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Adviento: Tiempo de liberación y esperanza para las mujeres

Jueves, 5 de diciembre de 2024

IMG_8919Del blog Tras las huellas de Sophia:

Adviento: Tiempo de Liberación y Esperanza para las Mujeres

1.⁠ ⁠Introducción: Tiempo de Adviento, Tiempo de Esperanza Feminista

Hoy comenzamos un nuevo año, no solo litúrgico, sino también un tiempo para renovar nuestra lucha por la justicia, la igualdad y la liberación de todas las mujeres. El Adviento, que significa “llegada”, ya no anuncia al emperador victorioso ni a los opresores de los pueblos. En nuestro horizonte de fe feminista, esta es la llegada de la Ruah, la fuerza liberadora de Dios que nos acompaña y nos llama a la acción. Este tiempo nos invita a revisar nuestra vida, nuestra historia y nuestro compromiso por construir un mundo donde la dignidad de todas las personas sea reconocida y respetada.

El Adviento no es solo preparación espiritual; es un llamado urgente a mantener despierta nuestra conciencia, a reconocer las cadenas que nos atan y a soñar con la llegada de la liberación, no como un acto pasivo, sino como una construcción colectiva, tejida en las luchas de cada día.

2.⁠ ⁠Las señales de los tiempos: Escuchar el clamor de la creación y de las mujeres

El evangelio nos habla de un cosmos estremecido, de un mundo que parece derrumbarse. Hoy, esta imagen resuena en las injusticias que vivimos: el grito de las mujeres silenciadas, la violencia que nos acecha, y los sistemas que perpetúan la opresión. Pero estas señales no son motivo de miedo; son un llamado a la acción.

Así como el Adviento nos invita a revisar nuestra historia, nosotras leemos estos signos desde la perspectiva feminista y teológica: ¿qué estructuras debemos derribar para construir “cielos nuevos y tierras nuevas”? ¿Cómo podemos sanar este mundo herido, no desde el poder, sino desde la sororidad, el cuidado mutuo y la justicia?

3.⁠ ⁠La liberación está cerca: Levantemos la cabeza

Levanten la cabeza porque se acerca la hora de su liberación.” Estas palabras resuenan como un grito de esperanza para todas las mujeres que han sido oprimidas, invisibilizadas y relegadas. Este Adviento no es solo la espera de un acontecimiento; es el anuncio de que la liberación es posible y está en camino.

En la perspectiva feminista de la fe, levantar la cabeza es un acto de rebeldía y dignidad. Es reafirmar nuestra lucha diaria, sabiendo que Dios, como Ruah, camina con nosotras. Es reconocer que el mundo puede parecer caótico y lleno de adversidades, pero también está lleno de mujeres valientes que se levantan, que luchan, que transforman. Este Adviento nos dice: “Otra realidad es posible, y tú eres parte de ella.”

4.⁠ ⁠Velen y oren: Actuar desde la fe y la sororidad

El Adviento nos llama a estar alertas, a no adormecernos frente a las injusticias ni caer en la desesperanza. Este tiempo es una invitación a pasar del lamento a la acción. La oración no es pasiva; es un acto de comunión con todas las mujeres que han resistido antes que nosotras, que siguen luchando hoy y que lucharán mañana.

La Navidad nos recuerda que Dios no se quedó en los templos ni en las jerarquías patriarcales; se hizo Emmanuel, Dios-con-nosotras, Dios que habita en la vida cotidiana, en nuestras alegrías y dolores, en nuestras luchas y sueños. Desde esta certeza, asumimos nuestra historia con valentía, sabiendo que no estamos solas.

5.⁠ ⁠Reflexión final: Un Adviento de justicia y esperanza

En un mundo lleno de desigualdades, violencia y polarización, el Adviento feminista nos impulsa a levantar la cabeza y encontrar fuerza en nuestras comunidades. Nos invita a formar parte de esa “gente buena” que organiza, que sueña, que resiste. Pero también nos desafía: ¿cómo puedo colaborar activamente en la construcción de un mundo más justo? ¿Qué pasos concretos voy a dar en este tiempo para tejer redes de solidaridad, justicia y amor?

Adviento es la espera activa de un Dios que se hace presente en cada acto de liberación. Es tiempo de creer que la liberación está cerca porque la construimos juntas. Es tiempo de soñar con una tierra nueva y un cielo nuevo donde todas podamos vivir en libertad y dignidad. Es tiempo de esperanza. ¡Es tiempo de Adviento!

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“Me llamo Tecla de Iconio”

Sábado, 16 de noviembre de 2024
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IMG_8071De María Luisa Paret García
Gema Segoviano, Grupo de Fe y Espiritualidad de FELGTBI+, feyespiritualidad@felgtb.org
SEGOVIA

ECLESALIA, 14/10/24.- La novela de María Luisa Paret (Editorial San Pablo) nos transporta a uno de los momentos más mitificados pero a la vez desconocidos como son las primerísimas comunidades cristianas. La voz de Pablo es la que ha recogido más testimonios, pero alrededor de su figura aparecen hombres y mujeres de gran valía que vivieron la Palabra y la evangelizaron.

Una de estas mujeres es Tecla de Iconio. Apenas era una muchacha cuando escuchó a Pablo hablar en contra de su familia y pasó por una prueba de la que salió indemne, tal y como relatan los documentos que han llegado hasta nuestra época. Mujer valiente que tuvo que soportar que, a pesar de todo el trabajo que las mujeres realizaban en esas comunidades, sus voces se fueran silenciando para no molestar a los poderes laicos de esa época. Una analogía que recuerda todos esos momentos que viven las mujeres en la actualidad, donde, en muchos ámbitos, se mantiene aquello de “calladita, mejor”. Una pérdida de voces y de diversidad de dones que todavía se percibe en demasiados ambientes eclesiásticos, que a la vez se quejan de la poca asistencia a los templos.

Puede que los momentos de reflexión que acompañan a este relato novelado ayuden a arrojar algo de luz en algunas comunidades y que no se repita el error de minimizar las voces de las mujeres.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Ordenar mujeres en la orden de Susana

Viernes, 8 de noviembre de 2024
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“Jesús nunca estableció un ‘sacerdocio’, sino más bien un ‘servicio'”

¿Por qué necesitamos sacerdotes varones solo para ofrecer pan y vino en el altar?

La patética situación actual de la Iglesia solo se convertirá en una Iglesia radiante cuando se permita a las mujeres expresar sus ideas teológicas desde el púlpito como mujeres sacerdotes de la orden de Susana

Papa Francisco, por favor libera al discipulado de su esclavitud de líderes eclesiásticos opresivos, de la injusticia causada por la desigualdad, la superioridad, el clericalismo, el institucionalismo y el pecado del sexismo

(Global Sisters Report).- Cada vez que he asistido a la profesión perpetua de una consagrada, a una ordenación sacerdotal o a un Jueves Santo he oído cantar este himno como salmo o himno de final de ceremonia:

Sois un linaje  elegido, 
Un sacerdocio real, una nación consagrada,
Un pueblo adquirido por Dios,
Para  manifestar las alabanzas de Aquel
Que os ha llamado
De las tinieblas 
A su maravillosa  luz.
(1 Pedro 2, 9)

Las mujeres que acompañaban a Jesús (Lucas 8, 1-3), entre ellas Susana, proveyeron al ministerio de Jesús con sus propios recursos. Tal vez estas mujeres se sintieron reconocidas por Jesús por su disposición a apoyar a las personas hambrientas y sedientas que acudían a escucharle cuando iba por ahí predicando la buena nueva.

IMG_8224Tiendo a imaginar que cuando Jesús lavó los pies a sus discípulos, lo hizo en memoria de María de Magdala. Tal vez Jesús cambió el enfoque de la conversión personal a un gesto más universal de consolar a los afligidos, en su mayoría mujeres y niños de su tiempo. Susana y otras mujeres que siguieron a Jesús sintonizaron con su corazón compasivo.

Las mujeres expresaron su gratitud a Jesús acompañándole y experimentando su amor incondicional, su kenosis, la entrega sin reservas de sí mismo. Fue una maravillosa sinfonía de amor y caridad, un profundo mensaje del Jueves Santo. Estas mujeres podían ser llamadas dignas de un ‘sacerdocio real’, un pueblo entregado.

¿Cuándo comprenderán los anticuados guardianes del dogma que Jesús nunca estableció un ‘sacerdocio‘, sino más bien un ‘servicio comprometido a amar y servir, ordenándoles: “Haced esto…”, al momento de inclinarse para lavar los pies de sus discípulos?

Al ofrecer su cuerpo y su sangre, ¿encarnaba Jesús una comunidad nómada en constante evolución con un grupo comprometido de inspiradoras mujeres videntes? ¿Estaba encarnando la profunda ruptura causada por las injusticias estructurales hacia los seres humanos y la creación? ¿Estaba indicando la sabiduría expansiva de ser una comunidad cósmica?

Al proveer de lo que Susana y otras mujeres amigas de Jesús tenían, todas ellas se convierten en el alimento y la bebida eucarísticos para la gente en su ministerio. Se convierten en sacerdotes en la orden de Jesús.

Jesús pagó el precio más alto por anteponer las necesidades de la gente a los dictados de las autoridades. Jesús vivió en los corazones y las mentes de la gente que sabía que el valor más alto es el amor mutuo en lugar de las leyes institucionales.

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El papa Francisco, dirigiéndose a la asamblea sinodal el 25 de octubre, dijo que cuando los clérigos se extralimitan en sus funciones y “maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales“. Según Francisco, el pueblo de Dios soporta “el desprecio, el maltrato y la marginación del clericalismo institucionalizado“. Llamó al clericalismo “una espina”, “un azote“, que “esclaviza al santo y fiel pueblo de Dios.

Francisco llamó al clericalismo ‘una espina’, ‘un azote’, que ‘esclaviza al santo y fiel pueblo de Dios‘”

Al lavar los pies a sus discípulos, Jesús inició con valentía el desafío al sistema social, que presumiblemente aprendió de María de Magdala. Al “lavar los pies y celebrar comidas de acción de gracias“, Jesús modeló el servicio a los demás y el alimento de sus seres espirituales.

Susana, que proveía de sus recursos, podría haber aprendido la razón de su existencia y por ello proveer a la gente de sus propios recursos. Al caminar junto a Jesús, Susana estaba fortaleciendo a sus seguidores con alimento físico y valentía audaz. Puede que Susana nunca hubiera soñado que al acompañar a Jesús estaba construyendo la ekklesia, una especie de comunidad humana que incluía a los leprosos, los marginados, los extranjeros y las mujeres más desatendidas como ‘pueblo de Dios’.

IMG_8222Al leer el libro de Elisabeth SchüsslerFiorenza In Memory of Her, ella menciona una visualización actual de la iglesia como ekklesia, no como un modelo hipotético, sino como un proceso continuo de avanzar con mayor imparcialidad, autonomía y responsabilidad hacia formas comunitarias de interacciones humanas libres de dominación. Como afirma esta guía de estudio en línea, “su uso de ekklesia surge de una comprensión de las relaciones sociales igualitarias iniciales de los seguidores de Jesús, o un ‘discipulado de iguales’. “.

Según la guía, Fiorenza menciona que en las Escrituras cristianas, “ekklesia no es tanto un concepto religioso como civil-político, que indica una asamblea de ciudadanos libres que se reúnen para decidir sus propios asuntos espirituales-políticos“. Así vivían los primeros cristianos la vida comunitaria en la libertad ordenada por Dios.

Con su reputación en juego, sin prestar mucha atención a los estratos sociales de su época, Jesús se relacionó públicamente con mujeres que culturalmente eran consideradas ciudadanas de segunda clase. La acogida de Susana en su ministerio, podría haber sido un gran apoyo financiero para la gente pobre. Por supuesto, Susana también podría haber pagado un alto precio por seguir a Jesús.

La participación integral de Susana en la creciente comunidad cristiana revela la colaboración de Jesús en su ministerio de predicación, enseñanza, curación y realización de milagros, de la que fue testigo Lucas, el evangelista, que menciona su nombre en el Evangelio

Susana sirvió a Jesús con su genuina feminidad, dando tiempo y utilizando todos sus talentos y recursos. La participación integral de Susana en la creciente comunidad cristiana revela la colaboración de Jesús en su ministerio de predicación, enseñanza, curación y realización de milagros, de la que fue testigo Lucas, el evangelista, que menciona su nombre en el Evangelio. Tal vez Jesús estaba tratando de establecer la ekklesia de las mujeres a través del apoyo de mujeres como Susana.

corpuschristiMe pregunto, ¿por qué necesitamos sacerdotes varones solo para ofrecer pan y vino en el altar? En realidad, las mujeres están ocupadas convirtiéndose en pan y vino a través de su sudor y sangre, alimentando a los pobres y marginados, y acogiendo a la gente en las fronteras.

Dada la postura radical del papa Francisco a través del proceso de sinodalidad, ¿hará más hincapié en “vivir una vida eucarística” convirtiéndose en Eucaristía para la gente, sirviéndose unos a otros, siendo plenamente el Espíritu de Jesús?

La Iglesia como institución no llevará muy lejos a los creyentes que buscan la presencia de líderes espirituales que alimenten sus almas. Los viejos modelos ya no funcionarán. La patética situación actual de la Iglesia solo se convertirá en una Iglesia radiante cuando se permita a las mujeres expresar sus ideas teológicas desde el púlpito como mujeres sacerdotes de la orden de Susana.

Papa Francisco, por favor libera al discipulado de su esclavitud de líderes eclesiásticos opresivos, de la injusticia causada por la desigualdad, la superioridad, el clericalismo, el institucionalismo y el pecado del sexismo. Puedes hacerlo trayendo de vuelta diaconisas permanentes para restaurar la ekklesia en su forma original.

Jesús animó a las mujeres a romper las reglas, sin darse cuenta de que este acto resultaría en romperlo a él. Hoy, toda persona madura, incluidas las personas LGBTQ, forma parte de una generación elegida, un sacerdocio real y un pueblo dedicado, llamado a proclamar sus alabanzas por habernos llamado de las tinieblas del patriarcado a la luz maravillosa de la resurrección para crecer en libertad.

“¿Cuándo comprenderán los anticuados guardianes del dogma que Jesús nunca estableció un ‘sacerdocio’, sino más bien un ‘servicio’ comprometido a amar y servir, ordenándoles: ‘Haced esto…’, al momento de inclinarse para lavar los pies de sus discípulos?”

Fuente Religión Digital

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«No hay razones que impidan…» el nuevo lenguaje del Sínodo sobre las mujeres, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Lunes, 4 de noviembre de 2024
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IMG_8337Serían muchos aspectos sobre los cuales sería necesario evaluar cuidadosamente el texto de la redacción final de las 155 proposiciones sinodales. Por ahora quisiera limitarme a un tema: el tema de la “participación de la mujer en la vida de la Iglesia”.

Es útil captar la evolución de los contenidos, considerando las tres fases de desarrollo reciente: a saber, 1) el Informe de Síntesis de 2023, 2) el Instrumentum Laboris de julio de 2024 y, finalmente, 3) este texto final aprobado.

Es de gran interés observar cómo en cierta medida, sobre este tema que considero, hay una evolución significativa en el estilo y el enfoque, incluso cuando el texto tuvo que permanecer indeterminado, para no perder el consenso de la Asamblea sinodal. De hecho, en torno a este tema que abordo, hay algunas de las proposiciones que recibieron mayor número de votos en contra, a pesar de que fueron aprobadas y por tanto adquirieron autoridad magisterial.

