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Mariano Delgado: “En todas las religiones la experiencia mística tiene por objeto superar el egocentrismo”

Martes, 2 de junio de 2020
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Lutero Vs. Santa Teresa“No es una casualidad que Martín Lutero y Teresa de Ávila comentaran con detalle el ‘Padre Nuestro’, y que Juan de la Cruz lo recomiende como la única oración realmente necesaria de un cristiano, porque en ella ‘se incluyen todas nuestras necesidades espirituales y temporales'”

“La mejor oración para Eckhart es ‘Señor, no me des nada más que lo que tú quieras’; y esto es porque al hacerlo uno se deshace de su propio yo'”

Sin superar el narcisismo primario, que se expresa en el egocentrismo, no existe una experiencia mística en general ni una experiencia cristiana en particular.

En todas las religiones, la experiencia mística tiene por objeto superar el “egocentrismo”, como ha subrayado el filósofo Ernst Tugendhat (Egozentrizität und Mystik, 2003). La concepción previa y el relato de la experiencia mística son por lo demás tan diferentes que se puede decir con el filósofo judío de la religión Gershom Scholem que básicamente no hay experiencia mística en la historia de las religiones “como un fenómeno o una visión que exista en sí misma independientemente de lo demás”. Más bien hay “experiencia mística de algo, de una cierta forma religiosa: la experiencia mística del cristianismo, del islam, del judaísmo”, etc.

Esto tiene que ver con el hecho de que la experiencia mística siempre es una “experiencia interpretada” sobre el trasfondo de la propia lógica religiosa, de la propia fe, en un acontecimiento dialéctico, como decía Edward Schillebeeckx: “La experiencia influye en la interpretación y la evoca, pero la interpretación también influye en la experiencia […] Experimentamos interpretando sin poder separar claramente el momento de la experiencia y el momento de la interpretación”.

“Sino como quieres tú“

Cuando Jesús, durante la oración en Getsemaní, pidió a su “padre” que pasara de él el amargo cáliz de su muerte en la cruz, añadió la fórmula básica de la mística cristiana: “Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mt 26:39). Por lo tanto, “hágase tu voluntad” es la petición central del “Padre Nuestro”, la oración enseñada por Jesús.

Lo mismo dijo su madre al arcángel Gabriel, cuando éste le anunció la concepción de Jesús por obra y gracia de Dios: “hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1:38). La mística cristiana trata de la unidad amorosa del hombre con Dios, que, como en un matrimonio por amor, brota del libre consentimiento de la voluntad humana, porque el amor de Dios lo tenemos siempre como expresión de la gratuidad y universalidad de su gracia.

Siempre que rezamos conscientemente “Hágase tu voluntad” por puro amor a Dios y como expresión de nuestro libre consentimiento, y no por una entrega fatalista en sus manos, tiene lugar la unión mística en las condiciones de la vida cotidiana. No es una casualidad que Martín Lutero y Teresa de Ávila comentaran con detalle el “Padre Nuestro“, y que Juan de la Cruz lo recomiende como la única oración realmente necesaria de un cristiano, porque en ella “se incluyen todas nuestras necesidades espirituales y temporales”.

Un maestro místico con gran formación teológica como el Maestro Eckhart († 1328) lo ha entendido muy bien cuando concentra sus Discursos sobre el discernimiento o instrucciones espirituales especialmente en el “Hágase tu voluntad“. El abandono de la propia voluntad es el prerrequisito para ser “conformado a la voluntad de Dios”. La mejor oración para él, por lo tanto, es “Señor, no me des nada más que lo que tú quieras“; y esto es porque al hacerlo uno “se deshace de su propio yo”. Para el Maestro Eckhart y para los grandes místicos cristianos, la renuncia o la superación del “egocentrismo”, el “desprenderse de todas las cosas de este mundo”, el “no estar atado a nada”, la “serenidad” o la “santa indiferencia” son el símbolo por excelencia de una buena voluntad.

Para los místicos cristianos, esto no significa retirarse del mundo al solipsismo espiritual, sino todo lo contrario: la conformación con la voluntad de Dios superando el egocentrismo es la condición para el compromiso con el mundo, propio de un cristiano: para trabajar en la conformación del mundo con la voluntad divina, luchando por los valores mesiánicos del Reino de Dios, por la justicia y la equidad, por la libertad y la verdad, por la solidaridad y la paz, por unas condiciones de vida humanas para todos más allá de las barreras de raza y clase, nación y religión, por la protección de los más débiles, por la ternura con los que han sido marcados por el destino, por la preservación de la creación, y también por la difusión del mensaje del Dios bondadoso y misericordioso, amigo del hombre.

Y esto vale también, cuando uno vive por vocación la vida contemplativa, tratando en amistad con Dios (ésa es la grandiosa fórmula teresiana de la oración) “por el mundo”, por la salvación “de todos”.

Conocimiento de sí mismo y conocimiento de Dios

La forma de superar el egocentrismo en la mística cristiana es la unión del conocimiento de nosotros mismos con el conocimiento de Dios. Este proceso de purificación es más doloroso que cualquier psicoanálisis. A Dios no podemos engañarle, no podemos ocultarle nada, porque Él nos conoce mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos (Sal 139), y ningún rincón de nuestro “yo” le permanece oculto. Por lo tanto, este proceso va acompañado de “lágrimas” de arrepentimiento. Además, el lema del psicoanálisis es sacar a flote lo sumergido y reprimido en el subconsciente (“donde estaba ello, tengo que estar yo“), mientras que la mística cristiana trata de reconocer el propio yo “ante Dios” y “su voluntad”.

El fundamento o virtud básica para ello es la humildad. Esta es indispensable para responder ante Dios a la pregunta: “¿Quién soy?”. Como dijo la Santa andariega: “mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza, y mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes”. La humildad es entonces un símbolo para nuestra necesidad de salvación, para nuestra dependencia del amor y la gracia de Dios, pero también para el reconocimiento de nuestra dignidad y de nuestra vocación al trato de amistad con Dios: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad” (Sal 8:5-6).

Cuando Teresa define la humildad como “andar en verdad”, se refiere a la verdad de nuestra existencia humana “ante Dios”. En otro lugar lo ha expresado de esta manera: la verdadera humildad es “conocer lo que él [Dios] puede y lo que yo puedo”, es decir, tomar conciencia de la diferencia entre el Creador y la criatura. Para Teresa, la humildad es el “fundamento” del Castillo interior, y la falta de humildad el mayor problema en el camino espiritual de la conformación con Cristo. Para Teresa no hay “cosa que más nos importe que la humildad”. La humildad es lo contrario de la hibris de los ángeles caídos, lo opuesto a la duradera tentación del hombre de querer ser “como Dios”, lo opuesto a una comprensión prometeica (o pelagiana) de la naturaleza humana que sobrevalora sus capacidades, independientemente de nuestra “ruindad”, por decirlo en el lenguaje teresiano.

La fuente mística

El místico cristiano, que ha practicado la virtud de la humildad en el proceso de autoconocimiento ante Dios y ha superado su propio egocentrismo, no ve en la fuente (en la creación) su propio reflejo como un “narcisista” espiritual (¡Ay del narcisismo espiritual en el clero y la vida religiosa, que tanto fustiga el Papa Francisco!), sino más bien el rostro y las huellas de Dios, que le animan a seguir trabajando en la conformación del mundo con su Reino, y que refuerzan su anhelo por la “visión” final de Dios, en el otro mundo, de un Dios encarnado, siempre dispuesto a nuestro encuentro, con el que ya se sabe inseparablemente unido en éste (Rom 8:35-39). Por eso, Juan de la Cruz, el poeta del anhelo ardiente, nos regaló estos versos tan diferentes de la fuente de Narciso:

“¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!”

Fuente Religión Digital

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Una mirada nueva

Miércoles, 6 de mayo de 2020
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Si el siglo XXI se convierte, será a través de una mirada nueva, por medio de la mirada mística, que tiene la propiedad de ver las cosas, por primera vez, de una manera inédita.

Cuando el ser humano se dé cuenta de que está amenazado en su esencia por la cocina infernal de los aprendices de brujos; en su vida, por el peligro mortal de la polución, sin hablar de la polución moral que acabará por darle miedo, quizás experimente entonces la necesidad de ser salvado; y este instinto de salvación es posible que le lleve a buscar en otra parte, muy lejos de los discursos inoperantes de la política o del murmullo de una cultura exangüe, la razón primera de lo que es él. Ahora bien, no la encontrará más que a través del rejuvenecimiento integral de su inteligencia por medio de la contemplación, del silencio, de la atención más extrema y, para decirlo con una sola palabra, de la mística, que no es otra cosa que el conocimiento experimental de Dios.

*

André  Frossard.

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Lo místico

Jueves, 27 de febrero de 2020
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Del blog Nova Bella:

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“La emoción más hermosa y profunda que podemos experimentar es la sensación de lo místico.

Es la fuente de toda ciencia verdadera.

El que sienta esta emoción como extraña, que no pueda ya maravillarse y estar ensimismado en el respeto, está prácticamente muerto”.

*

Einstein

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Los retiros de los “místicos” contemporáneos

Viernes, 2 de agosto de 2019
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Para muchos comienzan las vacaciones… Un bello artículo para que nos acompañe, para meditar, para respirar…

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Seleccionamos a tres figuras que podrían considerarse “místicos contemporáneos” para viajar a través de los rincones que eligieron como retiro, desde los que desarrollaron sus mejores obras

Cuantas más dificultades atravesaba (económicas o vitales, como la muerte de su primera mujer), C. Monet más intensificaba su producción al aire libre

M. Zambrano y su hermana encontraron una casa recóndita en La Pièce, en la que vivir prácticamente en aislamiento, rodeada de un bosque

Después de ser expulsado de la docencia en Harvard, Ram Dass viajaría a la India persiguiendo ideas de libertad, de heterodoxia y de espiritualidad

Ha llegado el verano y es cosa de casi todos buscar un destino liberador para escapar de la ciudad y acercarse a la naturaleza. Ella, por otra parte, siempre ha sido inspiración para aquellos que han decidido simplificar la vida y aproximarse a su esencia a través de la práctica espiritual, el pensamiento filosófico o el arte. Hemos seleccionado a tres figuras que podrían considerarse “místicos contemporáneos” para viajar a través de los rincones que eligieron como retiro, desde los que desarrollaron sus mejores obras.

Un pintor del fin de siglo: Monet en Giverny

Monet-ninfeas_2141495893_13784470_667x375Monet entre sus ‘ninfeas’

A finales del siglo XIX, el movimiento impresionista y, para muchos, la modernidad artística surgieron a partir de un cuadro del francés Claude Monet. No era ningún señorito, sino el hijo de un tendero, dispuesto a sobrevivir bajo la Torre Eiffel vendiendo caricaturas con tal de aprender a pintar lo que veía. En una época de grandes academias, Monet acabó abandonando la educación formal para dedicar más tiempo al caballete en medio de la naturaleza, en los bosques de Fontainebleau. Y cuantas más dificultades atravesaba (económicas o vitales, como la muerte de su primera mujer), más intensificaba su producción al aire libre. Como si observar y representar lo que le rodeaba de alguna manera le sanara.

En 1892, escribe en una carta, desde Ruan, a la que se había convertido en su segunda esposa: “me he podido instalar en un apartamento vacío frente a la catedral”. De ese interés por el despojamiento para trabajar concentrado, nacería su serie de las catedrales, una de las más geniales de Monet. Siguiendo esta pauta, al año siguiente (mientras por ejemplo Gaudí, otro “místico contemporáneo”, empezaba la Sagrada Familia en Barcelona) Monet se mudó a una casa en Giverny y compró un terreno contiguo, para construir lo que llamaría el “jardín del agua”.

En vez de permanecer en París, la capital de las galerías de arte, los museos y los cafés, Monet se trasladó a Giverny como Matisse trabajó en Vence: cuando los años ya les habían dado reconocimiento, pero también apego a la sencillez. Recién instalado en la localidad de Normandía que hoy es universal por sus nenúfares, Monet confesó en su correspondencia: “No he tenido más remedio que hacerme construir a la orilla (···) un cobertizo para proteger mis barcos y guardar mis telas (···) y luego la jardinería, que me ha absorbido un poco recogiendo algunas flores para pintar los días malos”. Así pasaba la jornada y le recuerdan las fotografías: solo como un ermitaño barbudo, con el maletín de sus pinceles y paleta recorriendo el río durante días, dedicándose a perseguir la luz y prometiendo a su familia y amigos volver “con palmeras, olivos”. En otra carta, el pintor le desvela a su esposa que, mientras está fuera de casa, estos trabajos le dan plenitud: “me meto en la cama y, en éxtasis, pienso en Giverny, mirando de reojo a mis telas colgadas de las paredes”.

Los últimos veinte años de su vida los dedicó a Giverny, sin prácticamente moverse (salvo un viaje a Madrid en 1904, a ver los Velázquez). A Giverny y los efectos del agua en su jardín; a sus “ninfeas”. Esas inmensas telas que no se expusieron (en la Orangerie) hasta después de la muerte de Monet, que en vida nunca quiso separarse de ellas.

Una filósofa del siglo XX: Zambrano en La Pièce

Zambrano-Piece_2141495891_13784394_667x375Zambrano en La Pièce

Nacida en Vélez Málaga, María Zambrano pidió ser enterrada tan cerca de naranjos y limoneros como había nacido. La pensadora española hoy yace allí, en Vélez, en el cementerio de su pueblo, pese a que su vida estuvo marcada por la guerra (civil) y el doloroso exilio (republicano), con su consiguiente nostalgia del lugar de uno.

