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Ni da largas, ni pasa de largo I

Jueves, 21 de septiembre de 2017
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maxresdefaultYolanda Chaves; Mari Paz López Santos; Patricia Paz
Los Ángeles; Madrid; Buenos Aires.

ECLESALIA, 08/09/17.- Se sentó junto al pozo, estaba cansado de andar (Jn 4, 6), no le importó estar en territorio hostil.

Observó a una mujer que se acercaba al pozo con paso cansino, el sol estaba en el punto álgido del mediodía. Se notaba en su actitud que estaba haciendo lo de todos los días: coger el cántaro, echarse a andar, llegar al pozo, llenarlo de agua y desandar el mismo camino de vuelta a casa. Aquella mujer no esperaba nada nuevo que pudiera hacerle salir del automatismo de lo cotidiano.

Le dijo a la mujer: “Dame de beber”(Jn 4,7), y en ese instante empezó una conversación profunda, tan conocida a través de los siglos que podríamos decir que es de las más famosas del Evangelio. Queremos pararnos aquí en el brocal del pozo.

Jesús entra en la realidad cotidiana de la mujer y le pide el agua que ella tiene y él necesita para calmar la sed del duro camino bajo el sol.

¿Por qué no sucede lo mismo en la Iglesia? ¿Por qué no se adentran en la vida cotidiana de las mujeres? ¿Por qué no se sientan con Jesús en el pozo de la Vida solicitando colaboración, ayuda, alimento, creatividad, etc. abriéndose a recibir a ese cincuenta por ciento que falta en la milenaria vida de la Iglesia?

¿Por qué no miran a las teólogas como sujetos activos con voz y voto, no como meras espectadoras en las reuniones, conferencias, sínodos, etc… y empiezan a considerarlas como iguales en la gestión eclesial?

¿Por qué no miran a las religiosas de vida activa y a la monjas contemplativas exactamente igual que a los religiosos y monjes?

¿Por qué no miran a los millones de mujeres sin recursos en países subdesarrollados, no como sujetos pasivos de ayuda humanitaria o caritativa, sino como sujetos activos que tienen palabra y necesidad de tomar las riendas de sus vidas… y las de sus hijos (ellas son las que atienden a la familia)?

¿Por qué no miran como iguales a las campesinas, migrantes, refugiadas; a las que sufren abandono, violencia, guerras, enfermedades… y se implican con ellas en la defensa de todo tipo de violencias contra la mujer?

No sucede lo mismo en la Iglesia “porque habla de nosotras pero no con nosotras” según dice Lucetta Scaraffia en su libro Desde el último banco. Las mujeres en la Iglesia.

Tantas veces sentimos que se da por hecho cómo somos, qué queremos, qué podemos aportar, etc. Tantas veces sentimos que se nos mira como un prototipo universal creado por intereses.

Casi siempre se nos ve como madres y esposas; pero antes somos mujeres, y las hay que no necesariamente son o serán madres y esposas. Quizás cuando algo se mira como prototipo, aglutina pero no compromete.

Si soy mujer, o mejor dicho, persona que puedo aportar armonía, no sólo será en la familia, también en todos los espacios sociales y eclesiales.

Si soy mujer, o mejor dicho, persona con capacidad de evangelizar a mis hijos y mis nietos, también lo seré en otros espacios sociales y eclesiales.

Si soy mujer, o mejor dicho, persona con creatividad y preparación para desarrollar cualquier actividad profesional para la que me preparé a nivel social, por qué no a nivel eclesial.

¿Por qué en la Iglesia parece que siempre hemos de ser tuteladas?

La mujer del cántaro pidió explicaciones a Jesús. No entendía como un judío hablaba con alguien de Samaría, y más tratándose de una mujer.

Jesús  miró a la mujer que tenía delante, no a un estereotipo. Jesús mira siempre a la persona y le pide lo que puede dar. Jesús ni da largas, ni pasa de largo.

¿Por qué no sucede lo mismo en la Iglesia? Quizás porque la Iglesia, como institución, no cree tener necesidad de lo que la mujer puede aportar.

Menos mal que a Jesús lo seguimos encontrando junto al Pozo, pidiendo lo que necesita y podemos dar, y dando de beber del agua que “convierte al que la bebe en fuente de agua que brota para la vida eterna” (Jn 4, 14). Nuestra vida espiritual está a salvo y nos fortalece para seguir insistiendo por nosotras y por las que nos sigan.

La mujer va a seguir teniendo sed en la Iglesia mientras no sea considerada como persona adulta, creyente y comprometida con la expansión del Reino. Y la Iglesia seguirá teniendo sed mientras no pida a las mujeres el agua que ellas pueden dar

 (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Biblia, Espiritualidad , , ,

Mensaje final del 37 congreso de la “Juan XXIII”

Lunes, 11 de septiembre de 2017
Comentarios desactivados en Mensaje final del 37 congreso de la “Juan XXIII”

inauguracion-del-congreso-de-teologia_560x280“Denunciamos que se castigue con la excomunión a las mujeres ordenadas sacerdotes en la Iglesia católica”

“Entre feminismo y religión no hay contradicción; se puede ser creyente y feminista”

(Jesús Bastante).- “La lección que hemos aprendido en este Congreso es que entre feminismo y religión no hay contradicción y que se puede ser creyente y feminista. Ese es el desafío al que hemos de responder”. Este domingo concluyó el 37 Congreso de la Asociación de Teólogos “Juan XXIII”, que giró en torno a “Mujeres y religión: de la discriminación a la igualdad de género”.

En su mensaje final, la asociación denuncia el patriarcado como “sistema de dominación contra las mujeres, las niñas, los niños y las personas más vulnerables de la sociedad”. Un sistema que “se encuentra en alianza con otros modelos de dominación: capitalismo, colonialismo, fundamentalismo, depredación de la naturaleza, y provoca discriminaciones de género, clase etnia, cultura, religión, procedencia geográfica y orientación sexual en todas las esferas de la vida: lenguaje, vida cotidiana, política, economía, educación, trabajo, familia, espacio doméstico, cultura, ciencia, creación artística, lugares de ocio, medios de comunicación, publicidad”.

La crítica del congreso “se extiende a las religiones” y su “estructura patriarcal”, que “trasnsmiten una ideología androcéntrica, imponen una moral machista y desarrollan prácticas sexistas”, que considera a las mujeres “como sujetos religiosos y éticos, sino que las consideran inferiores, subalternas y dependientes. Las excluyen de los espacios de lo sagrado, las marginan de los puestos de responsabilidad, del ejercicio del poder y de los ámbitos de decisión. Generan en ellas actitudes de obediencia y sumisión calificadas como virtudes”.

Tras condenar la violencia contra las mujeres, los abusos a menores, la trata de personas y las agresiones contra gais, lesbianas, bisexuales o transexuales, recordando especialmente “la retirada de la custodia de los hijos y las hijas a las madres y entrega a los padres condenados por maltrato, sin citar el caso de Juana Rivas.

“Los dirigentes religiosos se prodigan en condenas contra el aborto, el divorcio, las relaciones prematrimoniales, los métodos anticonceptivos, el matrimonio homosexual, la fecundación in vitro, los derechos sexuales y reproductivos”, denuncia el manifiesto final, que constata la “insensibilidad hacia la violencia de género, el patriarcado, el sexismo y la LGTBIfobia.

“En la Iglesia católica se veta a personas sexualmente disidentes el acceso al ministerio sacerdotal y la participación en actividades pastorales”, añade.

“Valoramos positivamente el encuentro fecundo entre feminismo y cristianismo, que ha provocado la rebelión de las mujeres contra el sistema patriarcal y el nacimiento de la teología feminista, que reconoce el protagonismo de las mujeres en el movimiento de Jesús entendido como discipulado igualitario, apunta la nota, que concluye afirmando que “la exclusión de las mujeres del ministerio ordenado no responde a razones bíblicas, teológicas o históricas, sino que es el resultado de la pervivencia del patriarcado instalado en la cúpula del poder y en la organización de las instituciones religiosas”. “Denunciamos que se castigue con la excomunión a las mujeres ordenadas sacerdotes en la Iglesia católica”, culmina.

MENSAJE DEL 37 CONGRESO DE TEOLOGÍA. MUJERES Y RELIGIÓN: DE LA DISCRIMINACIÓN A LA IGUALDAD DE GÉNERO

1. Del 7 al 10 de septiembre de 2017 hemos celebrado el 37 Congreso de Teología sobre “Mujeres y Religión: De la discriminación a la Igualdad de Género” en un clima de debate sereno, diálogo sincero y encuentro fraterno-sororal. Comenzamos guardando un minuto de silencio como expresión de condena por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils y de solidaridad con las familias, y otro por los asesinatos de mujeres producidos en España y en todo el mundo. Nos unimos con un nuevo minuto de silencio al dolor de los pueblos afectados por varios huracanes y terremotos que han causado decenas de muertos en Estados Unidos, México y El Caribe.

2. Hemos hecho un análisis crítico del patriarcado como sistema de dominación contra las mujeres, las niñas, los niños y las personas más vulnerables de la sociedad. Este sistema se encuentra en alianza con otros modelos de dominación: capitalismo, colonialismo, fundamentalismo, depredación de la naturaleza, y provoca discriminaciones de género, clase etnia, cultura, religión, procedencia geográfica y orientación sexual en todas las esferas de la vida: lenguaje, vida cotidiana, política, economía, educación, trabajo, familia, espacio doméstico, cultura, ciencia, creación artística, lugares de ocio, medios de comunicación, publicidad.

3. Nuestra crítica se extiende a las religiones, que tienen una estructura patriarcal, transmiten una ideología androcéntrica, imponen una moral machista y desarrollan prácticas sexistas. En la mayoría de los casos no se reconoce a las mujeres como sujetos religiosos y éticos, sino que las consideran inferiores, subalternas y dependientes. Las excluyen de los espacios de lo sagrado, las marginan de los puestos de responsabilidad, del ejercicio del poder y de los ámbitos de decisión. Generan en ellas actitudes de obediencia y sumisión calificadas como virtudes.

4. Hemos analizado críticamente y condenado la violencia contra las mujeres y las identidades sexuales disidentes en sus múltiples manifestaciones: cuerpos colonizados; violencia machista como arma de guerra, violaciones, prostitución, trata de mujeres, vientres de alquiler, abusos sexuales de niñas y niños, venta de órganos, niñas y niños robados, penas de muerte, feminicidios, agresiones contra gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, maltrato a la infancia, retirada de la custodia de los hijos y las hijas a las madres y entrega a los padres condenados por maltrato.

5. Los dirigentes religiosos se prodigan en condenas contra el aborto, el divorcio, las relaciones prematrimoniales, los métodos anticonceptivos, el matrimonio homosexual, la fecundación in vitro, los derechos sexuales y reproductivos. Descalifican la teoría de género a la que llaman “ideología de género” y la consideran la más perversa de la humanidad. Condenan los movimientos feministas y el LGTBI y muestran su oposición a las leyes de igualdad efectiva entre hombres y mujeres. En sus documentos y declaraciones públicas generan con frecuencia diferentes formas de violencia de género: sexual, simbólica, religiosa, psicológica, y fomentan actitudes y comportamientos machistas y homofóbicos en las personas creyentes y en la ciudadanía. Muestran, sin embargo, insensibilidad hacia la violencia de género, el patriarcado, el sexismo y la LGTBIfobia. En la Iglesia católica se veta a personas sexualmente disidentes el acceso al ministerio sacerdotal y la participación en actividades pastorales.

6. Hemos dado la palabra a mujeres activistas que han expuesto las aportaciones de los movimientos feministas en diferentes áreas geoculturales, especialmente en América Latina, África y España, y a mujeres creyentes que han hablado de los Movimientos de Mujeres en las religiones que, en sintonía con los movimientos feministas, luchan contra todo tipo de discriminación y en defensa de la igualdad de género.

