Psiquiatra trató de “curar gays” teniendo sexo con ellos
Un terapeuta canadiense, que creía que la homosexualidad era un “desorden” que necesita ser curado, fue encontrado culpable de tener sexo gay con sus pacientes – los mismos que él estaba tratando de “curar” de la homosexualidad.
El Dr. Melvyn Iscove, un psiquiatra de Canadá, ha sido declarado culpable de conducta sexual inapropiada, según informa Metro. Según la decisión del regulador médico de Ontario, el médico tenía “especial interés en el tratamiento de pacientes con problemas relacionados con la homosexualidad”.
Desde finales de los años 80, y durante tres décadas, el médico tuvo sexo oral con dos de sus pacientes, así como sexo anal con uno de ellos – en su consultorio, durante sus sesiones de terapia. Uno de los pacientes tenía 18 años en ese momento y el otro 20.
El primer paciente, que comenzó a ver al Dr. Iscove por depresión y problemas de ansiedad, se vio a sí mismo como heterosexual, hasta que Iscove le dijo que estaba “cubriendo” su homosexualidad. El paciente quería entonces “experimentar” con una pareja gay, y el médico se ofreció.
El comité suspendió la licencia del Dr. Iscove, pero él niega las acusaciones y planea apelar la decisión. ¿No te parece una auténtica locura tratar de “curar gays” con sexo gay?
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras.
“Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación
Fuente Cromosomax
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