El nuevo mapa episcopal español se torna “franciscanamente” moderado.
Leemos en Religión Digital:
Se consolida la troika Blázquez-Osoro-Gil Tamayo
La estrella emergente y de futuro es el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro
Los moderados dominan la cúpula, el comité Ejecutivo y la mayoría de las comisiones episcopales
La nueva cúpula de la CEE acometerá “cambios profundos” en 13tv
Jesús Bastante: El triunfo de la Iglesia moderada
(José Manuel Vidal).- Todavía no se ha ido del todo y el cardenal Rouco Varela asiste, indefenso, a la desbandada de los suyos. Mientras los ‘rouquistas’ se diluyen como un azucarillo, los moderados toman las riendas del nuevo mapa episcopal español. Se consolida la troika de la cúpula de la Conferencia, con Ricardo Blázquez, presidente, Carlos Osoro, vicepresidente y clara estrella emergente, y José María Gil, el secretario. Los moderados dominan también el comité ejecutivo y la mayoría de las comisiones episcopales.
E respaldo obtenido por Blázquez (60 votos de 79 posibles) ha sido el mayor de un presidente del episcopado. Los prelados han querido escenificar la unión hacia adentro y la sintonía total con Francisco hacia afuera. El arzobispo de Valladolid representa una transición suave y temporal. Cumplirá los 75 años cuando termine su trienio y todo anuncia que dejará paso a su vicepresidente Carlos Osoro.
El arzobispo de Valencia, al que el Papa llama “el peregrino” por su constante salir a las periferias, sale sumamente reforzado de las votaciones episcopales. No será un florero en Añastro. Se va a convertir no sólo en un apoyo fundamental de Blázquez en esta nueva etapa, sino también en el líder del futuro inmediato.
Con los 46 votos conseguidos, Osoro se consagra de iure como el futuro presidente in pectore y, además, su candidatura gana muchos enteros para suceder al cardenal Rouco en Madrid. La estrategia de Francisco consiste en dejar las manos libres a los obispos para que elijan a sus presidentes en las conferencias episcopales y decidir él en persona los grandes nombramientos episcopales por contraste o por confirmación. Es decir, para corregir o confirmar la línea seguida por el episcopado.
Tras las elecciones episcopales, los elegidos como presidente y vicepresidente son de la cuerda del Papa. Por lo tanto, éste no debería actuar por contraste en el nombramiento del sucesor de Rouco, sino por confirmación. Y, como sería absurdo que confirmase a Blázquez por tres años como arzobispo de Madrid, gana posibilidades que el confirmado sea Osoro que tiene 68 años y dispone, por lo tanto, de 7 para regir los destinos de la capital de España.
La cocina de Añastro
La “cocina” de la Casa de la Iglesia la dirige en el día a día el secretario general, José María Gil. Avalado por el nuevo presidente y conocedor de sus interioridades (fue secretario de la comisión de medios durante años) tendrá que comenzar a rodearse de gente de su confianza y prescindir de los “fontaneros” de la vieja guardia. Aunque eso, en la Iglesia, siempre se hace de forma lenta y pausada. Posiblemente, para el próximo curso.
Junto al secretario general, el órgano que toma decisiones habituales, se reúne al menos dos veces al mes y gestiona los temas más espinosos es el Comité Ejecutivo Su constitución queda así: Blázquez, Osoro, Gil Tamayo y Rouco son miembros por razón de su cargos de presidente, vicepresidente, secretario y arzobispo de Madrid, respectivamente. Los estatutos prevén que el arzobispo de Madrid, si no es presidente, tenga un puesto fijo en este organismo. Los tres miembros elegidos que entraron en el ejecutivo son Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, Juan Del Río, arzobispo castrense y Julián Barrio, arzobispo de Santiago. De todos ellos, sólo Asenjo funge como afín a Rouco. Al menos, hasta ahora. Los demás, corriente moderada pura, que no dura.