7. Valoramos positivamente el encuentro fecundo entre feminismo y cristianismo, que ha provocado la rebelión de las mujeres contra el sistema patriarcal y el nacimiento de la teología feminista, que reconoce el protagonismo de las mujeres en el movimiento de Jesús entendido como discipulado igualitario, en el nacimiento de la Iglesia cristiana por ser testigos de la resurrección y en las primeras comunidades cristianas donde ejercían los ministerios y los carismas sin discriminación, conforme a la afirmación de Pablo de Tarso: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3,28).

La exclusión de las mujeres del ministerio ordenado no responde a razones bíblicas, teológicas o históricas, sino que es el resultado de la pervivencia del patriarcado instalado en la cúpula del poder y en la organización de las instituciones religiosas. Denunciamos que se castigue con la excomunión a las mujeres ordenadas sacerdotes en la Iglesia católica.

8. Fecundo está siendo el encuentro entre el feminismo decolonial y las teologías feministas, que critican el feminismo hegemónico-occidental, cuestionan la colonialidad del poder, del saber, del tener, del ser y del género, defienden la descolonización de las mentes, del discurso teológico y de las prácticas liberadoras de las religiones y recuperan los saberes, los símbolos y la espiritualidad de los pueblos originarios.

9. Hemos descubierto que espiritualidad y política son dos realidades indisociables y hemos tomado conciencia de la necesidad y urgencia de una espiritualidad política, que lleva a escuchar el grito de la Tierra y el clamor desgarrador de millones de personas hambrientas de pan y de derechos y a luchar por Otro Mundo Posible.

10. La lección que hemos aprendido en este Congreso es que entre feminismo y religión no hay contradicción y que se puede ser creyente y feminista. Ese es el desafío al que hemos de responder.
Madrid, 10 de septiembre de 2017

Fuente Religión Digital

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Deborah Chapman: “Hasta ahora el sacerdocio no ha integrado a la humanidad en toda su plenitud”

Sábado, 9 de septiembre de 2017
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36912359596-bc38532fba-b_560x280La sacerdote anglicana interviene en el Congreso de la Juan XXIII

“La Iglesia ha relegado a las mujeres a una posición menos que humana”, denuncia

(Cameron Doody).- “El modelo de lo que la Iglesia católica debe abrazar a la hora de asegurarse la plena participación de mujeres en la Iglesia”. De esta forma elogió la tarde de este jueves Juan José Tamayo, en el Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, a Deborah Chapman, sacerdote anglicana que actualmente desempeña sus labores en parroquias en Cataluña y Andorra. Un cumplido la veracidad del cual Chapman ha demostrado de sobra esta mañana en su intervención en el congreso, que ha versado sobre “Las Mujeres en la Iglesia Anglicana: Humanizando el Sacerdocio”.

“El sacerdocio, tal como ha sido entendido por los cristianos de todo el mundo durante la mayoría de la historia de la Iglesia cristiana, no ha integrado a la humanidad en toda su plenitud”, ha arrancado Chapman en su ponencia, y solo ha intensificado a partir de allí sus críticas a la desigualdad de género de la Iglesia. Institución que, ha afirmado, “ha favorecido pensar de Dios como masculino, relegando a las mujeres a una posición de seres menos que humanos”, con nada más que la excusa de que Jesús se encarnó en forma masculina.

Pero como ha observado la sacerdote, el ser masculino no abarca la totalidad del ser humano, y he aquí una razón importante que explica la dificultad tremenda que están sufriendo todas las Iglesias a la hora de comunicar la fe en los tiempos y espacios en los que vivimos actualmente.

¿Cuál es nuestro contexto -nuestro lugar y nuestro tiempo- que necesitan que la Iglesia los evangelice? En primer lugar, ha afirmado Chapman, asistimos a “una seria desintegración estructural de la más básica de las relaciones: la que existe entre un hombre y una mujer en la comprometida relación de toda la vida”. Desintegración para sanar la cual el sacerdocio femenino tiene algo importante que ofrecer, ya que la unidad en el matrimonio ofrece un modelo para “traer unidad al pueblo cristiano, y por medio de ello a la sociedad en general”.

“Mi propia experiencia de ser diácono y luego sacerdote dentro de la Iglesia de Inglaterra ha sido la de llegar a ser la persona que Dios creó, cumpliendo con su voluntad para mi vida”. Tras trazar en breve la historia de las mujeres ordenadas en la Iglesia anglicana –la cual se remonta hasta 1944– Chapman ha explicado que en el anglicanismo que le ha dado la oportunidad de vivir su vocación “es posible”, teológicamente hablando, “retornar a periodos de la historia de la Iglesia antes de que se formularan algunas tradiciones, y allí encontrar conocimientos bíblicos que podrían parecer nuevas revelaciones de la voluntad de Dios en nuestro mundo, simplemente porque… nuestra conciencia no ha sido lo suficientemente aguda para observarlos” hasta un determinado punto en la historia.

Y ha sido esta perspicacia eclesial, ha añadido la sacerdote, la responsable de que haya ahora en su Iglesia “un sacerdocio que une tanto a los hombres como a las mujeres en una ordenación que modela y facilita lo que ha llegado a ser conocido como ‘el sacerdocio de todos los creyentes’.

Pero no solo está en juego ‘el sacerdocio de todos los creyentes’ en la ordenación de mujeres: también lo está la unidad de las Iglesias. “Cuando cada persona considera que su propio punto de vista es tan válido como el de cualquier otra persona, la unidad que resulta de la reflexión en común y del consenso parece casi imposible de lograr”, ha lamentado Chapman. Una desunión que se puede achacar a una teología preeminente que se ha basado sobre todo en culpar a la mujer por la caída de Adán y Eva del jardín de Edén, como si este episodio de la Biblia presentara el programa definitivo para las relaciones entre hombres y mujeres in secula seculorum.

“Gracias a Dios”, no obstante, la caída no es el final de la historia, con lo que “nosotros también tenemos una decisión que tomar: entre vivir a la luz de la caida y sus consecuencias, o vivir a la luz de la redención de Dios en Cristo Jesús”.

“Los cristianos somos llamados a vivir, y esa vida la tenemos a la luz de lo que Jesucristo ha logrado para nosotros en la cruz, y no en la oscuridad de las consecuencias de la caida”, ha terminado diciendo Chapman. “¡Esto sí que es revolucionario!”, ha aplaudido, porque “trastoca nuestro pensar acerca de la relación entre hombre y mujer”, y “afirma el valor co-igual de personas creadas en la imagen de Dios”. El punto de partida, ha concluido -el de la igualdad de hombres y mujeres- para que consigamos finalmente “humanizar el sacerdocio”.

Movimientos de mujeres alrededor del mundo y cuerpos, sexualidades y derechos

Aparte de la intervención de Chapman, sobre las mujeres en la Iglesia anglicana, el congreso de la Asociación Juan XXIII también se ha acercado esta mañana a fenómenos tan diversos como los movimientos feministas en el mundo musulmán o las realidades de las mujeres en América Latina, África y España.

La programación del congreso continuó ayer con discusiones acerca de políticas corporales, tales como son los vientres de alquiler, la prostitución o la diversidad y disidencia sexual, este último fenómeno siendo una novedad, según Juan José Tamayo, en los congresos de la Juan XXIII. Esta previsto que la tarde terminó con la segunda ponencia magistral del programa, que trató de “Cuerpos, sexualidades y derechos de las mujeres” y que correrá a cargo de Justa Montero, de la Asamblea Feminista de Madrid.

Fuente Religión Digital

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Tamayo arremete contra el “discurso androcéntrico” y la “moral machista” de la religión organizada

Sábado, 9 de septiembre de 2017
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congreso_560x280Inaugurado el Congreso de la Juan XXIII “Las mujeres y la religión”

Las religiones “siguen instaladas en un patriarcado homófobo”, denuncia

“Salvo excepciones, en las religiones no se han dado pasos en dirección a la igualdad. Todo lo contrario: se ha producido un estancamiento o, peor aún, un retroceso”

(Cameron Doody).- Las mujeres son, sin duda ninguna, las heroínas de la religión organizada. Las heroínas, pero también las mártires, porque no ha habido otro colectivo en la historia de la humanidad que haya atestiguado de forma tan lamentable a la crueldad de hombres que pensaban seguir los “mandatos de Dios”.

Un sufrimiento infernal por el que la Asociación de Teólogos Juan XXIII se ha propuesto expiar con el Congreso “Las mujeres y la religión: de la discriminación a la igualdad de género”, que esta tarde ha echado a andar en Madrid, con un minuto de silencio por las víctimas del atentado en Barcelona y de la violencia de género.

El secretario general de la Juan XXIII, Juan José Tamayo, ha sido el encargado de presentar el Congreso, y eso lo ha hecho situándolo en el contexto del décimo aniversario este 2017 de la aprobación de la Ley de Igualdad. Diez años en los que se han producido importantes avances en la causa de la igualdad de hombres y mujeres, ha reconocido, pero también importantes retrocesos. La persistencia de los micro- y macro-machismos, por ejemplo, o los feminicidios, que como Tamayo ha alertado “alcanzan cuarenta y siete y el año pasado, en todo el mundo, llegaron a sesenta mil”.

Hechos todos que demuestran que el patriarcado sigue más “vivo y activo” que nunca, y que continúa cebándose con “los sectores más vulnerables de la sociedad”. Y eso en conjunto con los otros poderes opresores de nuestros días: el neocolonialismo, el capitalismo neoliberal, el agronegocio o los fundamentalismos religiosos.

Pero no es que las cosas estén mejor en las religiones más socialmente aceptadas, que lejos de haber dado pasos “en dirección a la igualdad”, ha lamentado Tamayo, más bien han sido las responsables de “un estancamiento” en esta causa. Suficiente es, para darse cuenta de ello, la presencia en la religión de un “patriarcado homófobo basado en la masculinidad sagrada” que margina no solo a las mujeres sino también a todo aquél que no se identifique con la heteronormatividad o binariedad sexual. A todas estas personas la religión les considera “inferiores, subalternas y dependientes”, ha deplorado el teólogo, y lo que es peor, no les reconoce como “sujetos morales ni religiosos“.

Por todas estas realidades urge el análisis que proponen en este Congreso los teólogos de la Juan XXIII. Una mirada pormenorizada a fenómenos tales como los derechos sexuales y reproductivos, la diversidad y disidencia sexual, y los movimientos feministas que luchan contra toda traza de discriminación sexista, sea dentro o fuera de las instituciones religiosas.

“No podíamos analizar dichos movimientos en todas las religiones del mundo”, ha lamentado Tamayo, pero el Congreso, ha dicho, reunirá a expertos que indagarán sobre las luces y sombras que se proyectan sobre las mujeres en tres tradiciones en particular: el catolicismo, el islam y el anglicanismo. Y eso con las herramientas de un amplio abanico de ciencias sociales y políticas.

Más que suficiente para un exitoso Congreso que se interesará por el “paradigma de igualdad de género en la sociedad y en las religiones”, y que tratará de construir “otras religiones posibles”: religiones que sean “igualitarias, paritarias y fraterno-sororales.

El texto completo de la intervención de Juan José Tamayo

Queridas amigas, queridos amigos:

Inauguramos hoy un nuevo Congreso de Teología, ¡el 37!, con un tema que no podíamos demorar: “Mujeres y religión: de la discriminación a la igualdad de género”. Su celebración coincide -y no es casual- con el décimo aniversario de la aprobación de la Ley Orgánica de 22 de marzo de 2017 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, pionera en el reconocimiento de la igualdad de derechos de hombres y mujeres, si bien la propia ley era consciente de que quedaba mucho camino por recorrer hasta su consecución, y así se expresaba en el texto de la misma.

De entonces para acá se han producido avances, y muy importantes, pero también retrocesos, como demuestran, entre otros fenómenos:

– la persistencia de los micro- y macro-machismos;
– el inferior salario de las mujeres por igual trabajo;
– el retroceso en educación para la igualdad;
– la violencia machista, los feminicidios, que este año, a fecha de hoy, alcanzan cuarenta y siete y el año pasado, en todo el mundo, llegaron a sesenta mil.