Tras su adolescencia en Segovia, Zambrano siempre recordaría la proclamación de la Segunda República en la Puerta del Sol de Madrid, de la que fue testigo junto a su padre. “¡Que viva la República!”, contaba que gritaban los obreros. “Que muera… ¡No! ¡Que no muera nadie!, atajaba la pensadora, que destacaría por su pacifismo en el activismo político tanto como por las connotaciones místicas de sus escritos, de las tesis que defendía, como la conocida “Razón poética”.

Participando en las Misiones Pedagógicas conoció, entre otros, al que sería su marido, un historiador chileno. A la filósofa malagueña y a él el estallido de la Guerra Civil les sorprendió en La Habana, pero no tardaron en volver a la Península, porque la guerra estaba perdida. Para alinearse con los intelectuales que, como ella, sabían que el fascismo es lo contrario a la libertad.

Con amigos a un lado y al otro del océano (de Luis Cernuda a José Lezama Lima), Zambrano marchó al exilio americano (México, Cuba, Puerto Rico…) pese a cruzar la frontera francesa con su madre y su hermana Araceli. Ésta última no se recuperaría de la pérdida de su marido y su madre, lo que llevó a María a dejar el Caribe y no separarse de su hermana. Reconstruyeron su vida en Roma, entre tertulias, la oficialización del divorcio de María y sus visitas en Florencia a otro trasterrado, el pintor Ramón Gaya.

En 1964, las Zambrano tuvieron que abandonar Italia junto a sus trece gatos y se instalaron en La Pièce, pequeña localidad francesa, junto a la frontera con Suiza. Encontraron una casa recóndita, en la que vivir prácticamente en aislamiento, rodeada de un bosque por donde la filósofa realizaba largas caminatas. Los paseos de La Pièce la enseñaron a crear “claros” en la conciencia: allí escribió sus magníficas obras El hombre y lo divino y, por supuesto, Claros del bosque.

‘Claros del bosque’ es un compendio de reflexiones de la pensadora ante la presencia de la naturaleza

Este libro, dedicado a su hermana Araceli, que murió en esta casita de La Pièce, es un compendio de reflexiones de la pensadora ante la presencia de la naturaleza. Influida por los presocráticos, Jung o el sufismo, Zambrano emparenta con la tradición mística por acercar pensamiento racional y mítico. En La Pièce encontró su palabra; experimentó “el despertar privilegiado”: “que ella, la vida, no tiene partes, sino lugares y rostros”. Aceptó que se muere igual que se nace y, aun exiliada, sin blanca, envejeciendo y sin su hermana, escribió en Claros del bosque sobre “esa paz que proviene de sentirse al descubierto y en sí mismo, sin ir a enfrentarse con nada y sin andar con la existencia a cuestas”.

Sin rencores, María Zambrano descansa enterrada entre sus “dos Aracelis” (madre y hermana), su naranjo y su limonero y un elocuente epitafio, tomado de El Cantar de los Cantares.

Un maestro espiritual en el siglo XXI: Ram Dass en Maui

A-793358-1240059297.jpegDisponible en Netflix, un documental de Derek Peck, Ram Dass: Going Home, se acerca al trabajo espiritual de Baba Ram Dass, un “místico contemporáneo” nacido en una familia judía de Boston que actualmente tiene 88 años. “Mi vida ha sido un baile entre el poder y el amor”, cuenta quien descubrió la plenitud, el éxtasis, a través del otro éxtasis: comiendo setas alucinógenas. Y es que, siendo profesor de Psicología en la universidad de Harvard, Ram Dass empezó a experimentar los efectos de las drogas psicodélicas en las personas. Corrían los años 60 y por ejemplo Kerouac, Burroughs y Ginsberg tomaban opiáceos al mismo tiempo que leían a Thoreau (leían su elogio de la autosubsistencia y la cabaña). Después de ser expulsado de la docencia en Harvard, Ram Dass, como alguno de ellos, viajaría a la India persiguiendo ideas de libertad, de heterodoxia y de espiritualidad. Pero lo que el profesor hizo no fue una simple escapada, sino que en India conoció al gurú Reem Karoli Baba y, admirándole, se convirtió al hinduismo.

La isla de Maui se ha convertido en el escenario del “acabamiento” de alguien que dedicó su vida a deshacerse de las normas, los nombres, las preocupaciones… y centrarse en el alma y en el momento

Casi medio siglo después de la publicación de su célebre libro Be Here Now, Ram Dass vive retirado en Maui, Hawai. El documental se titula Yendo a casa porque en él el anciano maestro espiritual reconoce estar cerca de la muerte y reflexiona sobre el amor y la conciencia. “Eso es lo que Dios es para mí”. La isla de Maui se ha convertido en el escenario del “acabamiento” de alguien que dedicó su vida a deshacerse de las normas, los nombres, las preocupaciones… y centrarse en el alma y en el momento. Unas olas muy azules acompañan, como fondo, a la exuberancia del jardín tropical de Ram Dass. “Amo el océano. Pienso adónde va”, dice desde la ventana.

En silla de ruedas desde que sufrió una apoplejía con afasia, insiste en que la interioridad no tiene límites (“ni temporales ni espaciales”) y que, por tanto, su discapacidad no es impedimento para su felicidad. “Es difícil conducir. Jugar al golf. Tocar el cello. Pero estoy aquí” y, mirando a su entrevistador, se toca el pecho y lo señala.

Los planos se suceden con gran acierto: oraciones y el canto de Sita Ram frente al altar de su gurú dentro de su casa de Maui; una escultura del dios Hanuman en su jardín; y un plano precioso y definitivo de un reloj en el que, en lugar de un número, en cada punto del círculo por el que las agujas pasan, se lee NOW (AHORA).

En el paraíso de Maui Ram Dass encontró la tranquilidad que le ayudó a “verlo todo”. El contacto íntimo con el entorno. Y también encontró y aceptó el misterio de la muerte, que para él “es un regalo precioso para nuestra conciencia” al que no debemos tratar como al enemigo. “Nos pellizcamos la piel para saber que estamos vivos, que esto no es un sueño. Pero con la conciencia podemos ir más lejos que con la carne, declara en el documental.

Con seguidores por todo el mundo, su historia es ejemplo de una mezcla de amor, compasión y meditación. Según sus palabras, amar algo es “convertirse en ese algo”. Y así termina el documental: con un plano cenital en el que se ve a Ram Dass en el agua, con ayuda de unos flotadores y de la gente que, desde la playa, se ha ido uniendo a nadar en torno a él. El gurú que confiesa estar preparado para morir porque sabe que somos  “todos nosotros, uno. Una conciencia”. Y que, a través del paso del tiempo, “I’m going nowhere”.

Fuente Religión Digital

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“Diferencias entre esoterismo, religión, mística y cristianismo”, por José Antonio Vázquez

Viernes, 19 de julio de 2019
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cristo-y-dialogo-interreligiosoHoy es difícil encontrar discursos sobre espiritualidad que diferencien bien el ámbito de lo espiritual del ámbito de lo psicológico (no están separados pero, en ocasiones, se confunden) así como que distingan entre las diversas perspectivas o grados que pueden encontrarse en la vivencia de la espiritualidad.
Como explica Edith Stein, la espiritualidad hace referencia a la dimensión humana que es capaz de apertura a una realidad más allá de lo psicológico (mental, emocional o conductual) y lo material; el ámbito en el que se descubren los valores transcendentes que dan sentido a la vida (Martin Velasco). La espiritualidad es la dimensión personal del ser humano (hay que tener en cuenta que muchos confunden la persona con el individuo, por ejemplo, Jung), pues es el lugar de la libertad y la responsabilidad que le lleva a transcenderse más allá de sus necesidades egocéntricas.

Ahora bien, esta espiritualidad puede vivirse con diversos grados de profundidad que es bueno conocer y distinguir sin separar.

En los orígenes de la humanidad la espiritualidad presentaba la forma de lo que se ha llamado religiosidad cósmica o primordial. Restos de esta perspectiva pueden encontrarse en las diversas formas de chamanismo que aún perduran (en muchos casos ya muy reducidas a mera magia).

Estas religiones, siendo diversas por ser religiones tribales, tenían una perspectiva común: La búsqueda de la armonía con la naturaleza con la que se vivía en fusión (no había mucha conciencia personal), la religión buscaba la conservación de la vida y el orden naturales y sobrenaturales.

Estas religiones estaban vinculadas a un modo mítico de pensamiento, que captaba la realidad de modo simbólico y huía de su dimensión histórica o secular. Se cultivaba un pensamiento sintético más que analítico, simbólico más que racional, que nacía de la fusión entre el sujeto y el objeto, que no eran vistos como realidades separadas sino como formando una sola realidad. La forma politeísta que era frecuente que tuvieran sus hierofanías era vivida como una realidad común,  siendo los dioses expresión de los diversos aspectos de la dimensión espiritual concebida, en realidad, términos monistas, en último término, pues predominaba una conciencia de fusión con lo real.

Poco a poco irá creciendo la conciencia del individuo, la conciencia humanista; el ser humano empezará  a diferenciarse de la naturaleza y a tomar conciencia de su racionalidad, que cobra importancia.

El periodo llamado axial por K. Jaspers en torno al siglo VI A.C. es cuando aparece esta nueva conciencia en muchas diferentes culturas. En esta periodo, las religiones  anteriores se van transformando en religiones de tipo salvífico (salvación de la persona) y de tendencia universalista.

Podría decirse que se produce una división de la tradición primordial en dos perspectivas diferentes y en relación: una perspectiva humanista o exotérica (exterior) que busca la realización-salvación  del individuo humano (pues se descubre la dignidad del ser humano) y que se sostiene en un pensamiento analítico, dualista- diferenciando objeto y sujeto- y que da primacía a la ética; y por otro lado, una perspectiva que pretende ser continuadora de la visión primordial anterior y que quiere transcender lo humano, yendo a lo más profundo de la persona y tiene una visión transcendente y supracósmica, la perspectiva llamada esotérica (interior).

Reflejo de esta separación entre humanismo y esoterismo es la diferenciación muy estricta en la perspectiva esotérica entre lo profano o mundano (privado de valor religioso) y lo sagrado (lo realmente valioso), vivido muchas veces como realidades separadas e incompatibles.

El esoterismo sería, pues, una perspectiva propia de las religiones precristianas, que pretende ser continuadora de la visión primordial en medio de culturas que ya han adquirido una perspectiva humanista, por lo que es reservada a una minoría (para la mayoría que ha desarrollado una conciencia analítica y dualista es ya incomprensible). Su tendencia es monista, como en la religión primordial, tiende a reducir todo en último término a la realidad transcendente, sin valorar la autonomía real de lo mundano y humano. Confundiendo además lo relacional con lo dual.

Luc Benoist, siguiendo las explicaciones de Rene Guenon, conocido maestro del esoterismo contemporáneo, señala como:

El esoterismo… tiene por objeto liberar al hombre de los límites de su estado humano, hacer efectiva la capacidad que ha recibido de alcanzar los estados superiores en forma activa y duradera gracias a ritos rigurosos y precisos.

La tendencia monista del esoterismo es muy característica, lo que las religiones bíblicas van a entender en términos relacionales, el esoterismo, al entender la relación como dualismo, lo interpreta como realidades profundas de la persona, no como encuentro con realidades que la transcienden. Ejemplo típico es el concepto de las realidades angélicas que en las religiones bíblicas son entendidas como el encuentro de la persona con unas realidades espirituales distintas a ella y en el esoterismo se interpreta como una expresión simbólica de los estados superiores de la propia persona.

El esoterismo, en el cristianismo, es visto como una perspectiva limitada, que es integrada y transcendida, y que en realidad no lleva más que a lo más profundo de la persona, a su dimensión espiritual profunda, pero no es capaz de entender la perspectiva religiosa relacional por su limitada perspectiva monista. En las religiones precristianas el esoterismo era visto como la dimensión espiritual más profunda. Hoy todavía hay quien sigue creyendo esto.

Antoine Faivre, estudioso de la perspectiva esotérica, ha dado cuatro características típicas de las tradiciones espirituales esotéricas que permiten reconocer estos caminos esotéricos. Añade, además, otras dos características que también son frecuentes, aunque no es necesario que se den para hablar de una tradición esotérica como lo es con las cuatro primeras:

1) Mentalidad basada en las correspondencias: todo se ve como signo, como símbolo, a veces, la naturaleza visible refleja lo invisible, o la historia y la naturaleza solo tienen sentido y valor en relación con los libros revelados. El problema es que no se tiene en cuenta el valor y autonomía de esos símbolos, que son realidades en sí, además de símbolos.

2) Naturaleza Viva: La realidad natural se ve como un complejo plural, jerárquico e interrelacionado (de ahí la existencia de la magia en estos caminos) con el peligro de divinizar lo natural y lo creado o de todo lo contrario, «cosificarlo» como mero símbolo como si careciera de una realidad en sí más allá de su dimensión simbólica.

3) Importancia de la Imaginación y las mediaciones: El instrumento espiritual por excelencia es la imaginación activa, las visiones, los símbolos y ritos, que se consideran suprahumanos y ahí reside su eficacia. La iniciación es esencial y se concibe como la transmisión de una energía espiritual, sin ver su fondo de encuentro personal con el Misterio, por la mentalidad monista del esoterismo.