Si se reconstruye el itinerario que va desde el mes de octubre del año pasado hasta hoy, se descubre que en esta cuestión se ha pasado de una situación de grave desorientación a una formulación bastante clara de los pasos que hoy son claros y necesarios. La separación del tema, delegada a la Comisión de Estudio número 5, no ha impedido que si bien la Asamblea sinodal no debería haber tratado el tema, el mencionado Grupo de Estudio nº 5 debería haber tenido en cuenta y elaborado los resultados de las doscomisiones de estudio creadas sobre el tema por el Papa Francisco.

Lo que se observa, frente al texto bastante claro elaborado por la Asamblea sinodal -n.60-, y que obtuvo el mayor número de votos en contra -97-, es que ahora nos encontramos ante un cuadro en doble evolución, que puede ser el siguiente:

el tema “la participación de las mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia” no fue delegado completamente al grupo 5, sino que la Asamblea decidió redactar un texto fuerte y claro, aunque sea general. En esas líneas leemos una de las frases más claras que jamás haya escrito el Magisterio:

“No hay motivos que impidan a las mujeres asumir roles de liderazgo en la Iglesia: lo que viene del Espíritu Santo no se puede detener. La cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal también sigue abierta”.

– el grupo nº 5, cuyo carácter “original” se ha comprendido – en el sentido de que no es un grupo, sino el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con “sus” grupos y órganos internos – parece proceder con algunas opciones no compartidas con el Sínodo ni por el Sínodo. Por un lado, a diferencia de lo establecido en el pasado mes de julio, parece no tener en cuenta los resultados de las Comisiones sobre el diaconado, a las que se refiere como otro “grupo de trabajo” con resultados aún por producir. Por otra parte, parece haber experimentado una cierta evolución internamente, aunque tiende a abordar el “tema” de la autoridad de la mujer en la Iglesia en una lectura que opone “orden” y “jurisdicción“, reservando su estudio sólo a este último elemento, el de la “jurisdicción“.

Bien se pudiera concluir, por lo tanto, que se ha abierto un campo de trabajo que implica tres dimensiones de elaboración: la expresión autorizada del nº 60 del Informe Final, con su influencia; el trabajo de la Comisión sobre el diaconado (con algunas conclusiones por publicar y con más trabajo por hacer) y el Grupo 5, que está redactando un documento, sobre cuyo esbozo inicial, presentado a la Asamblea y contestado, convendrá ahora que converjan todos los Consultores y Miembros, para que corrijan aquellos planteamientos excesivamente drásticos, que el nuevo texto del Sínodo hace de hecho obsoletos.

Por tanto, podríamos decir lo siguiente: cuando la proposición 60 del Sínodo dice que «no hay razones que impidan a las mujeres asumir funciones de liderazgo» sabe bien que, si bien no hay razones, sí hay leyes y tradiciones que alimentan prejuicios contrarios no sólo a la razón, sino a la fe misma. Trabajar para «dar razones» a la autoridad de la mujer en la Iglesia no puede partir de la exclusión de la ordenación, para favorecer sólo un «liderazgo administrativo» residual de la comunidad. Esta deriva, que sería meramente administrativa, no sería un gran resultado para una Iglesia que quiere ser sinodal.

Aquí el Concilio Vaticano II enseña mejor que algunos juristas que los tres «munera» (profecía-palabra, reino-gobierno y sacerdocio-santificación) pertenecen a todos los miembros del Pueblo de Dios. Pensar que a las mujeres sólo se les puede confiar la profecía y el gobierno, pero no la santificación, es un punto ciego, que por ahora el mencionado Grupo nº 5 parece tomar como incuestionable, pero que la Asamblea sinodal ha corregido claramente y orientado de una manera más coherente con el Evangelio y con la experiencia de los hombres y las mujeres.

No hay razón para dejar sola la reserva masculina sobre la santificación. Las mujeres pueden presidir una asamblea de palabras proféticas y enseñanzas eclesiales, pueden presidir una asamblea de gobierno y discernimiento, y también pueden presidir una asamblea de liturgia, culto y santificación. Hoy ya no hay razón para impedirlo, aunque se haya hecho durante muchísimos siglos. Las tradiciones enfermas son sustituidas tarde o temprano por otras tradiciones sanas.

Fuente, remitido por el autor.

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Clandestinas en el Vaticano: Seis mujeres se ordenan en una ceremonia a orillas del Tíber

Jueves, 24 de octubre de 2024
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IMG_8129La ‘obispa’ Bridget Mary Meehan, en una foto de archivo RRSS


Tres sacerdotisas y tres diaconisas, dos de ellas transgénero

No muy lejos de donde más de 300 padres y madres sinodales celebran en el Vaticano una de las sesiones de la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad, donde no se aborda el tema de la ordenación sacerdotal femenina ni tampoco, oficialmente, se debate sobre la ordenación de diaconisas, se celebra una ceremonia clandestina de ordenación de sacerdotisas y diaconisas

La ceremonia, celebrada en tres lenguas y en presencia de medio centenar de fieles de varios países, sigue la misma liturgia que una misa oficial, sin embargo, esta puede salirse muy cara a sus organizadores

No muy lejos de donde más de 300 padres y madres sinodales celebran en el Vaticano una de las sesiones de la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad, donde no se aborda el tema de la ordenación sacerdotal femenina ni tampoco, oficialmente, se debate sobre la ordenación de diaconisas, se celebra una ceremonia clandestina de ordenación de sacerdotisas y diaconisas.

La ceremonia, celebrada en tres lenguas y en presencia de medio centenar de fieles de varios países, sigue la misma liturgia que una misa oficial, sin embargo, esta puede salirse muy cara a sus organizadores, pues, con el Código de Derecho en la mano, las seis personas “ordenadas” -tres sacerdotisas y tres diaconisas, dos de ellas transgénero- tendrían que ser excomulgados, así como todos los demás que asisten a esa celebración, donde las mujeres, vestidas de blanco y rojo, prometen “servir al pueblo de Dios” frente a un altar decorado con velas y coronas de flores.

Para Bridget Mary Meehan, “obispa” estadounidense de la asociación que organiza el evento, esta sanción sería injustificadaTrabajamos duro para crear una Iglesia más inclusiva y acogedora, donde las personas LGTB, los divorciados o los que se volvieron a casar, todos sean bienvenidos“, señala.

Reivindicaciones de grupos feministas

Las asociaciones feministas han intensificado en las últimas semanas sus iniciativas para reivindicar sus derechos y presionar ante la celebración de esta segunda fase sinodal, que se clausura la próxima semana en el Vaticano.

Estos grupos condenan la marginación de las mujeres por un sistema que consideran patriarcal. A diferencia de los anglicanos o los protestantes, la Iglesia católica sigue oponiéndose firmemente a la ordenación de mujeres.

Una primera sesión del Sínodo, en octubre de 2023, había puesto sobre la mesa la posibilidad de abrir a las mujeres el diaconado, orden anterior al sacerdocio que permite celebrar bautismos, matrimonios y funerales. Pero la idea fue descartada de los debates de esta nueva edición. El propio Francisco rechazó la idea con un tajante “no” en una entrevista en mayo con la cadena estadounidense CBS, para asombro de muchos.

Fue como un jarro de agua fría, admite en París Adeline Fermanian, vicepresidenta del Comité de la Jupe (Comité de la Falda), una asociación francesa de unos 300 miembros que milita desde 2008 por una mayor paridad en la Iglesia católica.

Estas asociaciones critican una visión misógina y retrógrada y piden que se trate a las mujeres de la misma manera que a los hombres.

Fuente Religión Católica

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Santa Teresa de Jesús: inquieta, andariega, desobediente … muy distinto sería el sínodo con ella, por Consuelo Vélez

Martes, 15 de octubre de 2024
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santa-teresa-avilaDe su blog Fe y Vida:

Una mirada a la carmelita abulense desde el siglo XXI

“Le importaba lo que pasaba y sentía la necesidad de implicarse en ello para dar alguna respuesta”

El 15 de octubre se celebra la fiesta de Santa Teresa de Jesús. Su vida y su obra mantienen actualidad porque ella fue una mujer que supo vivir en “su tiempo” y “adelantada a este”. Vivió en su tiempo y afrontó las circunstancias que su momento le deparaban, con naturalidad, confianza, intrepidez. Pero también vivió adelantada a su tiempo porque rompió moldes y estereotipos de su época, ganándose así enemigos y contradictores. Muchas cosas podríamos decir de ella para mostrar la actualidad de su legado. Recordemos algunas para celebrarla en su fiesta.

Fue una mujer a la que le importaba lo que pasaba y sentía la necesidad de implicarse en ello para dar alguna respuesta. Así lo expresa: “Está ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que, por ventura, si Dios se las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia”. O, como también lo expresó: “Veo los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres”. Por supuesto esta expresión refleja la comprensión sobre las mujeres de aquella época -y de aún hoy en ciertos sectores-. Pero para ella, aquellas que tildan de “débiles”, en realidad tienen “ánimos virtuosos y fuertes”.

Su mayor legado fue la experiencia de oración que supo vivir y enseñar, especialmente, a sus monjas. En tiempos donde no estaba permitida la oración mental para las mujeres, ella no duda en instar a sus hermanas que emprendan el camino de oración y que ante las críticas que puedan recibir de parte de los clérigos por tener la osadía de seguir ese camino, no les hagan caso porque, según ella, esas críticas –“son opiniones del vulgo”-; y también les recomienda que cuando les digan que dejen la oración, apelen a la regla que “manda a orar sin cesar”.

Dos cosas son centrales para ella en la oración: (1) la importancia del amor y (2) la humanidad de Cristo. Lo primero es muy significativo porque no es la oración por la oración, no la propone como una técnica, un ascetismo -como a veces se enseña hoy- porque lo que interesa es el amor: “no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced”. Lo segundo es definitivo: la humanidad de Cristo es el medio para la más subida contemplación, aunque sus contemporáneos lo negaban: “Y veo yo claro (…) para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita (…) He visto claro que por esta puerta hemos de entrar (…) Así que vuestra merced, señor (el P. García de Toledo) no quiera otro camino, aunque esté en la cumbre de la contemplación, por aquí va seguro (…) y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos Hombre y lo vemos con flaquezas y trabajos y es compañía”. Busca orientaciones sobre su propio proceso de oración, pero lo hace con personas “letradas” -porque sabe lo fácil que es caer en cualquier tipo de explicaciones falsas- pero, al mismo tiempo, para ella la oración es fuente de sabiduría porque “la verdad de Dios se nos entrega en la oración, en el trato amistoso con Él”. Por eso puede contradecir a quienes le dicen que no tiene razón.

Algo sorprendente son las fundaciones que hace. No hay dificultad humana que se lo impida porque su confianza es absoluta en Dios y sabe que, si ella pone todo de su parte, Dios no dejará la obra inconclusa. Sabemos que no solo funda conventos de mujeres sino también de varones. Y parece que no le tema a nada. Es capaz de enfrentarlo todo y no cesa de buscar soluciones a las dificultades que se le presentan. Actúa con astucia para conseguir lo que persigue y sabe ocultar sus intenciones para no ser reprobada por los superiores hasta que se realiza la obra: “Y así me determiné de hablar al gobernador, y me fui a una iglesia que está junto con su casa y le envié a suplicar que tuviese por bien de hablarme. Había ya más de dos meses que se andaba en procurarlo y cada día era peor. Como me vi con él, le dije que era recia cosa que hubiese mujeres que querían vivir en tanto rigor y perfección y encerramiento, y que los que no pasaban nada de esto, sino que se estaban en regalos, quisiesen estorbar obras de tanto servicio de nuestro Señor. Estas y otras hartas cosas le dije con una determinación grande que me daba el Señor; de manera le movió el corazón, que antes de que me quitase de con él, me dio la licencia.”

Gracias a sus escritos podemos hoy seguir profundizando en su legado. Una y otra vez se estudian, se meditan, se oran, se reflexionan sus obras y siempre se saca mucho provecho de ellas. En sus escritos también muestra su osadía y su estar adelantada a su tiempo. Más de una obra fue cuestionada y retirada, pero la fuerza de su experiencia permitió que se recuperaran y podamos seguir aprendiendo hoy de su inmensa hondura espiritual.

Pero lo que más me encanta de Teresa es lo que un nuncio del Papa, afirmó de ella: “…femina inquieta, andariega, desobediente y contumaz, que a título de devoción inventaba malas doctrinas, andando fuera de la clausura, contra el orden del Concilio Tridentino y Prelados: enseñando como maestra, contra lo que San Pablo enseñó, mandando que las mujeres no enseñasen”. Precisamente esas palabras muestran todo lo que ella fue en su tiempo, saliéndose de los moldes establecidos porque en realidad amaba a la Iglesia y no se resignaba a que en ella no se viviera la radicalidad del evangelio.

Personas como Teresa son las que necesitamos en este tiempo en que se está realizando el sínodo de la sinodalidad como una concreción de la “reforma” de la Iglesia que Francisco propuso al inicio de su pontificado. Lamentablemente el coraje y audacia de Teresa no parecen presentes en los padres y madres sinodales que, atrapados en la estructura pesada y casi inmóvil de la Iglesia, van desarrollando lo estipulado en el proceso, pero dejando de lado muchos de los aspectos que salieron en la etapa de escucha. Se invocan muchas razones: no es el momento, no está suficientemente maduro, hay que tener paciencia, mejor lograr poco que no lograr nada, etc. Ojalá Teresa inspirara otra manera de actuar en la Iglesia: la del profetismo y la valentía para empujar caminos que rompen moldes y estrenan horizontes distintos e inéditos, aquellos que en verdad vienen del Espíritu, aquél de quien afirmamos que “hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5)

(Foto tomada: https://alfayomega.es/la-santa-andariega-que-fascino-al-papa-caminante/)

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“Francisco: la hora (¿fallida?) de la verdad”, por Jesús Martínez Gordo

Sábado, 12 de octubre de 2024
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Cuatro asuntos capitales para la reforma de la Iglesia, cuatro frenos

“Como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica”

“Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree

Reconozco estar sorprendido -y casi alucinado- por la vitalidad de este singular hombre que, con 87 años, se mete entre pecho y espalda un larguísimo viaje a algunas de las “periferias” de la otra parte del mundo y que, por si eso fuera poco, en vísperas de la última sesión del Sínodo Mundial 2024 -que ya se está celebrando en Roma desde el 2 hasta el 29 de octubre- se desplaza -del 26 al 29 de septiembre- a Luxemburgo y Bélgica para celebrar, en este último país, el 600 aniversario de una de las Universidades Católicas más grande del mundo: la de Lovaina. Además, mi reconocimiento por semejante vitalidad va unido al agradecimiento porque, como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica.

Pero, ya que me he adentrado en el refranero, no me parece que esté de más recordar que “lo cortés, no quita lo valiente”, sin que ello quiera decir que yo lo sea, sino, más bien, que voy a hacer uso de la libertad de la que digo que estoy disfrutando gracias a Francisco. Creo que tengo que emplearla para explicar por qué pongo entre paréntesis e interrogantes eso de que a Francisco le ha llegado la hora(¿fallida?) de la verdad. Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree. Y visto que, es altamente probable que Francisco falle o se quede muy corto en la resolución de estos asuntos, no me queda más remedio que esperar a otro Papa que, además de “abrir procesos” de reforma (como dice y hace el actual), los vaya cerrando de manera creativa y esperanzadora. E, igualmente, desear que no sea del perfil, por ejemplo, de Juan Pablo II y que existan, para entonces, al menos, restos o rescoldos significativos de la Iglesia católica en la Europa Occidental.