Estos hechos demuestran que el patriarcado sigue vivo y activo en todos los campos y mantiene su poder opresor sobre las mujeres, las niñas, los niños y los sectores más vulnerables de la sociedad, en complicidad con otros sistemas de dominación: el colonialismo en su verso neocolonial; el capitalismo, en su versión neoliberal; la depredación de la naturaleza en la versión científico técnica de la modernidad; los fundamentalismos sobre todo en su versión más extrema, el terrorismo, ejercido por algunos colectivos de manera blasfema en nombre de Dios.

En materia de igualdad de género las cosas están todavía peor en las instituciones religiosas -sobre todo, en sus dirigentes, la mayoría varones-, que siempre se han llevado mal con las mujeres. Salvo excepciones, en las religiones no se han dado pasos en dirección a la igualdad. Todo lo contrario: se ha producido un estancamiento o, peor aún, un retroceso.

Las religiones, con frecuencia:

– Siguen instaladas en un patriarcado homófobo, basado en la masculinidad sagrada, que margina a las mujeres, a quienes considera inferiores, subalternas, dependientes y no reconoce como sujetos morales ni religiosos.
– Discriminan y excluyen a gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, e imponen en sus propias instituciones, pero también en la sociedad, una moral religiosa heteronormativa y defensora de la binariedad sexual;
– Elaboran un discurso androcéntrico y una moral machista, poseen una estructura patriarcal y transmiten una concepción homófoba de las relaciones humanas, en clara oposición a las leyes igualitarias y a la creciente conciencia feminista.

Inaugurará el Congreso Soledad Murillo, profesora de Sociología de la Universidad de Salamanca, consultora de la ONU e impulsora de la Ley de Igualdad de 2007, quien hará un análisis crítico de la sociedad patriarcal. A continuación abriremos las siguientes líneas de reflexión y análisis:

– Los derechos sexuales y reproductivos y el cuerpo de las mujeres sometido a mercancía a través de los cuerpos de alquiler y de la prostitución.
– La diversidad y la disidencia sexual -LGTBI
– Los movimientos de mujeres en la sociedad que luchan por la conquista de las reivindicaciones feministas, la concientización de género y la denuncia de la discriminación sexista, que suele ir acompañada de otras discriminaciones: por disidencia sexual, clase, cultura, etnia, religión, etc., en diferentes áreas geoculturales: África, América Latina y España.

– Los movimientos de mujeres en las religiones vinculados a los movimientos feministas y al LGTBI, que cuestionan las desigualdades de género en el seno de las instituciones religiosas y reivindican derechos iguales y paridad en los puestos de responsabilidad y de representación. No podíamos analizar dichos movimientos en todas las religiones del mundo. De estos movimientos hemos elegidos tres, correspondientes a otras tantas tradiciones religiosas: catolicismo, islam e iglesia anglicana.

– Cuatro cuestiones teológicas que están en el centro del debate en el seno del cristianismo: las diferentes actitudes ante las identidades sexuales, la teología de la liberación desde la perspectiva de género en América Latina en la perspectiva decolonial; el ministerio eclesial de las mujeres; el patriarcado religioso y el ejercicio del poder en las Iglesias; la urgencia de una espiritualidad política.

Los temas serán tratados desde diferentes disciplinas: ciencias sociales y políticas, filosofía, teología, teoría feminista, ética, pero no en abstracto, sino articulando reflexión y activismo -ambos inseparables, – y vinculándolos con las prácticas de emancipación y los movimientos sociales. Es, por tanto, un Congreso abierto a todas las personas y colectivos interesados en la propuesta del paradigma de igualdad de género en la sociedad y en las religiones.

El tema nos afecta a todas y a todos. Por eso, todas y todos estamos llamados a participar en este Congreso y a construir Otras Religiones Posibles igualitarias, paritarias, fraterno-sororales en sintonía con el lema de los Foros Sociales Mundiales: Otro Mundo es Posible.

Muchas gracias.

Fuente Religión Digital

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , ,

Orad en femenino singular

Miércoles, 19 de julio de 2017
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Praying woman hands Mari Paz López Santos
Madrid.

ECLESALIA, 07/12/15.- Antes de que salten las alarmas quiero dejar claro, desde el principio, que la comprensión del idioma que hablo, derivado del latín, me integra como ser femenino dentro del genérico masculino cuando se habla en plural. Así son las cosas a nivel lingüístico por el momento.

Como de oración quiero tratar, pongo algunos ejemplos prácticos.

Adentrémonos en la que Jesús nos propuso para dirigirnos al Padre: “Padrenuestro, que estás en el cielo santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad…”

No me he sentido al margen de ese “nosotros”, aunque sea la primera persona del masculino plural. “Nosotros” somos todos y todas; ese “nosotros” es la comunidad que espera la llegada del Reino. Y, sin embargo, reconozco que me alegra que el sustantivo “comunidad” sea femenino. La comunidad es el círculo integrador donde no hay diferencia de sexo. Al menos así deberían de ser las cosas a nivel comunitario.

Pero hay que dar pequeños pasos que vayan haciéndonos comprender que la utilización del lenguaje en la liturgia es algo muy importante y a nivel espiritual ha de ser cuidado con mucha delicadeza pues estamos ante algo sagrado: la relación de la persona con Dios; y la persona humana es masculina y femenina.

Recordemos ahora el texto del evangelio (Mt 8,8) en que el centurión romano se dirige a Jesús solicitando la curación de un criado suyo: “Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; di sólo una palabra y mi siervo será curado”. La Iglesia lo ha tomado para el momento previo a la Comunión, en el que cada persona ha de predisponerse interiormente. Lo ha tomado adaptándolo: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. Así cada persona habla desde sí misma, aunque la expresión siga siendo en masculino singular.

Un día, sin mucho pensarlo, me salió de dentro en ese momento: “Señor, yo no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”. En femenino singular.

También, y sigo proponiendo otro ejemplo, en la oración de Completas, en el salmo 4 se dice: “En paz me acuesto y enseguida me duermo,  porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo”. Ya hace tiempo hice una pequeña e inocente adaptación que me hace saborear mejor la paz y el sueño que evoca la última y suave oración del final del día en un monasterio: “En paz me acuesto y enseguida me duermo,  porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquila”. Pude comprobar el buen resultado de este pequeño cambio cuando el niño que tenía al lado (mi nieto de siete años) me preguntó: “Abuela, ¿por qué dices “tranquila”?, a lo que le contesté: “Porque soy una chica”. Comprendió perfectamente, no hubo más preguntas.

Oremos con naturalidad. Oremos en comunidad. Pero también, y sin complejos, orad en femenino singular 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad , ,

Ivone Gebara: “La jerarquía piensa que el mensaje del Evangelio es un paquete cerrado para entregar a los fieles”

Martes, 11 de julio de 2017
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na21fo01Ivone Gebara, referente de la teología feminista de la liberación

“El éxito de la Iglesia todavía está en una religiosidad que se entrega para el consumo de la gente” 

(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- Ivone Gebara es una de las principales referencias de la Teología Feminista de las últimas décadas, no sólo en el ámbito brasileño como a nivel mundial. Ella misma se define como teóloga feminista de la liberación y es consciente que esta forma de posicionarse condiciona su forma de entender el cristianismo.

Su actitud crítica ha provocado rechazo en muchos ámbitos eclesiales, muchas veces venidos de personas que no indagan en los presupuestos que están en la base de la reflexión teológica de la religiosa brasileña, quien siempre ha dejado claro de que lado se sitúa, el de los colectivos marginados dentro de la sociedad y de la propia Iglesia.

En esta entrevista, Ivone Gebara muestra su pensamiento en relación al mundo femenino dentro de la Iglesia Católica, a la que acusa de dejarse influenciar más por modelos culturales que por el propio mensaje de Jesucristo, dando a entender que las tentativas de cambios que ha querido llevar a cabo el Papa Francisco en referencia a las mujeres son actitudes que, en su opinión, no van a provocar, por ahora, ninguna novedad importante.

¿Por qué es tan difícil asumir en la Iglesia Católica una visión de la teología desde lo femenino?

La Iglesia no tiene dificultad para asumir lo femenino a partir de su modelo, o sea, a partir de su visión de las relaciones humanas y del lugar que determinó que ocupase lo femenino. En esa visión existe una prioridad casi ontológica de los hombres en relación a las mujeres, dado que son ellos la primera imagen de Dios, aquella que puede representar a Cristo.

Esta teología es todavía la teología vigente y no fue creada necesariamente por la Iglesia, sino por la cultura greco-romana que marcó la formación de la teología cristiana. Los procesos culturales son muy lentos y envuelven una complejidad de comportamientos y mociones que no siempre son sumisas a nuestras racionalizaciones.

Creo que va a tardar todavía mucho tiempo para que se lleve a cabo un cambio antropológico igualitario en el mundo y en la Iglesia.

Desde su punto de vista, ¿cuáles fueron las causas de la tentativa de someter a la mujer dentro del cristianismo y después del catolicismo a lo largo de la historia?

Creo que copiamos los modelos de otras culturas e hicimos de eses modelos la voluntad de Dios y de Jesucristo. E infelizmente la mayoría de la enseñanza de la teología todavía ministradas en los Institutos y Facultades de Teología, y también en las parroquias, se hace a partir de una visión jerárquica del ser humano, no sólo del género, sino también de las razas y clases sociales.

La Iglesia no cambia independiente del mundo. La Iglesia como institución difícilmente asumiría una postura de justicia e igualdad de género diferente a la del mundo. Hasta va a combatir al mundo creyendo que obedece a la voluntad divina. No se pregunta si de hecho hay una voluntad divina tan desigual e injusta, si de hecho esa visión no supone mantener un modelo de poder ya ultra pasado con rasgos totalitarios muy marcados.

¿Someter a la mujer no es una actitud contraria a la novedad que Jesús quiso instaurar?

Jesús no fue feminista. El feminismo es un movimiento contemporáneo. Pero en la tradición de Jesús, en el Movimiento de Jesús, encontramos una dimensión ética igualitaria en la línea de los derechos de las personas que es inspiradora de las teologías feministas de nuestro tiempo. Pero es necesario tener los ojos y los oídos abiertos para percibir eso en los Evangelios.

La llegada del Papa Francisco trajo una nueva política eclesiástica en referencia a las mujeres. ¿Piensa que es suficiente con esas nuevas actitudes o es necesario ser más radical? ¿Qué opina de la propuesta de ordenar diaconisas?

No creo que el Papa Francisco haya traído una nueva política eclesiástica en relación a las mujeres. Ha traído muchas cosas importantes, pero no en relación a las mujeres. El proyecto del diaconado femenino todavía está al “baño María”, y no creo que tenga oportunidad de salir del papel y de las reuniones en las que se discuten eternamente las mismas cosas.

El Papa rechaza la palabra feminismo, la expresión “relaciones de género”, la expresión “hermenéutica feminista” de la Biblia, patriarcalismo y otras mediaciones importantes para la teología feminista de la liberación.

Él cree que se debe hacer una teología para las mujeres, lo que es una enorme ingenuidad en relación a lo que ya hicimos en medio siglo de actividad en diferentes partes del mundo. Creo que los cambios tienen que darse en las comunidades, en los barrios, en la vida cotidiana de las personas antes de aparecer como decretos del Papa o de algún obispo.

¿Una Iglesia donde las mujeres no están en un plano de igualdad con los hombres, puede entrar en diálogo con la sociedad actual?

Creo que hay una enorme dificultad para entrar en diálogo con los problemas del mundo actual. Y esto en parte porque la Iglesia jerárquica, aquella que detenta la autoridad sobre las comunidades católicas, piensa que el mensaje del Evangelio es un paquete cerrado que ellos tienen la función de entregar a los fieles.