4) Búsqueda de la transmutación: Se busca ante todo una transmutación del individuo lograda por la gnosis, por un conocimiento fusional con el Misterio.

5) Práctica de la Concordancia: Se cree que las diversas tradiciones son expresiones de una misma tradición primordial y se buscan por ello concordancias entre todas ellas. No se perciben adecuadamente las diferencias cualitativas entre ellas.

6) Transmisión Regular: Se considera esencial la iniciación ritual, que es vista más que como un encuentro, como la recepción de unas energías espirituales suprahumanas. Las tradiciones esotéricas son extremadamente estrictas en la realización de los ritos pues ponen el centro en los símbolos mismos y no en la relación interpersonal con el Misterio que estos ayudan a realizar (por lo que para la mentalidad religiosa relacional- no esotérica- los ritos pueden ser variados dentro de unos límites e incluso no son absolutamente necesarios para la Gracia). En el esoterismo no hay una perspectiva relacional (encuentro) sino monista (fusión con energías).

Jean Danielou explica que con el nacimiento de las tradiciones del tronco de Abraham nacen las religiones bíblicas centradas en el concepto de Alianza o encuentro con el Misterio. En realidad, podría decirse que estas religiones son las que descubren el concepto mismo de religión, que es precisamente un concepto cuya base está, como decía Zubiri, en la experiencia de la religación con lo real; es decir, la religión se basa en el acceso a una perspectiva relacional, diferente a la perspectiva primordial (que era de fusión y monista) y a la perspectiva exotérica-humanista (dualista).

La perspectiva relacional nace del descubrimiento de un nuevo enfoque hacia la realidad al percibir que la realidad no se compone de objetos (cosas) externos a nosotros, ni de simplemente símbolos, llamados a fusionarse con nosotros, sino de ámbitos (López Quintás) realidades que tienen su propia entidad secular y, a la vez una dimensión espiritual , que, al encontrarnos con ellas (sin fusionarnos ni cosificarlas), nos permiten desarrollar posibilidades espirituales nuevas que nos transforman y las transforman. Como ejemplo de esta visión se suele poner el de la partitura, que reducida a cosa es un simple papel y descubierta como ámbito nos permite relacionarnos con ella espiritualmente generando una nueva realidad que nos transfoma y la trasfoma a ella: la creación de arte musical al servicio de la belleza.

La religión sería el modo relacional de vivir la espiritualidad, modo que integra y transciende, el humanismo y el esoterismo, siendo más profundo que cualquiera de estas dos perspectivas. Para Martin Velasco la perspectiva religiosa podría caracterizarse por los siguientes elementos:

La referencia al Misterio: Una realidad transcendente y absoluta.

Lo sagrado, o mejor, lo santo: En la religión lo sagrado no es una realidad diferente, sino una dimensión de lo real, lo histórico, que a su vez, conserva su realidad profana valiosa y su autonomía propia.

Actitud Salvífica: El ser humano percibe que es su vínculo con el Misterio lo que le plenifica, de ahí, que viva ante él una apertura y una cooperación.

Mediaciones: El Misterio se manifiesta en mediaciones o hierofanías, que por un lado lo manifiestan y, por otro, permiten al ser humano responder a ese misterio con acciones como la oración, el ayuno, la limosna, la peregrinación… etc.

Plenitud y origen de la religión sería la Mística, que, de nuevo, Martin Velasco define como: “presencia inobjetivable de la Transcendencia en el centro de la inmanencia…

La mística de algún modo integra y transciende la religión, sin suprimirla ni negarla (eso permite que podamos hablar de místicas laicas).

Para este autor, los elementos esenciales de la experiencia mística son:

1.- Presencia del Misterio que se ofrece

2.- Aceptación de esa Presencia, que es lo que entendemos como actitud de fe: apertura y consentimiento al Misterio.

Entre las características del modo de vivir la experiencia mística estarían:

su carácter inefable, su inmediatez mediada (se conoce a Dios por los efecto en la persona), su pasividad activa, su fruición, su simplicidad, certeza y oscuridad, así como el carácter impactante sobre la persona… expresión de una experiencia mucho más plena que cualquiera de las perspectivas anteriores, a las que integra y transciende.

La Mística nos lleva a la experiencia de la nodualidad relacional, experiencia de comunión con Todo y con todos sin dejar de ser quienes somos, experiencia de unidad y pluralidad y no a la experiencia de nodualidad monista al estilo esotérico.

Por último, habría que hablar de la novedad de la mística cristiana. El Misterio Pascual, de la cruz y la resurrección- centro de la religión cristiana-, rompe todas las imágenes del Misterio, que se “rebaja” haciéndose uno de nosotros para liberarnos y llevarnos a la plenitud participando de nuestra debilidad y sufrimiento.

El cristianismo es un escándalo para los seguidores de la tradición primordial y esotéricos, por su visión relacional, que ellos creen dualista y es incomprendido por judíos y musulmanes por su expresión del Misterio desde la debilidad, desde la opción por los pobres, haciéndose él mismo pobre para liberarlos y «fracasando» en el sentido mundano del término.

El cristianismo posee así una novedad  y una plenitud que no está en otras tradiciones religiosas y que estamos llamados a dar a conocer, no a imponer, sino a poner en relación con toda tradición humanista, primordial o esotérica colaborando con esas tradiciones en construir un mundo mejor. También estamos llamados a descubrir las verdades y la santidad en esas tradiciones, las semillas del verbo, que dirían los Padres de la iglesia o el “Cristo” desconocido que hay en ellas (en lenguaje cristiano).

El cristianismo trae una novedad cualitativa que no puede perder y, a la vez, no tiene el monopolio de la verdad, por ello, nuestro cristocentrismo ha de entenderse en modo relacional ( Geffré):  poner en diálogo y en relación con Cristo toda realidad humana y espiritual, enseñando la novedad cristiana y aprendiendo de los otros su sabiduría propia, su Cristo oculto, que nosotros desconocemos, colaborando con todos en la construcción de un mundo más humano y más espiritual: El Reino.

José Antonio Vázquez Mosquera

Fuente Cristianía: Monacato laico

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Como busca la cierva…

Lunes, 27 de mayo de 2019
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En un día especial para mí, este salmo explica mi vida…

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Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

*

Salmo 41

***

Si el siglo XXI se convierte, será a través de una mirada nueva, por medio de la mirada mística, que tiene la propiedad de ver las cosas, por primera vez, de una manera inédita.

Cuando el ser humano se dé cuenta de que está amenazado en su esencia por la cocina infernal de los aprendices de brujos; en su vida, por el peligro mortal de la polución, sin hablar de la polución moral que acabará por darle miedo, quizás experimente entonces la necesidad de ser salvado; y este instinto de salvación es posible que le lleve a buscar en otra parte, muy lejos de los discursos inoperantes de la política o del murmullo de una cultura exangüe, la razón primera de lo que es él. Ahora bien, no la encontrará más que a través del rejuvenecimiento integral de su inteligencia por medio de la contemplación, del silencio, de la atención más extrema y, para decirlo con una sola palabra, de la mística, que no es otra cosa que el conocimiento experimental de Dios .

*

André Frossard

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Mujer, laica, profeta y mística

Sábado, 18 de mayo de 2019
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concecion-cabrera4 de mayo de 2019, Basílica de Guadalupe (México)
Beatificación de Conchita Cabrera
Mari Paz López Santos
Madrid

ECLESALIA, 03/05/19.- Al conocer la noticia de la beatificación de Conchita Cabrera, me alegré mucho y pensé que me uniría a la celebración escribiendo sobre algo sobre ella.

Luego me entraron las dudas y surgieron las preguntas: ¿Qué puedo escribir sobre esta persona que conozco tan poco? ¿Qué decir de una mujer que nació y vivió en un tiempo y una sociedad tan diferente, a nivel religioso, social, cultural, al que yo he vivido y en ello sigo?

De forma muy sencilla puedo compartir mi experiencia personal, lo que me llegó de Conchita a través de otros, acercándome a una espiritualidad de la que bebí durante bastantes años.

En 1984 nos cambiamos de casa, en otro barrio de Madrid. Fuimos recorriendo las parroquias más cercanas a nuestro nuevo domicilio, pero no sentíamos sintonía. Unos amigos nos hablaron de una parroquia que quedaba cerca aunque había que ir en coche. Un domingo nos acercamos con nuestros tres niños, bastante pequeños, a la misa de doce. Sin preguntar. Fallo. En esta parroquia (1) la misa empezaba a las… ¡doce menos cuarto! Curioso.

Hubo algo que ya nos introdujo en un “estar” al que quieres volver. La iglesia es preciosa y su estructura en forma de enorme tienda de campaña circular, te adentra en la liturgia con aires de acogida, de abrazo… “la tienda del encuentro”. Pero la homilía del sacerdote (2), que celebraba me impactó. Nos impactó. Tenía un reconocible acento mexicano.

No recuerdo las lecturas, no sé de qué trataba el evangelio pero salí diciendo por dentro: “A mí esto nunca me lo habían contado así”. Volvimos con nuestros tres niños al domingo siguiente, y al otro y otro más. Empezamos a avisar a nuestros amigos cercanos del nuestro descubrimiento, y se fueron uniendo un domingo, otro y otros más… La misa de doce menos cuarto se convirtió en algo a lo que nadie quería faltar.

No era solamente el carisma de un sacerdote a la hora de comunicar, era algo más. Cuando pude asistí a otras misas, a la tarde, en días de diario, fiestas, etc. y siempre notabas un no sé qué, no te ibas de vacío. La liturgia sencilla, alegre, orante, acogedora… y la palabra Amor, de Dios, de los hermanos, a los hermanos, etc. era el lenguaje común a todas las celebraciones.

¿Quiénes son?, le pregunté un día a alguien que vi moviéndose por la iglesia como si fuera de casa. Me contó que eran Misioneros del Espíritu Santo (nunca había oído hablar de esa orden), que fue fundada por una mujer mexicana, a principios del siglo XX, que era laica, casada y madre de nueve hijos. ¡En serio, qué interesante!… es lo que pude añadir junto a mi cara de sorpresa.

Las carreras del domingo a la mañana para llegar con nuestros tres hijos a la misa de “doce menos cuarto” las recordamos con mucho humor. Y nos fuimos adentrando en la vida de la parroquia. Vinieron los tiempos de catequesis, comuniones, grupos de pastoral juvenil para nuestros hijos; mi grupo de oración, Navidades, Semanas Santas, convivencias, ejercicios, etc.

Mientras en el fondo, en lo interior, iba reconociendo esa lluvia fina de una espiritualidad que va calando; al tiempo que descubría el sendero que Dios me ponía delante para que, si quería, fuera dando pasos hacia delante en mi vida espiritual y de fe.

En algún momento pedí me recomendaran algún libro sobre la fundadora la orden, que coloquialmente llamaban Conchita, y me lo compré (3).

Y ahora sigo hablando directamente a Conchita:

¿Sabes qué pasó, Conchita? Que le di vueltas al libro, pase hojas, volví a pasarlas, me detuve cuando dices:

“Crecí como la hierba de los campos, al natural, y qué poco entendí, ¡Dios mío” tus gracias y tus favores, la predilección tan singular con que siempre has cubierto mi pobre alma… Siempre he tenido la inclinación a escribir. (…) En esa hacienda todas las noches a la oración, al oscurecer, sentía que mi alma se remontaba de la tierra buscando con anhelo a Dios; era una hora favorita en la que embargaba a mi alma algo, siempre aquel algo que yo no entendía pero que me elevaba de la tierra haciéndome buscar el cielo!…” (4).

Pero no era mi momento, el lenguaje y la forma de expresar tu profunda espiritualidad me resultaban  complejos. Creo que ha sido un acierto que respetaran tus palabras sin intentar “traducirlas”, es decir, europeizarlas o adecuarlas a los modos de estos tiempos.

“El total de los escritos presentados en Roma para el proceso de beatificación de Conchita Cabrera de Armida es casi de 65.000 páginas. Estos millares de páginas escritas con su propia mano, en medio de las tareas y cuidados de la vida de familia, sin descuidar la atención de sus nueve hijos, a los que amamantó, cuidó e instruyó, nos muestras una prodigiosa actividad como escritora”. (5)

Se necesitarían varias vidas para poder adentrarse en tu patrimonio escrito. Pero lo que sí sé es que dejaste el mensaje de Dios en tu persona para que quien se acerque a ti, ya sea por escrito o a través de quienes sean fieles al carisma que transmitiste, lo hagan llegar con docilidad y transparencia. Seguro será un gran tesoro para la vida de mucha gente.

Naciste el 8 de diciembre de 1862, en San Luis Potosí (México), en una familia con posibles, recibiste educación en casa, y a los 21 años (1884) te casaste con Francisco Hermida y vas teniendo hijos (siete chicos y dos chicas), al mismo tiempo que la misión para la que has sido llamada por Dios va dando a luz las primera ramas  de las Obras de la Cruz:

  • 1895  Apostolado de la Cruz. Para laicos, sacerdotes religiosos, religiosas y obispos.
  • 1897 Las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús. Religiosas contemplativas.

En 1901 muere tu marido, tienes que hacerte cargo de la hacienda y seguir atendiendo a tu familia. Pero tu vida interior de mística “en medio del mundo, sin ser del mundo” según decías, sigue avanzando y crecen más ramas en las Obras de la Cruz.

