Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Monasterio interior’

“El monasterio interior”, por Gabriel María Otalora

Sábado, 6 de julio de 2024
Comentarios desactivados en “El monasterio interior”, por Gabriel María Otalora

IMG_5678De su blog Punto de Encuentro:

| Gabriel Mª Otalora

En tradiciones y épocas muy distintas, hombres y mujeres han buscado lugares donde encontrarse a sí mismos. Desde luego que no pasamos por el mejor momento en esto de la interioridad espiritual. Aun así, junto al materialismo que nos ahoga hacia fuera, se van implantando semillas de introspección que buscan la recuperación de paradigmas éticos universales. Son esfuerzos éticos sembradores pugnando por desafiar al estruendo que mantiene la esencia humana en la superficialidad. Nosotros, los cristianos, también estamos atrapados en la vorágine de lo inmediato aunque, como decía, se vislumbran caminos de espiritualidad que nos acompañan en la ya difícil espiritualidad de mínimos (exigencia ética), y no digamos en la espiritualidad desde Cristo (como una oferta más radical), atrapados en el consumismo que se expande con demasiada facilidad.

Dicha reacción todavía débil ante semejante ahogamiento interior nos desafía a recuperar un proyecto de vida espiritual, personal, pero conectado en comunidad para que el camino se realice de manera compartida y solidaria, en crecimiento mutuo. Dándole vueltas a esto, me encuentro con la experiencia del Monasterio Wi-Fi creado por un grupo de monjas amigas en su pretensión de facilitar la oración también a través de este medio. La experiencia inicial reunió en el encuentro celebrado en Roma a mil personas. Lo llamaron ´Primer Capítulo General del Monasterio de Wi-Fi´ centrado en la vida espiritual. Año a año, dichas reuniones se han consolidado hasta congregarse 3.600 personas venidas de toda Italia.

¿Fue casualidad que sean mujeres? Las iniciadoras de este movimiento responden que, “después de todo, ¿no es María quien nos invita a seguir a Jesús?” Con el tiempo nacieron una veintena de “monasterios locales” en Italia donde todas esas personas se reúnen una vez al mes para meditar sobre el tema abordado en el Capítulo general anual y proponer iniciativas.

El monasterio tradicional es un lugar de espiritualidad en soledad y, a la vez, unión en comunidad. Es un espacio exteriormente visible y palpable que sin embargo oculta un interior íntimo de difícil acceso. Esta experiencia on line incardinada en el día a día va más allá de la espiritualidad que transforma los espacios sociales y mentales, al incluir también los espacios simbólicos, esos que nos facilitan una relación fluida entre el espacio exterior y el interior de cada cual, pero siempre en referencia a otro. No puede ser un monólogo, sino diálogo con el Tú. El monasterio interior, pues, es un espacio de oración y al vez de de actitud práctica que despliega todo el potencial humano que atesoramos. Cada una de estas aproximaciones discurre por caminos, contextos y épocas diversas hasta el tiempo contemporáneo, donde seguimos buscando nuevos espacios en construcción desde los que realizarnos espiritualmente más allá del materialismo decadente que nos desborda.

Mientras la monumentalidad y la simbología exterior del monasterio tradicional remiten a la arquitectura interior, la iniciativa de monasterio virtual en medio de la cotidianeidad abre otra ventana a lo esencial. Ahora se nos brinda esta vía para localizarse cada uno interiormente gracias a las nuevas tecnologías que proponen pasar del interior del monasterio físico como posibilidad siempre, a otro espacio simbólico de acceso a lo esencial. Y lo esencial, en cristiano, pasa por hacernos comunidad enraizada en Cristo tejiendo un vínculo relacional con Él para, de esta manera, tejernos en amor a los demás; la necesidad existencial de comunicarnos espiritualmente alcanza a la oración como sinónimo de comunicación con Alguien que me ama porque no estoy solo, ni las leyes de la naturaleza son ajenas a mi existencia y al sentido vital.

Orar, tan infravalorado hoy, es la palanca que me facilita la reconciliación con el Otro y me impulsa al perdón amoroso a quien me aborrece. No nos bastamos a nosotros mismos; necesitamos sentirnos vulnerables en esta alteridad para no actuar con soberbia. Todo esto es algo que la comunicación virtual puede potenciar sin salirnos de lo cotidiano, como lo están proponiendo estas monjas impulsadoras del monasterio interior, desde lo virtual, como una experiencia novedosa de soledad acompañada sin dejar de ser sal del mundo. Solamente desde la razón, no es posible acceder a nuestro mejor Yo. Busquemos y encontraremos, también a través de internet. El medio facilita el fin.

