Gary Wiggins y su esposa Meghan Wiggins
La policía de Burnet, Texas, arrestó recientemente a Gary Wiggins, de 49 años de edad, y a su esposa Meghan Wiggins, de 34, por un delito grave de trata de personas, por forzar a niños de entre 10 y 17 años de edad a trabajar en su negocio de cuidado de césped, después de haber sido enviados originalmente a su campamento en el Hogar de Joshua, con la intención de enderezar a los “niños con problemas”.
La pareja dirigía un campamento similar en Joplin, Missouri, y otro llamado Blessed Hope Boys Academy en Robertsdale, Alabama, que prometía convertir a los niños homosexuales a traves del “estudio, de la fe cristiana, de la oración y el amor”.
Los niños de allí alegaron que los Wiggins los mataron de hambre, los golpearon, los ejercieron a la fuerza hasta el agotamiento, retuvieron la comida, los pusieron en confinamiento solitario y se negaron a dejarlos hablar con sus padres. El campamento en el desierto, difícil de encontrar, obtuvo casi $500,000 en ganancias anuales y fue finalmente allanado por la policía en una investigación.
Un antiguo profesor de la Blessed Hope Boys Academy afirmó que Gary Wiggins les diría a los niños: “Simplemente eres un marica. ¿Qué eres, maricón? ¿Eres un puto maricón, hijo?” Un adolescente gay dijo que Gary lo golpeó con un cinturón y dijo: “Voy a sacarte el demonio y hacerte hetero”.
Y la peor parte: Los campamentos como este son bastante legales, incluso en los 18 estados que han prohibido la llamada terapia de conversión ex-gay.
Es difícil decir cuántos de estos campos existen porque a menudo pasan desapercibidos para las autoridades estatales y nacionales. No requieren licencia formal y los padres cristianos que envían a sus hijos dependen del “amor duro” del campamento para romper el comportamiento de sus hijos “desobedientes”.
Estos “internados residenciales” son básicamente instalaciones de encarcelamiento no reguladas y con fines de lucro donde los padres envían a sus hijos “incontrolables”. Para algunos padres, se trata de inculcar disciplina para que sus hijos eviten una vida de desempleo y problemas legales; otros padres simplemente envían a sus hijos LGBT allí para forzarlos a ser “normales”.
En la actualidad, los campamentos casi no tienen supervisión gubernamental. Sólo tienen que presentar una declaración jurada de una página sobre su propósito al Departamento de Educación y eso es todo. Y mientras que sus folletos los hacen parecer un cruce entre el campamento de verano y el campamento de entrenamiento, un informe de 2007 de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental encontró “miles de denuncias de abuso” en los campamentos -algunos incluso de muerte- entre 1990 y 2007. Una revisión similar del gobierno federal de 2008 “descubrió 28 muertes y más de 1.500 incidentes de abuso”.
El Centro LGBT de Los Ángeles ha encabezado la campaña Proteger a la juventud del abuso institucional para ayudar a educar a la gente sobre estos campamentos y ayudar a prevenir que los futuros niños sufran abusos no regulados. En 2015, el representante de Estados Unidos, Adam Schiff, estaba trabajando en su propio proyecto de ley federal que exigía “estándares de licencia más estrictos” para tales campamentos.
California fue el primero en hacerlo en 2012, no sin controversia. Le siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014) y más tarde se sumaron los estados de Oregon, Illinois, Vermont, Nuevo México, Rhode Island, Nevada, Connecticut, Washington, Hawái, Maryland, Delaware y New Hampshire, Nueva York, Colorado y Massachusetts, cuyo texto entró en vigor el pasado 8 de abril tras la firma del gobernador republicano Charlie Baker.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Y el pasado 8 de mayo, la Cámara de Representantes de Maine aprobó el proyecto de ley 1025 por 91 votos a favor (de demócratas, independientes y cinco republicanos) frente a 46 en contra (todos ellos republicanos). Su tramitación continuó en el Senado, donde salió adelante el día 21 de mayo por 25 votos afirmativos (de los demócratas y cinco republicanos), frente a 9 contrarios (todos republicanos).
Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
En abril se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo el pasado enero por decisión unánime de sus concejales.
La situación en Europa
En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en esta dirección. En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y es una de las disposiciones que prevé la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, que se discutió en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar» una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto). Un proyecto que naufragó con la convocatoria de elecciones anticipadas.
En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente Cromosomax/Cristianos Gays
General, Homofobia/ Transfobia.
Alabama, Blessed Hope Boys Academy, Burnet, Gary Wiggins, Hogar de Joshua, Joplin, Meghan Wiggins, Missouri, Robertsdale, Texas
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