  • 1909  Alianza de Amor. Para laicos.
  • 1912  Fraternidad de Cristo Sacerdote. Asociación de sacerdotes tanto seculares como religiosos.
  • 1914  Misioneros del Espíritu Santo, sacerdotes religiosos.

Viendo esta relación de fechas, no puedo olvidar que en el 1910 se inició la Revolución Mexicana y que el proceso de fundación tuvo que ser vivido desde lo oculto, ya que había persecuciones.

¿Cómo una mujer pudo llegar a esto? Dios te pide y tú aceptas. Es el Fiat de María, que se repita a través de la historia de la humanidad que lleva dentro, aún sin reconocerlo tantas veces, el germen de la redención… de Jesús con nosotros.

¿Cómo una laica de tu tiempo se adelantó a un tiempo futuro? Dejaste bien claro que la santidad es cosa de todos. No sólo de sacerdotes y religiosos. Los laicos y laicas llamados desde el bautismo a la santidad. Todavía quedaba bastante tiempo para que el Concilio Vaticano II hablara con claridad sobre este tema en la Constitución Lumen Gentium. Sí, creo que fuiste profeta en tu tiempo para los tiempos venideros.

Desde niña tuviste mirada contemplativa. Vivías la vida con esa sana y también costosa tensión de que lo divino y lo humano van de la mano. Fuiste una gran mística y dejaste tu testimonio como herencia para quienes siguen el carisma de la Obras de la Cruz, para la Iglesia y para la humanidad.

El evangelio del día que escribo (Mt 11, 25-30), en la segunda semana de Pascua, no ha podido ser más oportuno y motivador: “Gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien”.

Esa eres tú, Concha, te dejaste hacer, aceptando sin reservas el apapacho (6) de Dios

  1. Parroquia de N.S. de Guadalupe (Madrid)
  2. Sergio Delmar Junco, misionero del Espíritu Santo
  3. “DIARIO ESPIRITUAL DE UNA MADRE DE FAMILIA-Concepción Cabrera de Armida” (m.m.Philipon, Editorial Desclée de Brouwer, 1987)
  4. Íbid., pág. 31
  5. “ECO DE MIS AMORES-Selección de textos de Concepción Cabrera de Armida”, CIDEC, México 2010, pág. 33
  6. “Apapacho” es como se dice en México “Abrazo”.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Buscando en lo escondido

Miércoles, 15 de mayo de 2019
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Dios nos ha pensado desde la eternidad, cada uno de nosotros tiene una imagen preeterna que vive en Dios, lo que luego Eckhart llamará la parte increada del alma. Todos tenemos una parte última, definitiva, escondida, oculta, a veces tan oculta que se nos oculta a nosotros mismos, en la que Dios se manifiesta tal cual es, pero llegar hasta allí, llegar a ese momento oculto del alma, a esa situación, a esa ciudadela escondida, es la labor de una vida. La vida entera no es nada más que la búsqueda de ese lugar escondido donde Dios se manifiesta”.

*

María Toscano/Germán Ancochea
Mujeres en busca del amado. Catorce siglos de místicas cristianas.
Ediciones Obelisco, 2003

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Homosexualidad y mística cristiana

Viernes, 26 de abril de 2019
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Del blog Pays de Zabulon:

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¿Puede la tradición mística cristiana ser útil para la vida espiritual de las personas contemporáneas y puede enriquecerse con su experiencia? ¿Es posible que un hombre que es expresamente gay se afirme a sí mismo para vivir plenamente la vida mística cristiana en unión con Dios?

¿Cómo un viaje tan interior transformaría nuestra comprensión de la mística cristiana, por un lado, y nuestra apreciación de la sexualidad humana, especialmente la homosexualidad, por el otro?

¿O es la tradición mística la reliquia de otro tiempo, hecha por solteros para solteros, incapaz de evolucionar o de comprometerse de manera significativa con las personas de nuestra generación que abrazan la corporalidad y la sexualidad como aspectos cruciales de su camino espiritual?

*

Mickaël Bernard Kelly
Christian Mysticism’s Queer Flame: Spirituality in the Lives of Contemporary Gay Men (Routledge Studies in Religion) (English Edition) 1st Edition

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Kelly-826280536-150x150Estas son las primeras frases del prefacio de este libro con título evocador …

Exactamente una de las preguntas que subyacen a muchos artículos de este blog.

¡Tengo prisa por leerlo!

 

Fuente de la Imagen : obra de Mickaël Breyette

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Mística y espiritualidad

Miércoles, 7 de noviembre de 2018
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121520679Después de releer y gozar de nuevo del libro Mística y Espiritualidad de Leonardo Boff y Frei Betto, me han surgido estas breves reflexiones que comparto:

La espiritualidad es el aliento que nos ayuda a respirar mejor, de una forma más natural, a vivir con otros valores. Impregna nuestra manera de ser y la manera concreta en que ponemos éticamente por obra lo que pensamos, desde la honda motivación de nuestra vida, desde nuestras creencias y convicciones más profundas, en la existencia concreta de cada día, para que haya más vida y en abundancia.

La mística es el fuego, la llama, la fuerza que nos empuja e ilumina, que nos ayuda a ser más transparentes, a dejarnos invadir y sorprender por el misterio cotidiano de la realidad. También cuida de la delicada planta de nuestra esperanza, para que no decaigamos, para mantener la antorcha encendida, para compartir lo que somos y tenemos con generosidad, para que otro mundo se vaya haciendo posible, en nuestro entorno, desde lo frágil y pequeño, en las relaciones que mantenemos y construimos. Y también al compromiso con las grandes causas, por la felicidad de los seres humanos y el cuidado de la biodiversidad en nuestra Madre Tierra. Unidos, sintiéndonos parte de todo el Universo.

A la espiritualidad y la mística, para que puedan desarrollar toda su potencialidad en nosotros, tenemos que alimentarlas cada día para que no languidezcan. Son como las brasas de una hoguera, que tenemos que avivar y proteger para que no se apaguen. O como una semilla, que debemos depositar en una maceta con buena tierra, regarla y ponerla al sol, para que vaya creciendo y al final pueda dar fruto.

La mística y la espiritualidad se complementan y deben ir de la mano porque, si no, se debilitan, cojean, como si nos faltara una pierna y no tuviéramos otro apoyo para seguir caminando. Las dos unidas pueden colmar la existencia de cualquier persona, de cualquier religión, creencia  o filosofía existencial; se retroalimentan mutuamente y nos ayudan a vivir intensamente, en plenitud, a contemplarlo todo con una mirada transparente, compasiva, fraterna, gozosa…

Miguel Ángel Mesa Bouzas

Fuente Re Adulta

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“Neuroespiritualidad y fe “, por Fernando Jiménez.

Lunes, 17 de septiembre de 2018
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xel-deseo-en-el-hombre-520x283-jpg-pagespeed-ic-xicgoepccqEs ya frecuente oír hablar de Neuroespiritualidad. El término verbal Neuroespiritualidad quiere dar a entender que nuestro cerebro tiene la capacidad de generar experiencias a nivel de esa otra región de la psique que se llama Espíritu: todas las experiencias de sensaciones, de emociones, de percepciones, de revelaciones que son transcendentes, espirituales, transpersonales, mágicas, numinosas, místicas…, además de las que pueden llamarse divinas y de fe religiosa.

Y desde los estudios neurológicos y neuropsicológicos parece estar demostrado que estas experiencias se producen en coincidencia de causa o efecto con una hiperactivación ciertas estructuras cerebrales que pertenecen a lo que en neurología se llama sistema límbico o cerebro emocional en conexión especial con la agmídala y con el lóbulo prefrontal derecho del neocortex.

Lo he expresado muy resumidamente, pero quiero añadir que, en la actualidad, como resultado de las investigaciones en Neurología, se ha confirmado que las estructuras límbicas del cerebro, cuando se activan, sea por estimulación eléctrica o por estimulación magnética transcraneal, son capaces de producir un tipo de experiencias que podemos llamar transcendentes, espirituales o místicas. Es decir, reacciones, sensaciones y experiencias que se originan, o que se registran, en lo que denominamos Nivel del Espíritu.

Vamos a partir metodológicamente desde esta hipótesis de entrada: Que la materia cerebral puede generar espiritualidad, que nuestro cerebro está capacitado para producir espiritualidad. El poeta Juan Ramón Jiménez ya dijo en uno de sus aforismos: “Doctor Marañón (el Doctor Marañón era a principios del siglo pasado un famoso especialista en endocrinología): yo tengo una glándula que segrega infinito…”. Y esto que escribió Juan Ramón nos lo confirman tantos artistas, poetas, músicos, descubridores… capaces de experimentar y de generar un goce que roza lo sublime: el “placer infinito”, el éxtasis…

Así son también las llamadas visiones: percepciones de realidades “inefables”, que transcienden la percepción habitual de las cosas y de las realidades materiales. A veces estas visiones, estas percepciones extraordinarias, nos las revelan ciertas personas visionarias, o personas que están estimuladas por drogas especiales. Y también nos las trasmiten los artistas a través de sus obras; o los místicos y los santos, como San Juan de la Cruz, según nos dice en una de sus Coplas:

“Entreme donde no supe
y quedéme no sabiendo
toda ciencia trascendiendo”.

Porque esta capacidad de nuestro cerebro de generar transcendencia y espiritualidad es lo que explica las posibilidades creativas del arte, así como hace comprensibles los relatos de lo que han experimentado ascetas, contemplativos y místicos, en sus encuentros “con la divinidad” o con “las divinidades”. Pero, incluso más cercanamente y habitualmente todavía, nos hace comprensible lo que tantas personas confiesan experimentar con la sexualidad, dentro ese estado de inter-estimulación neurológica completa que es la relación sexual, y que culmina en el éxtasis del orgasmo: “ha sido una experiencia mágica”, “inefable”, “divina”, “entré en éxtasis”, “no tengo palabras”, “estoy levitando”…, (Por lo menos así se expresan en las películas y en algunas canciones y novelas).

Estas experiencias que son inenarrables con nuestras palabras habituales (por eso abundan en las expresiones líricas), experiencias de climax de goce y de plenitud en el amor, juntas a sentimientos de infinito de integración en el Universo, son testimonio de lo que capacidad de nuestro cerebro de generar experiencias transmateriales que nos sitúan en un ámbito distinto y especial, que es esfera de la Espiritualidad, donde transcendemos sobre nuestro ego individual y habitual y nos fundimos y nos hermanamos con el Amor, la Verdad y la Belleza. “¿Dónde gozar de la visión tan pura / que hace hermanas las almas y las flores?”, dijo Valle-Inclán en uno de sus poemas.

De lo cual se infiere que los humanos tenemos una tendencia innata a la espiritualidad, desde la cual se accede a un nivel superior y supremo de autorrealización personal, y de perfeccionamiento también de la especie humana. Y que estas son también las experiencias sobre las que se construye todo el edificio de las artes creativas, y los pilares humanos sobre los que se han construido las grandes religiones.

Pero quiero insistir en que Espiritualidad es un concepto más amplio que religión: no existe religión sin espiritualidad, pero sí es posible la espiritualidad sin religión, incluso en movimientos y en instituciones espirituales no religiosas, como son el budismo, el jainismo o el taoísmo. Y también en personas normales, en cualquier persona que se sienta a nuestro lado y que experimenta su estar en la vida integrando las dimensiones del espíritu en su ser, su sentir y su actuar, aunque no sean creyentes de ninguna religión.

Y es por lo que concluyo y estoy de acuerdo en que tenemos una tendencia innata a la espiritualidad generada por estructuras cerebrales y una posibilidad de contemplar la vida y de interpretar el mundo con las luces de la Inteligencia Espiritual, en dimensiones a las que no alcanzan los focos de la Inteligencia Racional.

Por todos estos argumentos, quizás se podría afirmar, desde el punto de vista neurocientífico, que el ámbito de lo sobrenatural no es un mundo que exista fuera de nosotros mismos, sino que es un producto, o podríamos decir un “constructo”, de nuestro cerebro… Lo resumo en el pensamiento de Paul Eluard, un poeta francés del siglo pasado, un pensamiento que se convirtió en slogan publicitario: “Hay otros mundos, pero están en este”.

Vamos ahora a aterrizar en nuestra propia experiencia, en el terreno de nuestra subjetividad:   Desde que se conoce y se sabe que el cerebro es productor de espiritualidad, se plantean dos posibilidades optativas, dos opciones fundamentales (se llaman “opciones fundamentales” a aquellos puntos de inflexión que ya le dan una nueva dirección existencial a la persona):

– Una es la de los “creyentes” que piensan poder argumentar que Dios ha colocado en el cerebro humano estructuras que permiten la experiencia espiritual y el contacto con la divinidad.

– Y la postura opuesta, la de los “no-creyentes”, es la que piensa que estas experiencias metafísicas, místicas o espirituales son fruto de la evolución ontogenética y filogenética, como el resto de un organismo, el nuestro, que ha seguido el proceso de selección natural, traspasando el objetivo primario de la supervivencia, hacia el objetivo de una supervivencia en mayor plenitud posibilidades vitales…

Las personas que han desarrollado esta capacidad pueden ser personas espirituales, pero no “sobre-naturales”, ni siquiera tienen que ser auténticamente religiosas. Porque todo lo que le sucede y experimenta es natural, todo es científico, todo es explicable por la neurología.