Espiritualidad , , , , ,

¿El futuro del mundo? ¡El monasterio interior!

Lunes, 5 de febrero de 2018
Comentarios desactivados en ¿El futuro del mundo? ¡El monasterio interior!

mindfullness-meditationStefano Cartabia, Oblato
Uruguay

ECLESALIA, 19/01/18.- Arde el mundo en la búsqueda de la verdadera paz y de la alegría. Gente corriendo por la rutas de la vida, persiguiendo frágiles sueños. Todo se mueve y no se sabe por qué y hacia donde. La frustración y el cansancio nos ganan.

Pero hay otros y consoladores signos.

Hay signos, poderosos signos, de luz y novedad. Signos que revelan nuestra Casa de origen. La Casa del Silencio y del Amor. La Casa del Ser.

En nuestro contradictorio y herido mundo se entrelazan y acompañan los signos y los anhelos.

El sin sentido, la desesperación, la pobreza, la violencia, el egoísmo, el consumismo van de la mano – conviviendo (a veces pacíficamente y otras en conflicto) – con la solidaridad, la ecología, la defensa de los pobres, el progreso de la ciencia, las esperanzas y los sueños de un mundo unido y fraterno.

¿Adonde va nuestro mundo? ¿Cuál futuro espera a nuestros descendientes?

¿Podemos aportar algo que marque un hito?

Sin duda la humanidad evoluciona. Evoluciona desde muchos campos y la historia – nuestra humana historia teñida de sangre – está ahí, evidenciándolo.

Crecimos en la comprensión del valor del ser humano y de la vida en general. Crecimos en la tolerancia y en el respeto al diferente de cualquier clase. Los avances de la ciencia y la medicina son extraordinarios.

Crecimos en la conciencia de nuestra raíz espiritual y divina.

Todavía falta, lo sé. Siguen presente en nuestro mundo tanto egoísmo y tanto dolor inútil y evitable. Pero el salto de conciencia en realidad está siempre ahí, al alcance de la mano, porque la conciencia no conoce de tiempo y espacio.

Los grandes espíritus siempre lo supieron: Francisco de Asís había visto – hace 800 años – que la hermandad define el Universo.

Gandhi había visto y vivido que la clave de la convivencia era el respeto y la no violencia.

Y muchos antes, Buda, Confucio, Lao Tse, Jesús, habían experimentado y compartido con sus contemporáneos que la salida del sufrimiento y la vivencia de la plenitud radicaba (y radica) en el amor.

Muchos, muchísimos, estamos de acuerdo con estos descubrimientos e invitaciones de estos grandes espíritus. Tal vez la mayoría de la raza humana, con sus distintas culturas, aprueba y comparte esta visión.

¿Por qué entonces nos cuesta tanto vivirlas, practicarlas, compartirlas?

El desafío se vislumbra en el mismo proceso evolutivo de la humanidad. El amor que nuestros pensamientos y sentimientos aprueban y anhelan, es todavía vivido como algo exterior. No caemos en la cuenta que el amor es, en definitiva, lo que somos.

Es un problema antropológico/espiritual, un problema de identidad.

Perdidos en el pensamiento y zarandeados continuamente por sentimientos y emociones andamos angustiados por el mundo anhelando migas del mismísimo Amor que nos define, nos sostiene, nos crea, nos alimenta.

Nuestro mundo necesita identidad. Necesita descubrirse. La humanidad necesita descubrirse. Apenas hemos entrado en una veta cuya profundidad desconocemos.

Todas las demás “identidades” por cuanto psicológicamente y socialmente sean importantes, son secundarias y relativas: varón, mujer, rico, pobre, europeo, americano o asiático, campesino o doctor, creyente o ateo, de tal o cual apellido.

Identidades” relativas a nuestra experiencia humana y terrestre, pero “identidades” que se diluirán para dejar lugar a la sola, única y auténtica identidad: el Amor.

El desafío, el único desafío verdaderamente importante es entonces el desafío que nos conduce a descubrirnos amor, amados, amantes.

Hay un camino privilegiado. Un camino directo, una autopista. Un camino que muchas personas “logradas” recorrieron y señalaron.

Es el camino del silencio.

¿Por qué tan esencial y tan directo este camino?

En la experiencia cristiana – por citar una sin desmerecer a las demás que tanto tienen para enseñarnos en este camino – tenemos la gran tradición de los monasterios.