IMG_7908El Papa, junto a mujeres en la primera fase del Sínodo Vatican Media

Tengo muchísimas dudas sobre el primero de los asuntos: creo que Francisco va a volver a fallar en las primeras de las urgencias. Lo vengo percibiendo desde el principio de su pontificado, en particular, cuando expuso su programa. Desde entonces, no ha hecho más que repetir -por activa y por pasiva- que “el sacramento del orden sacerdotal está reservado para los hombres”. Por eso, así me parece, ha creado tres comisiones para no llegar a nada y, de esta manera, dar la impresión de que la resolución del problema no es suya. Este modo de proceder se asemeja mucho a lo de estar “mareando la perdiz”.

Pero esto, siendo importante, no es todo. Hace unos días,en la Universidad Católica de Lovaina ha vuelto a repetir -a preguntas de los alumnos y profesores- algo que tambien ha dicho antes de ahora sobre la igualdad de género: “la mujer, en el pueblo de Dios, es hija, hermana, madre”. La dignidad que “caracteriza a la mujer” -ha sentenciado- “no está determinada por consensos o ideologías”, sino “garantizada por una ley original, no escrita en el papel, sino en la carne”.

IMG_7909La Universidad Católica de Lovaina contra el Papa

Dos días después, la Rectora de la Universidad Católica ha publicado un comunicado en el que -tras reconocer “convergencias en relación con las desigualdades ambientales y sociales” con el Papa- critica la gran divergencia” existente entre la Universidad y Franciscoen lo que respecta al lugar de las mujeres en la sociedad”, manifestando “su incomprensión y desaprobación de la posición expresada por el Papa”. El sucesor de Pedro -sostiene la Rectora- mantiene una comprensión “determinista y reduccionista” sobre el lugar de las mujeres en la sociedad ya que no contempla debidamente la autorrealización de cada uno “independientemente de su origen, género u orientación sexual.

¡Envidiable libertad la de esta Rectora que me gustaría poder apreciar en otras instituciones, organismos, empresas y ámbitos, incluidos los de la Iglesia, y que muestra que el disfrute de la libertad -al que me he referido más arriba-no es solo personal! Y, a la vez, preocupantes las dificultades que parece tener Francisco para entender y acoger que la reivindicación de la igualdad brota de que todos -independientemente del género- somos iguales en dignidad, derechos, trato y proyectos personales de vida. Creo que también en este asunto, la hora de la verdad de Francisco está resultando fallida. Y, por eso, sospecho que se incrementará el número de las mujeres que no estarán dispuestas a seguir esperando.

IMG_7910El Papa, en su mesa del Sínodo

Y fallida me resulta -al menos, hoy por hoy- la necesidad de desalojar -teórica y prácticamente- la concepción y ejercicio unipersonal, absolutista y monárquico del poder en la Iglesia, así como la apuesta -clara y firme- en favor de un modelo de Iglesia católica codecisivo, descentralizado y policéntrico. Es una conclusión que no puedo evitar cuando oigo a Francisco insistir en la centralidad de la “escucha” en el Sínodo mundial, sin tocar, para nada, dichas concepción y estructura unipersonal, monárquica y absolutista del poder. Es algo que no anuncia nada bueno. Y eso, a pesar de que en la actual Constitución Apostólica sobre el Sínodo se señala que el Papa puede aprobar el Documento final como “magisterio ordinario”, en cuyo caso dicho Documento sería publicadocon su firma junto a la del resto de los miembros del Sínodo.

Si algo de esto sucediera, me encontraría con un Sínodo deliberativo y, sin duda alguna, con la decisión más revolucionaria de todo el pontificado de Francisco. Pero, oído lo oído hasta el presente, no puedo evitar traer a colación y parafrasear -ya que me he adentrado en el refranero y en los dichos populares- que “no creo en las meigas, pero haberlas, las hay”, es decir, que el Papa tiene abierta esa posibilidad, pero a la hora de la verdad no la va a aplicar.

E indicar -si fallara en este pronóstico, es decir, si Francisco procediera en conformidad con tal revolucionaria posibilidad- que no me quedaría más remedio que reconocer -con una inmensa alegría- que me he equivocado, al menos, en lo referente a la superación de un modelo -no se olvide que medieval- de ejercicio del poder unipersonal, absolutista y monárquico, adobado -como lo viene siendo estos ultimos años- con una sinodalidad “escuchante”.

Fuente Religión Digital

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“Lilith y Clara Campoamor”, por Juan José Tamayo

Martes, 8 de octubre de 2024
Comentarios desactivados en “Lilith y Clara Campoamor”, por Juan José Tamayo

IMG_7897Leído en su blog:

La guerra de los dos sexos es tan vieja como el mundo

“El 1 de octubre se cumplen (cumplieron) 93 años del reconocimiento del voto a las mujeres en España gracias al compromiso feminista de Clara Campoamor”

“Un mes antes había pronunciado un discurso memorable en el Parlamento en defensa de la igualdad política de los hombres y las mujeres apelando al mito bíblico de Lilith … La ignorancia sobre este personaje de la mitología hebrea es casi enciclopédica”

“Creada como Adán, a imagen y semejanza de Dios, se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para sumisión de la carne y del espíritu

El 1 de octubre se cumplen 93 años del reconocimiento del voto a las mujeres en Españagracias al compromiso feminista de Clara Campoamor. Un mes antes había pronunciado un discurso memorable en el Parlamento en defensa de la igualdad política de los hombres y las mujeres apelando al mito bíblico de Lilith.

Durante mis largos años de estudios de Filosofía, Teología y Biblia, nunca oí hablar de Lilith, cuyo descubrimiento fue muy tardío. La ignorancia sobre este personaje de la mitología hebrea es casi enciclopédica. Cuando explicaba la asignatura de “Las mujeres en el judaísmo” en el curso de Humanidades que impartí desde durante tres lustros en la Universidad Carlos III de Madrid, acostumbraba a preguntar al principio: “¿Quién fue la primera mujer de Adán?”. La respuesta era casi unánime: “Eva”. Pero siempre había una alumna que respondía: “Lilith”.

Y me producía una gran satisfacción, ya que su respuesta me daba pie para empezar la genealogía de la historia de las mujeres con el mito de Lilith como referente del no sometimiento de las mujeres a la voluntad de los varones, incluido el Yahvé hebreo, y como símbolo de la igualdad y del empoderamiento de las mujeres.

Quien sí conocía, y muy bien, el mito de Lilith era Clara Campoamor (Madrid, 1888-Suiza, 1972), abogada y política madrileña y una de las tres diputada de las Cortes Constituyentes de la II República Española, quien, como he indicado al principio, lo citó en su discurso del 1 de septiembre de 1931 en el Parlamento en defensa del voto de las mujeres, teniendo en contra a la diputada Victoria Kent.

IMG_7900En aquel discurso calificó de profunda piedad y de profunda ternura “estatuir el divorcio en España, porque no hay matrimonios deliciosos, y es insensato querer condenar a la indisolubilidad del vínculo cuando no haya manera de que se soporten dos en la vida, arrastrando uno de los cónyuges, o tal vez los dos, el peso de esa cadena, a la manera que arrastraban antiguamente los presidiarios aquellas bolas de hierro que marcaban la perpetuidad de su pena”.

Había diputados que se oponían al divorcio alegando que supondría un ataque a las ideas religiosas. Su respuesta no pudo ser más respetuosa, al tiempo que más coherente. Les reconoció de buen grado el derecho a que la sociedad respete sus creencias y a proteger el sacramento del matrimonio, pero les dijo que a lo que no tenían derecho era a imponer a toda la ciudadanía su criterio y su voluntad.

A dichos diputados les recordó que, en vez de cumplir la doctrina de Cristo, lo que hicieron fue “un pacto con el trono, y los pactos del altar con el trono se han hecho siempre en beneficio del trono y con desdoro del altar”, y que la bandera de las causas humanitarias, “no de caridad”, que ellos no recogieron, es la que se quiere llevar al proyecto de Constitución.

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Les echó en cara que incumplieran su mandato de conciencia, se alistaran con los poderosos y sirvieran al trono. Y les preguntó: “¿cómo podéis quejaros ahora de que nosotros recojamos esa bandera olvidada y caída y tratemos de levantarla para instaurar de una vez […] lo que es deber de ternura hacia los hermanos de todos los órdenes y en todas las esferas”.

Fue en este momento del discurso en el que se refiere a Lilith como prueba de lo vieja que es “la lucha de los sexos y presenta a la mítica primera mujer de Adán como paradigma de mujer que se niega a acatar la voluntad del varón. En dicho mito descansa una parte fundamental de la argumentación de Clara Campoamor. Este es su razonamiento:

Solo voy a haceros un pequeño recuerdo. Esta historia de la guerra de los dos sexos es tan vieja como el mundo. La vieja leyenda hebraica del Talmud nos dice que no fue Eva la primera mujer de Adán, sino Lilith, que se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para sumisión de la carne y del espíritu. De las diecisiete Constituciones dadas después de la guerra, tanto tres niegan o aplazan el voto de la mujer. Los hombres de esos países han reconocido que Adán no ganó nada con ligarse, en vez de a la mujer independiente, de voluntad propia y de espíritu amplio, a la Eva claudicante y sumisa” (cf. Isaías Lafuente, La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino, Temas de Hoy, 2011).

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En 2003, setenta y dos años después del discurso de Clara Campoamor, y quizá inspirándose en él, el cantautor canario Pedro Guerra dedicó una canción a Lilith en su disco “Hijas de Eva”, en la que le reconocía como la primera mujer que se negó a someterse al varón, a dejarse gobernar por él, y se decidió a volar.

“¿Quién fue la primera mujer
la que se hartó de vivir para Adán
y se marchó del Edén?

¿Quién fue la mujer que pasó
del paraíso del bien y del mal
y sin pensarlo se fue?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

¿Quién fue la mujer que también
surgió del polvo y la arcilla y no fue
hueso del hueso de Adán?

¿Quién fue la mujer que creció
en la subversión y no quiso entender
el sexo sin libertad?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

Lilith fue la primera mujer,
Lilith fue la primera mujer,
la primera mujer.

¿Quién fue la mujer que cansada
de vivir infeliz y atrapada
se decide a volar?

¿Quién fue la primera mujer
que independiente en su forma de ser
no se dejó gobernar?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

Lilith fue la primera mujer,
Lilith fue la primera mujer,
la primera mujer”.

IMG_7895Desde mi interpretación feminista, creo que Lilith es hoy uno de los símbolos más luminosos de la lucha contra el patriarcado. Ella es una mujer insubordinada y rebelde. Osa afirmar su propia identidad sin dependencia del varón, cuestiona el rol dominante del hombre y reclama paridad con él. Abandona a su compañero Adán desobedeciendo a Dios, que le manda someterse a él. Se atreve a invocar el nombre de Dios, algo que estaba prohibido en el judaísmo porque invocar su nombre era conocer su esencia y se consideraba un acto de soberbia.

Quebranta lo establecido y niega el orden social de las cosas. Aparece como mujer mala por ser insumisa en oposición a la mujer buena y sumisa asociada con la maternidad (Eva) y con la pureza (María). Abre la puerta a la transgresión e instiga el deseo prohibido. Es apátrida, extraña, autoexiliada. Creo que le es aplicable lo que dice Virginia Woolf de sí misma: “En mi condición de mujer, no tengo patria. Como mujer no quiero patria. Como mujer, mi patria es el mundo entero”.

A lo que la teóloga feminista Jane Schaberg añade: “Como mujer, no tengo religión. No soy judía o cristiana o musulmana o pagana. Como mujer soy judía y cristiana, musulmana y pagana”. Igualmente puede aplicarse a Lilith la descripción que hace Virginia Woolf de su amiga Ethel Smyth, compositora inglesa y dirigente del movimiento sufragista: “Pertenece a la raza de las pioneras, de las que van abriendo camino. Ha ido por delante, y talado árboles, y barrenado rocas, y construido puentes, y así ha ido abriendo camino para las que van llegando tras ella”.

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las religiones “Ignacio Ellacuría”. Universidad Carlos III de Madrid y autor de ‘Religión, género y violencia’ (Dykinson, 2020, 2ª ed., 3ª reimpresión)

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¡María, la Santa jornalera, tu vecina y hermana!

Sábado, 28 de septiembre de 2024
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Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:

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¡
María, la Santa jornalera, tu vecina y hermana!

¡María, ruega por nosotros, por todos nosotros!

Que cada día peleas para sostener a tu familia
Tu marido murió hace unos meses, jornalero del campo,

y por una rara y avanzada enfermedad: te ha dejado sola con tus cinco hijos

Todas las mañanas, al salir el sol madrugas mucho para que el patrón te dé trabajo
Hoy te ha querido contratar
¡Y como no has caído en las redes de sus amores como muchas veces, hoy no has trabajado!

Una mujer mayor del pueblo te ha comentado que hay trabajo en el norte, para la recogida de la fruta, y a casi dos mil kilómetros de tu casa

Doscientas personas del pueblo se van a ir a trabajar al norte de Francia.
El dinero no es mucho después de doce intensas horas cada jornada
¡Y el domingo, por ser el día del Señor, se descansa!

María.
Si acepta el trabajo, los servicios sociales cuidarán de sus hijos
¿Y de ella, quién cuidará?

No quieres estar con ningún hombre, porque ninguno es todavía hombre
Trabajando en la fruta tendrás trabajo para cuatro meses

María.
¡Qué dolor en el corazón de la madre!
¡Sin besar a tus hijos, sin que te besen y acaricien!
Con el dolor del emigrante esclavo, condenado a cadena perpetua, sin remisión de la pena

En las calamidades de cada día
Donde se sobrevive porque no hay otra
Y la esperanza de la lucha por tus hijos te sostiene y te da paz

Cuando no reconoces la lengua extraña.
La lengua del egoísmo humano, voraz y sórdida
Con el ansia de  mejorar un poco la vida, dejándose la salud y la vida para ello, en un medio hostil de falta de fraternidad
Donde uno ya ha sido condenado al infierno de por vida

¿Dónde están los cristianos de María?
La fraternidad, la solidaridad
¿Dónde está la justicia humana?

El emigrante, con el grave peligro de retrasar dos pasos al equivocarse al discernir y tomando la decision equivocada hundirse en la miseria
Cuando ha peleado hasta la extenuación por conseguir dar un paso adelante…

Analfabeta, sin dobleces y sin papeles
Sin conocer la lengua extranjera

¡María, la jornalera, ruega por todos nosotros!

¡Tú no necesitas mucho las oraciones, las tuyas son verdaderas!

Solo sabes rezar con la Virgen  el Ave María y hablar con ella
Así te lo enseñó tu anciana madre
¡Casi nada, menudo ejemplo!

Y por esa fe que tienes es más que suficiente
Tu muy dura vida es también oración, de la abnegación por ser mujer hoy en día  y madre  para sacar adelante a tus cinco hijos

¡Los Santos están aquí!
María es una de ellas

¡La Madre Santa María está contigo!
Ya reza ella por ti
No temas, no te preocupes más, ella ha alcanzado ya tu oración y ahora la va a prolongar para que su hijo te dé lo que precisas

Pronto, muy pronto, alcanzarás misericordia.
¡El favor de Santa María!

La Virgen María pasó también muchas calamidades cuando emigró con su hijo y su esposo a Egipto, tres años y medio viviendo en una cueva, solos los tres, en tierras extrañas, atravesando desiertos, mesetas y valles, venciendo muchos obstáculos en cada momento, salvando a su hijo
de una muerte segura

Madre María
Así das la vida cada día por todos tus hijos
Salvandonos de mil muertes seguras cada día…

¡María, la jornalera, por tu vida ya has hecho Oración, ya has hecho Oración…!