Si es verdad que las estructuras cerebrales son fruto de la evolución, lo cual parece obvio, todavía queda aquí otra posibilidad para los que defienden la primera opción, para los creyentes: la posibilidad de que desde un diseño divino se hayan formado esas estructuras de nuestro cerebro utilizando los mecanismos y las leyes de la evolución darwiniana (las leyes que Darwin descubrió, pero que estaban diseñadas por designio divino) para llegar, por evolución de especies, hasta el homo sapiens, y para que éste –el hombre, el ser humano, la persona humana- pudiese seguir desarrollándose hacia otras esferas de realización, que son las esferas del Espíritu. Y es por lo que le es posible tener experiencias espirituales, y habitar con su propia mente esa región del Espíritu, donde puede comunicarse también con seres extra-materiales, es decir: espirituales.

Es una opción razonada y razonable. Pero también es posible, también es razonada y razonable la opción intelectual contraria: la de pensar y creer que estas estructuras, por un proceso de evolución natural, son las que han generado las creencias en “seres espirituales y divinos” a través de funciones más especializadas de cerebro, pero sin salir de él.

En este segundo caso (y repito lo que ya he dicho) la espiritualidad resultaría ser una facultad mental como cualquier otra que se ha desarrollado por evolución natural en respuesta a determinadas presiones medioambientales, con el fin de aumentar las probabilidades de supervivencia y de autorrealización más plena del organismo, igual que se ha desarrollado el lenguaje, y la inteligencia, y la capacidad para la música o para la poesía y las artes, y las capacidades descubridoras y creativas. De ahí que haya personas más espirituales que otras, dependiendo de que tengan más o menos desarrollada esta facultad, o en razón de que se lo haya facilitado el entorno, o la sociedad o el medio cultural en el que esa persona se encuentra. Y por esa razón existen, y han existido, individuos con una gran espiritualidad (los artistas, poetas, los intérpretes y los creadores musicales; también los místicos, los santos, los fundadores de religiones). Y también han existido y existen otros individuos, otras personas –homines sapientes también- en las que esa espiritualidad parece estar ausente, y para quienes la inteligencia espiritual no tiene que intervenir necesariamente en su interpretación del mundo. Solo les interesa lo que se puede explicar con los argumentos cognoscitivos de la razón.

*******

Hasta aquí he querido llegar, hasta este límite, hasta esta frontera de la razón, para preguntar (que cada uno y cada una se lo pregunte en su interior, y se responda): ¿Cuándo llego aquí, a este punto, veo algo más allá? ¿Sigo viendo a Dios entre las brumas exteriores, o en los susurros secretos de mi corazón?

Sabemos o pensamos que la Fe no es una demostración, no es una convicción. La Fe es una opción, una decisión libre, y por eso reitero mi pregunta; que cada persona que lee esto se la responda a sí misma: ¿Cuál es mi opción? ¿Cómo elijo configurar mi pensamiento y organizar mi estar en la vida, con la primera opción o con la segunda opción? …

Voy a volver a decirlo: La Fe no es una convicción; la Fe es una opción, una decisión libre, una entrega incondicional, una sin-razón (como el enamoramiento). Eso lo decía una nivela de Julien Green: “No se puede explicar por qué se tiene Fe: se sabe, como cualquier persona sabe cuándo está enamorada”). No es algo a lo que la persona tenga que rendirse por la evidencia de la razón. Como se decía en otra película de Inmar Bergman, tan famosa el sigo pasado, El Séptimo sello: “La Fe es un gran sufrimiento; es como hablar con alguien que está afuera en las tinieblas…”.

Desde la esfera de la razón, la Fe es un sufrimiento, un anhelo frustrado, un fracaso de la racionalidad. “Cuántas veces / te buscaron mis manos, tanteando por las sombras / como un ciego…”, decía un poema antiguo. Las luces de la razón no llegan a iluminar las riberas del Espíritu donde se apacienta la Fe. Para arribar a esas orillas tengo que dar un salto en el vacío de la mente.

La inteligencia de la razón, la Inteligencia Racional, no opera con los mismos procesos que la Inteligencia Espiritual. Ni los argumentos de la razón justifican esos encuentros supremos con la Verdad y con la Belleza y con la Bienaventuranza, que han logrado, a veces, los grandes poetas, los creadores, los grandes descubridores, los místicos y los santos.

En este nivel de la instalación en las regiones del Espíritu, cuando están iluminadas por la Fe, el término “conocimiento” es… transparencia (“La transparencia, Dios, la transparencia”, clamó Juan Ramón Jiménez en su libro Dios deseante y deseado), y el verbo “conocer” adquiere un significado de compenetración o de interpenetración con lo conocido, cuando lo conocido queda abarcado, incorporado o fundido en una experiencia de encuentro, para la que no existe otra palabra sinónima que la palabra Amor.

Como escribí en otro lugar, no encuentro una ejemplificación más explícita de este de este fenómeno de auto-realización humana, que la de unos versos de San Juan de la Cruz, en los que se revela un encuentro donde, metafóricamente, la noche de la inteligencia queda iluminada por la alborada de Fe en la compenetración del amor: “Oh noche que guiaste / oh noche amable más que la alborada, / oh noche que juntaste / amado con amada, / amada en el amado transformada”. Quizás aquí quede descrita la fenomenología de la Fe y la experiencia encuentro-conocimiento-amor que en ella se contiene, en este humano y divino plano del Espíritu.

Y si a quien haya optado por esta opción, la opción en la Fe, alguien la preguntara que es lo que ha descubierto, qué es lo que ahora sabe, quizás sólo podrá responderle con san Juan de la Cruz:

“Entreme donde no supe
y quedéme no sabiendo
toda ciencia trascendiendo”

 

Fernando Jiménez Hernández-Pinzón

Fuente Atrio

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Mensaje del XXXVIII Congreso de Teología sobre “Mística y liberación”

Martes, 11 de septiembre de 2018
Comentarios desactivados en Mensaje del XXXVIII Congreso de Teología sobre “Mística y liberación”

thumb_imagen-programa-273x300-_hecmyiudgmgs-thumb(Mensaje final del Congreso de Teología).- Del 7 al 9 de septiembre de 2018 nos hemos reunido en el 38 Congreso de Teología para compartir experiencias y reflexionar sobre “Mística y Liberación“.

1. Hemos comenzado preguntándonos si, ante las graves situaciones de injusticia estructural, crecimiento de la desigualdad, maltrato a la Madre Tierra, a los pueblos originarios, a las mujeres, y tras las dramáticas imágenes de personas migrantes y refugiadas que mueren anegadas en el intento de acceder a nuestras costas, se puede seguir hablando de mística. La respuesta solo puede ser afirmativa si nos ponemos del lado de las víctimas, hacemos una opción radical por las personas pobres y los pueblos oprimidos y colaboramos en su liberación.

2. Nos hemos preguntado si la mística forma parte de la realidad o es un estado patológico, para responder que es la apertura al misterio, el descubrimiento de Dios en el rostro del otro, el conocimiento intuitivo, la salida de sí mismo y el acceso a un nuevo estado de conciencia para tener una visión distinta y transformadora de la realidad.

3. Hemos descubierto que las personas místicas nada tienen de pasivas. Se comportan con gran libertad de espíritu, son profundamente críticas con las instituciones religiosas y políticas y tienen una gran capacidad de desinstalar el sistema. Ejemplos: Jesús de Nazaret, Pablo de Tarso, Francisco de Asís, el Maestro Eckhart, Hildegarda de Bingen, Margarita Porete, Thomas Müntzer, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Rumi, ibn Arabi, Luther King, Simone Weil. A su vez, hemos sido alertados sobre el peligro de las personas iluminadas, que se dicen místicas.

4. Nos hemos preguntado por la relación entre mística y política: ¿Pueden ir juntas, caminan paralelas, son opuestas? ¿Ha influido la mística en la política? La respuesta a la última pregunta ha sido afirmativa. Las personas místicas viven ligeras de equipaje, compaginan armónicamente razón y emoción, pueden contribuir a crear una ciudadanía liberada con capacidad de interiorización, ofrecen nuevos modelos de convivencia, trabajan por eliminar la pobreza y erradicar las desigualdades.

5. Hemos observado que la relación entre mística y política no es arbitraria, ni oportunista, sino intrínseca. Más aún, hemos tomado conciencia de la necesidad y urgencia de una mística de ojos abiertos, corazón solidario y amor políticamente eficaz, de una mística que lleva a escuchar el grito de la Tierra, el clamor desgarrador de millones de personas hambrientas de pan y de derechos humanos y a luchar por Otro Mundo Posible.

6. La mística es inseparable del trabajo por la justicia. Uno de los nombres que la Biblia hebrea da a Dios es “nuestra Justicia”. La justicia no es, por tanto, solo un tema político o jurídico; es también teológico.

7. Hemos descubierto la aportación del silencio contemplativo, personal y comunitario, a la lucha por la justicia. Un silencio que potencia los gritos contra las injusticias, y especialmente contra la pederastia, ante la situación in extremis que vivimos tanto a nivel de política global como de la Iglesia católica. El silencio no es lo opuesto a la acción o a las palabras, sino fuente de poder, perspicacia y perspectiva; ayuda a que el Espíritu, y no el Ego, guíe nuestras vidas. No aísla de las luchas del mundo, sino que las abraza al nivel más profundo y es esencial para construir un mundo más justo.

8. El cristianismo es una religión mística no solo como experiencia espiritual individual, sino como experiencia política comunitaria, que tiene su fundamento en la autoridad de las víctimas y su fuerza en la compasión; no se evade de la realidad, sino que lleva a sublevarnos contra el dolor inocente e injusto.

9. La mística constituye uno de las experiencias más importantes para superar los fundamentalismos religiosos, que se caracterizan por el fanatismo y la intolerancia hacia quienes no piensan y creen como nosotros y con frecuencia desembocan en terrorismo justificado en nombre de Dios.

10. La mística no es uniforme; se caracteriza por un amplio pluralismo, donde radica su riqueza. Tres han sido los modelos que hemos analizado en este Congreso con sus afinidades y peculiaridades: el “oriental”, el cristiano y el sufí.

11. Nos comprometemos a vivir una mística en perspectiva feminista, integradora de las diferentes experiencias religiosas y laicas, que responda a los desafíos de nuestro tiempo, trabaje por la justicia y contribuya a construir una sociedad fraterno-sororal y una comunidad eco-humana sin exclusiones de género, etnia, creencia o increencia religiosa, clase social, procedencia religiosa o identidad afectivo-sexual.

12. Afirmamos, con Raimon Panikkar, que se puede vivir armónicamente una pluralidad de místicas misteriosamente unificadas; con Leonardo Boff, que las personas cristianas deben ser “místicas en la liberación”; con Jon Sobrino, que sin práctica, el espíritu permanece vago y muchas veces alienante; con Gustavo Gutiérrez, que el método de la teología es la espiritualidad liberadora; con Juan Bautista Metz, que es necesaria una “mística de ojos abiertos”; con Hans Küng, que hay que lograr una mística interreligiosa; con Dorothee Sölle, que la mística lleva a la resistencia; con Pedro Casadáliga, que hay que practicar una espiritualidad contrahegemónica. A ello nos comprometemos en este Congreso.

En Madrid, a 9 de septiembre de 2018.

Fuente Eclesalia

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Adela Cortina: “Salir de la pobreza es un derecho”

Sábado, 8 de septiembre de 2018
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La catedrática de Ética abre el 38 Congreso de Asociación de Teólogos y Teólogas JUAN XXIII

Juan José Tamayo: “¿Tiene sentido seguir haciendo teología en un mundo de miseria y opresión?”

 (Jesús Bastante).- Mística y política, “¿pueden ir juntas o ser paralelas?”. Esta fue la gran cuestón que trató de desentrañar la catedrática de Ética y Filosofía Adela Cortina. Cortina abrió de forma magistral la 38 edición del Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas ‘Juan XXIII’, que como todos los años se celebra en el salón de actos de CCOO en Madrid.

“No se puede reducir la mística a la espiritualidad”, trazó Cortina ante más de 700 personas, que se dieron cita en esta cita de la teología progresista de nuestro país. ‘Mística y liberación’ es el lema del congreso de este año. La mística es algo más, tiene que ver con el misterio, con aquello que no se puede alcanzar.

“Es una actividad humana espiritual que aspira a la unión con la divinidad”, indicó la teóloga. Un conocimiento “intuitivo, y no a través de las mediaciones, que pueden ser la Iglesia, la política… Llegar directamente a Dios. Precisamente por eso, los místicos han sido muy críticos de las instituciones”.

Lograr el éxtasis, salir de sí mismo, una constante en todas las culturas, religiones y filosofías. El místico es un fenómeno global. Entonces, preguntó, “¿os parece que los místicos deben gobernar el mundo?”. La respuesta no se hizo esperar: “Dios nos libre”, denunció Cortina, quien trazó los ejes de la mística: es inefable, insondable, pasiva… “una experiencia que cambia radicalmente la vida, y exige acción”. Y “no nos deja indiferentes”.

Lograr el éxtasis, salir de sí mismo, una constante en todas las culturas, religiones y filosofías. El místico es un fenómeno global. Entonces, preguntó, “¿os parece que los místicos deben gobernar el mundo?”. La respuesta no se hizo esperar: “Dios nos libre”, denunció Cortina, quien trazó los ejes de la mística: es inefable, insondable, pasiva… “una experiencia que cambia radicalmente la vida, y exige acción”. Y “no nos deja indiferentes”.

¿Ha influido la mística en la política? “Por supuesto, dando nuevos modelos, abriendo nuevas visiones del mundo”, recalcó la catedrática, quien mencionó a varios místicos, comenzando por Jesús de Nazaret.