Eso sí, la sala de máquinas de Añastro estará tutelada por la presencia del cardenal Rouco durante un tiempo, probablemente hasta el próximo mes de octubre, cuando deje de ser arzobispo de Madrid. Su presencia, sin duda, condicionará las decisiones, pero no hasta el punto de poder bloquearlas. Por ejemplo, muchos obispos esperan que el ejecutivo cambie el posicionamiento de los grandes medios de la Iglesia: la Cope y, especialmente, 13tv, criticada públicamente por muchos obispos.
Los ministerio de Añastro
Las comisiones episcopales son una especie de ministerios episcopales. Son 14 y van desde Medios de comunicación a Liturgia, pasando por Migraciones, Pastoral, Relaciones Interconfesionales o Doctrina de la Fe. La mayoría de ellas han caído en manos de los moderados. La dinámica general que han seguido los prelados ha sido reelegir a los que sólo llevaban un trienio y elegir a nuevos (del sector moderado casi todos), para las comisiones en las que sus presidentes llevaban dos o tres.
El sector rouquista sólo ha conseguido 4 comisiones. Braulio Rodríguez, que repite en Misiones, Javier Martínez, que hace lo propio en Relaciones Interconfesionales, Jesús Catalá en Clero y la gran sorpresa de César Franco, obispo auxiliar de Madrid, que se ha aupado como presidente de la comisión de Enseñanza y catequesis. En dura pugna con monseñor Salinas, obispo de Mallorca, y tan solo por un par de votos de diferencia, el caso es que su elección demuestra que las huestes de Rouco no están derrotadas del todo.
Pero casi. Los resultados cosechados son muy exiguos. En términos políticos, estaríamos hablando de “batacazo” del rouquismo. Una derrota que se escenifica en dos de sus líderes: Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo. El primero pasa del Ejecutivo a la nada, porque ni siquiera formará parte de la comisión Permanente. Y el segundo, se queda en la nada, sin presidencia de Comisión y sin presencia en la Permanente. Ambos eran los prelados preconizados por Rouco para sucederle en Madrid.
Por el otro lado, hay “victorias” muy significativas. Quizás la más importante la de monseñor Vives, elegido para la comisión de Seminarios, de la que había sido desbancado por las huestes rouquistas. Vuelve a tener un cargo de relieve uno de los líderes del sector más abierto del episcopado. Otra comisión importante, la de Apostolado Seglar, es para Javier Salinas, el obispo de Mallorca, excelente catequeta. Vicente Jiménez, obispo de Santander, repite en la delicada comisión de Vida Religiosa, prueba de lo bien que lo está haciendo. Y entra en Pastoral Social, otro obispo emergente, el titular de Logroño, Juan José Omella.
El suspense se mantuvo hasta el final por la presidencia de la poderosa comisión de Doctrina de la Fe. Por sorteo, había quedado para el final y, según el diario ABC, el ex secretario general del episcopado, Martínez Camino, aspiraba a presidirla. Pero los obispos se decantaron por reelegir al obispo de Almería, Adolfo González Montes. Y Camino, de rebote, se convirtió en el máximo símbolo de la derrota de los rouquistas.
Con estos nombramientos queda completada la Comisión Permanente: Todos los miembros del Comité Ejecutivo, los presidentes de las Comisiones, más el Arzobispo de Burgos, el de Mérida-Badajoz y el de Zaragoza (estos 3 últimos al no haber representante de sus Provincias Eclesiásticas). Será miembro también el Cardenal Mnez. Sistach (art. 19.6 de los Estatutos de la CEE).
Y el broche final: el polémico obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig, es desbancado de la subcomisión de Familia y Vida, que presidía desde hace lustros y regía como si de su cortijo se tratase, para sustituirlo por el obispo de Bilbao, Mario Iceta, médico y experto en bioética. En términos políticos (que tan poco gustan a los obispos), paseo de los moderados y derrota sonada del rouquismo. Sic transit…
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