No abren las puertas para pensar en la herencia de Jesús para el mundo de hoy a partir de una ética plural, pero al mismo tiempo centrada en el amor y el respeto a las personas. El éxito de la Iglesia, salvo raras excepciones, todavía está en el devocionismo de masas, en los milagros, en los santuarios, o sea, en aquello que se expresa como una religiosidad que se entrega para el consumo de la gente.

No creo que esto sea muy educativo, sobre todo en los tiempos actuales. Acompaña apenas las necesidades de un pueblo huérfano de líderes y de cuidado de unos para con los otros. Un pueblo donde el hambre de paz y de salud, lleva casi necesariamente a esperar de las fuerzas sobrehumanas lo que las fuerzas de la tierra podrían ofrecer.

Infelizmente el Papa continúa creando beatos, santos y santas, tal vez hasta medio forzado por las fuerzas conservadoras que le rodean. Pero no me parece un buen camino para el crecimiento de la responsabilidad colectiva en un mundo cruel como el nuestro.

Últimamente, usted ha abordado temas relacionados con la ecoteología. ¿El cristianismo debe enfrentar esa dimensión como un aspecto fundamental de reflexión?

He trabajado algunas cuestiones de ecoteología, pero en una línea filosófica ecofeminista, a partir de la cual insisto en la interdependencia de todas las cosas. Esto exige sin duda una lectura interesante de la Biblia y un hacer teológico diferente.

Pienso que la teología actual de nuestras Iglesias apenas arregla las cosas. En otras palabras, incluye un tema de moda en una estructura teológica del pasado como si la necesaria revisión de los conceptos no fuese una necesidad.

¿La Encíclica Laudato Si’ ha ayudado en esta visión teológica? ¿A partir de ella hay mas conciencia sobre la importancia de la reflexión sobre esos aspectos?

La Encíclica Laudato Si’ me parece un documento con informaciones importantes sobre las cuestiones relativas a la ecología y especialmente a las cuestiones climáticas, pero su teología es inadecuada.

En otros términos, su teología no recoge los apelos que la propia Encíclica afirma que son realizados por el mundo actual. Hay un desnivel y un choque de discursos en el interior del propio texto.

Tenemos mucho camino a recorrer y cada día es necesario dar los pasos posibles. Leer más…

Biblia, Espiritualidad, Iglesia Católica , ,

La gracia (o no) de ser mujer

Domingo, 26 de marzo de 2017
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“‘Ordinatio sacerdotalis’, una puerta mal cerrada”

“El machismo tiene carta de ciudadanía en determinados sectores de la Iglesia” 

(Manuel Regal).- Hace pocos días Christina Moreira hizo pública a través de los medios de comunicación su condición de mujer ordenada como cura y de su práctica pastoral como tal en la comunidad “Home Novo” de A Coruña.

La primera mujer gallega, la primera también española que da este paso, dentro de las 240 existentes en todo el mundo, entre las que se encuentra una docena de mujeres obispas, eso sí, sin ninguna estructura de poder. Lo hacía siendo conocedora de que con todo eso ella y la comunidad que la acompaña rompían con las normas eclesiásticas vigentes, pero desde el convencimiento de que respondía así a una vocación personal muy discernida, asentada en la condición de igualdad que hombre y mujer tienen por naturaleza como miembros de la familia cristiana a través del bautismo.

Ya hemos transmitido en estas mismas páginas nuestro opinión sobre la cuestión de la ordenación de las mujeres como cuidadoras de la comunidad. Cuando después del Vaticano II el Papa Paulo VI hubo de dar respuesta a la demanda eclesial de un debate sobre la cuestión, solicitó el parecer al respecto de un equipo de expertos en temas bíblicos; estos manifestaron unánimemente que desde un punto de vista exegético no había ningún impedimento para que las mujeres pudiesen ser ordenadas como cuidadoras de la comunidad.

Aún así, por indicación de este Papa, la Comisión para la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal Seper, en el año 1976, publicó la declaración Inter insigniores, en la que se cerraba esta posibilidad echando mano básicamente de dos argumentos: Cristo, designando a los Doce apóstoles creó el servicio sacerdotal sólo para hombres, y la actuación sacramental in persona Christi demanda que sea hombre quien lo pueda representar.

Pensamos, con muchísimas personas creyentes, con muchísimos teólogos también, que esos dos argumentos son muy discutibles; el primero, porque no existe la seguridad de que la designación de los Doce hubiese tenido para Jesús el alcance de crear un cuerpo sacerdotal tal como después fue apareciendo en la Iglesia; y el segundo, por lo mismo y además porque condicionar con el sexo la capacidad representativa de Cristo, hoy parece simplemente aberrante. Quién mejor representará a Cristo será la persona, hombre o mujer, que más viva en la actitud de servir hasta el extremo de dar la vida.

Pero esos fueron también los argumentos de los que echó mano el Papa Juan Pablo II para cerrar el debate en su breve carta Ordinatio sacerdotalis del año 1994. Y así no tiene reparos en afirmar en ella que es “una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del Universo”(n. 3). Permítaseme la vulgaridad, pero es mucho decir de Dios poder afirmar tal cosa por muy Papa que uno sea, máximo cuando no existen evidencias que lo justifiquen y las consecuencias son tan graves para todo el conjunto eclesial y para la mujeres en concreto, en un momento histórico en el que el feminismo se presenta como un signo de los tiempos que demanda escucha fiel, discernimiento atento y prácticas cuidadosamente maduradas.

Sin dudar para nada de sus rectísimas intenciones, a muchísimas personas de la Iglesia esa declaración nos ha llegado como una manera de esquivar el debate de un tema ciertamente espinoso, pasándole al mismísimo Dios la patata caliente.

El arzobispado de Santiago, en su declaración esquemática y aséptica, no hace sino emplear estas mismas argumentaciones para declarar ilícita e inválida la ordenación como cura de Christina Moreira y, por lo tanto, también los sacramentos que ella y su comunidad realizan y viven.

Pero así están las cosas. El deseo del Papa Juan Pablo II de que el asunto quedase definitivamente cerrado no se ha cumplido, porque la sociedad está ahí apretando y porque una parte muy considerable de la Iglesia seguimos pensando que esa fue una puerta mal cerrada.

Corremos el riesgo de convertirnos en una institución anacrónica, quizás ya lo estamos siendo en buena medida, y no precisamente por apegarnos en cuerpo y alma al estilo de vida de Jesús, lo cual merecería la pena el aislamiento, sino por vincularnos artificialmente a unos modelos eclesiales que podrían cambiar precisamente buscando ser más fieles al espíritu de Cristo.

Algo que una vecina nuestra, mujer de aldea, sin conocimientos teológicos, pero con fina sensibilidad cristiana, resolvía a su manera con esta argumentación simple en un momento en que en pequeño grupo se hablaba de estas cosas: “A mí me da igual que el médico sea hombre o mujer, que el profesor de nuestros hijos sea hombre o mujer, que el veterinario sea hombre o mujer; yo lo que quiero es que sea buena persona y que cumpla bien su oficio”. Lo más sencillo es casi siempre lo más verdadero.

La respuesta en los medios digitales ante la actuación de Christina Moreira demuestra hasta qué punto la desconsideración hacia la mujer, el machismo, tiene carta de ciudadanía en determinados sectores de la Iglesia, como la tiene también por desgracia en la sociedad de la que formamos parte.

Suponemos que Christina Moreira hace pública su condición y práctica de cura porque lo ve como algo normal, porque entiende que puede ser un signo profético en bien de la Iglesia y de las mujeres, porque piensa que puede ayudar a que el debate se mantenga vivo a pesar de todo. Suponemos que estará dispuesta a poner las espaldas bajo los golpes que le van a caer encima, como le caen a quien a tales cosas se arriesga. Deseamos que pueda vivir todo esto sin afán ninguno de méritos y prestigios cristianamente anacrónicos. De nuestra parte reciba respeto, cierta admiración y agradecimiento y oración: que los golpes no la hundan, que los aplausos no la confundan. Y Dios dirá.

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Fuente Religión Digital

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“A mi Dios me creó mujer, aunque tardara en darme cuenta de ello”. Entrevista de Carlos Osma aa Marta Siscar.

Lunes, 20 de marzo de 2017
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marta-siscarFotografía de Lucia Gamu

Del blog Homoprotestantes:

Estudiaste música en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, y ahora diriges varios coros como la Coral del Casal de Gent Gran Bac de Roda” o el grupo B-Side A Cappella1”. ¿Qué significa para ti la música? ¿Qué te ha aportado en tu desarrollo personal?
 
Primero que nada, agradecer la entrevista y el interés por el tema: espero aportar mi granito de arena por lo que me ha tocado vivir a quien me pueda leer.
Y pasando a la música, una de las cosas de las que más agradecida estoy a mi madre es que me ofreciera la opción de estudiar música. Al principio no fue sino un “hobby” sin más. Pero en una vida de muchos ‘tumbos’ (muchos) y de probar muchas cosas, al final esa vida ha querido que me terminara dedicando a esto.

La música en sí me ha aportado y me sigue aportando muchas cosas: te puede transportar, relajar o revitalizar. Además, que por lo general, la música no es algo que hagas sola, sobretodo en el mundo coral: he de reconocer que los ensayos con la gente de B-Side, es más, la gente de B-Side me alegran la vida, ellos lo saben pero no quiero dejar de decirlo. Además de la satisfacción de escribir algo (no compongo pero si hago adaptaciones de temas actuales) y que ellos lo interpreten tal y como lo tienes en la cabeza o que te digan lo mucho que les gusta como quedan mis versiones… que todo eso es muy satisfactorio, el ver como se implican en algo en lo que crees, y además que con ello lo pasan, lo pasamos genial y nos reímos mucho.
Y esta unión entre el grupo es, en parte, gracias a la música: ya dicen que se sincronizan hasta los ritmos cardíacos haciendo música juntos. Estoy muy feliz siendo músico y de poder hacer música
Marta formas parte también de la asociación trans* de Barcelona Generem!2. ¿Qué supuso para ti conocer esta asociación? ¿Colaboras de alguna manera en Generem”? ¿Qué te aporta realizar este trabajo?
Generem! poco a poco se está convirtiendo en un referente para las personas trans* en Barcelona y en Catalunya (incluso fuera): a pesar de ser una asociación bastante joven, o quizá por eso, son gente con ganas de cambiar las cosas y de defender los derechos.
Aunque es verdad que mis primeros pasos los di sola, ya estaba en contacto con Generem! desde antes de salir del armario, y tras dar el paso, me quise implicar en esta asociación. Creo que es importante tener cerca gente que te comprenda y te entienda por haber pasado lo mismo que tú, que te puede aconsejar y en cierta manera guiar. Tuve la suerte de conocer gente así en mi previa y si puedo servir para lo mismo, estoy encantada, sea por medio de Generem!, o por leer esta entrevista o por coincidir en cualquier otro momento.
Creo que lo más necesario para la sociedad en general es cubrir la falta de información y visibilización de nuestro colectivo y por eso procuro ayudar en este sentido en Generem!: un ámbito importante en el que trabajamos es con formaciones en diversos ámbitos, charlas, colaboraciones académicas y de todo tipo para mostrar que somos personas normales, que intentamos convivir en sociedad, con nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestros buenos momentos y nuestros problemas, como cualquiera.
Aún así, en pleno siglo XXI las personas trans* seguimos teniendo muchos derechos que se nos son negados sin escusas razonables: un campo que nos afecta enormemente es el campo sanitario y por eso es el que centra la actividad no sólo de Generem!, sino del resto de asociaciones (unidas en la plataforma Trans*forma la Salut). Defendemos un modelo sanitario de acompañamiento y no de juicio ni de patologización que se va implementando poco a poco a través de Trànsit3, el nuevo modelo de referencia en Catalunya. Pero mientras no se cierre definitivamente los modelos como el de la UTIG del Hospital Clínic que nos catalogan de enfermas mentales a quienes diagnosticar y curar y que no nos permitan vivir la diversidad libremente, seguiremos trabajando e impulsando un acompañamiento médico de calidad y un acceso a las cirugías para quien las precise con las medidas que sean oportunas.
En resumen, solo pretendemos que las personas trans* podamos desarrollar una vida plena, sin restricciones, garantizando todos los derechos, y cubriendo tanto las necesidades médicas como la integración social, laborales, y luchando contra cualquier tipo de discriminación. En definitiva, los mismos derechos que cualquier otra persona.
Puedes contarnos cómo fue tu infancia ¿Cómo vivías tu identidad de género? En una ciudad de unos 10.000 habitantes como Pego, ¿fue difícil ser diferente?
La verdad es que yo siempre he sido, y no sé si por todo esto o no, una niña bastante tímida —ya ves que me refiero a mi misma en femenino, incluso hablando del pasado: personalmente creo que nunca he sido un niño, no puedo referirme de otra manera, aunque en algún momento lo pareciera—, con lo que mis “conflictos” con el género han sido siempre un tanto secretos. También he de decir que nunca supuso un problema fingir en ese rol masculino: me he conformado con lo que había y ya está, pero siempre con el sueño o la ilusión, un poco quizá viéndolo como una fantasía, de cambiarlo.
No sé de dónde surgió, pero es algo que ha estado siempre ahí: desde bien pequeña, quizá con 4 o 5 años me recuerdo con faldas, incluso antes de que yo lo recuerde, algunas compañeras de clase me lo han recordado como jugando, mis disfraces siempre eran femeninos… Pero aunque nadie nunca me enseñó que esta tendencia a la feminidad era incorrecta, quizá por temor o vergüenza la mantuve oculta. Es cierto y creo que era evidente que yo me he sentido más cómoda jugando con otras niñas en el recreo y no haciendo deporte con los niños y que siempre he sido una niña tranquila y poco enérgica, lo cual, al no encajar ni en un lugar ni en otro, supongo que hizo que fuera difícil sociabilizar como el resto de niños. Aún así, no por ello me identificaría como víctima de discriminación o bullying, también porque me esforzaba en disimular y no mostrarme diferente al resto (cosa que no sé si conseguía).