San Pablo y la Carta a los Corintios; Francisco de Asís y su Canto al hermano Sol; Teresa de Jesús, que “ha influido, y mucho, en la política”, como Ignacio de Loyola o Bernardo de Claraval, como fundadores; Martin Luther King; Teresa de Calcuta y “la noche oscura”, similar a la de san Juan de la Cruz; o Simone Weill, que “han ayudado a mirar la política y el mundo de otro modo”.

 “No es lo mismo que haya habido unos místicos u otros”, reseñó, defendiendo la experiencia de Dios como éxtasis, que “no es un fenómeno dedicado sólo a unos pocos, santos o neuróticos. Es salir de sí, encontrar al radicalmente Otro, al Dios viviente. Solo el encuentro con el Otro es capaz de destruir la tendencia a la violencia y la esclavitud”.

¿Qué es la política? “Es lo que nos permite dialogar juntos sobre lo justo y lo injusto. No iluminados, sino hablándolo. Eso es la comunidad política: todos los ciudadanos, conjuntamente”, trazó Cortina, quien negó que la política deba estar en manos de ‘místicos’. Por eso, “los ciudadanos y ciudadanas deberíamos tener algo de místicos, mucho más que el Gobierno o la oposición”.

 Hay que bregar, “en la política y en la comunidad religiosa, por un contenido igualitario, exige eliminar la pobreza y corregir las desigualdades“, señaló la creadora del término ‘Aporofobia’. “¿Nos molestan los extranjeros, o los extranjeros pobres?”. “Nos molestan los que vienen del otro lado, pero porque son pobres. Los otros extranjeros, los ricos, no nos molestan, al contrario”. Frente a eso, una verdad radical, un derecho global: “Salir de la pobreza es un derecho“.

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Adela Cortina flanqueada por Juan José Tamayo y Federico Pastor

 La presentación del congreso corrió a cargo de Juan José Tamayo, quien quiso recordar a los grandes teólogos místicos de nuestro tiempo, desde Gustavo Gutiérrez a Johan Baptist Metz, pasando por Casaldáliga, Kung, Dorothe Sölle o Leonardo Boff. “todos ellos ellas han hecho realidad la afirmación de Karl Rahner que dice que el piadoso de mañana, bien será místico, o no será nada”.

¿Tiene sentido seguir haciendo teología en un mundo de miseria y opresión?” se preguntó el teólogo, citando a Gustavo Gutiérrez. “¿Tiene sentido dedicar un congreso de teología a “Mística y liberación” en tiempos de secularización, de crisis de Dios y de fundamentalismos? ¿Se trata de una búsqueda de una “nueva espiritualidad” o, más bien, de una especie de “tapa-agujeros” en una época post-religiosa?”, asumió Tamayo.

La pregunta se torna más urgente y radical todavía tras las dramáticas imágenes que vemos a diario en televisión de personas migrantes, refugiadas y desplazadas que quieren llegan a nuestras costas o saltar las vallas con concertinas y mueren en el intento por la insolidaridad de la Europa llamada “cristiana”.

Para Tamayo, “el cristianismo ha sido históricamente una religión más sensible al pecado que al dolor de las víctimas”, pero abogó por luchar, desde la fe, contra esa “cultura del descarte de la que tanto habla el Papa Francisco”. Una religión, el cristianismo, “mística no sólo como experiencia espiritual, sino como experiencia política”.

“Es, por tanto, un Congreso abierto a las personas y colectivos interesados en la propuesta de un nuevo paradigma religioso que puede aportar horizontes liberadores a nuestra sociedad”, concluyó el secretario de la ‘Juan XXIII’.

El programa del Congreso, aquí:

Fuente Religión Digital

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Mística de ojos abiertos

Miércoles, 22 de agosto de 2018
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Del blog Nova Bella:

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“Los cristianos deben ser místicos, pero no exclusivamente en el sentido de una experiencia individual espiritual, sino en el de una experiencia de solidaridad espiritual. Han de ser “místicos de ojos abiertos”. […] Son ojos bien abiertos […] los que nos hacen volver a sufrir por el dolor de los demás: los que nos instan a sublevarnos contra el sinsentido del dolor inocente e injusto; los que suscitan en nosotros hambre y sed de justicia, de una justicia para todos.

*

J.B.Metz

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Nada es si no es Él…

Jueves, 21 de junio de 2018
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Del blog Pays de Zabulon:

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“Sé lo que soy por la gracia de Dios,
Yo soy por tanto sólo lo que Dios es en mí y nada más;
y Dios también es esto mismo que está en mí.

En efecto nada es nada, y lo que es, es;
y, por lo tanto yo no soy, si lo soy, más que lo que Dios es,
y nadie no es sino Dios;
y es por eso que yo no encuentro más que a Dios,
donde sea que penetre,
porque nada es
si no es Él, a decir verdad. “

*

Margarita Porete
(v.1250/1260, 1310)

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Fuente  foto : tohotdontmiss.tumblr.com


[No estoy completamente satisfecho con la elección de la foto: la persona parece esperar o buscar a Dios desde el exterior. En la experiencia mística de Marguerite Porète, es muy en lo interior donde se hace esta revelación, las consideraciones o las circunstancias exteriores no le afectan en absoluto.]

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“Muchos de aquellos que buscan a Dios lo buscan lejos de las instituciones” por Manuel Mandianes

Lunes, 2 de abril de 2018
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16_iglesias_5Antes, la sombra del campanario y el pulpito lo regulaban todo, hoy su sombra y su eco no van más allá del dintel de la sacristía. La desconfianza en las instituciones, incluida la Iglesia, pone el punto de mira en la transparencia y busca encajar con las nuevas tecnologías. El mundo se ha vuelto adulto y el sujeto se ha emancipado. El contexto de cada persona ha crecido y sigue creciendo de manera exponencial en los últimos años.

La muerte de las utopías y el debilitamiento de las ideologías lleva consigo la falta de una escala valorativa interna para decidir lo mejor; es el yo quien juzga de todo. El concepto de secularización va ocupando un lugar que hasta ahora no había tenido nunca. Nada dura, todo hay que cambiarlo, casi cada día, por lo nuevo, lo moderno.

Xavier Zubiri decía que los tres productos más gigantescos del espíritu humano son la metafísica, el derecho romano y la religión de Israel. Hoy puede añadírsele, en grandeza, la ciencia moderna. La Iglesia siempre ha manifestado un miedo, que le produce una parálisis fulminante, ante las novedades porque van contra la moral y la ética, olvidando que muchos principios no son más que normas, costumbres, tradiciones, conducta que convierte a la Iglesia en una institución que, a veces, parece anacrónica y desorientada, extranjera a su tiempo, custodia de un mensaje que ha perdido el significado para muchos contemporáneos.

La ciencia, más temprano que tarde, hará lo que sea capaz de hacer. Muchos preceptos y reglas no vienen a los cristianos de Jesús, sino que son costumbres adquiridas a lo largo de la historia. Los cristianos, en muchos casos como todo el resto de la humanidad, han dedicado más tiempo a construir refugios que a derribar muros y abrir ventanas lo que les ha permitido un confortable aislamiento. La ingeniería genética y otras ciencias, no se detendrán ante nada, y aquello de Horacio, virtutem doctrina parit, no es más que un deseo. Muchos sacerdotes, muchos fieles están convencidos de que el mundo actual es ateo, despreocupado de las cosas espirituales.

La gente de hoy busca experiencias, sentimientos y aún muchos de aquellos que buscan a Dios lo buscan lejos de las instituciones. Es por ello que surgen distintas, diferentes y muy variedades espiritualidades que generan sectas, movimientos, grupos de meditación, espiritualidad, prácticas religiosas, diversidad de relaciones con el misterio para responder al deseo y necesidad de absoluta, deseos de infinito, de religiosidad a la carta, “apertura” y “ordenación” a lo trascendente, diría Rahner. Experiencias que tratan de anular la distancia entre el yo y el absolutamente otro: lo divino, lo mistérico, lo sagrado.

efa89157a32f729a9a10c34cccf4c6bf24409e2944e440d38326ced9884c3d1eEn todo caso, la gente lo vive como una apertura personal a lo trascendente. Sin duda, muchas sectas siguen explotando la vulnerabilidad de la mente humana que es curiosa por naturaleza. El mundo de hoy se dedica a buscar tesoros escondidos o del pasado porque el presente, lo que tiene a mano, no le satisface. El mundo busca memoria, raíces, dioses o ídolos porque ha abandonado la tradición. El mundo desencantado busca un reencantamiento porque no puede vivir sin ilusiones, sin metas, sin proyectos, sin sentido. El narcisismo no le deja mirar más allá del número sus zapatos, manipular al otro en su debilidad se ha convertido en un arte. Las instituciones políticas, sociales, religiosas y los partidos políticos, están en crisis.

La percepción y la relación de los fieles con la Iglesia han cambiado como han cambiado las relaciones de los ciudadanos con todas las instituciones y las del consumidor con las marcas y con todas las instituciones. Parece ser que el número de creyentes ha disminuido, en contrapartida los que siguen creyendo son más conscientes de su fe; en España, en ciertos ambientes, ser cristiano es revolucionario.

A todo ello corresponde una nueva relación del hombre con Dios. De momento no ha surgido ninguna solución definitiva. El fundamentalismo no es más que uno de estos intentos. Se rechaza todo lo dogmático y se valora todo lo que el hombre puede hacer. Muchos hombres creen que negando a Dios los atributos que siempre se le habían atribuido él se hace, e rechazo, dueño de ellos. En la mayoría de los casos no se niega a Dios, se le ignora y se prescinde de él. El “otro es tu hermano”, del Evangelio, ha sido sustituido por el ego de Descartes.

La posmodernidad ha rescatado lo sagrado sin absoluto y sin rostro, hay un profundo deseo de espiritualidad, se han vulgarizado y popularizado los símbolos religiosos atribuyéndoles un significado muy diferente del original. Tal vez sean intentos de encontrar la certidumbre y llenar el vacío que existe en el núcleo de experiencia moderna. Algunos de estos esfuerzos representan un esfuerzo por crear una espiritualidad sin Dios y sin lo sobrenatural, pero en todo caso representan una intensa necesidad de lo espiritual, con frecuencia excluida, al menos marginada, de una sociedad laica. Como toda empresa creativa, la búsqueda de una fe moderna resulta ardua. A veces la teología se ha convertido en un fetiche de valor supremo en vez de un medio para llegar a una realidad inefable y misteriosa.

41801183El mundo creado no es sagrado pero el hombre que vive en él necesita el misterio, pero a diferencia de antes, la fe del carbonero, hoy la trascendencia está sometida a la crítica de la razón. Es hecho de no tener religión no significa incredulidad ni perdida de fe en una dimensión trascendental o ausencia de una determinada religiosidad sino autonomía en su gestión lo que supone, aunque no de manera consciente, una diferencia entre fe y religión, aunque lleva consigo formas de religión, aunque tengan poco que ver con las tradicionales. La posmodernidad está viviendo un estallido incontrolable, una efervescencia evidente y una seducción inexplicable de lo sagrado y de lo divino, un deseo ardiente e ilimitado de unión con lo ilimitado.

La Iglesia tiene que ponerse al día, seguir las tendencias en lo esencial; es decir, en la medida en que son mojones que indican por donde va a ir el futuro. La moda es pasajera, efímera, pero es una especie de comunicación, la búsqueda del misterio de la belleza por eso nunca se puede agotar, que puede llegar a muchos y para evangelizar hay que combinar la luz del pasado con la luz del futuro filtrada por el presente. La vida del creyente no debe de ser una recreación sino una revelación para que se enamoren de lo que revelamos. Hay que jugar con conceptos, trasgredir normas sin aferrarse a nada. Mucha gente desea huir del ruido, del fragor del día a día para, en silencio, encontrarse con lo perdurable. El silencio, como búsqueda de una espiritualidad, muchas veces, trasversal, se ha convertido en un bien escaso, difícil de encontrar para conectar con el yo más profundo y con lo otro, ¿Dios, lo sagrado, el misterio? A mucha gente le importa más el envoltorio que el regalo, pero la mayoría busca el regalo.

El gran reto es hacer que la humanidad vuelva los ojos al Jesús de Nazaret porque el ateísmo moderno no busca demostrar que Dios no existe sino la indiferencia, el olvido de Dios. Sus grandes dioses son los futbolistas porque a una tierna edad son famosos, ricos y “las mujeres se echan a sus pies”, me dijo la madre de un niño que apuntaba maneras con el balón. La humanidad no puede vivir delante de un panteón vacío; ha sacado los viejos dioses y los ha llenado de otros nuevos. De todos modos, los nuevos dioses no vencen ni ocupan totalmente nunca a los viejos. Conoces como nadie, porque lo vives en carne propia, la relación entre fama y poder, la cantidad de poder que da la fama y lo mal o bien que a1uel se puede utilizar. Y como muchos lo utilizan para tener más poder o para amasar fortunas descomunales. Tu vida es como un homenaje a los héroes que encontramos en la vida diaria capaces de comportamientos extraordinarios en situaciones extremas. Sabes que la culpa de lo que pasa no es de Dios sino de los hombres que no secundan los de Dios sino sus intereses.