Ya nos has enseñado a todos a rezar
Qué rezar es amar mucho, mucho, para ser oración verdadera
Oración activa que se convierte en Amor de Santa María, ya nada ahora te podrá negar ella

¡Y cuántos nos atrevemos a decir que somos de María!

¡Que alguien me diga de que María somos!
¡De María, la Santa María, la Madre de Dios, que no amamos y no vemos!
¿O somos de la que vemos todos los días?
¡De la Madre Santa María, que está en María la Jornalera, y amamos y podemos verla siempre que queramos!

María
La que ruega por todos nosotros cada día
La de corazón puro y amor enorme, casi divino, por ser hija de Santa María

La luchadora por sus hijos, como su madre, la Santa María
Y la hermana nuestra de cada día, que no está ahora en los Cielos, sino en la durísima tarea de conseguir un trabajo estable, y unas dignas condiciones de vida, dejando de pasar ya calamidades

¡Bendita seas, Madre  María!

Porque has amado tanto, tanto, que hoy estarás con Santa María

Y por lo que has rogado, tus cinco hijos te acompañarán contigo

Lo que no hagáis por uno de estos, mis hijos, será juzgado con el poder divino que nada lo corrompe y es sabio y justo

Madre
¡Del espanto de nuestro egoísmo libranos!

Y por un instante, haznos ver el corazón miserable de lo peor que tiene el hombre, para así volver a ti y nunca más pecar

Y no nos dejes llevar a nuestros hermanos: al terrible espanto de la cueva negra de nuestra agonía perpetua
De la insolidaridad del hombre
¡Esto te lo pedimos con confianza y paz!

Santa María.
Madre de todas las Marías
Madre de todos los oprimidos del mundo: de techo, pan y sal

Santa María!

Danos tu fuerza, toda tu fuerza para hacer justicia contigo
Justicia de la divina, que no se corrompe
Acompañados cada día
Para qué optemos por los más pobres, por todos esos que son por ti muy predilectos

Bendita seas María, con nuestra madre Santa María

Del Evangelio a la Vida
De la Vida al Evangelio

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Christina Moreira, presbítera católica: “Al papa le diría que seríamos un viento fresco para la Iglesia”

Lunes, 23 de septiembre de 2024
Comentarios desactivados en Christina Moreira, presbítera católica: “Al papa le diría que seríamos un viento fresco para la Iglesia”

IMG_7249En 2002 tres obispos católicos ordenaron a las siete primeras mujeres sacerdotes, ya son más de 300

Están excomulgadas por las normas de la Iglesia Católica aunque cumplen con la sucesión apostólica

Por Santi Riesco
18/08/2024. 09:34 horas

Christina Moreira es una figura destacada en el movimiento por la ordenación de mujeres dentro de la Iglesia Católica Romana. Nacida en Francia, aunque vive en Galicia desde hace más de 30 años, es miembro activo de la Asociación de Mujeres Sacerdotes Católicas Romanas (ARCWP, por sus siglas en inglés), una organización que aboga por la ordenación de mujeres y tiene como objetivo crear comunidades católicas inclusivas. Moreira sirve como presbítera, celebrando liturgias y promoviendo la inclusión de las mujeres en todos los aspectos del ministerio de la iglesia.

Christina también está involucrada en otros grupos que abogan por la igualdad de género dentro de la Iglesia, como Toutes Apôtres (“Todos Apóstoles” en Francia) y el Comité de la Jupe (“Comité de la falda“, asociación feminista y católica, también en Francia). Su trabajo se centra en desafiar la exclusión tradicional de las mujeres de roles sagrados y en fomentar una comprensión más igualitaria del catolicismo. Es crítica con el clericalismo que considera una barrera para la verdadera igualdad y llama a repensar las estructuras de la Iglesia para que sean más inclusivas y representativas de todos sus miembros.

P: ¿Cómo es posible que haya una ordenación sacerdotal dentro de la Iglesia Católica Romana a una mujer teniendo en cuenta que, según el Derecho Canónico, es imposible? 

R: Hay ordenaciones dentro de la Iglesia Católica porque somos católicas, por lo tanto, pertenecemos a esta iglesia. Nos han bautizado en esta Iglesia, en ella nos movemos y existimos. Y el bautismo no caduca, es indeleble e imprime carácter. En cuanto al Derecho Canónico hoy vigente hay que señalar que sólo existe desde el siglo XIX. Antes lo que había era tradición, costumbres y reglas no escritas.

El Derecho canónico sólo existe desde el siglo XIX, antes había tradición, costumbres y reglas no escritas

Ese Derecho dice que sólo pueden acceder a las órdenes sagradas -diaconado, presbiterado y episcopado- de manera lícita o autorizada por la ley, los varones. Pero hubo unas mujeres inspiradas, inteligentes y valientes que en el año 2002 decidieron reunirse para solicitar a unos obispos, también valientes e inspirados, que las ordenaran. Primero como diaconisas y luego como presbíteras. La primera ordenación de siete mujeres ocurrió en el Danubio el año 2002. Ya somos más de 300 y tenemos comunidades por todo el mundo.

“Soy católica, apostólica y romana”

P: Esto garantiza la sucesión apostólica, porque un obispo católico es quien ha presidido estas ordenaciones. 

R: Exacto. Pero no fue un obispo solo, fueron tres. Lo que ocurre es que no podemos dar a conocer sus identidades porque queremos protegerles. La sucesión apostólica se transmite por la presencia de obispos católicos debidamente consagrados. Nosotros tenemos referenciada y avalada nuestra sucesión apostólica, porque siempre se recogen las ordenaciones ante notario y se establece el linaje apostólico, si no, no serían válidas. Como te decía, soy católica, apostólica y romana. Y para mí y para mis compañeras es muy importante este linaje apostólico. Si no, estaría en otra tradición.

P: ¿Y qué dice la Iglesia oficial que les ha excomulgado?

Quedamos excomulgadas automáticamente junto con los violadores de niños y todo tipo de abusadores

R: Alguna de mis compañeras recibió su comunicación oficial de excomunión o como se quiera llamar. Las siguientes han caído bajo diferentes decretos promulgados por Benedicto XVI. Ahora el Papa Francisco lo ha reforzado con un artículo en el libro seis del Código de Derecho Canónico donde se dice que quedamos excomulgadas automáticamente junto con los violadores de niños y todo tipo de abusadores. Nos suelen meter en el mismo saco. Esto es lo que dice la Iglesia Católica oficial. Por lo demás, en nuestras comunidades atendemos a la gente, trabajamos cada una en su ámbito y vivimos en paz con la iglesia local.

P: Las 300 presbíteras católicas romanas son casadas, viudas, célibes… ¿Cuál es su caso?  

R: Pues yo soy casada, tengo una hija de un matrimonio anterior que fue anulado por causas evidentes y me volví a casar hace ya un montón de años con un sacerdote católico que decidió tener este proyecto de vida conmigo. Ambos nos hacemos cargo de la comunidad, que es un pequeño adelanto de lo que nos gustaría que fuese la Iglesia en nuestro sueño de futuro. No tienen nada que ver nuestros compromisos espirituales y religiosos con el hecho de tener o no una familia de determinada forma y color. Eso no influye.

P: Le iba a preguntar por cómo lo llevaba su familia, pero entiendo que cuenta con todo su apoyo.

R: Mi marido es mi más fiel aliado, mi compañero en el ministerio, en la vida y, francamente, creo que estoy gozando de una situación absolutamente privilegiada. Es un regalo.

IMG_7250Christina Moreira preside una celebración litúrgica al aire libre. ARCHIVO PARTICULAR C.M.

P: ¿Dónde está su comunidad y cuándo se reúnen para celebrar la liturgia?

R: Para celebrar la vida, la palabra, el Evangelio, la fracción del pan en las alegrías y las penas nos reunimos una comunidad de cristianos todos los domingos a las 12:00h en La Coruña, cerca de Juan Flores, en pleno centro de la ciudad.

P: ¿Cuántos son?  

R: Ayer éramos once o doce, ya no recuerdo. A veces somos 15 y a veces hemos sido más. Fluctúa. La gente es libre. Así que cuando puedes, cuando lo necesitas. Pero sí, entre diez y 20 solemos estar siempre.

P: Bueno, Jesús empezó con doce…

R: Sí, y alguno le salió mal.

Machismo clerical

P: ¿Qué desafíos ha enfrentado como presbítera en una institución tradicionalmente masculina? Aunque las primeras comunidades cristianas parece que no eran tan machistas…

el papel de las mujeres en la Iglesia, de los primeros siglos, ha sido poco a poco borrado y difuminado

R: El primer reto es afrontar esa realidad histórica que nos golpea de lleno a todas las mujeres cuando nos interesamos por este tema. Es visitar las catacumbas en Roma y ver que desde el primer siglo las mujeres partían el pan y oraban en público con un papel de liderazgo. Está allí, a todo color, en los muros de esos cementerios antiguos que recogían la vida y la muerte. Es darse de lleno con que el papel de las mujeres en la Iglesia, de los primeros siglos, ha sido poco a poco borrado y difuminado. El reto hoy es recuperar la visibilidad de las mujeres en la Iglesia. No sólo las que tenemos ministerios más o menos reconocidos, sino de todas: las catequistas, las que dirigen el canto, las que llevan la economía, las que tienen los registros de bautismos, las que hacen acogida en las iglesias, las que celebran funerales… ¡La variedad es tan enorme! El reto es visibilizarlas y empezar a crear las estructuras igualitarias, justas y, sobre todo, cariñosas y de buen trato.

P:  ¿Qué le diría a la gente que piensa que la Iglesia es una institución que tiene sus leyes y que si no le gustan tendrá que buscar otra religión?

R: Para empezar, la Iglesia no es una institución. La Iglesia es la familia del pueblo de Dios, es decir, de todas las personas bautizadas. La Iglesia como institución sólo es una herramienta que nos permite gestionar y situar en el tiempo y el espacio esa gran familia del pueblo de Dios.

Recordemos que la Iglesia apoyó la esclavitud y le costó un mundo deshacer esa regla

Pero la Iglesia, ante todo, es una familia de fe y de corazón. Una familia que se adhiere al proyecto de Jesús y de su Reino. Entonces, la institución que es esa herramienta, crea reglas. Pero hay que recordar que esas reglas pueden cambiar. Han cambiado en el pasado. Recordemos que la Iglesia apoyó la esclavitud y le costó un mundo deshacer esa regla. En el pasado, la Iglesia dudaba de si las mujeres, los indios o los negros tenían alma. La Iglesia puede cambiar sus normas, porque esa parte de la “iglesia” con minúscula, que es la institución, puede cambiar porque la hemos fabricado nosotros, los seres humanos. Tenemos la esperanza de que Dios atraviese todas esas instituciones y normas de alguna manera, que el Espíritu esté ahí trabajando y nos de la fuerza para cambiar lo que tenga que ser cambiado porque no es justo. Y no es justo que la mitad de todo de ese pueblo de Dios, que son las hijas de Dios, estén apartadas de predicar su Palabra, de anunciar la Buena Nueva, de partir el pan, de reconciliar a las comunidades, de aportar consuelo… Porque hace falta. Porque hacemos falta.

IMG_7251Christina Moreira con un cartel reivindicativo en la Plaza de San Pedro. ARCHIVO PARTICULAR C.M.

P: El papa Francisco con este gran Sínodo 2021-2024 parece que quiere renovar la Iglesia Católica. ¿El tema del sacerdocio de la mujer ha tenido algún papel? Porque usted asistió a la celebración inicial y la detuvo la Policía. 

R: Sabemos que las mujeres han hablado de ministerios, de igualdad. Ahora viene la segunda parte del Sínodo en octubre. En este momento se sabe que en el instrumento de trabajo no se va a tocar el tema de la ordenación de las mujeres y el Papa Francisco ya adelantó, en una entrevista informal, que el diaconado para las mujeres, si existiera, sería sin ordenación. Todo el problema que se está presentando ahora es el del privilegio de la sacralidad.

El problema que se está presentando ahora es el del privilegio de la sacralidad

El privilegio de la ordenación sacramental que transforma, según la vieja dogmática, a una persona en un ser interestelar, súper santo, maravilloso, más cercano a Dios, Dios mismo en la tierra. Lo cual es un absurdo. Ese tropiezo de la sacralidad del sacerdote realmente es un privilegio de los machos y ha de revisarse porque no es justo. Estamos en el siglo XXI y hay que poder debatir sobre ello y desentrañar todo lo que contiene de impuro y tóxico para la mitad de los bautizados.

P: ¿Cree que la Iglesia católica tiene miedo a las mujeres?

Nos gustaría aportar el ADN de María de Magdala que tuvo la valentía de ir al sepulcro sabiendo que allí había soldados romanos

R: El primer obispo de la Iglesia (san Pedro) -sobre el que hemos fundado esta Iglesia católica- ya traicionó a su amigo y Señor (Jesucristo), le entró el miedo. Ese miedo está como en el ADN de la Iglesia. Y nos gustaría aportar otro ADN. El ADN de María de Magdala que tuvo la valentía de ir al sepulcro sabiendo que allí había soldados romanos, soldados mortíferos como los que habían matado a su Señor. Esa valentía es la que queremos meter en la Iglesia. Pero sí, la sensación es que nos tienen miedo. Uno no puede hablar del miedo de otros, pero podemos olerlo. Y es lo que pasó cuando me detuvieron en Roma.

IMG_7252Christina Moreira revestida con alba y estola en la Plaza de San Pedro. ARCHIVO PARTICULAR C.M.

P: ¿Qué pasó exactamente? 

R: En realidad estábamos rodando una película y haciendo un pequeño experimento. Yo iba vestida con el alba y la estola para ver cómo reaccionaba la gente. Fue sumamente bonito. Todas las reacciones fueron positivas. Me preguntaban si realmente era presbítera, si podía celebrar misa y cómo era aquello. Incluso hubo personas que me pidieron que les bendijera. Otros se han sacado fotos conmigo. Lo que se veía es que la voz del pueblo, que es la voz de Dios, estaba diciendo: ‘Oye, ya ocurre, ya está siendo, ya era hora’.

P: Fue en la Plaza de San Pedro, ¿verdad? 

R: En la Plaza de San Pedro, justo después de la misa de apertura del Sínodo. Pasó por ahí un policía al que le molestó. Antes ya habían pasado un montón de ellos. Pero a este le molestó y le costó mucho trabajo acusarme de algo. Tuvo que reunir a siete policías más para encontrar en el Código Penal de Italia una vieja ley que prohíbe que la gente se vista de lo que no es para andar por la calle. Es miedo. Tienen miedo.

IMG_7253La Asociación de Mujeres Presbíteras Católicas Romanas (ARCWP) tras una pancarta en el Vaticano. ARCWP

P: ¿Le gustaría enviar algún mensaje al papa Francisco sobre la ordenación de las mujeres? 

R: Le voy a decir algo muy claro: escúchanos. Los que estamos en esto no estamos por puro gusto, ni por darnos publicidad o porque nos guste salir en la prensa. Estamos aquí porque hemos sido llamadas.

Nos encantaría contribuir de la manera más amorosa al crecimiento de la Iglesia y aportar esa valentía de la que somos especialistas

Las mujeres presbíteras que conozco están viviendo la realización de una vocación auténtica, discernida y sobre todo, pasada por el crisol del sufrimiento, la espera, la paciencia y la fe. Y esas vocaciones queremos ponerlas al servicio de nuestra Iglesia con amor, con cariño, con respeto. Solo necesitamos que nos escuche y que podamos contarle lo que estamos haciendo en nuestras comunidades. Nos encantaría contribuir de la manera más amorosa al crecimiento de la Iglesia y aportar esa valentía de la que somos especialistas.