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Consejos para la mujer fuerte

Miércoles, 8 de marzo de 2017
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Celebremos este 8 de Marzo con un poema de una mujer fuerte… Del Blog de Gioconda Belli:

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Consejos para la mujer fuerte

Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.

Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.

No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.

Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta
a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo
rodealo de fosos profundos
pero hazle anchas puertas y ventanas.

Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.

Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero
Guarda las distancias
Constrúyete. Cuidate
Atesora tu poder
Defiéndelo
Hazlo por ti
Te lo pido en nombre de todas nosotras.

*

Gioconda Belli

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“Por amor de ellas”, por Gema Juan OCD

Miércoles, 8 de marzo de 2017
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16611027496_cf68f0fc64_mRecuperamos este interesante post de su blog, Juntos Andemos y este enlace a otro artículo de Leonardo Boff…

“La porción femenina de Dios”, por Leonardo Boff, teólogo y escritor

Ocho de marzo, de un año cualquiera. Se repite incansable, desde 1977, el «Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internaciona. Igual que se repiten historias que podrían llamar a la desesperanza, por su persistencia. Como si dijeran: no se puede hacer nada.

Pero no es cierto. Siempre se puede hacer algo. Y lo dice la historia creciente de mujeres libres, que responde al dolor de otras tantas sin liberar. Es posible seguir avanzando, hay que alimentar la conciencia y seguir con el trabajo que puede producir el cambio necesario.

En el siglo XVI, el siglo en que vivió Teresa de Jesús, se podía leer cosas como esta: «La mujer cuando dice una palabra descomedida paga con la bofetada, pero cuanto toca en lo vivo la honra (al marido) a las veces paga con la cabeza».

Por descontado, el problema estaba –según fray Antonio de Guevara, autor de esas palabras– en si las mujeres «ponen lengua a sus maridos». Es decir, el problema era que una mujer osase contestar a su marido. Por eso, se preocupaba por ayudarlas, recomendándoles «prudencia, cordura, honestidad y habilidad». Para ser tan poca cosa la mujer… se le pedía mucho.

¿Parece una locura que en el siglo XVI se viera como una reacción normal que un varón agrediera a una mujer, por cualquier motivo? ¿Es más cuerdo el siglo XXI?

Teresa tenía plena conciencia de esta situación. A sus hermanas les decía: «Acordaos también de muchas casadas… que no se osan quejar… y sin descansar con nadie». Y les advertía para que tuvieran conciencia de su libertad porque muchas mujeres pasaban por «estar sujetas a un hombre, que muchas veces les acaba la vida».

En el siglo actual, muchas mujeres viven lejos de estos temores y de situaciones tan degradantes. Aunque las sesgadas estadísticas de los países desarrollados, siguen avisando de que la mano oscura de la violencia contra las mujeres, persiste. Porque persiste una imagen de ellas.

Esto, sin contar con la situación de las mujeres que el azar hizo nacer en geografías menos favorecidas, donde lo menos que puede sucederles es lo que Teresa relataba del nacimiento de una niña: «Dio mucha pena a sus padres de ver que también era hija… como cosa que les importaba poco la vida de la niña, a tercer día de su nacimiento se la dejaron sola y sin acordarse nadie de ella desde la mañana hasta la noche».

Apenas se recuerda que el primer «8 de marzo» fue un 19 de marzo en el lejano 1911. Y que uno de los países pioneros fue Alemania, la casa de tantos grandes pensadores. Y quizás no se recuerda porque hoy es uno de los países donde la prostitución está legalizada y se ha convertido en el paraíso de los proxenetas.

Algo chirría y parece decir que sin un cambio profundo mental, que afecte también a las estructuras que sostienen los estados, no habrá una transformación real. Resulta evidente que el cambio no se ha dado, por más que nadie –o casi nadie– se atreva a hablar de forma parecida a la de Guevara. La mujer sigue siendo un objeto: un cuerpo que se puede usar, con el que se puede comerciar. Hueca. Cuando no un arma de guerra.

La hipocresía se eleva a la categoría de cinismo cuando se legaliza el crimen, bajo una capa de mejorar la situación de las mujeres. Y, cuando las personas que defienden y se benefician del negocio de usar mujeres, dicen que se trata de un simple trabajo, felizmente regulado… pero les horroriza pensar que sus hijas pudieran trabajar en ello.

Más allá de las disputas ideológicas o morales que puede traer la cuestión de la legalización de la prostitución, a nadie se le oculta que mueve cantidades ingentes de dinero y que promueve el tráfico humano que, en nuestros días, sigue al alza. Suben los ingresos de unos pocos, pero las condiciones de vida de esas mujeres no mejoran, siguen sin ser consideradas como seres humanos plenos.

¿Qué paz se celebra en este día? ¿Se tratará del «beso de tan falsa paz que da el mundo», del que hablaba Teresa? Porque quedan muchas, demasiadas mujeres cuyos derechos parecen no existir.

Decía ella: «Creed que es menester aquí estar con la espada en la mano de la consideración». Es necesario seguir creando pensamiento, con la radicalidad de la espada que pide Teresa, que no permite que la hipocresía siga generando falsa paz. Y recordar sus palabras: «Hay otra cosa más preciosa, sin ninguna comparación, dentro de nosotras que lo que vemos por de fuera. No nos imaginemos huecas en lo interior».

Nadie queda fuera esta llamada: «Aunque sean cosas muy pequeñas, no dejéis de hacer por su amor lo que pudiereis». Por amor de Dios, por amor de ellas.

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Vaticano, reino de hombres

Miércoles, 8 de marzo de 2017
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Hoy, 8 de Marzo, es necesario seguir recordando esta injusticia antievangélica…

Las empleadas son sólo el 18%

En 2004, el personal femenino era del 13%

El Vaticano, como sede de la Iglesia Católica, siempre ha sido una burocracia abrumadoramente masculina, y estadísticas dadas a conocer el viernes antes del Día Internacional de la Mujer sustentan esa percepción.

El año pasado, apenas 18% de los empleados de la Santa Sede eran mujeres, comparado con 17% hace cuatro años.

monjas-altar-limpian_560x280Pero en el Estado de la Ciudad del Vaticano -que administra los museos del Vaticano, su supermercado, su farmacia y una tienda por departamentos libre de impuestos- ha habido un incremento más marcado en la inclusión de mujeres, de acuerdo con estadísticas dadas a conocer el viernes. En el 2004, 13% del personal eran mujeres, pero en el 2014 la cifra había subido a 19%.

El papa Francisco ha prometido nombrar a más mujeres para posiciones de alto rango en el Vaticano, aunque ha descartado nombrar a una mujer para dirigir una congregación. En la actualidad, solamente dos mujeres tienen el rango de subsecretarias.

(RD/Agencias)

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‘Queer’, homosexual, Intersexual, transexual… maneras de definir la identidad sexual

Jueves, 23 de febrero de 2017
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intersexualHombre y mujer; heterosexual y homosexual, bisexual… ¿sabes cuántas categorizaciones más -reconocidas formalmente- se usan para identificar la orientación sexual y de género de una persona?

Naciones Unidas, por ejemplo, acepta el “tercer género” como las personas que no se identifican ni con el femenino ni con el masculino.En algunos países, incluso, tiene validez legal.

Es el caso de India, en donde un fallo de la Corte Suprema permite a quienes lo deseen aparecer en documentos oficiales emitidos por el gobierno como “tercer género”.

El concepto se utiliza para reconocer que la identidad del ser humano puede no estar limitada a lo femenino y masculino.

La Asociación Psicológica Americana (APA, por sus siglas en inglés) reconoce que los términos que se usan para conceptualizar la orientación sexual de una persona y la identidad de género (sentirse mujer, hombre o algo más) varían.

“La comprensión de estas definiciones se está desarrollando, y el uso de los términos a veces cambia”, se indica en las directrices de la organización.

Coincide con este punto Introducción a la Psicología Lesbiana, Gay, Bisexual, Trans y Queer, publicado recientemente por la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

“No hay definiciones universales acordadas con respecto a estos términos, muchos de los cuales se asocian con culturas occidentales. Otras, utilizan diferentes palabras y conceptos”.

Asociaciones de psicología, psiquiatría, universidades y organismos oficiales aceptan que los géneros no son solo el masculino y el femenino.

Queer (raro)

Es un término que se utiliza para describir orientación sexual, identidad de género o expresión de género (la manera de manifestar la masculinidad o feminidad externamente) que no se adecúa a las normas sociales dominantes. También se le conoce como “fluidez de género”.

Según la APA, históricamente, la palabra en inglés se usaba de manera despectiva para referirse a personas dentro del colectivo LGBTQ (lesbianas, gay, bisexual, transgénero y queer).

En la actualidad, muchos la utilizan de forma neutral o incluso positiva. También se le conoce como “fluidez de género”. “Algunos jóvenes la emplean como un término de identidad para no identificarse como hombre o mujer, lo que también se conoce como géneros binarios. Su uso también les permite escaparse de las restricciones impuestas por las orientaciones de lesbianas, homosexuales y bisexuales”, explica la APA.

Intersexual

Son las personas que nacen con una anatomía sexual, órganos reproductivos o cromosomas que no se corresponden con la definición típica de un hombre o una mujer.

Estas características pueden ser aparentes al momento del nacimiento o pueden aparecer años después, generalmente en la pubertad.

“Hay muchos tipos de condiciones médicas intersexuales, pero quienes se agrupan en esta categoría, no están de acuerdo con que se les defina con un término médico”, de acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

La organización explica que muchos infantes intersexuales son sometidos a procedimientos médicos, entre los que se incluyen cirugías genitales, para que sus cuerpos se adapten a la definición culturalmente dominante de feminidad o masculinidad.

