El cactus
En general son plantas pequeñas, pero acumulan mucha agua y nutrientes, lo cual les da la posibilidad de sobrevivir en terrenos áridos y secos, e incluso en el desierto.
Me voy alegrando cada vez que oigo que los miembros de la Iglesia vamos a menos. Porque quizás es un signo de vitalidad, si esas personas vamos viviendo con fe auténtica, aunque seamos menos.
Se nos dice por todas las partes que en la Iglesia vamos a menos. Eso me resuena al Evangelio, al grano de mostaza. Si estamos llamados a ser pocos, pobres, sin importancia, sin signos de grandiosidad, lo considero y veo como una buena señal de la eficaz vivencia del Evangelio.
Miramos a Jesús y vemos que al final de su vida eran muy pocas las personas que le seguían.
Lo que me importa más es si hay vitalidad, si hay mucha agua-fe, vitalidad, espíritu
Nos preocupamos mucho porque hay menos sacerdotes, misioneros, fieles. Yo lo veo al revés, como un signo del Evangelio. Las esencias se guardan en frascos pequeños. Eso sí que es lo importante, si vamos viviendo la esencia del Evangelio.
La pandemia ha mermado mucho la participación de las personas en la vida de la comunidad cristiana. Pero está siendo un tonificador que aviva la fe y la vitalidad de la parroquia.
El Sínodo, si lo tomamos en serio, puede ser un purificador de la auténtica vida. Ojalá nos lleve a depurar, a cambiar, a transformar nuestras celebraciones, nuestra forma de ser parroquia, nuestra fe, descubriendo y sobreviviendo con ese alimento interior, como los cactus.
Jesús nos habla del Reino de Dios como un grano de mostaza, pequeño, pero con vitalidad.
Tenemos un ejemplo en las misiones: grupos pequeños de cristianos pero con viveza, alegría y apertura. Desde fuera no son labores frondosas, llenas de hojas, pero, como los cactus, están llenos de agua y nutrientes.
Estamos llamados, todos, a recibir y guardar esos pequeños tesoros interiores que nos vayan haciendo crecer despacio.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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