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Viéndote, oyéndote, veo atisbos de eternidad hasta en las cosas más pequeñas y me llevas a Charles Foucauld quien decía: “Por amor a Dios es lo mismo mondar patatas que construir catedrales”. “La mística es algo que, en lugar de facilitar la huida del sufrimiento y de la muerte, de los problemas y conflictos, lleva a sumergirse dentro de ellos y a abrazarlos compasivamente, con un profundo deseo de solidaridad y comunión”, escribe M. C. Bingemer en “El Misterio y el Mundo”. La vivencia de la fe, tiene lugar dentro del momento que a cada uno toca vivir, es un paso por la historia. El cristiano no busca el sentido de su vida, el sentido de la vida es su fundamento.

Dios se revela al hombre en el fluido del tiempo, en lo que pasa y en lo que no pasa; en lo visible y en lo invisible. Das la impresión de que te sientes bien en todas partes, pero es seguro que en donde mejor te sientes es el medio de los últimos de la tierra. Jesús vivió, como hombre, su situación que no es la de ningún otro. Si nos dejamos mirar por Jesús, luego nos sentiremos lo que realmente somos: uno de tantos seres humanos que caminan, que suben montañas, que nadan, que comen, que aman, que sienten el fracaso, que se alegran, que ríen, que lloran. Y tu, Francisco, eres uno de esos, te sientes un hombre como los demás, aunque elegido para ser cabeza visible de la Iglesia. Leer más…

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Madre Juana de la Cruz: ¿Una Santa Transgénero en la España del siglo XVI?

Miércoles, 24 de enero de 2018
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williams-madre-juana-de-la-cruz“Madre Juana de la Cruz” del artista Lewis Williams

Del blog Santos Queer:

Madre Juana de la Cruz Vázquez Gutiérrez fue una abadesa en la España del siglo XVI, quien insistió en que Dios cambió su género en el seno materno, transformándola de hombre a mujer. Su festividad se celebra el 3 de mayo, que es a la vez su cumpleaños y también el día en que murió.

Papa Francisco emitió un decreto 03 2015 que aprueba las “virtudes heroicas” de Juana y el aumento de ella la condición de “Venerable”. Juana fue tan controversial en su propio tiempo que su beatificación fue anulada, pero los eruditos modernos ella redescubrió en las últimas décadas y el Vaticano establecer su espalda en el camino hacia la canonización después de una extensa revisión de sus escritos.

También vio a Jesús en maneras extrañas, es decir, afirmaba que Cristo se convierte de acuerdo a la necesidad de quien lo necesite: padre, madre, esposo, esposa, o un amigo. La Madre Juana mezcló la sexualidad y la espiritualidad cuando en una vision vio las calles del cielo pobladas con camas matrimoniales, y en cada una de ellas estaba Dios con un santo o una santa.

Los aspectos de la vida y la teología de la Madre Juana que flexionaron al género son explorados en el siguiente artículo, escrito especialmente para Santos Queer por el erudito franciscano Kevin Elphick.

Aunque a menudo se la llama “Santa Juana” o “Madre Juana”, también es conocida como Juana de Azaña, Juana de Cubas. Sin embargo, no debe ser confundida con la famosa monja que tenía el mismo nombre en el México del siglo 17: Sor Juana Inés de la Cruz.

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Retrato de Juana de la Cruz Vázquez Gutiérrez de Cubas de la Sagra, Madrid, España, alrededor del año 1600 ( Wikipedia )

Juana de la Cruz (1481 – 1534)

Por Kevin Elphick

Imagine este escenario. Usted está hablando con una mujer que cree que fue concebida originalmente como un hombre, pero en el útero, se convirtió en una mujer. Esta mujer señala a su nuez de Adán como prueba de su aseveración. Luego le comparte que cuando su familia quería que ella se casó con un varón,  huyó de su casa familiar vestida de hombre. Probablemente a estas alturas, es posible que usted especule que esta persona podría ser considerada como transgénero. Sin embargo, antes de llegar a esta conclusión, hay un hecho más que añadir: Esta persona con la que usted estaba hablando nació en el año 1481. A diferencia de nosotros nacidos en nuestro mundo contemporáneo, el siglo 15 no tenía un lenguaje técnico para describir a una persona transgénero. De todos modos, nos preguntamos con usted: ¿Cómo sonarían las historias transgénero de nuestros antepasados? Sospecho que tal vez serían algo así como la historia de Juana de la Cruz.

Aunque nunca fue canonizada, en España la Madre Juana es conocida como “Santa Juana de la Cruz”. Cada año peregrinas y peregrinos en España recrean el viaje de la joven Juana dejando a su familia y viajando a la seguridad de un convento franciscano. Cada mes de abril, contemplan a una joven vestida de varón, viajando a un refugio donde se quita esa ropa para ponerse la ropa de otro varón. Es que la Madre Juana pasó el resto de su vida vestida con el hábito de San Francisco de Asís.

La Venerable Juana no podía ser una santa más oportuna. ¿Qué nos diría hoy? Creo que su mensaje para nosotros hoy sería una visión en la que reclamáramos cualquiera de los elementos del género que experimentamos como nuestros, y que heroicamente los integráramos y acentuáramos en nuestras vidas, independientemente de lo que digan las críticas. Su creatividad y sensibilidad al reimaginar las historias bíblicas nos desafían a traducir nuestras lecturas de las Sagradas Escrituras y nuestras tradiciones en historias relevantes y de sabor agradable para los oyentes de hoy. La propia integración que Juana hizo en su propia persona de los roles y atributos tanto masculinos como femeninos, nos perfila un reto para que logremos hacer lo mismo. En medio de la Inquisición, la Madre Juana fue una abadesa, predicadora, líder de una parroquia, visionaria, teóloga y tierna defensora de su propia comunidad de mujeres. Dadas las muchas paradojas que ella encarna, su vida nos habla de su notable carácter y santidad con la que ella no sólo atravesó el escrutinio inquisitorial, sin que también a nivel local llegó a ser venerada como una santa.

Juana nació en una familia de agricultores en el pueblo español de Azaña el 3 de mayo de 1481. Más adelante en su vida le diría a su comunidad que Dios la había moldeado originalmente como un varón en el vientre de su madre pero que, sin embargo, a través de la intervención de la Santísima Virgen María, se transformó en mujer. Como prueba de este milagro, Juana señalaba su nuez de Adán en su cuello como señal de esa intervención divina. Cuando Juana tenía 15 años de edad, su familia ya había elegido a un varón para que se casase con ella, pero Juana no quería tener nada que ver con ese plan. Debido a esto, Juana se vistió con ropas de varón y huyó de la casa de su  familia, caminando hacia una comunidad de religiosas a fin de comenzar una nueva vida. Anualmente, en el mes de marzo, los cristianos siguen recreando su viaje, peregrinando desde Cubas de la Sagra (cerca de Madrid) para visitar el convento de “Santa  Juana“, conocido oficialmente como el Convento de Santa María de la Cruz.

Cuando una mujer se viste como un varón puede parecer extraño como parte de la historia de una santa. Sin embargo, pensemos en Santa Juana de Arco como modelo para este tipo de santidad. Como Tal como es usual en Santa Juana de Arco, las representaciones de Juana en su iconografía muestran su santidad mientras es retratada vestida de varón. Existen también otras santas travestis como por ejemplo Eugenia de Alejandría, Eufrosina, Galla, Paula de Avila, Pelagia y Wilgefortis, entre otras. De todos modos, para Juana, el vestirse como un varón común fue algo transitorio. Su objetivo era, en última instancia, vestir con el hábito de otro varón, San Francisco de Asís, al unirse a una comunidad de mujeres franciscanas. Si bien algunas actitudes contemporáneas podrían considerar la vida célibe homogénea de los monasterios y conventos como algo potencialmente opresivo, en el pasado estas comunidades homosociales fueron una de las pocas opciones socialmente aceptables para las personas LGTBIQ para evitar los matrimonios heterosexuales socialmente prescritos.

En 1497 Juana profesó como miembro de las Hermanas Franciscanas en Cubas, España. Alrededor del año 1509, Juana fue elegida como abadesa de la comunidad y se convirtió en “Madre Juana.” Su comunidad fue la única que mantuvo una iglesia parroquial y nombró a su sacerdote. Juana prudentemente nombró a su propio hermano. Aún más singular fue el papel de Juana en la predicación de largos sermones, dando elaboraciones detalladas de los acontecimientos de la Biblia y la vida de Jesús y de María. Estos sermones fueron recogidos finalmente en El Libro del Conorte. Esto habla del carisma personal de Juana y la visión, quien en medio de la Inquisición, mantuvo su rol como predicadora y el ejercicio de la supervisión de una parroquia. En su favor, Juana sabiamente nombraba a Dios como la fuente y la inspiración de sus sermones, lo que conducía a que si los inquisidores asumían la posición de interrogarla, entonces estaban también interrogando a Dios.

La creciente comprensión de Juana sobre el género se extendió más allá de sí misma. Para ella, Cristo era tanto masculino como femenino. La sangre y el sudor de Cristo crucificado eran evidencia para Juana de que en la cruz, Jesús nos dio a luz como nuestra Madre.

Juana también afirmaba parcialmente a la imagen evangélica de Jesús como una gallina empollando: “Jerusalén, Jerusalén … cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas …” (Mat. 23.37). Para Juana, imitar a Cristo es imitarle como una Madre Cristo que empolla las almas de forma segura bajo sus alas protectoras. Y, sin embargo, este mismo Jesús es tan expansivo, que un género por sí solo no es suficiente para contenerlo.

En uno de los sermones de Juana, Jesús dice: 

[“E todos los que me quisieredes en padre, en padre me fallares [hallareis]. E los que me quisieredes en madre, en madre me falleres [hallareis]. E los que me quisieren en esposo, en esposo me fallaran [hallaran]. E los que me quisieren en esposa, en esposa me fallaran [hallaran]. E los que me quisieren en hermano o en amigo o en proximo o en conpañero, por semejante me fallaran [hallaran] para todo lo quisieren… “]

[Nota: Las itálicas indican la transcripción en castellano del siglo XVI de los sermones de Madre Juana. A menos que se indique lo contrario, las referencias citadas están extraídas de: Ronald E. Surtz, La guitarra de Dios: sexo, poder y autoridad en el mundo visionario de Madre Juana de la Cruz. Philadelphia, PA: University of Pennsylvania Press, 1990).

La caracterización de Juana sobre el mismo Jesús como una novia es única en la literatura mística cristiana. Ronald E. Surtz, uno de los autores principales que presenta a Juana a los lectores de habla inglesa, explica que “… en el mundo visionario de la Madre Juana se difuminan las diferencias entre los sexos.” (1990: 94). Sin embargo, más que difuminar, en la obra de Madre Juana los dos géneros son cada uno hiper-acentuados, y los atributos de ambos géneros son desenterrados y alabados en  cada persona que encuentra y sermonea.

Devota seguidora de San Francisco y Santa Clara de Asís, Madre Juana era muy fiel a la tradición de la flexión del género que la familia franciscana había engendrado. En muchos sentidos, Juana sigue la trayectoria franciscana de la liminalidad del género hasta sus resultados lógicos. Durante su vida, San Francisco había tenido una visión de sí mismo como una gallina clueca con muchedumbres de hijos franciscanos bajo sus alas. Juana describe a Francisco como “… la gallina se trabaja por sacar los huevos…” (p. 153), y habla que Dios se refiere cariñosamente a él en el Cielo como “la gallina morenita” (p. 153). Juana se cree a sí misma imitadora de Francisco y de Jesús por su propia crianza materna de las almas que buscan el cielo.

Santa Clara de Asís había tenido una visión en la que ella se nutre del pecho de un San Francisco amamantando. Juana se basa en esta visión, señalando que Cristo pidió de ver los pechos de San Francisco (p. 45). San Francisco cumple este pedido e indica que el amamantando a todos sus seguidores: ‘Muestrame tus tetas…’ ‘Mis tetas, Señor, helas aqui, que estos que aqui traigo comigo fueron las tetas de mis deseos’  (p. 59). Donde Clara había experimentado un encuentro interior con Francisco como una madre lactante, Juana universaliza a la Madre Francisco amamantando como una fuente de nutrición maternal para todos sus seguidores, avaladas por el propio Cristo.

En su sermón para la fiesta de San Francisco, Madre Juana completa la transformación de género de San Francisco por lo que declara como la novia y esposa de Cristo. El Señor pide a Francisco: “Si quieres ser mi muger y si te quieres unir y ayuntar conmigo”. Así, cuando Francisco consiente, responde: ‘me ayuntare contigo, asi como la esposa se ayunta con el esposo” (p. 154). Jesús le invita a darse cuenta de esta unión por la participación en la intensidad de su pasión, a la que Francisco está de acuerdo. Juana entonces explica como narradora: “y que asi fue tan ayuntado con el en aquella hora que le imprimio las sus cinco llagas de la manera que rescibio en la cruz” (p. 154). Surtz explica que el verbo que Juana utiliza para unirse – “ayuntar” – incluye el significado de “tener relaciones sexuales …”, añadiendo con ello una “carga semántica sexual” al verbo (p. 95). Para Juana, Francisco no sólo se convierte en la esposa de Cristo, pero en el momento de la consumación del matrimonio, su carne también es penetrada por la Pasión de Cristo. Para la mentalidad del celibato del siglo XV, Juana no podía ser más explícita.