Pansexual / Pangénero / Poligénero

De acuerdo al Centro LGBT de la Universidad de Wisconsin-Madison, en EE.UU., el término pansexual se utiliza para identificar a personas que tienen un deseo sexual por parejas que se basa en la atracción a rasgos físicos específicos, identidades y/o de personalidad.

Estos que pueden corresponderse -o no- con las características tradicionales de sexualidad e identificación de género de un hombre o una mujer.

Los términos que se utilizan para definir la orientación sexual, identidad de género o expresión de género de una persona van cambiando.

Según la misma organización, una persona pangénero es aquella cuya identidad de género está integrada por varias identidades de género o expresiones de las mismas.

Poligénero, por su parte, sirve para identificar a una persona que tiene más de un género o una combinación de géneros.

Transgénero

Según la Organización Mundial de la Salud, el término se utiliza como “paraguas” para identificar a las personas cuya identidad de género y de expresión no se corresponde con las normas y las expectativas tradicionalmente asociadas con un hombre o una mujer.

Un individuo transgénero (trans) no se identifica con el género con el que nació. Una mujer trans nace con genitales masculinos pero se siente como mujer.

Mientras que un hombre trans nace con genitales femeninos pero se identifica con el género masculino.

Según ONUSida, se calcula que aproximadamente 1% de la población en edad reproductiva es transgénero.

Asexual

El Departamento de Igualdad e Inclusión de la Universidad de Berkeley, en EE.UU., define a este grupo de personas como aquellas que no se sienten atraídas hacia ningún género.

Soy asexual: no siento deseo sexual por nadie… y no quiero sentirlo

También explica que se utiliza el término “sin género”, para identificar a quienes no tienen un género interno definido o carecen de un sentido de identidad de género.

Quienes se incluyen en las categorías descritas con anterioridad, suelen necesitar un tiempo para saber con claridad cómo se sienten.

El término que diferentes organizaciones de defensa de los derechos de grupos LGBTQ utilizan para definir el proceso a través del cual las personas exploran su orientación sexual y su identidad de género es el de questioning, que se puede traducir como cuestionar.

Fuente Cáscara Amarga

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Manuela Carmena lamenta que la sociedad no reconozca “la enorme trascendencia de la sexualidad” ante la mutilación genital

Miércoles, 8 de febrero de 2017
Comentarios desactivados en Manuela Carmena lamenta que la sociedad no reconozca “la enorme trascendencia de la sexualidad” ante la mutilación genital

carmena_mutilacion_genitalIntervención de la alcaldesa en la inauguración del I Congreso Internacional sobre MGF

“A veces reflexiono y pienso que sucedería si en lugar de hablar de una mutilación genital se hablara de que a las mujeres se le cortan los brazos o que se las deja ciegas”.

 Esta práctica supone “privarlas de su sexualidad” y “humillarlas”

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha lamentado el pasado viernes que todavía se viva en “una sociedad que no ha reconocido el enorme peso y trascendencia que tiene la sexualidad en los seres humanos” ante “la inmensa monstruosidad” que se produce la práctica de la mutilación genital en algunas mujeres.

Carmena y representantes de todos los grupos municipales del Consistorio capitalino acudieron al Congreso Internacional ‘Aspectos socioculturales y legales de la mutilación genital femenina‘.

Tras celebrar el apoyo y la presencia de todos los grupos, la regidora madrileña ha destacado que el conjunto del Ayuntamiento de Madrid apuesta por “algo que es trascendental” y que no pueden más que hacer que “todo lo que esté en su mano para colaborar” en su erradicación.

“Cuando se habla del terrible problema que significa la mutilación genital femenina siempre queda la sensación de que aunque es un tema de gran gravedad extraordinaria y que supone un sufrimiento a la integridad total de todas las mujeres que lo sufren, parece que no acabara de calar”, ha criticado.

Así, ha señalado que parece como “si la sociedad en general no estuviera suficientemente preocupada como debería estar”.” A veces reflexiono y pienso que sucedería si en lugar de hablar de una mutilación genital se hablara de que a las mujeres se le cortan los brazos o que se las deja ciegas”. “Qué quiere decir esto. Que aunque nos parezca mentira, todavía vivimos en una sociedad que no ha reconocido el enorme peso y transcendencia que tiene la sexualidad de los seres humanos, la dimensión de la sexualidad. No es algo más. Es algo que forma parte de la absoluta integridad del ser humano. De algo que lo completa y lo define. Por eso no puedo abstraerme de hacer estas comparaciones”, ha reseñado.

Por ello, ha insistido en que esta práctica supone “privarlas de su sexualidad” y “humillarlas”, algo que ve como “una inmensa monstruosidad”. “Hay que reflexionar y hacer todo lo que esté en nuestras manos para cambiarlo”, ha concluido.

Fuente Agencias, vía Cáscara amarga

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“Ideología de género, violencia contra la mujer”, por José María Castillo

Jueves, 2 de febrero de 2017
Comentarios desactivados en “Ideología de género, violencia contra la mujer”, por José María Castillo

32103635286_8c3fe28b1e_oDe su blog Teología sin Censura:

“Jesús defendió siempre a las mujeres. Y ellas siempre estuvieron de su parte. Hasta que agonizó en la cruz”

La reciente declaración del cardenal Cañizares, contra la “ideología de género”, ha reactivado e intensificado la fuerte confrontación ideológica y mediática, que, desde finales del siglo pasado, se viene manteniendo, y hasta se está acentuando, entre los entendidos en este asunto, entre los no entendidos y hasta entre los más ignorantes en el tema. ¿Dónde está el problema? Y sobre todo, ¿por qué interesa esto tanto a la gente? Y, en definitiva, ¿qué pensar sobre esta cuestión?

Lo primero que, a mi juicio, se debería tener en cuenta es que hablar de “ideología de género” es hablar de “violencia”. De una de las formas más brutales de violencia, que viene sufriendo más de la mitad de la humanidad desde tiempos inmemoriales. ¿Por qué? ¿en qué? Me explico.

Como sabe todo el mundo, raro es el día que no nos llegan noticias de mujeres que han sido víctimas de la violencia que sobre ellas ejercen los hombres: malos tratos, torturas, asesinatos… Y de sobra sabemos, digan lo que digan las declaraciones universales de Derechos Humanos, el hecho es que las mujeres no gozan de los mismos derechos que los hombres. Por ejemplo, las mujeres ganan menos dinero que los hombres. Y, por tanto, se tienen que ver sometidas y dependientes de lo que deciden los hombres, en una cantidad de asuntos y situaciones que sería imposible enumerar aquí. Por no hablar de la vergonzosa legislación de la Iglesia: he buscado en el Código de Derecho Canónico, y, en el índice de materias, ni aparece la palabra “mujer”. Evidentemente, todo esto es “violencia”. Y es una violencia brutal. Por no hablar de otros países, de otras culturas, de otras religiones, donde la violencia contra las mujeres se ensaña hasta el asesinato y la tortura legalizados.

Así no podemos seguir. Por eso me parece acertado recordar que, con frecuencia, aparecen ideologías cuyo motor es el odio. Un odio del que no suelen ser conscientes quienes lo viven y lo difunden. A lo largo del siglo pasado, surgió, en primer lugar, la ideología basada en el “odio de clases” sociales. Lo que desembocó en el marxismo. Luego vino la ideología que se sustentaba en el “odio de entre razas”. Lo que provocó el nacimiento del nazismo. Y ahora tenemos otra manifestación del odio. El “odio entre sexos”. Lo que ha dado pie a otra ideología. La ideología de género. Para nadie es un secreto la violencia y el sufrimiento que estas tres ideologías han provocado y, en buena medida, siguen causando.

Esto supuesto, lo que básicamente defiende la ideología de género es suprimir de la sociedad todo lo que pueda significar y causar opresión de la mujer. Lo que se tendría que traducir en una sociedad enteramente igualitaria, sobre todo en cuanto se refiere a las desigualdades entre hombres y mujeres.

Ahora bien, para aclarar este asunto tan complejo, lo primero que debemos tener en cuenta es que no es lo mismo hablar de “diferencia” que hablar de “igualdad”. La diferencia es un “hecho”. Mientras que la igualdad es un “derecho” (Luigi Ferrajoli). El hombre y la mujer son “diferentes” biológicamente, somáticamente, etc. Pero el hombre y la mujer son “iguales” en dignidad y derechos. Teniendo en cuenta que las “desigualdades”, entre hombres y mujeres, son producto, no sólo del derecho, sino además son el resultado inevitable de tradiciones culturales cuyos orígenes se nos pierden en las lejanías de la pre-historia. Y no olvidemos que cuando un hecho es producto de la cultura, ese hecho se incorpora a cada ser humano “como constitutivo de su identidad”. Por eso, un hecho cultural no se cambia mediante leyes, amenazas o castigos, sino solamente mediante la educación. Una educación bien pensada y paciente, que sea capaz de modificar ciertas pautas culturales que son condicionantes de nuestra identidad.

Esto supuesto, tengo mis razones para pensar que es una simpleza (además de un asunto muy discutible, por otras razones) decir que el enorme problema de la ideología de género se resuelve –entre otras cosas– mediante la promoción de métodos anticonceptivos o promoviendo campañas a favor del aborto. Hay que precisar muy bien lo que se dice cuando se habla de estos asuntos. Porque, entre otras cosas, lo que se consigue, con este tipo de afirmaciones genéricas, es poner nerviosos a obispos y cardenales, que, ante las autoridades que van a legislar sobre estos temas, tienen más poder de lo que seguramente imaginamos.

A lo dicho hay que añadir que “los orígenes del puritanismo” son determinantes en esta cuestión. Pero tales orígenes son tan antiguos, y están tan enraizados en la cultura de Occidente, que, como ya demostró el profesor de Oxford, E. R. Dodds, este puritanismo fue asimilado ya por Jenofonte o Píndaro, que tomaron estas convicciones de conducta de los chamanes que existen todavía en Siberia. Y que, en el s. V (a. C), fueron convicciones popularizadas por Pitágoras y especialmente Empédocles, que, en su obsesión por la “pureza”, llegó a estigmatizar el matrimonio. Un estigma que las religiones siguen considerando como necesario para el acceso a ”lo sagrado”. El intocable celibato de los curas es buena prueba de esto.

Por mi condición de teólogo, quiero acabar indicando dos cosas: 1) Jesús no se interesó nunca por los temas relacionados con la sexualidad. Es un asunto del que no hablan los evangelios. Cuando Jesús se refirió a esta cuestión, lo hizo porque hablaba de mujeres casadas. Y, en la cultura judía de entonces, la mujer casada era propiedad del marido. Lo que impedía la igualdad de hombres y mujeres (Mt 19, 1-9 par; cf. Dt 24, 1)). O era una situación en la que desear a una mujer casada, era “desear lo ajeno”, que prohíbe el décimo mandamiento (Ex 20, 17: Mt 5, 31-32). 2) El único colectivo humano, con el que Jesús nunca tuvo el más mínimo enfrentamiento, fueron precisamente las mujeres, por más que se tratase de infieles, de prostitutas, de adúlteras…. Jesús las defendió siempre. Y ellas siempre estuvieron de su parte. Hasta que agonizó en la cruz.

Y termino diciendo que “los hombres de Iglesia” (curas, obispos, cardenales) harían un bien inmenso a esta Iglesia, si dejaran ya de hablar tanto de asuntos de los que entienden poco, como es el caso de los temas relacionados con el sexo, y se preocuparan más por la justicia, el sufrimiento humano, la igualdad de todos en dignidad y derechos. No lo olvidemos nunca, nuestro extravío, como seguidores de Jesús, está en que “la pureza, más bien que la justicia, se ha convertido en el medio cardinal de la salvación” (E. R. Dodds). Aunque parezca mentira, esto ha sido, y sigue siendo, la ruina de la Iglesia y de la cultura de Occidente.

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8.12.16. Inmaculada, una mujer.