P: ¿El papa Francisco no os ha recibido nunca para escucharos?

R: No, nunca. Ha recibido a obispas episcopalianas y a alguna luterana. También a las anglicanas de Escocia, todas ellas compañeras de otras familias cristianas, pero no a nosotras.

P: No parece encajar mucho con el esfuerzo de este papa para unir a las iglesias cristianas.

R: Francisco está teniendo proyectos maravillosos. De vez en cuando oímos cosas y otras veces nos extrañamos porque no entendemos por qué no nos llama a nosotras. Se lo hemos dicho por activa y por pasiva. Le mandamos recados por todos los cauces. Yo le he escrito varias veces y le he mandado una carta a través del nuncio que me recibió en París. Ni un guiño, ni una señal, ni una respuesta, ni un nada. Nada de nada. ¿Qué pasa que nos tiene miedo? ¿Por qué recibe a tantísima gente y escucha a todo el mundo menos a nosotras?

P: ¿Qué le dirían si las recibiese?

R: Que estamos aquí, que seríamos un viento fresco para entrar en la Iglesia ahora y que podemos aportar nuestra experiencia de estos 22 años en nuestras comunidades circulares.

Fuente RTVE

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“La causa de la mujer es de toda la humanidad”, por Miguel Ángel Mesa

Sábado, 21 de septiembre de 2024
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Boutros Ghali, que ocupó el cargo de Secretario General de las Naciones Unidas, afirmó: «Hoy más que nunca, la causa de la mujer es la causa de toda la Humanidad». Estas palabras pronunciadas hace unos 20 años siguen teniendo plena vigencia.

Las mujeres siguen discriminadas en buena parte del mundo pese a los avances de la igualdad de género, según el primer informe mundial de ONU Mujeres, dirigido por Michelle Bachelet. En el informe se pide que se tomen «medidas urgentes» porque «demasiado a menudo las mujeres sufren injusticias, violencia y desigualdad en sus hogares y trabajos», por lo que hay que acabar «con las injusticias que hacen que las mujeres sigan siendo más pobres y menos poderosas que los hombres en todos los países del mundo». Bachelet afirma que «se han logrado muchos avances en las esferas pública y privada en el último siglo. Sin embargo, la discriminación y la injusticia por razón de género siguen siendo frecuentes alrededor del mundo». Pese a que la violencia doméstica está tipificada como delito en 125 países, en el mundo hay todavía 603 millones de mujeres que viven en Estados que no la consideran un crimen, o que aún existen más de 2.600 millones de mujeres que viven en lugares donde la violación marital tampoco está criminalizada. Las mujeres cobran hasta un 30% menos que los hombres por el mismo trabajo en algunos países. «Además, las mujeres todavía se encargan más que los hombres de tareas domésticas y de cuidado no retribuidas en todas las regiones del mundo».

Por todo esto tenemos que transformar y re-animar el mundo y las relaciones entre los hombres y las mujeres. Re-animar tiene relación con anima, con lo femenino, con aquello que está presente en todo ser humano, sea hombre o mujer, aunque evidentemente en diferentes proporciones. De la misma manera que animusestá relacionado con lo viril, pero está también presente en todos los seres humanos. Animus y ánima conforman al ser humano y en definitiva a toda la humanidad.

Por lo tanto, debemos descubrir el animus yel anima que cada persona, hombre y mujer, llevamos dentro.Animus y anima, con sus características propias, pero que se combinan e interrelacionan perfectamente, llevando al ser humano a su plenitud. Cuando alguno de ellos toma el mando, margina al otro y la persona sufre una merma en su integridad. Esto es lo que pasa en nuestro mundo, con relación al hombre, en el que predomina el animus sobre el anima, siendo preciso recuperar el anima en los varones para avanzar hacia un mundo de igualdad entre hombres y mujeres.

Es decir, en nuestro mundo de hoy, es imprescindible que no solo las mujeres se unan y trabajen para acabar con tanto dolor, injusticias y discriminación causado por  los hombres, sino que los varones, llenos y equilibrados de animus y de anima, deben luchar con ellas para terminar con el sufrimiento infligido por la gente de su propio sexo. No para que dé un cambio la tortilla, como dicen algunos malintencionados, sino por justicia y, también por la plena y auténtica liberación de las esclavitudes a las que somete el machismo al hombre-varón.

Así alcanzarán su plena humanidad, lo femenino y lo masculino en plena conexión. Los hombres y mujeres trabajando de la mano por un mundo mejor, sin superioridad de unos sobre otros. El Dios de todo amor, de todos los hombres y mujeres, el Dios femenino y masculino, el Misterio de la Vida, la Ruah que alienta en cada mujer, en cada hombre.

«Felices quienes se identifican con un feminismo abierto e inclusivo, para dar a luz una sociedad diferente, un nuevo mundo, más humano, más divino»

Espiritualidad ,

“La palabra ¿es de los hombres?”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Miércoles, 4 de septiembre de 2024
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Mujeres-Afganistan_2700039971_17250829_660x371Tres años después de ocupar Afganistán, los talibanes prohiben ahora el sonido en público de la voz de la mujer

Naciones Unidas: Afganistán: La “ley de la moralidad” borra por completo la presencia de las mujeres en público y debe derogarse

“La humillante afrenta de silenciar a las mujeres con indiferencia es una experiencia tan arraigada en nuestra vida cotidiana que los ejemplos de imponer silencio a otro ser humano pueden ayudar, incluso mejor que casos más sensacionales para aclarar qué papel tiene el silencio en el mantenimiento de la actual distribución del poder en la sociedad”

“No estaría de más, quizá, que alguien nos ayudase a los hombres a ser conscientes de nuestra tendencia de a interrumpir a las mujeres mientras hablan”

“Negada y degradada, ridiculizada y temida, la voz femenina ha sido reducida al silencio, un silencio, sin embargo, que siglos después todavía parece pesar sobre el deseo de las mujeres de ser escuchadas, tomadas en serio y consideradas por sus capacidades y destrezas”

En un mundo que avanza de manera febril, inquietante y caótica, el silencio es cada vez más capaz de expresar las pasiones humanas mejor que las palabras, desde las más estimulantes y virtuosas hasta las más tristes. En el silencio podemos reordenar los pensamientos sacudidos por el frenesí de la vida cotidiana, encontrar la paz después de haber sufrido decepciones o abusos; pero también podemos experimentar la angustia de la espera, la inquietud de lo desconocido, el espectro de la soledad.

El silencio de los cobardes puede encubrir atrocidades y opresión, pero el silencio de los fuertes puede ser un gesto de valentía extrema, de oposición orgullosa a los halagos y las amenazas del poder. John Biguenet, dramaturgo y escritor estadounidense, en su libro ‘Silencio’, nos recuerda que perseguir el frágil y utópico hechizo del silencio es hoy la mejor manera de cuidar de nosotros mismos y de los demás.

Con todo, no es menos verdad que vivimos en un mundo donde las mujeres suelen ser silenciadas, a veces de forma violenta. Pero la humillante afrenta de silenciar a las mujeres con indiferencia es una experiencia tan arraigada en nuestra vida cotidiana que los ejemplos de imponer silencio a otro ser humano pueden ayudar, incluso mejor que casos más sensacionales para aclarar qué papel tiene el silencio en el mantenimiento de la actual distribución del poder en la sociedad.

No pocas veces el poder se ejerce a través de la palabra, pero, por otro lado, el poder también se puede ejercer a través del silencio. Charles de Gaulle escribió: «Nada fortalece la autoridad como el silencio, esplendor de los fuertes, refugio de los débiles». E, incluso, iba más allá: «El silencio es la última arma del poder». Seguramente también encontramos un significado similar en la frase de ‘Volviendo a Matusalén: un pentateuco metabiológico’ de George Bernard Shaw: «El silencio es la expresión más perfecta del desprecio». Sin embargo, más allá del desprecio, los poderosos pueden ignorar impunemente las cuestiones de los débiles y las peticiones de los desposeídos. Incluso Leonardo da Vinci está de acuerdo: «Nada fortalece la autoridad como el silencio». (Por supuesto, esta afirmación podría significar que el silencio de quienes sufren las leyes fortalece a quienes las dictan. Por un lado, Leonardo da Vinci, siempre bajo el control de mecenas poderosos, conocía bien las insoportablemente largas esperas para que un soberano rompiese su hermético silencio y encargara una nueva tarea).

No estaría de más, quizá, que alguien nos ayudase a los hombres a ser conscientes de nuestra tendencia de a interrumpir a las mujeres mientras hablan. Seguramente nosotros, los varones, nos consideramos exentos de tal comportamiento sexista. Es muy difícil creer que nuestro comportamiento masculino no haya producido o no produzca efectos en quienes son constantemente interrumpidas en sus intervenciones y hasta silenciadas por la presión, seguramente no tan evidente pero también muy real, de ceder ante las decisiones e imposiciones de la contraparte masculina.

Cuando en la Odisea homérica Penélope pide a Femio, el bardo, que cante algo menos triste sobre el peligroso regreso de los héroes aqueos de Troya, el imberbe Telémaco interviene bruscamente, invitando a su madre a regresar a sus habitaciones y recordándole que “la palabra es de los hombres”. Por sabia y madura que sea, Penélope inclina la cabeza delante de su hijo y se retira en silencio.

Negada y degradada, ridiculizada y temida, la voz femenina ha sido reducida al silencio, un silencio, sin embargo, que siglos después todavía parece pesar sobre el deseo de las mujeres de ser escuchadas, tomadas en serio y consideradas por sus capacidades y destrezas. Un silencio al que los hombres no parecemos siempre a querer renunciar, si pensamos en los insultos y las intimidaciones a las que son sometidas las mujeres -en las redes como en la política o en la cultura- no por lo que dicen sino por el simple hecho de querer hablar.

Evidentemente, en la alteridad radical de su voz, “diferente” y por tanto presagio de una concepción distinta del mundo, todavía se puede escuchar el eco de aquel peligro que temía el mundo griego, cuando, en las trágicas figuras de Medea, Antígona o Clitemnestra -por nombrar sólo algunos- vieron una amenaza real a la polis, a la comunidad, al orden establecido.

Cuando en la Odisea homérica Penélope pide a Femio, el bardo, que cante algo menos triste sobre el peligroso regreso de los héroes aqueos de Troya, el imberbe Telémaco interviene bruscamente, invitando a su madre a regresar a sus habitaciones y recordándole que “la palabra es de los hombres“. Por sabia y madura que sea, Penélope inclina la cabeza delante de su hijo y se retira en silencio.

Negada y degradada, ridiculizada y temida, la voz femenina ha sido reducida al silencio, un silencio, sin embargo, que siglos después todavía parece pesar sobre el deseo de las mujeres de ser escuchadas, tomadas en serio y consideradas por sus capacidades y destrezas. Un silencio al que los hombres no parecemos siempre a querer renunciar, si pensamos en los insultos y las intimidaciones a las que son sometidas las mujeres -en las redes como en la política o en la cultura- no por lo que dicen sino por el simple hecho de querer hablar.

Evidentemente, en la alteridad radical de su voz, “diferente” y por tanto presagio de una concepción distinta del mundo, todavía se puede escuchar el eco de aquel peligro que temía el mundo griego, cuando, en las trágicas figuras de Medea, Antígona o Clitemnestra -por nombrar sólo algunos- vieron una amenaza real a la polis, a la comunidad, al orden establecido.

Fuente Religión Digital

Cristianismo (Iglesias), Islam , , , ,

La teóloga que quiere ‘vetar’ a San pablo en misa: Algunos textos parecen “terroristas”

Lunes, 26 de agosto de 2024
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Pide cambiar el orden de lectura y no ofrecer la que pide a la mujer que se someta al marido.

Annette Jantzen, teóloga, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán (Alemania) pide que la segunda lectura de la carta del apóstol Pablo a los Efesios, que se lee mañana (ayer, Domingo XXI del Tiempo Ordinario) en todas las misas, y donde se pide que la mujer se someta a sus marido, no debería ofrecerse en los servicios religiosos

“La forma adecuada de afrontar este texto sería dejar de recitarlo”, sostiene Jantzen, que defiende que eso no supone una censura de la Biblia. “Somos nosotros mismos quienes damos sentido o no al Libro de los Libros”

Annette Jantzen, teóloga, casada y madre de tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán (Alemania) y acompaña a mujeres en situación de vulnerabilidad, lleva años luchando para feminizar el lenguaje de la liturgia, que considera que es demasiado patriarcal, pero ahora acaba de dar un salto cualitativo al pedir que la segunda lectura de la carta del apóstol Pablo a los Efesios, que se lee mañana en todas las misas, y donde se pide que la mujer se someta a sus marido, no debería ofrecerse en los servicios religiosos.

“Esta sección de la carta a la comunidad de Éfeso, escrita en un momento en que el orden social patriarcal ya había penetrado profundamente en las comunidades, ya no es adecuada como lectura de las Escrituras en los servicios religiosos, escribe la teóloga en su blog, alojado en la web de la diócesis germana.

“La forma adecuada de afrontar este texto sería dejar de recitarlo, sostiene Jantzen, que defiende que eso no supone una censura de la Biblia. “Somos nosotros mismos quienes damos sentido o no al Libro de los Libros”, según recoge el portal Katholisch.

Es un texto terrorista

“Desde la perspectiva de la igualdad de género, esta sección de la carta es también un texto terrorista porque, a pesar de todas las invocaciones al amor, la opresión y el estatus secundario continúa siendo sacralizando y, por lo tanto, sugiere que deben interiorizarse”, escribe la teóloga, que se pone en la piel de esas personas que han sufrido violencia física, verbal, sexual, psicológica o financiera al escuchar las palabras de san Pablo.

Surgido tras el Vaticano II, el orden de las lecturas es vinculante para toda la Iglesia según el rito romano, y consta de un ciclo de lectura de tres años para los domingos y festivos, y un ciclo de lectura de dos años para los días laborables. De los 31.187 versículos de la Biblia, unos de 12.000 se leen según el nuevo orden de lectura. De ahí que esta teóloga estime que la Iglesia aún tiene mucho dónde poder elegir lecturas más adecuadas.

Liturgia con lenguaje “demasiado patriarcal

En otras de las entradas de su blog, Jantzen denuncia el lenguaje “demasiado patriarcal” que se usa en la liturgia. “En la misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración“, escribe.

Considera Jantzen que “el lenguaje litúrgico o teológico se usa con demasiada frecuencia para gobernar a otros. Porque cuando hablo de Dios como soberano, rey y todopoderoso, esto transmite claramente una imagen de Dios que sabe todo y ya no cuestiona nada“. Y detrás de esas palabras e imágenes, añade, “hay ideas patriarcales de poder y omnipotencia”.

Fuente Religión Digital

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“El papa Francisco bloquea los temas más candentes del Sínodo”, por José Melero Pérez

Lunes, 5 de agosto de 2024
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IMG_6315De su blog Se hace camino al andar:

“Las esperanzas de una Iglesia actualizada se han desvanecido”

“En el próximo mes de octubre, estarán ausentes del debate sinodal los temas más importantes y urgentes que necesita la Iglesia para ser debatidos, como condición inexcusable para conseguir que sea una Iglesia en salida”

“El papa Francisco es quien decide los temas que se pueden debatir en el Sínodo de octubre, pero también los temas que deben quedar al margen… Esos temas son: el diaconado femenino, y por supuesto el sacerdocio femenino, el celibato opcional del clero y la pastoral LGTBI”

“Habría que añadir los temas que también consideró inamovibles en el décimo mandamiento de los diez que se propuso cumplir: aborto, divorcio, matrimonio homosexual, la eutanasia o el uso de anticonceptivos”

“Considero que el bloqueo a debatir todos esos temas, que los teólogos y creyentes progresistas consideramos imprescindibles para construir una Iglesia en salida que empiece a andar hacia un rumbo alejado de la tradición, es poner más palos a la rueda del progreso”

El papa Franciscoes quien decide los temas que se pueden debatir en el Sínodo de octubre, pero también los temas que deben quedar al margen, al considerarlos intocables, irrevocables e incuestionables. Esos temas son: el diaconado femenino, y por supuesto el sacerdocio femenino, el celibato opcional del clero y la pastoral LGTBI.