Juana usa este mismo verbo para describir igualmente el abrazo del Señor a Santa Clara. En un sermón para la fiesta de Santa Clara, Juana describe la intimidad de Dios con Clara como tan fecundo, que místicamente da nacimiento del Niño Jesús. Para Juana, la unión definitiva con Dios es un matrimonio místico. Ella misma experimentó esta misma unión. Como franciscana, su experiencia espiritual era profundamente encarnada y física. Juana lo describió de esta manera: “Entonces abrazome el Señor y puso sus pies en mis pies y sus rodillas en mis rodillas… e sus palmas en las mias e su caveza e cuerpo todo junto con el mío” (p. 68).

Un cardenal del siglo 17 que revisó la causa de beatificación de Juana censuró esta experiencia de sus escritos, señalando llanamente:  “corpus corpori copulante.” Sin embargo, para Juana la experiencia espiritual era muy física, y de ninguna manera era disminuida por causa de esta fisicalidad. Como Francisco, su unión con Cristo exige compartir su pasión corporal, y aún así le llena: “Inchavase con la presencia suya e con el gusto y dulcor de su amor” (p. 68). En una visión descrita en la obra “Vida”, Cristo explica que su unión conyugal requiere compartir el sufrimiento mutuo. “Desde que me elegiste… como esposo y compañero, y que fuiste aferrada a mí… no ha habido tal intimidad, [que] sin duda alguna mi fragilidad te infectó. Por lo tanto, todo aquel que ama tiene que sufrir lo que le ocurra al amante… “(p. 37). Como un compañera de la novia de Cristo, como Francisco, Juana recibió los estigmas. Sin embargo, ella oró para que le sean quitados, y su dulce Esposo obedeció.
A decir verdad, la escatología de Juana parece ser en gran medida la de un paraíso de la felicidad conyugal. Se imagina de forma exclusiva un cielo donde las calles están llenas de camas matrimoniales. 

En su sermón, Juana coloca esta visión en la boca de Dios: … estavan en aquellos talamos preciosos que avia por todas las calles e cantones del reino de los cielos asentados en cada uno d’ellos solas dos personas, la una d’ellas hera El mesmo e la otra hera un santo o santa … el numero de los escogidos… mas que solos dos an de ser los ayuntados en una fe e amor, conviene a saber, Dios y el anim” (p. 96).


Juana no se inmuta al vislumbrar camas matrimoniales con personas del mismo sexo o parejas de distinto sexo. Para ella lo importante es la consumación de la union dos que se hacen uno. 

Así explica de Cristo que: “Porque quando El vino en el mundo a encarnar… Mas quando El venia … no venia a otra cosa sino a conbidar a bodas…” (p. 119).

Juana se imagina a sí misma como varón y a Francisco como mujer porque para ella, el género no es una experiencia exclusiva y firmemente delimitada. Nadie tiene derechos exclusivos para definir cualquier género. En su español nativo con su asignación de género a los sustantivos, Juana explica que nuestra alma (anima = femenino) y el espíritu (espíritu = masculino) apuntan hacia la realidad de que la persona humana es un compuesto tanto masculino como femenino:

Porque si la muger tiene anima [alma], la qual se llama fenbra [hembra], por semejante tiene tanbien el hombre anima [alma]… llamada fenbra [hembra], de manera que todo honbre e muger se puede llamar fenbra [hembra]. E por el contrario puede ser dicho el honbre e la muger varon porque si el honbre tiene espiritu biviente e permaneciente para siempre, por semejante tiene la muger espiritu biviente e permaneciente para siempre. Assi que honbre e muger todo es una cosa e un espiritu e un anima [alma] en cuanto el honbre puede ser dicho muger puede ser dicha honbre, pues entramos tienen espiritu e anima [alma] biviente.… era toda crucificada en el anima [alma], asi como el lo era en el cuerpo (p. 25]

Carl G. Jung estaría contento de haber sido tan anticipado en su pensamiento por Juana. Su tenacidad y convicción de que cada género es necesariamente presente y mutuamente esencial se extiende incluso al propio acontecimiento salvífico. Para Juana, un Salvador masculino solitario en el Calvario no es suficiente. En la soteriología de Juana, las pasiones de ambos, Jesús y María son esenciales y salvíficas. Una pasión sin testigos no se puede salvar. Tiene que haber un Siervo Sufriente y un testigo, la Virgen María, que voluntariamente es co-participe.

A juicio de Juana, un varón y una mujer ocasionaron la caída; igualmente por lo que una mujer y un varón deben remediarla. Juana imagina la co-participación de María en la obra de la pasión por lo que “… Era de Toda crucificada en el ánima, asi de como el lo era en el Cuerpo” (Jessica A. Boon’s “Madre Juana de la Cruz: Marian Visiones y Femenino Predicación” en un nuevo compañero para hispanos Misticismo , ed. Hilaire Kallendorf, Boston: Brill, 2010, p.. 147). La reciprocidad de esta experiencia salvífica compartida es tan completa, que Juana cambia las palabras del grito de abandono de Jesús de la cruz para incluir también a su madre. En lugar de únicamente: “¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”, Juana añade estas palabras: “Padre mio poderoso! Por que me has desamparado que morimos yo y mi madre?” (p. 147). En las profundidades de la pasión, Juana hace necesaria una mutualidad de género en la que tanto varones como mujeres son actores en el recurso de la salvación humana.

Excepcionalmente, Madre Juana murió en su cumpleaños en la fragancia de la santidad el 3 de mayo 1534 a la edad de 53 años. Su comunidad continúa hasta nuestros días, a pesar de que ha hecho la transición a una comunidad de monjas franciscanas clarisas. En 1997, la Fraternidad de Santa Juana fue creada en asociación con las Clarisas, que aboga de nuevo por la canonización de Juana. En su libro Mujeres que escriben en La Baja Edad Media y la Edad Moderna en España: Las Madres de Santa Teresa de Ávila, Surtz representa a Madre Juana como una “madre” literaria de Santa Teresa. El Papa Francisco acaba de declarar un Año Jubilar en España para celebrar el 500 º aniversario del nacimiento de Teresa. Parecería apropiado en esta celebración de jubilar de cumpleaños asegurar que la fiesta incluya también honrar a la Madre Juana. Santa Juana bien vale la pena ser celebrada. El Papa Francisco ha sido canonizado a santas y santos que tienen una larga historia de veneración local. Quizas lleguemos a escuchar una declaración proclamándola universalmente como la Santa que es.

Tengo la esperanza de que un día Santa Juana llegará a ser reconocida formalmente por su coraje, santidad y liderazgo, tanto más como santa patrona de la comunidad LGBTIQ. Santa Juana, ruega por nosotros, tu familia LGBTIQ y tu descendencia.

Kevin Elphick es un erudito franciscano y supervisor en una línea telefonica de prevención del suicidio en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de Nortemerica. Escribió su tesis de maestría sobre “la liminalidad del género en las fuentes franciscanas” para la obtención de su título en estudios franciscanos de la Universidad de San Buenaventura en Nueva York. Elphick también tiene una maestría en Ciencias de la Religión por parte del Mundelein College en Chicago y un Doctorado en Ministerio del Graduate Theological Union, en Berkeley, California, con un enfoque sobre el ecumenismo.

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Enlaces relacionados:

Biografía de Juana de la Cruz Vázquez Gutiérrez (Wikipedia)

Imágenes de Santa Juana de la Cruz (la mayoría son del convento de Santa María de la Cruz, en Cubas)

Esta entrada es parte de la serie Santos LGBTI en el blog Jesus in Love [Jesús enamorado]. Ese blog presenta en las fechas adecuadas durante todo el año tanto santas y santos como mártires, héroes, heroínas y personas consagradas de especial interés para las personas gays, lesbianas, bisexuales,  transexuales e intersexuales (GLBTI) y sus aliadas y aliados.

Esta entrada es una traducción de “Madre Juana de la Cruz: Transgender saint of 16th-century Spain? en el blog Jesus in Love. Traducción de Hugo Córdova Quero.

Espiritualidad, Iglesia Católica , , ,

La música del silencio

Viernes, 13 de octubre de 2017
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Del blog Pays de zabulon:

piero-mendez-1

Sin sonido, esto canta

Y sin ritmo, esto baila

Escucha la música inaudible.

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Atribuído a Mirabaï

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Mirabaï (1498 – 1546) Es una poetisa del hinduismo, una autora de cantos de amor místico dedicados al dios Krishna y que son tinta cantados al norte de la India. El poema citado aquí es mencionado por Michel Gay en “Kabir : Una experiencia mística más allá de las religiones , Colección “Espiritualidades vivas”, Albin Michel, 2012,  que, el mismo lo  de Catherine Clément, La princesa mendiga, Ediciones de Panamá 2007.

Encontramos en este poema la misma fuente mística que la mencionada, hace unos días, en la del poeta persa,  Sohrab Sepehri, de tradición sufí.

Photo : Piero Méndez, modelo español en Instagram

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Deja subsistir …

Sábado, 16 de septiembre de 2017
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Del blog Pays de Zabulon:

my-whole-world

Déjame sólo un poco de mí mismo
para que pueda llamarte mi todo.

Deja subsistir este poco de mi voluntad para
que pueda sentirte por todos lados,
y venir a tí en todas las cosas, y os ofrecer
mi amor en todo momento.

Deja subsistir sólamente este poco de mí
para que no pueda esconderte jamás.

Deja sólamente esta pequeña atadura
subsistir para que yo esté unido a tu voluntad,
y por donde tu designio se transmita en mi vida:

Es el apego de tu amor.

*

Rabindranath Tagore,
La ofrenda lírica.

Tagore, grand poeta indio, chantre de la inmanencia en las cosas simples de la vida, es también el descubridor de Kabir y propuso su traducción desde 1922.

Fuente foto: everydaysagreatday.tumblr.com

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Beato Bernardo de Hoyos: El matrimonio místico entre personas del mismo sexo con Jesús

Miércoles, 28 de junio de 2017
Comentarios desactivados en Beato Bernardo de Hoyos: El matrimonio místico entre personas del mismo sexo con Jesús

McNichols, mystical_marriage_bernard_de_hoyosEl Beato Bernardo Francisco de Hoyos y de Seña fue un sacerdote español del siglo XVIII que escribió vívidamente sobre su matrimonio  místico gay con Jesús.

Bernardo (1711-1735) tenía 18 años cuando tuvo una visión casandose con Jesús en una ceremonia muy similar a una boda humana. Describe su experiencia de la siguiente manera:

Siempre sosteniendo mi mano derecha, el Señor me hizo ocupar el trono vacío, entonces colocó en mi dedo un anillo de oro ….

“Que este anillo sea una prenda de nuestro amor. Tú eres mío, y yo soy tuyo. Puedes llamarte y firmar como Bernardo de Jesús. Por lo tanto, como le dije a mi esposa, Santa Teresa, tú eres Bernardo de Jesús y yo soy Jesús de Bernardo. Mi honor es tuyo, tu honor es mío. Considera la posibilidad de mi gloria como la de un cónyuge, yo consideraré la tuya como la de mi cónyuge. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Lo que yo soy, por naturaleza, se comparte por la gracia. Tú y yo somos uno!

(Citado de “Las visiones de Bernard Francis De Hoyos, SJ,” por Henri Bechard, SJ)

La visión de Bernardo inspiró al artista y sacerdote William Hart McNichols para pintar un ícono de la boda de Bernardo con Jesús.

“Me quedé profundamente impresionado con esta hermosa historia del matrimonio místico de Jesús con Bernardo, incluyendo todos los símbolos de una boda humana”, escribió McNichols.

Bernardo_de_Hoyos-EsculturaBernardo de Hoyos
(Fuente: Wikimedia Commons)

Los relatos oficiales católicorromanos enfatizan cómo Bernardo se convirtió en “el primer apóstol del Sagrado Corazón de Jesús en España,” pero la Iglesia Católica Romana le resta importancia a la visión queer que lo inspiró. El matrimonio de Bernardo con Jesús justificadamente se puede interpretar como una historia del “Jesús gay”.

Bernardo pasó nueve años en el proceso de formación de los jesuitas y fue ordenado en enero de 1735. Su ministerio pastoral se vió interrumpido más tarde ese mismo año, cuando murió de tifus el 29 de noviembre de 1735. Algunos lo llaman un “santo niño”, ya que sólo vivió hasta los 24 años. Sus últimas palabras indican que sintió la presencia de su esposo Jesús al final: “¡Oh, qué bueno que es vivir en el Corazón de Jesús!”

Después de su muerte, la santidad de Bernardo continuó creciendo, pero la política de la Iglesia Católica Romana desaceleró su camino a la santificación hasta hace muy poco. Su ceremonia de beatificación se celebró en abril de 2010 en el noroeste de España en  la provincia española de Valladolid, donde Bernardo pasó toda su vida.

Mientras que la Iglesia Católica Romana se niega a bendecir los matrimonios del mismo sexo, la vida y la visión de sus propios santos cuentan una historia muy diferente, aquella en la que Cristo-Esposo se une con gusto en matrimonio con otro hombre.

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Enlaces relacionados:

Bernardo de Hoyos (Wikipedia)
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Esta entrada es parte de la Serie Santos GLBTI por Kittredge Cherry en el blog Jesus in Love [Jesús enamorado]. Ese blog presenta en las fechas adecuadas durante todo el año tanto santas y santos como mártires, héroes, heroínas y personas consagradas de especial interés para las personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (GLBTI) y sus aliadas y aliados.

Esta entrada es una traducción de Blessed Bernardo de Hoyos: Mystical same-sex marriage with Jesus del blog Jesus in Love. Traducción de Hugo Córdova Quero.

Fuente Santos Queer

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