La compleja relación de Omar Mateen con la homosexualidad apuntala la homofobia como motor de la masacre de Orlando
Conforme pasan los días, y con la cautela que una barbarie como la de Orlando merece a la hora de interpretar datos aún incompletos, todo apunta a que fue una rabiosa homofobia, combinada con una reciente radicalización religiosa, el motor principal que condujo a Omar Mateen a asesinar a 49 personas que disfrutaban de una noche de diversión en un local de ambiente. De hecho, el FBI ha sido incapaz de encontrar hasta el momento nexos consistentes con el Estado Islámico. Las declaraciones de los propios familiares del asesino y los indicios, cada vez más numerosos, de la complicada relación de Mateen con la homosexualidad apuntalan la idea de que lo sucedido es, por encima de otras consideraciones, un inmenso crimen de odio.
Mateen, de 29 años, era ciudadano estadounidense, nacido en Nueva York y residente en Port Saint Lucie (aproximadamente a mitad de camino entre Orlando y Miami), junto a su segunda esposa y a su hijo. Sin embargo, el hecho de ser hijo de inmigrantes afganos y su condición de musulmán dispararon la hipótesis de que nos encontrábamos ante un atentado de carácter yihadista. Hipótesis que parecía confirmarse cuando se supo de la declaración de pleitesía de Mateen al Estado Islámico mediante una llamada al 911 (el teléfono estadounidense de emergencias) antes de morir. El Estado Islámico, como era fácil de suponer, se apresuraba además a reivindicar el ataque como una acción propia.
Los primeros datos sobre la personalidad del asesino, por otra parte, retrataban a un individuo violento e inestable. Unas declaraciones de Sitora Yusufiy, la que fue su primera esposa entre abril de 2009 y julio de 2011 lo señalaban además como un maltratador que la golpeó en diversas ocasiones. Bien es cierto que nada de esto se contradecía con la hipótesis del atentado yihadista contra los Estados Unidos como castigo por su política en Oriente Medio. El propio FBI le había investigado en el pasado por encontrarse entre los contactos de otro ciudadano americano que cometió un atentado suicida en Siria en mayo de 2014 (ambos habían acudido a la misma mezquita). El FBI no encontró entonces evidencia de que Mateen supusiera una amenaza.
Conforme ha ido pasando el tiempo, sin embargo, esta hipótesis se ha ido debilitando. En todo caso, Mateen habría cometido su acción como un “lobo solitario”, sin conexión orgánica con el Estado Islámico. Al fin y al cabo, trabajaba como vigilante de seguridad en un centro de internamiento de delincuentes juveniles y disponía por tanto de licencia de armas y acceso sin problemas a armas de fuego (algo que en cualquier caso no es difícil en los Estados Unidos). Informaciones más recientes apuntan a que la segunda esposa de Mateen, Noor Salman, sí que podía conocer todo o parte del plan de su marido. El FBI la está investigando en estos momentos.
Por el contrario, poco a poco han ido emergiendo más datos que confirman, como poco, una relación conflictiva de Omar Mateen con la homosexualidad. Su propio padre, Mir Seddique (el nombre completo de Omar Mateen era Omar Mir Seddique Mateen) declaraba desde un principio a NBC News que el desencadenante de lo sucedido pudo haber sido, en su opinión, un acceso de ira que su hijo tuvo al contemplar a dos hombres besándose en Miami. “Mira eso, delante de mi hijo y hacen eso”, contaba Mir Seddique que se lamentó su hijo. La primera esposa de Mateen, por otra parte, confirmaba que en diversas ocasiones expresaba ira hacia los homosexuales.