Jueves, 8 de diciembre de 2016
Comentarios desactivados en 8.12.16. Inmaculada, una mujer.

la-virgen-de-pasoliniDel blog de Xabier Pikaza:

María no es una diosa, sino una mujer concreta, de Nazaret de Galilea, pero una mujer que ha vivido muy cerca de Dios y que engendrado y educado humanamente (es decir, “divinamente”) al mismo Jesús, Hijo de Dios.

Según la tradición, ella fue engendrada de una forma normal (matrimonial) por unos padres que se llamaban Joaquín y Ana (¡nombres apócrifos!), de tal manera que su concepción y gestación fue “Inmaculada” (sin ningún tipo de pecado). Pero más que a la simple “concepción” (generación), este título de Inmaculada se refiere a todo el proceso de la vida de María, pues ella fue siempre fiel a Dios, es decir, in-maculada.

Este “dogma” de la Inmaculada, definido por el Papa Pío IX el año 1854, ha surgido en el contexto de una antropología hoy parcialmente superada, pero expresa y transmite una intensa experiencia de fe que quiero destacar. Dejo para otro posible momento la discusión hermenéutica del tema. Hoy me limito a comentar el evangelio del día (Lc 1, 26-38) desde la perspectiva de María Inmaculada.

Felicidades a todos los cristianos, especialmente católicos, que, a partir de este “dogma”, pueden contemplar con gozo el misterio de todo engendramiento humano, que puede y debe llamarse in-maculado. Felicidad, por tanto, para todos los que nacen de Dios, naciendo de la carne y de la vida humana, es decir, a todos los hombres y mujeres de la tierra (En la imagen, la Inmaculada de J. de Ribera, de la Iglesia de la Purísima, de Salamanca).

Evangelio : Lc 1, 26- 38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:– Alégrate, llena de gracias, el Señor esta contigo. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: — No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel:

— ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón? El ángel le contestó: — El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: — Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el ángel. Palabra del Señor

Iniciativa de Dios, respuesta humana. Presentación del texto

La incitativa parte de Dios, pero es evidente que su acción (la palabra de llamada del ángel que le dice: ¡concebirás…!) responde al deseo más profundo de María y lo explicita y desarrolla hasta su límite más hondo. Este es un Dios que se dirige al corazón y cuerpo, al alma y vida entera de esta virgen nazarena, haciendo que ella exprese todo su ser al responderle. Por su parte, María responde a Dios con plena libertad, como mujer que ama, como madre que desea un hijo, como hermana que se pone al servicio del conjunto de la humanidad. Ella es distinta de Dios (sólo en cuanto diferentes pueden dialogar y amarse) y sin embargo sus deseos se vinculan y coinciden: cada uno quiere al otro, los dos buscan al Hijo.

De esa forma, la paternidad de Dios se expresa a través de la libre respuesta de María y la maternidad de María culmina allí donde expresa y traduce en forma humana el misterio eterno de Dios Padre. Así lo ha mostrado en belleza insuperable el texto de la Anunciación (Lc 1, 26-38), que presentamos de una forma esquemática, poniendo en boca de Dios las palabras de su ángel (Gabriel significa poder de Dios) y destacando sus rasgos principales:

– Introducción (Lc 1, 28-29). Dios saluda (¡Ave, alégrate!) y María se extraña y turba porque ese saludo rompe los esquemas normales de palabra y cortesía de este mundo. Suele ser el inferior el que comienza presentando sus respetos; aquí es Dios, ser Supremo, quien se inclina ante María y le ofrece su presencia.

– Promesa y objeción (Lc 1, 29-34). Dios le tranquiliza (¡no temas!), prometiéndole precisamente aquello que María, como buena israelita y madre, había deseado más que nada sobre el mundo: ¡concebirás, tendrás un hijo, será grande, y Dios mismo le dará el trono de David su padre! Su hijo cumplirá la esperanza de Israel, el sueño y deseo de la humanidad entera. Pero María se atreve a objetar al mismo Dios: ¡no conozco varón! De tal forma se coloca en manos de Dios y purifica su deseo que, queriéndolo todo (al mismo Dios), parece que no quiere nada (ni el encuentro normal con un varón). – Espíritu de Dios y voluntad de María (1, 35-38).

Dios acepta piadoso y reverente el argumento de su amiga María. Ella le ha dicho que no quiere encerrarse simplemente en la línea de generaciones de la historia, como una mujer más en la espiral de deseos y conocimiento de varones. Dios lo acepta y responde a María diciéndole que ponga su vida a la luz del más hondo deseo divino: ¡vendrá el Espíritu Santo sobre ti…! .

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Las mujeres también clavamos tesis…

Miércoles, 30 de noviembre de 2016
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senecafallsEl primer documento colectivo en pro de los derechos de la mujer liderado por mujeres evangélicas e inspirado en los principios bíblicos: la denominada Declaración de Seneca Falls

Por Asun Quintana

La historia protestante en general y el movimiento de la Reforma en particular también tienen nombre de mujer. Durante toda la historia de la humanidad, la participación de las mujeres ha sido invisible y olvidada y en los mejores casos interpretada por varones. Pero las mujeres protestantes tenemos historia, hubo mujeres que contribuyeron a la Reforma Protestante. Mujeres claves apenas conocidas que influenciaron de una manera contundente: Margarita de Navarra, Juana de Albret– reinas españolas- Argula von Grumbach, Catalina Von Bora y tantas otras.

A lo largo de la historia, la condición de las mujeres ha sido de sumisión, desigualdad y opresión. El siglo XVI no fue la excepción, continúa la historia de sumisión a valores y normas masculinas. Pero la Reforma trajo el primer rayo de luz que produjo ciertos cambios en esta situación: el sacerdocio universal (hombres y mujeres), la lectura individual de la Biblia (por lo tanto la alfabetización de las mujeres también) la igualdad y dignidad de todo ser humano ante Dios, la libre interpretación y libre conciencia etc. Esto se tradujo en un mayor valor de las mujeres: la revalorización de la mujer casada, como compañera, la visión de la sexualidad como buena en el matrimonio, y mayor libertad para las mujeres cultas, como el caso de grandes escritoras, reformadoras religiosas y reinas. Pero fue prácticamente nulo el cambio real en cuanto a los derechos de las mismas. Tenemos que esperar hasta el siglo XIX y la llamada 2ª Reforma para empezar a ver los movimientos en pro de los derechos de la mujer y los primeros cambios.

El renacimiento norteamericano protestante fue decisivo en el impulso de estos movimientos a favor de la mujer, y Nueva Inglaterra fue su cuna. Los movimientos europeos de la Reforma más radical que fueron perseguidos en Europa tuvieron que huir y llegaron a las costas de América, y su fe y sus principios reformadores y democráticos se propagaron rápidamente. Promovían la formación profesional y académica de las mujeres sobre la base de profundos principios cristianos.

Las mujeres de los pastores protestantes se van encontrando asociadas al ministerio de sus maridos desarrollando tareas docentes y sanitarias en su comunidad así como de cierta dirección espiritual. Lideran y apoyan movimientos abolicionistas y movimientos antirracistas, con las hermanas Grimké a la cabeza. En 1834 se fundó la Sociedad Reformista Femenina Neoyorquina, presidida por Lydia Finney, que trabajó para mantener a mujeres fuera de la prostitución. Otras líderes, como Dorothea Dix, enfocaron sus energías en la reforma de la prisión en la década de 1830. Finalmente, el movimiento abolicionista unió de nuevo a las mujeres.

En 1837 se celebró en Nueva York el Primer Congreso Antiesclavista Femenino, organizado por tres sociedades antiesclavistas femeninas. Y el Congreso Antiesclavista Mundial se celebró en Londres en 1840. De la delegación norteamericana en Londres formaban parte cuatro mujeres que, sin embargo, no fueron bien recibidas en Inglaterra, todo lo contrario. El Congreso, escandalizado por su presencia, no las reconoció como delegadas e impidió que participaran. Las cuatro mujeres tuvieron que seguir las sesiones tras unas cortinas.

Ante esta discriminación decidieron convocar otra convención para defender los derechos de las mujeres. Se celebró en la capilla wesleyana del barrio textil de Seneca Falls, los días 19 y 20 de julio de 1848 con el objetivo de discutir “la condición social, civil y religiosa de la mujer” y se convirtió en el primer foro público y colectivo de mujeres. La convocatoria fue fue impulsada por Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott. Participaron hombres y mujeres y de aquí surge el primer documento colectivo en pro de los derechos de la mujer liderado por mujeres evangélicas e inspirado en los principios bíblicos: la denominada Declaración de Seneca Falls, aprobada el 19 de julio de 1848.

En este contexto surge también el movimiento a favor de la educación superior de la mujer que dio lugar a la fundación una serie de Colleges para cursar estudios superiores a las mujeres. Entre las que se formaron aquí está A.Gordon Gulik, fundadora en España del Instituto Internacional de señoritas. Esta última llega a España con su esposo en 1871 y fue la impulsora de la educación y formación de las mujeres. El Instituto de los Gulick (el Instituto Internacional para mujeres) es de prestigio nacional, los intelectuales de la época lo conocen, y los Gulick conectan con figuras intelectuales de la talla de los Fliedner, Giner de los Ríos, Usoz Ríos, y Salmerón…ligados a la Institución Libre de Enseñanza, por donde pasarían los grandes escritores del 98 y del 27.

Alice preparó a las tres primeras mujeres licenciadas por libre (porque estaba prohibido que las mujeres asistieran a la universidad), tres mujeres evangélicas: Ester Alonso, Juliana Campo, Marina Rodríguez. Las dos primeras se licenciaron en Filosofía y Letras en 1897. La tercera se licenció en Farmacia en 1900.

Como todas ellas, firmes creyentes, queremos seguir en este espíritu. En estas fechas, conmemorando los 500 años de la Reforma, las 95 tesis que Martín Lutero clavó en Wittemberg, y el DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO, queremos denunciar la desigualdad e injusticia que sigue sufriendo la mujer en pleno siglo XXI, clavando nuestras tesis en este medio digital de amplia difusión.

En la mayoría de países las condiciones de igualdad entre hombres y mujeres distan mucho de ser una realidad, a pesar de que reconocemos el avance general hacia la igualdad. La situación de muchas mujeres hoy ya no es la misma que la de sus abuelas e incluso sus madres, pero creemos que aún no es la que Dios que quiere para las mujeres. La violencia no es más que la punta del iceberg de toda una idelogía machista. Con las siguientes tesis a modo de reflexión presentaremos realidades que observamos hoy en las iglesias evangélicas y que son consecuencia del trato desigual hacia las mujeres y la falta de valoración de sus capacidades.

Fuente Protestante Digital

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Fundación Triángulo pide que se aplique la Ley de Igualdad a un pub por sexismo

Jueves, 24 de noviembre de 2016
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sexismo_sala_voraDetalle del cartel que anunciaba la fiesta universitaria

Pretendían realizar un show lésbico para hombres heterosexuales, utilizando además como reclamo imágenes de mujeres desnudas “con claras connotaciones machistas y sexistas”.

Fundación Triángulo ha remitido una queja al Instituto de la Mujer de Extremadura para que actúe de inmediato, aplicando la Ley de Igualdad de Extremadura, tras conocer la promoción de “una fiesta por parte del la sala VORA de Cáceres con un show lésbico para hombres heterosexuales, utilizando además como reclamo imágenes de mujeres desnudas con claras connotaciones machistas y sexistas”, según esta asociación LGTB.

“La realización de este tipo de eventos resultan denigrantes para la dignidad de la mujer y no pueden ser permitidos“, reprochan desde Fundación Triángulo Extremadura.

Fundación Triángulo trabaja para el desarrollo de la Ley LGBTI de Extremadura por la Igualdad Social de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales con la administración pública regional, a la que además insta a “que desarrolle como se debe la Ley de Igualdad aprobada hace dos legislaturas sin que haya tenido hasta el momento un adecuado desarrollo e implementación”.

