenes sagradas no deben basarse en el sexo del candidato, sino que a los hombres y mujeres se les debe tratar por igual. “La imagen y el concepto actual del sacerdocio necesita revisarse a fondo urgentemente”, explicó Schönenberger, quien se mostró “sorprendida” de que los sacerdotes “no protesten más” contra “fenómenos actuales” como los escándalos de abusos, “dado que les involucran”.
“Nosotras experimentamos ejemplos de subordinación día tras día”
Para la religiosa, “el punto hasta el que existe en todo el mundo el desequilibrio de poder es verdaderamente alarmante, como también lo es el hecho de que no hayamos aprendido a luchar contra él de forma más efectiva. Es algo contra lo que tenemos que emplearnos a fondo”. Pero no bastan gestos diseñados para “reconfortarnos de alguna forma a nosotras – por ejemplo, prometiendo estudiar la cuestión de las diaconisas”.
Y es que este desequilibrio de poder y exclusión de las mujeres del sacerdocio es algo que afecta todos los días a las monjas de Tutzing, como también explicó Schönenberger. “Experimentamos ejemplos concretos de subordinación día tras día”, lamentó la religiosa. “Si nosotras, como grupo de mujeres religiosas, queremos celebrar la Eucaristía juntas, tenemos que organizar que un hombre venga a celebrarla, todos los días. Él está en el altar y lidera la celebración. A nosotras no nos dejan“, precisó la monja, quien añadió que las hermanas hablan a menudo del asunto y piensan “buscar formas [de celebrar la Eucaristía] que nos convengan y desarrollar [formas] nuevas”.
Las declaraciones de Schönenberger reflejan el sentir de un número de religiosas germanófonas, después de que la priora del convento benedictino de Fahr (Suiza), sor Irene Gassman, promoviera el mes pasado la iniciativa “La oración de los jueves”, en el marco de la cual benedictinos alrededor del mundo oran todas las semanas por una mayor igualdad de género en la Iglesia. Y como se pregunta Schönenberger: “¿Por qué no orar por la igualdad de género en la Iglesia? Es sumamente importante que todas las discusiones sobre reformas se ofrezcan a Dios”.
Why shouldn’t we pray for gender equality in the Church? It is most important that all discussions on reform be offered up to God: Ruth Schönenberger. pic.twitter.com/cpd0q2KfSq
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