X. Pikaza: “La religión de Jesús no es ayuno, sino celebración de bodas”
“Intimidad y comunión de mesas”
“El mensaje y proyecto de Jesús no desemboca en un sistema de espiritualidad pura, separada de la vida, ni en un modelo de ley impositiva, sino en un proyecto y programa de bodas de amor”
“Los fariseos ayunan dentro de la lógica legal del judaísmo, para obedecer la ley de Dios que así lo ha mandado”
Fariseos y bautistas antiguos (y bastantes cristianos actuales) entienden la religión como renuncia, un modo de ayunar, y su signo más importante la prohibición, en dos campos fundamentales que son la comida y el sexo:
- No comer (no gozar en la comida), ayunar por sacrificio, pues Dios nos pide grandes sacrificios para así ser perfectos.
- No tener relaciones sexuales, optar por el celibato, y, de tenerlas, tenerlas bien reguladas, según norma, según ley (pues el matrimonio es de clase de tropa, de gente que no sabe moderarse).
El evangelio oficial del miércoles de ceniza es el de Mt 6, 1-18, con normas importantes sobre la limosna, la oración y el ayuno… Pero he comentado varias veces ese texto en este blog, y así prefiero comentar hoy el de Mc 2,18-20 que es cristianamente hablando más significativo.
Mc 2, 18 Y estaban los discípulos de Juan y los fariseos ayunando; y vinieron a decir a Jesús: ¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan y los tuyos no?19 Jesús les contestó: ¿Pueden acaso ayunar los hijos (=amigos) del novio mientras el novio está con ellos? Mientras tengan al novio con ellos, no pueden ayunar.20 Llegará un día en que el novio les será arrebatado. Entonces ayunarán.
“Iglesia de Jesús, experta en amores y comidas”
Temas de fondo
- Bautista y fariseos… Identifican la religión con el ayuno de tipo sexual y alimenticio, pues a Dios le placen los sacrificios de los hombres, que muestran así su sometimiento.
- Jesús identifica la religión con unas “bodas”, esto es, con un camino de amor.El amor de bodas no es ayuno, sino don y aprendizaje en intimidad, en felicidad. Dios ha hecho a los hombres para que gocen en amor, no para que ayunen.
- Las bodas de amor son despliegue vida… Comer juntos, que haya comida para todos, gozarse comiendo, aprender a disfrutar. Maestros de bodas, eso han de ser los discípulos y servidores de Jesús, una escuela y ejemplo de felicidad en el amor.
- Pero vendrá el ayuno cuando el novio sea arrebatado… Ayunarán hombre y mujeres cuando no tengan “bodas”, cuando se les vaya (arrebate) el amor… Pero tendrán que esforzarse para que llegue de nuevo el tiempo de bodas, de comida, de amor… (como seguiré indicando).
Pregunta: ¿Por qué los discípulos de Jesús no ayunan? (2, 18). La formulación del texto nos sitúa en el tiempo de Marcos, cuando los fariseos constituyen ya un grupo organizado, con su propia religiosidad (lo mismo que los bautistas de Juan), separados del movimiento de Jesús, cosa que sólo parece haber sucedido en torno al año 70 d.C., cuando se van estabilizando las tendencias del nuevo judaísmo (evidentemente, aquí no aparecen ya celotas y sacerdotes, saduceos y apocalípticos, que han perdido su protagonismo tras el 70).
Nota erudita. Diferencias ante el ayuno
- Fariseos. (a) Ayunan algunos días de penitencia, es decir, de expiación (Lev 16, 29-31) o duelo nacional y/o familiar. (b) Comen: Toman alimentos cultivados y sus comidas comunitarias, con pan y vino, son signo sagrado de Dios y esperanza de salvación. (c) Rechazan las comidas impuras (cerdo, sangre, animales ofrecidos a los ídolos…). De esa forma se separan de los no observantes (judíos impuros y todos los gentiles).
- Juan (y otros bautistas). (a) Ayunan siempre, no en tiempos especiales, oponiéndose al pecado del pueblo y de la humanidad, concebida como impura. Así pueden vincularse con los que pasan hambre, por razón de la injusticia social. (b) Comen sóloalimentos silvestres, en actitud de protesta contra-cultural (los alimentos cultivados/vendidos aparecen como patrimonio de los más ricos, al servicio del sistema) y quizá de retorno a una vida de naturaleza. En esa línea, compartir los alimentos injustos va para ellos en contra de la voluntad de Dios (c) Rechazan no sólo los alimentos impuros de la Escritura (cerdo, sangre…), sino los alimentos en sí buenos, pero culturalmente contaminados, como el pan y vino. Por eso, anuncian el juicio, no expresan el Reino. No podrían celebrar la eucaristía.
- Jesús (y los cristianos o mesiánicos). (a) No ayunan: Rechazan la visión penitencial de la existencia. Entienden y celebran las comidas como signo de Dios, pero han de ser comidas abiertas a los pobres, sin distinciones de pureza-impureza, como en las multiplicaciones (cf. Mc 6, 34-46; 8, 1-2 par). (b) Comen y beben, en medio de un mundo injusto, no para avalar la injusticia, sino para iniciar un camino de revelación de Dios (de Reino), compartiendo el pan y los peces (multiplicaciones) y el pan y el vino con los necesitados, por alegría y por solidaridad. En ese contexto ellos pueden afirmar que está presente el novio: el amor es más fuerte que la injusticia; la creación de Dios supera a la injusticia de los hombres (cf. Mc 2, 19). (3) No rechazan ningún alimento.En principio, comen de todo, superando así, como había hecho ya Juan, un tipo de leyes de pureza que ratificará (cf. Mc 7, 15-19). En esa línea, la Iglesia de Jesús superará pronto el régimen de comidas puras e impuras (cf. Hch 15), aunque quedará en el fondo, como indicaremos, el tema del ayuno por la ausencia del novio (cf. Mc 2, 20), que puede vincularse al ayuno por solidaridad con aquellos que sufren (o no pueden comer).