Por otra parte, hay varios testigos que sostienen que Omar Mateen había acudido en ocasiones anteriores como cliente al Pulse, el nightclub atacado en Orlando (visitas en las que se habría comportado de forma huraña y solitaria, llegando a emborracharse solo) y que había hecho uso de aplicaciones de citas entre hombres, como Grindr o Jack’d, aunque a día de hoy ningún perfil de estas aplicaciones ha podido ser identificado como perteneciente a Mateen. Tampoco hay testimonios de usuarios que lo llegaran a conocer en persona. Respecto a sus conocidos, hay testimonios de todo tipo, Mientras un excompañero de instituto de Mateen abiertamente gay ha declarado que nunca pensó de él que pudiera ser homófobo, compañeros de trabajo más recientes confirman que con frecuencia hacía comentarios homófobos.
En definitiva, todo apunta a que Omar Mateen era un virulento homófobo, actitud que pudo agudizarse con un acercamiento a tesis religiosas más radicales. En la base de esa homofobia puede haber existido una homosexualidad no asumida (la homofobia internalizada o endohomofobia es una realidad bien conocida) pero contrariamemente a lo que numerosos medios aseguran las pruebas de ello son endebles (las visitas previas a locales de ambiente y su posible participación en chats gais, no totalmente confirmada, bien pudieron ocurrir mientras Mateen incubaba y planeaba el ataque). Sea como sea, pretender negar o minimizar el carácter homófobo del atentado no es, en resumidas cuentas, más que otra muestra de homofobia.
Bravo por Owen Jones
Desde dosmanzanas secundamos, en este sentido, el magnífico artículo de opinión publicado hoy en eldiario.es por el activista político británico Owen Jones, que llegó a abandonar en directo un programa de televisión ante la insistencia de sus contertulios en rebajar el carácter homófobo de la masacre y presentarla, simplemente, como un “atentado contra seres humanos” que disfrutaban de su tiempo de ocio. “Si un terrorista con un largo registro de expresiones de odio y repugnancia hacia la comunidad judía hubiera entrado en una sinagoga y asesinado a 50 judíos, estaríamos hablando, con razón, de un ataque terrorista y antisemita. Y si después de eso, en un programa de televisión, un invitado judío hubiera intentado hablar del tema en esos términos, nos habría dado vergüenza que le contradijeran y mucho más que le gritaran mientras lo hacían. Esto fue lo que pasó en el programa de Sky News cuando un hombre gay hablaba acerca de la masacre de la comunidad LGBT”, expresa Jones en su artículo.
“Omar Mateen podía haber elegido entre una gran cantidad de clubes con gente riéndose y disfrutando pero eligió un club LGBT. Fue a la vez un acto de homofobia y de terrorismo. No alcanza con condenar la violencia: debemos entender qué es y por qué pasó”, señala Jones, que destaca también como el primer artículo que dedicó The New York Times a la tragedia ni siquiera se molestó en señalar que el objetivo había sido un club de ambiente.
“Las personas de la comunidad LGBT son diversas y tienen experiencias distintas: las experiencias de vida de una joven negra y gay de clase trabajadora son muy distintas a las de un joven blanco y gay que trabaje como ejecutivo y sea multimillonario. Pero todos somos parte de una sociedad que aún nos trata como si fuéramos inferiores. Una y otra vez hemos sido víctimas del maltrato homófobo, hemos sufrido el estrés de declararnos gay, y el miedo a ir de la mano con nuestra pareja en público. Me resulta intolerable pensar en lo que habrán sentido en sus últimos minutos estas personas de la comunidad LGBT, que probablemente hayan sufrido y sido víctimas de prejuicios a lo largo de toda su vida y sólo por ser quienes son, mientras un terrorista homófobo las perseguía”, prosigue Jones, que también critica “a esos que solo se preocupan por los derechos de la comunidad LGBT si están involucrados los musulmanes”. “Como hombre gay, me enorgullece vivir en una ciudad representada por un alcalde musulmán que ha recibido amenazas de muerte por votar para que las personas de la comunidad LGBT tengan los mismos derechos que el resto del mundo. No podemos permitir que los racistas hagan uso de esta atrocidad”, añade.
A continuación, insertamos el momento en que Jones discute con los contertulios de Sky News y acaba por abandonar el estudio:
Fuente Dosmanzanas
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