Habría que añadir los temas que Francisco también consideró inamovibles en el décimo mandamiento de los diez que se propuso cumplir. Lo dijo con estas palabras: No podemos seguir insistiendo en cuestiones referentes al aborto, al divorcio, al matrimonio homosexual, a la eutanasia o al uso de anticonceptivos.

Considero que el bloqueo a debatir todos esos temas, que los teólogos y creyentes progresistas consideramos imprescindibles para construir una Iglesia en salida que empiece a andar hacia un rumbo alejado de la tradición, es poner más palos a la rueda del progreso. Francisco viene a decir: “La Iglesia mantiene un matrimonio indisoluble con la tradición y no está dispuesta a separarse de ella, por mucho que insistan aquellos que desearían un cambio de rumbo, ya que eliminaría sus señas de identidad mantenidas durante casi dos milenios.” 

Análisis de los temas bloqueados por Francisco

1. Sobre el diaconado de la mujer

En una exhortación apostólica, el papa Francisco reclamaba que era “necesario ampliar los espacios para una presencia femenina en la Iglesia, concretamente en los distintos lugares donde se toman las decisiones importantes”. El acceso de las mujeres al diaconado lo dejó abierto, pero ahora lo ha cerrado, echando marcha atrás. Así de claro lo ha manifestado: ‘Si se trata de diáconos con el Orden sagrado; ¡NO …las mujeres prestan un gran servicio como mujeres, no como ministras’. También ha rechazado el sacerdocio femenino, echando un cerrojo a la igualdad entre hombres y mujeres, manteniendo el patriarcado antievangélico.

El teólogo progresista Juan José Tamayo cree que el gran escándalo de la Iglesia Católica, y desde hace siglos sin que haya cambiado nada, es la marginación de la que son objeto las mujeres. “Esto me parece no sólo un escándalo, sino la mayor contradicción porque va en contra del movimiento de Jesús de Nazaret, que es el punto de partida de la Iglesia y que fue un movimiento igualitario de hombres y mujeres, sin discriminación por razones de género. Creo que esto es lo que hoy más desacredita a la Iglesia Católica, donde las mujeres siguen estando discriminadas y siendo una mayoría silenciada”.

El Papa parece desconocer que la igualdad entre hombres y mujeres está explícita en la carta paulina a los Gálatas: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. (Gálatas 3:28)

También parece desconocer que Jesús acogió a las mujeres entre sus discípulos más cercanos: “Después de esto, iba por los pueblos y las aldeas predicando el Reino de Dios. Le acompañaban los Doce y algunas mujeres: María Magdalena, Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana y algunas otras discípulas, las cuales le asistían con sus bienes “(Lucas 8:1-5).

Es incuestionable, pues, que el Vaticano y el Sucesor de Pedro deben reconocer el apostolado realizado por hombres y mujeres en condiciones de igualdad en las primeras comunidades cristianas.

2. Sobre el matrimonio de los homosexuales

A lo más lejos que ha llegado la Iglesia es aceptar una bendición simple, de unos 20 segundos de duración, de parejas homosexuales, remarcando que son relaciones irregulares.

Las sociedades democráticas ya aceptan los matrimonios entre parejas del mismo sexo, superando en derechos humanos a la Iglesia, porque no ven en esas uniones nada irregular, como así lo considera la OMS y el propio Dios: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. (Génesis 1.31)

3. Sobre el celibato opcional del clero

El celibato opcional es una demanda cada vez más solicitada por los sectores progresistas del clero y de los creyentes. Es incuestionable que el celibato obligatorio es factor de riesgo para desvíos de tipo sexual y comportamientos pederastas.

Según Gerardo Di Fazio: “ La Iglesia Católica está formada por 24 expresiones distintas. Sólo el rito latino, que hoy tiene como cabeza al Papa Francisco, continúa con la disciplina del celibato sacerdotal.

¿Dónde, cómo y por qué surge esta disciplina? Hasta el año 1022 (hace exactamente mil años) muchos sacerdotes estaban casados, era lo normal y lo natural. De hecho, el primer papa, Pedro, lo estaba. Y entre los apóstoles de Jesús, sólo Juan era soltero.

En agosto de ese año, más precisamente en el Sínodo de Pavía, entre el papa Benedicto VIII y el rey Enrique II de Sajonia -más tarde consagrado Santo-, decidieron que los sacerdotes fueran célibes”.

4. Sobre el preservativo

El uso del preservativo continúa siendo un tema tabú para la Iglesia. El Papa afirmó que sólo puede utilizarse moralmente cuando uno de los miembros de la pareja sufra una enfermedad de transmisión sexual como el sida. Una medida muy restrictiva que no contempla que sea un medio de control de la natalidad, cuando él mismo dijo que es una irresponsabilidad tener a muchos hijos, y un medio de evitar contagios. Continúa, por tanto, la prohibición del uso libre del preservativo y de los anticonceptivos en general, con graves consecuencias como las que ocasionó Teresa de Calcuta, que a pesar de haber dedicado toda su vida a los pobres, estuvo en contra del preservativo siguiendo la moral de la Iglesia, provocando un empobrecimiento de centenares de familias que tuvieron más hijos de los que podían mantener.

5. Sobre el divorcio

Otro de los temas que la Iglesia mantiene como intocable es el divorcio, al considerar el matrimonio sacramental como una unión indisoluble entre un hombre y una mujer. El matrimonio para toda la vida es una utopía, porque la realidad muestra que el amor y la buena convivencia entre los dos cónyuges no siempre es permanente, pudiéndose generar una situación de sufrimiento y enfrentamiento por diversos motivos como infidelidades o maltrato machista. Peor aún si el matrimonio tiene hijos, porque ellos son los que más sufren esa situación, dejando huellas traumáticas. El divorcio en esa situación es necesario para salir de un infierno y reencontrar un nuevo amor. Incluso es una opción cristiana plausible porque Jesús lo que desea es que nos amemos los unos a los otros, y no que una pareja se esté tirando los platos todos los días. Además, no es partidario del sufrimiento al afirmar que “deseo misericordia y no sufrimiento”.

6. Sobre la eutanasia

Otro tema rechazado por la Iglesia es el derecho a morir dignamente cuando los medios paliativos son ineficaces para que el enfermo soporte el dolor y se encuentre en una fase terminal. Una vez más la Iglesia se muestra contraria a las palabras de Jesús, que prioriza la misericordia al sufrimiento.

7. Sobre el aborto

La Iglesia debería debatir el aborto terapéutico, que es aquel que se realiza en el caso de que la vida de la madre corra un alto riesgo; también cuando el feto presenta una grave y dolorosa malformación que hace que su vida sea inviable. De nuevo resuenan las palabras de Jesús que prioriza la misericordia al sufrimiento.

Conclusión

En el próximo mes de octubre, estarán ausentes del debate sinodal los temas más importantes y urgentes que necesita la Iglesia para ser debatidos, como condición inexcusable para conseguir que sea una Iglesia en salida, opuesta a la actual, cerrada a cal y canto por la tradición. Las esperanzas de una Iglesia actualizada se han desvanecido por el giro tomado por el papa Francisco de vuelta a la Iglesia tradicional. De ese modo, el modelo de la Iglesia actual no encaja ni en el evangelio, ni en los valores de las sociedades democráticas.

De todos modos, es poco probable que esos temas llegaran a buen fin si fueran tratados en el Sínodo, porque a pesar de incluir laicos y mujeres con voz y voto , la presencia de curiales es mayoritaria. Además, la última decisión siempre será del Papa, como afirma un colaborador de Bergoglio. Siendo así, la jerarquía siempre tendrá la sartén por el mango, al conservar la Iglesia la estructura jerárquica-piramidal-antidemocrática propia del Antiguo Régimen, demolido por la Revolución Francesa en 1789, hace 235 años, para sustituirlo por la democracia. Este Sínodo no va a suponer un paso para adelante, sino más bien, como afirma Jesús Bastante en RD, “será un paso para atrás, ya que orilla la mayor parte de las reivindicaciones de los sectores progresistas en la Iglesia (sacerdocio femenino, celibato opcional, pastoral LGTBI…), que no se debatirán entre los padres (y madres) sinodales”.

-Sobre la homosexualidad, el Papa mantiene la desaprobación de las relaciones entre personas del mismo sexo. De entrada, cabe decir que en ninguno de los cuatro evangelios aparece una referencia a la homosexualidad. Jesús no habla de ello, y eso significa que para él este tema no le suscitaba interés. (“Quien calla, otorga”.)

-Pero Pablo sí habla en contra de la homosexualidad. En la primera carta a los Corintios (6,9-10), dice: “¡No se hagan ilusiones! Ni quienes llevan una vida inmoral, ni los adúlteros, ni quienes tienen relaciones sexuales con otros hombres, … poseerán en herencia el Reino de Dios”.

-Pablo participa del pensamiento judío radicalmente contrario a la homosexualidad.

-La Organización Internacional para la Salud (OMS) ya afirmó que la tendencia homosexual no es ninguna anomalía ni enfermedad. Simplemente forma parte de la diversidad de la condición humana.

-Yo creo que la unión de una pareja homosexual debería ser acogida por la Iglesia con una celebración de oración y bendición, sin incluirla necesariamente en el sacramento del matrimonio.

-Sin embargo, la iniciativa del Papa para que se aporten reflexiones sobre este y otros temas relacionados con la situación actual de la familia, no deja de ser un reconocimiento de que es posible cambiar esta y otras doctrinas retrógradas.

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¿A qué conclusión llegas del papel que está haciendo el papa Francisco por la actualización de la Iglesia?

Quiero concluir que el papa Francisco se ha encontrado con una Iglesia muy inmovilista en todos los niveles. Esto hizo tomar conciencia al Papa de que era urgente renovarla para acercarla al Evangelio y a los nuevos valores emanados de los Derechos Humanos. Es una paradoja que la Iglesia primitiva significó un avance considerable al reconocer la dignidad humana, basada sobre todo en la igualdad entre hombres y mujeres, entre culturas diferentes, entre etnias…etc., mientras que en pleno siglo XXI son las sociedades democráticas las que están dando lecciones a la Iglesia.

Es de gran valor que el papa Francisco haya decidido actualizar la Iglesia para salir del inmovilismo, aunque sea demasiado tarde. Él ha comenzado una nueva etapa, que debe ser un punto de partida para que los siguientes pontificados sigan trabajando en las reformas que él ha iniciado. La aceptación y realización de estas reformas dependen de todo el pueblo de Dios, empezando por la alta jerarquía, por el clero y por los creyentes. Si no fuera así, la mentalidad reformadora del papa Francisco quedaría en papel mojado.

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , ,

Tú, María Magdalena, mujer.

Lunes, 22 de julio de 2024
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Del blog Tras las huellas de Sophia:

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Mirófora te reconocen,
tanto en evangelios canónicos como apócrifos.

Se te atribuyen tan contrastantes cualidades,
como solo un ser vital puede tener.

Prostituta, compañera, servidora, apóstol, adúltera, discípula,
proveedora, amiga, seguidora, la amada, hospedadora
enferma, penitente, enjugadora de lágrimas…
empero en cada una, tu impronta de MUJER.

En ti, Jesús el Señor,
mirándote a los ojos,
vio la creación de su Padre Celestial,
al cual Él también iba poco a poco descubriendo,
en su vida terrenal.

Mujer que con ímpetu desbordado,
creíste en el Rabí, que te amó,
como creación de su Padre celestial.

Seguiste al Maestro,
que hablándote de amor,
enjugó tus lágrimas
y te enseñó lo que es la esperanza,
en el Padre misericordioso.

Mujer fuerte que aún tras una cortina de llanto,
pudo ver en la mirada del Rabí,
la certeza del cielo prometido
y creyéndole, ayudada por Él,
te levantaste desde tu pobreza,
hasta convertirte en apóstol de los apóstoles,
por tus muchas batallas libradas y ganadas
en el Señor.

Magdala te vio nacer,
al pie de la cruz, renaciste en el Señor.

Mujer intrépida que ejemplo eres,
para muchos, para muchas otras como yo,
que en el cotidiano, libramos duras batallas por
ser como tú,… MUJERES valientes, seguidoras
del Maestro,
sororas con otras que al igual que tú,
muchas veces pareciera tenemos la contienda perdida.

No obstante, la fuerza del Espíritu dándonos la mano
nos levanta y nos une a ti,
gloriando eternamente al Rabí,
Señor del amor y de la misericordia.

*

Martha Eugenia,
Mujer Mariposa.
#poemario2023
04.07.2023

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***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Las mujeres seguimos siendo ‘una piedra en el zapato eclesial'”, por Consuelo Vélez.

Lunes, 15 de julio de 2024
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De su blog Fe y Vida:

“Sin novedad, el Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Sinodal”

“Las mujeres, como siempre, son el complemento: para presentar a los ponentes o para dar algún “testimonio”. Pero aquello que es central y fundamental, sigue en manos del clero”

“Sabemos que en el aula sinodal hay varias mujeres que afirman que no necesitan de más apertura de la que hay. Pero las preguntas son obvias: ¿Quiénes están allí? ¿por qué fueron invitadas?”

“Es demasiado difícil que quien está ejerciendo un cargo, repiense su cargo, reconozca que hay que transformarlo y se disponga a afrontar algo nuevo”

“La iglesia institución, se mantendrá al margen de este caminar y cuando se dé cuenta, no habrá muchos que estén esperando su respuesta. Pero los que nos dedicamos explícitamente a estas reflexiones, seguimos insistiendo y empujando a ver si algún día los pasos se acompasan”

Ya se intuía que el Instrumentum laborispara la próxima asamblea en Roma en octubre 2024, del sínodo sobre la sinodalidad, no tendría mucha novedad. Y, al leerlo, se confirma la intuición. En realidad, presenta la fundamentación eclesiológica de una iglesia sinodal ante lo cual nada que añadir, haciendo los énfasis que conocemos y que ha de ponerse en práctica: más participación laical por la dignidad bautismal y un ejercicio diferente del ministerio ordenado, incluido el papado para dar un testimonio más creíble de una iglesia con participación y corresponsabilidad de todos sus miembros.

Pero hagamos algunos comentarios para seguir pensando cuál es la realidad eclesial que pretendemos reformar y lo difícil que sigue siendo. A muchas personas les llamó la atención que el documento fuera presentado sólo por clérigos. Algún periodista en esa presentación, cuestionó ese hecho, pero la respuesta fue la justificación internalizada que tienen los que coordinan el sínodo, expresado más o menos así: somos los que dirigimos esto, por eso estamos aquí. Es decir, ni siquiera pasa por sus cabezas el comenzar a romper las formas de funcionar existentes para ir concretando la sinodalidad. Las mujeres, como siempre, son el complemento: para presentar a los ponentes o para dar algún “testimonio”. Pero aquello que es central y fundamental, sigue en manos del clero.