Este comportamiento (y la comparación de Jesús con fariseos y bautistas) nos recuerda que el mensaje y proyecto de Jesús no desemboca en un sistema de espiritualidad pura, separada de la vida, ni en un modelo de ley impositiva, sino en un proyecto y programa de bodas de amor (con novio: símbolo de amor) y de comidas (es decir, de Reino).
Fariseos y bautista podrían aceptar el camino de Jesús, pero sólo a condición de que exigiera penitencia a los conversos (pecadores, publicanos…), creando así una una iglesia penitencial, centrada en el ayuno, pues ellos interpretan la religión como ejercicio programado de autodominio, en las márgenes del mundo (Bautista) o en el centro los pueblos habitados (fariseos). Ellos, bautistas y fariseos, son lo mejor que Israel ha ofrecido en clave nacional judía. Por eso, como representantes de la tradición legal, vienen y preguntan a Jesús: ¿por qué tus discípulos no ayunan?… (2, 18)[3].
En la línea de fariseos y bautistas, los discípulos de Jesús deberían ayunar, realizando así un gesto de ruptura frente a otros grupos de judíos ayunantes. (a) Los bautistas centran el camino de Dios en un “bautismo de conversión», en el que confiesan sus pecados; ellos tienen que reconocerse pecadores, por eso ayunan. (b) Por su parte, los fariseos ayunan dentro de la lógica legal del judaísmo, para obedecer la ley de Dios que así lo ha mandado; la mortificación constituye para unos y otros un aspecto esencial del camino de los hombres religiosos, que sólo así pueden evitar el contagio de un mundo destructor y someterse a la soberanía del Dios que impone su Ley para educarnos y mantenernos sumisos. Los cristianos, en cambio, no ayunan[4].
“Jesús ha definido su evangelio como amor activo”
Bautistas y fariseos son virtuosos de la ascesis, capaces de vencerse y dominar sus apetencias con esfuerzo, y así interpretan la vida y religión como heroísmo. Pero, a los ojos de Jesús su ayuno corre el riesgo de volverse elitista porque puede entender la salvación de Dios como resultado de la obra de los “buenos” y esforzados. Pero ¿qué pasa con los demás, con los millones de pobres del mundo que no logran comportarse como ascetas? Un tipo de ayuno corre el riesgo de silenciar (o de poner en un segundo plano) la gracia de Dios.
En contra de eso, Jesús ha definido su evangelio como amor activo, por encima de la ley-ayuno, como amor de bodas, amor de comidas…
Los amigos del novio no ayunan (2, 19). Siguiendo una técnica que es propia de las discusiones judías de aquel tiempo, este versículo se compone de una pregunta expresa (¿pueden ayunar los hijos/amigos del novio mientras el novio está con ellos?) y de una respuesta implícita (¡no pueden ayunar!). La respuesta era comprensible, y está recogida en diversos pasajes (posteriores) de la Misná. La mayor parte de los grupos judíos afirmaban que el gozo de las bodas está por encima de la ley del ayuno (e incluso de la recitación del Shema, para el novio), de manera que los ayunos quedaban dispensados en tiempo de bodas. Es normal que los oyentes respondan a Jesús: ¡No, los amigos del Novio no ayunan durante su fiesta! Hasta aquí todo es claro. La novedad de Jesús está en suponer que él ha venido como “novio” y que su tiempo mesiánico debe entenderse como fiesta de bodas, hasta que culmine el Reino de Dios.
Pues bien, para Jesús todo tiempo es tiempo de bodas y comida, no es sacrificio de ayuno ni ascesis sexual. De esa manera, Jesús está invitando a sus amigos (discípulos, pobres, enfermos) al gozo supremo del Reino de Dios, como heraldo de las Bodas de Dios, y Novio universal; por eso, él no quiere iniciar a poseídos y leprosos, paralíticos y publicanos, en técnicas de ascesis, que les seguirían encerrando sobre el mundo viejo de la lucha y de la muerte.
La religión de Jesús no es ayuno, sino gozo. No es terapia de negación, sino tiempo de vino y ropa nueva, pues él viene como “novio”, invitando a los hombres y mujeres a la fiesta de las bodas (fiesta universal de Dios). Por eso, la “religión” no es resultado de un esfuerzo (según la ley de los ayunos), sino regalo gratuito de Dios. No son los hombres (¡los pobres, leprosos…!) los que tienen que dar algo a Dios ayunando, sino que es Dios el que “da” su reino a los hombres. Por eso, la Iglesia de Jesús no se funda en ayunos y ritos, ni se eleva sobre leyes represivas y separaciones (como quieren fariseos y bautistas), sino que brota y culmina como Boda mesiánica, donde el mismo Jesús es novio, amigo universal que ofrece a los hombres y mujeres su alegría. Por eso, lógicamente, sus hijos (= amigos) no ayunan (2, 19)[5].
Jesús no ha venido levantando un estandarte de leyes y vedas, sino con el vino y vestido de bodas, para que todos coman y beban y se casen (=celebren al amor). Él es el nymphios o novio de la humanidad, en palabra que quizá debe entenderse desde la experiencia primera del gozo de amor del paraíso, cuando Adán canta su gozo por Eva (cf. Gen 2, 23-24). Por eso, frente a la ley de ayuno que imponen a sus comunidades los bautistas y los fariseos, Jesús ha proclamado la gracia de las bodas, que definen el sentido de la iglesia.
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