Finalmente la discoteca emitió un comunicado en las redes sociales donde anunciaba que se suspendía por las “amenazas” recibidas.

Han sido muchas las organizaciones que trasladan su indignación por el uso que se ha hecho de las mujeres. Entre ellos el Consejo de la Juventud de Extremadura, que advierte que la amenaza real de todo esto recae en los derechos y libertades de las extremeñas.

El motivo, explica, que la relación afectiva sexual de dos mujeres lesbianas se concibe aquí como una mercancía para el uso y disfrute de hombres heterosexuales, dejando a un lado la libertad de ellas de amarse sin complacer a un macho dominante. Hace hincapié en que las extremeñas no pueden ser la mercancía de consumo de una discoteca.

Marisa Prudencio, del colectivo Mujeres Sembrando, critica en el mismo sentido que eventos de esta naturaleza generalizan un modelo de sociedad donde todo se mercantiliza, incluido el cuerpo y la sexualidad de la mujer.

Olga Tostado, del área de Igualdad del Consejo de la Juventud, traslada que “Es necesario hacer conscientes a las chicas que no es una ventaja entrar gratis en una fiesta o no pagar una consumición, cuando al final son ellas el objeto que esa noche se consume”.

Fuente Cáscara amarga

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Ideología o perspectiva de género

Jueves, 10 de noviembre de 2016
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10931270_907373155961286_2154423199149426020_nDesde hace bastante tiempo se viene condenando sin paliativos la ideología de género, diciendo que “no es compatible con la doctrina cristiana sobre la persona humana y sobre el matrimonio y la familia. Es una imposición contraria la antropología sobre el matrimonio y la familia”.

No he oído, en cambio, hacer declaraciones claras y contundentes contra el machismo, en la Iglesia y en la sociedad, sobre la desigualdad entre hombres y mujeres, contra el maltrato y la violencia machista, la discriminación de las mujeres, el odio contra ellas, la necesidad de una plena igualdad… que es lo que está en la base de la inequidad en las relaciones entre hombres y mujeres.

Para empezar habría que aclarar que el empleo del término “ideología” ya es un intento de desprestigiarla, pues no se utiliza con el significado de “las ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona o colectividad”, sino como una más de las formas (peores, dicen algunos) de pensar trasnochadas, que ya no tienen utilidad en nuestros días, pues ya estarían superadas en nuestra historia.

Lo que no se dice es que lo que miles de mujeres, feministas en su inmensa mayoría, aplican para superar la discriminación en la sociedad y en la Iglesia, es la perspectiva o categoría de género, que es un instrumento de análisis para denunciar desigualdades, cuestionando roles y papeles excluyentes de los derechos y la igualdad que les corresponden, hasta alcanzar la plena igualdad con los hombres.

El análisis que realiza la perspectiva de género es profundamente liberadora, porque aporta autoestima, respeto y dignidad a las mujeres, cuando son marginadas y tratadas como inferiores por una sociedad patriarcal, androcéntrica y machista. Los malos tratos, las injusticias, las diferencias salariales, el desprecio… y, en último término, el asesinato hacia ellas, es una clara y dramática demostración de ello.

Todo este entramado androcéntrico es una construcción histórica de relaciones sociales y de poder que, igual que se ha ido forjando a lo largo de miles de años, se puede derribar con un esfuerzo colectivo y con voluntad política, mediante actuaciones transversales, inclusivas, en una permanente búsqueda de equidad para recobrar la estima personal y social.

Los análisis de género que identifican, desenmascaran todas estas injusticias (sea en el ámbito que sea) y realizan propuestas transformadoras e inclusivas, no tienen ninguna incompatibilidad con el mensaje de Jesús, que es profundamente liberador de cualquier clase de opresión, discriminación o marginación. Y, en concreto contra las mujeres, a quienes unió a su grupo en un plano de igualdad, las sanó de sus dolencias y se dejó interpelar y cambiar en su relación personal con ellas. Hoy día Jesús, estoy seguro, estaría mucho más cercano a esta perspectiva y análisis de género, que a las críticas y descalificaciones que se realizan cada día con más intensidad y sin pudor.

Siguiendo el espíritu de Francisco, en lugar de desprestigiar y condenar (sin conocer en la mayoría de los casos de lo que se habla), se debería acoger, dialogar, confraternizar y comprender este instrumento de análisis feminista, tal como se está haciendo con los movimientos sociales, los homosexuales y transexuales, el diaconado femenino… Porque conocer y relacionarse, estando abiertos, intentando aprender del otro, es la base del aprecio y del posible cambio de perspectivas e ideas cerradas y excluyentes. Para dejarse interpelar y no seguir perdiendo a más mujeres de la comunidad eclesial.

Miguel Ángel Mesa

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Ministerio femenino

Domingo, 23 de octubre de 2016
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mujeres-sacerdotes1Las mujeres, no solo las feministas, se preguntan por qué en la Iglesia católica las mujeres no forman parte de la jerarquía (diaconado, presbiterado, episcopado), cuando en la Iglesia Luterana y en la Iglesia Anglicana hay pastoras ordenadas y obispas.

El argumento que se suele dar en contra del ministerio femenino es que Jesús eligió 12 apóstoles varones. En este sentido tanto Pablo VI como Juan Pablo II cerraron la puerta al ministerio femenino en la Iglesia católica.

Pero estas decisiones papales no son infalibles y los argumentos que aducen son más sociológicos y anatómicos que teológicos. El patriarcalismo dominante en Israel impedía que Jesús hubiera nombrado a mujeres entre los 12 apóstoles que representaban a las 12 tribus de Israel. Por otra parte Jesús no quiso establecer una nueva sociedad religiosa sino inspirar un camino evangélico que con el tiempo se tenía que estructurar a la luz del Espíritu. Además, Jesús, en contra de la costumbre de su tiempo, habla con mujeres, las sana y perdona y las admite en su grupo de discípulos. Jesús resucitado se aparece a las mujeres antes que a los apóstoles y María Magdalena es considerada la apóstol de los apóstoles. En Pentecostés el Espíritu desciende sobre hombres y mujeres.

En las comunidades fundadas por Pablo aparecen mujeres en cargos importantes de gobierno: Febe, Junia, Prisca, María, Trifena, Trifonia, Pérside, etc. Teológicamente hablando tanto el varón como la mujer son imagen de Dios.

Lo que sucedió es que las estructuras patriarcales greco-romanas, los prejuicios acerca de  la inferioridad de las mujeres, el ansia de poder patriarcal… excluyeron a las mujeres de los ministerios. Las razones de tal exclusión son sociológicas, no teológicas y nacen de una lectura literalista y fundamentalista de la Escritura y del ansia de poder.

El 12 de mayo último, en una reunión del Papa Francisco con la Unión  de Superioras Generales, una de ellas preguntó qué impide que la Iglesia ordene diaconisas como sucedió en la Iglesia primitiva, puesto que las mujeres trabajan en la Iglesia, enseñan, acompañan a enfermos y pobres, presiden la liturgia en ausencia del sacerdote… El Papa ante este cuestionamiento ha nombrado una comisión de expertos y expertas para estudiar el diaconado femenino y su presencia en la Iglesia primitiva.

Se abre pues una puerta al ministerio femenino, una puerta que hasta ahora parecía definitivamente cerrada. Confiamos que esta apertura pueda conducir a los demás ministerios femeninos en la Iglesia. Esto nos daría una imagen de Iglesia jerárquica menos hierática y poderosa, más humana y tierna, más alegre y sencilla, más cercana al pueblo y a los pobres.

Víctor Codina

Cristanisme i Justicia

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Frei Betto: “Ha llegado la hora de que la Iglesia asuma su lado femenino”

Jueves, 25 de agosto de 2016
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inglaterra4“En la Iglesia Católica la misoginia es un síndrome injustificable”

Misoginia, homofobia, características que la religión católica comparte con la musulmana. Y hay quienes se sorprenden de que las Iglesias estén vacías, de que sólo vayan cuatro gatos  y de que sólo sean masivos los espectáculos procesionales… Tendrían que hacérselo mirar…

(Frei Betto).- El Papa Francisco acaba de nombrar una comisión para analizar si las mujeres deben tener acceso al diaconado, como sucede con los varones, solteros o casados. El diácono ocupa en la jerarquía un grado por debajo del sacerdocio. Puede presidir matrimonios y bautizar, aunque no celebrar la misa. En la Iglesia primitiva había diaconisas.

En muchos países, incluido el Brasil, ya hay religiosas que, autorizadas por el obispo local, presiden matrimonios y celebran bautismos, aunque no sean diaconisas.

Francisco es muy hábil. En vez de dinamitar el edificio prefiere demolerlo, ladrillo a ladrillo. Es lo que hace cuando se mete en temas que desde hace siglos estaban congelados por los tabús que envuelven la doctrina católica tradicional: segundos casamientos, acceso de los divorciados a los sacramentos, homosexualidad, celibato obligatorio, corrupción en la Curia Romana, castigo riguroso a los pedófilos, etc.

No hay fundamento bíblico para excluir a las mujeres del sacerdocio, e incluso del derecho a ser obispas y papisas. El gran obstáculo es la cultura patriarcal predominante en los primeros siglos del cristianismo y todavía vigente en la Iglesia Católica.

anglicanas_144831El evangelista Mateo señala, en el árbol genealógico de Jesús, cinco mujeres: Tamar, Raab, Rut, María, y de modo implícito a la madre de Salomón, la que “fue mujer de Urías”. No es precisamente una ascendencia de la que uno pudiera enorgullecerse.

Siendo viuda, Tamar se disfrazó de prostituta para seducir a su suegro y engendrar un hijo de la misma sangre que su difunto marido. Raab era prostituta en Jericó. Rut, bisabuela de David, era moabita, o sea pagana ante los ojos de los hebreos. La “que fue mujer de Urías”, Betsabé, fue seducida por David mientras éste enviaba al marido de ella a la guerra. Y María, la madre de Jesús, tampoco escapó de sospechas de los vecinos, al aparecer embarazada antes de casarse con José. Como se ve, el Hijo de Dios entró en la historia humana por la puerta de atrás.

Jesús se hacía acompañar por los Doce y por algunas mujeres: María Magdalena; Juana, mujer de Cusa, procurador de Herodes; Susana “y otras más” (Lucas 8, 1). Sin embargo Jesús no tenía nada de machista. Y frecuentaba, en Betania, la casa de sus amigas Marta y María, hermanas de Lázaro.

El primer apóstol fue una mujer: la samaritana que dialogó con Jesús a la orilla del pozo de Jacob y enseguida salió a anunciar que había encontrado al Mesías. La primera testigo de la resurrección fue la Magdalena. Y al curar a la suegra de Pedro, Jesús demostró que no asociaba sacerdocio y celibato. Pedro era casado y no por eso dejó de ser escogido como el primer papa.

1405368183459En la Iglesia Católica la misoginia es un síndrome injustificable, sobre todo si consideramos que en las comunidades rurales y de las periferias urbanas son las mujeres quienes predominantemente dirigen la actividad pastoral. Hoy, felizmente, algunas mujeres casadas, incluso en el Brasil, tienen el título de doctoras en teología.

La teología de mi hermano de hábito Tomás de Aquino data del siglo XIII y todavía sirve de fundamento a la doctrina oficial católica. Pero necesita actualizaciones, como en el tema mujer, considerada un ser ontológicamente inferior al hombre. Razón por la cual el esclavo liberto puede ser sacerdote y la mujer no.

No hay un solo caso en los evangelios en el que Jesús haya repudiado a una mujer, como hizo con Herodes Antipas, o haya proferido maldiciones sobre ellas, como hizo con los escribas y fariseos. Con ellas se mostró misericordioso, acogedor, afectuoso, y exaltó su fe y su amor.

Ha llegado la hora de que la Iglesia asuma su lado femenino y abra todos los ministerios a las mujeres. En definitiva la mitad de la humanidad es mujer, y la otra mitad nacida de mujer.

– Traducción de J. L. Burguet

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