Algo rescatable del documento, es constatar que las mujeres seguimos siendo “una piedra en el zapato eclesial” y por eso hay bastantes referencias al papel de las mujeres en la Iglesia, pero siempre dando vueltas a lo mismo: abrir espacios a las mujeres, pero “lejos” del ministerio ordenado. Y pareciera que la iglesia es consciente de que, sin abrir espacios a las mujeres, la institución eclesial no puede ser “creíble, de ahí, que justifiquen, por un lado y por otro, tal vez para convencernos, de la importancia de las mujeres y de todos los espacios que podemos ocupar, sin que sigamos insistiendo en los ministerios ordenados.

Quien sabe si esta insistencia que no se está pudiendo ocultar, logre cambiar, ojalá más temprano que tarde, esa barrera frente a la participación plena de las mujeres en la Iglesia. Veremos cómo sigue este camino. Sabemos que en el aula sinodal hay varias mujeres que afirman que no necesitan de más apertura de la que hay. Pero las preguntas son obvias: ¿Quiénes están allí? ¿por qué fueron invitadas? ¿qué puesto ya “de hecho” ocupan en la instancia eclesial? Nada que ver con la multitud de escritos y conferencias que teólogas y mujeres comprometidas con la vida eclesial dan por el mundo pidiendo esa participación plena. Pero pocas de estas voces, consiguen asomarse en esos muros vaticanos.

El documento afirma que las asambleas continentales han sido una experiencia muy positiva para las conferencias episcopales que nunca se habían reunido de esa forma. Podrían haber recogido la rica y valiosa experiencia de la iglesia latinoamericana con sus cinco conferencias episcopales. Pero no pareciera que la iglesia de este continente fuera muy relevante. Más aún, si se revisa el nombre de los integrantes de los equipos y comisiones nombrados para el sínodo y para continuar con la reflexión de los temas que el Papa considera, necesitan más estudio, la presencia latinoamericana no es muy significativa. Nuestra iglesia sigue siendo muy eurocéntrica y lo periférico es solo una pequeña “muestra”.

Viendo la constitución de las diez comisiones y su referencia a los dicasterios romanos que Francisco propuso, recordé que en los inicios del Concilio Vaticano II se pensó en encomendar a cada dicasterio romano la temática que le correspondería, facilitando la reflexión y, de esa manera, el Concilio terminaría pronto. Cuando se determinó que no fuera así, -mirándolo desde el hoy-, se constata como esa desinstalación permitió dar los frutos de ese concilio.

 Haciendo analogía con el momento actual, me pregunto si algo nuevo podrá salir de allí. Es demasiado difícil que quien está ejerciendo un cargo, repiense su cargo, reconozca que hay que transformarlo y se disponga a afrontar algo nuevo. Sinceramente, aunque no es imposible, me parece muy difícil que estas estructuras logren movilizarse y veremos, si de aquí a junio del 2025 -fecha en la que dijeron, estas comisiones darían sus resultados- alguien recuerda que se estaba estudiando y celebra sus resultados.

El documento nombra cinco veces a los “pobres” y la necesidad de escucharlos. Se refiere una vez a los migrantes y una vez la “casa común”. Pero el grito de los pobres es un “tema” para estudiar en una de las comisiones y su rostro “múltiple” no se explicita. Dice que hay que incluir a todos, pero es incapaz de nombrar a la diversidad sexual que con tantos rechazos se encuentra en la vida eclesial. Refiriéndose a las mujeres señala que hay que prestar atención al lenguaje en las imágenes bíblicas, predicaciones, catequesis, etc. Esto es muy positivo, la lástima es no decir lenguaje “inclusivo, para responder a tantos, en la sociedad y en la iglesia, que rechazan este término.

Claramente se ha explicitado que el sínodo es sobre la sinodalidad y por eso las “particularidades” se dejan para los “expertos” que las estudien en otro momento. No parece la consecuencia lógica con la etapa de escucha en la que se expresaron todas las particularidades -que son más que eso, porque son estructuras de poder que desdicen de la Iglesia- y frente a las cuáles la gente se ilusionó que fueran tratadas y se dieran respuestas adecuadas.

En fin, en la práctica, la mayoría del Pueblo de Dios no tiene mucho interés en este proceso sinodal. Independiente de lo que se diga en el centro eclesial, la gente sigue viviendo su fe y abriendo nuevos caminos para entenderla, expresarla y celebrarla. Y una vez más, la iglesia institución, se mantendrá al margen de este caminar y cuando se dé cuenta, no habrá muchos que estén esperando su respuesta. Pero los que nos dedicamos explícitamente a estas reflexiones, seguimos insistiendo y empujando a ver si algún día los pasos se acompasan. De ahí este escrito, aunque sea para decir lo difícil que resulta la reforma de la Iglesia.

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“¿Dignidad infinita? Sí, pero menos… (I)”, por Jesús Martínez Gordo

Jueves, 13 de junio de 2024
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IMG_5223“La Declaración vaticana cojea escandalosamente cuando se adentra en la cuestión del género”

Este es un primer comentario de la declaración vaticana ‘Dignidad infinita‘ a cargo de Jesús Martínez Gordo que se centra en la génesis de este importante documento y las primeras reacciones entusiastas

Como no podía ser de otra manera, la Declaración “‘Dignitas Infinita’ sobre la dignidad humana” está siendo recibida, dejando aparte el enorme colectivo de los indiferentes, con dos tipos de generalizadas reacciones

Le seguirá, en el próximo número, otro Tema del Mes dedicado a las críticas, tanto generales como específicas de sus puntos más polémicos

Como no podía ser de otra manera, la Declaración “‘Dignitas Infinita’ sobre la dignidad humana (08.04.2024) está siendo recibida, dejando aparte el enorme colectivo de los indiferentes, con dos tipos de generalizadas reacciones: la primera, de acogida -a veces entusiasta- tanto por parte de personas y colectivos abiertos como tradicionalistas y, la segunda, de crítica, sobre todo, por parte de algunos de los sectores más progresistas de la Iglesia católica y de la sociedad civil.

En la primera de la reacciones, la de acogida entusiasta, mucho ha tenido que ver el nombramiento del cardenal Víctor Manuel Fernández, un hombre teológicamente más cercano al Papa Francisco, como Prefecto del Dicasterio para la doctrina de la fe, después de que el obispo de Roma hubiera tenido que soportar las críticas -en privado y, a veces, en público- del también cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de dicha Congregación hasta el 2017, el año en el que, una vez finalizado su mandato, no le fue renovado.

Pero también después de que el obispo de Roma hubiera tenido que sobrellevar a Luis Francisco Ladaria como Prefecto de dicha Congregación desde 2017 hasta 2023. Este jesuita procedió -mientras estuvo al frente del Dicasterio- como lo había hecho antes de que lo nombrara para presidir dicha Congregación: como un teólogo conservador, poco o nada habituado a dialogar con la sociedad y bastante alejado de la perspectiva pastoral del Papa. La verdad es que su nombramiento sorprendió, en particular, a quienes le conocían tanto por su andadura académica como por sus intereses teológicos.

Quizá, pensaron los más bienintencionados, es muy posible que la común pertenencia a la Compañía de Jesús facilite al nuevo Prefecto la necesaria sintonía con las opciones de este singular Papa. Y que, en conformidad con tal potencial sintonía, el cardenal Ladaria presente las opciones y decisiones de Francisco con el adecuado y oportuno formato teológico, y que le acompañe en la tarea de afrontar las interpelaciones que le llegan desde ámbitos y medios anclados en una lectura involutiva y preconciliar del Vaticano II o -cuando menos- nostálgica del magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI. En definitiva, pensaron tales bienintencionados, es bastante probable que L. F. Ladaria pueda hacer un trabajo parecido al realizado por J. Ratzinger desde los primeros momentos del pontificado de Juan Pablo II.

Nada -o muy poco- de eso pasó. Su mandato al frente de la Congregación estuvo más presidido por no inquietar a los tradicionalistas que por ayudar al Papa Franciscoa verter en un discurso teológicamente consistente sus intuiciones y decisiones o por acompañarle en el afrontamiento de las interpelaciones -frecuentemente ataques- que le llovían desde los ámbitos más involucionistas de la Iglesia católica.

Ha tenido que ser nombrado el cardenal V. M. Fernández al frente de dicho Dicasterio para que las cosas hayan empezado a cambiar. En concreto, no solo para dejar de condenar a los teólogos y respetar su libertad de investigación y docencia (indicación dada por Francisco al cardenal Müller), sino también para que se haya empezado a dejar de seguir contentando a los tradicionalistas (como ocurría en el tiempo en el que lo presidió el cardenal Ladaria) y comenzar a  presentar las decisiones pastorales de Francisco y responder a las interpelaciones que se le venían formulando con propuestas y  respuestas, teológicamente consistentes.

Es lo que se puede apreciar en las Declaraciones “Fiducia Supplicans”  (2023) y “Dignitas infinita” (2024) y, sobre todo, en la defensa papal de estos dos textos magisteriales en diferentes ocasiones, algo no ocurrido con otros documentos anteriores emanados de la Congregación, finalmente Dicasterio para la fe.

Y ahora, sí, hay que volver a recordar que, una vez publicada la Declaración “Dignitas Infinita”, están siendo, afortunadamente, muchos -como he adelantado- los que la están acogiendo de manera entusiasta, tanto progresistas como conservadores. Por ejemplo, están quienes valoran la recuperación de la dignidad humana que, propia de todos los seres humanos, también lo es de todas las personas, independientemente de su condición económica, social o vital, y, obviamente, del “nasciturus”.

También son muchos los que están recibiendo elogiosamente la voluntad -que atraviesa toda la Declaración- de conjugar la Escritura y la razón humana, reconociendo no solo una incuestionable circularidad entre ellas, sino, sobre todo, acogiendo la razón humana en libertad en la importancia que tiene cuando también se trata de discernir la voluntad de Dios. Al fin y al cabo, la razón en libertad, como la misma Escritura, es otro “lugar teológico” (M. Cano), a pesar de que no se la haya tomado en la relevancia que también tiene -y ha de seguir teniendo- en la Iglesia, ya sea porque se ha primado una lectura -frecuentemente sesgada- de la tradición, ya sea porque se han favorecido lecturas de la Escritura no siempre en sintonía con los mejores resultados de las investigaciones exegéticas o ya sea por el temor a no incurrir en una interpretación secularista; un riesgo tan evidente como, a veces, sospechosamente invocado para no tener presente que el sentir mayoritario del Pueblo de Dios -reconocido como “sensus fidei” en lo mejor de la tradición eclesial- también es expresión del Espíritu de Dios.

Pero también hay que volver a recordar que tampoco están faltando las críticas, sobre todo, por parte de algunos sectores más abiertos y progresistas de la Iglesia católica cuando centran su atención en algunas cuestiones particularmente polémicas en este texto: el Vaticano -han denunciado bastantes de ellos- no puede invocar la Declaración universal de los derechos humanos sin todavía haberlos ratificado y sin aplicarlos en la Iglesia. No es de recibo argumentar de esta manera.

Pero esta observación crítica, siendo notable, no es la única. En efecto, han recordado otros, los redactores han entregado un documento ayuno de autocrítica de principio a fin. Y esto, en un texto en el que se aborda la cuestión de la dignidad humana es algo de lo que la institución eclesial se encuentra particularmente necesitada, tanto como del agua el mes de mayo. Sin embargo, nada de eso es perceptible en el texto.

Y, sin ánimo de cerrar este apartado -en el que habrá que adentrarse más adelante- la Declaración vaticana cojea escandalosamente cuando se adentra en la cuestión del género y se limita repetir -con un pequeño cambio- lo dicho al respecto por Juan Pablo II, no atendiendo debidamente -tal y como de manera acertada se defiende en las opciones de fondo de la misma Declaración- a la razón en libertad o, lo que es lo mismo, los avances científicos al respecto, con la Escritura.

Los progresos que la razón humana está alcanzando sobre el género estos últimos años obligan a repensar el alcance y sentido de la llamada “ideología de género” que el documento modula como “Teoría de género”. Tal “ideología o teoría de género”, recuerdan los críticos, puede ser una denuncia procedente en abstracto, pero no tiene sentido cuando tenemos delante a una persona a la que se ha asignado -en conformidad con el criterio visual- un sexo biológico que no se corresponde con su manera de afrontar la existencia, de situarse y ser reconocida en el mundo o que, en el extremo, se encuentra en sus antípodas. La binariedad sexual o de género ha dejado de ser una evidencia. Toca cambiar por razones científicas. Y cuanto antes, mejor.

Estas y otras críticas, a la vez que explicitan algunas de las contradicciones en las que todavía se encuentra un magisterio eclesial que -interesado en articular Escritura y razón en libertad o, lo que es lo mismo, la moderna exégesis escriturística y los avances científicos- sigue teniendo dificultades para articular su proclamación de la “dignidad infinita” con la escucha atenta de los resultados que se vienen alcanzando en las investigaciones contemporáneas sobre sexo y género.

Si lo primero, la proclamación de la dignidad absoluta de la persona es de recibo en el plano de los principios, lo segundo, la escasa o nula atención a los avances que se vienen alcanzando en tales saberes sobre el sexo y el género, no es de recibo o, en todo caso, es manifiestamente criticable; a no ser que tal falta de articulación obedezca al temor -aunque se revista con un manto de prudencia- a desenterrar algunos de los muchos demonios familiares y extrapolaciones que todavía persisten entre las filas del catolicismo más tradicional cuando se practica sin complejos dicha articulación entre Escritura y razón en libertad.

Pero antes de adentrarse en este y en otros puntos críticos de la Declaración, es preciso asomarse a la misma realizando una lectura todo lo empática que sea posible. Solo habiendo dado este primer paso, tiene sentido volver a recuperar lo críticamente adelantado y adentrarse en esos y en otros puntos; algo que, al fin y al cabo, también es tarea y cometido de una teología responsable y, por ello, rigurosa.

Fuente Religión Digital

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“¿Qué es lo que falta para una iglesia sin discriminación en razón del sexo? “, por Consuelo Vélez

Viernes, 26 de abril de 2024
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De su blog Fe y Vida:

“Si más mujeres fueran conscientes de su dignidad bautismal, se podría erradicar el clericalismo”

”Comienza a ser políticamente “correcto” que haya mujeres en todos los lugares. Sin embargo, afirmar tanto que a la iglesia le falta la participación de las mujeres puede esconder una afirmación más necesaria: a las mujeres les falta más conciencia de su dignidad personal y bautismal. Y, me parece que aquí, también hay mucho por trabajar”

“¿Qué pasa entonces con las mujeres en la iglesia que consideran “normal”, “mejor”, “voluntad divina”, “no necesario” o no sé que otra razón, ser excluidas en razón del sexo de algunas instancias eclesiales?”

“Algunas responderán que Jesús se encarnó en un varón. Eso es innegable. Pero ¿eso hace que el sexo masculino pueda tener privilegios? Si así fuera, no parecería que Dios respaldara la igualdad fundamental de todos los seres humanos, creados a su imagen y semejanza”

Continuamente escuchamos que a la Iglesia le hace falta la presencia de las mujeres. Pero, al mismo tiempo se dice, que son ellas las que más acuden a la Iglesia, las que realizan muchas actividades pastorales e, incluso, las que más cultivan la espiritualidad y el compromiso social. Se preguntaría uno, entonces, si en verdad a la iglesia le falta la participación de las mujeres.

La respuesta que se da es que falta en los niveles de liderazgo y dirección. Es verdad que, en esos niveles, no solo falta, sino que está ausente casi absolutamente. Por eso el papa Francisco está nombrando a más mujeres en puestos de cierta relevancia en la curia romana y, en otras instancias, se está comenzando a buscar que haya más mujeres en todos los eventos, reuniones, comités, etc., que se propongan.