Los monasterios eran y son, lugares de identidad. Lugares de búsqueda de nuestra verdadera identidad. Por eso son lugares rodeados y empapados de silencio.

Monjes y laicos iban a los grandes monasterios – cartujas, benedictinos, carmelitas, cistercienses, por citar unos pocos – para palpar lo eterno. No se conformaban con lo transitorio y lo pasajero. Transitorio y pasajero que tanto nos atrapa y distrae en nuestro tiempo.

Buscaban (y buscan) el Ser que no pasa. Buscaban (y buscan) lo Invisible que se manifestaba en las maravillas visibles.

El Ser eterno que se manifiesta en el tiempo y lo Invisible que late en lo visible, lo permite y lo sostiene tienen una misma característica: se palpan en el silencio.

Por una simple y exquisita razón: pensamiento, sentimientos y emociones son transitorios y pasajeros. Solo el silencio es eterno. El silencio es el espacio donde todo aparece y toma forma. El pensar surge del silencio y vuelve a él. Así los sentimientos.

Entonces ponernos de lado del silencio es optar por la sabiduría. Es optar por lo eterno y por ser verdaderamente libres. Solo el silencio es el espacio de pura libertad. Esta libertad tan aclamada y proclamada en nuestras culturas y desde las clases políticas, pero no encontrada. Porque es una seudo-libertad, una libertad siempre dependiente y condicionada por el frágil pensar y las heridas emocionales.

Solo desde el silencio aprendemos la única libertad. Desde él aprendemos a manejar y disfrutar del pensar y del sentir. En otras palabras de la vida.

Porque hay una Vida y una vida. La Vida silenciosa es la que permite y crea esta nuestra vida terrenal, empastada del pensar y del sentir. Qué pueden ser – y lo son si dudas – enormemente hermosos y disfrutables. Como también sumamente dolorosos.

Hay que volver a los monasterios. Con un cambio por cierto.

Un cambio dictado por la evolución de la humanidad.

Volver y construir el monasterio interior. Hacer del corazón humano un monasterio, un lugar – el lugar – donde el silencio susurra y revela lo que somos.

Se terminarán los templos exteriores o pasarán a ser secundarios. Descubriremos otro templo, otro imponente monasterio en nuestro frágil corazón. Un monasterio que siempre estuvo presente en realidad. El maestro de Nazaret lo había vislumbrado cuando dijo:

Pero la hora se acerca, y ya ha llegado,
en que los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad,
porque esos son los adoradores
que quiere el Padre.
Dios es espíritu,
y los que lo adoran
deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Jn 4, 23-24).

Podemos acelerar este cambio de época. Podemos crear comunidades espirituales – monasterios sin paredes – que viven desde el silencio y desde el monasterio interior de cada cual.

Monasterio interior que algunos llamaron “Santuario interior”, otros “alma”, otros “intimidad más íntima”, otros “sala del rey del castillo interior”.

Poco importa el nombre. Utiliza el que más te inspire y guste, el que más se ajuste a tu historia y perfil psicológico.

Hermosa es la metáfora del “Debir”. El “Debir” era el lugar más sagrado de Templo de Jerusalén, donde se guardaba el Arca de la Alianza y donde el Sumo Sacerdote entraba una sola vez al año. Es el Sanctasanctorum (Santo de los santos). El término hebreo “Debir” significa “lo que está detrás” y por eso algo oculto, escondido. También viene de la misma raíz de “palabra” (“dabar”). El Debir entonces es el lugar más íntimo, donde todo es silencio y donde se escucha la verdadera palabra. Es nuestro lugar más sagrado, nuestro Monasterio interior.

El futuro de la humanidad pasa por el monasterio interior, pasa por la experiencia de silencio. No tengo duda.

Porque solo enraizados en el silencio podremos descubrir y vivirnos desde lo que somos: el Amor. Porque solo el silencio permite y engendra la vida.

Cuando nos instalamos en el Silencio de nuestro monasterio interior, el Amor aparece. Misterio inagotable que se esfuma a la mínima tentativa de ser atrapado y retenido. Sumamente libre el Misterio nos hace libres, a la única condición de no intentar poseerlo.

No podemos manipular el Misterio, como no podemos decir el Silencio. Solo los podemos ser. Siendo, desde el Silencio interior, el Amor te transforma y transforma la realidad.

Podemos hacer algo. Debemos: por el bien de nuestro mundo maravilloso y de los que vendrán. Podemos hacer algo: haciendo del silencio nuestra Casa y anunciando el silencio por doquier .

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.