Comienza a ser políticamente “correcto” que haya mujeres en todos los lugares. Sin embargo, afirmar tanto que a la iglesia le falta la participación de las mujeres puede esconder una afirmación más necesaria: a las mujeres les falta más conciencia de su dignidad personal y bautismal. Y, me parece que aquí, también hay mucho por trabajar. Veamos qué quiere decir lo que acabo de afirmar.

A nivel social, los derechos humanos ponen a mujeres y varones en igualdad de condiciones y la lucha es constante porque eso se reconozca y se cumpla. ¿Qué pasa entonces con las mujeres en la iglesia que consideran “normal”, “mejor”, “voluntad divina”, “no necesario” o no sé que otra razón, ser excluidas en razón del sexo de algunas instancias eclesiales?¿qué pasa con tantas mujeres en la iglesia que sabiendo que por el bautismo tienen la dignidad fundamental de su ser cristiano, no les inquieta, no les molesta, no les duele, el no poder ser mediación de la presencia de Cristo en el servicio sacramental?

Las preguntas podrían multiplicarse: ¿qué pasa con tantas mujeres que defienden el seguir hablando en masculino aduciendo que ellas se sienten incluidas? ¿no se dan cuenta que, si solo se privilegia lo masculino en el lenguaje, lo femenino es invisibilizado? ¿qué pasa con tantas mujeres en la Iglesia que siguen fomentando el clericalismo porque consideran que lo masculino si es mediación divina para orientarlas en su espiritualidad? ¿qué pasa con tantas religiosas que consideran que no hace falta estudiar teología porque creen que eso es para los llamados al presbiterado sin darse cuenta que la labor evangelizadora supone un desarrollo intelectual adecuado a la tarea que llevan entre manos? ¿qué pasa con tantas mujeres en la iglesia que huyen de cualquier pensamiento feminista y les parece que luchar por los derechos de las mujeres les hace perder la aceptación en los círculos eclesiales que frecuentan? ¿qué pasa con tantas mujeres que no se preguntan porque solo tenemos imágenes masculinas de Dios, si varón y mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios?

Algunas responderán que Jesús se encarnó en un varón. Eso es innegable. Pero ¿eso hace que el sexo masculino pueda tener privilegios? Si así fuera, no parecería que Dios respaldara la igualdad fundamental de todos los seres humanos, creados a su imagen y semejanza. Por supuesto la encarnación supuso limitarse a un sexo, a una cultura, a un tiempo, a una lengua, a unas costumbres, a un momento histórico. Pero nada de todas las otras características de la encarnación las aducimos como imprescindibles para hoy ser mediación de Dios. Solamente el sexo masculino perdura en las mentes, imaginarios y decisiones.

Es más urgente trabajar por transformar la conciencia de las propias mujeres para que se valoren como imagen de Dios y no acepten ninguna discriminación en razón del sexo

En definitiva, en la medida que haya más participación de las mujeres en la Iglesia, se irá cambiando el rostro masculino y clerical y los valores e imaginarios se irán transformando poco a poco. Pero es más urgente trabajar por transformar la conciencia de las propias mujeres para que se valoren como imagen de Dios y no acepten ninguna discriminación en razón del sexo. Por supuesto ni todas podemos hacer todo, ni todas se sienten llamadas a todo, pero lo que no se puede aceptar es que sigan existiendo discriminaciones en razón del sexo que pongan un límite al ser mujer en la realización de su ser personal, de su ser bautismal, de su protagonismo y compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia, desde todos los lugares y responsabilidades que todos los miembros de la iglesia están llamados a realizar y, a las que muchas mujeres se sienten llamadas.

Lo que acabo de decir puede parecer obvio para algunos, innecesario para otros, demasiado reivindicativo para unos cuantos, desconcertante para quienes tienen la convicción profunda que las mujeres aportamos aquello que los hombres no tienen y viceversa, pero, en la medida que se desvanece la organización patriarcal y clerical, más claridad tenemos sobre nuestro propio ser y más nos urge que las cosas sean como siempre debieron ser. Si más mujeres fueran conscientes de su propia dignidad bautismal, sería más fácil erradicar el clericalismo y, posiblemente, más rápido la iglesia de Jesús podría dar testimonio de este texto tan conocido de Pablo en la carta a los Gálatas: “no hay judío, ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer porque todos somos uno en Cristo Jesús” (3, 28).

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“Las mujeres siguen a Jesús: memoria y conflicto”, por Carme Soto Varela

Miércoles, 24 de abril de 2024
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IMG_4037El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa”

“Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas”

“Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18)”

Al comienzo de la Semana Santa quizá no esté de más recordar el lugar de las mujeres en los acontecimientos que celebramos estos días y a partir de ellos preguntarnos por el horizonte de seguimiento al que hoy las mujeres creyentes podemos aspirar. En esa encrucijada entre la pregunta y el recuerdo está la legitimación de los anhelos de muchas mujeres de encontrar en la Iglesia un lugar propio, inclusivo y liberador y de un reconocimiento pleno de su palabra y de su experiencia espiritual.

El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa. Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas. Se van dando pasos, sin duda, pero todavía queda mucho camino por recorrer y muchos cambios que implementar para que la Iglesia sea de verdad esa comunidad inclusiva que Jesús proclamó.

Una memoria conflictiva

María Magdalena es quizá un ejemplo paradigmático de cómo el horizonte del discipulado de las mujeres se fue resignificado para que encajara en las expectativas y valores que las sociedades tradicionalmente han asignado al sexo femenino colaborando en su silenciamiento y a su lugar secundario en la Iglesia.

En la memoria colectiva cristiana sigue arraigada, a pesar de los estudios serios y contrastados que se han hecho sobre su figura, la idea de su identidad pecadora y redimida por su amor a Cristo. Las relecturas que se han ido haciendo de ella a lo largo de los siglos en el arte, la literatura, el cine o las reflexiones religiosas la han perpetuado como un modelo de la fragilidad y dependencia femenina.

Un modelo con el que cada vez se identifican menos las mujeres. Como nos recuerda Carmen Bernabé: “Desde en el último tercio del siglo XX, la memoria de María Magdalena discípula de primera hora, apóstol, enviada con autoridad ha sido reivindicada como ejemplo, inspiración y modelo de autoridad por teólogas feministas y grupos de mujeres que encuentran en ella la fuerza y legitimidad para empoderarse en situaciones muy difíciles, para reivindicar una mayoría de edad en la Iglesia y una participación igual a los varones en los órganos de decisión de la vida comunitaria “ (Qué se sabe de… María Magdalena, 2020, 216).

Ella alienta así el testimonio y la audacia de muchas mujeres que nos reconocemos en su impotencia, en su silenciamiento, pero también en la confianza y en su adhesión a la persona de Jesús, que la mantuvo en la certeza de la esperanza, la capacitó para reconocerlo resucitado y la fortaleció en la difícil y arriesgada misión de ser portadora del primer anuncio del kerigma a pesar de muchos obstáculos.

Pero no las creyeron…(Lc 24, 8)

El evangelio de Lucas nos transmite con claridad la dificultad que la primera comunidad de Jesús tuvo en creer el testimonio de las mujeres sobre su encuentro con Jesús resucitado. Siglo tras siglo las mujeres seguimos experimentando como se cuestiona nuestra palabra y de nuestra experiencia. No se duda de nuestra fe ni de nuestra necesaria implicación eclesial, pero se sigue sosteniendo en la teología y a tradición un techo de cristal para nuestros carismas y dones.

La “negra sombra” de los abusos dentro y también fuera de la Iglesia planea en la vida de las mujeres como una niebla mucho más densa. El testimonio de muchas mujeres victimas de abusos sexuales, de autoridad y de conciencia, muchas mas veces de las esperables, son puestos entre paréntesis porque se considera que, siendo adultas, hay libre consentimiento. No falta,tampoco, quien sigue pensando que la seducción es un arma de mujer, descargando así de culpabilidad a quien agrede.

Las mujeres en nuestras parroquias, asociaciones, comunidades… nos seguimos encontrando con situaciones cotidianas que evidencian multitud de micromachismos que, casi imperceptiblemente, nos relegan a un lugar segundario, nos silencian o nos obligan a escuchar explicaciones o reflexiones en tono paternalista como si nuestra condición natural fuese la ignorancia (mansplaining).

Estas experiencias no son anecdóticas y tienen nombres propios, sufrimiento y cansancio. Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18).

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“¿De dónde vino esa fuerza y autoridad interna que llevó a las mujeres de la Iglesia primitiva a ignorar los intentos de silenciarlas?”, por Christine Schenk CSJ

Sábado, 23 de marzo de 2024
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Sarcófago con retrato femenino. Siglo IV

El valor de anunciar a Cristo

La vida religiosa tal como la conocemos hoy -tanto la contemplativa como la activa- ha evolucionado a lo largo de dos milenios

En este último de cuatro artículos, Christine Schenk analiza qué pudo haber llevado a las mujeres del cristianismo primitivo a ser contribuyentes activas de la edificación de la Iglesia

(Vatican News).- Como se relata en los tres artículos anteriores de esta serie, la evidencia que nos llega de la iconografía y las inscripciones en las tumbas sobre las mujeres del cristianismo primitivo, junto con los escritos contemporáneos sobre las “madres de la Iglesia”, todo esto demuestra que las mujeres han ejercido formas de gobierno en el servicio como viudas inscritas (en el catálogo de viudas), diaconisas, guías de iglesias domésticas y monasterios, evangelistas, maestras, misioneras y profetisas.

En muchos casos, las mujeres han gobernado a otras mujeres aunque hay excepciones relevantes como la de la diaconisa Marthana de Seleucia (Turquía), que gobernó un monasterio doble en el sitio del martirio de Santa Tecla. Estas mujeres del cristianismo primitivo testificaron y predicaron libremente a pesar de la fuerte oposición de los hombres del cristianismo primitivo.

Cómo las mujeres han superado a la oposición

IMG_6327Uno podría preguntarse con razón de dónde vino esa fuerza y autoridad interna que llevó a las mujeres de la Iglesia primitiva a ignorar los intentos de silenciarlas. Creo que lo que impulsó a las mujeres a hablar en lugar de permanecer en silencio fue su fe en el Cristo resucitado.

El sarcófago que vamos a examinar proporciona una pista de cómo al menos una mujer cristiana (a la que llamaremos Junia, ya que se desconoce su verdadero nombre) entendió cuál era la fuente de su autoridad interior.

En el centro de la figura 1, Junia tiene en la mano izquierda un código mientras la derecha se levanta en gestos de orador. A sus dos lados, escenas bíblicas que representan (de izquierda a derecha): Dios Padre con Caín y Abel; Cristo con Adán y Eva; la curación del paralítico; la curación del ciego de nacimiento; el milagro de Caná y la resurrección de Lázaro. Unos años antes de su muerte, Junia, o su familia, había encargado este sarcófago esculpido de forma única, para conmemorarla a ella y a los valores que habían plasmado su identidad.

Cuando Junia muriera, su sarcófago sería llevado a su casa donde ella estaría expuesta durante siete días para que familiares, clientes y amigos pudieran rendirle homenaje y admirar asombrados su memorial esculpido con tanta pericia: entrarían en un espacio liminal para meditar sobre su vida, sus valores, sus convicciones e, inevitablemente, sobre el significado de la vida y la muerte.

“Junia deseaba que sus seres queridos entraran en un espacio liminal para experimentar el poder de Cristo para revertir los efectos de la caída, con la curación del ciego y el lisiado, proporcionando vino en abundancia en el nuevo Reino de Dios y despertando a Lázaro (y Junia) de entre los muertos”

IMG_6328En un artículo publicado en 2004, la Dra. Janet Tulloch, especialista en artes figurativas del cristianismo primitivo, señaló que el arte antiguo podía considerarse como un discurso social destinado a atraer al observador como si fuera un participante” y que el arte se entendía “para interpretar significados, no simplemente para incorporarlos”. Según el criterio de la Dra. Tulloch, por lo tanto, es razonable pensar que Junia deseaba que sus seres queridos entraran en un espacio liminal para experimentar el poder de Cristo para revertir los efectos de la caída, con la curación del ciego y el lisiado, proporcionando vino en abundancia en el nuevo Reino de Dios y despertando a Lázaro (y Junia) de entre los muertos.

¿Dónde había encontrado, Junia, la autoridad para dar testimonio y enseñar a Cristo? Una sugerencia puede darnos la expresión de su rostro, esculpido cerca del de Cristo que se inclina hacia ella, con la boca abierta, como si estuviera murmurando algo en su oído (fig. 2). Junia y su familia querían que fuera recordada como una persona que había enseñado con la autoridad de Cristo. Las personas que la lamentan no solo se comunican con la difunta Junia, sino también con el Cristo que sana y levanta a través del significado evocado y “realizado” por el arte en su sarcófago. Junia exhorta a los vivos a abrazar a Cristo que ha autorizado su ministerio y del que ella da testimonio incluso más allá de la muerte.

Los siguientes  mujeres pioneras   

IMG_6329Estas mujeres del IV son precursoras de las religiosas monásticas y apostólicas de las épocas posteriores, que confiaban en el poder de Cristo para traer curación y justicia, a pesar de la fuerte oposición a la que se enfrentaban. Por ejemplo, el nacimiento y el desarrollo de la educación pública y de los hospitales -en Occidente y en el Sur del mundo- puede atribuirse a órdenes de religiosas que se negaron a ser encerradas en un convento para ser libres de asistir a los enfermos, a los pobres y a los analfabetos.

Clara de Asís escribió la primera regla monástica para mujeres: nunca más su comunidad habría confiado en las dotes de los ricos. Y eso significaría que todas sus hermanas serían iguales. El obispo le opuso una tenaz resistencia y solo cedió cuando Chiara se encontró en su lecho de muerte. A pesar del miedo a la Inquisición, Teresa de Ávila indicó nuevos caminos para experimentar la presencia de Dios en el centro de nuestra existencia y en las instituciones y sacramentos de la Iglesia. Durante la epidemia de la Estrella de la Muerte, Juliana de Norwich proclamaba un Dios misericordioso que no condenaba a la condenación eterna a los que morían antes de haber recibido la absolución, como en cambio la Iglesia enseñaba en aquel tiempo. “Todo irá bien, todas las cosas irán bien“, les decía a sus conciudadanos desesperados. En general, los Doctores de la Iglesia-mujer, como Teresa de Ávila, Hildegard von Bingen, Teresa de Lisieux y Catalina de Siena, daban testimonio de un Dios de la misericordia más que del juicio.

El nacimiento y el desarrollo de la educación pública y de los hospitales -en Occidente y en el Sur del mundo- puede atribuirse a órdenes de religiosas que se negaron a ser encerradas en un convento para ser libres de asistir a los enfermos, a los pobres y a los analfabetos”

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“En general, los Doctores de la Iglesia-mujer, como Teresa de Ávila, Hildegard von Bingen, Teresa de Lisieux y Catalina de Siena, daban testimonio de un Dios de la misericordia más que del juicio”

Los relieves esculpidos en la tumba de nuestra antepasada “Junia” nos permiten intuir que su experiencia de comunión con Cristo resucitado fue fundamentalpara su predicación y enseñanza, a pesar de las advertencias de permanecer en silencio. En la larga historia del cristianismo -y quizás en particular en la historia de las órdenes religiosas femeninas- la cercanía de Cristo ha ayudado a los creyentes a superar obstáculos aparentemente imposibles, alentándolos a afrontar riesgos para nuestro Abba, Dios-Padre, cuyo amor -al final- reinará tanto en la tierra como en el cielo.

Fuente Religión Digital

 

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